la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


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Semblanza personal de Luisa Richter, por Luis Sedgwick Báez, Caracas, noviembre 2015







Ocurrió a esa hora de la madrugada, una llamada cargada de dolorosa premonición. Me transmitían la noticia de que unas horas antes, Luisa Richter había fallecido. Con una taza de café en la mano, toda una serie de imágenes me invadieron de repente, sin orden cronológico ni de prioridad: emociones de toda una vida, los momentos de euforia, aquellos impregnados de dolor, o de la banal cotidianidad, las vivencias compartidas con una presencia vital, categórica y la de una gran artista.

Conocí  a Luisa el siglo pasado, más aún, en el milenio pasado, a través de unos amigos comunes. Recuerdo con claridad el instante del encuentro, hablaba de la pintura con pinceladas intelectuales y con enfoque filosófico. Hablaba de la luz que la encandiló cuando llegó por primera vez a esta Tierra de Gracia, de cuando el automóvil seguía por los vericuetos de la carretera subiendo hasta Caracas después de haber desembarcado en La Guaira, de la veneración que profesaba por Willi Baumeister, su profesor en la Alemania de la postguerra.

Su “castillo silvestre”, su casa en Los Guayabitos, como lo tildó su amiga Elisa Lerner, fue siempre una suerte de casa abierta, acogedora, donde la anfitriona, sin alardes de protocolo, obsequiaba lo que hubiere: una copa de vino reconfortante, un queso rozagante, una lechosa de sutil textura, una torta de espléndido relleno pues Luisa gustaba siempre de agregar un adjetivo adecuado y oportuno a lo que ofrecía. Su cumpleaños, un 30 de junio, era un ritual de amistad y de diálogo entre sus fieles; rara vez emitía un juicio moral sobre las personas. En las décadas de amistad jamás le pregunté algo de su vida personal, ella tampoco dio pie para ello. Ella siempre intuyó que yo percibía que sufría de una gran soledad y que su oxígeno  y refugio era la pintura, a la que acudía con prontitud y esmero.

Siempre me cuestioné cómo Luisa manejaba el tiempo pues nunca la vi pintando pero sí veía sus nuevos cuadros o sus famosos collages y serigrafías. Una tarde que me acerqué por sus predios, estaba inmersa leyendo a Horacio y me explicaba que quería extrapolar las reflexiones del poeta lírico a sus pinturas... “Y aquél cuadro, es nuevo?” le pregunté. “Sí, es así como interpreto la batalla de San Romano de Paolo Uccello”.

Me viene a la memoria alguna Navidad y Ano Nuevo pasados en su casa. Una vez vino a mi apartamento a cenar y al abrir la puerta me entregó un bastón del emperador arrancado de su jardín y que duró una eternidad. Otra vez, sentado en una banqueta de Grand Central Station en Nueva York, esperando un tren,  veo un  papel en el piso, lo recojo y leo de una venta de un cuadro suyo en una galería. De regreso a Caracas le comunico del hecho y me dice: “ese cuadro fue vendido a……” Cómo las afinidades amicales se truecan en objetos y se aproximan a uno.

He acumulado casi todos los folletos de sus exhibiciones y guardados en el libro “Luisa Richter” editado por Armitano. Con su puno y letra escribió “el libro de la posibilidad de descubrir la aventura de pintar, Luisa para Luis, 28-2-1993.

Con los años su salud se fue convirtiendo en precaria. Era vegetariana y adicta a la homeopatía, su metabolismo rechazaba los remedios tradicionales. Me llamaba y me decía “cuándo subes para un cafecito?” Tengo curiosidad de saber qué se hizo de su diario y del que tantas veces me mencionó.

En estos últimos días después de su partida, sus cuadros en mi apartamento han adquirido una presencia trascendente como para indicarme, para indicarnos, que Luisa no nos ha abandonado.


©Luis Sedgwick Báez









Luis se fue, por Viviana Marcela Iriart, 6 de junio de 2021

 






 

Luis Sedgwick Baez, mi querido y leal amigo, fuente de tanta cultura y conocimientos, se fue. No a cubrir el festival de cine de Toronto, Cannes o Berlín. No a conocer lejanos y exóticos países. No a su casita de la playa en Machurucuto. No a la selva ni al desierto ni a Nueva York ni a Buenos Aires. No a perderse en la escritura o lectura de un libro. No a una exposición de pintura o una obra de teatro. Luis se fue para siempre. El pasado 26 de abril.


Y creo que la mejor manera de recordarlo, de tenerlo siempre presente, es a través de sus palabras, de sus críticas de cine, crónicas de viajes, novelas y obras de teatro.


Luis se fue. Pero su arte, su arte perdurará para siempre. Como su presencia, entrañable para quienes tuvimos la dicha de conocerlo.


Luis se fue, pero nos dejó sus pensamientos plasmados en palabras. Aquí están algunas de ellas.


Querido Luis, esto es para ti.


Y para quienes te queremos.



Toronto: Siete años de cine

Por los lados de Hong Kong

Por los lados de Kavafis

El enigma de Federico, novela (fragmento)

El TIFF y su proyección

Susy Dembo por siempre

Semblanza personal de Luisa Richter

Las tribulaciones de Paco

 

 


© Viviana Marcela Iriart

6 de junio de 2021



CINE: ACIERTOS 2018, por Luis Sedgwick Báez, Caracas, 1 de diciembre de 2018





Taquillas del cine Radio City, Sabana Grande, Caracas, años 60





                                                                      A mis amigos cinéfilos



Es hora de recopilar. Y qué decir del 2018? Mejor pasemos la página ipso facto. Se nos fue Diego Rísquez, pintor de imágenes en movimiento, sus films de autor, algunos icónicos y de culto, era un favorito de los Cahiers du Cinéma; resta su obra para ser estudiada y revalorada. Margot Benacerraf, la gran dama del cine venezolano, fue objeto de un documental Madame Cinéma de Jonathan Reverón, donde ella manifiesta su visión del mundo cinematográfico, con jugosas anécdotas,  siempre al día, siempre en apoyo a la nueva camada de cineastas del país, a sus nuevos talentos. No olvidemos que Madame Benacerraf fue fundadora de la Cinemateca Nacional. Después de décadas elaborando este listado, hoy pongo punto final. Son capítulos que se van cerrando. Los films los vi por aquí, por allá, uno quisiera abarcarlos todos: son voluntades inalcanzables. Un amigo del Hollywood Reporter me decía  que dejó de hacer crítica cuando fue contratado para hacer un film y se dio cuenta de toda la parafernalia involucrada en preparar una escena para que después un crítico, en un desplante lapidario, destrozara con un escrito,  un film. Pero la crítica es así.  “Dios te libre, lector, de prólogos largos “decía Quevedo. Ojalá que el 2019 nos sea favorable para todos. Vale.



 
Margot Benacerraf con Pablo Picasso y Luis Buñuel (derecha)


Diego Rísquez




1)    Roma (México) de Alfonso Cuarón.  Filmada en su propio país, Cuarón retorna a sus fueros en quizás su mejor film hasta la fecha. Asoma como una postura personal, semi autobiográfica sobre una familia disfuncional, el esposo, médico, abandona el hogar y su esposa, inquieta, presiente la soledad y una empleada (Yalitza Aparicio) preocupada en convertirse en madre soltera. Un film de múltiples lecturas, una recreación del México de 1970 (la masacre de Corpus Christi en 1971), de la forma de pensar, actuar de sus distintas clases sociales. Admirable desde cualquier ángulo que se estudie. La escena en la playa es antológica. En blanco y negro que le otorga al film una pátina de trascendencia. León de Oro, Venecia.








2)    Never look away  (Alemania) de Florian Henckel von Donnersmark. Es ante todo una mirada, una postura,  de lo que representa el arte vis- á-vis a la política y hacia uno mismo. Kurt (el carismático Tom Schilling) queda impactado cuando su tía lo lleva a un museo para ver el “arte decadente” de los artistas en la época de los nazis y cuando su familia se manifiesta opuesta al régimen. Con el tiempo, Kurt empieza a pintar el “realismo socialista” propulsado por el régimen comunista. Se enamora, su suegro (Sebastian Koch, en una convincente actuación) fue un médico que colaboró con los nazis en la eliminación de aquellos enfermos considerados “indeseables” pero ahora, acoplado al poder soviético. Sólo cuando Kurt y su esposa se trasladan al otro lado del muro, reconocerá el tipo de pintura al cual se dedicará pues podrá crear en libertad y sin cortapisa ideológica, un arte auténtico sin engañarse a sí mismo. De 188 minutos de duración y basado en la vida de Gerhardt Richter, es un film de primera línea.


 






3)     La ceniza es del blanco más puro (China) de Jia Zhang-Ke. Abarcando el período 2001-2008, seguimos los pasos de Qiao (Zhao Tao, en una extraordinaria actuación) que vive en un pueblo de declive económico, con un novio gangsteril que forma parte de la hermandad del delito. Ambos son conducidos a la prisión y al salir, el país no es el mismo, ni ellos tampoco. Una lúcida mirada a un país en continuos cambios (una constante del director) y conservando una misma ideología.








4)     Guerra Fría (Polonia) de Pawel Pawlinoswski. En la Polonia de 1946, un grupo de jóvenes con prontuario criminal es enviado a un centro donde les enseñan cantos y danzas folclóricas para presentarse en el bloque soviético. Zula (Joanna Kulig), una cantante, se enamora de Wiktor (Tomasz Kot) el director musical, relación que los lleva a varios países a través del tiempo, con sus respectivos bemoles emocionales y cambios de pareja. Con una sorprendente fotografía en blanco y negro donde la atmósfera adquiere una poesía visual única y con actuaciones de altura. Del mismo director del inolvidable “Ida”. Mejor director, Cannes.






5)    Si la calle Beale hablara (EEUU) de Barry Jenkins. Su segundo largometraje después del aclamado “Moonlight”, es la historia de una paraje afro-americana, ella (Kiki Layne) espera un hijo mientras él (Stephan James) cumple prisión por una violación que no cometió en los EEUU de los 1960, de segregación racial e injusticia hacia la comunidad negra. Una historia de amor, de una inmensa tristeza a flor de piel y resignación.







6)    Rojo (Argentina) de Benjamin Naishatat. Con un estupendo guión de él mismo, nos ubicamos en la Argentina de 1975, el film se centra en una familia de provincia, un abogado (Darío Grandinetti) y su esposa (Andrea Frigerio), una ama de casa y su hija (Laura Grandinetti) que estudia teatro. Se oyen rumores, personas desaparecen, otras se pasan a la clandestinidad. Subyace en cada instante una sensación de desconfianza, de angustia. Aparece un detective chileno (Alfredo Castro), con delirios bíblicos, investigando una desaparición, tal vez un asesinato. Un golpe de estado se está gestando. Estupendamente bien dirigida y actuada, todos los personajes poseen un toque de locura.







7)    Girl (Bélgica) de Lukjas Dhont. Lara (Viktor Poister) es una adolescente en cuerpo masculino. Hace lo indecible para proseguir su carrera de bailarina clásica hasta el punto que su físico se resiente. Toma hormonas, sicológicamente se siente en condiciones para proseguir con la operación que la convertirá en mujer. Recibe las burlas constantes de sus colegas de clase pero no se amilana. Su padre, un taxista, la apoya sin reparos y acepta su condición. Ganadora de la Cámara de Oro en Cannes como primer film, es un trabajo magnífico, con un enfoque sobrio, sin estridencias, sobre la cotidianidad de Laura, sus angustias, sus temores: la procesión va por dentro.









8)    Burning (Corea del Sur) de Lee Chang-Dhong. Un joven solitario cuyo padre cumple sentencia en prisión, conoce a una chica de antigua data, se infatua con ella, ella debe partir al África y de regreso la recoge en el aeropuerto pero viene con un muchacho mucho mayor que ella y de sólida posición económica, contraria a la de él, algo que representa un obstáculo para una relación estable con ella. Con escasos pero contundentes diálogos que reflejan situaciones, estados de ánimo, una atmósfera opresiva que va carcomiendo paulatinamente al alma del joven, culminando en un desenlace imprevisto. Premio Fipresci, Cannes.







9)   Viudas (Gran Bretaña)  de Steve Mcqueen. Adaptada de una serie televisiva británica de 1980 y de “Gone Girl” de Gillian Flynn, aquí vemos a Verónica (la siempre espléndida Viola Davis) viviendo en Chicago una vida plena con su pareja (Liam Neeson) que es en realidad un extorsionista. Cuando su plan falla y desaparece, la vida de Verónica se desmorona como también de las otras 3 viudas afectadas en el plan fallido. Aparecen mafiosos tratando de recuperar el dinero perdido, políticos inescrupulosos (Colin Farrell, Robert Duvall) lidiando en vericuetos electorales. Un film de acción a lo James Bond, un thriller que nunca decae y un enfoque inteligente. Altamente comercial y con el beneplácito de la crítica.





10)    Nace una estrella (EEUU) de Bradley Cooper. El film invita comparación con sus tres versiones anteriores y  sobre todo con las actuaciones de Judy Garland y Barbra Streisand. Jack (Bradley Cooper) es un músico popular, alcohólico y drogadicto que por arte del destino conoce a una aspirante a cantante (Lady Gaga). Ella entra a su mundo de conciertos, fiestas, notoriedad,  pero poco a poco emerge con voz y personalidad propias que lo va eclipsando. La química entre ambos es indiscutible, Bradley Copper tiene buena voz y dirige bien y Lady Gaga es la verdadera revelación. Su presencia acapara la pantalla: tierna, vulnerable, explosiva.






Mejor director: Alfonso Cuarón por Roma





Mejor actriz: Nicole Kidman por Destructora (EEUU) de Karyn Kusama




Mejor actor: Marcello Fonte por Dogman (Italia) de  Matteo Garrone






Crítico de Cine. Escritor
Caracas, 1 de diciembre de 2018





Lee sus artículos en su libro "Toronto 7 años de cine: 2010-2016".







El TIFF y su proyección por Luis Sedgwick Báez, 6 de octubre de 2018








El Festival Internacional de Toronto (TIFF) llegó a su 43 aniversario. Su presidente, Piers Handling anunció su retiro hace algún tiempo. Bajo su égida el TIFF se ha convertido en lo que es: uno de los mejores festivales, y para algunos, el mejor, por su programación, selección, proyección. También, repentinamente, Michéle Maheux, segunda a bordo y factótum sin discusión, anunció su retiro. Ambos fueron reemplazados por Joana Vicente (nacida en Portugal) que compartirá tareas con Cameron Bailey, antiguo Director artístico.



Joana Vicente 


Toronto fue escogida una vez más  por “The Economist” como una de las diez ciudades con mayor calidad de vida en el mundo. Al mencionar tal honor a sus ciudadanos me responden con un gesto de indiferencia. Al comentar tal actitud con Carmel Winters, una irlandesa cuyo film “Flota como una mariposa” ganó el premio Fipresci en la sección “Descubrimiento” me respondió: “Cuando en los países las cosas van bien, estos elogios no tienen importancia”.  Si lo sabremos nosotros.

En el camino a recoger mis credenciales me encuentro con un ‘indigente’ sentado en la acera con un cartel que rezaba “necesito dinero para cerveza y marihuana”.





 

Marcello (Marcello Fonte, ganador del premio al mejor actor en Cannes) cuida perros, vende cocaína y se reúne con amigos del bajo fondo. Ingenuo y de pocas luces, no moraliza sobre su entorno inmediato. “Dogman” (Italia) de Matteo Garrone (aquél de “Gomorrah”) logra en imágenes proyectar una atmósfera sórdida, impregnada de una violencia exacerbada (el signo de los tiempos) y realista en los gestos de los personajes. Sobresale a ultranza por su presencia Marcello Fonte en una actuación memorable, de preclara intensidad.

Como decía F.Scott Fitzgerald “Las películas tienen una gramática particular, como la política, la producción de automóviles, o la sociedad”.






H Kore-Eda ha sido siempre un puntal en los festivales. Esta vez “Ladrones de tiendas” (Japón) se llevó la Palma de Oro en Cannes. Su enfoque se concentra en las relaciones familiares, la autoridad paterna, la sicología de la mujer, el comportamiento de los hijos. Aquí la cámara se adentra en una casa donde viven 5 personas, arrimados en una pocilga, mientras que paulatinamente la historia se va aclarando en una “familia improvisada” pues los lazos de sangre son en realidad “adoptados”. Kore-Eda logra, brillantemente, plasmar en imágenes el hacinamiento cotidiano, salpimentado con observaciones sobre la muerte y la vida misma.





Michael Moore, un personaje por siempre controversial (me tropecé con él en uno de los corredores del TIFF) ha mantenido, a través de sus documentales, una línea firme, como así en su política e ideología, sin digresiones por el camino: a favor de los desposeídos, de los marginados por la sociedad, en contra de los grandes capitalistas, en contra de la injusticia.

“Farenheit 11/9” (EEUU) se aboca en analizar la llegada de Donald Trump al poder y las circunstancias que lo llevaron al poder y en el interin pone el dedo en la llaga sobre la contaminación del agua en Flint, Michigan (sitio donde nació) y que las autoridades negaron durante bastante tiempo, la matanza en un colegio en la Florida (donde los estudiantes llevaron luego la batuta organizando marchas contra la tenencia de las armas). El film es puro Michael Moore y su extraordinaria percepción del mundo que nos rodea.






La Fipresci escogió “Guerra Fría” (Polonia) de Pawel Pawlikowski como uno de los 4 mejores films de 2018 (estará en mi acostumbrada lista!!) En la Polonia de 1946, un grupo de jóvenes con prontuario criminal es enviado a un centro donde les inculcan cantos y danzas folclóricas para presentarse en los países del bloque  soviético. Una cantante, Zula (Joanna Kulig) se enamora de Wiktor (Tomasz Kot)  el director musical del centro, relación que los lleva,  a varios países  a través del tiempo, con sus respectivos bemoles emocionales y cambios de pareja. Con una fotografía en blanco y negro donde la atmósfera adquiere una poesía visual, única, y con actuaciones a la altura.






Basado en la vida de Gerhard Richter, su infancia y juventud en la Alemania del Este y su posterior traslado al otro lado del muro “Never look away” (Alemania) de Florian Henckel  von Donnersmarck (el de “La vida de los otros” de 2006), es ante todo una mirada y una postura de lo que representa el arte vis-á-vis con la política y con uno mismo. Kurt (el carismático Tom Schilling) queda impactado como párvulo cuando su tía lo lleva a un museo para ver “el arte decadente” de los artistas en la época nazi, sabiendo que su familia es opositora al régimen. Con el tiempo, Kurt comienza a pintar “el realismo socialista”, propulsado por el sistema comunista. Se enamora, su suegro (Sebastian Koch, de convincente actuación) fue un médico que colaboró con los nazis en la eliminación de aquellos enfermos considerados  “indeseables”, pero ahora acoplado, por oportunismo, al régimen soviético. Sólo,  cuando Kurt y su esposa se trasladan al Oeste, reconocerá cuál será el tipo de pintura al que se dedicará, pues podrá crear en libertad y sin cortapisa ideológica un arte auténtico sin engañarse a sí mismo. De 188 minutos de duración, es un film de primera línea.






Me recomendaron ir temprano. Hora y media de cola, pero la espera resultó fructífera. Fue uno de los films más anticipados del TIFF. “Nace una estrella” (EEUU) de Bradley Cooper invita comparación con los otros tres del mismo título y más aún con las actuaciones de Judy Garland y Barbra Streisand. Jack (Bradley Cooper) es un cantante popular,  alcohólico y drogadicto, que por arte del destino conoce a una aspirante a cantante (Lady Gaga)  y se enamoran. La química entre ambos es indiscutible, Bradley Cooper tiene buena voz, dirige muy bien las escenas de concierto y Lady Gaga es una verdadera revelación, su presencia acapara la pantalla: tierna, vulnerable, explosiva. Un film altamente comercial y que lleva el beneplácito de la crítica.





Qué decir del último Godard? “El libro de las imágenes” (Francia) es un collage de imágenes, extraídos de conocidos films, con sus respectivos comentarios, de textos de autores o de Godard mismo. Siempre a la vanguardia (estas imágenes el director las digitaliza y les pone como una suerte de cloro encima) es una excusa para mostrar que no se queda atrás en la tecnología cinematográfica. Mucha de la gente se salía de la sala.








Lara (Viktor Poister) es una adolescente en cuerpo masculino. Hace lo indecible para proseguir su carrera de bailarina clásica, hasta el punto que su cuerpo se resiente. Toma hormonas y sicológicamente se siente en condiciones para proseguir con la operación que la convertirá en mujer.  Recibe las burlas de sus colegas de ballet pero no se amilana. A su favor cuenta con un padre comprensivo, un taxista. Ganadora de la Cámara de Oro en Cannes como primer film,  “Girl” (Bélgica) de Lukas Dhont es un film magnífico, con un enfoque sobrio, sin estridencias, sobre la cotidianeidad de Lara, sus angustias, sus temores: la procesión va por dentro.





Gaspar Noé gusta de provocar, Recordemos el polémico “Irreversible”. Basado en hechos reales  en “Climax” (Francia), el espectador penetra en un salón después de una sesión de bailes frenéticos cuando  alguien del grupo  colocó, sin que nadie se diera cuenta,  LSD en la sangría con un resultado apocalíptico: un desenfreno total. De una morbosa violencia, muy bien dirigido, no en vano el film fue incluido en la sección ‘Locura de medianoche”.







Muy anticipada resultó “Si la calle Beale hablara”  (EEUU), el 2do largometraje de Barry Jenkins después que ‘Moonlight” ganara el Oscar como mejor film. La historia de una pareja, ella (Kiki Layne) espera un hijo mientras  él (Stephen James) cumple prisión por una violación que no cometió en los EEUU de 1960 de segregación racial e injusticia hacia la comunidad negra. Un film de amor impregnado de una inmensa tristeza a flor de piel y resignación.







También basado en hechos reales, sobre el robo perpetrado en el Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México, extrayendo piezas fáciles de transportar y de valor incalculable, es lo que vemos en “Museo” (México) de Alonso Ruizpalacios, ganador del mejor guión en el Festival de Berlín. 2 novatos (Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris) proceden sin dificultad al sortear sin problemas los mecanismos de seguridad para robar las piezas arqueológicas. La tarea ardua, después, es venderlas. Sin noción alguna de las reglas  de juego del mercado de arte internacional y más aún, de obras catalogadas, el film ilustra lo que significa defender el patrimonio cultural de un país, lo que representa el robo de piezas llevadas luego a los museos internacionales como resultado de guerras, excavaciones ilegales, etc. y que se justificaban como parapeto para “salvarlas de la destrucción”. Un film ameno, que no decae  e instructivo.






He seguido con fruición la trayectoria de Xavier Dolan,  el “wunderkind” del cine del Canadá. Sus films, originales, profundos y provocadores tienen la impronta de su sello personal, en la historia, en las imágenes, en los diálogos. En “La muerte y vida de John F. Donovan” (Canadá) un niño de 11 entabla correspondencia con un actor célebre (Kit Harington, el de la “Guerra de Tronos”) y a través de las cartas sabemos de su vida conflictiva, depresiva  y misteriosa.



Una decepción resultó “Nuestro tiempo” (México) de Carlos Raygada. Por respeto a su  respetable director (hace tiempo nos trajo su importante “Japón”) estuve sentado 3 horas. Tantas escenas innecesarias, prolongadas. Un poeta (el propio Raygada) se ocupa de su hacienda,  de sus caballos,  de sus toros, es además un  “voyeur”. En complicidad con un amigo norteamericano lo conmina a tener relaciones sexuales con su esposa  (Natalia López, su propia esposa), filmando las escenas. Al descubrir tal procedimiento  le sobreviene una catarsis  en un soliloquio donde desembucha todo lo que significa ser mujer en un matrimonio,  ser mujer en el día a día, mientras la cámara sobrevuela la ciudad de  México en la mejor escena del film.






Nos ubicamos en Argentina en 1975. Un golpe de estado se está gestando. “Rojo” (Argentina) de Benjamín Naishtat, con un estupendo guión de él mismo, se centra en una familia de la provincia. Un abogado (Darío Grandinetti), una ama de casa (Andrea Frigerio) y una hija (Laura Grandinetti) que estudia teatro. Se oyen rumores, personas desaparecen, otras se pasan a la clandestinidad. Subyace a cada instante una sensación de desconfianza, de paranoia, de angustia.  Aparece un detective chileno (Alfredo Castro), con delirios bíblicos, contratado para investigar una desaparición, tal vez un asesinato. Estupendamente bien dirigida y actuada, todos los personajes poseen un toque de locura, uno de los mejores films vistos en TIFF.





“La ceniza es del blanco más puro” (China) de Jia Zhang-Ke abarca el período 2001-2018 donde seguimos los pasos de Qiao (Zhao Tao, en una extraordinaria actuación) que vive en un pueblo de declive económico, con un novio gansteril que forma parte de la hermandad del delito. Ambos son conducidos a prisión y al salir, el país no es el mismo, ni ellos tampoco. Una mirada lúcida a  un país en continuos cambios (una constante del director) y una misma ideología.

China también estuvo representada por Chen Kaige “La leyenda del gato endemoniado” y Zhang Yimou “Sombra”, ambos films de corte épico, visualmente impactantes.






Filmada en su propio país, Alfonso Cuarón retorna a sus orígenes con  “Roma” (México), el mejor film que vi en TIFF.  El film asoma como una postura original, semi autobiográfica. Una familia, sabemos luego que es disfuncional, un esposo, médico,  que abandona el hogar y una esposa que comienza a sentir la soledad, una empleada (Yelitza Aparicio), preocupada en convertirse en madre soltera. Un film de múltiples lecturas, una recreación de México en 1970 (la masacre de Corpus Christi en 1971), y  de la forma de pensar y  actuar de las distintas clases sociales. Admirable desde cualquier ángulo que se vea y analice, su film más personal y León de Oro en Venecia. En blanco y negro que le otorga al film una pátina de trascendencia.


Vi 34 films, imposible escribir sobre todos. Vale!



Crítico de Cine. Escritor

Lee sus artículos en su libro "Toronto 7 años de cine: 2010-2016".