Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

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la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Semblanza personal de Luisa Richter, por Luis Sedgwick Báez, Caracas, noviembre 2015







Ocurrió a esa hora de la madrugada, una llamada cargada de dolorosa premonición. Me transmitían la noticia de que unas horas antes, Luisa Richter había fallecido. Con una taza de café en la mano, toda una serie de imágenes me invadieron de repente, sin orden cronológico ni de prioridad: emociones de toda una vida, los momentos de euforia, aquellos impregnados de dolor, o de la banal cotidianidad, las vivencias compartidas con una presencia vital, categórica y la de una gran artista.

Conocí  a Luisa el siglo pasado, más aún, en el milenio pasado, a través de unos amigos comunes. Recuerdo con claridad el instante del encuentro, hablaba de la pintura con pinceladas intelectuales y con enfoque filosófico. Hablaba de la luz que la encandiló cuando llegó por primera vez a esta Tierra de Gracia, de cuando el automóvil seguía por los vericuetos de la carretera subiendo hasta Caracas después de haber desembarcado en La Guaira, de la veneración que profesaba por Willi Baumeister, su profesor en la Alemania de la postguerra.

Su “castillo silvestre”, su casa en Los Guayabitos, como lo tildó su amiga Elisa Lerner, fue siempre una suerte de casa abierta, acogedora, donde la anfitriona, sin alardes de protocolo, obsequiaba lo que hubiere: una copa de vino reconfortante, un queso rozagante, una lechosa de sutil textura, una torta de espléndido relleno pues Luisa gustaba siempre de agregar un adjetivo adecuado y oportuno a lo que ofrecía. Su cumpleaños, un 30 de junio, era un ritual de amistad y de diálogo entre sus fieles; rara vez emitía un juicio moral sobre las personas. En las décadas de amistad jamás le pregunté algo de su vida personal, ella tampoco dio pie para ello. Ella siempre intuyó que yo percibía que sufría de una gran soledad y que su oxígeno  y refugio era la pintura, a la que acudía con prontitud y esmero.

Siempre me cuestioné cómo Luisa manejaba el tiempo pues nunca la vi pintando pero sí veía sus nuevos cuadros o sus famosos collages y serigrafías. Una tarde que me acerqué por sus predios, estaba inmersa leyendo a Horacio y me explicaba que quería extrapolar las reflexiones del poeta lírico a sus pinturas... “Y aquél cuadro, es nuevo?” le pregunté. “Sí, es así como interpreto la batalla de San Romano de Paolo Uccello”.

Me viene a la memoria alguna Navidad y Ano Nuevo pasados en su casa. Una vez vino a mi apartamento a cenar y al abrir la puerta me entregó un bastón del emperador arrancado de su jardín y que duró una eternidad. Otra vez, sentado en una banqueta de Grand Central Station en Nueva York, esperando un tren,  veo un  papel en el piso, lo recojo y leo de una venta de un cuadro suyo en una galería. De regreso a Caracas le comunico del hecho y me dice: “ese cuadro fue vendido a……” Cómo las afinidades amicales se truecan en objetos y se aproximan a uno.

He acumulado casi todos los folletos de sus exhibiciones y guardados en el libro “Luisa Richter” editado por Armitano. Con su puno y letra escribió “el libro de la posibilidad de descubrir la aventura de pintar, Luisa para Luis, 28-2-1993.

Con los años su salud se fue convirtiendo en precaria. Era vegetariana y adicta a la homeopatía, su metabolismo rechazaba los remedios tradicionales. Me llamaba y me decía “cuándo subes para un cafecito?” Tengo curiosidad de saber qué se hizo de su diario y del que tantas veces me mencionó.

En estos últimos días después de su partida, sus cuadros en mi apartamento han adquirido una presencia trascendente como para indicarme, para indicarnos, que Luisa no nos ha abandonado.


©Luis Sedgwick Báez









José Pulido entrevista a Luis Beltrán Prieto Figueroa: “Para mí un poema es una cosa seria”, El Nacional, Caracas 21 de enero de 1982

 



El gigante de ochenta años se derrumba suavemente en el sillón de su casa y sus manos, grandes como águilas, planean hasta quedarse quietas esperando una orden. Un arco azul aparece en sus ojos castaños, las cejas se volvieron blancas para complementar esta transformación, aunque el gigante sigue siendo grande, derecho. Choca sus dientes y un sonido se va convirtiendo en palabra: "escribo poemas desde la adolescencia. Aún existen varios libros que no se publicaron nunca".

Luis Beltrán Prieto Figueroa ha entregado su larga vida a la lucha por un ideal político, sacrificando quizás la felicidad de dedicarse por entero a la poesía y la literatura, aunque ello no le molesta en lo más mínimo. Hoy está viviendo una etapa en la cual todo lo que hace le sabe a infancia de mar, a su isla: oye el oleaje, escucha a los pescadores, los peces se mueven en su sangre y una sirena, jamás vista, canta en las grutas de su pecho. El gigante huele a colonia de vieja barbería.

 Actualmente escribe, entre otras cosas, el poemario Islas de azul y viento.

-Los poemas míos -dice- son expresiones de vivencias interiores que me incitan a escribir. Salen, pero de la primera escritura a la última hay un trecho. A medida que va pasando el tiempo van siendo revisados y cambiados porque la autocrítica no me deja tranquilo nunca, y hay una pelea con las palabras y las formas que hacen del poema un cuerpo vivo que se defiende de las posibles agresiones que yo pueda hacerle en ese constante cambiar y revisar… para mí un poema es cosa seria.

 

Cierra los ojos y piensa un momento. Da la impresión  de que un segundo suyo es del tamaño de un minuto de los demás: así lo vive, así lo consume.

Su voz se detiene en algunas palabras y en otra avanza con rapidez. Hay palabras que disfruta de la misma manera que la boca de un niño derrite un trozo de chocolate.

 

-No tengo de la poesía un concepto ligero y circunstancial, sino que pienso, como decía Goethe que el poema puede esperar. Por eso tardé tanto tiempo en publicar versos. Mi primer libro de poemas Mural de mi ciudad se publicó cuando cumplía 73 años.


Su libro Verba mínima ha sido un libro con suerte, de acuerdo a lo que indica el doctor Prieto Figueroa: la revista italiana Spirale publicó tres poemas que figuran en esa obra.

 -¿Por qué hay poesía que no llega a la gente? -La pregunta pasa entre dos objetos que parecen tener en ese instante algún significado: una escultura humilde y fea que mira hacia la única flor abierta en la sala de estar de la casa. Una flor magenta que parece una copa o una bailarina danzando de cabeza.

-Lo que pasa con la poesía -explica-  es que algunos poetas tienen como una especie de reserva espiritual y no descubren en su poesía cuánto sienten o cuánto piensan. Se conforman con decirlo para ellos o para un reducido grupo. Para mí la poesía es un mensaje y el mensaje debe llegar limpio a las personas que lo reciben. No crítico ninguna forma de expresión poética ni me abstengo de leer a los poetas herméticos, porque aun cuando cueste trabajo llegar al fondo del pensamiento de esos poetas, siempre encontramos algo nuevo o novedoso en ellos.

 

Cuenta como ejemplo que a Neruda cuando le preguntaron en una ocasión el significado de un poema respondió "cuando lo escribí yo sabía lo que decía, ahora no lo sé".

 Prieto se ríe y comenta: "De tal manera que el poeta tiene hasta ese privilegio, de no saber lo que significan sus propios versos".

 -En la época actual ¿siente menos interés hacia la poesía?

 -No. Cada época tiene sus fórmulas y su manera de decir las cosas. El hombre siempre tiene necesidad de ponerse en contacto con el mundo que lo rodea y con las personas de ese mundo. Hay que encontrar la forma o la manera de hacerlo… no todos saben  cómo hacerlo. El manejo del idioma es muy difícil y decir lo que uno quiere es un trabajo muy serio, porque si alguna cosa es reticente es la palabra.

 

Se queda en silencio, que es un gran silencio de un segundo y prosigue porque se le ocurre que el tema tiene sus aspectos interesantes: "En Venezuela hay mucho poeta joven que escribe cosas para comunicarse con la gente de su generación. A veces forman pequeños círculos en los cuales se discute o se lee poesía… pareciera que algunos se conforman con que su grupo los entienda. El viejo refrán de que al hijo mudo la madre lo entiende parece presidir las formas expresivas. Pero mejor que ser mudo es ser hablantinoso.

 

Suelta una carcajada que conmociona su  talla de montaña, sus manos que parecen águilas se baten y la flor magenta mueve la falda de bailarina al revés.

Prieto Figueroa no está de acuerdo en que Venezuela no es un país de novelistas. Una novela es un cuento largo y quien es cuentista es novelista. Sostiene que el venezolano busca en el exterior lo que tiene en su casa, para aludir a la existencia en nuestro país de buenos, aunque pocos novelistas.

 "La lucha de cada generación o de cada grupo literario por negar lo que otros hicieron gasta la energía creadora, perdiendo la literatura nacional en vez de ganar. En Venezuela se estudia muy poco la literatura venezolana, y en los trabajos que se realizan en la Escuela de Letras de la UCV se nota la ausencia de estudios penetrantes sobre la vida literaria nacional. Los jóvenes escriben sobre poetas y novelistas extranjeros porque pareciera que eso le agrega prestigio a su futura labor de escritores", expresa Luis Beltrán Prieto Figueroa.

 

En la imprenta de la ULA hay ahora un libro suyo con cuatro ensayos sobre Neruda, Paz Castillo, Luis Barrios Cruz y Andrés Eloy Blanco.


-Yo ocuparé en la Academia de la Lengua el sillón de la letra K que correspondía a Fernando Paz Castillo: esto me satisface más que el hecho de ocupar un puesto en la Academia.

 

El trabajo que editará la ULA apareció publicado como homenaje a Paz Castillo con motivo de los 88 años del poeta, quien tres meses después de la publicación del ensayo murió.

 

-En esta etapa de su vida ¿qué le ilusiona más?

 Aclara que no es lo que más le ilusiona, sino "más bien lo que me interesa más"

 -En este momento yo tengo dos clases de interés: los intereses políticos por la creación de un mundo mejor, donde la libertad y la satisfacción de las grandes necesidades del hombre puedan alcanzarse en un mundo liberado de las presiones del capitalismo agobiante. Yo aspiro a la creación para Venezuela y para todos los países de América de una democracia socialista. El otro interés es el que ahora desarrollo: trabajo intensamente en la revisión y nueva redacción de mis notas de clase y en la revisión y complementación de libros de educación. Hay algunos otros trabajos de inaplazable revisión como los originales de mi libro Teoría y táctica de la educación popular en América. Este empeño mío en terminar esas obras y en revisar otras obedece a mi propósito de servir al desarrollo de la educación y cultura en Venezuela.

 

Sostiene que se empeña en suministrar a las nuevas generaciones materiales que sirvan para la discusión y para la búsqueda de una visión más acorde con el desarrollo del país, "que nos dé significación cultural en el porvenir".

 

-La lucha política me apasiona, puede decirse que es una parte del aire que respiro, pero cada día noto que las nuevas generaciones están interesadas en lo que se ha llamado la despolitización, que no es otra cosa que una vía abierta para el enriquecimiento fácil y sin ninguna clase de compromiso con el país. Despolitizarse es apartarse del mundo contemporáneo. Hay gente que tiene reservas hacia la política y los políticos porque muchos se disfrazan como políticos para facilitar su comercio en la vida pública y enriquecerse sin hacer inversiones… Otros creen que la política es una forma subrepticia  de practicar la inmovilidad, pero ética y política nacen juntas.

 Prieto murmura un instante después: "Siempre habrá gente corrompida. No en vano Moisés, en el decálogo, prohibía el robo pero analizando ese decálogo, llegamos a la conclusión de que estaba hecho para la defensa de los intereses de la casta dominante, que en ese momento eran los criadores y agricultores, por eso el robo de ganado acarreaba la pena de muerte".

 -¿Sigue sin creer en Dios, sin verlo?

 -He visto a un hombre por ahí que se llama Dios.

 

Se pone de pie hasta arriba, riéndose. Había dicho en un momento de su conversación que la reforma del Código Civil no cambiará la posición del hombre hacia la mujer a menos que haya un cambio cultural.

 Su figura oscurece la puerta abierta e iluminada de la casa. Dice adiós con una mano de vuelo pesado. Se queda con una sonrisa que es sostenida por un oleaje de sonidos: "ajajajaj" y que no se borra, se oculta, mientras el gigante con el cerebro joven va a sus papeles, a construir con palabras ese país que tanto desea desde que sus ojos eran castaños y que alguna generación habrá de disfrutar alguna vez.

 Parece sonar entre sus dientes la palabra que tanto mastica su espiritualidad:

-Porvenir…

 

 

José Pulido

El Nacional, Caracas 21 de enero de 1982

Fuente: José Pulido



Foto de Gabriela Pulido



Nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.Vive en Génova, Italia.

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. 
Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com


Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores.




 

 

 

José Pulido entrevista a Manuel Scorza: “Estoy cansado” / El Nacional, Caracas, 19 de octubre de 1981

 

 La ternura enredada. 7 poemas de Manuel Scorza - Vallejo & Co. | Revista  Cultural - POESÍA - FOTOGRAFÍA - NARRATIVA - CINE - MÚSICA - TEATRO - ARTES  - PLÁSTICAS - CREACIÓN - CAJÓN DE SASTRE

 

- Estoy cansado porque anteayer terminé mi nueva novela –explica el escritor peruano Manuel Scorza, cara de indio nuevo, lentes de escritor antiguo, conversar futurista.

Su reloj marca un cuarto para las once.

"La Danza inmóvil" es el título de la novela. "Es una novela de amor cuya acción transcurre la mitad en París y la otra en una selva latinoamericana", dice. "La narrativa plantea un conflicto moral entre dos hombres que deben elegir amor y revolución y mueren envidiando el destino del otro". Explica.

Señala que en la obra hay una metáfora, que no devela, porque espera que los lectores la perciban. Comenta que se encuentra en una nueva etapa como escritor.

Es un hombre humilde y respetuoso, que de pronto se inclina para confesar un disgusto que le incomoda: "He sido estafado sistemáticamente por la editorial Monte Ávila, que faltó a su compromiso conmigo: no cumplieron el contrato, se niegan a pagarme mi derecho de autor y continúan vendiendo impunemente mis libros".

Explica que esto no tiene nada que ver con su amistad por Venezuela y los escritores venezolanos y que es un problema del cual está al margen el Estado venezolano.

-Se niegan a pagarme mi derecho de autor y se trata de un acto público de menosprecio hacia el escritor, por parte de una editorial que no necesita maltratar a un escritor para ganar dinero- dice.

 Entre otros libros publicados por Monte Ávila, de Manuel Scorza, están "Redoble por Rancas", "Garabombo el invisible", y "Canto de Agapito Robles".

 -Juan Liscano me escribió diciéndome que se han vendido muchos; más que otros libros de autores famosos. El contrato se ha rescindido pero continúan vendiendo mis libros y no me pagan- apunta Scorza.

 "Vamos a dejar eso de lado", exige, después de pedir que le entregue al ministro Pastori una carta donde explica el caso.

 - ¿Qué etapa vive la literatura latinoamericana? –le preguntamos.

 -Una etapa de poderosísima expansión, que obedece a varios hechos, entre otros,  a una enorme energía de nuestras vidas que necesita fantasía, porque es imposible vivir como uno quisiera... por esa razón es que uno vive imaginariamente las cosas- responde.

 Para Scorza la literatura latinoamericana es nuestra filosofía: es la única zona del pensamiento que ha logrado liberarse de la imitación de modelos exteriores. "La literatura nuestra es una visión de América más real que la de las ciencias sociales y la del mismo periodismo", opina.

 -Nuestra literatura –acentúa- es una descripción empírica de la realidad y por eso es más exacta.

 Scorza dice que la literatura es el tribunal supremo de apelación histórica, donde se juzgan las causas perdidas en la opinión pública nacional: "Cuando un caso se cierra en un país, se reabre en la literatura y es incallable porque se repite en 32 idiomas".

 En Perú hay silencio sobre su obra, cuando el mundo entero se hace eco de lo que hoy es una novelística con personalidad propia.

-Estoy condenado a un silencio total desde la izquierda y la derecha porque he reivindicando mi derecho a pensar independientemente y a no pensar por la cabeza de otro- expresa.

 De pronto da la impresión de que se siente como Garabombo el invisible: camina en silencio, escribe en silencio, saluda si lo saludan y se le nota lo indio en la digna humildad que lleva a cuestas.

 Es famoso pero nadie lo conoce: todos piensan que Manuel Scorza vive en primera plana, posee casa en París y tiene un Rolex. La realidad es que vive en Lima, no lo entrevistan y su reloj es muy barato: todavía tiene un cuarto para las once.

 

 ©José Pulido

El Nacional, 19 de octubre de 1981

 

(En la madrugada del 27 de noviembre de 1983, el vuelo 011 de Avianca que había salido de París hacia Bogotá, hacía escala en Madrid. Era la una de la mañana y el Boeing 747 de Avianca estaba bajando pero una de las alas del avión tocó la pista y la nave se estrelló quedando boca arriba. Se salvaron once pasajeros -sí, como el número del vuelo- y fallecieron 181 personas, entre las cuales estaban Marta Traba, Ángel Rama y Manuel Scorza).

 

 Fuente: José Pulido




Foto de Gabriela Pulido



Nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945. Vive en  Génova, Italia.

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. 
Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com


Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.

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Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores




 

 

 

 


UNA PASIÓN FRANCESA PARA USLAR PIETRI / José Pulido, El Universal 21 de febrero de 1997




La entrevista que le hice en 1997 cuando cumplió 91 años de edad.








Una alta y enorme ola de libros se eleva y parece a punto de caerle encima. Arturo Uslar Pietri, escritor de 91 años de edad, mencionado varias veces como candidato al Premio Nobel, va de un lado a otro de la biblioteca con una agilidad muy especial.

Podría movilizarse allí con los ojos cerrados: es el lugar donde pasa más tiempo. Busca datos, notas, párrafos, recuerdos, olores de tintas, aromas de rincones. En algún momento del día debe hablar consigo mismo preguntándose o respondiéndose inquietudes relacionadas con la existencia suya. Ha sido un hombre encerrado en una especie de fortín: Casi nunca sale de allí. Únicamente su voz y sus opiniones lo hacen. Sus libros, sus ideas, sus declaraciones: Uno solo de sus libros debe haber recorrido más calles de Caracas que él.

Sin embargo, en estos días tiene que salir hasta el aeropuerto y subirse a un avión. Arturo Uslar Pietri se prepara porque el miércoles 26 y el jueves 27 de febrero realizarán en París un homenaje a su persona y a su obra.

En realidad, este es un homenaje sin precedentes que ha comenzado desde hace más de un año con la traducción al francés de los libros Godos, insurgentes y visionarios y Los vencedores.  Ahora se presentará vertida al francés la obra El camino de El Dorado. Todos estos títulos han sido publicados en Francia por la editorial Criterion. El traductor de El camino de El Dorado es Philippe Dessommes Flórez, quien estará presente en los actos de París junto con otros invitados como el embajador de Venezuela  en Francia; Fernando Ainsa, director de ediciones de la Unesco; Astrid Avendaño, autora de la obra Arturo Uslar Pietri: entre la razón y la acción; Francois Delprar, Universidad de París III, presidente del Centro de Estudios de Literatura Venezolana; Gustavo Guerrero, Universidad de Amiens, secretario general del Centro; y Ghislain Ripauls, director de colecciones de la editorial Criterion.

El miércoles 26 de febrero habrá una conferencia en la Sorbona con la intervención de todas esas personalidades, quienes hablarán sobre la literatura y la vida de Arturo Uslar Pietri. El jueves, la UNESCO lo tiene como invitado de honor en un almuerzo con todas las delegaciones latinoamericanas.

RECONOCIDO POR EL MUNDO

El año de 1997 es un monstruo que a estas alturas ya se ha tragado los mangales, los caminos, el aire puro del Ávila, las flores, las matas, las arboleadas propias del valle de Caracas y también ha devorado a casi toda la gente caraqueña que nació a finales del siglo pasado y comienzos de este. Es un monstruo que rodea la zona, que ruge en torno a la casa del escritor con ganas de lanzarle una dentellada.

Arturo Uslar Pietri es el único autor venezolano que hasta los momentos ha recibido un homenaje de estas características en Francia.

–Voy a París invitado por la editorial Criterion, por la dirección de la UNESCO y el gobierno francés. El acto central va a ser la presentación del libro, y eso tendrá lugar en la Sorbona, el jueves de la semana que viene. Es una especie de homenaje que me hacen en la Sorbona con motivo de la aparición de este libro, El camino de El Dorado, en francés.

–¿Qué significa todo eso para usted y para el país?

–Lo que está ocurriendo me parece muy satisfactorio para la literatura venezolana, para nosotros que nos quejamos del poco interés que muestran hacia nuestra literatura. Esto se inscribe en un proceso intelectual muy importante que está ocurriendo en Francia.

–¿Podría explicarlo?

–Después de la II Guerra mundial se inició, particularmente en Francia, por motivos de la política de enfrentamiento Este–Oeste, un movimiento con un gran prestigio intelectual que se llamó “la literatura comprometida”, cuyo campeón era Sartre. Eso trajo como consecuencia que todo el interés de las principales editoriales se volcara hacía la literatura comprometida, hacia toda la literatura que estaba a favor de la revolución mundial. Los escritores que no estábamos en eso, que andábamos preocupándonos en cosas más permanentes pasamos a un segundo plano e incluso a un plano de menosprecio.

–Su obra ¿no fue editada antes en Francia?

–Yo fui el primer escritor latinoamericano publicado por la editorial Gallimard, que es una de las más prestigiosas de Francia. Gallimard editó Las lanzas coloradas. Eso anunciaba un gran interés por un escritor que tenía 24 años, y acababa de publicar ese libro. Sin embargo, vino el oleaje de la literatura comprometida y el interés de las grandes editoriales por mi obra disminuyó durante años. Lo que importaba era con quién se estaba afiliado, si se estaba dentro de la onda de la revolución o no.

–Resultó una etapa difícil para usted y para otros autores…

–Hace muchos años, cuando comenzaba esa situación, un gran escritor francés, Julián Benda, publicó un libro que se llama La traición de los intelectuales, en el que decía que los intelectuales estaban enrolándose en una lucha política subalterna y estaban perdiendo de vista el gran papel tradicional de gestores de pensamiento, de inteligencias abiertas, de cuestionadores de lo que está ocurriendo y que eso era muy lamentable y que iba a tener negativas consecuencias. Y las tuvo.

–Las circunstancias han cambiado.

–Con el colapso de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín ese panorama cambió radicalmente. Ya venía cambiando hace tiempo y hoy en día la literatura comprometida es cosa del pasado. En este momento hay una gran revalorización en Europa, particularmente en Francia y en España, de toda la literatura que quedó arropada por la literatura comprometida. Están buscando a los escritores que no se enrolaron, a los que pensaron por su cuenta, a los pensadores que expresaban cosas desde un punto de vista personal, individual y original.

–Volvieron al instante en que el nombre de Arturo Uslar Pietri les llamó la atención con Las lanzas coloradas.

–En esa búsqueda se ha vuelto a despertar el interés por mí en Francia y esta editorial Criterion, con apoyo de la UNESCO, ha venido publicando mi obra en francés: este es el tercer libro en un año y pico. Para mí es doblemente satisfactorio porque es un reconocimiento al más alto nivel, a la importancia que fuera de Venezuela tiene mi obra y es al mismo tiempo una afirmación de que la validez de mi obra es permanente. En este momento en que se ha liquidado toda esa literatura comprometida, reaparecen unos autores que estuvieron muy desdeñados.

Yo no entré nunca en la literatura comprometida, yo no me enrolé en el compromiso político de izquierda que dominó a la literatura francesa durante muchos años y gran parte de la literatura europea y de la hispanoamericana.

–Su obra ha sido traducida a varios idiomas. Usted ha contado con un reconocimiento internacional ¿no le parece?

–Libros míos han sido traducidos al francés, alemán, chino, checo, ruso, serbo–croata. El caso mío es muy particular. Durante muchos años hubo una verdadera antipatía por mi obra, que yo no voy a decir quiénes la sintieron ni por qué; que lo investiguen otros. Y desapareció el estudio de mi obra de las universidades. Hubo una actitud por motivos políticos locales: yo no estaba vinculado a los grandes partidos que dominaron el país, yo no tenía la simpatía de la gente que se hallaba vinculada a esos movimientos y entonces se trató de disminuir mi importancia y de mencionarme lo menos posible.

Aquí se llegó a extremos de que, a niveles muy altos del pensamiento de la docencia universitaria, se hicieron listas de los principales escritores venezolanos y a mí no se me incluía. Me han propuesto en todas partes para el Premio Nobel menos en Venezuela. Yo no he tenido familia política, no he tenido un partido detrás de mí, en todo caso ha habido desinterés puesto que no me pueden utilizar. A nivel universitario es más lamentable porque ahí no debió llegar la pasión política hasta el extremo de haberme excluido del campo de la enseñanza literaria a nivel universitario: Lo que importa son los pensadores y lo que dicen.

–Pero Monte Ávila le publica ¿no es cierto?

–Hay varios libros míos en Monte Ávila, que están por salir desde hace tiempo y yo espero que salgan. Casi no he editado en Venezuela. Monte Ávila ha editado algunas cosas mías, pero la mayoría de mis ediciones han sido hechas afuera, en México y España. En este preciso momento acaba de aparecer en México un libro de 800 páginas preparado por Carrera Damas, con una muestra de mi obra literaria.

LA SOLEDAD ES MAYOR

La casa de Arturo Uslar Pietri siempre ha sido un lugar rodeado de grama, de mangos, de cercas que van perdiendo el equilibrio. Adentro, los libros han ido elevándose en hileras implacables hasta tocar el techo. Es una casa que muestra unas cuantas puertas clausuradas, por donde ya no se transita. Cuando doña Isabel Braun, esposa del escritor, estaba viva, las plantas parecían más frescas, las obras de arte que adornan algunas paredes tenían un brillo de protección museística y ninguna araña osaba tejer su tela entre un libro y otro.

–¿No es demasiado fuerte la ausencia de su esposa?

–Es una tragedia horrible. Vivimos 57 años de matrimonio perfecto, nunca tuvimos ningún problema. Era una mujer admirable, pero aparte de eso yo he sido un hombre muy solitario, no he sido nunca un hombre de grupos. Pienso que la obra de un intelectual es fundamentalmente una obra en solitario, de hombre que reflexiona. Yo salgo muy poco. Durante semanas enteras no piso la puerta de la calle. Desde que nos casamos vivimos aquí. Yo he podido vivir en cualquier país del mundo, de este planeta y sin embargo me he quedado en Venezuela.

–¿Qué aconseja hoy a los autores jóvenes?

–Que se enserien, que piensen más en el mundo que en la pequeña capilla literaria que los rodea. Que tengan una visión abierta de cuáles son los grandes problemas de hoy en día en América Latina, de Venezuela y el mundo y que se salgan de esa especie de parcelita en que han ido cayendo todos, encerrándose en una insignificancia evidente porque lo que están es ocupándose de cosas que no tienen más interés que para el pequeño grupo dentro del cual funcionan.

–¿Escribe ahora en computadora?

–El periodismo lo sigo haciendo, pero estoy en una situación muy difícil por la falla de los ojos. Claro: no puedo escribir en máquina, que es lo que he hecho toda mi vida: sentarme ante una máquina de escribir. Muchísimo menos puedo entrar a trabajar con un procesador de palabras o meterme en Internet, de modo que todo eso se me ha convertido en una cosa inaccesible y entonces estoy limitado a dictar. Ya es una relación muy distinta, otra manera, otro medio, otra técnica de expresión que impone consecuencias, limitaciones, matices.

–¿Es cierto que está escribiendo otra novela?

–Desde hace muchos años tengo la idea de una novela que no sé si voy a hacer finalmente, con todas estas circunstancias... con estos problemas. Era una novela sobre lo que fue la ciudad de Potosí en la época colonial. Esa ciudad era un mundo mágico, que además sirve bastante para explicar la formación de América Latina. Ese es un tema que me ha interesado muchos años, en torno al cual ha reunido bastante material pero...

Arturo Uslar Pietri corta la frase momentáneamente mientras le echa una mirada intensa a la biblioteca, a las rumas de libros, a las sombras frescas que se escurren en las esquinas de la sala y caen como oscuro caramelo en los cucuruchos de los rincones. Afuera suenan los motores del 1997 cual disparos de artillería contra ese fortín, ataques del monstruo capitalista del 1997 contra el señor que protege la última muralla del ayer. El escritor vuelve al tema diciendo:

–He reunido bastante material, pero estoy un poco como Moisés...

–¿Qué ocurrió con Moisés?

–Qué vio la tierra prometida pero no entró en ella.




 ©José Pulido
El Universal
Caracas
21 de febrero de 1997



Foto de Gabriela Pulido

Nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.Vive en Génova, Italia.

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Pre
mio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. 
Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com


Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.

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Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores