Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Alda Merini: "Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color” / poesías en español e italiano / textos de Roberto Martínez Bachrich (Venezuela), Beatriz Iriart (Argentina) y Miguel Mora (España)








Alda Merini (Milán, 21 de marzo de 1931 - Milán, 1 de noviembre de 2009).
Poeta italiana. En 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa de Letras. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Librex-Guggenheim“Eugenio Montale”; en 1996 ganó el Premio Viareggio; en  1997 el Premio Procida-Elsa Morante y en 1999 el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros-Sección Poesía.  

Fue amiga de  Salvatore Quasimodo, Pier Paolo Pasolini, CarloBatocchi, Maria Corti, Giovanni Raboni, Oreste Macrì, David Maria Turoldo, quienes apoyaron su trabajo.

Algunos de sus libros: La presenza di Orfeo (1953), Paura di Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1962), Destinati a morire (1980), La Terra Santa (1983), Le satire della Ripa (1983), Le rime petrose (1983), Fogli bianchi (1987), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La vita facile (1992), Aforismi (1996), Un’anima indocile (1996). 

En Venezuela, Angria Ediciones publicó una valiosa selección de sus Poemas (2000) en versión al español de Gina Saraceni.

En 2004 la cantante italiana  Milva editó un disco titulado “Milva canta Merini.  La poeta asistió el día de su 73 cumpleaños al recital de Milva en el Teatro Strehler de Milán.
El 21 de julio de 2004 se interpretaron en el Teatro Romano seis cantatas de Federico Gozzellino basadas en poemas de Merini.

En 2009 se estrenó el documental “Alda Merini, una donna sul palcoscenico”, dirigido por Cosimo Damiano Damato, que se  presentó en el  Festival de Venecia. En la película participó Mariangela Melato.





 




Poemas de Alda Merini 
El Cautivo, Venezuela



Tu sei Pietro [Tú eres Pedro](1962)


Nelle fervide unghie del dolore
Se il dolore m’assale e mi trattiene
nelle fervide unghie
e spossata mi sento devastare
da un orribile passo
che mi trascina e mi rovina al tutto,
gemo perché son debole, d’argilla
ma nel premere il labbro già mi cresce
dentro non so che orgoglio smisurato
per la morte apparente, di una fibra
di demonio o di angelo son fatta…



En las fervientes uñas del dolor
Si el dolor me embiste y me retiene
en sus fervientes uñas
y agotada siento que me asola
por una horrible zancada
que me arrastra y me derrumba toda,
gimo porque soy débil, de arcilla
mas presionando el labio ya me crece
dentro no sé qué orgullo sin mesura
por la muerte aparente, de una fibra
de demonio o de ángel estoy hecha...





I poeti lavorano di notte

I poeti lavorano di notte
quando il tempo non urge su di loro
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore.

I poeti lavorano nel buio
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto.
E TEMONO DI OFFENDERE IDDIO
.

Ma i poeti, nel loro silenzio,
fanno ben più rumore
          di una dorata cupola di stelle.





Los poetas trabajan de noche

Los poetas trabajan de noche
cuando el tiempo no les urge,
cuando se calla el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.

Los poetas trabajan en la oscuridad
como halcones nocturnos o ruiseñores
de canto dulcísimo
Y TEMEN OFENDER A DIOS.

Pero los poetas, en su silencio,
hacen mucho más ruido
            que una dorada cúpula de estrellas.




Canto di risposta

L’essere stata in certi tristi luoghi
coltivare fantasmi,
come tu dici, attento amico mio,
non dà diritto a credere che dentro
dentro di me continui la follia.
Son rimasta poeta anche all’inferno
solo che io cercavo di Euridice
la casta ombra e non ho piú parole…
Ecco, Franco, la tenera risposta
al tuo dilemma: io sono poeta
e poeta rimasi tra le sbarre;
solo che fuori, senza casa e persa
ho continuato mio malgrado il canto
della tristezza, e dentro ad ogni fiore
della mia voce é ancora la speranza
che nulla sia accaduto a devastare
il mio solco di luce ed abbia perso
la vera chiave che mi chiude al vero.





Canto de respuesta

Haber estado en ciertos lugares tristes,
cultivar fantasmas,
como dices tú, atento amigo mío,
no da derecho a creer que dentro
dentro de mí continúe la locura.
He seguido siendo poeta hasta en el infierno
sólo que yo buscaba de Eurídice
la casta sombra y no tengo más palabras...
Ésta, Franco, la tierna respuesta
a tu dilema: yo soy poeta
y poeta seguí siendo tras los barrotes;
sólo que afuera, sin casa y perdida
he continuado a mi pesar el canto
de la tristeza, y dentro de cada flor
de mi voz existe aún la esperanza
de que nada haya sucedido que devaste
mi surco de luz y haya perdido
la verdadera llave que me cierra a la verdad.





Io mi sono una donna

Io mi sono una donna che dispera
che non ha pace in nessun luogo mai,
che la gente disprezza, che i passanti
guardano con dispetto e con furore;
sono un’anima appesa ad una croce
calpestata, derisa, sputacchiata:
mi sono rimaste solo gli occhi ormai
che io levo nel cielo a Te gridando:
Toglimi dal mio grembo ogni sospiro!




Soy una mujer
           (a Salvatore Quasimodo)

Soy una mujer que desespera
que no encuentra paz nunca en ningún lugar,
a la que la gente desprecia, a la que los paseantes
miran con despecho y con furor;
soy un alma colgando de una cruz
pisoteada, burlada, escupida:
me han quedado sólo los ojos
que yo elevo al cielo a Ti gritando:
¡quítame del regazo cada suspiro!



Ad Ettore

Ho avuto paura della morte,
paura dei tuoi paradisi.
Tu eri la mia ape,
poggiavi sopra di me
con la tua benevolenza
e suggevi il fiore delle mie rime
tutto il mite coraggio.
Tu mi eri fratello
ed eri anche poeta…
Ma perderti così,
per banale allegria,
per la morte irridente,
o compagno di sogni
che cosa avrei io fatto!
Non son donna da piangere le stele
né i silenzi dei cimiteri;
io sono donna di amore,
e tu lo sai bene
che cosa avrei fatto io.
Ti avrei rincorso nei sogni,
lo so, e poi lentamente
sarei scivolata nel sonno,
nel sonno della follia
e lì, amandoti sempre,
io sarei morta di amore.





A Héctor

He sentido miedo de la muerte,
miedo de tus paraísos.
Tú eras mi abeja,
te apoyabas sobre mí
con tu benevolencia
y chupabas la flor de mis rimas
todo el tibio coraje.
Tú eras mi hermano
y eras también poeta...
Pero perderte así,
por banal alegría,
por la muerte burlona,
oh compañero de sueños,
¡qué no habría hecho!
No soy mujer de llorar las estelas
ni los silencios de los cementerios;
yo soy mujer de amor,
y tú lo sabes bien
qué no habría hecho.
Te habría perseguido en los sueños,
lo sé, y luego lentamente
habría resbalado en el sueño,
en el sueño de la locura
y allí, amándote siempre,
yo habría muerto de amor.







3
Al cancello si aggrumano le vittime
volti nudi e perfetti
chiusi nell’ignoranza,
paradossali mani
avvinghiate ad un ferro
e fuori il treno che passa
assolato leggero,
uno schianto di luce propria
sopra il mio margine offeso.




3
En la reja se coagulan las víctimas
rostros desnudos y perfectos
cerrados en la ignorancia,
manos paradojales
asidas a un barrote
y fuera el tren que pasa
soleado ligero,
un estallido de luz propia
sobre mi margen ofendido.



10
Io ero un uccello
dal bianco ventre gentile,
qualcuno mi ha tagliato la gola
          per riderci sopra
          non so.
Io ero un albatro grande
e volteggiavo sui mari.
Qualcuno ha fermato il mio viaggio,
senza nessuna caritá di suono.
Ma anche distesa per terra
io canto ora per te
le mie canzoni d’amore.



10
Yo era un pájaro
de vientre blanco y gentil,
alguien me cortó la garganta
             para reírse
             no sé.
Yo era un gran albatros
y volaba sobre los mares.
Alguien detuvo mi viaje,
sin ninguna caridad de sonido.
Pero también echada por tierra
yo canto ahora para ti
mis canciones de amor.





11
Sono caduta in un profondo tranello
come dentro ad un pozzo acquitrinoso.
O chi potrá salvarmi da questa immagine scaltra
che adombra un mobile amore?
In fondo al pozzo stanno giunchiglie di ombre
e il mio urlo sovrasta le acque.
Il camaleone gagliardo guarda dalle orride piante
questo mio precipizio segreto.




11
He caído en una trampa profunda
como dentro de un pozo empantanado.
Oh ¿quién podrá salvarme de esta imagen sagaz
que ensombrece un móvil amor?
En el fondo del pozo hay juncos de sombra
y mi grito domina las aguas.
El robusto camaleón mira desde las hórridas plantas
este secreto precipicio mío.



16
Forse bisogna essere morsi
aaaaaada un’ape velenosa
aaaaa per mandare messaggi
aaaaaae pregare le pietre
aaaaaaaaaaaache ti mandino luce;
aaaaaaaaaaaaper questo io sono scesa
aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio,
aaaaaaaaaaaaper questo di notte saltavo
aaaaaaaaaaaai recinti vietati
aaaaaaaaaaaae rubavo tutte le rose
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaae poi…
aaaaaaaaaaaaprima di morire al mio giorno
aaaaaaaaaaaa o notte, o lunga notte
aaaaaaaaaaaadi solitudine assente,
aaaaaaaaaaaao devastati giardini
aaaaaaaaaaaadove io sola vivevo
aaaaaaaaaaaaperchè l’indomani sarei
aaaaaaaaaaaamorta ancora di orrore
aaaaaaaaaaaama la sera, oh la sera
aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio
aaaaaaaaaaaaa volte io facevo all’amore
aaaaaaaaaaaacon uno disperato come me
aaaaaaaaaaaa in una grotta di orrore.



16
Quizás se necesita ser mordidos
aaaaaapor una abeja venenosa
aaaaaapara mandar mensajes
aaaaaay rogarle a las piedras
aaaaaaaaaaaaque te manden luz;
aaaaaaaaaaaapor esto yo descendí
aaaaaaaaaaaaa los jardines del manicomio,
aaaaaaaaaaaapor esto de noche saltaba
aaaaaaaaaaaalos recintos prohibidos
aaaaaaaaaaaay robaba todas las rosas
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay después...
aaaaaaaaaaaaantes de morir a mi día
aaaaaaaaaaaao noche, o larga noche
aaaaaaaaaaaade soledad ausente,
aaaaaaaaaaaao devastados jardines
aaaaaaaaaaaadonde yo sola vivía
aaaaaaaaaaaaporque mañana estaría
aaaaaaaaaaaamuerta todavía de horror
aaaaaaaaaaaapero la noche, oh la noche
aaaaaaaaaaaaen los jardines del manicomio
aaaaaaaaaaaaa veces yo hacía el amor
aaaaaaaaaaaacon un desesperado como yo
aaaaaaaaaaaaen una gruta de horror.





17
Quando sono entrata
aaaaaatre occhi mi hanno raccolto
aaaaaadentro le loro sfere,
aaaaaatre occhi duri impazziti
aaaaaaadi malate dementi:
allora io ho perso i sensi
ho capito che quel lago
azzurro era uno stagno
melmoso di triti rifiuti
in cui sarei affogata.





17
Cuando entré
aaaaaatres ojos me recogieron
aaaaaadentro de sus esferas,
aaaaaatres ojos duros enloquecidos
aaaaaade enfermas dementes:
entonces yo perdí los sentidos
entendí que aquel lago
azul era un pantano
cenagoso de desperdicios triturados
en el que me ahogaría.





26
La Terra Santa
Ho conosciuto Gerico
aaaaaaaaaaaaho avuto anch’io la mia Palestina,
le mura del manicomio
aaaaaaaaaaaaerano le mura di Gerico
aaaaaae una pozza di acqua infettata
aaaaaaci ha battezzati tutti.
aaaaaaLì dentro eravamo ebrei
aaaaaae i Farisei erano in alto
aaaaaae c’era anche il Messia
aaaaaaaaaaaaconfuso dentro la folla:
aaaaaaun pazzo che urlava al Cielo
aaaaaaaaaaaatutto il suo amore in Dio.

aaaaaaNoi tutti, branco di asceti
aaaaaaeravamo come gli uccelli
aaaaaaaaaaaae ogni tanto una rete
aaaaaaoscura ci imprigionava
aaaaaama andavamo verso la messe,
aaaaaala messe di nostro Signore
aaaaaae Cristo il Salvatore.

aaaaaaFummo lavati e sepolti,
aaaaaaodoravamo di incenso.
aaaaaaE dopo, quando amavamo,
ci facevano gli elettrochoc
perchè, dicevano, un pazzo
non può amare nessuno.

aaaaaaMa un giorno da dentro l’avello
aaaaaaanch’io mi sono ridestata
aaaaaae anch’io come Gesù
aaaaaaho avuto la mia resurrezione,
aaaaaama non sono salita ai cieli
aaaaaasono discesa all’inferno
aaaaaada dove riguardo stupita
aaaaaaaaaaaale mura di Gerico antica.





26
La Tierra Santa


He conocido Jericó,
aaaaaaaaaaaahe tenido también yo mi propia Palestina
los muros del manicomio
aaaaaaaaaaaaeran los muros de Jericó
aaaaaay un pozo de agua infecta
aaaaaanos ha bautizado a todos.
aaaaaaAllí dentro éramos hebreos
aaaaaay los Fariseos estaban en lo alto
aaaaaay estaba también el Mesías
aaaaaaaaaaaaconfundido entre el gentío:
aaaaaaun loco que gritaba al Cielo
aaaaaaaaaaaatodo su amor a Dios.

aaaaaaTodos nosotros, manada de ascetas
aaaaaaéramos como los pájaros
aaaaaaaaaaaay de vez en cuando una red
aaaaaaoscura nos aprisionaba
aaaaaapero íbamos hacia la misa,
aaaaaala misa de nuestro Señor
aaaaaay Cristo el Salvador.

aaaaaaFuimos lavados y sepultados,
aaaaaaolíamos a incienso.
aaaaaaY después, cuando amábamos,
nos hacían el electroshock
porque, decían, un loco
no puede amar a nadie.

aaaaaaPero un día desde dentro del sepulcro
aaaaaatambién yo me volví a despertar
aaaaaay también yo como Jesús
aaaaaatuve mi propia resurrección,
aaaaaapero no subí a los cielos
aaaaaadescendí al infierno
aaaaaadesde donde vigilo asombrada
aaaaaaaaaaaalos muros de la antigua Jericó.





27

Le dune del canto si sono chiuse,
aaaaaaaaaaaao dannata magia dell’universo,
aaaaaache tutto può sopra una molle sfera.
aaaaaaaaaaaaNon venire tu quindi al mio passato,
aaaaaanon aprirai dei delta vorticosi,
aaaaaaaaaaaadelle piaghe latenti, degli accessi
aaaaaaalle scale che mobili si danno
aaaaaaaaaaaasopra la balaustra del declino;
aaaaaaaaaaaaresta, potresti anche essere Orfeo
aaaaaache mi viene a ritogliere dal nulla,
aaaaaaaaaaaaresta o mio ardito e sommo cavaliere,
aaaaaaaaaaaaio patisco la luce, nelle ombre
aaaaaasono regina ma fuori nel mondo
aaaaaaaaaaaapotrei essere morta e tu lo sai
aaaaaalo smarrimento che mi prende pieno
aaaaaaquando io vedo un albero sicuro.






27

Las dunas del canto se han cerrado,
aaaaaaaaaaaaoh maldita magia del universo,
aaaaaaque todo lo puede sobre una blanda esfera.
aaaaaaaaaaaaNo vengas entonces a mi pasado,
aaaaaano abrirás los delta vortiginosos,
aaaaaaaaaaaade las llagas latentes, de los accesos
aaaaaaa las escaleras que móviles se ofrecen
aaaaaaaaaaaasobre la baranda de la decadencia;
aaaaaaaaaaaaquédate, hasta podrías ser Orfeo
aaaaaaque viene a arrancarme una vez más de la nada,
aaaaaaquédate oh mi ardiente y sumo caballero,
aaaaaayo padezco la luz, en las sombras
aaaaaasoy reina pero fuera en el mundo
aaaaaaaaaaaapodría estar muerta y tú conoces
aaaaaael extravío pleno que me toma
aaaaaacuando yo veo un árbol seguro.







29
Toeletta


La triste toeletta del mattino,
corpi delusi, carni deludenti,
attorno al lavabo
il nero puzzo delle cose infami.
Oh, questo tremolar di oscene carni,
e questo freddo oscuro
e il cadere piú inumano
d’una malata sopra il pavimento.
Questo l’ingorgo che la stratosfera
mai conoscerá, questa l’infamia
dei corpi nudi messi a divampare
sotto la luce atavica dell’uomo.





29
Baño


El triste baño de la mañana,
cuerpos desilusionados, carnes que decepcionan,
alrededor del lavabo
la negra peste de las cosas infames.
Oh, este temblor de carnes obscenas,
y este frío oscuro
y el caer más inhumano
de una enferma sobre el pavimento.
Éste el tráfico que la estratosfera
nunca conocerá, ésta la infamia
de los cuerpos desnudos puestos a arder
bajo la luz atávica del hombre.






37

Ho acceso un falò
nelle mie notti di luna
per richiamare gli ospiti
come fanno le prostitute
ai bordi di certe strade,
ma nessuno si é fermato a guardare
e il mio falò si è spento.





37
Encendí una fogata
en mis noches de luna
para llamar a los huéspedes
como hacen las prostitutas
en la orilla de ciertas carreteras,
pero nadie se detuvo a mirar
y mi fogata se apagó.





Fuente: El Cautivo








 


Roberto Martínez Bachrich, El Cautivo, Venezuela


Alda Merini nació en Milán en 1931 y ya a los 16 años nadaba a brazo vivo en las aguas de la poesía. Su primer libro, La presencia de Orfeo (1953), lo publicó a los 23 años, abriendo así la primera etapa de una obra de la que, en principio, pocos intelectuales italianos se ocuparían (entre esos pocos, sin embargo, grandes figuras como Salvatore Quasimodo y Pier Paolo Pasolini). Es en los años 80, después de casi 20 años de silencio (o de ejercicio inconsciente de “creación interior”), producto del aislamiento por la enfermedad, que el retorno de Alda Merini al ruedo poético comienza a ser valorado, lentamente, en toda Italia y, luego, más allá de sus fronteras.


La última etapa de su poesía registra los rincones oscuros de la noche y la locura, hecho que, como en el caso de Anne Sexton en Estados Unidos, la ha llevado a ser una poeta marginal en el panorama de la literatura italiana, a pesar de su evidente grandeza: “En mí el alma de la meretriz/ de la santa de la sanguinaria y de la hipócrita./ Muchos dieron a mi modo de vivir un nombre/ y fui sólo una histérica.” Esa exploración casi mística de la locura y del manicomio como espacio sagrado por excelencia alcanza, quizás, uno de sus puntos más altos en La Tierra Santa (1983), un libro sobre el cual aún queda mucho por decir.

La voz de Alda Merini, a partir de ese libro, se cimentará en una franqueza temeraria para expresar el dolor, ente vivo y “sin mañana”, de formas bien delineadas, donde la sangre se hace palabra y la herida intenta salvar (acaso éste sea el fin último de la verdadera poesía) a sus semejantes, consciente, sin embargo, de la imposibilidad de su propia salvación. Una suerte de lúcido y sereno martirio, casi feliz, se diría, la escritura. Un sacrificio necesario, inevitable.

El verso de Merini es firme, lleno de coraje, no tiembla ni se amedrenta ante su propia tragedia íntima, por el contrario, la siente como una suerte de gracia, dadora de vida y lucidez: “también la enfermedad tiene un sentido,/ una desmedida, un paso,/ también la enfermedad es matriz de vida.” Retrata, así, un ir hacia la muerte con los ojos valientemente abiertos y se ampara en el poder único de la palabra y en una visión de Dios muy humana que otorga a la voz poética, entre tanta sombra y a pesar de ella, la paciencia infinita de la luz y una ternura extrema de la mirada ante las cosas y los seres, un tono que ya en la primera etapa de su poesía parecía dictar el modo de fundar el universo, desde la palabra; pero que en su segunda etapa es ya sólido, admirable, definitivo: “Ah si al menos pudiera,/ suscitar el amor (...)/ y violar los más cerrados paraísos/ sólo con la sustancia del afecto.” Eso que en algunos de los primeros poemas parece ingenuidad y que es sólo una precoz y absoluta desnudez del ser, su corazón y sus entrañas: “La sencillez/ es desnudarse/ delante de los otros”.


No se lee la poesía de Alda Merini, se la deja latir en el lector, se la deja respirar, se le permite, en el mejor de los casos, arrastrarnos vivamente en su descenso hacia la raíz de la noche y el dolor: el hueso vivo y luminoso de la verdad, la vida (que es también la muerte) y la palabra. Ya lo escribió ella misma: “en el fondo, habitar con la muerte es también vivir y tocar la semilla del alma”.



Fuente: El Cautivo

 





POEMA TARDÍO  / Beatriz Iriart (Argentina)


                                         A la memoria de Alda Merini


Nos encontraremos
una tarde sombría.
Y poemando sin mesura
desterraremos el dolor.
Me convertiré en la guardiana
de tu fogata eterna.
Mi carissima Alda
atenta observo
las murallas de tu Jericó.





  





Alda Merini, poetisa italiana y candidata al Nobel/ 

                    Pasó veinte años en un manicomio y murió pobre


"Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida". La poetisa Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página web. Nacida en Milán, en 1931, de familia modesta, la poetisa murió en esa misma ciudad el pasado domingo, 1 de noviembre, a causa de un tumor óseo. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió en la indigencia por elección personal.

Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Quienes la conocieron han escrito estos días que era simpática y nostálgica, y que su personaje vital recordaba al eco de sus versos, de apariencia simple y burguesa, pero a la vez transgresores, intensos y dolorosos.

Con lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. "Me inquieto mucho cuando me atan al espacio", escribió.

Loca de dolor
En una entrevista reciente, contaba que se volvió loca de dolor: "Murieron mis padres a la vez, cuando yo era muy joven. Y luego me separaron de mis hijas, no me dejaron estar con ellas. Fueron criadas por tres familias. No sé cómo encontré el tiempo para tenerlas. Se llaman Emanuela, Barbara, Flavia y Simonetta. Siempre les digo que no digan que son hijas de la poetisa Alda Merini. Esa loca. Ellas responden que soy su madre y basta, que no se avergüenzan de mí. Me conmueven".

Se casó con Ettore Carniti, un hombre celoso y muy infiel. Una noche que volvió a casa oliendo a perfume de otra mujer, ella cogió una silla y se la rompió en la cabeza. Él sobrevivió al golpe y llamó a la ambulancia. A ella la llevaron al Paolo Pini, el viejo manicomio de Milán.

El lugar era "terror, odio, sombra y muerte, el infierno de Dante, pero hice amigos allí", contaba. "Ése fue mi Premio Nobel". Le dieron 37 electrochoques. "Salir viva fue un milagro, allí se entraba para morir".

En 1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. "Una vez me lo crucé por la calle y le dije: 'Yo tengo hambre'. Él contestó: 'Buena señal'. Y tiró derecho".

"La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan", contaba.

Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville, Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: "Quasimodo, Manganelli, Montale, Raboni, la Spaziani. A algunos los amé y los tuve".

Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d'amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L'anima innamorata, Corpo d'amore, La carne degli Angeli, Più bella della poesia è stata la mia vita o Clinica dell'abbandono.

Era una persona religiosa y muy pagana. "Me he portado siempre como una gran pecadora y no me he arrepentido de nada", dijo al diario La Repubblica en 2006. "No voy a la Iglesia a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos".

En sus últimos años, puso letra a canciones de artistas como Milva, Lucio Dalla, Roberto Vecchioni o Giovanni Nuti. Y dejó estos versos:

"Navego como una sombra
en el sueño del día
y sin saber
 me reconozco como tantos
 inclinada sobre un altar
 para ser comida quién sabe por quién".


 El País
3 de noviembre de 2009.















EL VIEJO CANTO, poema de José Pulido, Caracas, 2014





Antes de que llegara la antigüedad
los pájaros que morían
se convertían en turmalina y cornalina
Juan aseguró en el apocalipsis que la cara de dios era de jaspe y cornalina
en ese rostro habrán hecho las aves uno de sus mejores cementerios

Todas las montañas se formaron con los antepasados de los pájaros

A partir de un pájaro amarillo, azul y verde
que si lo enjaulan muere y en bella furia canta
nació el cerro de Caracas ondeando aguas y ramas

el Ávila de piedras y raíces, escupido de Pléyades
es nuestra montaña más concreta

Con una escoba de sueños quisiera barrer sus caminos
limpiarlos de miserias

Es tan grande que cupo en el universo una sola vez
cuando se dilataron los cielos
para que pudieran florecer los mangos

los tucusitos del Ávila parecen inventados por Borges:
vuelan hacia atrás porque les interesa más el principio que el final

El Ávila es enorme pero no es tan difícil cargarlo en la maleta
es completamente transportable en forma de sentimiento
especialmente si has mirado sus curvaturas de sirena,
sus crestas de animal acostado
O si alguna vez has escuchado las aguas hablando en Quebrada Quintero
sobre los modos de bajar hacia el Mar Caribe sin tener que preguntar la
dirección en el valle

En la tarde la montaña abre un ojo hecho de sol
Un ojo que se adormece en la cabeza voraz de los árboles resecos
de noche se agazapa con su aliento de ardores vegetales
lista para saltar de nuevo sobre el valle asustadizo con su corazón de conejo
he ahí la montaña que se alimenta de miradas
que del lado de la playa es el Ávila de Reverón
enloquecida de luz
y del lado de Caracas es el Ávila de Cabré
con el tornasol prestado por el colibrí rutilante
y todas las Pléyades estornudan de amor al agitarse el Capin Melao,
la hierba deliciosa
y por encima y por abajo es el Ávila de todos y de nadie
una montaña igual a la Virgen de Coromoto y a la Virgen del Valle
igual a La Chinita y a la Divina Pastora
porque no tienes que conocer en persona sus senderos
para creer que representa nuestros hábitos

La montaña era dormitorio de nubes hace un millón de años
y todavía lo es.
La montaña estaba ahí elaborando guacharacas
antes que surgiera la idea de confeccionar una muralla
que llamaríamos ciudad;
ese antiguo aire es lo que me reconforta.
El Ávila es un pájaro con mastranto en las alas,
es un dolor de incendios guardados en un cofre de raíces.
El Ávila es como decir amén cuando se reza por Caracas.


Caracas, 2014




Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. 

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores



Dónde seguir leyéndolo:
 Página oficial  



Con temperancia, por Dinapiera Di Donato, Nueva York, junio 2009







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Buenos días, Viviana. Hoy, con "temperancia", recorrí solamente los fragmentos de novelas y tu entrada defendiendo la palabra puta...tratando de desemantizarla. Tal vez no te quede otra que hacerlo a través del relato o la poesía o es que tienes todavía la energía para sostener el activismo, la creación y la lucha por la locha. Disculpa, no conociste la locha, cuando llegaste frente al Ávila ya la monedita gris sin la gracia de la plata era un dicho; ah, es que cuando era niña en Venezuela las monedas eran de plata salvo la locha y el centavo, no sé si llegaste a manejar bolívares de plata.

Tú me preguntas pero a mí me gustaría preguntarte, pero no hay tiempo, lo sé.
Me gusta tu blog que es como los cuadernos del libro que fue una de mis biblias, por unos días, en mi vida de veinteañera: El carnet dorado, de Doris Lessing. Las otras biblias de esa misma época, como te imaginarás, fueron Rayuela, El bosque de la Noche y La pasión según GH, descubierta Lispector a través de Cixous. De los días en que ya no iba a las marchas, en París. Tu blog funciona como los distintos cuadernos de la escritora de la novela de Lessing. (…)

Dinapiera Di Donato
Nueva York, junio 2009

SERGEANT JOSANNA JEFFREY by Dinapiera Di Donato









(as told to me by a student in my college Spanish class
who came back from the front)



Howls in the furnace
 is it not Janis Joplin?
these are not concerts for suicidal dolls

save yourself

come over

A year in Iraq is not a long time
my Josanna, my breath, its fragrance of bamboo

I would seize Josanna Jeffrey
for more time in your arms

the narrow wetlands of Mesopotamia
Josanna Jeffrey with her silken legs
luxurious black mittens

a sacred Ibis, she remains
in my sight


My fear of a tattoo’s venom
in the mind of the Stormfront cavalry
lying in wait

Josanna Jeffrey my keeper with glittering braids
more beautiful than Central Park in winter
tattooed with saffron
by Christo

Nineveh’s night under her helmet
you’ll need the nail clippings
you leave on my bed

may the sky of Iraq protect you

the sky of Iraq to spring from your branch
just in time

in friendly fire
an armed Klansman on the Internet
cares for the chamomile of his Aryan scalp
when unnoticed
the gutted dead with dark hair
flee from his account

I sense the venom of her rite burn by low flame

She turns
Leaps
Josanna Jeffrey

You are dark you are a heaven for kings
queen of Baghdad my lover from the Bronx

rustling of reeds eyes flaring as light breaks
Josanna Jeffrey fires first

come over

I love her priceless kidneys
lost
to the Basra experiment
hot days my tongue thrashing between your legs
by a screen saver
frigid

like Mosul’s burn

Bamboo cracked open on the air
your breath of violets of menstruation
Josanna Jeffrey
lost interest in pharmaceuticals
Your kidneys for thirty thousand dollars
your violets
nothing

bound to the screen saver
as in a womb
rests in me

I lick the inked arrow at my heart
I let you suck
all the pornography we have made
to bring all the fragile heavens
to safety

loved flesh now decaying
scattered over the dust of 10,000 archeological sites
violet essence
used just once
to draw
three drops of oil

that animal
set loose in the novice’s book
one of my toes
in your slit of bamboo

how you liked it

she said she’d come back and give birth to a daughter
Nasiriya

the birds never flew back either

to keep you I play
my hand Josanna Jeffrey:
once upon a time the lovers
were lost
to friendly fire in
each other’s war

the survivors the blissful wretched girls
devastated sent back by kings dead a year later

howls in the furnace

you withdraw your head
like a golden turkey
that has yet to be
pricked

Josanna Jeffrey

with neither shame nor glory

you do not come

the last match
is saved for the darkness




© Dinapiera Di Donato

COLATERALES/COLLATERAL. Akashic Books, New York, 2013. (pp: 45-51)
Translation from Spanish by Ricardo Alberto Maldonado