lunes, 23 de junio de 2014
Emmeline
Pankhurst es uno de los nombres más importantes en la historia del sufragismo
en la Inglaterra de principios del siglo XX. Emmeline vivió rodeada de personas
defensoras de los derechos femeninos, ya fueran hombres o mujeres. Sus padres,
su marido y sus hijas, creían en la necesidad de cambiar la sociedad y dar a
las mujeres un papel más activo en el mundo que avanzaba a pasos agigantados.
Pero el camino no fue fácil. Emmeline fue detenida en varias ocasiones, quedó
viuda de manera prematura y acusó en su vida personal la dificultad que
comportaba dedicar todos sus esfuerzos a una causa que, al menos, pudo ver
materializada antes de morir. Pues fue gracias a Emmeline Pankhurst y muchas
otras sufragistas que en 1928 se aprobó el derecho al sufragio femenino en
Inglaterra.
Una familia
moderna en la Inglaterra victoriana
Emmeline
Goulden nació el 15 de julio de 1858 en Manchester en el seno de una familia
con ideas más bien modernas en aquellos años. Su padre, Robert Goulden, era un
hombre de negocios implicado en la vida política de su país defendiendo los
derechos civiles de hombres y mujeres. Su madre, Sophia Crane, descendía de una
familia con una larga tradición de defensa de los derechos femeninos.
Robert y
Sophia ofrecieron la misma educación a todos sus hijos, ya fueran niños o
niñas. El matrimonio Goulden tendría hasta diez hijos e hijas. Así, la pequeña
Emmeline, pudo estudiar primero en una escuela de Manchester y posteriormente a
un colegio en París, el École Normale de Neuilly.
Además de
una educación privilegiada, Emmeline vivió una infancia rodeada de cultura,
pues su padre era un amante del teatro y llegó a comprar un teatro en Salford,
y acudía con su madre a actos políticos.
Sufragista
prematura
Emmeline
conoció el movimiento sufragista desde bien pequeña pues sus padres eran unos
fervientes defensores de esta causa que aun era minoritaria en Inglaterra y
muchos otros países del mundo. Su madre era una ávida lectora del Women's
Suffrage Journal y acudía a los primeros mítines en defensa del voto femenino.
Cuando Emmeline tenía tan sólo catorce años, acudió con su madre a uno de estos
actos.
Poco después
de volver de París, donde terminó sus estudios, Emmeline conoció a un abogado
veinticuatro años mayor que ella. Corría el año 1878 y la joven tenía tan sólo
veinte años pero la diferencia de edad no fue un problema para que ella y
Richard Pankhurst congeniaran desde el primer momento. Y es
que Pankhurst era un defensor de la causa sufragista femenina, además
de otros movimientos liberales del momento.
Una pareja
sufragista
Emmeline y
Richard se casaron el 18 de diciembre de 1879 en la Iglesia de San Lucas en
Salford. La pareja llegaría a tener cinco hijos, de los cuales, la mayor, Christabel y Sylvia, acompañarían en el futuro a su
madre en las actividades sufragistas. Después de vivir en el hogar de los
padres de Emmeline y en Chorlton-on-Medlock, los Pankhurst se
trasladaron a vivir a Londres donde Richard sería elegido miembro del
Parlamento y Emmeline abrió un comercio.
El hogar de
los Pankhurst se convirtió en un lugar de reunión de activistas en
favor de los derechos femeninos, abolicionistas que luchaban contra la
esclavitud en Estados Unidos y defensores de otras causas sociales.
En 1889, la
actividad política de Emmeline se materializó en la creación de la Liga de
Mujeres, que pretendía aglutinar y dar forma al movimiento feminista que crecía
en Inglaterra cada vez con más fuerza. La Liga fue pronto considerada una
organización radical.
Madre e
hijas sufragistas
Emmeline Pankhurst
sufrió un duro golpe en su vida personal cuando casi una década después, en
1898, fallecía su marido. Emmeline se centró aun más en su lucha política y
pronto se vería acompañada de sus propias hijas, quienes, a pesar de que con el
tiempo tendrían ciertas diferencias ideológicas con su madre, crecerían
políticamente a su lado.
En 1903
Emmeline dio un paso más en su carrera política con la creación de la Unión
Social y Política de Mujeres. La nueva organización nació con mucha fuerza y
las sufragistas empezaron a verse como una verdadera amenaza para los
defensores de las ideas totalmente contrarias. Boicots mediáticos y represiones
en sus actos fueron las consecuencias posteriores. Dos años después, la hija de
Emmeline, Christabel y otra sufragista, Annie Kenney fueron detenidas en el
transcurso de un miting del Partido Liberal y acusadas de agredir a la
autoridad. Aquella detención marcaba un antes y un después en la lucha
sufragista.
Las Pankhurst, Emmeline y sus dos
hijas Sylvia y Christabel iniciaron entonces sus manifestaciones en Londres
defendiendo más activamente el derecho al voto femenino. Emmeline también
terminaría en la cárcel, como muchas otras sufragistas, y protagonizarían huelgas
de hambres que darían a su causa una visibilidad pública mucho más amplia. Lo
triste fue que algunas de aquellas mujeres dejarían su propia vida en el
camino.
El
paréntesis de la Gran Guerra
Cuando en
1914 se iniciaba la Primera Guerra Mundial, Emmeline aceptó paralizar sus
actividades sufragista y ayudar en la contienda a cambio de que el gobierno
liberada a todas las mujeres encarceladas por defender el voto femenino. La
nueva dirección política se materializó en la creación del Partido de las
Mujeres en 1917 fundado por Emmeline y su hija Christabel en el que, sin
abandonar sus reivindicaciones sufragistas, hicieron gran hincapié en
la defensa de Inglaterra en la guerra.
La
consecución de un sueño
En 1918
terminaba la guerra y el mundo ya no volvería a ser igual. Dos años después,
los Estados Unidos aprobaban el derecho al voto femenino, lo que fue un impulso
importantísimo para el partido de Emmeline, quien viajó al otro lado del Atlántico
para conocer de primera mano el gran cambio político.
En 1925,
Emmeline Pankhurst se integró en el Partido Conservador donde continuó
defendiendo el sufragio femenino. Su sueño se vio realizado el mismo año de su
muerte, en 1928.
El 14 de junio de aquel año, a punto
de cumplir los setenta, Emmeline Pankhurst fallecía en Londres. Había
conseguido el objetivo por el que había luchado toda su vida.
Publicado
por ©Sandra Ferrer