Trudy Spira mostrada por los soviéticos al liberar Auschwitz, enseña su pie con tres dedos amputados por el Dr. Mengele |
El 27 de enero de cada año se rinde tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y se conmemora la liberación en 1945, por las tropas soviéticas, del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz, donde aún se encontraban algo más de 7.500 prisioneros.
A pesar de que han transcurrido 74 años desde aquel día, las heridas provocadas por el Holocausto siguen abiertas, las memorias en carne viva y sus efectos todavía sin atenuar.
Venezuela durante y tras la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un lugar para comenzar de nuevo para muchos de los sobrevivientes.
En las historias de Trudy Spira, relatada por su hijo Ernesto Spira, y la de Françoise Bielinsky, mejor conocida como “Paca” Sitzer, se observan las dos caras de lo que significa ser un “sobreviviente del Holocausto”.
Trudy Spira llegó a Auschwitz- Birkenau en 1944 con su familia cuando apenas tenía 13 años. Para evitar ser enviada directamente a la cámara de gas, mintió sobre su edad diciendo que tenía 16 años, edad mínima según los nazis para realizar trabajos forzados. Logró engañar a Josef Mengele, quien era el encargado de las revisiones.
Al ser muy pequeña todavía, no podía cumplir con la cuota diaria de producción, pero por un tiempo pudo cubrirse esa falta, hasta que en diciembre de 1944 fue obligada a pararse descalza sobre la nieve alrededor de 20 horas, sosteniendo en cada brazo 20 kilos de peso, como castigo por su baja productividad.
Llegó arrastrándose hasta su barraca, sus pies se congelaron y estaban negros hasta la altura de las rodillas. Cuando la atendieron el día 26 tenía gangrena en tres dedos de un pie y los nazis decidieron hacer un experimento con ella para determinar cuánto dolor podía soportar una persona.
Con una tijera pequeña le amputan los tres dedos gangrenados sin anestesia.
Ante las noticias de que los rusos estaban por llegar, los nazis comenzaron a formar grupos para marchar hacia Alemania, Trudy, sin poder caminar, fue dejada atrás junto a muchos prisioneros más para ser quemados junto a las barracas.
El 27 de enero del 1945, los rusos liberaron el campo y poco tiempo después Trudy pudo reencontrarse con su mamá y su hermano.
Trudy Spira fotografiado por los soviéticos al liberar el campo: "No es una sonrisa lo que muestra su cara, es una mueca de dolor" |
Paca Sitzer |
Paca Sitzer tenía solo tres años cuando los nazis llegaron a París y al norte de Francia. Sus padres no tenían documentación porque procedían de Polonia, un país en guerra. En Francia no tenían ciudadanía pero si residencia legal. Los nazis, junto a fuerzas francesas, comenzaron a recoger a todos los residentes extranjeros, especialmente a los judíos.
Arrestaron a su padre, para llevarlo a un campo de concentración de donde logró escapar. Al reunirse con su familia, migraron al sur de Francia.
Su padre consigue trabajo en una sastrería gracias a que el dueño, Victor Mesple-Somps, miembro de la resistencia francesa, le emplea a pesar de que estaba prohibido contratar a un indocumentado. Fue él quien le dio dinero y contactos que les ayudarían a ponerse en un lugar seguro fuera del alcance de los nazis.
©Amanda Acevedo
El Universal, Caracas, 27 de enero de 2019
Fuente: El Universal