Moriré siendo poeta.
Asesinada por los que no lo son.
No renunciaré a
ningún sueño,
no me resignaré a ninguna fealdad,
no aceptaré nada de otro
mundo,
que no sea el que yo misma he construido.
He escrito, vivido y amado como
Don Quijote
y el día de mi muerte diré:
“Que me perdonen,
todo esto ha sido un
sueño” (…)
Diario I