Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


ETIQUETAS

TRANSFONDO, por Rodolfo Molina, Córdoba, 2 de mayo de 2025



Internet





Resulta común cuando vas donde un médico a ventilar cualquier problema de salud y recibes de él una atención esmerada que estimula la confianza y hasta siente que mejoras ¡Que agradable sensación! 


Yo, en lo particular, siempre he guardado un gran respeto y admiración a los galenos de bata blanca e igual con ése caminar, rápido y decidido. Da la impresión que han sido entrenados para comportarse de ésa peculiar manera.


Los médicos que he conocido, por fortuna, me han resultado de entrada fácil, de calidad humana incuestionable. Algunos dirán que cuando hablo así, es porque estoy varado en el tiempo o viviendo en los espacios fantásticos de Narnia.


Escuché hace muy poco a un médico decir, que ese espíritu de entrega que tienen los médicos es de origen cultural. Esto parece tener algo de verdad, si lo medimos en base a su esencia humana y de sensibilidad espiritual calificada.


Deduzco que esta confianza que uno le da al galeno proviene de ése primer encuentro en donde uno recibe, con pudor, el despojarse de todo lo que uno lleva encima.


Además, si ése médico, hombre o mujer, fiel al compromiso hipocrático, estudioso, abierto a la indagación y de probidad médica es a su vez, afable, cordial, amable, no podría uno más que sentir alagado y complacido de encontrarse en el mejor de los lugares.


Pero éste sueño encantador, que ha merecido los mejores calificativos, se esfuma, como quién corre una cortina y devela una realidad sorprendente.


Después de aparecer aquella "cosa" horrorosa llamada "virus de la pandemia" se rompieron todos los esquemas como quien parte un espejo con un martillo y éste estallan en mil partículas.


A partir de aquí, para mí, se abrieron todos frentes de batalla: "La cosa" abrió sus fauces en los laboratorios,  farmacias.  Los encierros se activaron, cada quien tenía una cárcel en casa. Máscaras de todas forma y colores, sacudiendo los ánimos de la ciudadanía. Todo guiado por los siniestros intereses del mercado y el poder político.


Es entonces, cuando mi médico, el conocido, sometido al inesperado acontecimiento se desgarró las vestiduras y entró en la vorágine zarandeando por el laberinto de las inconsciencias.


Por supuesto, no es justo generalizar en éste colosal desbarajuste. El problema ahora es que, quedamos lesionados en éste pandemonio. Nos encontramos con el "sobresalto constante" de llegar a un Centro Médico u Hospital en estado de alerta suprema.

Al  entrar al consultorio no sabes que hacer, ves al médico ubicado en una distancia sorprendente, al fondo del consultorio, está allá, lejísimo. Con mascarilla todavía puesta. Sin mirarte, y en esporádicos momentos cruza una mirada de refilón, que te hace tratar de descubrir que hay en ese extraño personaje nacido de "La cosa".


Él escribe sin cesar en la computadora. Preguntas y más preguntas que no quiere oír, y desde la larga distancia, sin escuchar claramente lo que dice, regresan respuestas indescifrables. Y si desde su boca tapada llega algo casi telegráfico, es para decir: "Con la presente hoja vaya a la farmacia y compre los medicamentos, ahí va todo lo que le he indicado y si necesita alguna explicación se la pide al farmacéutico".


¿Cómo se sentirán todos aquellos que hayan tenido una situación parecida a la mía? Y sé preguntarán, deduzco ¿qué se hizo mi médico de confianza, aquel audaz y atrevido que podía, con mi consentimiento, revisar hasta la profundidad de mis oídos? ¿Dónde está aquel qué  podíamos ensalzar como el Ser el que después de Dios venía él?


Vamos a ver: Será que en el devenir de nuestro tiempo presente se compagina con las frases poéticas de Gustavo Adolfo Bécquer cuando en su hermoso poema presagiaba ...


"Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Pero aquellas que el  vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

esas… no volverán" ...


Vaya, ¿No?

 


©Rodolfo Molina

Corresponsal en España de Escritoras Unidas & Cía.

 

Director de teatro venezolano, productor, actor, diseñador de vestuario y escenografía, docente, gerente cultural, pedagogo teatral, dramaturgo, guionista cine. En 2024 dirigió con gran éxito en España la obra “El Terrible Juan Chicote”, versión de “Lucy es Pecosa” de Triunfo Arciniegas y publicó su obra de teatro “Los Invisibles”, de venta en Amazon.


Fue fundador del Festival Internacional de Teatro de Los Andes, Teatro Móvil Campesino y El Theatrón Centro Dramático (Mérida). Ex Presidente del Consejo Regional de Teatro del Estado Mérida. 


Algunos Premios: Gran Medallón de Honor del Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Porto-Portugal); Ciudadano Meritorio de la Ciudad de Mérida; Premio Juana Sujo; Subsidio Honor de la Casa del Artista. 



Algunos Festivales en los que participó: Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Portugal); Festival de Teatro Popular (Nueva York); Festival Internacional de Teatro de Caracas; Festival Chicano y Latinoamericano (México); Festival Mundial de Teatro en Nancy (Francia). Ha dirigido más de 45 obras de teatro y realizado giras por varios países, entre ellos  España, Francia, Colombia, Portugal y México.