Una vez terminada la Guerra Civil en España, en abril de 1939, alrededor de 500.000 personas escaparon a Francia cruzando a pie la frontera. De éstos, muchos eran soldados con sus armas, pero la mayoría eran mujeres, niños y ancianos. La breve y trágica historia de los soldados es el motivo de este artículo.
Los eventos que dieron motivo a este éxodo tiene sus raíces en la larga lucha del pueblo español por su libertad, pero la causa inmediata fue la creación de la Segunda República en abril de 1931, la cual tenía como finalidad transferir el poder desde los latifundistas y la iglesia a la clase media, democratizar el ejército, hacer laico el sistema educacional y efectuar una modesta distribución de la tierra.
Sin embargo, la amenaza contra los intereses de la iglesia y los latifundistas, alienó a un gran número de católicos y clase media que de otra forma habrían aceptado las reformas. En septiembre de 1933 el gobierno dimitió, y en las nuevas elecciones la izquierda sufrió una aplastante derrota. La nueva coalición de Centro, Republicanos de Derecha y grupos Católicos, rechazó o no tomó en cuenta la legislación del gobierno anterior.
Durante los dos años siguientes la violencia y las huelgas hicieron caer al gobierno en octubre de 1935 y nuevas elecciones se fijaron para enero de 1936. Esta elección fue ganada por pequeño margen por la coalición del Frente Popular, el cual trató de hacer algunas reformas, pero el ambiente se había radicalizado en tal forma que hacía inevitable un enfrentamiento, el que se produjo al levantarse el ejército entre el 17 y 19 de julio en toda España, quedando los alzados dirigidos por Francisco Franco con un tercio del país, iniciándose así una guerra que duró dos años y medio y dejó más de un millón de muertos.
Los países fascistas Alemania e Italia apoyaron casi de inmediato a Franco con soldados y equipos, y la Unión Soviética despachó materiales y armas a la República. Los países democráticos apoyaron la no intervención. Los republicanos reclamaron que la suya era una lucha entre un gobierno legalmente elegido y militares golpistas, y que la no intervención sólo ayudaba a estos últimos, pero así continuó la guerra y casi nadie tuvo la visión suficiente como para darse cuenta que éste era el preludio de la Segunda Guerra Mundial, y que después les tocaría a ellos. Era mayor en Inglaterra el temor al comunismo que al fascismo alemán.
Durante la revolución, mucha gente fue emigrando a distintos países, pero al caer Barcelona y luego Madrid en abril de 1939, se produjo un éxodo masivo de mujeres, niños, ancianos y soldados que entraban a Francia, y que no había forma de detener…
Este éxodo hacia Francia se puede dividir en varias etapas: entre febrero y septiembre de 1939 en que los que llegaron fueron encarcelados en campos de concentración cerca de las playas francesas; entre el inicio de la II Guerra Mundial en septiembre del 39 y la derrota de Francia en julio de 1940, en que los españoles lucharon con el ejército francés, y a pesar que muchos escaparon a Inglaterra por Dunkerke después de la derrota, otros fueron capturados por los alemanes y enviados al campo de concentración de Mauthausen y otros campos, donde murieron alrededor de 20.000 españoles. En la tercera época, desde julio de 1940 hasta mayo de 1945, muchos fueron obligados por el Gobierno pro-alemán de Vichy a trabajar en Francia o Alemania, pero muchos otros lucharon con los aliados en distintos frentes y en la resistencia en Francia con los maquis. El cuarto período desde mayo de 1945 hasta diciembre de 1955 encuentra a los españoles pidiendo asistencia a los aliados para derrocar a Franco, pero éstos se rehusaron porque Franco era un buen aliado en la guerra fría, y en 1955 España fue admitida en Naciones Unidas y pasó a ser un buen aliado de los Estados Unidos de América.
La historia de los españoles refugiados en Francia es de sufrimiento, olvido, heroísmo y la continuación de su lucha contra el fascismo. Durante toda la Segunda Guerra Mundial estos luchadores por la libertad creyeron que al ganar la guerra los ejércitos aliados vencedores girarían hacia el sur para conquistar a España y eliminar a Franco, pero se equivocaron.
Un líder de la resistencia francesa, viendo el desfile de la liberación en Tolouse en 1945, observó a los Maquis españoles pasar delante del palco de honor y se preguntó
a si mismo: “¿Que hizo Francia y las otras democracias por los españoles que tan generosamente dieron su sangre y esfuerzo en la Resistencia?” La respuesta que se tiene es: Nada.
Cuando en Francia se dieron cuenta que los alemanes los atacarían, aceptaron que algunos españoles que estaban en los campos de concentración y que tenían gran experiencia de guerra ingresaran al ejército regular y otros a la Legión Extranjera en África, lo cual hicieron por miles, pero siempre con la desconfianza de los franceses en los comunistas que estaban ingresando a su ejército, a pesar que había de todos los partidos de izquierda y gran cantidad de anarquistas. En el verano de 1943, 16.000 soldados, de los cuales el 20 % eran españoles, fueron reagrupados en África para formar la Segunda División Blindada, comandada por el General Leclerc. Los españoles fueron diseminados por toda la 2DB, pero predominaron sobretodo en el regimiento de infantería del Chad y en la 9a compañía de tanques del tercer batallón, comandado por Putz, un veterano francés de la Brigadas Internacionales, y la 9a compañía comandada por el capitán Dronne, el cual fue escogido porque nadie quería el comando por desconfianza en los españoles, y porque hablaba bien español. La mayor parte de los españoles eran anarquistas, y algunos socialistas moderados.
A pesar que estos soldados lucharon en todos los frentes europeos y con los Maquis en Francia durante la ocupación alemana, sólo nos referiremos a dos grupos: Los españoles durante la invasión de Noruega en la ciudad de Narvik y la liberación de París con La Nueve.
El 8 de mayo de 1940 desembarcaron los contingentes inglés y francés, este último formado por 1.200 españoles de la legión, de los cuales 900 se encuentran enterrados en Noruega, muchos en el cementerio “Francés” de Narvik. A los españoles ni se los nombra, a pesar que pereció el 75% de ellos, pero aparecen con su nombre, grado y número de legionario en el cementerio.
Por diversas circunstancias la división Leclerc solo desembarcó en Normandía en el mes de agosto de 1944, y la novena compañía, formada por 144 españoles, de los cuales sólo 16 llegaron a Alemania al fin de la guerra.
Dronne encontraba a los españoles a la vez difíciles y fáciles de comandar. “Ellos quieren saber qué se requiere de ellos, pero una vez que se les explica y se gana su confianza, ejecutan su tarea con una resolución inquebrantable. Ellos no tenían “espíritu militar”, escribe Dronne, eran antimilitaristas, pero eran magníficos soldados, valientes y experimentados. Si ellos habían abrazado espontáneamente nuestra causa es porque era la causa de la libertad”.
La idea de los franceses de de Gaulle era de llegar a París lo antes posible y así liberar a Francia, pero ésa no era la idea de Eisenhower, el cual pensaba que al capturar París habría que abastecerlo, y no tenía los medios de hacerlo, luego era preferible pasar de largo.
El 23 de agosto, la 2DB está sólo a 50 km de París, y a pesar de las órdenes claras del general Gerow que comandaba el cuerpo de ejército, Leclerc le dijo al capitán Dronne que no se podían obedecer órdenes estúpidas, y apuntando a París con su bastón le dijo “enfile a París y entre”. Como avanzada Dronne escogió la sección de semi-orugas españoles, compuesta de 22 carros y de 120 hombres. A las ocho de la noche entran por la Puerta de Italia, y a las 11 de la noche estaban en el Hotel de Ville. Los primeros carros tenían por nombres “Guadalajara”, “Teruel”, Madrid” y “Ebro.” Dronne se encuentra con los jefes de la resistencia. Cuando los jefes de la resistencia escribieron luego sus memorias, ninguno cita a los españoles.
Con ocasión de la ceremonia de la liberación de París en el año 2004, el último actor español que participó en la liberación de París, Luis Royo-Ibáñez, recibió una condecoración en dicho acto, después de sesenta años del hecho.
El gobernador alemán de París, von Choltitz, que felizmente no destruyó París a pesar de la orden tajante de Hitler, se rindió al soldado Antonio González.
La 2DB siguió a Estrasburgo, luego a Berchtesgaden, el Nido de Águila de Hitler. Los que llegaron fueron sólo un puñado, pero felices de haber derrotado a los nazis. A pesar de sus sueños, Franco se mantuvo en el poder hasta su muerte en 1975, y Francia, por la cual vertieron su sangre, los olvidó.
Muchos otros europeos tales como polacos, noruegos, holandeses y de otras nacionalidades también lucharon, pero al menos tenían un país donde volver una vez ganada la guerra. Los españoles que quedaron vivos, tuvieron que acomodarse en otros países, principalmente en Francia, y muchos no volvieron jamás a España.
Como dijo el poeta Juan Cerón:
No, no me hables a mí de democracia. Vivir en este mundo es una vergüenza:¿Justicia?, ¿Libertad? ¡Todo es una mentira!
© Joan Lledo