Pitteriana No. 5/ ©José Augusto Paradisi Rangel
Los emoticones y los like enmundecieron nuestras manos; nuestros ojos abiertos como los de Malcom Mc Dowell, el protagonista de la Naranja Mécanica de Stanley Kubrick; nuestros oídos obligados a escuchar, en vez de Beethoven, el ríspido estetor masturbativo y analfabeta del reggaeton y sus invertebrados intérpretes.
El arte y la comunicación es puro lenguaje de señas con guantes blancos para que las pantallas de los celulares no se manchen con el antiguo vicio de las emociones humanas, arrasadas por la Inteligencia Artificial que ya se deprime.
Mientras más y más platas coronan mi testa más regreso a Ítaca, mi jardin de infancia de selvas nubladas, el inmenso nido de las aves viajeras del continente: mi Parque Nacional Henri Pittier. Vuelvo a entonar con mi padre don Pancho Paradisi la canción del guardabosques, la neblina silenciosa con sus coros de insectos y pájaros nos envuelve, la plenitud hecha calma murmura al alma: no temás ¡YO SOY TODO ESTO!
Paradisi dixit.
Pitteriana No. 5
Óleo sobre tela. 100x80 Circa 2001
Colección Privada Coyoacán, México.
©José Augusto Paradisi Rangel autor.