“Por eso nos afectan tanto los recuerdos,
las fechas, los días de cumpleaños,
los nacimientos y las despedidas.
Algo de nosotros se queda en los calendarios sin uso,
tal vez para continuar aquella tradición temprana de coleccionar
tarjetas postales.”
Carlos Giménez, 28 de febrero de 1991, El Nacional
Con esta canción de Mario Benedetti y Alberto Favero, "Te quiero", cantada por la Schola Cantorum de Venezuela dirigida por María Guinand en el Cementerio del Este de Caracas, despedimos a Carlos Giménez por última vez el 29 de Marzo de 1993. Era su canción favorita.
La despedida había comenzado un día antes, el 28, cuando con profunda tristeza pero también con alivio porque dejaba de sufrir, nos enteramos que Carlos se había ido para siempre.
Nunca más Carlos en los pasillos de Parque Central, en el café Rajatabla, en el Ateneo de Caracas, cruzando la calle desde Parque Central al Teresa Carreño o viceversa; nunca más en las páginas de El Nacional con algún artículo memorable, en los ensayos, en los estrenos, en la dirección e inauguraciones de los festivales internacionales de teatro de Caracas. Nunca más la risa de Carlos, su picardía, su timidez, su rebeldía ante la injusticia, sus rabietas, su ternura, su generosidad, su melancolía, su honestidad, sus sueños, su talento, su conmovedor e inagotable talento en todo lo que hacía, que era mucho más que teatro.
Nunca más Carlos ayudando (entre tantos pero tantos) al hombre con discapacidad mental y física que cuidaba los carros en Los Caobos, vestía harapos y dormía en las calles, que terminó con ropa decente, "cuidando" Rajatabla, durmiendo en un camerino, comiendo todos los días y teniendo el respeto y el cariño de la gente. Ese hombre que en su media lengua, llorando desesperadamente, miraba a Carlos, tan joven, tan bello en el féretro y decía: "¿Por qué te fuiste, Carlitos, por qué?"
El gobierno había decretado tres días de duelo nacional y toda Caracas parecía estar de duelo aunque seguramente exagero, porque cuando el dolor duele tanto a veces nos parece que toda la ciudad llora nuestras lágrimas.
Pero en la Funeraría Vallés parecía estar toda Venezuela y parte de América y Europa también. Afuera las calles estaban llenas de gente esperando que alguien saliera para poder entrar pero nadie salía, nadie quería dejar de estar a su lado y nadie abandonaba las calles tampoco.
Recuerdo a su mamá, Doña Carmen, tan chiquitica y estoica, que miraba con ojos de pesadilla queriendo despertar pero sin embargo tan fuerte. Toda su familia conmovía por su entereza: sus hermanas, mi querida amiga Anita, y Norma; su cuñado Percy; su sobrino Carli, sus sobrinas Marianita y Gaby, tan jóvenes para tanto dolor.
Cuando el féretro salió la gente comenzó a aplaudir y gritar: "Bravo, Carlos, bravo", como sucedía en todos sus estrenos, y los aplausos y "bravos" de adentro se fundieron y multiplicaron con los de afuera y se convirtieron en un rugido emocionante que no impedía sentir la caída de las lágrimas, que subían hasta el Avila buscando consuelo.
Era un día de mucho sol el día que cantamos "Te quiero", hermoso, con una luz maravillosa que parecía haber sido diseñada por Carlos, pero para las cientos de personas que asistimos a su entierro no dejaba de diluviar, como en una de sus más hermosas obras, "El Coronel no tiene quien le escriba".
©viviana marcela iriart
5 de marzo de 2015
Te quiero
(Mario Benedetti - Alberto Favero)
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Links
Carlos Giménez: Web
Libro homenaje, prólogo de José Pulido,
textos de Carlos Giménez, entrevistas de viviana marcela iriart
(Mario Benedetti - Alberto Favero)
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
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textos de Carlos Giménez, entrevistas de viviana marcela iriart