MAITENA, LA PRIMERA MUJER QUE RECIBE "HOMENAJE LA CATRINA" EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA
La ilustradora argentina Maitena Burundarena se convirtió anoche en la primera mujer en recibir el "Homenaje La Catrina", un galardón que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) entrega desde 2002 a un autor de historietas por su obra.
"Me gustaría poder hablar de las mujeres como hacía hace quince o veinte años, pero ahora ya no estoy tan segura de lo que pienso sobre temas como el amor, la infidelidad, los celos, el paso del tiempo", afirmó Maitena, autora de once libros de historietas publicados en más de treinta países y de la novela "Rumble", recientemente traducida al portugués en Brasil.
Maitena (Buenos Aires, 1962) -que acaba de publicar su libro "Lo mejor de Maitena"- se convirtió así en la primera mujer en ser reconocida en los 12 años de existencia de este galardón. En un discurso explicó que "a los treinta años reírte de las cirugías estéticas es muy fácil, no tanto ahora, con más edad, dudas y experiencias", reprodujo la agencia EFE.
En el acto homenaje, Maitena recibió "La Catrina", una escultura de bronce que reproduce un dibujo del español Sergio Aragonés creado a partir de la Catrina de José Guadalupe Posada.
Este premio, un homenaje a la caricatura y a la historieta, ya ha distinguido a personajes importantes como los argentinos Quino y Roberto Fontanarrosa, además de los latinoamericanos Helio Flores, Rogelio Naranjo, Gabriel Vargas, José Palomo Fuentes, Rius (Eduardo Del Río), Fisgón (Rafael Barajas), Magú (Bulmaro Castellanos) y Hervi (Hernán Vidal).
Maitena, que admitió que le "gustaría escribir otra novela", también sostuvo que tiene "más de contadora de historias que de artista" y recordó una frase de Quino, quien decía que con los años los humoristas se vuelven más reflexivos.
Sobre su relación con los lectores, la argentina dijo: "Yo viví muchos años en las casas de mis lectores, acompañándolos todos los domingos o los martes, en las revistas o suplementos".
Y recordó a una mujer española que le escribió preguntándole "¿Pero, cómo puedes saber lo que pasa en mi casa? ¿estás viviendo con nosotros y yo no me he dado cuenta?".
Previa a la entrega, en una charla con el público de la FIL, Maitena contó que actualmente le interesa más escribir novelas que realizar tiras cómicas, pero "como la vida es muy imprevisible tal vez digo esto y dentro de seis meses estoy dibujando y no escribí la novela", retrucó la humorista alejada del dibujo desde 2007.
En Argentina, la autora acaba de publicar "Lo mejor de Maitena" (Sudamericana), una recopilación de 300 páginas donde mezcla historietas y chistes sueltos de diferentes épocas y estilos con agregados a lápiz que nunca antes había publicado.
Allí se despacha con temas como el amor, la pareja y el sexo de distinto modo a como lo hizo en el pasado porque, en quince años, reconoció, "las cosas han cambiado mucho".
"Dejémonos de joder, el machismo sigue vivo"
entrevista de Patricia Kolesnicov
Sale la antología "Lo mejor de Maitena", una selección que la autora preparó revolviendo su archivo, todos los libros publicados.
Debe de ser, tiene que ser un decorado ese espejito parado sobre el escritorio de Maitena que tiene enganchada una pinza de depilar. Así: papeles, dibujos, pantalla enorme, teclado, espejito con pinza. Como si Maitena pasara de la pantalla de trabajo al espejo –ay, ese pelito que empezó a molestar en el inconsciente–, y después sincronizara ese espejo con la pantalla. Eso: mirarse, mirar, entender, burlarse, compadecerse, es lo que Maitena ha hecho desde siempre, con sus Mujeres alteradas, que en los 90 dieron la vuelta al mundo y la volvieron una estrella. Entra el sol por la ventana del departamento sobre Callao que es su estudio y que –salvo ese escritorio y todos los papeles tirados– está vacío. Casi: en el living enorme hay una silla que mira a la ventana. A los autos. “Antes veía la línea azul del mar, ahora veo la línea azul del neón de Zivals”, tirará en algún momento, pero ojo, ni hablar de melancolía por el pueblito-paraíso en Uruguay que, después de 12 años, dejó en 2012 para volver a pleno centro. Maitena ya no dibuja, dice que le da fiaca, que piensa en hacer dedito por dedito y... no. Pero acaba de terminar un libro.
Lo mejor de Maitena (Sudamericana) es una selección que ella preparó revolviendo su archivo, todos los libros publicados. Estirando el espejo unos cuantos años atrás.
–¿Cómo resultó evaluar tu obra?
–Me leí 1.200 páginas y encontré de todo, cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que ya no.
–¿Por ejemplo?
–Una historieta que se llamó Ser flaca. Era en joda, obvio, pero bueno, son palabras jodidas. Decía: “¿Hay algo más importante que realizarte profesionalmente? Ser flaca”. Eran doce “Ser flaca” tremendos. Aunque fuera en chiste, es como hacer chistes de suegras, ya está, no es gracioso.
–¿Te pareció que podía doler?
–Era relacionar la belleza a la gordura, y es un mensaje equivocado. Podés lastimar a alguien.
–Vos sos flaca.
–Sí, yo soy flaca y siempre tuve muchos conflictos con mi cuerpo y siempre tuve problemas con el cuerpo. Si se trata sentirse mal o fea o que no encajás, eso yo lo puedo entender perfectamente.
–¿Cambiaste cosas en lo que publicaste?
–Sí, por ejemplo en el tema de la depilación. Tenía algo como “Cosas que hacemos las mujeres para evitar el calor de la cera”. Fijate que ahora hay gente que se depila por asuntos de su género, gente que se depila porque son atletas, deportistas, lo que sea. Hay una desaparición del pelo masculino y del femenino, entonces la palabra “mujer” en eso ya no importa. La saqué.
–¿Fuiste muy crítica con lo que hacías hace casi 20 años?
–Esto fue reconciliarme con partes de mí y con trabajos míos que me parecían flojos. Los volví a ver y esos son los buenos y los buenos ahora me parecen flojos.
–¿Por ejemplo?
-Veo la frescura inicial que hay en Mujeres Alteradas, el riesgo, el desparpajo, no me importaba hablar de cualquier cosa, no tenía vergüenza. Mis trabajos posteriores, comoSuperadas o Curvas son más maduros, más amargos. Es algo que les pasa a todos los humoristas, Quino decía eso: uno se va poniendo más filosófico, más amargo, más filoso. Cuando te ponés demasiado reflexivo como humorista decís bueno, los lectores te conocen hace 30 años y podés hacerles comer un garroncito un ratito. Pero cuando pensé en lo mejor de Maitena me pareció que lo mejor era esa frescura, ese desparpajo, esa buena onda, eso de que aunque digamos “está todo mal”, nos reímos de eso, tenemos que reírnos.
–Pusiste muchos bocetos. ¿Tenés todo guardado?
–Hace un año pensé en regalarlos, un día que estaba medio rara, dije: ¿Para qué los guardo? Vi tantas carpetas, con tantos dibujos... Mis padres murieron y desarmé el departamento, lleno de papeles. Pensé: el día que me muera, ¿qué van a hacer con estas carpetas de 800 millones de cosas? Hay cosas lindas, también hay muchos que no valen un mango. Tiré, tiré y los bocetitos los guardé y dije: “Qué lindos”, si doy una charla un día en la Feria del Libro puedo regalarlos todos ese día. ¡Van 600 personas! Tomá, tomá... Cuando salió lo del libro dije: “¡Mirá si hubiera hecho eso!” No quiere decir que no lo pueda hacer todavía, los puedo escanear y regalar.
–¿Encontraste anacronismos?
–Ahora las cosas son más rápidas, la atención más corta. Si ahora estuviera haciendo humor, seguramente los globos tendrían muchas menos palabras; es la época del tuit. Había teléfonos con antenas, un teléfono con disco, lo dejé, si te estoy hablando de otra cosa. Saqué cosas raras, como una mina dependiendo del contestador telefónico. ¡Lo que se sufría por el tema del teléfono! Yo me acuerdo de no entrar a la ducha esperando el teléfono... Y otro tema es el machismo.
–¿Es anacrónico?
–La palabra “machista” ya parece de la caverna. Y ese es el chiste, decir “machista”. Pero hay mucho machismo y se mueren minas golpeadas todos los días. Entonces digámoslo, dejémonos de joder con que es una palabra anticuada, porque el machismo sigue vivo.
–Al revisar tu obra ¿revisaste tu vida? ¿Te acordaste de vos en otras épocas?
–Uf, se me ocurrió otro libro, para hacer eligiendo entre mis dibujos: una autobiografía involuntaria, que se hizo sola. Yo miraba los dibujos y están mis casas, mis novios, mis novias, mis hijos, la mucama, mi lámpara, mi cuarto, lo que me pasaba, yo en pedo... “Mirá”, dice Maitena y estira el brazo. “Te digo esto y se me pone la piel de gallina”. “Además yo sé cómo hice ese trabajo, muchas veces borracha, dibujando hasta las 5 de la mañana. Hay de todo, hacer esto fue muy fuerte. Quedé hecha un trapito total. Pero también hay algo muy power ahí. Me reencontré con algo que está bueno y que a mí me parecía que había quedado atrás. Como que alguna vez fui una dibujante de cómics, muy exitosa, pero eso ya pasó. Ahora salgo de noche y las pendejas no me conocen. Soy una señora y punto.
–¿Este libro se trata del sufrimiento?
–Sí, es eso. Tal vez porque el otro sufrimiento, el gran sufrimiento, es difícil, no podés largarte a llorar a los gritos por nada en el balcón. Entonces, basta con que te agarres el dedo contra la puerta para que llores media hora a los gritos pelados. El dibujito de mi historieta es la que se largó a llorar a los gritos pelados porque se agarró el dedo, cuando en realidad está aprovechando para llorar por todo. Porque la vida es así y el humor es eso. El humor agarra ese sufrimiento, se ríe, lo da vuelta y lo hace soportable.
–¿Qué te hace sufrir?
–El amor.
–¿Eso está en tu trabajo?
–La gente es más careta y no habla de cosas personales en voz alta; yo hablaba mal de la familia, del amor, de los vínculos. Y bueno, se reía la gente, pero me parece que movió sobre todo estructuras más caretas.
–Hablás mal del amor, pero como alguien que ama. Es algo que es un palo y es una ternura.
–Sí, eso es lo que rescaté de Mujeres Alteradas, el nivel de ternura hacia el género humano, que no sé si sigo teniendo.
–¿Sos humorista?
–Soy y no soy, tengo problemas con los grupos de pertenencia. Soy dibujante, soy humorista, me decís “¿sos humorista?” y te digo que no, me decís “¿sos escritora?” y te digo que no, y sin embargo qué sé yo, escribí una novela, capaz que sí. Qué sé yo, voy y vengo, únicamente me reconozco como ama de casa. Soy de otra época. Nosotras teníamos más de Susanita, la idea de la casita, de la pareja... Yo tenía marido a los 18.
–Porque tenías un hijo a los 17. Eso no es tan Susanita.
–Pero me gustó esa vida, mi casita de dos ambientes en San Telmo... la barría, acomodaba los adornos, trataba de que tuvieran onda, qué se yo. Era una vida posible y ahora no es una vida posible para nadie de 20 años. Ahora tarda hasta que aparece el amor. Siento que en mi generación, todavía nos enamorábamos.
El himno franquista, yendo a la playa
"Con mis siete hermanos rubios, íbamos todos cantando Cara al Solen la estanciera rumbo a San Bernardo y nos parecía una súper canción", cuenta Maitena cuando se pone a hablar del padre. ¿Qué tiene que ver papá con el himno franquista? Maitena, por si alguien no lo sabe, se llama de apellido Burundarena. Como Carlos Burundarena, ministro de Educación de Roberto Viola; es decir, en la dictadura. Que es su padre.
–¿Es difícil hablar de eso?
–Cada uno tiene los padres que tiene -dice- mi viejo era así, era facho, de chico le había gustado la Alianza Libertadora, había estado preso en el 55... él creía en una guerra sucia. Nosotros vivíamos al lado de Campo de Mayo, mi viejo sabía que había desaparecidos, no era "ay, no me enteré". Lo que sí, creo que se enteró después del nivel de salvajismo, de maldad. Cuando terminaron los juicios a las Juntas y empezaron a decir "robo de niños, asesinatos, violaciones", para él fue tremendo, creo que se murió de tristeza, como un gran error.
–Cada uno tiene los padres que tiene -dice- mi viejo era así, era facho, de chico le había gustado la Alianza Libertadora, había estado preso en el 55... él creía en una guerra sucia. Nosotros vivíamos al lado de Campo de Mayo, mi viejo sabía que había desaparecidos, no era "ay, no me enteré". Lo que sí, creo que se enteró después del nivel de salvajismo, de maldad. Cuando terminaron los juicios a las Juntas y empezaron a decir "robo de niños, asesinatos, violaciones", para él fue tremendo, creo que se murió de tristeza, como un gran error.
–¿Cuándo te diferenciaste?
–Cuando empecé a laburar en los medios, a ir a las asambleas, a las marchas de derechos humanos. A veces íbamos después a casa a discutir con mi viejo. Pero después se complicó, ya no se trataba de ser facho o no sino de haber sido cómplice de delincuentes comunes.
–Cuando empecé a laburar en los medios, a ir a las asambleas, a las marchas de derechos humanos. A veces íbamos después a casa a discutir con mi viejo. Pero después se complicó, ya no se trataba de ser facho o no sino de haber sido cómplice de delincuentes comunes.
Patricia Kolesnicov
Buenos Aires, 2 de diciembre de 2013
Fuente: Clarín
Maitena: pagina oficial
Lo mejor de Maitena, Ed. Sudamericana