Luis Sedgwick Baez, mi querido y leal amigo, fuente de tanta cultura y conocimientos, se fue. No a cubrir el festival de cine de Toronto, Cannes o Berlín. No a conocer lejanos y exóticos países. No a su casita de la playa en Machurucuto. No a la selva ni al desierto ni a Nueva York ni a Buenos Aires. No a perderse en la escritura o lectura de un libro. No a una exposición de pintura o una obra de teatro. Luis se fue para siempre. El pasado 26 de abril.
Y creo que la mejor manera de recordarlo, de tenerlo siempre presente, es a través de sus palabras, de sus críticas de cine, crónicas de viajes, novelas y obras de teatro.
Luis se fue. Pero su arte, su arte perdurará para siempre. Como su presencia, entrañable para quienes tuvimos la dicha de conocerlo.
Luis se fue, pero nos dejó sus pensamientos plasmados en palabras. Aquí están algunas de ellas.
Querido Luis, esto es para ti.
Y para quienes te queremos.
El enigma de Federico, novela (fragmento)
Semblanza personal de Luisa Richter
6 de junio de 2021