la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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JOSÉ PULIDO: POEMA PARA MI AMIGA VIVIANA MARCELA, Génova, 1 de octubre de 2024

 




Caracas. José Pulido y Viviana Marcela Iriart. 









Yendo hacia el sur buscando la calidez

de tu pasado: tu voz es la punta de un vuelo

préstame tu sonrisa para escribir con ella

te habría dicho Chejov

 

La voz que surge siempre cortando niebla

la sonrisa que es como una premonición de sitios

donde Hamlet podría sobrevivir sin necesidad de ser feliz

 

Mereces adentrarte en los predios de la magia

Lo mágico que siempre desplaza sus cantos en los tuyos

La magia mordiendo tus talones, probando tu tristeza

mereces la solemnidad y la fiesta,

y que los dolores tengan paraíso

 

“Ojalá que los pájaros cantaran solo para ti

ojalá que la cesta de pan caliente oliera solo para ti”

no sé lo que es tener el alma perdida pero la tuya es tan visible

como el mejor de los faros

para cualquier oscura navegación

y lo menciono este día

porque estaba recordando la ciudad

que pasó ante tus ojos

y era una ciudad para repetir imaginada

en el escenario de una brisa que ensaya pájaros

y junto con tu voz sobrevuela tapias,

corta nieblas, y me hace decir a solas

como si fuera un arbusto esperando esa brisa:

la ciudad que perdimos agradece: haberte conocido

 









 




 ©  José Pulido

Poeta, escritor y periodista venezolano, nacido en Villa de Cura, el 1° de noviembre de 1945. Actualmente vive en Génova,  Italia.

En 2024 gana en Italia el Premio Internacional de Excelencia “Ciudad de Galateo Antonio De Ferrariis 2024″

En 2023 fue electo miembro de la  Academia  Venezolana de la Lengua.   En el 2000 le fue otorgado el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos.


Obtuvo el segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, que promueve la editorial Planeta, con su novela Una mazurkita en La mayor.

Estuvo a cargo de la revista BCVCultural, del Banco Central de Venezuela hasta el año 2012. Y de la revista Circunvalación del Sur editada por el Círculo Metropolitano de poesía, 2008. Dirigió las páginas de arte de El Nacional (1981-1988), El Diario de Caracas (1991-1995) y El Universal (1996-98). Miembro fundador de los suplementos Bajo Palabra (Diario de Caracas-1995) y El otro cuerpo (Suplemento del Ateneo de Caracas, en El Nacional-1997-1998). Jefe de redacción, bajo la dirección de Salvador Garmendia, de la revista Imagen (1994-1996). Corresponsal de Agencia Venezolana de Noticias, Venpres en Perú, 1990. Corresponsal de la Organización de Estados Iberoamericanos, (Ciencia y Cultura)1992; y asesor del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber. 1996.

 

 





JOSÉ PULIDO: DOS POEMAS PARA ELISA LERNER

 


Elisa Lerner y José Pulido. Foto: Vasco Szinetar






Elisa Lerner, 1975. Foto: José Sigala



 

 

LA HABITACIÓN DE ELISA

 

 

Quizás hay un ramo perfumando instantes


alguien debería proveerla


de flores antes de marchitarse la semana


y que canten con sosiego algunos pájaros


sin hacer turnos escabrosos


acostumbrados a serenatear


cerca de las ventanas solitarias


donde reine un alma que parezca isla del tesoro


isla: sonrisa rodeada por el canto propio y el silencio ajeno


tesoro: la palabra que se está gestando detrás de la sonrisa



 

Imagino la habitación queriendo ser oscura


para vencer la lámpara erguida cual David


con su piedra de luz


libertad plena para ver libros, computadora,


sofá acostumbrado y el ángel de la guarda


con ganas de leer antes que todos


la siguiente página



 

La infancia es un muestreo: padre madre


caramelos café con leche


cuadernos anotando frases de Scarlett O'Hara


embrión de sueño para un libro futuro


y la adolescencia de entregar


completamente el corazón a la literatura


mientras el pizarrón fingía tormentas de arena con tiza


sobre una lección de geografía


la radio desde los caserones enviaba sus canciones


Mírame, mírame, palabra escrita


quiéreme, quiéreme, palabra escrita


bésame, abrázame, palabra escrita


recuéstate en mi hombro, morenita,


¿y qué me darás, literatura, qué me darás, escritura?


La palabra que se está gestando


como un tesoro en esa boquita

 

 


 

 



Elisa Lerner y Manuel Puig, Caracas 1983. Foto: Vasco Szinetar



 

AQUELLA BONITA AMISTAD

 

 

Manuel Puig sonreía


como una cuchillada de medio lado


cortando burlonamente


la maldad circundante



 

Disfrutaba el evento de morir aplastado


por el vasto sol que se desprendía


desde el último piso de la tarde



 

Su camisa festiva flotaba en el silencio


que extendió visualmente para preguntar


con potente dulzura y ojos de águila


¿Conoces a mi amiga Elisa Lerner?

 



Manuel Puig la quería y admiraba


como hermana de cine y sensaciones


Esa vez me pidió que le hablara de Elisa


se quedaba callado y encallado en una dolorosa sobriedad


de muchacho desprotegido


presentía su escritura como un parto del cine


igual que la emoción que hizo escribir a Elisa Lerner


triste cereza en labios de Madame Butterfly,


cejas volando en el cielo de Marlene Dietrich


el encanto sin fin de Rita Hayworth


y Greta Garbo fingiendo que mentía en Mata Hari



 

La voz de Elisa entraba con frases inauditas


entonando un proceso capaz de esclarecernos



 

Le conté a Elisa lo que dijo Puig


y evadió esa emoción recordando


que cuando su madre falleció


mi esposa y yo la acompañamos


a comprar el traje de luto


“a una tienda que atendía con mucha gentileza


la madre de Harry Abend”



 

En algún instante posterior comentó


“Con Manuel y su mamá fui a la ópera”



 

Luego contó que pudo ser esposa a los 36 años 


“Pero me dio pánico. Ya estaba encadenada a la escritura,


a la distraída ceguera del glaucoma, no sabía lo mínimo en cocina.


Y, menos mal, tuve una madre perspicaz que entendió y se amoldó 


(incluso con orgullo), a mi manera de ser”.



 

Mucho, mucho antes, Manuel se estuvo despidiendo


igual que una música de barco.


Desplegó en su pecho la mano derecha


como quien presta juramento sobre el último piano 


y dijo: “Para Elisa”

 

 



©José Pulido  


Elisa Lerner

 

 

 

 
















EL VIEJO CANTO, poema de José Pulido, Caracas, 2014





Antes de que llegara la antigüedad
los pájaros que morían
se convertían en turmalina y cornalina
Juan aseguró en el apocalipsis que la cara de dios era de jaspe y cornalina
en ese rostro habrán hecho las aves uno de sus mejores cementerios

Todas las montañas se formaron con los antepasados de los pájaros

A partir de un pájaro amarillo, azul y verde
que si lo enjaulan muere y en bella furia canta
nació el cerro de Caracas ondeando aguas y ramas

el Ávila de piedras y raíces, escupido de Pléyades
es nuestra montaña más concreta

Con una escoba de sueños quisiera barrer sus caminos
limpiarlos de miserias

Es tan grande que cupo en el universo una sola vez
cuando se dilataron los cielos
para que pudieran florecer los mangos

los tucusitos del Ávila parecen inventados por Borges:
vuelan hacia atrás porque les interesa más el principio que el final

El Ávila es enorme pero no es tan difícil cargarlo en la maleta
es completamente transportable en forma de sentimiento
especialmente si has mirado sus curvaturas de sirena,
sus crestas de animal acostado
O si alguna vez has escuchado las aguas hablando en Quebrada Quintero
sobre los modos de bajar hacia el Mar Caribe sin tener que preguntar la
dirección en el valle

En la tarde la montaña abre un ojo hecho de sol
Un ojo que se adormece en la cabeza voraz de los árboles resecos
de noche se agazapa con su aliento de ardores vegetales
lista para saltar de nuevo sobre el valle asustadizo con su corazón de conejo
he ahí la montaña que se alimenta de miradas
que del lado de la playa es el Ávila de Reverón
enloquecida de luz
y del lado de Caracas es el Ávila de Cabré
con el tornasol prestado por el colibrí rutilante
y todas las Pléyades estornudan de amor al agitarse el Capin Melao,
la hierba deliciosa
y por encima y por abajo es el Ávila de todos y de nadie
una montaña igual a la Virgen de Coromoto y a la Virgen del Valle
igual a La Chinita y a la Divina Pastora
porque no tienes que conocer en persona sus senderos
para creer que representa nuestros hábitos

La montaña era dormitorio de nubes hace un millón de años
y todavía lo es.
La montaña estaba ahí elaborando guacharacas
antes que surgiera la idea de confeccionar una muralla
que llamaríamos ciudad;
ese antiguo aire es lo que me reconforta.
El Ávila es un pájaro con mastranto en las alas,
es un dolor de incendios guardados en un cofre de raíces.
El Ávila es como decir amén cuando se reza por Caracas.


Caracas, 2014




Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. 

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores



Dónde seguir leyéndolo:
 Página oficial  



Sargento Josanna Jeffrey /poema de Dinapiera Di Donato, premio The Octavio Paz Poetry Prize 2012







Sargento Josanna Jeffrey 

(según el relato de una estudiante que regresó del frente  y contó en mi clase de español del college)




Gritos en el horno
           ¿ no es Janis Joplin?
no son conciertos para muñecas suicidas

ponte a salvo
ven

Un año en Irak no es mucho tiempo
Josanna mía mi aliento de bambú

Robaría a Josanna Jeffrey
para el tiempo que nos queda en tus brazos

breves  humedales de Mesopotamia
Josanna Jeffrey con sus piernas sedosas
mitones de lujo negro

es la Ibis sagrada
en la mira


Temo la ponzoña del tatuaje
en un cerebro de Caballero del Stormfront
al acecho

Josanna Jeffrey mi centinela de trenzas escarchadas
más bella que Central Park en invierno
tatuado de azafrán
firmado Christo

la noche de Nínive bajo su casco de guerra
vas a necesitar las uñas
que dejas en mi cama

el cielo de Irak te proteja

El cielo de Irak para saltar de su rama
justo a tiempo

en el fuego amigo
caballero armado del Ku klux klan  por internet
cuida la manzanilla de su vello ario
cuando nadie lo ve

las bajas destripadas de vello oscuro
corren de su cuenta

Huelo la ponzoña de sus ritos de baja intensidad

Voltea
Salta
Josanna Jeffrey

Eres negra eres el cielo de los reyes
reina de Bagdad mi novia del Bronx

ruido de la caña los ojos de bengala quebrada

Josanna Jeffrey  dispara primero

ven

amo sus riñones preciosos
perdidos
en un experimento de Basora
días calientes lamiendo entre tus piernas
en un descansador de pantalla
helada

como una quemadura de Mosul

Vuelo de bambú doblado
tu aliento de violetas de menstruante
Josanna Jeffrey
perdió el interés de la industria farmacéutica
Tus riñones de treinta mil dólares
tus violetas
nada

enroscada en el descansador de pantalla
como en un vientre
descansa en mí

lamo la flecha agujeteada sobre mi corazón
te doy de mamar
toda la pornografía que hemos hecho
para poner los delicados paraísos
a salvo

carne amada putrefacta
se abraza al polvo de 10.000 sitios arqueológicos
destilados de violetas
irrepetibles
para extraer
tres gotas de aceite

ese animal
suelto en un libro de monja
un dedo de mi pie
en tu apertura de bambú

cómo te gustaba

dijo que al volver tendría una hija
Nasiriya

tampoco volvieron las aves

para retenerte me juego
la carta Josanna Jeffrey:
érase una vez las amantes
perdidas
en fuegos amistosos que declaran
la guerra de cada quien

las sobrevivientes las felices infelices muchachas
arrasadas devueltas de reyes recién muertos un  año después

gritos en el horno

retiras la cabeza
como un pavo dorado
que todavía
hay que punzar

Josanna Jeffrey

sin pena ni gloria

no vienes

la última cerilla
es para la oscuridad


                 ©Dinapiera Di Donato
                   Fotografía: Jacqueline Herranz
 



Este texto forma parte del poemario  2001-2011 Colaterales  de Dinapiera Di Donato que obtuvo un galardón  nacional, el The Octavio Paz Poetry Prize 2012  que se otorga en USA al libro de poemas escrito en español.