Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Primo Levi: Regreso a Auschwitz (entrevista) / Marco Belpoliti (Transcripción) Ana Nuño (Traducción) / Letras Libres, septiembre 2005








Primo Levi regresó a Auschwitz, donde estuvo internado de febrero de 1944 hasta la liberación del campo en enero de 1945, dos veces en su vida: en 1965 y en 1982. En la segunda oportunidad lo hizo acompañado por un grupo de estudiantes y profesores de instituto, representantes de la comunidad judía y cargos electos de la provincia de Florencia, organizadora de la visita. También viajó con él un equipo de la rai , dirigido por Emanuele Ascarelli y Daniel Toaff.

El texto de la entrevista, realizada ante las cámaras en junio de 1982, había permanecido inédito hasta su transcripción por Marco Belpoliti y su edición en 1998 en un volumen colectivo a cargo de Francesco Monicelli y Carlo Saletti. La traducción del italiano es de Ana Nuño.





Ya estamos aquí. ¿Qué efecto le produce volver a ver estos parajes?

Todo es diferente, han pasado más de cuarenta años. Polonia salía entonces de cinco años de una guerra espantosa, era el país de Europa que probablemente había sufrido más por culpa de la guerra, que tenía el mayor número de víctimas, no sólo judíos. Además, en estos últimos cuarenta años el mundo se ha renovado en todas partes. Yo atravesé estos campos invernales y la diferencia es total, porque el invierno polaco era, y sigue siendo, un invierno rudo, no como el invierno al que estamos acostumbrados en Italia. Aquí la nieve se mantiene durante tres, cuatro meses, y nosotros no podíamos, éramos incapaces de resistir el invierno polaco, como prisioneros o después. Yo recorrí estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en busca de un baricentro, de cualquiera que fuera capaz de acogerme. Era verdaderamente la desolación hecha paisaje.

Estos rieles y los trenes de mercancías que vemos pasar, ¿qué siente al verlos?

Pues resulta que precisamente los trenes de mercancía son el desencadenante, lo que me causa mayor impresión, porque aún hoy cuando veo un vagón de mercancías, y aún más si subo a uno de ellos, me produce una violenta impresión, los recuerdos regresan, en fin, mucho más que al volver a ver paisajes y lugares, incluso Auschwitz. Haber viajado cinco días seguidos en un vagón de mercancías sellado es una experiencia que no se olvida.

Esta mañana me hablaba de algunas sensaciones que le produce la lengua polaca.

Sí, también es un reflejo condicionado, al menos, es decir, en mi caso. Yo soy un hombre que habla y escucha; el lenguaje de los otros me afecta mucho, y suelo o procuro utilizar correctamente mi lengua de italiano. El polaco era esa lengua incomprensible que nos había recibido al final del viaje, pero no era ni mucho menos el polaco de la población civil que escuchamos hoy en los hoteles o en boca de nuestros acompañantes. Era un polaco zafio, vulgar, trufado de injurias e imprecaciones, y nosotros no comprendíamos aquello; era realmente una lengua infernal. El alemán lo era todavía más, desde luego; el alemán era la lengua de los opresores, de las matanzas, pero mucho de los nuestros -yo, entre otros- lo comprendíamos a retazos, no nos era desconocido, no era la lengua de la aniquilación. El polaco sí era la lengua de la aniquilación. Sin ir más lejos, ayer noche en el ascensor dos borrachos me produjeron una fuerte impresión: hablaban como entonces, no como los que nos acompañan, hablaban soltando injurias, hablaban esa lengua que parecía estar hecha sólo de consonantes, verdaderamente la lengua del infierno.

Decía usted, por cierto, que esta sensación es como la que le produce el carbón, ¿no es así?

¡Exactamente la misma! Sin duda, también esto se lo debo al hecho de ser químico. El químico es entrenado para identificar las substancias a través de su olor. En aquella época y también hoy, la llegada a Polonia, al menos a las ciudades polacas, está marcada por dos olores característicos que no existen en Italia: el olor de malta torrefacta y el olor ácido del carbón ardiendo. Esta es una región minera, en todas partes hay carbón y muchos aparatos de calefacción funcionan con carbón. Entre estaciones y en invierno un olor se esparce por el aire: el olor ácido del carbón. Pero para nosotros, o el menos para mí, es el olor del Lager, el olor de Polonia y del Lager.

¿Y la gente?

No, la gente no es la misma de entonces. En aquella época no vimos a la gente. Vimos a los verdugos del Lager y sus colaboradores. La mayoría eran polacos, judíos y cristianos. Pero los polacos de la calle, los polacos que vivían en las casas, a esos no los veíamos, los divisábamos a lo lejos, más allá de las alambradas. Había un camino rural que se extendía a lo largo del Lager, pero por ahí pasaba muy poca gente. Después supimos que habían alejado a todos los habitantes del pueblo. Sí veíamos pasar los autocares que conducían al trabajo a los obreros polacos, y recuerdo un anuncio en uno de estos vehículos, una publicidad como las que veíamos en casa: "Beste Suppe, Knorr Suppe", "La mejor sopa es la sopa Knorr". Ver aquel anuncio de sopa nos producía un extraño efecto, como si nos fuera posible escoger entre una sopa mejor y otra menos buena.

¿Qué sintió esta mañana cuando emprendió el mismo camino, pero partiendo esta vez de un lujoso hotel turístico?

Sentí una dislocación, casi me atrevería a decir un desmembramiento, algo imposible que a pesar de todo sucede porque el contraste es demasiado fuerte. Se trata de algo que en aquel entonces jamás hubiésemos podido imaginar que podría ocurrir: regresar a este lugar, vestidos como turistas, a un hotel de lujo o casi. Y sin embargo...

Y ese contraste, ¿qué diría...?

Ese contraste, como por lo demás todos los contrastes, tiene un lado gratificante y otro alarmante; las cosas pueden volver a suceder. Lo peor habría sido lo contrario: haber venido a un hotel de lujo y después, hoy, volver en plena desesperación.

¿Sabían adónde irían, cuál sería su destino?

No sabíamos prácticamente nada. En la estación de Fossoli pudimos ver unos rótulos en los vagones en los que habían garabateado una indicación: "Auschwitz"; pero no sabíamos dónde quedaba, pensamos que se trataba de Austerlitz. Supusimos que estaría en algún rincón de Bohemia. Creo que nadie en Italia en aquella época, ni siquiera las personas mejor informadas, sabía lo que significaba "Auschwitz".

¿Cómo fue su primer contacto con Auschwitz hace cuarenta años?

Era... ¿cómo decir? Era lunarmente diferente, era de noche; era el final de cinco días de viaje calamitoso, durante el cual varias personas habían muerto en el vagón, era la llegada a un lugar del que no comprendíamos la lengua y todavía menos su razón de ser. Había unos letreros insensatos: una ducha, un lado limpio, un lado sucio y un lado limpio. Nadie nos explicaba nada o bien nos hablaban en yiddish o en polaco, y nosotros no comprendíamos nada. Es una experiencia realmente alienadora. Teníamos la impresión de hallarnos en medio de un ataque de locura, de estar..., de haber perdido la posibilidad misma de razonar. No, ya no razonábamos.




¿Cómo vivió el viaje, aquellos cinco días? ¿Qué recuerda de aquello? 
 En realidad lo recuerdo muy bien, recuerdo muchas cosas. Éramos cuarenta y cinco personas en un vagón muy pequeño, apenas había espacio, como mucho podíamos sentarnos, pero era imposible tumbarse; había una joven madre que daba el pecho a su bebé. Nos habían dicho que podíamos llevar comida, pero, estúpidamente, no llevamos agua o quizás un poco, por lo demás nadie nos lo había dicho y pensábamos que conseguiríamos agua en algún lugar. A pesar de que era invierno, padecimos una sed aterradora; aquella fue verdaderamente la primera experiencia de una tortura, la tortura de la sed durante cinco días. Le recuerdo que estábamos en invierno, el aliento se nos congelaba, y el que podía soplaba sobre los pernos del vagón e intentaba raspar la escarcha blanca -llena del óxido de los pernos-, raspabas aquello para conseguir recoger unas pocas gotas de agua y mojarte los labios. Y el bebé chillaba de la mañana a la noche y durante toda la noche porque su madre se había quedado sin leche.

Y qué fue de los niños, de la madre cuando...

Pues bien, los mataron rápidamente. De los seiscientos cincuenta que íbamos en aquel tren, las cuatro quintas partes perecieron aquella misma noche o la siguiente, enviados directamente a las cámaras de gas. En aquel escenario siniestro, en plena noche, bajo los focos, con toda esa gente que gritaba -gritaban como nunca se ha oído gritar, gritaban órdenes que no comprendíamos-, bajamos de los vagones y nos pusimos en fila, nos hicieron poner en fila. Delante de nosotros había un suboficial y un oficial -después supe que era médico, pero al principio no lo sabíamos-, y preguntaban a cada uno si podía trabajar o no. Me dirigí a mi vecino, era un amigo, un muchacho de Padua mayor que yo y en mal estado de salud, y le dije: yo pienso decir que puedo trabajar. Y él me contestó: haz lo que quieras, a mí me da igual. Ya había abandonado toda esperanza. De hecho, se declaró incapacitado y no entró en el campo. No volví a verle nunca más, como a ninguno de los otros, por lo demás.

¿Cómo era el trabajo allí, en Auschwitz?

He de aclarar, como sin duda ya sabe, que en Auschwitz no había un solo campo sino muchos, y algunos habían sido construidos siguiendo un proyecto, anexos a una fábrica o una mina. El campo de Birkenau, por ejemplo, estaba dividido en gran número de equipos que trabajaban en varias minas, incluso en fábricas de armas. Mi campo, en el que había diez mil prisioneros, era Monowitz y formaba parte de una fábrica que pertenecía a I.G. Farben Industrie, un enorme conglomerado químico, posteriormente desmantelado. Teníamos que construir una nueva fábrica de productos químicos, que tendría cerca de seis kilómetros cuadrados. La obra estaba bastante avanzada y todos trabajábamos en ella; también trabajaban allí prisioneros de guerra ingleses, presos franceses, rusos e incluso alemanes. Por supuesto, también había polacos libres y voluntarios, hasta había voluntarios italianos. En total, aproximadamente cuarenta mil individuos, de los que nosotros, los diez mil, éramos el nivel más bajo, el último peldaño. El Lager de Monowitz, formado casi exclusivamente por judíos, debía suministrar la mano de obra no calificada. A pesar de todo, debido a que la mano de obra especializada escaseaba en Alemania, y como los hombres se habían marchado al frente, a partir de un determinado momento buscaron entre nosotros -los teóricamente no calificados y esclavos- a especialistas, empezaron a buscar a quienes... desde el primer día, desde el día de nuestro ingreso en el campo se produjo una especie de búsqueda por analogía: a todos nos preguntaron qué edad teníamos, qué diplomas, qué oficio. Fue entonces cuando tuve mi primera oportunidad ya que me presenté como químico, sin saber que sería enviado a una fábrica de productos químicos; y mucho después aquello me valió un pequeño beneficio, porque durante los dos últimos meses trabajé en un laboratorio.

¿Cómo era la comida?

Pues bien, la comida era el problema número uno. No estoy de acuerdo con quienes describen la sopa y el pan de Auschwitz como infectos; en lo que a mí respecta, tenía tanta hambre que los encontraba buenos y la comida nunca me pareció asquerosa, ni siquiera el primer día. Era miserable, nos daban raciones mínimas, el equivalente de 1.600-1.700 calorías por día; teóricamente, porque en el trayecto había ladrones y, por tanto, las raciones que llegaban hasta nosotros eran inferiores al umbral teórico; digamos que aquello era el racionamiento oficial. Usted sabe que actualmente 1.600 calorías bastan para un hombre poco corpulento y que con eso puede vivir, pero sin trabajar y si permanece echado, mientras que nosotros debíamos trabajar y, además, hacerlo con frío y realizar labores pesadas; en estas condiciones, la ración de 1.600 calorías era una muerte lenta por desnutrición. Después he leído los cálculos que hacían los alemanes. Calculaban que a un prisionero sometido a estas condiciones que sacara recursos del estado en que se hallaba antes de su internamiento, este tipo de alimentación le permitiría resistir de dos a tres meses.

¿Pero era posible adaptarse a todo en los campos de concentración?

Su pregunta es extraña. El que se adapta a todo es el que sobrevive; pero la mayoría no se adaptaba a todo y moría. Moría por no saber adaptarse incluso a cosas que hoy nos resultan banales, al calzado, por ejemplo. Nos lanzaban un par de zapatos, bueno, en realidad no era un par de zapatos, eran dos zapatos desparejados, uno tenía tacón y el otro no; había que tener una constitución de atleta para aprender a caminar de este modo. Un zapato era muy pequeño y el otro muy grande. Había que dedicarse a hacer complicados intercambios, y si se tenía suerte podía conseguirse un par casi a juego y había que conformarse. La mayor parte del tiempo los zapatos hacían heridas en los pies, y quien tenía pies delicados acababa contrayendo una infección. A mí también me toco vivirlo, todavía tengo las cicatrices. Milagrosamente mis heridas sanaron por sí solas, a pesar de que no falté un solo día al trabajo. Quien era sensible a las infecciones moría debido a sus zapatos, por culpa de las llagas de los pies infectadas que no sanaban. Los pies se hinchaban, y cuanto más hinchados estaban más apretaban los zapatos, y la gente acababa teniendo que ir al hospital, pero no los dejaban ingresar ya que los pies hinchados no eran una enfermedad. Era un mal tan generalizado que quien tenía los pies hinchados iba directamente a la cámara de gas.




Parece que hoy iremos a comer a un restaurante de Auschwitz.

Sí, es casi cómico. ¡Un restaurante en Auschwitz! No sé, la verdad, no creo que coma; para mí es como una profanación, una cosa absurda. Por otra parte, hay que decirse que Auschwitz -Oswiecim en polaco- era y es todavía una ciudad donde hay restaurantes, cines y probablemente también un bar nocturno, como probablemente en toda Polonia; hay escuelas, hay niños. Hoy como ayer, paralelamente a este Auschwitz hay, cómo decir, un concepto: Auschwitz es el Lager. Pero en aquella época también existía un Auschwitz civil.
Al abandonar Auschwitz, el primer contacto con la población polaca... 
La gente desconfiaba. Los polacos habían pasado de una ocupación a otra, de una ocupación feroz, la alemana, a otra menos feroz, quizá más primitiva, la de los rusos. Pero desconfiaban de todo el mundo, incluso de nosotros. Éramos extranjeros, auténticos forasteros, no nos comprendían, llevábamos puesto un uniforme, el uniforme de los presidiarios, era eso lo que los aterraba. Se negaban a dirigirnos la palabra, y sólo algunos, realmente muy pocos, se apiadaron de nosotros; con ellos acabamos comprendiéndonos. Es muy importante la comprensión mutua. Entre el hombre que puede hacerse comprender y el hombre que no puede hacerse comprender hay un abismo: uno se salvará, el otro no. También esto es fruto de la experiencia del Lager: la fundamental experiencia de la importancia de comprender y ser comprendido.
¿El problema, para los italianos, era la lengua?

Para los italianos era una de las principales causas de mortalidad, comparado con otros grupos. Para los italianos y los griegos. La mayoría de los italianos como yo murieron en los primeros días por no poder comprender. No comprendían las órdenes, y no había ninguna clase de tolerancia para quienes no las comprendían; había que comprender la orden: nos gritaban, nos la repetían una sola vez y ya está, después arreciaban los golpes. Ellos no comprendían cuando nos anunciaban que podíamos cambiar de zapatos, no comprendían que una vez por semana nos llamaban para afeitarnos la barba; siempre llegaban de últimos, siempre tarde. Cuando necesitaban algo, algo que fuera posible expresar, incluso algo que hubiesen podido obtener, no lograban expresarlo y se reían de ellos; aquello era el hundimiento total, también desde un punto de vista moral. A mi modo de ver, entre las primeras causas de tantos naufragios en el Campo, la lengua, el lenguaje encabezaba la lista.

Hace unos momentos hemos dejado atrás una estación de tren que menciona en su libro La tregua.

Trzebinia. Sí, era una estación fronteriza, situada entre Katowice y Cracovia, y en ella se detuvo el tren. Era un tren que se detenía todo el tiempo, nos costó tres o cuatro días recorrer ciento cincuenta kilómetros. Se detuvo y yo me bajé. Por primera vez me encontré cara a cara con un polaco, un civil; era un abogado, y fue posible entendernos porque hablaba alemán y también francés. Yo no sabía polaco y, la verdad, sigo sin saberlo. Así que me preguntó de dónde venía y le conté que venía de Auschwitz, que por eso llevaba un uniforme, porque todavía llevaba el uniforme a rayas. Me preguntó: ¿por qué? Le dije que yo era un judío italiano. Él iba traduciendo mis respuestas a un grupo de curiosos que se había congregado a su alrededor, eran campesinos polacos, obreros que iban de camino al trabajo, era casi de día, si mal no recuerdo. Como decía, yo no sabía polaco, pero sí lo suficiente para comprender lo que traducía... Había transformado mi respuesta. Yo había dicho: "soy un judío italiano", y él había traducido "es un prisionero político italiano". Entonces le dije en francés, para corregirle: "no soy..., también soy un prisionero político, pero fui deportado a Auschwitz por ser judío, no como prisionero político". Pero él me contestó precipitadamente y en francés que, por mi bien, mejor valía dejarlo de ese tamaño, porque Polonia es un triste país.




Estamos a punto de volver a nuestro hotel de Cracovia. Para usted, ¿qué representó el Holocausto para el pueblo judío?

No fue algo novedoso, antes hubo otros. Entre paréntesis, nunca me ha gustado la palabra "Holocausto". No me parece un término apropiado, es retórico y, sobre todo, erróneo. Representó un punto de no retorno en términos de proporciones, sobre todo de recursos, porque por primera vez en tiempos recientes el antisemitismo se convirtió en un proyecto planificado, organizado a nivel de Estado, no por influjo de un consenso tácito, como había ocurrido en la Rusia de los zares; esto, en cambio, era un acto de voluntad. No había escapatoria posible, toda Europa se convirtió en una enorme trampa, esto fue lo novedoso y lo que determinó para los judíos un profundo cambio, no solamente en Europa sino también para la comunidad judía en Estados Unidos y para los judíos del mundo entero.

¿Piensa usted que otro Auschwitz, otra masacre como la perpetrada hace cuarenta años, es imposible que se vuelva a producir?

En Europa no lo creo posible por razones, como decir, de inmunidad. Se ha producido una especie de inmunización; esta es la razón por la que sería difícil asistir al renacimiento de algo parecido por mucho tiempo... en algunas décadas, pongamos, cincuenta o cien años, Alemania podría conocer un resurgimiento del nazismo parecido al anterior, y en Italia aparecería un fascismo como el de antes. Sin embargo, pienso que no será posible en Europa; también pienso que en otros países se está gestando el deseo de un nuevo Auschwitz, simplemente les faltan los recursos.

¿La idea no ha muerto?

Ciertamente no ha muerto la idea, porque nada muere definitivamente. Todo reaparece bajo nuevas formas, pero nada muere por completo.

¿Pero las formas sí cambian?

Las formas cambian, sí; las formas son importantes.

¿Piensa usted que es posible lograr el aniquilamiento de la humanidad del hombre?

¡Desde luego que sí! ¡Y de qué manera! Me atrevería incluso a decir que lo característico del Lager nazi -no sabría decir en el caso de los otros porque no los conozco, quizás los campos rusos son distintos- es la reducción a la nada de la personalidad del hombre, tanto interiormente como exteriormente, y no sólo la del prisionero sino también la del guarda del Lager, él también pierde su humanidad; sus rutas divergen, pero el resultado es el mismo. Pienso que son pocos los que tuvieron la suerte de no perder su conciencia durante la reclusión; algunos tomaron conciencia de su experiencia a posteriori, pero mientras la vivían no eran conscientes. Muchos la olvidaron, no la registraron en su mente, nada se imprimió en la cinta de su memoria, diría yo. Sí, todos sufrían substancialmente una profunda modificación de su personalidad, sobre todo una atenuación de la sensibilidad en lo relacionado con los recuerdos del hogar, la memoria familiar; todo eso pasaba a un segundo plano ante las necesidades imperiosas, el hambre, la necesidad de defenderse del frío, defenderse de los golpes, resistir a la fatiga. Todo ello propiciaba condiciones que pueden calificarse de animales, como las de bestias de carga. Es interesante observar cómo esas condiciones animales se reflejaban en el lenguaje. En alemán hay dos verbos para "comer": el primero es "essen", que designa el acto de comer en el hombre, y está "fressen", que designa el acto en el animal. Se dice de un caballo que "frisst" y no que "isst"; un caballo zampa, en suma, un gato también. En el Lager, sin que nadie lo decidiera, el verbo para comer era "fressen" y no "essen", como si la percepción de una regresión a la condición de animal se hubiera extendido entre todos nosotros.

Ha concluido el periplo de su segundo regreso a Auschwitz. ¿Qué cosas le vienen a la mente?

Muchas, en realidad. Sobre todo una: me incomoda que los polacos, el gobierno polaco, se hayan apoderado de Auschwitz, que lo hayan convertido en el lugar del martirio de la nación polaca. En verdad eso fue cierto, al menos durante los primeros años, en 1941 y 1942. Pero después de esa fecha, con la apertura del Lager de Birkenau, y sobre todo cuando entraron en funcionamiento las cámaras de gas y los hornos crematorios, se convirtió ante todo en el instrumento de la destrucción del pueblo judío. Nadie puede negar esto. Hemos podido verlo: hay también el bloque-museo de los judíos, los italianos, los franceses, los holandeses, etc. Pero hay en Auschwitz este hecho capital: que la gran mayoría de las víctimas fueron judíos, una parte sólo de las cuales eran judíos polacos. No es que se niegue esta realidad, sino que apenas es evocada.

¿No le parece que los otros, los hombres, hoy en día quieren olvidar Auschwitz cuanto antes?

Hay indicios que permiten pensar que quieren olvidar o algo peor: negar. Es muy significativo: quien niega Auschwitz es precisamente quien estaría dispuesto a volver a hacerlo.

© Marco Belpoliti  (transcripción)
Traducción del italiano: Ana Nuño

    Letras Libres
septiembre 2005














Homenaje y desagravio a María Teresa Castillo / textos varios y de José Pulido, Caracas, agosto 2011




 Texto de José Pulido


Un viento fresco, de los que huelen a palo de agua, sopló de repente y ella entró al Ateneo de Caracas como si ese viento estuviera amarrado a su pañoleta. Su voz saltó aquí, allá, por ahí, "¿qué tal? ¿cómo le va? ¿cómo amaneció?" hasta que el ascensor se la llevó con inclemente rapidez.
Tenía en ese momento 95 años de edad y ahora tiene cien. Caminaba como si fuera una muchacha llevando una bandera. Y hasta eso tiene significado a partir de María Teresa Castillo porque en realidad ella es una especie de bandera humana que simboliza la constancia.
Todas las mujeres venezolanas que hoy dan un paso al frente en todas las luchas y en todos los trabajos, en disímiles protagonismos y en millones de búsquedas, transitan caminos que ella hizo más anchos, y sépanlo o no, tienen una deuda bonita con esa señora que ha dedicado, por lo menos, 80 años de sus 100, a la tarea de mostrar cuánta fuerza ha puesto y seguirá poniendo la mujer para mejorar el mundo.
Ella fue pionera en el periodismo, en la acción cultural de vanguardia, en la actualización del conocimiento. Se atrevió a ir contra la corriente y a transformar la rutina en pasión de vida. En los años treinta y a lo largo de más de un lustro, mantuvo el primer programa radial femenino del país, con Ana de Amengual y Carmencita Serrano.
Parece que anduviera con ellas, que caminara acompañada de Josefina Juliac y Antonia Palacios; de María Luisa Escobar y Cachi de Corao. Parece que estuviera reporteando todavía en Ultimas Noticias, con Analuisa Llovera y Carmen Clemente Travieso, bajo la conducción inigualable de Kotepa Delgado. Da la impresión de que conversa con Alberto de Paz y Mateos o con Alejo Carpentier.
Hace cinco años la vi con su misma sonrisa de optimismo imborrable, con el mismo brillo de linterna en los ojos; caminando arrolladora y con esa disposición a creer en los demás que siempre ha sido su actitud existencial. Le pueden ofrecer un arco iris y lo agarra, si le muestran una utopía la acaricia.
Todos los seres humanos son iguales para ella y por eso está más allá de los desacuerdos y las rabias. Ese lugar por donde transita, a veces con ganas de ver una película o de toparse con un grupo teatral ensayando, ha sido durante varias décadas un hervidero de actividades que alimentaron de entusiasmo creador a cada juventud que brotó con ganas de crecer y de vivir.
Cuántos grupos se han esfumado, cuántos amigos se han ido. Es como si se hubiera llegado a una etapa en que lo único factible es recordar. Solazarse con el recuerdo de los grandes momentos expresivos. Tu país está feliz, Rajatabla, Bolívar, los foros, los libros, miles de artistas de todo el mundo llegando a esa estación en un tren invisible.


 Con Julio Cortázar


Recuerdo aquí, en este vacío, a Horacio Peterson; recuerdo aquí en este vacío a Carlos Giménez, recuerdo aquí en este vacío a Peter Stein, a Jacques Lacan, a Julio Cortázar, a Miguel Otero Silva, a Pablo Neruda, a Barbarito Diez. Recuerdo aquí, en este vacío a Tomáz Pandur, Nicolás Curiel, José Antonio Rial, Gabriel García Márquez, Anna Julia Rojas, Margot Benacerraf. Recuerdo aquí en este vacío a cientos y cientos de grupos. A Javier Vidal, Julie Restifo, Isaac Chocrón, Esteban Herrera, Román Chalbaud, Rodolfo Santana, Els Joglar, La Commedia del Arte, El Ornitorrinco, Edgar Antonio Moreno Uribe tomando notas.
En estos días la vi y sentí deseos de volverla a ver. Ondeando su alegría como una bandera. Ese optimismo ingenuo y limpio, que ha dado tanto durante tanto tiempo. El aguacero se desató con furia y por alguna razón, las gotas parecieron miles de aplausos para ella. Miles de aplausos naturales para María Teresa Castillo. Yo la vi, solita, mirando los cortinajes de la lluvia. Era como la madre de todos, preguntándose en un susurro "¿dónde estarán los muchachos?".


©José Pulido
Fuente: Enfoques




 Con Porte Acero y Carlos Giménez






María Teresa Castillo  (Venezuela, 1909). Periodista, gerente cultural, activista de derechos humanos. Luchó contra  las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez y por el derecho al voto femenino.  Fue presa política y estuvo en el exilo.  Fundó la Agrupación Cultural Femenina, la Asociación Venezolana de Mujeres y  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, del que fue presidenta así como del Ateneo de Caracas y  Fundación Rajatabla.  Recibió las más altas distinciones nacionales e internacionales por su labor de promoción de la cultura y las artes en Venezuela. Desde 1990 existe la Orden María Teresa Castillo que premia las manifestaciones artísticas y culturales de Venezuela. Apoyó a Chávez cuando estuvo preso y en su campaña presidencial. En agradecimiento Chávez le quitó la sede del Ateneo de Caracas.






INTELECTUALES Y ARTISTAS RINDIERON HOMENAJE 
A MARÍA TERESA CASTILLO: LA HEROÍNA CIVIL DEL SIGLO XX.
Caracas, 01 de Agosto del 2011

María Teresa Castillo con Ernesto Cardenal y Sergio Ramirez



Este lunes la Fundación Arturo Uslar Pietri celebró en Caracas el homenaje a una de las impulsoras del arte en Venezuela: María Teresa Castillo, a quien se calificó como un "héroe civil" venezolano, debido a sus lucha en lo personal y profesional por engrandecer la patria.

Tal título honorario fue concedido por el presidente de la Fundación, Antonio Ecarri, quien estuvo acompañado por diversas personalidades de la cultura como Jacobo Borges, Soledad Bravo, Javier Vidal, Luis Alberto Machado y Nancy de Martín, quienes destacaron a Castillo como insigne figura de la nación gracias, entre otros logros, a la edificación de los ateneos en el país.
Sobre el homenaje, el artista plástico Oswaldo Vigas envió unas palabras de felicitaciones que fueron leídas por su esposa, Janín de Vigas, en las cuales indicó que no se podría imaginar "el mundo cultural venezolano sin María Teresa Castillo (...) su huella será indeleble".

Por su parte Vidal, quien leyó un sentido discurso que recorrió a Castillo en sus facetas humana, cultural y política, la calificó como un "signo de la cultura" de la nación. Haciendo uso de una frase de Ernesto "Che" Guevara, el dramaturgo indicó que "para María Teresa lo extraordinario era algo cotidiano". Finalizó recordando que Castillo era una constructora de país y que, aunque "los Boves" regresaron a Venezuela, "no debemos dejarnos contagiar con los rencores".

"No podemos permitir que nadie nos separe"

 
María Teresa Castillo y Jacobo Borges


Por su parte, el pintor Jacobo Borges señaló que hablaría "con el corazón" y viró sus palabras sobre la importancia para el país de personas sensibles y tolerantes como María Teresa Castillo.

Para el artista, la ex directora del Ateneo de Caracas es un ejemplo de una persona que buscó apartar la exclusión social, así como defensora de la igualdad y democracia. Para Borges, Castillo es "puro amor (...) lo más bello que ha producido el país en los últimos 100 años".

Recordó que los 80 años del Ateneo corresponden casi a la mitad de los años que Venezuela lleva libre (200 años) y señaló que, fiel a la personalidad de Castillo, se debe buscar que chavistas y antichavistas sean incluidos en la misma patria, "porque todos somos venezolanos (...) no podemos permitir que nadie nos separe".

Y pidió dejar a un lado los odios para dirigirse hacia un objetivo común de bienestar.

Rechazaron ataques contra Castillo
El agasajo también sirvió como una especie de desagravio para María Teresa Castillo ante los diversos ataques que sectores oficialistas han realizado.
Tanto Bravo como Martín pidieron respeto para una venezolana que "siempre buscó llevar la educación, cultura y tolerancia al pueblo". Borges dijo que, así como son ilógicos los ataques contra el maestro José Antonio Abreu, son ilógicos los hechos contra Castillo.

  
 María Teresa Castillo e Inocente Palacios

 Soledad Bravo y Margot Benacerraf 
en el homenaje a MTC


Fuentes: Fundación Uslar Pietri
                Notitarde








DESAGRAVIO A MARÍA TERESA CASTILLO

María Teresa Castillo, retrato de  Guayasamin



Publicado en El Nacional, 17 de julio de 2011


DIPUTADOS APOYAN A  MARÍA TERESA CASTILLO 

ANTE ATAQUES CHAVISTAS

Los diputados del bloque opositor que integran la comisión de Medios de Comunicación de la AN respaldaron el comunicado que emitió el CNP en rechazo al lenguaje de odio, violencia y descalificación que usan los conductores del programa de VTV

Los parlamentario de la Unidad que integran la Comisión de Medios de Comunicación de la Asamblea Nacional respaldaron el contenido del comunicado que emitió el Colegio Nacional de Periodistas en rechazo al lenguaje de odio, violencia y descalificación que usan los conductores del programa La Hojilla, transmitido por Venezolana de Televisión(VTV).
 
"Consideramos que el país debe transitar en caminos de paz, unión y reconciliación nacional; y este tipo de lenguaje y comportamiento emitidos desde dicho programa no ayudan, sino que más bien perjudican el tránsito hacia este objetivo supremo", aseguraron en un comunicado los parlamentarios Biaggio Pillieri, MarcosFigueroa, Stalin González, Miriam Montilla y Omar González; al tiempo que destacaron que estas acciones violentan lo que expresa la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos.
 
De igual forma, aprovecharon la oportunidad para solidarizarse con todos los trabajadores del diario El Nacional, así como con su director, Miguel Enrique Otero, y con su madre, María Teresa Castillo.
 
Asimismo, exhortaron al Consejo Nacional de Telecomunicaciones y a VTV a tomar las acciones pertinentes para corregir estos comportamientos, que "son rechazados por la inmensa mayoría de los venezolanos". 

Caracas, 13 de Julio de 2011

Fuente: El Nacional






MARÍA TERESA CASTILLO

Texto de TalCualDigital

La decisión del Ejecutivo de desalojar al Ateneo de Caracas de la sede que tiene la institución desde el año 1983 es propicia para recordar a su figura más importante, María Teresa Castillo



 Con Gal Costa


Maria Teresa Castillo nació en Cúa, estado Miranda el 15 de octubre de 1909.
Fue activista del movimiento antigomecista denominado Generación del 28; fundó la Agrupación Cultural Femenina y luego la Asociación Venezolana de Mujeres. Gracias a su amistad con Antonia e Inocente Palacios, se incorporó de muy joven al Orfeón Lamas y supo de reuniones contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Tras la muerte de Gómez continuó en la actividad política y  pasó un año detenida en la Jefatura Civil de la Pastora, por su vinculación como activista del movimiento comunista de la época. Fue detenida mientras repartía panfletos prohibidos y un periódico hecho por ellos mismos denominado “Aquí está” y también el semanario Tribuna Popular, órgano de Partido Comunista Venezolano en la clandestinidad.
En una de esas citas conoció al periodista y escritor Miguel Otero Silva, con quien se casó y tuvo dos hijos: Mariana y Miguel Henrique. Posteriormente, integra los incipientes movimientos culturales del país y de nuevo incorporada a la actividad política, incluso en la difícil época de la dictadura perezjimenista.
Egresada de la primera promoción de la Escuela de Periodismo de la UCV y una de las pioneras del reporterismo, fue  reportera de Ultimas Noticias en 1941.
En 1958 funda el Ateneo de Caracas, del cual ha sido no sólo su presidenta sino su motor permanente. Ha sido parlamentaria y su nombre figura en cada una de las batallas de la mujer venezolana en pos de sus derechos sociales y políticos.
El Ateneo de Caracas se convierte en promotor de una compañía estable de teatro, dirigida inicialmente por Horacio Peterson y a partir de 1976 por Carlos Giménez con el nombre de Rajatabla.
Luego crea el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, institución que ha recibido el respaldo nacional y el apoyo económico de la UNESCO. Bajo su auspicio se han organizado y celebrado en Caracas varias ediciones del Festival Internacional de Teatro, hoy imitado positivamente por ciudades como Bogotá.
Castillo ha recibido las más altas distinciones nacionales e internacionales por su labor de promoción de la cultura y las artes en Venezuela. Desde 1990 existe la Orden María Teresa Castillo que premia las manifestaciones artísticas y culturales del país. Su nombre quedará unido al Ateneo de Caracas y al pluralismo de las ideas.

06/05/2009

Fuente: Talcualdigital



MARIA TERESA CASTILLO
 Texto de Tucuy.com

Queremos desde TUCUY.COM rendir un humilde homenaje, en nombre de las mujeres y los hombres del Tuy, coterráneos de la cueña más relevante del siglo XX.

MARíA TERESA CASTILLO nació en el mismo pueblo caluroso donde salieron venezolanos de la talla de José María Carreño, Ezequiel Zamora, Cristóbal Rojas, Emma Soler, Evencio Castellanos, Luis  Ordáz, Miguel García Mackle, para mencionar sólo algunos de los hijos e hijas ilustres de Cúa. Corría el año de 1908, la dictadura del General Cipriano Castro se balanceaba entre  el seudo nacionalismo y la enfermedad que lo obliga a dejar la presidencia en manos de su compadre el General Juan Vicente Gómez , quien aprovecha la oportunidad y lo saca del poder mediante un golpe seco, el 19 de diciembre de 1908. Nace María Teresa Castillo el 15 de octubre de aquel año, en la colonial hacienda de Bagre, propiedad de su familia, dedicada  a la producción de café para la casa exportadora Dumlop & Cia.


Cúa era como todos los pueblos de la época, abandonada a su suerte, analfabetismo, pobreza y miedo caracterizaban la vida de una región donde apenas 50 años antes existía la esclavitud como motor de la economía, ya no era el amo o el caporal con el látigo y cepo quien imponía la autoridad, sino algún coronel de montonera, “chacharo” o “capachero”, como les llamaban despectivamente los centrales, a esos hombres de la montaña, acompañantes del General Castro que llegaron con la Revolución Restauradora del año 99 y se hicieron los nuevos amos de “la gran hacienda llamada Venezuela”.Generalmente eran aventureros que “tiraban la parada” en busca de dinero y poder, un coronel arbitrario, lujurioso y ladrón, lo primero que hacía era ponerle el ojo a las fincas más productivas y hermosas de la zona, luego le ponía el ojo a la hija del hacendado y por cualquier método: El matrimonio por conveniencia, hasta llegar al  encarcelamiento del propietario por “enemigo” del gobierno. Pasaba por obra de arbitrariedad, el abuso y la violencia de guerrillero ”come casabe” a “señor feudal” de la región, amo y padrote hasta donde le alcanzaba la vista. Así fue como el hermano del general Juan Vicente Gómez: Don Juancho se hizo dueño de todas las tierras desde Cúa hasta Ocumare del Tuy, uniendo en una sola posesión los antiguos latifundios de los Condes y Marqueses, los “grandes cacaos” del período colonial, esas colosales haciendas cacaoteras, ya deforestadas, se les llamó la Gran Posesión Mendoza con una extensión de más 300 Km2. También el la zona de Santa Teresa se apoderó de la gran posesión Tumuso, que abarcaba el triangulo Santa Teresa, Charallave, Santa Lucía. Además Don Juancho Gómez, Hermano del Vicepresidente, era el Presidente del Estado Miranda, como se le denominaba en la época a la figura que hoy llamamos gobernador. La capital del Estado Miranda  estuvo en Ocumare del Tuy desde  1904 hasta 1927.

Ser hacendado, en aquellos años era estar sometido a la presión terrófaga de los Gómez, quienes ya tenían el monopolio de todos los mataderos del país. Venezuela todavía no se perfilaba como país productor de petróleo. El General Gómez en 1908 representaba el poder económico surgido a la sombra del gobierno del parlanchín General Cipriano Castro; éste se había convertido en un escollo, por sus desplantes ante las potencias mundiales, para los nuevos ricos que buscaban el poder sin Castro. Un castrismo sin Castro representado por el hombre que se había transformado, en nueve años de ejercicio de la Vicepresidencia de Venezuela, en el verdadero y máximo poder económico y político del país.



Con Miguel Otero Silva, su  hija Mariana y 
su hijo Miguel Henrique

 En esa época semifeudal nace María Teresa, en un medio social muy duro para sobrevivir y progresar y si se era mujer el único destino era “parir como Dios manda” y obedecer, primero al padre y luego al marido. Esto se cuenta hoy y no se tiene la dimensión exacta de lo poco que significaba en la Venezuela de comienzos del siglo XX ser mujer. La mayoría de los espacios eran ocupados por los hombres, una señorita “digna” no podía, estudiar sino en colegios de monjas, solo en Caracas y algunas capitales.La formación era para ser madre “ejemplar”:Perfecta ama de casa, soportar las “querídas” que su marido tenía, pues eso era normal y aceptado socialmente, la esposa era una “sierva”, nacida para sufrir pacientemente, eso si con mucha dignidad,  sin derechos sociales, económicos y mucho menos políticos.Una joven si los 18 años no se había casado, se decía que se había quedado para “vestir santos”. Si una mujer tenía que trabajar fuera de casa era calificado en aquella sociedad venezolana como “fin de mundo. Una mujer respetable tenía que estar en su casa y salir acompañada por un hombre de la familia, solo las muchachas del servicio de adentro salían solas. Uno de los primeros trabajos que cumplieron las mujeres fuera de su casa  fue como operadoras de los teléfonos de manillita y con las primeras máquinas de escribir, empezó muy tímidamente, entre familiares con bufete, la figura de la mecanógrafa.
 
En esa Venezuela, tan lejana en el tiempo, en las costumbres y en los valores, le tocó nacer, crecer, formarse y sobre todo luchar par a María Teresa Castillo como paradigma de la mujer venezolana del siglo XX, como la máxima representante del mundo cultural venezolano, de las inmensas tareas de las pioneras para alcanzar la igualdad ciudadana. En nuestro país la máxima discriminación no era contra el negro, sino contra las mujeres, pues no contaban ni siquiera con el apoyo de la familia, cuando querían abrirse paso en el mundo masculino.
María Teresa llega a Caracas muy niña, una aldea de 300.000 mil habitantes; una joven inquieta, se le hace imposible ingresar a la Universidad, pero sigue muy de cerca los acontecimientos de la juventud universitaria del año 28. Tiene sus primeros contactos con los movimientos sociales de izquierda marxista existentes clandestinamente en Venezuela.  La dictadura gomecista, atornillada en el poder, durante 20 años, no daba tregua a la represión en las tenebrosas mazmorras de las fortificaciones españolas de Puerto Cabello y Maracaibo, en la famosa Rotunda de Caracas, el los campos de concentración existentes en las carreteras del país. Se contaban por miles en ese entonces los presos políticos quienes además cargaban con unos grilletes del período colonial, con un peso de más 60 kilos. Entre esos jóvenes opuestos al dictador, estaba su futuro esposo el gran escritor, poeta, periodista y humorista Miguel Otero Silva.

La muerte de Juan Vicente Gómez abre las compuertas del siglo XX, por primera vez se ve una luz en oscuro túnel que venía desde el siglo XIX. Es cierto que el gobierno del General López Contreras ordena la demolición de la Rotunda y se lanzan al mar los grillos en Puerto Cabello, pero eso no significó el cese de la represión, del 36 al 40 se persiguen como “enemigos de la patria” a los llamados comunistas como Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Antonio Mayobre, Raúl Leoní, Manuel Ramón Oyón ( de Ocumare del Tuy),Rodolfo Quintero, Miguel Acosta Saignes entre otros y se decreta la expulsión del país, La cárcel del cerro El Obispo ocupa el espacio de la Rotunda.
María Teresa Castillo, quien venía luchando desde la época gomecista junto a mujeres del temple y tenacidad de una Mercedes Fermín, desde la Federación de Maestros, fundada por Luís Beltrán Prieto en el año 31, Ana Mercedes Pérez, la primera reportera que tuvo Venezuela, Carmen Clemente Travieso, Imelda Campos, primera mujer que lanza como oradora ante una multitud en el Nuevo Circo de Caracas para condenar los hechos del 14 de febrero del 36; Luz Machado de Arnao, Ida Gramcko, Josefina Palacios. La mujer venezolana se abría paso y participaba en la construcción de aquella Venezuela, todavía sin instituciones sólidas, buscando el camino democrático, después de la muerte de Gómez. 


María Teresa Castillo pasó un año detenida en la Jefatura Civil de la Pastora, por su vinculación como activista del movimiento comunista de la época, por revoltosa, la detuvo la policía repartiendo panfletos prohibidos y un periódico hecho por ellos mismos denominado “Aquí está” y también el semanario Tribuna Popular, órgano de Partido Comunista Venezolano en la clandestinidad.
Todas esa luchas de la mujer venezolana y sin embargo  no tenían derecho al voto, mucho menos a ser electas para cargos representativos, los prejuicios todavía se mantenían y fue en el año 47, con la nueva Constitución aprobada por la Constituyente del trienio adeco, donde se estableció que las mujeres tenían derechos políticos, al igual que los analfabetos y se instituyó el voto, directo, universal y secreto, como piedra angular del sistema democrático representativo. En el año 1941 habían egresado sólo 5 mujeres de los claustros de la U.C.V. La primera mujer electa para un cargo representativo (Asamblea Constituyente 1947), fue la poetisa Lucila Velásquez, la primera mujer concejal fue Margot Boulton de Bottome, en Distrito Federal 1947. La primera mujer que se graduó de ingeniera civil en Venezuela fue otra cueña,  la Dra. Elena Quiroba en 1944.

La actividad cultural organizada tiene antecedentes que se remontan al siglo XIX, en la ciudad de Caracas, pero en el año 1931 por iniciativa de María Luisa González Gragirena de Escobar, motivada por la necesidad de abrir un espacio a la mujer en el mundo de la creación intelectual y artística se funda el Ateneo de Caracas, tiene su primera sede entre las esquinas caraqueñas de Marrón a Cují y durante doce años es presidido por María Luisa Escobar. También fueron Presidentes del Ateneo: Anna Julia Rojas, Luz Machado, Alicia Larralde, Ana Mercedes de Morales Lara, Conny Méndez y después de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en 1958, es electa como presidenta María Teresa Castillo. Quien venía de ser reportera de Ultimas Noticias en 1941, integrante de la primera promoción de Periodistas de la U.C.V., Luchadora contra las dictaduras desde la época gomecista, exilada durante el régimen perezjimenista. María Teresa tuvo la visión necesaria para comprender que las luchas sociales y políticas carecen de base si no se alimentan del quehacer cultural y que la pervivencia de los valores de una nueva sociedad que nacía con el 23 de enero de 1958, no podían tener solamente el sustento político, era necesario promover las manifestaciones más altas del espíritu y es así como el Ateneo de Caracas se convierte en promotor de una compañía estable de teatro, dirigida inicialmente por Horacio Peterson y a partir de 1976 por Carlos Giménez con el nombre de Rajatabla. Se crea el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, institución que ha recibido el respaldo nacional y el apoyo económico de la UNESCO. Bajo su auspicio se han organizado y celebrado en Caracas varias ediciones del Festival Internacional de Teatro, hoy imitado positivamente por ciudades como Bogotá.
Además del desarrollo de una labor editorial, biblioteca, sala de exposiciones, dos salas de teatro y conciertos.
El Ateneo de Caracas presidido por nuestra coterránea María Teresa Castillo es hoy un modelo a seguir, no solamente por diversos Ateneos de Venezuela, sino a nivel continental. Es una lastima que los actuales promotores de la cultura oficial, no reconozcan los méritos y la obra de María Teresa Castillo cuando llega a los 100 años de fructífera vida, María Teresa como persona no necesita de ese reconocimiento, pero si su obra que es el Ateneo de Caracas. María Teresa tiene en su haber las más altas condecoraciones que se otorgaban en la desaparecida Unión Soviética, las más altas otorgadas por Cuba, Francia, UNESCO, la mitad de los países europeos, Latinoamérica e incluso de EE.UU. y los más importante tiene el reconocimiento de los  artistas y creadores venezolanos, de su pueblo al que le ha dado lustre y tal vez es más humilde pero con el más grande de los amores y del respeto a su figura, el de los tuyeros y especialmente el de los cueños.
No podemos terminar estas cortas expresiones de justicia,sin decir: Ojalá Venezuela tenga en las nuevas generaciones, la fuerza juvenil, la rebeldía, la inconformidad, la capacidad organizativa, el humor, la visión, la tenacidad y el amor por Venezuela de María Teresa Castillo a sus 100 años.

Aclaratoria: Pedimos disculpas por el trato coloquial utilizado en este artículo, pero es imposible decirle Doña a una mujer que sigue siendo joven a pesar de sus 100 años

Fuente: Tucuy.com
 






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Con mis ojos... / Sonia M. Martin









Con mis ojos… soy Pacífica y desde aquí, miro el verano… un viento alisio por allí…con mis ojos… Desde aquí, el invierno como un águila en picada… desde aquí… Soy Pacifica y al cruzar el Golden Gate, miro mi océano que se encrespa y zangolotea con sus vientos que arrecian los puentes… El Océano Pacífico de esta orilla me entrega partículas de mi madre… sus cenizas quedaron  atrapadas en el Pacífico… de allí…El invierno cae en mi espalda… un águila envuelta en la camanchaca; con mis ojos veo a chilenas resumidas en unas pocas… con mis ojos… Amanda Labarca …  Olga Poblete… Elena Caffarena… Gabriela Mistral…  Winett, entre los Pablos… Con mis  ojos … aunadas… una araucaria… 




©Sonia M. Martin
California, Estados Unidos





La verdad sobre Israel, por Andrew Roberts, Historiador y Miembro del Parlamento, Cámara de los Comunes, Gran Bretaña.





Me gustaría hablarles hoy como historiador, porque me parece que el Estado de Israel ha incluido más historia, en sus 62 años en el planeta, que la que muchas otras naciones lo han hecho en seiscientos años. Hay muchas cosas sorprendentes acerca de esta diminuta, luchadora y valiente nación, del tamaño de Gales, pero, lo más sorprendente, es que ha sobrevivido a todo. Al mismo día siguiente en que la ONU declarara a Israel un país, en 1948, cinco países árabes lo atacaron, y ha estado luchando por su derecho a la vida desde entonces. Y eso es por lo que estamos aquí hoy, para reiterar el derecho de Israel a la legítima defensa, inherente a todos los países legítimos.

Desde Marruecos hasta Afganistán, desde el Mar Caspio hasta Adén, un territorio de 13,5 millones de kilómetros cuadrados, pertenecientes a los miembros de la Liga Árabe, es el hogar de más de 330 millones de personas, mientras que Israel cubre sólo veinte mil quinientos kilómetros cuadrados, y es el hogar de siete millones de ciudadanos, una quinta parte de los cuales son árabes. Los judíos de Tierra Santa, por lo tanto, están rodeados de estados hostiles, 650 veces su tamaño de territorio y sesenta veces su población; sin embargo, el Estado de Israel, última y mejor esperanza de poner fin a dos milenios de persecución internacional, ha sobrevivido de alguna manera. Cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, la isla de Malta atravesó tres terribles años de bombardeos y destrucción, fue galardonada con la Medalla George por su valentía; hoy a Israel debería otorgársele una condecoración similar por defender la democracia, la tolerancia y los valores occidentales, en contra de un ataque asesino que ha durado veinte veces más; Jerusalem es el sitio del Templo de Salomón y el de Herodes. Las piedras de un palacio construido por el propio Rey David, aún ahora, se están descubriendo fuera de las murallas de Jerusalem. Todo lo que hace que un estado-nación sea legítimo - derramamiento de sangre, labranza de la tierra, dos mil años de residencia continua, acuerdos internacionales - argumenta a favor del derecho de Israel a existir, pero eso sigue siendo negado por la Liga Árabe. Para muchos de sus gobiernos, que son lo suficientemente ricos como para haber tenido económicamente resuelto, hace décadas, el problema de los refugiados palestinos, es útil tener a Israel como chivo expiatorio para desviar la atención de la tiranía, el fracaso y la corrupción de sus propios regímenes.

La trágica verdad es que tener a los palestinos sufriendo la condición de refugiados permanentes, se adapta muy bien a los estados árabes que, cada vez que Israel presenta soluciones viables, han sido obstaculizadas por aquellos cuyos intereses ponen la destrucción de Israel antes que el verdadero bienestar de los palestinos. Tanto el rey Abdullah I de Jordania como Anwar Sadat de Egipto fueron asesinados, cuando intentaron llegar a algún tipo de acuerdo con un país, que la mayoría de la gente cuerda acepta ahora que no va a desaparecer.

"Le debemos a los judíos", escribió Winston Churchill en 1920, "un sistema de ética que, aún cuando se separara completamente de lo sobrenatural, sería, incomparablemente, el bien más preciado de la humanidad que equivale, de hecho, a los frutos de toda la sabiduría y el aprendizaje en su conjunto”. La contribución judía a las finanzas, la ciencia, las artes, la academia, el comercio y la industria, la literatura, la filantropía y la política, ha sido sorprendente en relación a su diminuta cantidad. A pesar de que constituyen menos de la mitad del uno por ciento de la población mundial, los judíos, entre 1901 y 1950, ganaron el 14% de todos los Premios Nobel de Literatura y Ciencia y, entre 1951 y 2000, los judíos ganaron un 32% de los Premios Nobel de Medicina, el 32% de los de Física, el 39% de los de Economía y el 29% de los de Ciencia. Ésto, a pesar de que tantos de sus más grandes intelectos murieron en las cámaras de gas.

La civilización tiene con el judaísmo una deuda que jamás podrá pagar, y apoyar el derecho a existir de una patria judía, es lo mínimo que podemos ofrecer. Sin embargo, tendemos a tratar a Israel como a un leproso en la escena internacional, sólo porque se defiende, y lo amenazamos con boicots académicos si construye un muro de separación que, hasta ahora, ha reducido los ataques suicidas en un 95% en tres años.
Es una vergüenza que ningún miembro de alto rango de la Familia Real haya realizado una visita oficial a Israel, como si el país estuviera todavía en cuarentena, después de más de seis décadas. Su Majestad la Reina ha estado en el trono durante 57 años y, en ese tiempo, ha realizado 250 visitas oficiales a 129 países, pero todavía no ha puesto un pie en Israel. Ha visitado 14 países árabes, por lo que no pudo haber sido porque no estaba en la región. Aunque la madre del Príncipe Felipe, la Princesa Alicia, está enterrada en el Monte de los Olivos, debido a su condición de Justa entre los Gentiles, el Ministerio de Relaciones Exteriores ordenó que su visita a la tumba de su madre, en 1994, debía ser sólo a título privado. Las visitas Reales son una de las formas en que se confiere legitimidad a las naciones, y el gobierno de coalición debería terminar con el boicot de facto del Ministerio de Relaciones Exteriores. Después del Holocausto, el pueblo judío tomó conciencia de que debe tener su propio estado, una patria donde pueda estar a salvo, para siempre, de la repetición de tales horrores. Poner su confianza en la civilización occidental nunca más será suficiente. Desde entonces, Israel ha tenido que luchar, no menos de cinco guerras importantes, por su mismísima propia existencia.

Ha estado en la línea del frente en la guerra contra el terrorismo y ha estado luchando las batallas de Occidente para Occidente, décadas antes de que ocurrieran el 11/9  o el 7/7. El islamismo radical nunca aceptará el concepto de un estado israelí, por lo que la lucha es probable que continúe durante otros sesenta años, pero los judíos saben que eso es menos peligroso que confiar su seguridad a cualquier otro.

Muy a menudo, en Gran Bretaña, sobre todo cuando se enfrenta con la parcialidad abrumadoramente anti-israelí, que es endémica en nuestros medios de comunicación, liberales, y en la BBC, no somos capaces de preguntarnos ¿Qué habríamos hecho si estuviéramos en su posición? La población del Reino Unido, de 63 millones, es nueve veces mayor que la de Israel. En julio de 2006, por poner un ejemplo al azar, Hezbollah cruzó la frontera de Líbano hacia Israel, mató a ocho soldados patrullando y secuestró a otros dos, y ese verano, disparó cuatro mil cohetes Katyusha contra Israel que mataron a otros cuarenta y tres civiles.

Ahora, si multiplicamos esos números por nueve para obtener el equivalente británico, sólo imaginen lo que habríamos hecho si una organización terrorista, con base tan cerca como Calais, disparara treinta y seis mil cohetes sobre Sussex y Kent, matando a 387 civiles británicos, después de matar setenta y dos soldados británicos en una emboscada y capturar a dieciocho.

No hay absolutamente ningún extremo al que nuestro Gobierno no llegara para proteger a los súbditos británicos en esas circunstancias, y también tendría el derecho de hacerlo. ¿Por qué se espera que Israel se comporte de forma diferente?

En el curso de la investigación para mi último libro sobre la Segunda Guerra Mundial, recientemente visité Auschwitz-Birkenau. Caminando a lo largo de una línea de barracas y el apartadero del ferrocarril, donde sus antepasados ​​habían trabajado, muerto de hambre, habían sido golpeados, congelados y gaseados hasta la muerte, había un grupo de escolares judíos, uno de los cuales llevaba sobre su hombro la bandera de Israel, una estrella azul de David sobre fondo blanco. Fue una visión profundamente conmovedora, porque es la independencia soberana, representada por esa bandera, la que garantiza que la obscenidad del genocidio que mató a seis millones de personas en Auschwitz, y otros campos como ése - nunca más le sucederá al pueblo judío, al que el resto de la civilización le debe tanto.

Dije al principio que les estaba hablando a ustedes como un historiador, y por eso digo: Ningún pueblo en la historia ha necesitado el derecho a la legítima defensa y la legitimidad más que los judíos de Israel, y es lo que nosotros, en Amigos de la Iniciativa Israel, demandamos hoy .


©Dr. Andrew Roberts
Historiador
Miembro del Parlamento
Cámara de los Comunes
Gran Bretaña  
2011


Traducción José Blumenfeld

Amigos de Israel







Testamento Hierático, de Beatriz Iriart









Los estruendos precipitan
los temblores paralizan.
Clamamos a seres
que no arriban.
Con avidez conjuramos
el amparo de vientres
que nos gesten
nuevamente.
Somos la TOTALIDAD
de una mujer y un hombre
desterrados por caóticas órbitas
por crujientes leños
y por esfinges
con incógnitas que
NO DEBEMOS DESCIFRAR.




Fotografía Giovanni Gilli