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Carlos Capdevila, de 74 años, tiene tres condenas por crímenes de lesa humanidad
Carlos Capdevila, de 74 años, fue uno de los médicos más citados ante los tribunales por los sobrevivientes del mayor centro clandestino de detención que funcionó durante la dictadura (1976-1983), la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). Encarcelado desde hace 16 años, cumple una triple condena por crímenes de lesa humanidad, entre ellos, apropiación indebida de menores y aplicación de tormentos. Pero frente a la pandemia de la covid-19 es uno de los casi 1.300 presos considerados en riesgo y la Justicia le ha otorgado el beneficio del arresto domiciliario, lo que ha desatado una ola de críticas de organismos de derechos humanos.
El
juez Daniel Obligado rechazó la libertad condicional solicitada por el
represor por considerar que “no se encuentran dadas las condiciones para
la reinserción social del condenado a través del instituto de la
libertad condicional”. Sin embargo, decidió concederle la prisión
domiciliaria amparado en que "no es posible soslayar que se trata de una
persona de 74 años, con graves problemas de salud, y calificado por la
División Sanidad del Servicio Penitenciario Federal como un paciente de
riesgo frente a la covid-19”.
Según el informe del Cuerpo Médico Forense solicitado por el
juez, Capdevila sufre hipertensión arterial, cáncer de próstata y
problemas motrices, entre otras complicaciones de salud. El juez evaluó
también que Capdevila no está debidamente aislado en la Unidad 31 de
Ezeiza, donde cumple su condena y comparte lugares comunes con otros
presos.
En 2017, decenas de miles de argentinos salieron a la calle para exigir que se revocase la sentencia que reducía la pena de un represor
y abría las puertas a numerosas excarcelaciones de otros partícipes del
terrorismo de Estado. Dos años después, agrupaciones como H.I.J.O.S.
ven en la pandemia una nueva amenaza a los logros conseguidos contra la
impunidad desde que en 2003 se anularon las leyes de obediencia debida y
punto final y se reanudaron los juicios.
El mismo
beneficio que Capdevila recibieron en días previos otros represores,
como el exmiembro de la inteligencia policial Lucio Nast, condenado a 22
años de cárcel por crímenes de lesa humanidad. La semana pasada, los
magistrados de la Cámara Federal de Casación Penal le concedieron el
arresto domiciliario a este expolicía de 66 años condenado por los
delitos de privación ilegal de la libertad, torturas y homicidios en el
centro clandestino de la exjefatura de Policía de Rosario, el más grande
de la provincia de Santa Fe.
Por mayoría, el tribunal
consideró que Nast debía ser considerado un detenido de alto riesgo ante
el coronavirus por su edad y su complicado estado de salud. Sufre
gastritis, hernia hiatal e inguinal, diverticulosis, dolor crónico
abdominal, colelitiasis, trauma acústico, y secuela de herida de arma de
fuego en tórax y pelvis”, según el historial médico citado por los
magistrados. En su fallo, se ampararon en las numerosas recomendaciones
de organismos nacionales e internacionales con incidencia en la materia y
en ese marco, a las consecuencias sobre las personas detenidas
consideradas dentro del grupo de riesgo”.
Buenos Aires, 30 de abril de 2020
Fuente: El País