Leer el trabajo de Beatriz Iriart no es nada fácil, pero su dificultad no esta en que escribe en sanscrito o en arameo ni en otro idioma ya olvidado, o porque adorna con exacerbado amaneramiento sus poemas… su dificultad reside en lo triste de sus versos, en lo amargo de su lirismo, en el sabor de nostalgia o de culpa que te deja en el alma cuando los leemos. En cada palabra, en cada línea sentimos el dolor de esta poetisa que nos trasmite su duelo o que nos hace descubrir los nuestros.
Hace tiempo que no veo a esta gran poeta y amiga, nuestro contacto es a través de las redes sociales o de nuestros blogs, no obstante me es inevitable que cuando recito sus poemas, porque apenas me llegan sus trabajos poéticos los leo en voz alta, que su saudade impregne todo lo que toca, que conmueve cada rincón y me llegan a la mente sus enormes ojos tristes llenos de lejana melancolía o su risa de abandonado piano que toca su última melodía. Sus poemas son el viento triste que me llega del sur… que difícil es leerte Bea… y sin embargo… es una tristeza con la cual no puedo dejar de vivir.
© Félix Esteves
Caracas, octubre 2010
Fuente: Los Mínimos y Máximos