NADA SE SALVA DE LO ELEMENTAL
Viento afiebrado
que las selvas y los hielos refresquen tu talante
no me hagas ir hacia ti, mi peso es polvo
El sol calienta el aire que respiran y que han respirado
los de arriba y los de abajo
el sol convierte las aguas en placenta
hubo una vez de suma catalepsia en que los rayos se volvieron peces y
reptiles
Hubo millones de mujeres adoloridas y esperanzadas,
nacidas para dar a luz a multitudes
que respiran
El sol calienta la tierra donde todos los seres se convierten en harina
de huesos, en flujo de piedras, en raíces;
hombres, mujeres, niños, animales veloces y lentos, voladores y
nadadores, corredores y saltarines.
Todos respiraron y dejaron el aire aquí mismo
El sol calienta mis labios y sabe que voy a decir algo y
entonces me pega sus barcos por el pecho
como sacudiendo un paño mojado y me empuja hacia unas indeseadas
lejanías de islas, de azulejos y de rocas
el lavamanos que te asusta con su emboscada en el espejo
el sol, andando afuera,
me lanza el sucio lamparón del humano descuido, de las paredes agri-
etadas por el bélico paseo y la muerte de la artesanía
-solo Dios podría ser albañil en esta calle-
El sol repite un latigazo de nubes y chillidos
inunda con mariposas incendiarias el bosque interminable de las olas
y me hace parpadear
¿Qué es lo que quieres que yo haga?
jamás he podido establecer comunicación con esas heridas espaciales
supurando
entre un bostezo nulo, un anuncio optimista y un horizonte indefinido
no sé qué efecto tienen las carreteras sumidas en distancia
y las voces que chocan murmurando en su ámbito de tenis
mis otras cercanías,
donde las cortinas cumplen una función de sicoanálisis
Nunca quise entablar comunicación
con el cielo y el muelle en un solo y compacto momento
la orilla evocando una pescadería
la pudrición de las neveras
el basurero inmóvil, las algas arrumadas que de pronto
retornan
al útero del génesis
esos olores para vomitar
venidos de las profundidades sin estrellas
deben ser como una advertencia
El ángel William Shakespeare interrumpe lo que hace Kafka
y le dice sin muchos miramientos “un día desaparecerán todos los
lapiceros y los papeles en blanco y tendrás que escribir en las paredes
de un castillo”
EL DÍA COMO VESTIMENTA
Si haces el bien y alejas los pecados
acumularás días que servirán en el otro mundo
para engalanar el alma
porque los días se convierten en prendas de vestir
he leído eso con mucho interés
Lunes de amor sin exigir ni un beso: camisa y pantalón
Vestido nebuloso de amplia falda, blusa de seda, blusa
Desinteresada generosidad cada semana
te ha de vestir después cuando no tengas
que estar contando las horas y los meses
Nadie soportaría la desnudez del alma
ante tantos ancestros que no se han conocido
Cuando mueras te contarán los días en que hiciste el bien
Y esos días serán un gran ropaje
Si llegas al otro mundo sin días buenos
no tendrás nada qué ponerte
Los quince olores del Edén ¿cómo serán?
dicen que a veces llegan en la ropa de alguien
pero no es propiamente la tela lo que huele
a quince fragancias imponentes
es que alguien puede cargar el Paraíso sin saberlo
Esta cacerola con que voy a cocinar la harina de garbanzos
sabe lo que es desear
que Dios me perdone,
dice Magdalena hablando sola
PERFIL DE UN ANTIGUO LUGAR
La intrahistoria, esa intimidad con que en mi casa
ponían a Simón Bolívar y Lucho Gatica en la misma pared
cuajada de recortes de figurines con la impronta de Coco Chanel
El único esfuerzo que hacía
era sentarme en una silla a contemplar el azar
los timadores se cuelan por todas las rendijas
las desilusiones chorrean como heridas de árbol
anunciando la dejadez maluca de las dictaduras
había quien tenía, cómo no, su camioneta ranchera de dos tonos
amargo de Angostura en sus veladas
esa clase de gente sin beisbol
ah, me tengo que marchar hacia la tarde
decía mi comadre fastidiada de tangos
solo bastaba mirar aquel vestido y era pura rumba
yo me comprometía a soñar con unas idas a Caracas
esta voz de cosa ajena, de poesía en peligro y de boleros
esta complexión anatómica de perseguir los muslos que alumbraban
te vas a bailar, empolvado de trasnocho y sucios los
zapatos
eres nadie en un autobús que sube como alucinado
olisqueando a esa maja hacia los primeros ranchos disponibles
a veces el cielo queda bajando las escalinatas
las navajas ansiaban degollarte de madrugada y su boca también
¿qué más podía proceder? Y esa es la historia, la
intrahistoria
que no sabré contar ni que me paguen
porque es algo que solo yo amaré
La ciega va llorando por toda la sala desvinculada
de la hora del día
porque le han prohibido en su propia familia
que se acerque al lugar donde hacen los milagros
LETREROS EN LA PARED
¿Para qué resumir de otra manera? a estas alturas
soy todas las cervezas y los cafés que he conversado
Ya no ahondo en consejos
solo adjunto recomendaciones
soy como un letrero en la pared
hable en voz baja, no tire la puerta, no asuste a los tigres
Apenas se pierde la sonrisa de los quince años
uno se cree la voz que clama en el desierto: pues no.
Es mejor que no te atravieses en el camino de un anciano
habiendo bibliotecas de papel y de vidrio
todo ha sido concentrado en los libros: desde el origen más chocante
si quieres saber algo importante abre unas páginas
y suda como si estuvieses arando sobre lápidas
¿Han visto cómo renacen en giros bulliciosos
los seres suspendidos en otra dimensión?
Digamos, por ejemplo, el cosmos del sol y de las frutas
el manantial de flores y espigas
el temblor de las aguas y el reflejo de plumas
El uso que se le ha dado a las pasiones
suele dejar escombros, frases de porcelana tiradas en el suelo mental
el eco adormilado de unas voces transita las callejas
cuyas húmedas sombras se vacían más allá
en el siguiente océano de esta última semana
Nuestras conversaciones por computadora
suelen ser prodigiosas, nos vemos y hablamos
de continente a continente sin transmitirnos gripes
ni molestias
pero la fantasía se envilece
cuando la realidad le quita asombros
Este presente que me cansa tanto
se convertirá en el recuerdo más bello de tu vida
tu relación con la fugaz epifanía derrochada
luego envejecerás como periclitar en el siglo dieciocho
arrugadísimo y serio estilo medioevo
o robóticamente en siglos venideros
Cuando lleguen tus años de mirar hacia atrás
serán tan arqueológicos los móviles
que usarán sus negruras para empedrar las calles
lo regio es que no cedas a la mediocridad
¿cómo no ser mediocre si eso es lo natural
predominante?
Te cambiaré consejos por recomendaciones
deja de repetir arcaicamente “no soy escaparate de nadie”
porque lo somos: juntamos perchas para lo más querido y luego
Búscate a Søren Kierkegaard,
Y encuentra también a la masturbadora solitaria de Anne Sexton
A Guillaume Apollinaire escribiendo
“Pastora oh torre Eiffel el rebaño de los puentes bala esta mañana”
Invoca a la dolorosa Sylvia Plath:
“¿Y si dos vidas fluyeran de mis muslos?”
y ama el poema perfecto que sustituye todo:
Duineser Elegien, de Rainer Maria Rilke
Pon atención al Bolero de Maurice Ravel,
que no es un bolero, como los que cantaba Olga Guillot,
pero en su persistencia turbadora repica el alma de
Al-Ándalus
Escucha La boda de Luis Alonso trepidando en guitarra, aunque
Gerónimo Jiménez solo creyó componer una zarzuela
El Capricho número 5 de Paganini o cualquiera de sus benditos capri-
chos
Lee a John Ashbery con su civilizada ferocidad: descubre a John Ash-
bery
Arróbate con Ana Ajmátova invocando a Hamlet
o diciendo
“Cuando escuches el trueno me recordarás /y tal vez pienses que
amaba la tormenta"
Bueno, sí: lee a Hamlet. Shakespeare es comparable a la creación
Busca esto: Segunda consideración intempestiva
Unzeitgemässe Betrachtungen . Vom Nutzen und Nachteil der Historie
für das Leben. Friedrich Nietzsche, 1874
Conéctate con Job. No te despegues de Job sin entenderlo
Lee con gripe, anhelante, bostezando, llorando, en
perverso abandono, en compañía de sudores amorosos
Y así sucesivamente, hasta que encuentres la verdadera luz humana.
Tal vez no combatas la mediocridad con todo eso
-yo, por ejemplo, no he podido-
Pero habrás viajado por los cielos inverosímiles de una belleza
que se queda guardada como ropa de espíritu
Nadie debería creer que María
no le enseñó a Jesús cómo iniciar su camino
ella lo tuvo, lo amamantó y le enseñó sus primeras palabras
ella lo bañó y lo limpió
Hubo un tiempo en que él le pertenecía, la admiraba
y la necesitaba
¿qué cosas heredó de su madre? ¿una mirada? ¿alguna
sonrisa?
©José Pulido
"HERIDAS ESPACIALES Y MERMELADAS CASERAS"
Barralibro.editores