la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


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Gabriela Mistral a Victoria Ocampo: “Gran bribona, camilluda, ñandú de la Patagonia" / La correspondencia entre Mistral y Ocampo por Jorgelina Núñez







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Dos fuertes personalidades. Dos pioneras: una, la primera mujer de América latina que recibió el Nobel; la otra, la primera que integró la Academia de Letras en la Argentina. Gabriela Mistral, poeta y docente chilena. Victoria Ocampo, creadora de un poderoso proyecto cultural continental: la revista y editorial Sur. Se escribieron durante 30 años. Se azuzaron, discutieron, se amaron. Y reflejaron en sus cartas, que hoy se publican y de las que aquí se anticipan algunas, a los personajes y al mundo de ideas de su época.


Gabriela Mistral y Victoria Ocampo

 

Niña fea, criollota, regalona, FUNDIDA, engreída, china alzada." Estos son los epítetos que la chilena Gabriela Mistral le dirige, en una carta fechada en 1939, a Victoria Ocampo, reprochándole su falta de respuesta. Y no se queda allí, unos párrafos más adelante, arremete otra vez: "Gran bribona, camilluda, ñandú de la Patagonia". Lo llamativo de ese trato marca, en cierto modo, el tono de la correspondencia entre ambas escritoras, que se inició mucho tiempo antes de que llegaran a conocerse personalmente y se extendió a lo largo de treinta años (1926-1956), durante los cuales se encontraron solamente en seis oportunidades. Un intercambio que fija posiciones entre ambas -a menudo encontradas-, establece los horizontes de referencia que cada una toma en cuenta, las define como pioneras en su labor y protagonistas no sólo de la cultura de sus países, ante las cuales se hallaban un paso más adelante, sino como partícipes fundamentales de los acontecimientos de su época. Un intercambio, en suma, entre dos mujeres de carácter extraordinario que consiguieron tender un puente de comunicación no exento de rispideces, a la vez sostenido por un afecto entrañable.

Elizabeth Horan y Doris Meyer, las dos biógrafas que se han dedicado casi con exclusividad al estudio de la vida y la obra de estas escritoras, han preparado una edición extremadamente cuidadosa de la correspondencia que por estos días da a conocer la editorial El Cuenco de Plata. Un material valiosísimo que repone los datos inherentes a la escritura original de las cartas, incluidas las tachaduras y anotaciones al margen, y un número importante de notas al pie indispensables para entender el contexto de las misivas, junto con apéndices biográficos y bibliográficos.


 


Un poco de historia


A Victoria Ocampo le gustaba sorprender. Mistral estaba de paso por Buenos Aires, camino a Europa, cuando recibió un ramo de flores de parte de aquella hija dilecta de la burguesía terrateniente, a quien no conocía sino de mentas. Era 1926 y Lucila Godoy ya había adoptado el nombre público de Gabriela Mistral tras haber forjado su imagen de gran maestra chilena y eminente poeta, y había trasladado su fama al México posrevolucionario, en donde colaboró con el Ministerio de Educación.


En esos meses, recibe una extraña visita: un joven que afirma ser su medio hermano le encomienda la crianza de su pequeño hijo, apodado Yin Yin. Por su parte, Victoria ya se había casado y separado, estaba terminando la relación con Julián Martínez, su primer amante, empezaba a emerger del ámbito privado luego de la publicación -en francés- de su primer libro, De Francesca a Beatrice y se estaba convirtiendo en la más célebre anfitriona cultural que el país hubiera conocido jamás. De modo que es probable que en carácter de tal no haya querido desperdiciar la oportunidad de agasajar a una mujer que ya había alcanzado un prestigio intelectual al que ella misma aspiraba. Es en respuesta a su gentileza que la correspondencia se inicia, aunque la primera parte de este volumen consigna sólo las cartas de Mistral, que Victoria supo conservar sin contar con la reciprocidad de la chilena.


Cuando el encuentro entre ambas se produce, en Madrid, casi nueve años más tarde de aquella primera esquela, Mistral manifiesta su sorpresa por haber encontrado a Ocampo "tan criolla como yo, aunque más fina". La seducción de clase que ejerce Victoria marcará una diferencia que permanecerá indeleble a lo largo de toda la relación. Mientras la poeta se define como "india rencorosa y vasca testaruda" o como salvaje a mucha honra, reserva para su interlocutora un tratamiento siempre hiperbólico que oscila entre el de semidiosa ("Diana") y el mencionado al principio de esta nota -cuando la ofuscación por sentirse olvidada la perturba-, y que deja percibir un rencor sordo. En cualquier caso, Victoria parece siempre inalcanzable, ya por fina, ya por indiferente.

¿Qué dirá V. O. sobre ese encuentro? En un ensayo escrito luego de la muerte de Gabriela, se queja del equívoco en que se vio envuelta: "Me reprochó a boca de jarro el ser hija de la menos americana de las capitales sudamericanas; ser afrancesada; no haber frecuentado a una escritora amiga suya" (en referencia a Alfonsina Storni). Mistral le reclama no haber buscado la amistad de Alfonsina, cuando lo cierto era que Victoria no tenía ojos más que para Virginia Woolf. Aunque décadas más tarde quiso justificarse ("Alfonsina era una escritora y yo una nada"), para V. O. la poeta de Mundo de siete pozos, nunca fue un espejo en el que deseara mirarse. Demasiado local y terrenal, y por qué no decirlo, también algo vulgar le resultaba Alfonsina a quien habría dado parte de su fortuna por participar del esnob grupo de Bloomsbury, que lideraba el matrimonio Woolf, en Londres. Pero si Victoria desdeñaba a Alfonsina, Woolf haría lo propio con Victoria, pues a pesar de los halagos que demostraban una adulación casi patética por parte de Ocampo, ella nunca dejó de ser considerada por la inglesa como una sudamericana excéntrica y hasta cargosa.

La diferencia de origen y de posición económica no es un dato menor, al menos no para Gabriela, cuyo nomadismo se explica en parte por la necesidad de mantenerse económicamente mediante su trabajo en los diferentes consulados chilenos en América y Europa, y que a duras penas podría haber subsistido con su jubilación de docente, aunque fuera célebre. Victoria, dueña por entonces de una riqueza que parecía inagotable, creía con bastante ingenuidad que la "aristocracia del espíritu" se imponía sobre cualquier otra. De diferentes maneras, Mistral le hará notar cuánto de ese origen le pesa e incluso resiente su capacidad literaria ("Mucho me temo, Vict., que, a pesar de ser Ud. el patrón de lo natural que yo he imaginado respecto de todas las mujeres (...) Ud. por veneno, ponzoñita y droga intelectual, sea la que achica su tesoro o cierra sus presas internas, o no es ya capaz de tirar como la culebra la piel vieja, la carroña esa de la educación de clase que le han dado.")



 Relaciones peligrosas

 
 

 
Ningún otro ámbito mejor que el de la correspondencia íntima para dar cuenta de los avatares sentimentales de los interlocutores. A fines de 1938, la revista y la editorial Sur, fundadas y dirigidas por Ocampo, pasaban por uno de sus mejores momentos. Durante la visita que comenzó en Mar del Plata y se extendió en Buenos Aires, Mistral fue puesta en el incómodo lugar del testigo de la tumultuosa relación entre Victoria y Eduardo Mallea, uno de los miembros más conspicuos de Sur. "Ayer fue el famoso encuentro de los nietos de los caciques", escribe Gabriela, en alusión al encumbrado origen de los amantes. "Tengo la impresión de que hablé para nada (...) Tengo, al lado de esa, la impresión de que Uds. dos son unos taimados (porfiados, tercos, horribles, feos, tontos y soberbios, ah, sobre todo soberbios, ¡Dios mío!) Allá se irán los dos al infierno, a su infierno, a su nada, a su piedra calva, a su pampa rasa de la soledad..."


Esa no será la única oportunidad en que la Ocampo busque su aprobación. En 1946, Victoria, que promedia los cincuenta, le encomienda a Roger Caillois, 22 años menor, que visite y acompañe a Mistral en su residencia de Brasil. El francés, quien estaba unido a Victoria por una amistad intelectual que se tradujo en años de colaboración mutua en sus respectivas empresas literarias, se había convertido en su nuevo amante y, a pesar de que ella ya había superado largamente los prejuicios en torno de su libertad sexual, es probable que esperara la anuencia de Gabriela sobre una relación en que la diferencia de edad era ostensible. Hay que agregar que en ese momento las circunstancias por las que atravesaba la chilena eran muy especiales. Su sobrino Yin Yin, de dieciocho años, acababa de suicidarse. "Es tiempo de sobra -escribe- de agradecerles sus cartas y su compañía de lejos y de contarles en detalle la mala muerte que entró por mi casa, tercera vez y peor que antes. Mi Yin, mi 'niñito', ahora más que nunca 'niñito' por la locura que me le llevó, no se fue por dolencia (...) se me mató". ¿A qué se refiere al decir tercera vez? Las cartas no lo mencionan, pero en algunas de sus biografías consta que su primer novio, un empleado ferroviario, se suicidó en 1909, después de que ella rompiera el noviazgo. Y al parecer, hubo otra boda frustrada, de la que Gabriela escapó mientras viajaba al lugar donde debía celebrarse. En materia amorosa, la poeta ha guardado profundo silencio, incluso en esa franja de lo privado que es la correspondencia. Durante su larga permanencia en el extranjero -Madrid, Barcelona, Lisboa, Oporto, Niza, Niteroi, Petrópolis, Los Ángeles, Santa Bárbara, Veracruz, Génova, Nápoles y Nueva York- que se prolongó hasta el momento de la muerte, siempre contó con la compañía de jóvenes mujeres que oficiaron de confidentes, secretarias, eventuales enfermeras. A fines del año pasado, tras el fallecimiento de la última de estas acompañantes, Doris Dana, se supo que esta mujer, heredera de Mistral, ocultó durante cincuenta años un extraordinario legado literario, que entre centenares de poemas y cartas duplica la obra conocida de quien recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1945. Habrá que esperar, entonces, para ver hasta qué punto este descubrimiento confirma la imagen asexuada de la maestra de América o revela una homosexualidad encubierta.


¿Política? Yo nunca hice política


La primera parte de la correspondencia entre las dos escritoras (1926-1939) participa de un debate que por la misma época se planteaba en el interior de la revista Sur. Se trata de la cuestión del americanismo y de lo que cada una concibe como tal. Mistral no tiene al respecto sino certezas: lo americano es una suma de esencias, de raíces, que abrevan en el indigenismo mientras aspiran a conservar cierta pureza y a que se las conozca como tales. Su misión -y confía que también la de su amiga- es promover la difusión de esos bienes culturales, en su mayoría de carácter folclórico, y sacar al resto del mundo de su ignorancia sobre la riqueza americana. Que Victoria escriba en francés incluso parte de su correspondencia, no deja de parecerle un escándalo rayano en la provocación, una "bigamia lingüística" que siempre le reprochará.

Por el contrario, Ocampo entiende el americanismo de manera muy distinta. Para ella, una desesperante suma de carencias -de tradiciones, de referentes- debía impulsar a los intelectuales latinoamericanos a buscar el mejor modo de rellenar esos huecos con materiales provenientes de otras culturas, al tiempo que ellos mismos iban forjando su propia identidad y la daban a conocer. De allí la colosal política de traducción que emprendió Sur y que sin duda constituye su aporte más significativo y perdurable.


Con el tiempo, la discusión cederá lugar ante los fuertes acontecimientos políticos de la época y de los cuales ambas fueron, en mayor o menor medida, partícipes. La Guerra Civil española toca de cerca a Mistral ("Y ya están peleando, carabina al hombro, las mujeres en España, las falangistas disparatadas y las comunistas. Yo deseo que ganen las izquierdas, pero no entenderé nunca el que se lleve a mujeres a esa inmundicia de la guerrilla"), que tuvo que trasladarse de Madrid a Lisboa. Su preocupación no se limita a la suerte de sus amigos. En 1937, realiza gestiones en París a favor de la República Española y más tarde le pide a V. O. que publique su poemario Tala y ceda sus beneficios a los huérfanos de la guerra.


La actividad política de Ocampo se ejerce en el terreno interno y el externo, aunque ella nunca la reconocerá como tal. En 1936, funda la Unión de Mujeres Argentinas destinada a hacer valer los derechos civiles de las mujeres, entre ellos, el voto femenino. Y seis años después participa de una organización formada para contrarrestar la infiltración nazifascista en la Argentina. Con igual ahínco, desde las páginas de Sur, se pronuncia contra el comunismo y no es difícil imaginar hasta qué punto el peronismo encarna para ella la idea misma de abyección. La década de 1945 a 1955 la verá batallar como una de sus mayores opositoras, al punto que la revista celebrará la caída del régimen con un número especial. Las cartas de esa época constituyen lo más jugoso de este volumen pues narran en detalle su furia, la persecución de la que fue víctima ("el peronismo no me deja vivir"), la merma considerable de su fortuna y esa suerte de purificación espiritual con la que buscó sublimar su breve encarcelamiento, a cuyo término Mistral contribuyó. Un telegrama personal dirigido a Perón, en mayo de 1953, bregaba por la libertad de Victoria, junto con otros dirigidos a personalidades como Alfonso Reyes y Ernest Hemingway, que instaban a presionar en el mismo sentido. ("Querida, querida Gabriela: (...) En los diarios peronistas se dijo que a pesar de mis culpas me soltaban por tu cable.")

Ese gesto será uno de los últimos esfuerzos que Mistral emprenderá con plena lucidez. Los años han pasado y la ceguera provocada por una diabetes mal curada sumada a la profunda depresión que siguió a la muerte de Yin Yin, la aíslan dentro de su propio mundo plagado de obsesiones y delirios místicos. Victoria viaja para verla en Nueva York, en diciembre de 1956, días antes de su muerte. Y le escribe a su hermana Angélica Ocampo sobre esa visita: "Es realmente tristísimo que acabe así... un poco en la línea de sonambulismo de toda su vida, pero como en siniestra caricatura de sí misma". La argentina la sobrevivió más de veinte años. Por entonces, las dos eran, y siguen siendo, leyenda.



©Jorgelina Núñez
3 noviembre 2007


Violeta Parra: "Estoy feliz de poder pasearme entre mi alma antigua y la vida actual" / entrevistas, videos












"En Chile soy más conocida que las moscas"

 
Violeta Parra llega a Suiza en 1963 acompañada por Gilbert Favre, quien ha formado un grupo de música folklórica llamado Los Jairas. Conocida en Chile y en toda Latinoamérica, decide permanecer más de dos años en las principales capitales de Europa, presentando recitales (algunos junto a sus hijos), grabando discos y exponiendo su obra visual. De esta manera intenta mostrarnos la realidad de su país al igual que una embajadora menos oficial como lo fueron Gabriela Mistral y Pablo Neruda, que constituyen dos pilares de la literatura chilena.

De cierta manera, para Violeta Parra, este periplo europeo forma parte de un retorno a sus raíces. Chile es un país 95% “blanco” debido a la inmigración europea (los Indios Araucanos no se sometieron a los conquistadores españoles. Chile debe su espíritu de independencia a “las ideas francesas” – sobre todo de 1789 – adoptadas por algunos intelectuales chilenos así como algunos consejos entregados por Inglaterra a Bernardo O’Higgins (sin citar a Eduardo Frei Montalva, presidente de Chile e hijo de un inmigrante Suizo).

Violeta elige Ginebra como residencia donde realiza numerosas arpilleras y expone su obra visual. Ahí entabla muchas amistades y conquista a un público en quienes su recuerdo permanece vivo. A pesar de esto cuando regresa a Chile, está muy sola y pobre. Lo que debiera ser una bienvenida se convierte en un adiós (1917-1967).









Miren cómo sonríen

Miren cómo sonríen
Miren cómo sonríen
los presidentes
cuando le hacen promesas
al inocente.
Miren cómo le ofrecen
al Sindicato
este mundo y el otro
los candidatos.
Miren cómo redoblan
los juramentos,
pero después del voto
doble tormento.
Miren el hervidero
de vigilante
para rociar de flores
al estudiante.
Miren cómo relumbran
carabineros
para hacerle premios
a los obreros.
Miren cómo se visten
cabo y sargento
para teñir de rojo
los pavimentos.
Miren cómo profanan
las sacristías
con pieles y sombreros
de hipocresía.
Miren cómo blanquean
mes de María
y al pobre negrean
la luz del día.
Miren cómo le muestran
una escopeta
para quitarle al pobre
su marraqueta.
Miren cómo se empolvan
los funcionarios
para contar las hojas
del calendario.
Miren cómo sonríen,
angelicales,
miren como se olvidan
que son mortales.

Miren cómo sonríen
letra y música Violeta Parra



***
Violeta Parra, nació el 4 de octubre de 1917 en San Carlos, Ñuble, en la provincia de Chillán, lugar que reúne tradiciones populares donde el arte araucano se mezcla profundamente con la cultura española. Hija de campesina y de un profesor de música, desde niña aprende a bordar, tejer, coser y narrar en verso y prosa las leyendas de los campesinos. Su madre que toca la guitarra le transmite sus conocimientos artísticos. Al principio con cierta reticencia: “¡Cómo puedes cantar con la voz que tienes!”. Luego le enseña cantos campesinos y proverbios que constituirán la base de sus investigaciones.

Durante mucho tiempo recorre su país, ubicado entre el Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes, algo así como si Suiza se extendiera desde el norte de Escandinavia hasta el sur de España. Guitarra y grabadora en mano, recoge en estas cintas verdaderos tesoros de expresión popular transmitidos por narradores y campesinos, algunos mayores y analfabetos. Apasionada tanto por las conversaciones como por los cantos graba todo lo que descubre. Provista de esta herencia, esta mujer nacida músico, a pesar de no saber solfeo, compone cuecas, parabienes, tonadas populares, composiciones para guitarra y canciones populares.

Violeta Parra, intérprete, enamorada del alma de su país, se convertirá naturalmente en una cantante muy popular en Chile a través de discos, de la radio y televisión, presentándose en una taberna o en una carpa instalada en un barrio pobre de su ciudad. Obtiene el premio otorgado a la mejor folclorista de su país y su notoriedad alcanza todo el continente latinoamericano, ofreciendo numerosos recitales en las principales ciudades. Paralelamente a sus actividades musicales, pinta, borda, esculpe y expone sus obras. Para Violeta, música y expresión artística están entrelazadas pues ella dice ver “en cada canción un cuadro listo para ser pintado”.

Canciones, pinturas, tapicerías y papel maché expresan pequeñas historias de su vida atormentada, episodios de la historia de Chile, relatos de penas y glorias, y por último, su rebelión y su ternura para vivir. Y cada vez, lo que nos dice o nos muestra va dirigido a lo que hay en nosotros de esencial, y toca esa parte de creatividad que existe en cada uno más o menos escondido, disimulado por máscaras que el sicoanálisis identifica, pero de las cuales solo podemos despojarnos al expresarnos.

La totalidad de la vida y el trabajo de Violeta Parra pueden perfectamente resumirse en esta frase de Henri-Francois Rey: “La vida tiene sentido solamente si creamos. Renunciar a esto es aceptar la esclavitud y la muerte del espíritu. Aceptar cualquier cosa es renunciar a esa libertad fundamental”. Hasta el día en que ella decidió no ver la mañana. 



Violeta en su taller en Ginebra, junto a Gilbert Favre, 1964


A continuación presentamos una entrevista resumida, realizada tras una conversación sostenida en Ginebra, antes de su regreso a Chile.

- ¿De qué manera compone su música puesto que no sabe “escribirla” sobre un papel?

- A veces, mientras realizo una tapicería, una melodía me viene a la cabeza, entonces me detengo, tomo la guitarra y me sale con una facilidad… ¡como si estuviera preparando una sopa! Si usted prueba algún día, estoy segura que podrá componer canciones. Luego, para que no se me olvide, por ejemplo, ensayo toda una mañana. Antaño, cuando componía para guitarra sola, dibujaba con líneas y puntos para acordarme de las melodías y releer los dibujos que había imaginado.

- ¿Recorrió su país para encontrar ahí las canciones populares?

- Sí, durante quince años. Tengo cajas llenas de cintas magnéticas grabadas en el campo con canciones interpretadas por los campesinos a los que acompaño con la guitarra.

- ¿Usted misma grabó estas canciones interpretándolas?

- Sí, grabé alrededor de doscientas. En Chile, he grabado siete long-play. También he grabado discos en los países que he visitado, en América del sur y en Europa, sobre todo en Francia.

- Quisiera conocer un poco su forma de vivir, de enfrentar la vida cotidiana…

- La vida actual es un torbellino del cual me alejo lo más posible. Intento conservar todo lo verdadero y quedarme cerca de la naturaleza. Trabajando como investigadora musical en Chile me di cuenta que la modernidad ha matado la tradición musical del pueblo. El arte popular se va perdiendo poco a poco para los indios y los campesinos también. Compran nylon en vez del encaje confeccionado antaño en casa. La tradición se ha convertido en un cadáver. Es triste. En el fondo, el cerebro humano es tan poderoso que siento miedo…pero estoy feliz de poder pasearme entre mi alma antigua y la vida actual.

- ¿Un ojo delante y otro atrás?

- Aunque uno se considere apegado al pasado, hay que dar la cara a todo lo que ocurre. Si uno sufre, debe guardar el dolor dentro de sí, resistirlo, esto nos ayuda a vivir mejor. No creo que sea bueno drogarse, la gente triste que se aburre y toma en un bar o café, ¿no será un poco cobarde?





La cantante calva, obra de Violeta Parra, 1960. 
Yute bordado con lanigrafía.

  
- Sus pinturas y tapicerías figurativas “representan algo”. ¿Que quiere expresar con ellas?

- Hasta ahora trabajaba impulsivamente, sin ideas preconcebidas. Pero pienso que debo ordenarme. Hace algunos meses trabajo en la composición de la historia de Chile en una tapicería.

- ¿Dibuja sus tapicerías antes de realizarlas?

- No, no puedo. Tomo un trozo de tela de yute, me instalo en un rincón y comienzo a trabajar en cualquier lugar de la tela que tengo. Por ejemplo, te cuento de un Cristo que hay en una de ellas, lo comencé por el dedo de un pie y luego subo, subo… para los colores, hago lo que puedo con las lanas que tengo. Tenía solamente lanas amarillas y azules y así me las arreglé.

- ¿Y los papel maché?

- Es una búsqueda reciente. No tenía dinero para comprar pintura entonces pensé: “Debo inventar algo que no se compre en un negocio y encontrarlo en el patio”. De pronto, me acordé haber visto hace mucho tiempo confeccionar juguetes con papel. Hice la prueba con papel, quedé contenta con el resultado y seguí.

- ¿Tiene alguna preferencia: cantar, bordar tapicerías, pintar?

- Depende de los días. A veces no hago nada con la guitarra ni con la tapicería, no hago nada de nada, ni siquiera barro y no quiero ver nada. Entonces pongo mi cama delante de la puerta y me voy. Estoy triste porque siento que no he logrado transmitir la vida a través de mi trabajo. La vida es más fuerte que una tela.

- ¿Usted tiene niños?

- Tres niños (mostrando una foto): Ángel, Isabel, Carmen Luisa y yo que toco la guitarra mientras bailan. Isabel y Ángel cantan y trabajan solos en Chile, se las arreglan muy bien. Hace un año que no los veo. Me alegra volver a ver a mi hermano Nicanor, matemático y gran poeta.

- ¿No le molesta estar alejada de ellos?

- Si, por supuesto, ¡la mamá es la mamá! Es un sueño muy chileno, yo busco a mi madre y a mis hijos también. Pero no podemos dejarnos llevar por el sentimentalismo. Estar en casa es bueno, pero todo debe medirse…

- ¿Y el padre de sus hijos, su marido?

- Me separé de él. No apreciaba mi trabajo y no hacía nada cuando estaba junto a él. Quería una mujer para hacer el aseo…

- Es muy conocida en Chile, ¿se ve en televisión y se escucha por la radio?

- Sí. En Chile soy más conocida que las moscas.

¿Y la prensa qué piensa de usted?

- En Chile algunos periódicos no son muy buenos conmigo, sobre todo los de derecha, de la burguesía. Para ellos la palabra folklore es algo racista. Yo soy una mujer de pueblo. Cada vez que me ocupo de política, esa gente se enoja conmigo. Quisieran que sólo fuera cantante. Pero también hay gente perteneciente a la burguesía que son muy abiertos y me quieren mucho. La tarea es lograr reunir a todo el mundo. A veces los enemigos son más interesantes que los amigos.

- ¿Cómo es su relación con el público?

- No veo diferencia alguna entre el artista y el público, es el milagro del contacto. Pienso que estoy más cerca del público que el público de mí, porque canto para él y no para mí. El resultado de mi trabajo es tener un público. Debemos justificar nuestra existencia y estoy segura que cualquiera es capaz de lograrlo. A mi modo de ver es una obligación.


©  Hubert Joanneton
Foto portada: Daniel Vittet
Radio Je Vois Tout TV
Ginebra,17 de septiembre, 1970


















































DEFENSA DE VIOLETA PARRA
Dulce vecina de la verde selva
Huésped eterno del abril florido
Grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.
Jardinera
      locera
costurera
Bailarina del agua transparente
Árbol lleno de pájaros cantores
Violeta Parra.
Has recorrido toda la comarca
Desenterrando cántaros de greda
Y liberando pájaros cautivos
Entre las ramas.
Preocupada siempre de los otros
Cuando no del sobrino
      de la tía
Cuándo vas a acordarte de ti misma
Viola piadosa.
Tu dolor es un círculo infinito
Que no comienza ni termina nunca
Pero tú te sobrepones a todo
Viola admirable
Cuando se trata de bailar la cueca
De tu guitarra no se libra nadie
Hasta los muertos salen a bailar
Cueca valseada.
Cueca de la Batalla de Maipú
Cueca del Hundimiento del Angamos
Cueca del Terremoto de Chillán
Todas las cosas.
Ni bandurria
ni tenca
ni zorzal
Ni codorniza libre ni cautiva
      solamente tú
tres veces tú
Ave del paraíso terrenal.
Charagüilla
gaviota de agua dulce
Todos los adjetivos se hacen pocos
Todos los sustantivos se hacen pocos
Para nombrarte.
Poesía
      pintura
agricultura
Todo lo haces a las mil maravillas
Sin el menor esfuerzo
Como quien se bebe una copa de vino.
Pero los secretarios no te quieren
Y te cierran la puerta de tu casa
Y te declaran la guerra a muerte
Viola doliente.
Porque tú no te vistes de payaso
Porque tú no te compras ni te vendes
Porque hablas la lengua de la tierra
Viola chilensis
¡Porque tú los aclaras en el acto!
Cómo van a quererte
me pregunto
Cuando unos tristes funcionarios
Grises como las piedras del desierto
¿No te parece?
En cambio tú
Violeta de los Andes
Flor de la cordillera de la costa
Eres un manantial inagotable
De vida humana.
Tu corazón se abre cuando quiere
Tu voluntad se cierra cuando quiere
Y tu salud navega cuando quiere
Aguas arriba
Basta que tú los llames por sus nombres
Para que los colores y las formas
Se levanten y anden como Lázaro
En cuerpo y alma.
¡Nadie puede quejarse cuando tú
Cantas a media voz o cuando gritas
Como si te estuvieran degollando
Viola volcánica!
Lo que tiene que hacer el auditor
Es guardar un silencio religioso
Porque tu canto sabe adónde va
Perfectamente.
Rayos son los que salen de tu voz
Hacia los cuatro puntos cardinales
Vendimiadora ardiente de ojos negros
Violeta Parra.
Se te acusa de esto y de lo otro
Yo te conozco y digo quién eres
¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
Violeta Parra.
Yo te conozco bien
hermana vieja
Norte y sur del país atormentado
Valparaíso hundido para arriba
¡Isla de Pascua!
Sacristana cuyaca de Andacollo
Tejedora a palillo y a bolillo
Arregladora vieja de angelitos
Violeta Parra.
Los veteranos del Setentainueve
lloran cuando te oyen sollozar
En el abismo de la noche oscura
¡Lámpara a sangre!
Cocinera
      niñera
lavandera
Niña de mano
todos los oficios
Todos los arreboles de los crepúsculos
Viola funebris.
Yo no sé qué decir en esta hora
La cabeza me da vueltas y vueltas
Como si hubiera bebido cicuta
Hermana mía.
Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
O me quede sentado en el jardín
Como un inválido
Para verte mejor cierro los ojos
Y retrocedo a los días felices
¿Sabes lo que estoy viendo?
Tu delantal estampado de maqui.
Tu delantal estampado de maqui.
¡Río Cautín!
¡Lautaro!
¡Villa Alegre!
¡Año mil novecientos veintisiete
Violeta Parra!
Pero yo no confío en las palabras
¿Por qué no te levantas de la tumba
A cantar
      a bailar
a navegar
En tu guitarra?
Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
una canción
Es lo que pido.
Qué te cuesta mujer árbol florido
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra.
Esto es lo que quería decirte
Continúa tejiendo tus alambres
Tus ponchos araucanos
Tus cantaritos de Quinchamalí
Continúa puliendo noche y día
Tus tolomiros de madera sagrada
Sin aflicción
sin lágrimas inútiles
O si quieres con lágrimas ardientes
Y recuerda que eres
Un corderillo disfrazado de lobo.
NICANOR PARRA
Fuente del poema : Museo Violeta Parra

"Gracias a la vida" por diferentes artistas del mundo



























Juana Manso: la primera feminista, revolucionaria y educadora de las Provincias Unidas del Río de La Plata: Pensamientos sobre la Emancipación de la Mujer


“La inteligencia de la mujer es su mejor adorno”
 Juana Manso, 1819-1875


Domingo Faustino Sarmiento:
"La Manso, a quien apenas conocí, fue el único hombre, en tres o cuatro millones de habitantes en Chile y Argentina, que comprendiese mi obra de educación y que, inspirándose en mi pensamiento, pusiese el hombro al edificio que veía desplomarse. "


La mujer libre, ilustrada, emancipada de las preocupaciones que la condenaban a la inacción intelectual, que la destinaban al estado perpetuo de víctimas, es un enemigo.

Edúquese a la mujer conforme a las necesidades morales e intelectuales del alma humana, edúquese como alma sensible, inteligente y libre; déjesele el uso y el ejercicio de las facultades morales e intelectuales que Dios le ha concedido y ella será siempre el símbolo del bien para el hombre, y no el objeto de divagaciones apasionadas o furiosas.


Todos mis esfuerzos serán consagrados a la ilustración de mis compatriotas, y tenderán a un único propósito: Emanciparlas de las preocupaciones torpes y añejas que les prohibían hasta hoy hacer uso de su inteligencia, enajenando su libertad y hasta su conciencia, a autoridades arbitrarias, en oposición a la naturaleza misma de las cosas. Quiero y he de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo, o un defecto, un crimen, o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica.


Porque Dios no es contradictorio en sus obras, y cuando formó el alma humana, no le dio sexo- La hizo igual en su esencia, y la adornó de facultades idénticas- Si la aplicación de unas y de otras facultades difiere, eso no abona para que la mujer sea condenada, al embrutecimiento, en cuanto que el hombre es dueño de ilustrar y engrandecer su inteligencia; desproporción fatal que solo contribuye a la infelicidad de ambos y a alejar más y más nuestro porvenir. Y no se crea que la familia no es de un gran peso en la balanza de los pueblos, ni que la desmoralización y el atraso parcial de los individuos no influye en bien o mal de la sociedad colectiva…


La sociedad es el hombre: él solo ha escrito las leyes de los pueblos, sus códigos; por consiguiente ha reservado toda la supremacía para sí. El círculo que traza en derredor de la mujer es estrecho, inultrapasable, lo que ella clasifica crimen en él lo atribuye a debilidad humana: de manera que, aislada la mujer en medio de su propia familia, de aquella de que Dios la hizo parte integrante, segregada de todas las cuestiones vitales de la humanidad por considerarse la fracción más débil, son con todo obligadas a ser ellas las fuertes y ellos en punto a tentaciones, son la fragilidad individualizada en hombre.

En todos los inconvenientes que resultan de su falsa posición; con un tutor perpetuo que a veces es lleno de vicios y estupidez, la mujer tiene con todo que bajar la cabeza sin murmurar, decirle a su pensamiento no pienses, a su corazón no sangres, a sus ojos no llores, y a sus labios reprimid las quejas!

Por qué? Si, por qué ese largo martirio que empieza y acaba con la vida de la mujer? Por qué se condena su inteligencia a la noche densa y perpetua de la ignorancia? Por qué se ahoga en su corazón desde los más tiernos años, la conciencia de su individualismo, de su dignidad como ser que piensa, y siente? Repitiéndole: no te perteneces a ti misma, eres cosa y no mujer?


Por qué reducirla al estado de hembra cuya única misión es perpetuar la raza?...Por qué cerrarles las veredas de la ciencia, de las artes, de la industria, y así hasta la del trabajo, no dejándoles otro pan que el de la miseria, o el otro mil veces horrible de la infamia?


…Todo le quitáis a la mujer! Todo lo que puede caber en la misión grandiosa de la inteligencia, donde toman parte la sensibilidad y la voluntad libre. Pero le halagáis su vanidad, le excitáis el amor al lujo, a los dijes, a los tocados; ciegos idólatras de su belleza sois el incentivo funesto de la corrupción, porque si no sabe lo que es su alma, qué le importa a la mujer venderla por un puñado de alfileres de oro?...


La conciencia, el honor, la dignidad, qué son para la mujer? Quién le habla de esto? Conciencia? Vos se lo traducís por salvar las apariencias. Teme al mundo. Pero en temerse a sí misma, en avergonzarse de sí misma, quién le enseña? Honor? Y para qué quiere honor la mujer?


Ella no tiene palabra de honor, quién se fía en palabras de mujer? Su honor? De soltera es el honor del padre o del hermano el que guarda, de casada, es el del marido!...Insensatos!


Cómo queréis que haya quien defienda y conserve mejor el bien ajeno que el propio? Libertad? Si, la de vestirse, la de engalanarse; aquella que le dio Dios escrita en la propia organización de su alma, no.


La mujer es esclava de su espejo, de su corsé, de sus zapatos, de su familia, de su marido, de los errores, de las preocupaciones; sus movimientos se cuentan, sus pasos se miden, un ápice fuera de la línea prescripta, ya no es mujer, es el qué?... un ser mixto sin nombre, un monstruo, un fenómeno!!


Y qué pensáis que resulta de ahí? Que como la mano del hombre es débil e impotente para deshacer la obra de Dios, el acto de la vida íntima se cumple, y un efecto natural de la opresión es la reacción de la naturaleza que irrita; por consecuencia, se recurre a la astucia, a la mentira, al dolo, a los medios ilícitos, y se recurre tanto más, que no creyéndose ligado por la autoridad moral del deber a ningún pacto divino ni humano, la conciencia que queda muda, y si dice alguna cosa, responde la individualidad, no me encadenasen, no me oprimiesen!


La emancipación moral de la mujer es considerada por la vulgaridad como el apocalipsis del siglo. Los unos corren al diccionario y exclaman: ¡Ya no hay autoridad paterna! ¡Adiós despotismo marital! ¡Emancipar a la mujer! ¡Cómo! Pues ese trasto de salón (o de cocina), esa máquina procreativa, ese cero dorado, ese frívolo juguete, esa muñeca de modas, ¿será un ser racional? ¡Emancipar a la mujer! ¿Y qué viene a ser eso? ¿Concederle el libre ejercicio del libre arbitrio? Pero si reconocemos en ella que Dios le dio una voluntad, que la hizo libre como a nosotros hombres; que le dio un alma compuesta de las mismas facultades morales e intelectuales que a nosotros hombre, entonces la habremos hecho bonita! y dejará de ser un valor nulo! y qué trastorno social, qué caos!


La mujer libre, ilustrada, emancipada de las preocupaciones que la condenaban a la inacción intelectual, que la destinaban al estado perpetuo de víctimas, es un enemigo. ¡Cómo! Sería ella un día igual al hombre en derechos sagrados que la brutalidad pisoteó hasta hoy sin misericordia? ¡Escándalo inaudito! ¿A qué podrían recurrir los jóvenes para prender el corazón de las beldades?.

¡Cómo (dicen los empecinados) después de tratar a la mujer como nuestra propiedad, tendríamos que reconocer que ella es nuestro igual! ¿Habíamos de ser justos, respetuosos y comedidos con ellas? No puede ser!


Y llegará un día en que el código de los pueblos garantizará a la mujer los derechos de su libertad e inteligencia.

 
La humanidad no puede ser retrógrada. Sus tendencias son el progreso y la perfectibilidad; por eso la mujer ocupará el lugar que le compete en la gran familia social. Su inteligencia, cultivada, mejorará las facultades morales y la hará ejercer la inevitable influencia que le da su naturaleza en los grandes destinos de la humanidad; sí; porque la misión de la mujer es seria y grandiosa. El hombre, empero, hace la guerra a la naturaleza. Es así, como obstinado, niega a la mujer sus derechos y su inteligencia, y no puede conformarse a su papel de tirano.


©Juana Manso

Fuente: Juana Manso


Juana Manso: una vida excepcional



1819. Nace el 26 de junio en Buenos Aires, en el barrio de Monserrat. Son sus padres: José María Manso, ingeniero civil y agrimensor, nacido en Málaga, que participó en las actividades de la Revolución de Mayo y en el gobierno de Rivadavia y Teodora Cuenca, porteña de linaje hispano.

1821
. Nace su hermana Isabel.


1824-1832. Aprende a leer y escribir en su hogar. Concurre a la escuela Monserrat, creada por Rivadavia. Se destaca por su singular inteligencia y rechazo por los métodos de enseñanza. Lee perfectamente pero es aplazada por no poder memorizar el alfabeto. No tiene otros estudios escolares, pero autodidacta de vocación literaria y pedagógica, se interesa en el estudio de otros idiomas. Realiza estudios musicales particulares con el maestro Pedro Esnaola.

1833
. Traduce del francés “El egoísmo y la amistad o los defectos del orgullo” con el seudónimo de “Una joven argentina”, que su padre hace imprimir.

1836. Traduce “Mavrogenia o la heroína de Grecia”. Dedicada a la Sociedad de Beneficencia, llevaba al frente una carta original en felicitación de la creación del Colegio de Castas, establecido en San Miguel.


1837-1838. Participa en el Salón Literario de Marcos Sastre.


1839. Emigra a Montevideo por las persecuciones que su familia recibe durante el gobierno de Rosas. Son confiscados todos sus bienes. Promueve la confección de una bandera que bordaron niñas porteñas y secretamente llega al General Lavalle y a los expatriados en Montevideo. El joven oficial Bartolomé Mitre dedica unos versos a la señorita Manso. Por esta acción patriótica recibe un anónimo y habladurías.


1840. Publica sus primeras composiciones poéticas y “Recuerdos de la infancia” en El Nacional de Montevideo.


1841. Funda el Ateneo de Señoritas, escuela para niñas, que instala en dos habitaciones de su casa, sita en la calle San Pedro 246, para colaborar económicamente con su familia, nombrando a su madre directora. Allí inicia su labor pedagógica. Las jóvenes y señoras, aprenden lectura, aritmética, gramática, lecciones de moral, francés, piano, canto, labores y dibujo. Se cuenta entre sus alumnas Dolores Lavalle, la hija del jefe unitario.
Participa en las reuniones de exiliados junto con Esteban Echeverría, Juan María Gutierrez, Rivera Indarte y José Mármol (su amigo y crítico), entre otros.
Publica “La mujer poeta” y "A Corrientes vencedora" en El Nacional y otras poesías en El Constitucional.


1842. Emigra a Brasil frente al sitio de Montevideo por las fuerzas de Oribe. Da clases a domicilio de castellano y francés. Se cartea con José Mármol que la alienta en su labor literaria. Publica un conjunto de coplas y análisis filosóficos que titula “Fragmento sobre una momia egipcia que se halla en Río de Janeiro”. Asiste al Conservatorio de Arte Dramático.


1843. Regresa a Montevideo, donde es nombrada directora de una escuela para niñas. Publica las poesías “Una tumba” y “Una lágrima para ella” en El Nacional y un Manual para la educación de niñas.
Traba amistad con Juan Bautista Cúneo, militante de la Joven Italia y refugiado en Montevideo que la pone en contacto con la colonia de italianos.


1844. Regresa a Brasil. Conoce al violinista portugués Francisco de Saá Norohna, con quien se casa tres meses después.


1846. Viaja a Filadelfia y Nueva York, acompañando a su esposo en su gira artística, que termina en un fracaso y grandes penurias económicas.
Nace el 13 de octubre en Filadelfia su hija Eulalia. Toma contacto con la sociedad americana y compara el rol de la mujer y los métodos de enseñanza de ese país. Comienza la redacción de su novela Misterios del Plata.
Compone la letra del oratorio "Cristóbal Colón", con música de su esposo.

1847-48. Viaja a Cuba, donde son bien recibidos y pasan una temporada próspera y apacible. Nace en 1848 su hija Herminia.


1848-1849. Regresa a Brasil. Da lecciones particulares a las familias de la aristocracia. Comienza a esbozar la novela La Familia del Comendador.
Escribe La Familia Morel, drama en prosa y verso. Redacta el argumento de la zarzuela "Elvira la Saboyarda", con música de su esposo.

1851. Compone la zarzuela “Esmeralda”, que logra bastante éxito en Río de Janeiro.

1852. El 4 de enero funda, dirige y redacta, el Periódico O Jornal das Senhoras. Modas Literatura, Bellas Artes, Teatro y Crítica. Publica en este periódico en forma de folletín Misterios del Plata, desde el 4 de enero hasta el 2 de junio de 1852. Hay artículos sobre la emancipación de la mujer, contra el racismo y la esclavitud, partituras, poemas y crónicas de viaje.
Se inscribe en la Facultad de Medicina para la carrera de Obstetricia.
Muere su padre, del que recibía ayuda económica. Su esposo la abandona para irse a Portugal con su amante. Queda sola a cargo de sus hijas.

1853. Luego de la caída de Rosas regresa a Buenos Aires.
Publica en La Ilustración Argentina un artículo titulado “Emancipación moral de la mujer” y “Recuerdos de viaje”, en el que describe su viaje a La Habana y critica el despotismo militar de la isla. Publica en El Plata Científico y Literario.

1854. Funda el 1 de enero en Buenos Aires el semanario Álbum de Señoritas. Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros. Hay artículos sobre la emancipación de la mujer, la educación popular, filosofía, homeopatía, relatos de viajes por el interior de América, notas sobre avances científicos, ataques a la iglesia y comentarios en tono irónico sobre modas. Y como folletín la novela La familia del Comendador. La publicación no tiene éxito y cierra en el octavo número.
Da clases particulares de inglés, francés e italiano, que no le permiten sostenerse económicamente, por lo que regresa a Brasil.


1858. Traduce Naturaleza y valor de la educación de John Lalor y Dios, el hombre y la educación.


1859
. Vuelve a Buenos Aires definitivamente. Adhiere al Partido Autonomista fundado por Alsina junto con Bartolomé Mitre, José Mármol, J C. Gómez y Sarmiento. José Mármol le presenta a Sarmiento, sólo se conocían por haberse leído mutuamente. Sarmiento, actual Director del Departamento de Educación del Estado, la nombra directora de la primera Escuela Normal Mixta N°1, sita en la Parroquia de Monserrat, Calle del Buen Orden 123. Dirige la escuela durante seis años y dos meses, desarrollando planes y programas con materiales modernos, por lo que fue muy combatida, especialmente por la Sociedad de Beneficencia.

Colabora en los Anales de Educación Común, revista creada por Sarmiento un año antes, donde postula sus ideas renovadoras.


1860
. La Escuela Normal Mixta gana un puesto de honor, pero no impide las continuas persecuciones, la obligación de trasladarla en dos oportunidades, haciéndose cargo con su sueldo de los gastos de la mudanza y la diferencia del pago del alquiler.

Reparte entre los asistentes a la inauguración de la Escuela Modelo de Buenos Aires, el poema “Al propagador de Escuelas” en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento.

1862. Publica el Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, obra didáctica, para las escuelas, basada en la Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina del Gral. Mitre y en el Ensayo Histórico del Dean Funes, la aumenta hasta 1874 y en 1881 es completada por sus hijas.

1864. Crea con Eduarda Mansilla, “La Flor del Aire”, periódico literario ilustrado dedicado al bello sexo, que dirige Lope del Río. Escribe con el seudónimo Dolores, “Mujeres ilustres de America del Sud”. En él rescata la vida de mujeres que lucharon por la independencia y libertad,como Encarnación Sanguinet de Varela. También el relato “Margarita”, en donde refleja la hipocresía de las relaciones de pareja en el siglo XIX.
Publica el drama teatral La Revolución de mayo de 1810.
Inaugura con un discurso el “Círculo Literario”.
Funda "La Siempre-viva", continuación de La Flor del Aire, que sólo dura un mes.Colabora en otras publicaciones. Figura como socia, considerada fundadora honoraria, de La Revista de Buenos Aires, Tomo V, pág. 337.


1865. Escribe el artículo “La escuela de Flores”, en el que critica duramente a los gobiernos latinoamericanos por no destinar fondos suficientes para la educación.
Renuncia a su cargo de Directora de la Escuela Normal mixta, luego de que la obligan a despedir a todos los alumnos varones.
Se convierte a la fe protestante en el templo anglicano de la calle 25 de mayo, acompañada por su amigo, el pastor W.D. Junor, por lo que que aumenta el hostigamiento que recibe. Dirige hasta su muerte la Revista Anales de la Educación Común. Segunda Época. Donde publica artículos desarrolando sus ideas de educación popular, gratuita, metódica, mixta, científica y abierta a todas las clases sociales.


1866. Inaugura las lecturas públicas con el relato de los viajes realizados por Sarmiento en 1847.

El 11 de septiembre viaja a Chivilcoy invitada para la inauguración del Ferrocarril, propone la inauguración de una biblioteca pública.
El 10 de noviembre regresa a Chivilcoy y funda la primer Biblioteca Pública “Domingo Faustino Sarmiento” donando 144 libros de su propiedad y realizando una memorable conferencia para recaudar fondos. El 29 de diciembre Avellaneda le envia un lote de libros con los que el Gobierno contribuía. También hicieron donaciones de libros: C. Mariño, Juan María Gutierrez, el presbítero Carlos Boeri y Dominga Ramayón.
No le permiten realizar una conferencia sobre la “Reforma Religiosa en Europa” en la Escuela Catedral Norte, recibe insultos y le tiran asafétidas en sus vestidos. Publica dicho acto en La Tribuna y El Nacional. Sarmiento y Mary Mann le escriben cartas de desagravio. Dice Mary Mann en una carta a Sarmiento: “El discurso de Juana Manso es de hacer llorar a un norteamericano lágrimas de sangre. Es un milagro que una mujer criada en la América del Sud pueda escribir tales cosas”.
Inicia la correspondencia con Mary Mann, que se extenderá hasta 1872.
Pronuncia una conferencia en Quilmes sobre el tema”La escuela es el secreto de la prosperidad de los jóvenes”. Propone la formación de una Sociedad de Escuelas y una Biblioteca Pública. La noticia sale en la Sección de Correspondencia del primer número de la Revista Ambas Américas (1867) que dirige Sarmiento en Nueva York.
Es socia Honoraria de la Sociedad Fraternal.
Sarmiento incluye en la segunda edición de su “Vida de Lincoln” el poema escrito por Juana Manso sobre el héroe, que fue traducido por Longfellow y publicado en el Atlantic Month.


1867. Colabora en la campaña presidencial de Sarmiento, y es su corresponsal mientras él permanece en Estados Unidos.
Publica "Los derechos de la humanidad" en el periódico El Inválido Argentino.
Publica como folletín, en el periódico El Inválido Argentino la versión española de Misterios del Plata, con el título Guerras Civiles del Río de la Plata. Primera Parte: Una mujer heroica y firmado con el seudónimo Violeta. Se publica desde el 29 de diciembre de 1867 al 11 de marzo de 1868.Cierra el periódico y se ve nuevamente interrumpida. La novela aparece en formato de libro en 1899 con su título original Los Misterios del Plata y el subtítulo Episodios históricos de la época de Rosas escritos en 1846.



1868. El triunfo de Sarmiento como presidente, le permite volver a la fundación de bibliotecas y a distribuir los Anales. Regresa a Chivilcoy para dar una conferencia para reunir fondos para la Biblioteca; cuando comienza la lectura de su drama “Rosas” es hostigada, molestada con burlas, apedreado los techos y manchadas sus ropas con asafétida, por lo que la debe suspender.
Realiza Conferencias para maestras, destinadas a la profesionalización de la docencia que no son bien acogidas y terminan en un petitorio elevado a la autoridad educativa para que se suspendan, acusando de inmorales a las clases de gimnasia que buscaba introducir.
Publica en los Anales “Comentarios a las lecturas de Horace Mann”.
Publica en El Inválido el artículo “La educación de la muerte”.
Es Miembro Honorario de la Sociedad “Círculo Literario” que preside Alejo Avelleyra.

1869 Publica artículos en defensa del Proyecto de Matrimonio Civil en El Inválido Argentino (“Las teorías del Dr. Frías y el espíritu republicano")
Es nombrada Socia Corresponsal de la Sociedad Amigos de la Educación Popular de Montevideo.


1870 Asiste a la Primera Conferencia de Maestros.
Es Miembro Honorario de la “Asociación Amigos de la Instrucción Popular de Mendoza”.

1871 Es la primera mujer nombrada miembro de la Comisión Nacional de Escuelas, cargo que ocupa hasta 1874. Desde allí propone que se formen comisiones parroquiales para la atención de la infancia indigente, con alimentos, ropas y libros. Impulsó en 34 establecimientos su método de enseñanza, que eliminaba el castigo físico, e introducía la enseñanza de idioma inglés, las planillas por asistencia, y la realización de concursos para los puestos directivos.
Es nombrada vicedirectora interina de la Escuela Graduada Nº1.
Realiza traducciones de Horace Mann y Norman Calkins (Lecciones sobre objetos para los maestros y los padres)


1872 Cofundadora de la “Sociedad Pestalozzi”, originalmente conocida con el nombre de Sociedad de Educación, cuyos miembros crean el periódico Educación moderna.


1873 Los Anales son retirados de circulación durante cinco meses, provocando la violenta reacción de Juana contra la censura que este hecho implica.

1874 Envía a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, un proyecto de Ley Orgánica de la Enseñanza Común, en la que solicita el profesionalismo de la docencia, sueldos adecuados, vacaciones y eliminación de exámenes, entre otras cosas.



1875
El 24 de abril a las cuatro de la tarde muere de hidropesía a los 56 años. Se le había advertido que si no aceptaba recibir los últimos sacramentos de manos de un sacerdote católico no sería recibida en ninguno de los dos cementerios, no declinó de su fe. Después de dos días la enterraron en el cementerio británico. El pastor W D Junor propuso el siguiente epitafio:
"Aquí yace una argentina que en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros, antes que profanar el santuario de su conciencia".

En 1915 sus restos son trasladados al panteón de Maestros de la Chacarita.



Fuente:  Juana Manso