Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Julio Cortázar por Peri Rossi, entrevista de Silvina Friera, Página 12, febrero 2004

Cristina Peri Rossi y Julio Cortázar

“Era un hombre triste y lúdico”



Ella es “Cris”, la destinataria de quince de los poemas que Julio Cortázar escribió en el libro Salvo el crepúsculo, publicado por primera vez en 1993.


“En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los hubiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.”

“Cris” mantuvo una relación amorosa con Cortázar, que luego se transformó en amistad y complicidad cuando ambos descubrieron que tenían la misma preferencia sexual por las mujeres. “Cris” es la poeta y narradora uruguaya Cristina Peri Rossi, exiliada en España desde 1972. 


“Tenía 30 años cuando lo conocí y era uno de mis escritores favoritos”, cuenta. “Pero nunca me había interesado conocer a ninguno. Sin embargo, el exilio creó unas afinidades y unas necesidades que explican que este encuentro tuviera muchos significados para ambos. Me pareció que era un hombre triste, tierno, lúdico, devorador de letras, amante de la música, igual que yo. En seguida nos sentimos cómodos, entusiasmados, cómplices y amigos.”

Según Peri Rossi, que nació en Montevideo en 1941, la literatura debe y puede ser transgresora y liberadora. Más de 30 libros publicados dan cuenta de esta concepción: Evohé, Babel bárbara y El amor es una droga dura, entre otros. Uno de sus textos más polémicos es la biografía Julio Cortázar, en donde, además de rescatar la poesía cortazariana, insinúa que el escritor murió de sida y no de leucemia. “Quienes dicen que murió de leucemia nunca vieron un análisis, como lo vi yo, ni conversaron con el hematólogo François Timal, quien me enseñó las pruebas clínicas que negaban el cáncer y diagnosticaban un virus desconocido que producía una pérdida de defensas inmunológicas. Y hay muchos tontos que, a partir de mi revelación, se han preguntado si Cortázar fue homosexual alguna vez. Esta asociación de homosexualidad y sida es un prejuicio que debería estar ya desterrado”, sostiene la escritora.

– ¿Cómo recuerda al Cortázar cotidiano?

–No había mucha diferencia entre el escritor y la persona, lo cual me parecía su mayor virtud. Era un escritor romántico: vida y escritura se corresponden, se entrecruzan, se inspiran mutuamente. Sin embargo, los elementos fantásticos de sus relatos corresponden más a la influencia del surrealismo que a su lado oscuro. Era un hombre equilibrado, que detestaba los excesos emocionales (en eso era poco romántico), y con una clara conciencia de ser un intelectual. 

– ¿Qué opinión tiene acerca de la poesía cortazariana?

–El siempre me comentó que su máximo deseo había sido ser un gran poeta, porque le parecía que la poesía era el género mayor de la literatura. Pero como era consciente de sus limitaciones, se había convertido en un narrador. Fue un gran lector de poesía y escribía muchos poemas, que él mismo se encargaba de arrojar a la papelera. Sin embargo, creo que escribió algunos muy buenos, por ejemplo, la serie de quince poemas de amor dedicados a mí. Me parecen excelentes, aunque quizás los lazos afectivos no me permiten ser completamente objetiva (risas). 

–Muchos intelectuales argentinos interpretaron la transformación política de Cortázar como un giro algo superficial hacia el socialismo...

–El trato que recibió Julio por parte de sus colegas argentinos no ha sido ni justo, ni ecuánime, ni siquiera honesto. La actitud política de Cortázar fue sincera y coherente hasta el último momento. No había nada de superficial: instauró el proceso contra la dictadura de Pinochet a través de sus investigaciones sobre torturados y desaparecidos, formó parte del Tribunal Russell y dedicó buena parte de sus derechos de autor a ayudar a la revolución cubana y a la nicaragüense. Por lo demás, empleó su influencia sobre Fidel Castro y los líderes de la revolución para intentar disuadirlos de su política contra los homosexuales, especialmente en el caso de Reynaldo Arenas, y rescató a muchos presos políticos de las cárceles. Nunca fue un diletante, ni un burgués, sólo vivió humildemente.



Pagina 12
Argentina
febrero 2004







Homenaje a 100 años de su nacimiento y 30 de su partida: 
26 Agosto 1914 - 12 Febrero 1984 / 
Homenagem aos 100 anos de seu nascimento e 30 de sua partida:
 26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984







La uruguaya Cristina Peri Rossi, ganadora del Premio Cervantes 2021 / Carles Geli, Javier Rodríguez, Marcos Andrea Aguilar, Barcelona-Madrid, El País, 10 de noviembre de 2021

 

La escritora, residente en Barcelona, es la sexta mujer que recibe el máximo galardón de las letras hispanas










“Por la puerta se iba el médico y entraba el Cervantes”, relata por teléfono Cristina Peri Rossi desde la cama, donde una combinación de broncoespamos, presión alta e insuficiencia cardíaca la tiene medio recluida desde hace un par de meses. “Me tuvieron que llevar al hospital por el asma; vinieron acá dos camilleros, uno grandote, de metro ochenta y mostachos espesos, y antes de bajar, le dije: ‘Si por el camino me han de hacer el boca a boca, por favor, que no sea usted”.

No hizo falta. Tal vez porque estaba en camino una forma particular de respiración asistida: el premio Cervantes de 2021, que, dotado con 125.000 euros, ha recaído en la escritora uruguaya, de 79 años. Este viernes cumplirá 80. Exiliada en Barcelona desde 1972, la nueva ganadora fue premonitoria en 2017 en una entrevista con EL PAÍS. A la pregunta “¿A quién le daría el Cervantes?” respondió: “A Cristina Peri Rossi, para que siga escribiendo”. Además de acertar, no parece haber necesitado el gran premio de las letras en español para continuar cultivando su oficio. En todos los géneros. Entre sus últimos títulos se cuentan un libro de relatos —Los amores equivocados (Menoscuarto)—, un poemario —Las replicantes (Cálamo)— y una antología de versos —La barca del tiempo (Visor)—. A ellos se sumó en 2018 una novela: Todo lo que no te pude decir (Menoscuarto). Esa novela reúne, precisamente, dos de las constantes de la obra de la nueva galardonada: el amor (en su vertiente más pasional y homoerótica) y el exilio. Y una reivindicación del papel activo de la mujer: “Cuando una mujer se siente frustrada, llora. Cuando un hombre se siente frustrado, descarga violencia”, leemos en sus páginas.


“Prefiero soñar con Montevideo y vivir acá: allí murieron mi madre y mi hermana, demasiada tristeza. Y ahora quiero alegrías, como la del Cervantes, aunque quizá sea la última”, asegura la premiada


Minutos después de recibir la noticia del galardón, Peri Rossi se entretiene en contar la anécdota de los camilleros porque, dice, “en mi vida siempre he tenido que desdramatizar, aunque no se me ha entendido; si no lo hago así, si no relativizo las cosas, me asusto mucho”. Y ese desdramatizar ha sido uno de los instrumentos con los que ha construido esa obra que el jurado ha elogiado por la “exploración y crítica de su escritura”. “Bueno, sí, son algunos de mis rasgos, siempre fui muy crítica con la vida política y social; la realidad me ha dado motivos continuos de quejas”. ¿Y lo de la exploración? “He tocado todos los géneros; el poemario Las musas inquietantes es uno de mis libros preferidos porque cada una de las pinturas va ligada a un personaje y un sentimiento… Ahora se recuperará en el volumen de poesía completa”, dice sobre el libro que a final de año editará Visor. También cita entre las transgresiones de forma o de fondo que ha practicado Los amores equivocados (“en un colegio católico de mi país expulsaron al profesor por hacerlo leer en clase”) o Todo lo que no te pude decir (“es una de mis mejores novelas y va sobre la relación de un hombre con un chimpancé”).

Si bien entre sus “intereses vitales múltiples” han estado el feminismo y el fútbol (“fui de las primeras escritoras en España en tener una página diaria sobre fútbol”, recuerda), cree que, en el fondo, toda su extensa obra se puede resumir en profundizar en la búsqueda y el análisis de “la asimetría de las complejas relaciones personales”.

Según ha explicado el ministro de Cultura, Miquel Iceta, al anunciar el fallo, el jurado ha querido destacar cómo el trabajo de Peri Rossi se ha centrado en “la condición de la mujer y la sexualidad”. También ha subrayado que este premio reconoce el puente entre las dos orillas que ha construido la ganadora con su obra “un recordatorio perpetuo del exilio”.

“La poesía es una percepción; la narrativa, un discurso”, suele decir la escritora cuando se le pregunta por dos de los géneros que más ha cultivado. Como Hemingway, sostiene que “la novela gana por puntos y el cuento y la poesía, por KO”. Directo y entusiasta, el ministro ha elegido unos versos de Habitación de hotel (2007) para presentarla al anunciar el galardón: “¿Cuál es mi casa? / ¿dónde vivo? / Mi casa es la escritura / la habito como el hogar de la hija descarriada / la pródiga / la que siempre vuelve para encontrar los rostros conocidos / el único fuego que no se extingue”.

Hija de emigrantes italianos, Cristina Peri Rossi abandonó su ciudad natal, Montevideo, con 31 años, meses antes del golpe militar que entre 1973 y 1985 desencadenó una de las más atroces represiones de América Latina. “Renuncié a una carrera universitaria brillante y a un futuro literario que ya tenía encarrilado, pero sabía con seguridad que el futuro del país estaba ya encarrilado hacia el golpe y tuve soplos que me permitieron averiguar que mi vida corría peligro”, afirmó ya en España al rememorar su salida de Uruguay. Aunque había estudiado Biología, se licenció en Literatura Comparada.

En la capital uruguaya vivía en un apartamento situado frente a la Embajada de Estados Unidos. Desde allí vio cómo muchas noches entraban y salían militares que después protagonizaron el golpe: “Vi incluso una noche cómo arrojaban envuelto en mantas un cadáver al mar, situado en un ángulo de visión desde mi ventana. En Montevideo se lacraban los ataúdes y se les entregaban los cadáveres a los familiares después de que estos firmaran un papel en el que se comprometían a no abrirlos”.

La nueva Cervantes forma parte de una generación de escritoras del Cono Sur que vio dos veces oscurecida su voz: como exiliadas y como mujeres. El primer destino lo compartió con autores represaliados por las dictaduras de los años setenta como Antonio Di Benedetto, Haroldo Conti, Daniel Moyano, Clara Obligado o su paisana y compañera en el palmarés cervantino Ida Vitale. Su madurez creativa coincidió con el destierro y la consiguiente separación de sus lectores naturales. Muchos terminaron en una España que se encaminaba hacia el fin de su propia dictadura y hacia el nacimiento de la “nueva narrativa”, es decir, hacia el desinterés por aquellos nombres que no hubieran tenido la suerte de caber bajo la etiqueta del llamado boom. Esa fue la segunda losa: el hecho de ser mujer en un tiempo que dejó fuera del canon oficial del siglo XX a autoras como Elena Garro, María Luisa Bombal, Armonía Somers, Marosa di Giorgio, Rosario Castellanos o Sara Gallardo. El empuje de la literatura latinoamericana escrita por mujeres en los últimos años ha empezado a devolverlas al lugar que merecían.

Solo cinco escritoras se habían hecho hasta ahora con el Premio Cervantes, la última de ellas, la citada Ida Vitale, que en 2018 se sumó a las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013).

Cristina Peri Rossi, no obstante, dedicó uno de sus libros más emotivos a uno de los autores canónicos del boom: Julio Cortázar. Si la amistad del narrador argentino fue una constante en su vida, la visión lúdica y experimental que el gran cronopio tenía de la escritura marcó su propia obra. Rayuela, dijo en 2013, durante la conmemoración del medio siglo de la famosa novela, “es la obra emblemática de la gente del 68. La leímos con el telón de fondo de los movimientos revolucionarios en Europa y América Latina. Toda una generación se identificó con el libro. En literatura no hay progreso, pero fue un hito. Claro que se puede escribir como antes de Rayuela, pero serán eso, novelas de antes de Rayuela”.

En 2019 la nueva laureada obtuvo en Chile el Premio José Donoso por toda su trayectoria. Un año más tarde noveló sus recuerdos de infancia y juventud en una obra de título inequívoco: La insumisa. La defensa de los inmigrantes, las mujeres y los homosexuales ha sido una constante tanto de su literatura como de su compromiso cívico. “Escribo poniéndome en el lugar de los perdedores”, afirmó al recibir el premio Loewe por Playstation (Visor, 2008), un libro de poesía narrativa ajeno a las convenciones de la llamada alta cultura y tejido con estampas que iban desde una escena en, de nuevo, las urgencias de un hospital a otra en un sex shop.

Haciendo un esfuerzo para hablar por teléfono, Cristina Peri Rossi reivindica sus dos apellidos (“nunca entendí por qué debemos llevar como primero el del padre; por ello mantengo el de mi madre”) y explica por qué nunca volvió a fijar su residencia de manera estable en Uruguay: “Prefiero que no haya tenido que elegir nunca; he extrañado mi tierra natal, pero prefiero soñar con Montevideo y vivir acá: allí murieron mi madre y mi hermana, demasiada tristeza. Y ahora quiero alegrías, como la del Cervantes, aunque quizá sea la última”, dice… riéndose.

©Carles Geli, Javier Rodríguez,  Marcos  Andrea Aguilar 

Barcelona-Madrid

El País, 10 de noviembre de 2021

Para leer a la nueva premio Cervantes

Viviendo (1963).

El libro de mis primos (1969).

Exactamente como los argelinos en París (1973).

Miro del relato (1979).

La nave de los locos (1984).

El ángel caído (1986).

Las musas inquietantes (1999).

Estrategias del deseo (2004).

Playstation (2009).

Habitaciones privadas (2010).

Los amores equivocados (2015).

Todo lo que no te pude decir (2017).

La insumisa (2020).


Fuente: El País


Cristina Peri Rossi: web oficial


“Julio Cortázar y Cris”: novela autobiográfica de Cristina Peri Rossi (fragmento) / Julio Cortázar: “Cinco poemas para Cris y Otros Cinco Poemas”





 “Tomé el tren en la estación de Francia, en Barcelona. Era invierno, un duro invierno en toda Europa. ‘Te espero en la gare de Austerlitz’, me dijiste por teléfono. Yo nunca había visto la nieve. Gasté el último dinero que me quedaba en comprarme botas altas y un gorro de piel, porque siempre andaba resfriada, a punto de contraer alguna infección maligna (te dije que había tenido tuberculosis, de pequeña, y me contestaste que la vocación literaria me venía de ahí). Acababa de perder un gran amor, además de haber perdido la revolución, mi casa, mi familia, mis libros, mis alumnos, mi ciudad y mi pasado, de ser “innombrable” en Uruguay (a no quejarse: yo solo perdí mi nombre, otros perdieron la vida). Pero el exilio me acababa de regalar algo con lo que no había soñado: el encuentro con Julio Cortázar, en la gare de Austerlitz. No me gusta viajar, me gustan las personas.
Solo viajo para ver a alguien, y en este caso, París era solo un telón de fondo.
Cuando llegué, lo divisé, altísimo, flaco, desgarbado, con una leve barba que le cubría las mejillas y los ojos más celestes y acuosos que había visto en mi vida. Un nombre me vino a la cabeza: “Papaíto piernas largas”. Era el título de una novela de Jean Webster que había leído en mi infancia.
(Tiempo después, con mucha cautela, se lo pregunté: “¿Vos leíste Papaíto piernas largas?”. Con infinita paciencia, me contestó: “Sí, Cristina, lo leí, en la colección Robin Hood, de tapas amarillas. Pero a mí me gustaría ser otra cosa, no tu papá”. “Lo digo por las piernas”, me defendí. “Te equivocás, Cristina, no son piernas: son zancos.”)

“Julio Cortázar y Cris”
Barcelona julio 2014






Cristina Peri Rossi: web oficial  
Julio Cortázar: web oficial





Donde comprar el libro:
 



Cortázar-Peri Rossi: un amor imposible: entrevista  (Fuente: Cristina Peri Rossi)

Cristina Peri Rossi: los cronopios nunca mueren: artículo  









"Julio Cortázar y Cris"



La escritora Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) presenta su nuevo libro, "Julio Cortázar y Cris", una crónica en quince capítulos donde rememora la «intensa y cómplice» relación que mantuvo con el autor argentino, de quien traza un perfil muy personal.



Julio Cortázar y Cris es el ameno y emotivo relato de la profunda relación que Peri Rossi mantuvo con su colega argentino, de cuyo nacimiento se cumple un siglo este verano. Este título supone la contribución al ‘año Cortázar’ por parte del sello Cálamo, que lo ha editado dentro de su nueva colección de no ficción (Claves), donde recientemente aparecieron obras de Giovanni Papini y Joaquín Leguina, entre otros.

El libro, que se lee de un tirón, ofrece una visión cercana del Cortázar más íntimo, algo alejada del mito literario. La obra muestra que a veces se produce el encuentro entre dos grandes escritores y de esa conmoción surgen risas, relatos, poemas, cartas, viajes, diálogos chispeantes y fascinación mutua.

Cristina Peri Rossi conoció a Cortázar en su última década de vida. Se encontraron y vivieron una relación intensa, llena de complicidad, humor y amor, de literatura y seducción, entre dos ciudades: París y Barcelona. Cortázar le dedicó Quince poemas de amor a Cris y, muchos años después de su muerte, Cris escribe la crónica de esa amistad amorosa irrepetible. Es la primera pieza autobiográfica de una de las autoras más consagradas de la literatura hispanoamericana.

Residente en Barcelona desde hace cuatro décadas tras exiliarse de Uruguay, Peri Rossi es una de las escritoras más destacadas de las letras en castellano. Fue la primera mujer en obtener el premio de poesía de la Fundación Loewe y ha conseguido, entre otros galardones, el Ciudad de Barcelona, el Mario Vargas Llosa de relatos (con Habitaciones privadas, publicado por Menoscuarto) y el Premio Quijote, concedido por la Asociación de Escritores de España. Ha cultivado todos los géneros y su obra se ha traducido a más 
de veinte idiomas. Como se percibe en este nuevo título, la escritura de Peri Rossi combina ironía y lucidez, humor y ternura, en una vasta obra cuyo tema siempre es la condición humana y sus vicisitudes.

Seduce sin hacer concesiones y cautiva con su extraordinario poder de fascinación.








Cristina Peri Rossi presentó su nuevo libro, "Julio Cortázar y Cris".

Pura Salceda, Barcelona 17/07/2014


El pasado día 10 de julio, se presentó el último libro de Cristina Peri Rossi,Julio Cortázar y Cris, ante un numeroso público congregado en la librería Helios Llibres, de Barcelona. La presentación corrió a cargo de Elena Castro, que hizo un repaso de los principales aspectos de la obra, a la que calificó de historia de amor entre Cortázar y Peri Rossi, entendida en su más amplio sentido. A lo largo de quince capítulos se narran experiencias comunes entre los dos escritores, en una relación de complicidad, de humor y de literatura, que acercan al lector a estos dos grandes de la literatura hispanoamericana. Durante la presentación Cristina Peri Rossi deleitó a los asistentes explicando diferentes anécdotas sobre el autor argentino muy reveladoras de su personalidad.

El libro, de carácter autobiográfico, supone de alguna manera una respuesta de Peri Rossi a los Cinco poemas para CrisOtros cinco poemas para Cris y Cinco últimos poemas para Cris, de Julio Cortázar y que se publicaron póstumamente en Salvo el crepúsculo (1984), inspirados en la escritora uruguaya. 

Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.


Fuente  ACEC




Julio Cortázar “Cinco poemas para Cris y Otros cinco poemas para Cris”




Carta de Julio Cortázar a Cristina Peri Rossi :  
 
Bichito: sé que serás benévola con estos poemas, cuyo único delito es haberlos escrito; pero a lo mejor no podía hacer otra cosa, la que hubiera querido, y sin embargo te los debo, como te debo tantas otras cosas. Sé que me las vas a perdonar y sé que las leerás con tu media sonrisa llena de ternura y de comprensión, porque vos lees más allá de las palabras, que es donde se encuentra el verdadero texto”.  (Fuente: Clarín,12 de febrero de 2014)



1.
Ya mucho más allá del mezzo
camin di nostra vita

existe un territorio del amor
un laberinto más mental que mítico
donde es posible ser
lentamente dichoso
sin el hilo de Ariadna delirante
sin espumas ni sábanas ni muslos.
Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo
tu pelo tu perfume tu saliva.
Y allí del otro lado te poseo
mientras tú juegas con tu amiga
los juegos de la noche.

2.
En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los hubiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.

3.
Sé muy bien lo que ganas
cuando te pierdes en el goce.
Porque es exactamente
lo que yo habría sentido.


4.
(La justa errata)
habernos encontrado al final del día
en un paseo púbico.


5.
(Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí).


Otros cinco poemas para Cris 
1
Todo lo que precede es como los primeros
momentos de un
encuentro después de mucho tiempo: sonrisas,
preguntas,
lentos reajustes. Es raro, me pareces menos
morena que
antes. ¿Se mejoró por fin tu tía abuela? No, no
me gusta
la cerveza. Es verdad, me había olvidado.
Y por debajo, montacargas de sombra, asciende
despacio otro
presente. En tu pelo empiezan a temblar las
abejas, tu mano
rosa la mía y pone en ella un dulce algodón de
humo. Hueles
de nuevo a sur.


2
Tienes a ratos
la cara del exilio
ése que busca voz en tus poemas.
Mi exilio es menos duro,
le sobran las defensas,
pero cuando te llevo de la mano
por una callecita de París
quisiera tanto que el paseo se acabara
en una esquina de Montevideo
o en mi calle Corrientes
sin que nadie viniera
a pedir documentos.


3
A veces creo que podríamos
conciliar los contrarios
hallar la centritud inmóvil de la rueda
salir de lo binario
ser el vertiginoso espejo que concentra
en un vértice último
esta ceremoniosa danza que dedico
a tu presente ausencia.
Recuerdo a Saint-Exupèry: “El amor
no es mirar lo que se ama
sino mirar los dos en una misma dirección-”
Pero él no sospechó que tantas veces
los dos miramos fascinados a una misma mujer
y que la espléndida, feliz definición
se viene al suelo como un gris pelele.


4
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.

5
Ratoncito, pelusa, medialuna,
calidoscopio, barco en la botella,
musgo, campana, diáspora,
palingenesia, helecho,
eso y el dulce de zapallo,
el bandoneón de Troilo y dos o tres
zonas de piel en donde
hace nido el alción,
son las palabras que contienen
tu cruel definición inalcanzable,
son las cosas que guardan las sustancias
de que estás hecha para que alguien
beba y posea y arda convencida
de conocerte entera,
de que sólo eres Cris.
París, 1951/1952
http://o1.t26.net/images/space.gif 










Los cronopios nunca mueren, por Cristina Peri Rossi





Hace casi 10 años, una mañana lluviosa, en un café de Notre Dâme, me dijiste que la muerte no existía. No era sólo una de las elegantes paradojas de tu inteligencia irreverente: era la rebeldía de un argentino frente a la gramática de destrucción que imperaba en su país. Era una afirmación de vitalidad, de imaginación y de ternura ante la desdicha. La vitalidad de un carácter melancólico, la imaginación de un poeta que buscó siempre el otro lado de la realidad, la ternura de un hombre que se ganó el amor y la admiración hasta de aquellos que nunca leyeron un libro. Tenías un secreto. Tus lectores; tus rubias admiradoras de Texas, que escribían infinitas tesis sobre la Maga; los calvos profesores de Poitiers, que perseguían la etimología de la palabra cronopio en antiguos diccionarios griegos; tus vecinos de Saignon, que plantaban olorosas alhucemas, sabían que tenías un secreto. Confundidos por tu apariencia de adolescente que ha crecido demasiado, que ningún aniversario alcanzaba a desmentir, te preguntaban por la fórmula de la eterna juventud, como si ése fuera el gran secreto. Sorteabas la banalidad de esa pregunta, incesantemente repetida, con respuestas ingeniosas y elegantes, que dejaban al interlocutor la ambigua sensación de haber estado hablando con un ángel. La sensación se diluía, mezclada con los requerimientos de lo cotidiano, hasta tu próxima aparición. Entonces, todos confirmaban que, en realidad, no tenías edad, no podías morir, porque verdaderamente eras un ángel. Como ellos, te desplazabas en el espacio y en el tiempo con levedad: hoy estabas en un barrio de París, contemplando fascinado los engranajes de un reloj en una vitrina; mañana estabas en Cuba, discutiendo con Fidel los errores de la campaña contra los homosexuales; a la semana siguiente estabas en Nicaragua, porque había que ayudar a los muchachos y se necesitaba un testigo de la verdad, y siempre estabas en un pasaje de Buenos Aires, allá en tu infancia, que se convertía, de pronto, en un callejón de Barcelona. Todos éramos tus contemporáneos: desde Homero y Virgilio hasta Poe, Rimbaud, y el general Videla, fuimos tus contemporáneos, porque nada -ni nadie- te fue ajeno.

El secreto de los ángeles no es la longevidad, como los hombres banales suelen suponer, sino la fidelidad. Y el ángel encarnado en Julio Cortázar cumplió su sagrada misión con humildad y entrega. Ser fiel a la literatura es instaurar una ética de lo sagrado, y lo sagrado es la libertad del hombre, la identidad entre el pensamiento y la vida, la ausencia de claudicaciones. "Todo en mí está preparado para la dicha" decía el hombre que escuchó mil veces, desde su asiento en el Tribunal Russell, los horrores testimoniales de los mártires de Vietnam, Chile, Uruguay o Argentina. Porque los ángeles conocen la alegría de la identidad y saben que la gracia es un don, un privilegio que se paga con una extraordinaria generosidad: la que tuvo para dedicar su tiempo a los oprimidos, a los perseguidos, a los que golpeaban su puerta y a los que no.

Ninguna desgracia alcanza para abatir el entusiasmo de los ángeles. Porque su confianza es de índole metafísica. Éste fue el secreto, también, de tu extraordinario valor para afrontar la muerte de Carol, hace un año, simetría que tu imaginación habrá adivinado antes de que se produjera.

En tu último vuelo, premonitorio (en los ángeles nada es casual, y tú te encargaste de destruir cualquier hipótesis acerca del azar), viniste a Barcelona, ciudad de tus dos años ("Recuerdo vagamente unas formas misteriosas y llenas de color, quizá las del parque Güell"), y luego, en un viaje fugaz pero estimulante, al nuevo Buenos Aires: el de la recuperación de la dignidad, el que saltaba a la luz luego de años de martirio y de silencio. Después, el regreso a París, con un cuerpo que ya empezaba a fallar y cuyos trastornos soportabas con dignidad, porque los ángeles no se quejan. Tampoco mueren, vos lo sabías, con la certeza de quien siempre estuvo del otro lado del espejo.


© Cristina Peri Rossi













13/2/1984







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