Así lo cree Elisa Lerner, una de las pocas mujeres venezolanas que
escriben teatro y cuya obra “Vida con Mamá” está en la cartelera en la Sala
Juana Sujo. Las mujeres, afirma, le temen a la distancia porque necesitan de
la posesión más que el hombre y porque su posición en el mundo ha sido, hasta
ahora, más insegura.
Elisa es una de las pocas mujeres –quizá la única actualmente – que
escribe teatro en Venezuela. Muchos recuerdan aún su primera pieza, “Bella de
inteligencia”, que causara impacto por su ácido humor y su virulentas
definiciones. “El país odontológico” y “La envidia”, dentro de “Los Siete
Pecados Capitales”, son otras piezas cortas que la han revelado al público
como una excelente autora teatral. Y ahora, “Vida con Mamá” da mucho que
hablar, porque es su primera obra larga y porque, sin abandonar su certero
humor,se perfila definitivamente como escritora madura, distanciada de lo
real inmediato.
Definir a Elisa Lerner como “todo un personaje”, sería exponerse a su
ira. Ella prefiere calificarse como una mujer que piensa. Solitaria, secreta,
le teme a la gente, al público, pero ello no le impide tener una visión muy
clara, de eso que ella ama tanto, “el país”, su país y que en “Vida con
Mamá”, es estrujado hasta la saciedad. Como
en piezas anteriores, los personajes son femeninos, son en efecto, dos
mujeres las que meditan sobre el país, revisan su historia pasada y reciente,
en forma coherente, definitiva.
—¿Por qué las mujeres venezolanas no escriben teatro? —Realmente no sé. En un principio Elizabeth Schön e Ida Gramkco lo hicieron. Creo que el teatro es un género en el que las experiencias deben ser transmitidas en forma un poco distante. En la narrativa y en la poesía la experiencia personal se da más directa, más personal. Y las mujeres le temen a la distancia, porque necesita de la posesión más que el hombre y porque su posición en el mundo ha sido hasta ahora, más insegura. —¿Cree que la mujer está discriminada en Venezuela? —Está y no está. Es difícil decirlo. Pienso que la mujer que use las mismas armas del hombre, astucia y habilidad, no está discriminada. Pero la que actúa silenciosa y pacientemente, para escribir una obra por ejemplo, estará discriminada como el hombre que realmente es escritor. –De todos modos, los escritores son una minoría en el país, ¿no? –Ciertamente, los escritores en Venezuela somos todos una minoría. Y ser una minoría nunca me ha parecido algo alegre, porque se trata de una élite. La élite en el fondo es siempre tan desgraciada como los judíos en la época hitleriana o como los negros en ciertas ciudades del sur de Estados Unidos. Sí, la élite es una desgracia… los políticos son alegremente despectivos cuando hablan de los intelectuales y escritores del país, es decir, un poco como si Venezuela produjera su propio perfume francés. —¿Cómo se desarrolla ese proceso de escritura en ti? —Puede ser largo o corto. No lo puedo predecir. Generalmente, todo parte de algo que me obsesiona durante meses o hasta años. —¿Cómo te defines a ti misma? –Como una mujer que piensa más que el común de los venezolanos. —¿Por qué eres tan dura cuando juzgas al país? —Venezuela es una democracia sin memoria. La moneda gira en una forma no planetaria. Ayer se invitaba a comer jerarcas de la dictadura y hoy se es el gran cronista de la democracia. Un país muy joven tiene que tener algo en que sostenerse: la solidez, y ¿por qué no?, la democracia de la gente. En realidad no somos una democracia, somos una sociedad petrolera.
Edición Aniversario
Caracas
9 de Mayo de 1975
Fuente:
Link:
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Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).
Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos
Alejandra Pizarnik
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Elisa Lerner entrevistada por Miyó Vestrini: "Venezuela es una democracia sin memoria" / El Nacional, Edición Aniversario, Caracas 9 de Mayo de 1975
¡Bravo, Carlos Giménez! José Pulido, escritor, periodista: “(Carlos) Asombraba a los teatreros de varios continentes, constituía un verdadero fenómeno” / entrevista de viviana marcela iriart, Caracas, 9 de septiembre de 2013
“Esta participación tuvo una enorme importancia si pensamos que se trató de la ida al Festival Mundial de Nancy y a los Festivales de Varsovia y Cracovia, en Polonia, en el año 1965, de un grupo teatral de provincia que no salía de Córdoba para llegar a Buenos Aires, sino que salía de Córdoba para participar en estos eventos tan importantes.” Carlos Giménez (entrevista)
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Foto: gentileza José Pulido |
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela y en Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico Joseph Papp y creó ocho instituciones culturales de gran importancia.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó el Festival Internacional de Teatro deCaracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el IUDET (Instituto Universitario de Teatro), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud), Rajatabla Danza y, en Córdoba, el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares:Tadeusz Kantor, Berliner Ensemble, Peter Brook, Giorgio Strehler, Peter Stein, Lindsay Kemp, Pina Bausch,Norma Aleandro, Vanessa Redgrave, Kazuo Ohno, Tomaz Pandur, Eva Bergman, Eugenio Barba, Yves Lebreton, Peter Schumann, Antunes Filho, Gilles Maheu, Santiago García, Darío Fo, Els Joglars, Franca Rame, Ellen Stewart, Josehp Papp, Andrezj Wajda, Dacia Mariani…
¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como “Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias, “Bolívar” y “La Muerte de García Lorca” de José Antonio Rial, “Martí, La Palabra” de Ethel Dahbar, “La Honesta Persona de Sechuan” de Brecht, “Tu país está feliz” de Antonio Miranda, “El Campo” deGriselda Gambaro, “La señorita Julia” de Strindberg, “Peer Gynt” de Ibsen, “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez… Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina. Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
¡Bravo, Carlos Giménez!
Porque fue un genio.
Y nos hace mucha falta.
“Un día le dije “me gustaría entrevistar a Vanessa Redgrave” y Carlitos tomó el teléfono, marcó un número y dijo “¿Vanessa? Es Carlos Giménez, te voy a pasar a un amigo que quiere entrevistarte”.”
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Foto: gentileza José Pulido |
La primera vez que lo vi fue en el año 1971 cuando montó Tu país está feliz, pero yo sólo tenía acceso a él como público en ese momento. Creo que los dos estábamos recién llegados a Caracas. Él desde Argentina y yo desde la provincia de Venezuela. Vi un escenario lleno de soñadores dirigidos por un soñador con los pies bien colocados en tierra: era Carlos Giménez, un joven de intensidad arrolladora, que se integró al liderazgo teatral del país en un parpadeo. En 1980, nos conocimos formalmente. Eso fue en el Ateneo de Caracas. Yo escribía en las páginas de El Nacional. Comenzamos una amistad que nunca termina.
¿Cómo era Carlos entonces?
Asombraba a los teatreros de varios continentes, constituía un verdadero fenómeno, porque siendo el teatro un universo complejo, él lo conocía a fondo, en toda su hondura y potencialidad. Se notaba que si alguien podía seguir transformando la escena ese era Carlos.
¿Crees que Carlos cambió cuando se hizo famoso y se convirtió casi en el hombre más poderoso de la cultura venezolana?
Sólo cambió su capacidad para lidiar con el poder y su manera de ejercerlo. Pero en sus principios, en su ética como artista, era una espada que se afilaba con el tiempo y la experiencia.
Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo. En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Nunca le he gritado a nadie y si alguien me grita dejo de relacionarme con esa persona. Aunque la verdadera amistad perdona y comprende tales conductas. Carlos y yo sólo hablábamos de arte, de cultura, de teatro y poesía. Sé que era drástico en su ejercicio de director pero eso se anulaba ante su enorme talento y el mar de aplausos que compartía generosamente con todo su grupo.
Como periodista, ¿viajaste con Carlos y su grupo en algunas de sus giras mundiales?
Una sola vez. Fui a una actuación en Cuba. Carlos era muy responsable y se preocupaba por los invitados a sus giras. Siempre fue muy respetuoso con la gente que por una razón o por otra invitó a esas giras mundiales.
¿Cuál de sus obras te impactó más?
Cada una de sus puestas en escena me impresionaron, pero El Coronel no tiene quien le escriba y una pieza que montó sobre César Vallejo fueron mis preferidas.
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
La pérdida de un pedazo muy real de mi juventud. Fue como un hermano de mi espíritu.
¿Y para la cultura venezolana?
La ausencia de una fuerza libre que emergía del conocimiento, la desaparición de una conciencia creadora.
¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
La calidad con que trató de hacer todo lo que hacía y saber que todo ese empeño perfeccionista y contundente lo realizaba en función de los demás. Puso a la juventud venezolana al frente de la pasión y el pensamiento teatral.
¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él? Puede ser más de una.
Yo admiraba el trabajo de Vanessa Redgrave, la actriz inglesa. Alguien del grupo me había comentado que Carlos la conocía. Yo no lo creía. Un día le dije “me gustaría entrevistar a Vanessa Redgrave” y Carlitos tomó el teléfono, marcó un número y dijo “¿Vanessa? Es Carlos Giménez, te voy a pasar a un amigo que quiere entrevistarte”. Siempre me sorprendía. Él trajo a Caracas a un actor desconocido para entonces llamado Gary Oldman.
Otra anécdota que no debería llamar así, fue más inolvidable aún. Estaba muy enfermo y al parecer perdía la memoria de vez en cuando. Eso es lo que me decían. Pero sin embargo, un día sonó mi teléfono y era él. Me dijo “te llamo porque me estoy despidiendo de los amigos”. Así, de golpe. No sabía qué decirle. Era tan valiente, tan noble. Lamenté no haber estado más cerca cuando murió. La verdad es que su amistad fue una de las que más me enseñó. Era muy culto. Me encantaba hablar de poesía con él.
Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Si pudiera escucharme sabría que lo admiro y lo respeto. Pero de decir algo sería más o menos “trata de nacer otra vez y mejora lo que has hecho”.
Caracas
9 de septiembre de 2013
Poeta, narrador, periodista. Nació en 1945, en Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela. Dirigió las páginas de arte de El Nacional (1981-1988), El Diario de Caracas (1991-1995) y El Universal (1996-98).
Miembro fundador de los suplementos Bajo Palabra (1995) y El otro cuerpo (1997-1998). Jefe de redacción, bajo la dirección de Salvador Garmendia, de la revista cultural Imagen (1994-1996).
Le fue otorgado el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, año 2000, por su poemario Los Poseídos.
Ha publicado los poemarios: Esto, García Hijos, editores. (1971). Paralelo Lelo, García Hijos, editores. (1971). Peregrino de vidrieras (2001) Duermevela (2004). Es coautor de los poemarios: Linajes (1994).Vecindario (1994). Cortejos (1995). Invocaciones, 1996, Ediciones Pavilo.
Fue editado en la Antología del Círculo Metropolitano de Poesía de Caracas, publicada por el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca “Federico de Onís-Miguel Torga” en 2005.
Los Poseídos, (poemario, ediciones Pavilo) (1999).
La Academia de la Historia publicó el libro de entrevistas: Muro de confesiones (1985).
Ha publicado en narrativa: Pelo Blanco (novela), Editorial Planeta.(1987). Una mazurkita en La Mayor (novela premio Otero Silva, de Planeta, 1989). Vuelve al lugar que se te ha señalado (cuentos). Ediciones Contraloría General de la República. (Un cuento de este libro fue publicado en Narrativa venezolana attuale, Bulzoni Editore, Roma) (1995). Los Mágicos (novela, Monte Avila) (1999). La canción del ciempiés (novela, Alfadil) (2004). La sal de la tierra (entrevistas, Banco Central de Venezuela, 2004). El bululú de las Ninfas (Novela, Editorial Alfa, Colección Orinoco, 2007) Dudamel, la sinfonía del barrio, Libros de El Nacional. Caracas. 2011. El requetemuerto (novela, Ediciones B, Caracas 2012). Los héroes son villanos tímidos (cuentos. Otero Ediciones, Caracas 2013). Forma parte de la Antología en homenaje a Miguel de Unamuno, XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca 2012
Carlos Giménez: Web
Libro homenaje, prólogo de José Pulido,
textos de Carlos Giménez, entrevistas de viviana marcela iriart
¡Bravo, Carlos Giménez! Norma Aleandro. Actriz. Directora. Nominada al Oscar, ganadora del Golden Globe y del Festival de Cannes: “Es imposible no sentir la ausencia de un ser semejante, que ha dejado una huella imborrable en la cultura de un país y del mundo” /entrevista de viviana marcela iriart, Buenos Aires, 29 de agosto de 2013
“Camino del Teatro Palais Royal a su casa, Moliere, asume “la triste hora de la vida (…) Es el rito del horror. ¿Por qué tanto odio? pregunta (…) Sus enemigos lo persiguen después de muerto (…) Ya vendrán los libelos y los epitafios. Nosotros recogemos el del padre jesuita Bouhours: “Moliere, nada a tu gloria faltaría, si entre los defectos que también descubriste, hubieras incluido tan negra ingratitud”.
Carlos Giménez, “Moliere: Elomire, Hipocondríaco" (artículo)
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela y en Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico Joseph Papp y creó ocho instituciones culturales de gran importancia.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó el Festival Internacional de Teatro deCaracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el IUDET (Instituto Universitario de Teatro), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud), Rajatabla Danza y, en Córdoba, el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner Ensemble, Peter Brook, Giorgio Strehler, Peter Stein, Lindsay Kemp, Pina Bausch, Norma Aleandro, Vanessa Redgrave, Kazuo Ohno, Tomaz Pandur, Eva Bergman, Eugenio Barba, Yves Lebreton, Peter Schumann, Antunes Filho, Gilles Maheu, Santiago García, Darío Fo, Els Joglars, Franca Rame, Ellen Stewart, Josehp Papp, Andrezj Wajda, Dacia Mariani…
¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como “Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias, “Bolívar” y “La Muerte de García Lorca” de José Antonio Rial, “Martí, La Palabra” de Ethel Dahbar, “La Honesta Persona de Sechuan” de Brecht, “Tu país está feliz” de Antonio Miranda, “El Campo” deGriselda Gambaro, “La señorita Julia” de Strindberg, “Peer Gynt” de Ibsen, “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez… Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina. Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
¡Bravo, Carlos Giménez!
Porque fue un genio.
Y nos hace mucha falta.
(Carlos era) “Un ser tierno, encantador, Con un gran carisma y con aquello que los actores llamamos un “ÁNGEL” impresionante. Con una gran delicadeza en el trato y a la vez una fuerza enorme a la hora de encarar un proyecto.”
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Norma Aleandro. Foto Sergio Parra |
Fue en algún momento durante 1967. Yo estaba haciendo El Rehén en Buenos Aires, con el Grupo Gente de Teatro y se me presentó un joven muy encantador para decirme que era cordobés y que con su grupo de teatro necesitaban una ayuda para ir al Festival de Manizales en Colombia, y que para eso me pedía ir a Córdoba con algún espectáculo y hacerlo a beneficio para de esa manera conseguir lo que necesitaban. Yo le pedí un tiempo para pensarlo, porque no tenía nada preparado. Armé un unipersonal de poemas y cuando lo tuve listo arreglamos para que viajara a Córdoba un lunes. Cuando llegué me enteré que habían contratado un estadio de basquet y que estaba lleno, repleto. Fue tal el éxito, que no sólo consiguieron el dinero, sino que hasta quisieron pagarme algo, cosa a la que por supuesto me negué, Me dieron las gracias. Partieron. Y nunca más supe nada de ellos. Luego, años después y estando yo en España, un día me dice Marilina Ross –con quien compartíamos el exilio entre otros argentinos- que un muchacho argentino con un curioso acento, andaba preguntando por mí y que necesitaba verme. Hacemos una cita para encontrarnos días después en el bar Gijón y allí fui, llena de dudas sobre quien sería, y suponiendo que él me reconocería a mí, ya que yo no tenía idea de quien se trataba. Cuando se me presenta, al verlo me resultó una cara conocida pero no podía acertar de donde. Entonces me dijo quien era, y lo agradecido que estaba hacia mí por la ayuda que le había brindado, gracias a la cual luego de aquel Festival de Manizales se había ido a Venezuela, donde estaba llevando a cabo una exitosa carrera. Y me ofreció ir a trabajar allí, a Caracas. Fui varias veces. Llevé La Señorita de Tacna, con un suceso impresionante. Fue una hermosa devolución.
¿Qué le pareció Carlos?
Un ser tierno, encantador, Con un gran carisma y con aquello que los actores llamamos un “ÁNGEL” impresionante. Con una gran delicadeza en el trato y a la vez una fuerza enorme a la hora de encarar un proyecto.
En ese momento Carlos era el director de teatro más famoso de Venezuela y casi el hombre más poderoso de la cultura venezolana. ¿Se le sentía el poder?
No. Eso es algo que el siempre supo manejar muy bien. Nunca dejó de ser el muchacho encantador que yo había conocido.
¿Lo volvió a ver fuera de Venezuela?
No. Nunca.
Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo. En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue su relación con él?
Tuvimos una relación maravillosa, de mucho cariño y ambos nos estábamos mutuamente agradecidos por todo lo que te conté al principio. Nuna lo escuché gritar en mi presencia.
En 1981 usted tuvo un éxito arrollador en el FITC con La Señorita de Tacna: el público venezolano la amaba como si usted fuera una estrella de rock. En 1983 Carlos la invitó para que inaugurará el Festival Internacional de Teatro de Caracas con la obra “Kathie y el hipopotamo”, de Vargas Llosa, una distinción que pocas veces tenía una actriz latinoamericana. ¿Cómo fue esa experiencia?
Pudimos disponer de todo lo que necesitábamos para la puesta en escena, fuimos recibidos con enorme cariño tanto por la prensa como por el público. Una experiencia altamente gratificante y que recuerdo con mucho cariño. El día del estreno fue inolvidable, con todas las autoridades presentes, la presencia de toda la prensa y un teatro lleno. Todo lo que hacía Carlos era en si mismo anecdótico.
¿Cuál de las obras de Carlos le impactó más?
Todas y cada una de las que pude ver. Por motivos distintos, todas tenían ese algo especial, el toque “carlos gimenez”
¿Cuándo se enteró de la muerte de Carlos?
Tiempo después de que sucediera. No recuerdo el motivo. Pero sé que cuando me enteré, ya había pasado tiempo.
¿Qué significó para usted su muerte?
Una enorme tristeza. Como no podía ser de otra manera.
¿Y para la cultura latinoamericana?
Una pérdida irreparable.
Usted volvió a actuar en Caracas después de la muerte de Carlos, en el teatro Teresa Carreño, y lo recordó con mucho cariño. En los pocos días que estuvo, ¿le pareció que se sentía mucho la ausencia de Carlos?
Es imposible no sentir la ausencia de un ser semejante, que ha dejado una huella imborrable en la cultura de un país y del mundo.
¿Le hubiera gustado ser dirigida por Carlos? ¿O co-dirigir con él?
Pienso que ambas cosas hubiesen sido experiencias sumamente interesantes.
¿Qué es lo que más valora de su trabajo y de su persona?
Del trabajo, el tesón, el esfuerzo, la alegría puesta en cada proyecto. De su persona su cariño, su dulzura, su don de gente.
¿Quiere contarme alguna anécdota que haya vivido con él?
Como te dije antes. Carlos es en si mismo una anécdota. Tal vez la más graciosa sea la de nuestro encuentro la primera vez en Buenos Aires y el reencuentro en España. En esos momentos fuimos alternativamente dos personas necesitadas de afecto y de trabajo. Siempre en medio del paisaje más triste y desolador se puede encontrar esa sonrisa que nos hace falta. Y esa mano que se tiende para ayudarte.
Si Carlos pudiera escucharla, ¿qué le diría?
Muy poquito. Sólo le diría: ¡Gracias!
Muchas gracias, señora Aleandro, por ser parte de este pequeño homenaje a Carlos Giménez, a 20 años de su partida, para recordar su legado.
Ha sido un gusto para mí recordar a un compañero tan querido y talentoso como él.
Buenos Aires
29 de agosto de 2013
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Norma Aleandro. Foto Sergio Parra |
Actriz – Directora - Regisseur de Opera- Autora – Docente
Ha recibido entre otras distinciones, los siguientes premios:
Festival de Cannes: Mejor Actriz por La Historia Oficial (Francia)
Golden Globe: Mejor Actriz por La Historia Oficial (Estados Unidos)
Nominación al Oscar (Academia de Artes y Ciencias de Hollywood): Mejor Actriz por Gaby (Estados Unidos)
David di Donatello (Academia del Cine Italiano): Mejor Actriz por La Historia Oficial (Italia)
Obie del Village Voice de New York: Mejor Actriz de Teatro (Estados Unidos)
Premio ACE de Oro (Asociación de Cronistas del Espectáculo): A la Trayectoria
Premio Cóndor de Plata (Asociación de Cronistas Cinematográficos): Mejor Actriz en cine (Argentina)
Premio ACE: Mejor Actriz de Comedia (Argentina)
Premio ACE: Mejor Actriz Dramática (Argentina)
Norma Aleandro ha sido declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por voto unánime de los miembros del Honorable Concejo Deliberante de esta ciudad y Maestra del Arte por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En teatro protagonizó entre otras, las siguientes obras: “Agosto” de Tracy Letts, “Mi Querido Embustero” de Jerome Kilty, (2 temporadas en Buenos Aires e interior de Argentina; temporada en Madrid y 2 giras por todo el interior de España), “El Juego del Bebé” de Edward Albee, “Largo Viaje de un Día Hacia la Noche” de E. O’Neil, “Master Class” de Terrence McNally (en dos versiones, una en 1997 y la segunda en 2012), “Escenas de la Vida Conyugal” de I. Bergman, “Las Pequeñas Patriotas” de Tritek, Aleandro y Aizenberg, “La Srta. de Tacna”, de Vargas Llosa, “Sobre el Amor y otros cuentos sobre el amor” basado en textos propios y clásicos españoles y latinoamericanos. Con éste espectáculo también realizó dos largas giras por toda España en 2006 -2007
En cine, interpretó en Argentina y en el extranjero – entre otros: “La historia Oficial” de L. Puenzo, ganadora del Oscar de la Academia de Hollywood Mejor Película Extranjera, “El hijo de la Novia” de Juan José Campanella con Ricardo Darín y Héctor Alterio, “Cleopatra”, “Sol de Otoño”, de Eduardo Mignona , “Los Siete Locos” de L. Torre Nilsson, “La Tregua” de S. Renán, “Cien veces no debo” de A. Doria, “Gaby” de L. Mandoki, “La Guerra de un hombre” de P. Weiss, “Signos Vitales” de M. Silver, “Primos” de J. Schumacher, “Deseo” de Gustavo Herrero, “Seres Queridos” de Harari y Pellegri. “Cama adentro” de Jorge Gaggero, “Paco” de Diego Raffecas, “Anita” de Marcos Carnevale, “Música en espera” de Hernán Goldfrid, y “Todas las azafatas van al cielo” y “La suerte en tus manos,” ambas de Daniel Burman.
Es autora, entre otras obras, de: “Los Herederos” (historia y guión cinematográfico originales), “Los Chicos quieren entrar” y “De rigurosa Etiqueta” (teatro) “Poemas y Cuentos de Atenazor” (Cuentos- Sudamericana 1986), “El Diario Íntimo” (Emece 1993)
Ha dirigido en teatro “La Venganza de Don Mendo” – “Medea” (Eurípides), “Lo que vio el mayordomo” de J. Orton, “Prisionero de la 2da. Avenida” de Neil Simon, “Hombre y Superhombre” de George Bernard Shaw, “De Rigurosa Etiqueta” de su propia autoría y el montaje de un solo para el bailarín Julio Bocca sobre “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía” de García Lorca recitado en vivo por Alfredo Alcón y recientemente “Escenas de la vida conyugal” con Ricardo Darín y Valeria Bertuccelli.
En 2002 fue convocada por el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata para realizar su primera reggie de ópera con “La Cenerentola” de G. Rossini.
Norma Aleandro (oficial)
Carlos Giménez: Web
Libro homenaje, prólogo de José Pulido,
textos de Carlos Giménez, entrevistas de viviana marcela iriart