Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Susan Sontag, entrevista de Elena Poniatowska, México, 2004






Hace dos meses en Nueva York, Susan Bergholz me dijo: "Susan Sontag está muy enferma con una leucemia muy avanzada, la tienen totalmente aislada, nadie, salvo su hijo, la puede ver. Hablo con frecuencia con David Reiff, su único hijo". Resulta que Susan había sido baby sitter de David cuando niño, se querían mucho y ambos estaban desolados.

Ahora los desolados somos nosotros porque con Susan Sontag desaparece la conciencia crítica de Estados Unidos, la combatiente del gobierno de Bush, la feminista y la preocupada por el dolor de los demás.

En 1972, Susan Sontag vino a México a dar una serie de conferencias. Primero la vi en la dirección de la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Allí estaban Víctor Flores Olea y Meche, su mujer, Francisco López Cámara, Carlos Fuentes y Margarita García Flores. Cada vez entraba más gente al auditorio. Susan Sontag llegó a la UNAM con Raúl Ortiz, su traductor. También hizo irrupción el cineasta Louis Malle y los dos cayeron en brazos el uno del otro. Si Susan venía a México a dar conferencias, Louis Malle quería hacer una película sobre los grupos paramilitares y fuimos a la Cuchilla del Tesoro, cercana a San Juan de Aragón, a buscar el campamento donde se entrenaban los halcones. Naturalmente la Secretaría de Gobernación se opuso al proyecto y Louis Malle filmó en Francia Lucien Lelong, sobre un mercenario.

En ésa época, Susan venía a México atraída por Ivan Illich, entonces en Cuernavaca. Se quedaba en el CIDOC de tres a cinco días. En Ivan Illich encontraba a un interlocutor verdadero. Allá estaban, además de Illich, Sergio Méndez Arceo y Lemmercier, quien mandó sicoanalizar a todos sus monjes a la sombra del autor de El miedo de amar, Erich Fromm. Dos temas apasionaban a Susan: Illich (su idea de la "no escuela") y el cine. Por eso se fue a cenar esa misma noche con el director de Los amantes, El fuego fatuo, El soplo en el corazón, Ascensor para el cadalso y Viva María, filmada en México con Jeanne Moreau y Brigitte Bardot.

"Un momentito -decía Susan Sontag a los que querían retratarla o hablarle- tengo que dar una entrevistita de cinco minutos": yo era la de los cinco minutos. Nos sentamos en un sofá entre conversaciones y flashes. Luego entró el noticiero 24 Horas, con la parafernalia que arrastra tras de sí la televisión y un cuerito (una muchachita bonita) entrevistó a Susan sobre la liberación de la mujer. Carlos Fuentes, que durante todo ese tiempo había tratado de contener los ímpetus de mi hijo Felipe (entonces de 3 años y medio), lo soltó exhausto, y Felipe cruzó frente a las cámaras pegando gritos como de indio sioux en batalla, y aullando al final: "¡Mamá!". El camarógrafo me echó una mirada asesina. Total, así fue nuestro primer encuentro: el despiporre. Sin embargo conservo algunas de las cosas que me dijo en medio del ajetreo, media hora antes de su conferencia en el auditorio de la facultad de Ciencias:

-Yo sé mucho de Francia, (vivo en París con Nicole Stéphane) sé mucho de Estados Unidos, pero sé muy poco de México. Por eso estoy aquí, para aprender, para que ustedes me enseñen. Sé algunas cosas sobre México pero hay muchas más que desconozco. Creo que es interesante que los mexicanos sepan cómo se les ve fuera de México. Para los extranjeros, México es un país pintoresco con mucha gente floja, envuelta en sarapes; un país de violencia en el que permanece un gobierno curiosamente estable. Es un país de turismo, es un país de folclor y de violencia Esto es lo que mucha gente desde fuera piensa de México.

-¿Y por qué vives en París, Susan?

-Porque estoy volviendo a pensar en todo aquello en lo que siempre pensé y es un lugar muy tranquilo para pensar.

-¿Nada sucede en París?

-Sí, muy poco pasa allí; por eso vivo en París.

-¿Y en Estados Unidos no podrías vivir?

-Sí, ¡cómo no! Podría vivir muy bien, pero quiero hacer las cosas difíciles para mí misma.

-¿Y por qué quieres hacerte la vida difícil?

-Porque quiero seguir creciendo, quiero desarrollarme, quiero volverme más sabia. (Todo esto lo dice con la cabeza gacha y una media sonrisa en su hermoso rostro.) Creo que es demasiado fácil instalarse en una serie de ideas después de una cierta edad, y pasarse el resto de la vida con las mismas ideas. No quiero hacer eso.

-Pero, ¿por qué dices "después de una cierta edad"?

-Porque eso es lo que le sucede a la mayoría de la gente, dejan de crecer después de una cierta edad. Cuando son jóvenes están abiertos y cuando llegan a una cierta edad se detienen y no hacen esfuerzos ni se ponen reto alguno.








La mujer más inteligente de Estados Unidos

-Eres muy abierta, pareces ser muy receptiva sobre todo con los jóvenes..

-Pues trabajo en ello, pero me cuesta mucho. Es mucho más fácil llegar hasta un cierto punto y conformarse con un velicito lleno de ideas.

-Y ¿qué piensas, Susan, de lo que dijo Sartre: que tú eres la mujer más inteligente de Estados Unidos?

-¿Sartre?

-Sartre lo dijo, sí, y se publicó no sé cuántas veces.

-Es la primera vez que oigo esto. No lo sabía. Nunca lo leí. Yo sabía que alguna otra gente había dicho eso, pero no pensé que era Sartre; en realidad no sé ni quién lo dijo, alguien lo dijo, no sé. No lo recuerdo. ¿Sabes, Elena?, cada vez que a uno lo entrevistan, corre uno el riesgo, en el sentido de que uno se pone en las manos de alguien, porque incluso si después se corrige algún concepto, el impacto de lo dicho primero ya hizo efecto y la corrección hecha o la carta rectificadora ya no causan la impresión que hizo la entrevista original. Claro, hay algunas personas a quienes no les importa y dan entrevistas con tal de figurar, digan lo que digan, se distorsionen o no sus palabras, no importa cómo suenen las campanas con tal de que suenen, pero considero que en mi caso dar una entrevista es un acto de confianza en el entrevistador. Yo quiero que tú justifiques mi confianza. Hace dos o tres meses di en París una entrevista acerca de mi trabajo como cineasta y el periodista puso en mi boca una crítica que jamás hice sobre cierto director. Por eso casi nunca doy entrevistas. En ese caso particular me molestó mucho que me atribuyeran esa declaración porque incluso me gusta el trabajo de ese director.

En la conferencia de la UNAM, Susan Sontag iba a hablar de la liberación de la mujer. La recuerdo muy alta, las uñas muy cortas -porque se las comía-, los dientes levemente manchados -de allí su boquilla en la que encaja cigarro tras cigarro porque no deja de fumar un solo instante- muy delgada, muy fina. Susan Sontag se veía tan guapa como en los retratos de la contraportada de sus libros, los únicos dos en español: Estuche de muerte y Viaje a Hanoi. Incluso se veía más joven, más frágil, dispuestísima a aprender, a escuchar a los jóvenes, a buscarlos, a crecer, como ella decía. Preguntaba, inquiría, quería ver. El ambiente universitario estaba que ni mandado hacer para ella y en él se movía como pez en el agua. En cambio, en las recepciones o conferencias de prensa su rostro se endurecía y trataba a los preguntones con cierta altanería. Al día siguiente de su primera conferencia regresó a la universidad a las 10 de la mañana como lo había ofrecido, se sentó en el pasto frente a la Facultad de Ciencias Políticas como con cien personas y respondió a cuanta pregunta se le hizo. El diálogo duró hasta las tres de la tarde. Rió a carcajadas cuando un estudiante más atrevido que los demás le dijo: "Nosotros queremos que las mujeres se liberen, pero mírelas, son ellas las que no quieren".

Opositora y crítica

Susan Sontag siempre estuvo en contra de la guerra de Vietnam; participó en manifestaciones y marchas, firmó manifiesto tras manifiesto, hizo discursos, y escribió su espléndido libro Viaje a Hanoi. En mayo de 1968, Susan Sontag fue invitada a Hanoi y el relato de su viaje no es un tratado político o un simple reportaje, sino la respuesta que puede dar un observador crítico e inteligente a un mundo por completo extraño a las concepciones occidentales. Pero este mundo está también hecho a la medida del hombre y Susan Sontag, dueña de una gran cultura, dijo entre otras cosas algo que me llamó poderosamente la atención:
"Los vietnamitas operan con una idea de la educación diferente a la que nosotros estamos acostumbrados, y ello implica un cambio en el significado de la honradez y la sinceridad. La honradez entendida como tal por los vietnamitas se parece muy poco al sentido de honradez sublimado por la cultura secular occidental virtualmente por encima de todos los demás valores. En Vietnam la honradez y la sinceridad son funciones de la dignidad del individuo".

Voluntad de comunicarse

Después nos dirigimos al auditorio de la Facultad de Ciencias. No cabía ya un alfiler. En el presidium se sentaron Susan Sontag, Raúl Ortiz, Ernest Mandel (el marxista heredero de Isaac Deutscher que había dado conferencias días antes), Víctor Flores Olea, Francisco López Cámara, Carlos Fuentes, Louis Malle, y Antonio González de León. A otros nos tocó en el suelo entre estudiantes que hablaban de los 30 detenidos en Sinaloa, de la toma de la universidad por la policía, de la protesta que iban a hacer. Como Mandel se dirigió a los estudiantes en español, Susan Sontag comenzó su conferencia diciendo:
"No tengo las dotes lingüísticas maravillosas de Mandel, sólo puedo leer y entender un poco el español. Fui profesora universitaria, enseñé filosofía, después escribí y ahora me dedico a hacer películas. Empecé a enseñar en 1964 cuando los estudiantes eran buenos, pasivos, no discutían ni hacían preguntas. Durante esos años quise establecer un diálogo e intercambio de ideas con ellos pero me di cuenta de que los demás profesores no venían a discutir sino a asentar sus premisas. La situación académica era de dominio y sobre ella tengo reservas. Ayer, sentada entre ustedes en la sala, escuché a Mandel y debo decirles que lo admiro y creo que es uno de los pensadores más interesantes que puedan encontrarse, comparto sus ideas, pero me di cuenta de que su lenguaje está destinado más a la imprenta que a la alocución. Su ensayo seguramente se imprimirá pero podría decirlo en Japón o en Singapur, en donde fuera, él lo dijo en México. Estoy en contra de este tipo de enseñanza porque es abstracta. Por eso me sentí incómoda y hoy me siento incómoda ante ustedes porque me parece que éste es un ejemplo, un símbolo de la actitud autoritaria. Quisiera que me entendieran, no estoy en contra de la teoría o del pensamiento abstracto, despersonalizado. Insisto, me opongo al pensamiento abstracto cuando se sustrae del contexto humano".

Susan respalda sus ideas con actitudes ya que anoche no le importó acostarse a las tres de la mañana con tal de quedarse a hablar con dos jóvenes cineastas y levantarse a las seis para ver sus películas. Luis Terán consigna que discutió con Víctor Sanen, Francisco Taibo, (¿será nuestro Paco Ignacio?) Carlos de Hoyos, Ramón Vilar, Eduardo Carrasco Zanini, José Carlos Méndez, Tomás Pérez Turrent, crítico de cine. El día que voló a Nueva York de regreso no tuvo empacho en salir de su hotel a las 6:30 de la mañana para presenciar el rodaje de El Mago, en el callejón de Dolores, dirigida por Carlos Castañón. Si esto no es buena voluntad y deseos de comunicarse con los demás, no sé cómo pueda llamarse.




© Elena Poniatowska,
Jueves 30 de diciembre 2004
La Jornada, México







Fedra López: “El único sentimiento que me provoca la fama es el de agradecimiento", entrevista de Viviana Marcela Iriart, Buenos Aires 2010

Famosa en casi todo el mundo gracias a su participación estelar en las telenovelas venezolanas, la actriz argentina que no puede caminar por las calles de Madrid, Miami, Moscú, Caracas o México sin que sus fans la detengan a cada paso, es desconocida en Argentina porque aquí sus telenovelas no se han transmitido.  De visita en el país, dice que le gustaría ser profeta en su tierra.


FEDRA LOPEZ:  “ME GUSTARÍA TRIUNFAR EN ARGENTINA”

Es invierno. Fedra y yo caminamos por la peatonal calle Florida. Ella, sin maquillaje, con el cabello lacio al viento, vestida con sencillez y elegancia, no puede evitar que la fuerza de su belleza y su gran magnetismo llamen la atención en una ciudad, Buenos Aires, donde poco llama la atención.
Caminé con Fedra en Caracas, años atrás, cuando co-protagonizaba una obra de teatro mía, y hombres y mujeres no dejaban de pararla, pedirle autógrafos, fotos, saludarla, desearle suerte. Fedra, entonces también sin maquillaje, también vestida sencillamente, dedicaba una sonrisa y un poco de su tiempo a cada persona. Me sorprendió. Porque Fedra es una estrella. Y conozco pocas que deseen ese contacto con su público.
Pero aquí a Fedra no la conocen. Y sin embargo no dejan de mirarla. Y un muchacho de unos 30 años nos para y con respeto y admiración le dice:
-          Tenés los ojos más hermosos que he visto en mi vida.
Fedra agradece amablemente el piropo sin dejar de caminar. Si hubiera sido un admirador de su trabajo, se hubiera detenido; pero éste es un admirador de su belleza. Y Fedra marca muy bien los límites.
Ahora estamos en el café del Centro Cultural Borges y la mesonera que nos atiende la mira admirada cuando ve que prendo el grabador y comienzo a entrevistarla.


“El único sentimiento que me provoca la fama es el de agradecimiento.”







¿Viniste de vacaciones o hacer contactos profesionales?
Vine a hacer diligencias personales que no tienen que ver con mi trabajo y también aproveché para hacer un poco de turismo con mi hija Betsy y mi hijo Eros. Pero estoy ansiosa por trabajar acá y en el futuro cercano voy a venir a quedarme unos meses para dedicarme exclusivamente a hacer contactos profesionales, porque uno de mis mayores sueños es trabajar y que me reconozcan en mi país.

¿Tienes familia aquí?
A la única que tengo es a mi hermana y a dos sobrinos encantadores que me preguntan porque ellos no aparecen en ninguna entrevista y yo les digo: “porque no me han hecho ninguna entrevista aquí” (y pone el acento en el “aquí” y se ríe).  Entonces mi sobrina me dice: “Yo me meto en Google y pongo tu nombre y salen tus hijos pero yo no salgo.” Entonces yo le digo que cuando venga a trabajar aquí la voy a llevar conmigo a todas las entrevistas para que aparezca en todas partes.

Dime como se llaman para nombrarlos y que se sientan contentos.
Ah, bueno, genial. Mi sobrina  se llama Mabi Riera, tiene 10 años pero parece que tuviera 50  por lo inteligente y mi sobrino  se llama Joan y tiene 6 años y es enorme. Son preciosos e inteligentes

Tú triunfaste aquí cuando eras adolescente y viniste a bailar flamenco en un teatro de la calle Corrientes. ¿No contactaste  a aquellos empresarios?
No, porque nunca tuve necesidad, porque trabajé 20 años sin parar en las telenovelas venezolanas. Y sí, cuando estuve aquí con el “Show de Juan Carlos y la Rumba Flamenca” de verdad se cerró la calle Corrientes, fue impresionante, tengo unos recuerdos preciosos de aquel momento, hubo una especie de delirio colectivo. Nos contrató Sofovich y la preproducción que hizo fue impresionante.  Jamás imaginé que la respuesta de la gente iba a ser tan grande.

Tú has hecho televisión, cine, teatro, ¿en qué ámbito te gustaría trabajar aquí?
¡En todos! (se ríe). Me encanta el cine argentino, tiene unas tramas muy interesantes, que te ayudan a crecer como persona y como artista. Tanto las películas como las series y las telenovelas que se están haciendo, me parecen fabulosas. Me encantaría  formar parte de cualquier elenco. Y teatro también. He visto unas obras increíbles.… Yo creo que aquí en Buenos Aires es rico participar en cualquier cosa que se haga.

¿Te gustaría  trabajar una temporada o quieres radicarte?
Me gustaría hacer una temporada. Porque yo tengo a mis hijos viviendo en Puerto Rico; mi hijo se irá en unas semanas  a estudiar a Nueva York y mi hija estudia en San Juan, por eso no puedo radicarme definitivamente acá, pero me sí puedo pasar un temporada larga, me encantaría.

Fedra, para una persona famosa como tú, ¿es difícil tocar puertas aquí como si fueras una principiante?  ¿Por qué no tienes manager?
No, no  es difícil. Y sí, creo que aquí es necesario tener un manager y por eso fui a ver a dos y me atendieron sus secretarias. Una fue muy cordial y la otra ni siquiera me dejó pasar, me dijo que al manager no le interesaba más nadie y me cerró la puerta en la cara (se ríe incrédula). Y eso duele porque como vos decís, bien o mal, yo tengo una trayectoria de más de 20 años, tengo un nombre en Venezuela (y en muchísimos países, agrego yoporque me consta) y que te cierren la puerta en la cara en tu país es feo, es doloroso, duele, porque es tu casa aunque como dicen, nadie es profeta en su tierra.

Me imagino que el ser famosa en otros países hace que no sientas la pérdida de que aquí, en tu país natal, no te reconozcan, ¿o sí?
A una le da como cierta cosita, porque al fin y al cabo soy de aquí, y sí, me gustaría ser reconocida aquí como lo soy en Venezuela. Pero no me puedo quejar. Mi trabajo me ha dado grandes satisfacciones y gracias a Dios las telenovelas venezolanas se venden en gran parte del mundo y a mí me ha pasado de ser reconocida en lugares que no imaginaba. Hace dos años, por ejemplo, estuve en Madrid y la gente me paraba para pedirme autógrafos en el subte, en la calle, los taxistas, en los restaurantes… no me lo esperaba y fue muy gratificante.

¿Cómo te fue protagonizando El Graduado en Santo Domingo el año pasado?
Espectacular.  Jamás imaginé que el público de ese país me quería tanto. Desde que llegué no recibí sino atenciones. Tuvimos un éxito arrollador y la obra no pudo continuar más tiempo en cartelera porque Alexander Pimentel tenía compromisos en Nueva York. Además  tuve la dicha de trabajar con Juanjo, que había trabajado en la producción de la obra en Buenos Aires, y Juanjo me llevó toda la ropa que utilizó Nacha Guevara. Así que yo estaba feliz de usar su misma ropa y cuando me la ponía me sentía como diciendo (cambia la voz, actuando): “Nacha, aquí estoy, ven”. (Ambas reímos).  Vi la actuación de Nacha en video y la verdad es que estuvo espectacular, me gustó muchísimo. Yo hice el personaje a mi manera, pero pude asimilar mucho de ella también.

Fedra, si tuvieras que elegir: teatro, televisión, cine. ¿En qué orden lo harías?
Primero el teatro. Creo que no hay nada como tener una obra de teatro en las manos y representarla de principio a fin y tener el calor del público allí, creo que es lo más hermoso que le pude pasar a una actriz, un actor. Después el cine, me encanta. Y por último la televisión… (se ríe), en donde trabajé ya no recuerdo en cuántas telenovelas, como protagonista, coprotagonista, participaciones especiales. La telenovela es mi principal fuente de trabajo  pero el teatro es lo que amo. 

Fedra, ¿por qué te interesa trabajar en Buenos Aires y no en Madrid, donde ya tienes un público?
Porque trabajar en Buenos Aires sería reencontrarme con mis raíces. Por otro lado yo siento que tengo una materia pendiente, es como cuando vas a la universidad, te gradúas y quieres hacer la maestría. Bueno, la maestría para mí sería ser reconocida acá. Yo ya he hecho mi carrera, me he graduado, casi que  quiero retirarme, pero necesito hacer una maestría y me gustaría que fuera aquí, en mi país.  Y también me gustaría para que mi hija y mi hijo, que son venezolanos, disfruten viendo a su mamá actuar en su país y se lleven algo de lo que es realmente su mamá que tiene (actúa otra vez, sonriendo pícara) “sangre de las pampas”.

¿Por qué no tienes página web?
Porque nunca la he necesitado. Los últimos 20 años yo no he dejado de trabajar tanto en Venezuela como en Miami y sentía que la página web era para buscar trabajo, para que los productores me vieran. Igual que el manager.  Pero yo nunca necesité ninguna de las dos cosas.   Tampoco me hizo falta la promoción, nunca tuve un publicista.  Mi teléfono nunca dejó de repicar: siempre me estaban llamando para trabajar. Yo estuve 12 años en un canal (Venevisión) y 8 años en otro canal (RCTV) hasta que el gobierno lo cerró. Pero ahorita, he descubierto que la web es una forma de estar en contacto con la gente que me quiere, que me sigue, así que pronto haré una.

Todo el mundo cree, y aquí también, que por tu acento eres venezolana.
Tengo una gran facilidad para los acentos, enseguida los aprendo. Pero yo soy lo  que soy: una actriz muy trabajadora, muy famosa depende de quién lo diga y en qué país, y te digo que a mi la fama no me importa, si quiero trabajar aquí es porque nací y me críe en Argentina. Trabajar aquí sería devolver a este país un poco de lo que me dio. Yo desde que comencé en esta carrera me propuse crecer como actriz y como persona,  y trabajar acá me ayudaría a seguir creciendo, porque el nivel actoral aquí es realmente impresionante. Aquí hay actores, hay actrices. En muy pocos lugares sucede algo así.

¿No te cansas de trabajar 18 horas diarias en una telenovela?
A mí me gusta mi profesión, la disfruto, y entiendo que si no trabajas esa cantidad de horas, no hay productora que sobreviva, porque los costos de hacer una telenovela son muy altos. Yo recuerdo mi primera telenovela, “Rosangélica”, donde era amiga de la protagonista, y ella se quejaba porque todos los días le daban 50, 60 escenas  y yo iba cada día y preguntaba: ¿grabo mañana? Y el que repartía las pautas me decía que no  y yo siempre me preguntaba: ¿cuándo tendré 60 escenas? Y el día llegó, e incluso grabé muchas más escenas y me encantó, porque tener una trama importante, tener un rol protagónico y que los guionistas siempre te quieran escribir y que tu trama siempre pegue, que a la gente le guste verte, es una bendición, entonces no te puedes quejar.  Y el equipo de trabajo, desde tus compañeros de elenco hasta las maquilladoras y técnicos,  se convierten en  tu familia y es muy rico.

¿Cuándo dejaste de bailar  en Juan Carlos y la  Rumba Flamenca y te dedicaste a la actuación?
La primera novela la hice cuando tenía 17 años, en Venezuela, en Venevisión. No me acuerdo el nombre.

¿Tienes alguna telenovela favorita?
¿Una? Todas. Es que me enamoro de todos los personajes.  Me encantan, por eso es que disfruto haciendo telenovelas, porque siempre me han tocado personajes que me han gustado muchísimo. Quizá la que están pasando aquí ahorita por cable, La Mujer de Judas, es la novela en la que más me divertí, porque me tocó hacer comedia. En las otras  era la protagonista y lloraba, o era la maluca y hacía maldades. En esta me divertía. Y trabajé con un gran elenco.


“La emoción que se siente antes de salir a escena es como
cuando vas a dar a luz y la alegría que tienes con el aplauso
es como cuando te entregan a tu hijo.”


Fedra en "Puerta Abierta al Mar" de V.M.Iriart.
Fotogafía: Roland Streuli


 Fedra en "Puerta Abierta al Mar"
Fotogafía: Roland Streuli






¿Cuál fue tu primera obra de teatro?
El Amante de Harold Pinter, con Julio Alcazar, que en Venezuela es un actor de la talla de Federico Luppi  y me dio mucho miedo. El director fue César Bolívar. Al principio yo rechacé el texto, porque es muy fuerte, y el director me dijo que él podía cambiar todo menos a mí. Tuvimos un gran éxito. Yo le tenía un gran miedo a la crítica, y por suerte fueron todas fabulosas. De hecho, las mejores críticas en teatro las tuve con esa obra.

¿Cómo te sentiste con el público viniendo de la televisión?
Los primeros días tenía pavor, antes de salir a escena siempre buscaba una excusa para no hacerlo y Julio me agarraba para que no me fuera.  Ese sentimiento se convirtió en algo maravilloso, en el mismo sentimiento que he tenido en los partos.  La emoción que se siente antes de salir a escena es como cuando vas a dar a luz y la alegría que tienes con el aplauso es como cuando te entregan a tu hijo. Es espectacular. Lo que siente es incomparable. No hay palabras para describir ese sentimiento.

¿Todas las noches sientes lo mismo?
Todas las noches y con todas las obras. Ahorita estuve en Caracas haciendo dos obras a la vez, terminaba una y arrancaba la otra y el sentimiento era el mismo. Las obras eran “Casa en Orden” de Ana Teresa Sosa y “Angustias de la mediana edad” de Indira Páez.

¿Cómo hacías para salirte de un personaje y  meterte en el otro?
Porque  cuando cae el telón el personaje se acabó para mí. Cuando llego al camerino la que llega soy yo, el personaje nunca se queda conmigo. Hay cosas de los personajes que se te quedan, es lógico, le estás prestando tu cuerpo, pero su sicología  no. Yo no me llevo los personajes a mi casa.

¿Te gusta más la comedia o el drama?
Las dos, pero es más fácil sacarle al público una lágrima que una sonrisa.  Por eso es mucho más difícil hacer comedia que drama. Porque además hay una raya muy delgada entre lo que es la comedia y lo que es el ridículo.

Fedra, ahorita voy a ser egocéntrica y te voy a preguntar sobre mi obra, “Puerta Abierta al Mar”. ¿Qué te motivó a actuar en ella?
Para mí fue un reto muy grande porque eran sólo dos personajes y tu obra es puro texto, tienes que decir muy bien cada palabra, darle la intención adecuada para que la gente entienda. Además tu obra trata de un tema delicadísimo, la dictadura argentina. Yo viví aquí en esa  época y aunque era pequeña vi muchas cosas, escuché muchas otras, y verlas reflejadas en tu obra y tener la oportunidad de decirlas, y de decirlas no en mi país sino afuera, que la gente sepa lo que sucedió, me pareció que era muy importante. Me dio mucha satisfacción hacerla, porque además el equipo era muy bueno: el director Aníbal Grunn,  el productor Benjamín Cohen, tú que fuiste la escritora (nos reímos)….  La obra me dio la oportunidad de conocer gente muy linda y crecer como persona, porque toca temas muy fuertes y cuando representas un papel lo que dices no es algo que te sale de la boca para afuera, lo estás viviendo. Y  revivir todas las noches esas emociones  tan fuertes, tan dolorosas, te obliga a crecer.

¿Quedabas destruida al bajar el telón? Porque yo que te veía y pensaba: pobrecita, ¿cómo hace ahora para irse a su casa? Pero por lo que me dijiste antes no, ibas al camerino, te sacabas el vestuario y chau, adiós Dunia (nombre del personaje).
Chau, adiós y me voy, pero sí, quedas agotada. Porque una cosa es que te lleves el personaje a tu casa, y yo no me lo llevaba, pero sí te llevas el cansancio por supuesto. Los personajes que son muy emotivos como Dunia te agotan físicamente mucho más que los que tienen movimiento físico. Cuando yo hacía la obra de Indira me la pasaba corriendo en el escenario de un lado para el otro, quedaba agotada pero me sentaba, descansaba diez minutos y ya estaba perfecta. En cambio con Dunia no, ese personaje me dejaba muerta, agotada, porque movía muchas emociones. Era muy fuerte.


 Fedra. Archivo RCTV

¿Futuro?
Tengo varias propuestas, en diferentes países, pero hasta que no se concrete no cuento nada. Cuando firme contrato te juro que te doy la exclusiva. (Risas)

Te tomo la palabra.  Mira Fedra, ¿cómo viviste siendo tan joven el éxito con Juan Carlos y la Rumba Flamenca?
No fue difícil porque yo estaba con mi mamá, que es la coreógrafa del grupo y Juan Carlos es mi padrastro, así que para mí fue como viajar con mi familia. No lo viví como algo excepcional. Era un trabajo.

¿Y ser famosa tan joven? ¿O no te dabas cuenta que eras famosa?
(Duda) Sí…. pero nunca le di importancia. Ser famosa nunca me hizo  sentir especial, ni más mi mejor que otras personas, el único sentimiento que me provoca la fama es el de agradecimiento. Porque pienso que cualquier artista se debe a su público, nosotros dependemos del público.  Yo no creo en la fama. Hoy la tienes, mañana no la tienes. Hoy eres muy famosa y mañana te vas a otro país y no te conoce nadie. Entonces la fama es muy relativa. El estrellato… tampoco creo en las estrellas, porque al actor lo pone y lo saca el público. Y todos somos seres humanos y somos iguales. Un actor es igual que un carnicero, que un verdulero, que una ama casa, que una ejecutiva, es un trabajador. Claro, es un trabajo donde trabajas con las emociones, tienes que ser más sensible reunir ciertas características, pero es un trabajo, sólo un trabajo.

¿Te molesta algo de la fama?
Yo siempre digo que cuando un actor, una actriz, se siente mal; no tiene ganas de  que le reconozcan; no quiere firmar autógrafos, entonces que no salga, que se quede en su casa. Porque sino vas a salir a amargarte y el público no tiene la culpa. Porque el público te da de comer al fin y al cabo, y si haces televisión, el público decide si cambia o no de canal. Así que no puedes salir con mala cara. Al contrario, tienes que acordarte siempre que gracias a esas personas estás ahí, que si no fuera por esas personas no estuvieras. Y respecto a la falta de privacidad que pierdes con la fama, yo pienso que si tú quieres hacer algo y no quieres que los medios te veas, pues hazlo donde nadie te vea. Siempre hay algún lugar.  Si los medios exponen tu vida, muchas veces es porque tú permites que ellos tengan acceso a la misma. Yo, gracias a Dios, he tenido una vida tranquila, sin escándalos, y la prensa siempre me ha tratado muy bien.




“No soy consciente si causo o no impacto en los hombres
y tampoco me interesa saberlo.”



Fedra en "El Graduado"

¿Te sientes argentina después de tantos años fuera de tu  país?
Yo me siento internacional, me siento un poquito de cada sitio. Pero nunca cambié mi nacionalidad y nunca la cambiaría. Yo me siento argentina y  me siento un poquito venezolana también, porque es el país que me ha dado un lugar y me ha querido y me ha querido muy bonito todos estos años. No tengo quejas, yo tengo puro agradecimiento para toda la gente de Venezuela.

Fedra, tú reúnes condiciones particulares: eres bella, sexy, espiritual, profunda y sencilla. ¿Cómo lo lograste?
Siempre he sido así. Pero no sé si soy lo que tú dices que soy, aunque otras personas me lo han dicho.

¿Tú no te ves así?
No sé…. En todo caso no es algo que trate de ser. Yo no me pongo en la cabeza “voy a ser sexy, voy a ser sensual”, no. Lo que tú ves es lo que yo soy. Si lo que tú dices es lo que reflejo, yo no lo sé, porque yo no me veo. Son los demás los que me ven así.

¿Tú no percibes el impacto que causas en los hombres cuando vas a una fiesta? 
Sí, pero cuando yo voy a una fiesta es por trabajo, es porque es la premier de algo que estoy haciendo en ese momento y es parte de la promoción de mi trabajo, así que soy simpática, amena, amable, pero no doy pie para más nada. Pero yo no voy a discotecas, fiestas, no salgo, salvo por trabajo, entonces… no sé… no, no soy consciente si causo o no impacto en los hombres y tampoco me interesa saberlo.

A pesar de que cualquier hombre dejaría a su esposa por ti, sus esposas te adoran tanto como ellos.
Sí, y me encanta. A mí me pasa algo que siempre le agradezco a Dios, porque a mí me piden autógrafos las abuelas, los abuelos, las esposas me piden autógrafos para los esposos, las novias para sus novios, los niños, las niñas… es riquísimo. Hay artistas que tienen un público determinado: hombres, mujeres, jóvenes. Mi público es general. No tiene edad ni sexo. Lo que despierto en la gente es algo de lo que estoy agradecida, de verdad.

¿Nunca pensaste en hacer publicidad?
La verdad que no, nunca he hecho ningún casting para nada, pero ¿por qué no? No sé, nunca se me ocurrió hacer publicidad hasta ahorita que tú me lo dices. Mira, tú me has lanzado muchas ideas en esta entrevista, ¿no me quieres representar? (risas)

Fedra, ¿cómo te gustaría vivir dentro de diez años?
A mí me encanta la montaña y tengo mi casita en la montaña donde me refugio, me cuido, me consiento. Dentro de diez años me gustaría hacer alguna obra de vez en cuando y estar en la montaña ayudando a mis hijos a cuidar a sus hijos,  mis nietos; haciéndoles tortas, cocinándoles, consintiéndoles, ayudándoles. Porque yo críe sola a mis hijos y fue muy duro, y no quiero que mis hijos pasen por eso. Entonces el día que formen una familia me gustaría estar allí, si Dios me lo permite, para apoyarlos y ayudarlos.

Fedra, muchas gracias por la entrevista y espero que el año que viene tengas aquí o en el país que sea, un gran éxito porque te lo mereces porque eres una gran persona.
Gracias. Yo espero que sea en Buenos Aires porque sé que no defraudaría a nadie. Soy una persona muy comprometida y exigente conmigo misma, jamás me comprometo con algo que sé que no puedo hacer y hace ya un par de años que tengo la ilusión de trabajar aquí, de poder montarme en las tablas en Buenos Aires, de encontrarme con ese público que no sabe que es mío y que yo soy de él. Y por eso el año que viene vendré 6 meses para que las puertas se abran.

Entonces, Fedra, hazlo por la puerta grande, no permitas más que te cierren la puerta en la cara, porque tú te mereces que te traten como lo que eres: una estrella que únicamente no brilla en el cielo del país que la vio nacer.


©viviana marcela iriart
Buenos Aires, agosto 2010



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Entrevista a la socióloga María C. Reina: transcribiendo el horror del Holocausto, por viviana marcela iriart

La socióloga venezolana María C. Reina realizó un histórico y doloroso trabajo: desgrabar entrevistas a sobrevivientes del Holocausto que viven en Venezuela,  realizadas en su mayoría
 por  la fundación del cineasta Steven Spielberg, Survivors of  Shoa Visual History Foundation en los años ´90. Las entrevistas formarán parte del libro Exilio a la Vida III,  que este año editará la Unión Israelita de Caracas.



"NUNCA PODRÉ OLVIDAR LO QUE ESCUCHÉ MIENTRAS ESTÉ VIVA..."

María C. Reina


¿Cómo fue que una socióloga terminó desgrabando entrevistas  realizadas a sobrevivientes del Holocausto y luego reuniéndose con ellas y ellos?

Yo había terminado  mi trabajo  como investigadora  para una  exposición llamada Una huella  en el teatro venezolano . El objetivo de  dicha exposición es  mostrar la impronta que han dejado los venezolanos de origen judío en el desarrollo del teatro contemporáneo. Este  proyecto fue realizado por Espacio Anna Frank, una fundación creada y dirigida por  Esther Dita Cohen y Marianne Beker.  La dirección del proyecto estuvo a  cargo de Ilana Beker y Rebeca Lustgarten y  en la museografía estaba JF Cantón. Nosotras hicimos (Ilana Beker, Rebeca Lusgarten y mi persona) 29 entrevistas y yo fui la encargada de hacer las transcripciones.
 Al finalizar este trabajo, mi amiga Sonia Zilzer- directora de la Biblioteca  de la Unión Israelita de Caracas-  me propuso que  transcribiera las entrevistas que le habían hecho a los sobrevivientes del Holocausto para el Tomo 3 de Exilio a la Vida.
Tal vez me  llamó para asumir esta tarea porque  yo había tenido experiencia en la trascripción de entrevistas, aunque el tema era totalmente diferente o quizás porque ella conocía mi interés en el Holocausto. Hace algunos años atrás, Sonia me invitó a participar en un Seminario  sobre El Holocausto dictado por el profesor Ariel Segal en UIC. Yo nunca pensé en ese momento que iba a trabajar en un proyecto  sobre el Holocausto, ni creo ser especialista sobre el tema, pero  sí debo reconocer que siempre me ha  interesado e interesa el horror que vivió  el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial.  Así que acepté, pero con mucho miedo de enfrentarme con esas terribles historias.
Es pertinente  explicar que estas  entrevistas fueron hechas  durante el lapso comprendido entre 1996 y  1998 por  entrevistadores de Survivors of  Shoa Visual History Foundation (creada por Steven Spielberg) y por un  grupo de entrevistadores de la UIC. Con este material   la Dirección de Cultura de la UIC publica los dos primeros Tomos de  Exilio a la Vida en el 2006.  Los libros se hicieron cuando la señora Esther Dita Cohen fungía como Directora de Cultura de la UIC; ella junto a su hermana Marianne Beker y Rebeca Lustgarten fueron las promotoras y realizadoras  de este maravilloso proceso- junto a un equipo de trabajo en el cuál estaba Sonia Zilzer-  que hizo posible convertir esos vídeos en  testimonios escritos y bellamente editados. En su interior, al lado de las hermosas fotos de los sobrevivientes, están esas historias  increíbles contadas por ellos mismos..
La nueva directiva del  área cultural de la UIC, encabeza por el Emanuel Abramovits,  decide continuar con este proyecto y se realizan entrevistas a otros sobrevivientes que no estuvieron incluidos en los dos primeros tomos. También  se  utilizaron algunas entrevistas hechas  en los  90.
El   grupo de profesionales de Exilio a la Vida Tomo 3  estuvo coordinado por Sonia Zilzer,  Gerente Cultural de la UIC,  y la edición y redacción de textos- al igual que en los dos tomos anteriores- fue realizada por Jacqueline Goldberg.

¿Qué sentiste la primera vez que te reuniste con un sobreviviente?

Quiero describirte como ha sido el proceso para  hacer  el libro, de esta manera  sabrás  para qué tuve que reunirme con los sobrevivientes.  Después que  yo había transcrito las entrevistas, este documento pasaba a manos de Jacqueline Goldberg. Ella lo revisaba y hacía una edición, una historia resumida de la vida del  sobreviviente, construida con las frases que ellos habían dicho durante la  entrevista. Es así como una entrevistas de 30 o 40 páginas quedaba reducida a 7 ó 10 páginas. Un trabajo excelente porque en esas 10 páginas estaba contenido la esencia del relato del sobreviviente. Y además es la única forma de publicar 56 testimonios.
La información contenida en esas pequeñas historias  editadas por Jacqueline, debían ser corroborada o modificadas por cada uno de los sobrevivientes. Allí  es  cuando yo entro en escena. Yo me reunía con  cada uno de ellos para revisar los datos contenidos en  este relato.  Ellos los corroboraban, los modificaban y en algunos casos agregaban información. Este  procedimiento metodológico   es la validación de información, eso fue lo que yo hice, además de las transcripciones.
La primera vez que me reuní con un sobreviviente fue en UIC, yo tenía miedo y no sabía si les iba a incomodar el hecho de hablar del tema del Holocausto con  una persona no judía. Pero la verdad es que me trataron muy bien, algunos me bendecían, me decían algo muy bonito en hebreo,  que luego traducían, me felicitaban por lo que estábamos haciendo. En fin creo que fue un privilegio conocerlos y escuchar sus historias.

¿Cómo te sentiste al escuchar sus historias, al estar en sus casas?

Algunas  reuniones de validación se hicieron en UIC y otras en las casa de los sobrevivientes. Me gustaría contestarte en plural. Todas las historias me conmovieron, ellos volvían  a contarte todo y algún   hecho que no estaba en la entrevista,  alguna situación muy fuerte que  ellos vivieron y que no quisieron que apareciera publicado. Algunos lloraban mientras recordaban lo vivido, hombres y mujeres, otros se contenían, es  muy difícil   describir la expresión de sus rostros cuando leían su propia historia:  su arribo a Auschwitz, el conteo, la separación de sus padres,  el humo  de las chimeneas de los hornos crematorios y su desesperación cuando  se enteraron que sus padres habían sido gaseados y cremados
Casi todos me decían: “en este  documento hay sólo una pequeña parte de lo que pasamos”.

¿Cambió tu manera de ver la vida haber realizado este trabajo?

No lo sé, sólo te diré que a veces cuando tengo problemas- que no pueden compararse con lo que ellos vivieron- pienso en su fortaleza,  en su capacidad para sortear situaciones terribles y me digo: yo sí puedo seguir adelante. Ellos son para mí un ejemplo de vida. Después de todo lo que pasaron, se casaron, fundaron una familia,  buscaron la forma de  construir un patrimonio para sus descendientes y echaron raíces en esta Tierra de Gracia. Aún tienen una  frase agradable para decir y  casi todos dejaron un mensaje de esperanza para las nuevas generaciones.

¿Qué sentías mientras desgrababas  sus relatos?¿ Te costó emocionalmente hacerlo?

Sí, mucho. Yo pensé que no iba a poder terminar de transcribir  las entrevistas. Yo trabajaba unas  dos horas y paraba y salía a dar una vuelta y después  seguía haciéndolo. No  podía hacerlo en forma continua porque era muy difícil digerir los horrores que estaban contando.
A veces lloraba, pero yo sentía que era “mi deber “continuar  transcribiendo, para que esas historias  se divulgaran,  salieran a luz pública. Sobre todo en  este momento histórico  en el cual hay  personas que niegan el Holocausto, empezando por el presidente de Irán, que no se contenta con decir  esa barbaridad sino que  amenaza con  borrar a Israel de mapa. ¡Es algo increíble!  Nosotras sabemos, que lamentablemente, el antisemitismo sigue vivito y coleando en todo el mundo.
Me gustaría contarte que yo no sólo me limité a hacer las transcripciones “fonéticamente”. Yo busqué información sobre  la Segunda Guerra, sobre los tratados firmados, la estructura organizacional de los campos de concentración etc.
Yo no puedo estar escribiendo  algo que no entiendo muy bien y  tengo esa deformación profesional que me  impulsa a estar siempre  a la caza de datos que me permitan comprender lo que  estaba sucediendo en aquella época. Me gusta mucho investigar. Eso nunca  me lo exigieron, pero lo quise hacer. Debo reconocer la ayuda que- en ese sentido- me  dio Rebeca Lustgarten, que sí es una especialista en  el tema de Holocausto. También busque mucha información sobre el judaísmo, sus ritos, oraciones y celebración de fiestas religiosas.  Para  este aspecto tuve la asesoría de Sonia en materia bibliográfica. Era necesario,  para mí, conocer lo elemental sobre la religión judía, porque  en  todas las entrevistas a los sobreviviente se les preguntaba acerca de la vida religiosa de sus familias.

¿La mayoría de los sobrevivientes son hombres o mujeres?

 No llevo esa estadística, no lo sé. Pero sí te puedo decir que todos, hombres y mujeres fueron  desnudados, afeitados, les tatuaron un número, les pusieron como ellos decían: “un vestido o un uniforme de rayas”. Los humillaron, maltrataron,  fueron obligados a hacer trabajos forzados, fueron torturados. Tuvieron que caminar en marchas interminables de un campo a otro, denominadas “las marchas de la muerte”. Te puedo decir que al hombre o  a la mujer que se paraba, le disparaban, ahí mismo los ejecutaban. En eso los nazis “no  practicaban la discriminación de género”. Todos sufrieron el mismo trato degradante, cruel y vejatorio.

¿La mayoría habían estado en un campo de concentración en su infancia o en su juventud?

Yo creo que sí. En principio cuando los nazis ocupaban un país, decretaban las leyes antijudías, como las de Nuremberg, los judíos no podían estudiar, ni tener negocios, ni ejercer cargos públicos etc. Todos los judíos debían  llevar una Estrella de David Amarilla prendida a su ropa, para identificarlos. Podían salir a la calle solamente   durante unas horas, el resto del tiempo estaban confinados en sus casa.  Después de establecidas estas normas de segregación, los judíos  fueron despojados de todas sus pertenecías 
Un día cualquiera los nazis llegaban a sus casas y les decían que recogieran algo de ropa y   los llevaban a un gueto. Allí vivían por un tiempo. Después los deportaban  a los campos de concentración, los metían en trenes, en vagones  donde se trasladaban animales, sin ventilación, agua , ni comida. Ese  era el sistema nazi,  una forma ordenada  y cruel para eliminar al pruebo judío.
Debo decirte que en otros casos, algunos sobrevivientes estuvieron escondidos, huyeron durante la guerra  hasta lograr salir de Europa. 
En Hungría los jóvenes en edad de hacer servicio militar tuvieron que incorporarse al ejército, pero no los consideraban como soldados, no portaban uniforme, ni recibían  formación militar. Ellos hacían trabajos forzados. Algunos tuvieron suerte y no fueron a campos de concentración.

¿Cambio tu perspectiva sobre el Holocausto después de hacer este trabajo?

Claro que sí. Ni los textos que leí  sobre el tema, ni en las películas que he visto- por más crudas que sean- se comparan con el hecho de escuchar a través de la voz de sus protagonistas esas  historias tan  terribles y espantosas como las que  los sobre vivientes contaron. Es impresionante  verlos y escucharlos...

¿Cuánto tiempo duró el trabajo?

Dos años.

 Ahora que el trabajo terminó ¿ cómo te sientes?¿ Piensas en los sobrevivientes a menudo?

Yo creo que nunca podré olvidar  lo que escuché mientras esté viva y tenga memoria.
Ahora me siento muy afectada todavía por  el trabajo. Pero me siento satisfecha porque sé que de alguna manera contribuí  con este importante proyecto que pretende preservar la memoria de uno de los episodio más horrendo de la historia del pueblo  judío y de la humanidad.

 





María C. Reina es socióloga graduada en la Universidad Católica Andrés Bello, especialista en gestión cultural. Trabajó en el Conac, Consucre, Espacio Anna Frank, Fundación Acción Solidaria, Unión Israelita de Caracas, Cendes, Cenamec, Visor, entre otras instituciones.


© viviana marcela iriart
Caracas diciembre 2010