la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Carlos Giménez, el último rapsoda en un fractal desorbitado del Paradisi: Rapsodia IV / por José Augusto Paradisi Rangel, Ciudad de México, 3 de septiembre de 2021

 



 

Rapsodia IV


Déjala bailar en paz o Caracas escenario del mundo


La hambruna, la efervescencia política de Polonia, la realidad de aquel país negada en la hegemonía roja de los medios de comunicación erigió en mi memoria los versos de nuestro poeta Francisco Lazo Martí:


“Es tiempo de que vuelvas,

es tiempo de que tornes…

Que tu pecho varonil exornes…”


Un día en medio de una propuesta cerca del Palacio de la Cultura y la Ciencia de contestatarias remeras azul cobalto con las siglas E y A por la espalda, y por delante a nivel del corazón la leyenda: Element Antikomunisticzny tomé la dolorosa decisión de dejar mi amada por siempre Polonia. La multitud de corifeos de un teatro libertario rodeando la horrenda copia stalinista del Empire State Building me envalentonó.


Aeropuerto Okencie de Varsovia vuelo a Frankfurt, de ahí a Nueva York, a Caracas en las extintas alas de Pan American. Nuevo parto. La letra del himno nacional polaco como salmo y renunciable en el corazón cuya posible traducción sería ¡Todavía Polonia no muere mientras estemos vivos! (Misma que me aplico cotidianamente como dosis de opio soñando la reconstrucción de Venezuela después de la pesadilla roja que nos troco en judíos errantes y diáspora hidrocefálica.


Muy delgado, exuberante melena, sandalias, overol malos olores desdibujando al niño de residencia universitaria del Opus Dei que, increíble pero cierto, fui,  un tesoro en el pecho forjado por mis viajes por Europa; y aquella procesión de verano a Grecia, descubrimiento de nuestra naturaleza cósmica mas allá del mal y del bien y la revelación, una noche báquica observando la grandilocuencia marmórea del Partenón desde el Ágora de Atenas, en palabras de Armando Rojas Guardia: de quién era yo al fondo de mí mismo.


Aterrizo en Caracas con un nido de cuervos desordenados en la cabeza, melena más escandalosa que la del actual Dudamel, medusa de mil sierpes sin oficios, beneficios ni proyectos. En el aire una gran expectación. Muy pronto se realizaría el V Festival Mundial de teatro de Caracas. Olimpíada de histriones del mundo entero. Era inevitable, la inclinada pendiente de mis asombros me empinaba finalmente al encuentro con el rapsoda para solicitarle empleo como traductor y guía en lengua polaca. El último rapsoda del teatro del siglo XX era mi destino; el oráculo de Delfos habló en el recuerdo del abrazo de la Gambaro en Maracay y su Teatro de la Ópera. Me esperaba en las oficinas de Rajatabla.


Quizás la encendida pasión que revelaron mis ojos más abiertos que nunca por la cultura polaca y mi periplo lo asombró. Lo cierto es que el bello rapsoda me tomó de inmediato para guía, traductor, asistente y cicerón del portento de Cracovia: Tadeus Kantor. Quizá vio en mi un San Jorge con lanza y armadura para vencer al dragón cuyos requerimientos y fama de difícil eran bocanadas de fuego en las orejas de los productores y realizadores de festivales de teatro del planeta.


Caracas, nuestra amada Caracas en democracia y libertad era una fiesta descomunal y Carlos visionario, con enorme justicia lo repito, la transformó en EL ESCENARIO DEL MUNDO.


El Decano de los rotativos de Venezuela: EL NACIONAL, nos bombardeaba con el arribo de los atlantes del teatro mundial. ¡Maravilla, a diferencia de otros festivales del mundo, todos alojados en hoteles contiguos: El Caracas y el Anauco Hilton cerca del novísimo Ateneo de Caracas, frente a nuestro Teatro Teresa Carreño en construcción! ¡63 teatros en activo en toda la ciudad en extensiones al interior de la República! Al finalizar las funciones cada jornada la gran rumba para festejarlos en el Teatro Permanente también muy cercano, en la antigua sede de la Cervecería Caracas: ¡un night club felliniano y tropical donde la alegría era Alka Seltzer de inextinguible efervescencia!


El soundtrack de ese festival fue sin duda la icónica producción de un auténtico “trabuco” musical en la triada de Chico Buarque de Holanda de Brasil, Willie Colón de Puerto Rico y la cereza del pastel en la voz de nuestra Soledad Bravo. Producción discográfica que produjo el milagro de romperles las férulas que ataban las caderas de cualquier histrión del mundo no nacido en nuestra desorbitada zona tórrida de las síncopas caribeñas.


No es por estar en presencia tuya, mi querido rapaz, pero tú estás mal, estás de lo peor. ¡Son las 10 y el baile está caliente y sigue llegando la gente y tú no la quieres dejar bailar…!


El Ateneo un geiser hiperactivo en pleno corazón de Caracas. Las noticias a todas horas y a deshoras: ¡Ovación de 45 minutos al Piccolo Teatro de Milano por su bellísima producción en comedia del arte de Arlecchino servitore di due padroni, dirigida por Giorgio Strehler, Goldoni soberbio en el Teatro Nacional; Katzuo Oono de Japón a sus 80 baila en la lentitud minimal de la danza Buhto su homenaje a Antonia Mercé en “Admirando a la Argentina” en el Teatro CANTV;  cuarenta y pico de brasileños desnudos estremecieron sambando cuatro horas Macunaíma bajo la batuta de Antunes Filho; que Wozzeck será afeitado en medio del público en la Sala Rajatabla con el Studio K de Budapest con el galanazo de Csaba Oszkay de soldado decepcionado de la Primera Guerra; que Argentina presenta del polaco Tadeusz Rózewicz Boda Blanca con Marilina Ross y Rubén Szuchmacher dirigidos por Laura Yussem ; que Inglaterra presenta una obra sobre los amores de Vaclav Nijinsky y Serguéi Diáguilev llamada “Chinchilla” sobre una cama de arenas de los Médanos de Coro; que llegan de invitados Clive Barnes del New York Times, que Hellen Steward de la Mamma de Nueva York, Skármeta de Chile; que Manuel Puig muy bahiano de gasas y sandalias griegas metedeo y para colmo en el Poliedro va a estar Sting y POLICE, y El Teatro La Candelaria de Colombia con todo y Enrique Buenaventura, Andrzej Wajda y su versión del Príncipe idiota de Fiódor Dostoyevski con Jerzy Radziwiłowicz y Jan Nowicki, y pronto, muy pronto, el ogro mayor Tadeusz Kantor, CRICOT 2 en coproducción con el Teatro Toscano de Firenze.


Después de cada premier una rumba y va de nuez  Soledad Bravo:


Detrás de un hombre triste hay siempre una mujer feliz y tras esa mujer hombres gentiles siempre hay mil…


Y yo desorbitado esperando a Kantor que ya había hecho de las suyas intentando detener un vuelo en el Aeropuerto Internacional de Milán produciendo un cataclismo en el departamento de logística que dirigía Giorgio Ursini Ursic. Carlos preocupado me veía, pero, con fe de que yo podría capotear el toro miura polaco. Faltaba poco para ese thriller que protagonizaría. Mientras me iba al Teatro Permanente a desestresar, mucho ron y Coca Cola y al centro de la sala cantando:


Son las seis y el baile revienta deja a esa negra contenta ¡déjala bailar en paz!


 

José Augusto Paradisi Rangel

Ciudad de México, 3 de septiembre de 2021.