El sol del mediodía
caraqueño hace un poco más rubio a Franco
Zeffirelli, quien exprofeso rueda su silla de hierro colado, para evitar la
sombra fresca y cierra los ojos azules con óxido de cobre, disfrutando el sopor
del trópico que otros evitan.
-28 años...¡ah! –exclama
y casi junta los dedos de la mano derecha, como lo haría cualquier italiano,
pero el impulso muere en un gesto leve y la mano que ha dirigido tanto cine cae
en picada hacia la mesa, donde se hunde y atrapa un cigarro “Cambridge” blanco
y largo como una tiza nueva.
Cuando habla de esos 28
años se refiere al tiempo que lleva metido en el mundo de la escena.
“Comencé en la escuela,
donde tuve contacto con teatro, escenografía, arquitectura, pero mi primer amor
fue el cine. El cine me fascinaba, me interesaba. Comencé como actor de
teatro”, rememora Zeffirelli, mientras la tiza larga de su cigarrillo se
desgasta, trazando leves figuras inútiles en el espacio.
Interrumpe un poco sus
pensamientos para abrir los ojos y decir: “eso se lo aconsejo a los jóvenes; yo
hice todo lo que se pudiera hacer en el campo de la escena y aconsejo no
limitarse, tener un ideal, una meta”.
Luego dice: “empecé con
todas las oportunidades que salían al paso; actúe, hice escenografía y en una
actuación mía Visconti me vio y me dijo que trabajara en su compañía de teatro.
Lo hice, pero siempre haciéndole entender de que no me importaba actuar tanto
como dirigir y entonces fui su asistente. También fui asistente de Rosellini y
de DeSica, con quienes adquirí bastante experiencia”.
-¿Cuál director le enseñó más?
Oye desde lejos la
pregunta. Parecía haberse escapado a Florencia, una ciudad que se palpa construida
en el mero terreno de su alma. En sus ojos se esfuma una calle, se cae un
puente viejo y de la boca dura de Zeffirelli se escapa un humo siquitrillado,
que probablemente es parte del polvillo de un derrumbe de nostalgias.
-Visconti. Sin duda, él
me ha enseñado mucho, aunque se aprende con todo el mundo si se tiene los ojos
abiertos –contesta y vuelve a cerrar los ojos bajo la luz del sol.
Cuando se refiere al
libro que escribe sobre su vida y los personajes que ha conocido, señala que no
lo llevará al cine. Este libro tiene un valor implícitamente unido a su
nostalgia. “La mayor parte del tiempo viví sin darme cuenta de que vivía al
día, nunca mire atrás. Ahora entiendo que me es importante hacer siempre lo que
me guste, sin importar en cuál ámbito. Yo tenía un camino incierto: no sabía en
qué dirección ir, si en la del teatro o el cine y tal vez por eso soy
ecléctico”. Comenta.
-¿Cuál es el obstáculo principal que enfrenta hoy un
director de cine como Zeffirelli?
-El problema es el de
siempre: encontrarse con uno mismo, nunca aceptar trabajos de conveniencia. Por
los intereses económicos, un director puede estar obligado a aceptar ciertos
compromisos ante las industrias cinematográficas. Muchos directores hacen
películas sin creer en ellas, como un trabajo cualquiera... afortunadamente,
hasta ahora, he evitado estos compromisos”, expresó Zeffirelli.
Se le pregunta entonces
si se halla satisfecho con el trabajo de Brooke Shields o si por el contrario,
la presencia de esta joven actriz en la cinta Amor Eterno forma parte de un factor en busca de taquilla.
Franco Zeffirelli es un
hombre sencillo y de fácil conversación: eso y la maqueta de Florencia que
carga por dentro es lo único que revela su origen.
“¿Brooke?” absolutamente
no: hace año y medio, cuando comenzamos a rodar la película, ella no era tan
conocida como ahora. Luego explotó el boom”, explica.
Se extiende en torno a
la “ragazza”:
-Buscaba básicamente una
muchacha bella y no la encontraba. Una bella muchacha desconocida y me dije
¿para qué buscar tanto si allí está Brooke Shields? Espléndida, maravillosa,
bellísima. ¿Para qué buscar otra si existía una tan perfecta?. Por cierto, que
la contratamos con un salario bajo, porque no era famosa aún.
-¿Trabajaría con ella de nuevo?
-Sí, me gustaría hacerlo....
es muy agradable y cariñosa. Se trabaja muy bien con ella. Brooke necesita
estudiar mucho. Ahora se le perdona su inmadurez, pero mañana no se le puede
perdonar. Hoy ella es un milagro con sus 16 años, pero no quiere estudiar cine:
desea seguir su bachillerato como cualquier muchacha norteamericana. Su ideal
es ser como las demás muchachas. Ser una estrella de cine significa grandes
responsabilidades, perfeccionarse, pensar.
-¿Qué diferencia nota en el público italiano de ahora
comparado con el de la postguerra?
Zeffirelli comenzó en la
época de la postguerra como actor de radio. Tal vez recuerda un micrófono
cuando dice: “nunca he sido solamente un director italiano. Hice mucho teatro
en Italia, pero siempre realicé películas internacionales”.
Después añade que Hermano Sol, Hermana Luna obtuvo en
Italia el 80 por ciento de rating televisivo: “solo los ciegos y los moribundos
dejaron de verla”, comenta sonriente.
FELLINI Y PASSOLINI
La Asociación de Autores
Cinematográficos de Italia lo expulsó por declarar contra la pornografía y la
violencia en el cine italiano.
Zeffirelli aclara: “esa
asociación era casi inexistente y controlada por unos activistas extremistas.
Nadie les paraba. Hacía falta que alguien hablara y yo lo hice”.
-¿Qué piensa de Fellini?
Franco Zeffirelli dice
inmediatamente:
-Fellini es un gigante
del cine, es un verdadero autor que no utiliza pluma, ni papel, sino su cámara.
Es uno de los pocos auténticos del mundo, que utiliza su propio material
personal. En cambio nosotros partimos del material existente, de literatura, Fellini
es auténtico, con todos los peligros que esta independencia implica; a veces
torna a contar la misma historia y cuando ha hecho cine con recursos que no son
los suyos, los resultados no son buenos, como le sucedió con “Casanova” y
“Satiricón” ¿los recuerdan?.
-¿Y Pier Paolo Pasolini?
-Es distinto Pasolini:
era un gran literario, un gran poeta italiano que hizo cine por vanidad o por
dinero. Personalmente creo que Italia perdió a un gran poeta cuando él hizo
cine. Era mediocre su cine. Pasolini era más bien conservador. Nunca aceptó en
realidad los movimientos juveniles del 68: en los disturbios estaba más con los
jóvenes policías, que eran hijos del pueblo y no con los estudiantes hijos de
millonarios. Él no era político: era humano y su corazón estaba con el pueblo y
no con los falsos intelectuales. Esta era la grandeza del hombre- dice
Zeffirelli, quien se queda de pronto pronunciando el nombre “Pasolini”, como si
éste lo escuchara.
SIEMPRE HOLLYWOOD
-Se dice desde hace muchos años que Hollywood agoniza...
¿piensa que eso es cierto?
-Hollywood tiene grandes problemas, pero la
realidad es que de cada diez películas que salen a las pantallas siete son
norteamericanas. Vive un callejón sin salida y no sé cuánto tiempo podrá
seguir, porque los costos de producción son enormes. Vive el problema creativo,
literario, de los temas. La dependencia del mundo literario es cada vez más
fuerte: el 70 por ciento de Hollywood depende de los libros que se publican en
ese momento. Se compran los derechos de autor antes de que el libro llegue a la
imprenta, como el caso de “El Padrino”
de Mario Puzo. Él pensaba escribir la historia de la mafia y no tenía dinero
para hacerlo. La Paramount le compró los derechos antes de que él escribiera la
historia y creo que hasta le dijeron lo que tenía que escribir. Le compraron
los derechos por 20 mil dólares. Hoy el autor escribe pensando en la película
¿por qué?, porque hoy pagan millones por sus derechos, mientras que las
editoriales pagan poco.
Se detiene, mira
alrededor, se topa con el Ávila, con turistas que ignoran quien es él, y añade:
-Hollywood tiene un
problema: faltan ideas.
Cuenta que su próxima
película será sobre Florencia, basada en su libro “Los Florentinos”, en cuyas
páginas se pregunta qué hacían en Florencia, Miguel Ángel, Da Vinci,
Maquiavelo, cuando se cayó el viejo puente de San Luis Rey, donde murieron ocho
personas.
En cuanto a los nuevos
movimientos de cine, señala que no hay ninguna revolución, nada nuevo.
-Hay que esperar a que
el Tercer Mundo se haya estabilizado, que haya tomado su propio rumbo. Estoy
convencido de que la novedad vendrá del Tercer Mundo. Yo espero un verdadero
renacimiento cultural y espiritual del Tercer Mundo, porque la cultura
occidental sigue mordiéndose la cola. Creo que pasará como en el cuento donde
la gente decía: “qué hermosa la capa del Rey, qué hermosas joyas, qué colores
fabulosos” y un niño dijo la verdad: “el Rey está desnudo”. Ese niño debe ser
el Tercer Mundo.
-¿Alguna vez se ha sentido como ese niño?
Franco Zeffirelli
recapacita, cierra de nuevo los ojos azules verdosos y expresa:
-Siempre he sido ese
niño, pero naturalmente no soy inocente, soy sofisticado, aunque he tenido el
valor de expresarlo. Ante los falsos talentos dije: "no les creo. Pero soy
inocente”.
El sol ha rodado, se ha
desplazado de su rostro. Florencia vuelve a levantar sus muros en la mirada de
Franco Zeffirelli.
El Nacional, Caracas, 3
de octubre de 1981
Foto de Gabriela Pulido |
Nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.Vive en Génova, Italia.
En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.
Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com
Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.
Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.
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