En 2014 fue secuestrada, violada y torturada por la banda terrorista ISIS durante 3 meses hasta que logró escaparse. La activista tiene 25 años y lucha por las mujeres que todavía siguen secuestradas y torturadas por el grupo terrorista islámico ISIS.
Nadia Murad, galardonada este viernes con el Premio Nobel de la Paz junto con el médico congoleño Denis Mukwege, es la voz de la conciencia de los yazidíes y la joven heroína que transformó en dignidad la humillación y la esclavitud a la que el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) sometió a su milenario pueblo.
Nadia Murad (a la izquierda) junto a su abogada Amal Clooney
en un evento en las Naciones Unidas. / AFP
|
Todo cambió para Nadia Murad el 3 de agosto de 2014. Aquel día la comarca iraquí de Sinyar, donde nació y creció la joven que hoy tiene 25 años, vio como una columna de vehículos del ISIS llegaban para iniciar una operación salvaje de sometimiento y de exterminio.
Una operación de exterminio
Su objetivo era acabar con las personas yazidíes, una minoría religiosa de etnia kurda asentada en el norte de Irak, cuyas raíces se remontan a 4000 años en los que ha sufrido 74 genocidios, y a los que los yihadistas del ISIS consideran infieles.
La masacre del grupo terrorista supuso la muerte de unas 5.000 personas, según cálculos no oficiales, y la esclavitud de alrededor de 3.000 niñas y mujeres que fueron sometidas a ventas y reventas para su explotación sexual.
Una de ellas fue Nadia Murad. Aquel día estaba junto a su madre y sus 12 hermanos en su natal Kojo, un pueblo agrícola, del que los yihadistas se llevaron a todo el mundo.
Durante tres meses Murad fue torturada y violada hasta que logró escapar, en noviembre de aquel mismo año, gracias a los vecinos que la ayudaron a salir de la zona controlada por los terroristas para llegar a un campo de refugiados en Irak y trasladarse posteriormente a Alemania.
Desde allí comenzó a alzar la voz para denunciar el suplicio de los yazidíes y el 16 de diciembre de 2015 contó su experiencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que la nombró embajadora de esta organización.
Su rostro comenzó a hacerse habitual en las conferencias de Naciones Unidas y organismos internacionales, en donde sin descanso narra una y otra vez el horror que aún vive su pueblo.
Una de ellas fue Nadia Murad. Aquel día estaba junto a su madre y sus 12 hermanos en su natal Kojo, un pueblo agrícola, del que los yihadistas se llevaron a todo el mundo.
Durante tres meses Murad fue torturada y violada hasta que logró escapar, en noviembre de aquel mismo año, gracias a los vecinos que la ayudaron a salir de la zona controlada por los terroristas para llegar a un campo de refugiados en Irak y trasladarse posteriormente a Alemania.
Desde allí comenzó a alzar la voz para denunciar el suplicio de los yazidíes y el 16 de diciembre de 2015 contó su experiencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que la nombró embajadora de esta organización.
Su rostro comenzó a hacerse habitual en las conferencias de Naciones Unidas y organismos internacionales, en donde sin descanso narra una y otra vez el horror que aún vive su pueblo.
Murad "es el testigo que cuenta de los abusos perpetrados contra ella y contra otros", argumentó hoy el comité Nobel para conceder el galardón, compartido con el congoleño Denis Mukwege, un médico que lleva años trabajando en la recuperación física y psicológica de las mujeres violadas durante los conflictos armados.
Murad es "una de las cerca de 3.000 niñas y mujeres que han sufrido crímenes sexuales como parte de la estrategia militar del yihadista Estado Islámico que usaba ese tipo de violencia como un arma contra los yazidíes y otras minorías religiosas", agregó.
El reconocimiento de hoy se suma al que ya recibió en 2016 del Parlamento Europeo, que le otorgó el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, un premio que la Eurocámara concede desde 1988 a personas y organizaciones que defiendan los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Entonces, en una entrevista con EFE, subrayó: "Este premio va en contra de los objetivos que persigue el grupo Estado Islámico, ya que quieren erradicar a las y los yazidíes y cuando nos capturaron querían quitarnos nuestro honor, dignidad y orgullo".
Murad es "una de las cerca de 3.000 niñas y mujeres que han sufrido crímenes sexuales como parte de la estrategia militar del yihadista Estado Islámico que usaba ese tipo de violencia como un arma contra los yazidíes y otras minorías religiosas", agregó.
El reconocimiento de hoy se suma al que ya recibió en 2016 del Parlamento Europeo, que le otorgó el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, un premio que la Eurocámara concede desde 1988 a personas y organizaciones que defiendan los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Entonces, en una entrevista con EFE, subrayó: "Este premio va en contra de los objetivos que persigue el grupo Estado Islámico, ya que quieren erradicar a las y los yazidíes y cuando nos capturaron querían quitarnos nuestro honor, dignidad y orgullo".
"Este premio nos ha devuelto el orgullo y la dignidad, y por ese motivo se lo quiero dedicar a todas las víctimas en el mundo del ISIS u otros grupos" yihadistas, afirmó Murad.
Además, la joven yazidí ha venido insistiendo en la necesidad de que se cree un tribunal especializado que juzgue a los responsables de los crímenes cometidos por el ISIS en Siria e Irak, donde a finales de junio de 2014 proclamó un "califato" en los territorios que había conquistado hasta ese momento y que en julio de 2017 daba sus últimos coletazos.
Además, la joven yazidí ha venido insistiendo en la necesidad de que se cree un tribunal especializado que juzgue a los responsables de los crímenes cometidos por el ISIS en Siria e Irak, donde a finales de junio de 2014 proclamó un "califato" en los territorios que había conquistado hasta ese momento y que en julio de 2017 daba sus últimos coletazos.
Mirá también Nadia Murad fue esclava sexual de ISIS y se escapó: