"Yo no podía dejar de mirarla. Ni siquiera me atrevía a parpadear. Ella tenía un aspecto espectacular, con su lustrosa cabellera negra que caía hasta la curva de unas caderas estrechas, y sus pestañas lánguidas, ligeramente curvadas hacia arriba"
"En
cuanto a la reina, ésa era Joan Baez. Joan nació el mismo año que yo, y nuestros
caminos acabarían cruzándose, pero habría sido ridículo pensar en ello por
entonces. El sello Vanguard había
sacado un disco suyo llamado Joan Baez, y la había visto en la tele.
Había aparecido en un programa de música folk que emitía la CBS desde Nueva
York para todo el país. Por allí también pasaron Cisco Houston, Josh White y
Lightnin' Hopkins. Joan interpretó algunas baladas por su cuenta y luego se sentó
con Lightnin' y cantaron algo a dúo. Yo
no podía dejar de mirarla. Ni siquiera me atrevía a parpadear. Ella tenía un aspecto espectacular, con
su lustrosa cabellera negra que caía hasta la curva de unas caderas estrechas,
y sus pestañas lánguidas, ligeramente curvadas hacia arriba. Era lo más alejado
posible de una muñequita de trapo. Me
quedé embobado frente a la pantalla. Además, estaba su voz. Una voz que ahuyentaba
los malos espíritus. Parecía de otro planeta.
Sus discos se vendían muy bien, y era comprensible. Hasta ese
momento, las cantantes folk más emblemáticas eran Peggy Seeger, Jean
Ritchie y Barbara Dane, intérpretes que no acababan de encajar en el mundo
actual. Joan no se les parecía en nada. Faltaban algunos años para que Judy
Collins o Joni Mitchell aparecieran en escena. Me gustaban las viejas
cantantes como Aunt Molly Jackson y Jeanie Robinson, pero no poseían aquella
cualidad incisiva de Joan. También había escuchado a algunas de las antiguas
cantantes de blues como Memphis Minnie y Ma Rainey y, en cierto modo, Joan se
asemejaba más a ellas. No adolecían de aquel aire aniñado, y Joan
tampoco. Tan escocesa como mexicana, ella
se me figuraba un icono religioso, alguien por quien te ofrecerías
en sacrificio, y cantaba con una voz dirigida directamente a Dios... Además,
era una instrumentista consumada.
El disco de Vanguard
no era ninguna chorrada. Casi
asustaba: un repertorio impecable de marcado corte tradicional. Parecía muy madura, seductora, intensa,
mágica. Todo lo que hacía funcionaba. El
hecho de que tuviera la misma edad que yo casi me hacía sentir inútil. Por ilógico que parezca, algo me dijo que era mi alma gemela, que era la cantante con
la que mi voz podía armonizar perfectamente. Sin embargo, en esa época mediaba un abismo entre
nosotros. Yo seguía atascado en el patio de atrás. Pero tenía la extraña corazonada
de que tarde o temprano nos conoceríamos. No sabía mucho de ella.
No sospechaba que siempre había sido un ave solitaria, un poco como yo, aunque
había dado muchas vueltas y vivido en todas partes, desde Bagdad hasta
San José. Tenía mucho más mundo que yo. Aun
así, pensar que era quizá más como yo que yo mismo
habría parecido algo excesivo.
Nada en sus discos inducía a pensar que
estuviese interesada en cambios sociales o cosas así. La consideraba muy
afortunada por haber elegido el estilo justo de música folk hacía tiempo y
haberse empapado de él; se había convertido en una intérprete experta, por
encima de toda crítica o intento de catalogación. No había nadie más como ella en su promoción. Era remota e inalcanzable,
como Cleopatra en un palacio italiano. Cuando cantaba, te quedabas
boquiabierto. Al igual que John Jacob Niles, era extremamente rara. Pensaba que me sentiría
intimidado ante su presencia, como si fuese a clavarme los colmillos en el
cuello. No quería conocerla, pero sabía que estaba escrito. Iba en la misma dirección que ella, aunque muy por detrás, todavía. Yo
estaba convencido de que el fuego que ardía en su interior era igual que el mío.
Para empezar, yo podía interpretar las mismas canciones que ella: Mary Hamilton, Silver Dagger, John Riley,
Henry Martín. Podía tocarlas de forma que todas las piezas encajaran, como ella,
pero de manera distinta. No todo el mundo puede cantar esas canciones de modo
convincente. El cantante tiene que conseguir que el público se crea lo que está
oyendo, y Joan sabía hacerlo. Creía que la madre de Joan mataría a alguien a
quien amaba. Lo creía. Estaba convencido de que se había criado en el seno de
una familia de ese tipo. Tienes que creer. La música folk, ante todo, debe
convertir a sus oyentes en seres crédulos. También me creía a Dave Guard de The Kingston Trio. Me creía que mataría
o había matado ya a la pobre Laura Foster. También creía que mataría alguien más. No pensaba que estuviera fanfarroneando.
(…)
Poco después,
recorría en un coche las llanuras nevadas de Wisconsin, con las sombras de Baez y
Elliott a mis espaldas, pero cerca. En
realidad, el mundo al que me dirigía, aunque iba a experimentar
muchos cambios, era el de Jack Elliott y Joan Baez. (…)"
Crónicas,
Volumen 1, 2004
Bob
Dylan, CRÓNICAS VOL.1 /TRADUCCIÓN
MIQUEL IZQUIERDO / ESCANEADO
POR GUIT@ MARZO 2005
GLOBALrhythm / COPYRIGHT @ 2005 GLOBAL RHYTHM PRESS S.L. / TÍTULO ORIGINAL CHRONICLES Vol. 1 / Publicado por: GLOBAL RHYTHM
PRESS S.L.
BOB DYLAN SOBRE JOAN BAEZ: “Ella era una hechicera”
Bob Dylan al escuchar a Joan Baez:
Baez casi con certeza fue musa de Dylan, y los dos compartieron el tipo
de romance sobre el que los tabloides como el Daily Mail aún escriben. "Me siento muy mal por
ello", dijo Dylan una vez, según el Toronto Star. "Lamento ver la forma en
que nuestra relación terminó". Parece que parte de su atracción por ella
era su voz. Como explicó en la entrevista:
“Ella era otra cosa, casi
demasiado. Su
voz era como la de una sirena de una isla griega. Su mero sonido nos podía
hechizar. Era una hechicera. Uno se
tenía que hacer atar al mástil como Ulises y taparse los oídos para no
escucharla. Ella podía hacer que uno se olvidara de sí mismo".
BOB DYLAN ABOUT JOAN BAEZ: “She was an enchantress”
Bob Dylan on listening to Joan Baez:
Baez almost certainly
served as Dylan’s muse, and the two shared the type of love affair that tabloids like the Daily Mail still
write about. “I feel very bad about it,” Dylan once said, according to the Toronto Star.
“I was sorry to see our relationship end.” Part of his attraction to her, it
seems, was her voice. As he explained in the interview:
“She was something else, almost too much to take. Her voice was like
that of a siren from off some Greek island. Just the sound of it could put you
into a spell. She was an enchantress. You’d have to get yourself strapped to
the mast like Odysseus and plug up your ears so you wouldn’t hear her. She’d make you forget
who you were.”
Bob Dylan on Joan Baez: "I learned a lot of things from her"
"Oh, and I'd be remiss if I didn't mention Joan Baez.
She was the queen of folk music then and now. She took a liking to my songs and brought me with her to play concerts, where she had crowds of thousands of people enthralled with her beauty and voice. People would say, "What are you doing with that ragtag scrubby looking waif?" And she'd tell everybody in no uncertain terms, "Now you better be quiet and listen to the songs." We even played a few of them together.
Joan Baez is as tough-minded as they come. Loyal, free minded and fiercely independent. Nobody can tell her what to do if she doesn't want to do it. I learned a lot of things from her. A woman of devastating honesty. And for her kind of love and devotion, I could never pay that back."
Bob Dylan
February 7, 2015
Grammy
New York Times
Bob Dylan sobre Joan Baez: "Yo aprendí muchas cosas de ella"
"Ah, y sería negligente si no mencionara a Joan Baez.
Ella era la reina de la música folk entonces y ahora. Ella agarró las canciones mías que le gustaban y me llevó con ella a dar conciertos, donde ella tenía una multitud de miles de personas cautivadas con su belleza y voz. La gente le decía: "¿Qué estás haciendo con ese andrajoso con aspecto de niño abandonado?" Y ella le respondía a todo el mundo en términos muy claros, "Ahora es mejor que se queden tranquilos y escuchen las canciones". Nosotros incluso tocamos algunas canciones juntos.
Joan Baez es una mente fuerte. Leal, de espíritu libre y ferozmente independiente. Nadie puede decirle lo que tiene que hacer si ella no quiere hacerlo. Yo aprendí muchas cosas de ella. Ella es una mujer de una honestidad devastadora. Y por su clase de amor y devoción, yo nunca podré pagarle ni devolverle lo que me dio".
Bob Dylan
7 de febrero de 2015
Grammy
New York Times