Después he vuelto a la poesía del siglo
este ruido de excusatio de benevolencia
necesita otras cocciones tu zumo
de
ve al solar que sabemos
modales de sube tus faldas y arroja
el perfil de vaso antiguo
acude al río de la calle a retirar
la escarcha
¿la ves?
Sorda
No oyes
No oíste
No oirás mi mejor serpiente
ni
las hierbas que van con su carne
marinados huesos editados por Basilea
letras capitulares miniadas a mano
la calle está siempre al otro lado del harén
de la vista turbada
casa con vista al ángel
sin salida
porque donde está el otoño te confundes
ahí no estés
no te acomodes en tu postal de siete leguas
confiésate tú, vamos,
capítulo general
arrodíllate
perturbada corista del ielili
ve con lo puercos
de fina trufa
no
sigas el rastro amarillo
la sombra que dejaron
en Caruachi
los cultivadores
de sarrapia
vamos a enterarte
cambia de ramo
las fábulas de
aquella casa de poesía
de perfumería
puestas a curar
en las vigas maestras
tajos cortados salados
hueso del caldo
hierve
ocúpate
no volveré a ser
la preceptora de nadie
su agente viajera
revolvedora de cocidos
no enseñaré en la corte
mi maleta turca
no es que no me gusta tu sangre
el japonés de uso no es mi campo
y estoy vieja
los sonajeros estallan fugaces luces
el estadium repleto
el clamor
no oigo
Sumimasen
Sumimasen
Gomen nasai
será por mi culpa Owabi
harakiri
sería por demás conveniente
después de esta torpeza mía de escribana
cataplasmas de escobilla
de flor de taparo
para abrir la vía de voces
que recoja leche materna al alba
será que lluvia es
Ame
será que en la vida de actualizados
cartonistas
doblaría el espinazo
la cabeza
pegada a las rodillas
acepto el nombramiento
hembra de moda
que moldea estos fetiches
de la sobriedad de modales
de la vida colonial de ida y vuelta
que consuelan imaginaciones heridas
las transmigraciones de cortes
aquí estoy
tu perro me reconoce
olisquea mis bultos
como si hubiera guardado en un cuerpo de
partituras de abadesas
los cuentos bíblicos
nostálgicos renacidos
filólogos salvados de holocaustos de las repeticiones
enseñando griego de emigrantes
el arte de irnos con la casa a tiempo
acompasados hechos del infierno de mi padre
no hay sordos en las fundaciones
la ciega que me hace un amor bueno
hace también memoria
sabe las formas de morir
los rastros de la paideia
dime el sol
pide
el perro se quema la lengua
yo apenas distingo un asunto de agua y luces
poesía me reconoce desde el fondo de este plato
de presas que queremos
será que lluvia es
Ame
y no el gesto de guarecer
y cambiar la escritura por
esta maraca
de cascabel
© Dinapiera Di Donato
*del libro La monja sorda, dedicado a António Salvador Tenreiro
Narradora y poeta venezolana (Upata, Bolívar, 1958). Cursó
una licenciatura, maestría y DEA en estudios hispanoamericanos en la
Université de Paris
VIII (Francia). En Venezuela fue profesora agregada en la Universidad de Oriente. Cursa
estudios doctorales en el Graduate Center de Cuny y enseña español y francés en
universidades de Nueva York. Ha obtenido, entre otros, el Premio de Poesía Ateneo de Guayana
(1986), el Premio de Narrativa Bienal
Daniel Mendoza del Ateneo de Calabozo (1989), el Premio de Narrativa X Bienal José Antonio Ramos Sucre (1990), el Premio de Narrativa Alfredo Armas Alfonzo
(1994) y el Premio de Narrativa
Concurso Literario Universidad de Oriente (1997). Fue colaboradora de
diarios y revistas venezolanas y de la revista Correo de la
Unesco.
Relatos y poemas
suyos han aparecido en antologías como: Timor:
do poder das armas a força do amor (Portugal, 2002), Las voces de la hidra, la poesía venezolana de los años 90
(Venezuela, 2002), El hilo de la voz
(Venezuela, 2003) y Aquí me tocó
escribir (España, 2006), entre otras. Ha publicado Noche con nieve
y amantes (Fundarte, Caracas, 1991), La
sonrisa de Bernardo Atxaga (Fondo Editorial Predios, Upata, 1995) y Desventuras del ocio (Fondo Editorial
del Estado Sucre, Cumaná, 1996).