“Con mi teatro trato de expresar– de una manera muy profunda
y muy verdadera- cómo se me da la vida:
a mí se me da como una inconexión…”
y muy verdadera- cómo se me da la vida:
a mí se me da como una inconexión…”
Elizabeth Schon
Los medios de comunicación en Venezuela muestran de manera inequívoca la consternación causada en los círculos artísticos por la muerte de la poeta, dramaturga y ensayista Elizabeth Schon (1921-2007) acaecida en Caracas el 16 de mayo del año en curso. Elizabeth, amante y estudiosa de la Filosofía y la Literatura, escogió la interiorización del ser como puente para salvar “la inconexión” que se le daba en su diario vivir. No es casual que sus personajes fueran entes en ansiosa búsqueda de raíces esenciales. De ahí que no es de extrañarse tampoco que sus trabajos primerizos en el teatro le trajeran el titulo de la “Ionesco venezolana,” hecho este que sorprendía a la autora ya que ella no había leído al dramaturgo del Absurdo para entonces. Asimismo, sus primeros libros de poesía - como EN EL ALLA DISPARADO DESDE NINGUN COMIENZO que ella misma describía como “un extraño y pequeño libro pero plenamente sincero” - contenían en profundidad sus reflexiones existenciales, poesía críptica que fue decantando hasta convertirla en diáfanas y cristalinas metáforas en la prosa poética de EL ABUELO, LA CESTA Y EL MAR, y mas recientemente en sus poemarios VISIONES EXTRAORDINARIAS y EL BESO, LA FLOR Y EL ALMA, entre otras creaciones.
Además de su exploración existencial, Elizabeth manifestó en su teatro una preocupación germinal sobre la condición de ser mujer en un entorno social específico. En la breve obra AL UNISONO, donde una pareja en el banco de un parque decide su futuro, es el personaje masculino el que tiene la palabra mientras que su “ella” se limita a decir el monosílabo “Si!” en diferentes tonalidades, como eco complaciente a las decisiones tomadas a priori. Esta misma actitud se recrea amplificada en EL INTERVALO, Y JAMAS ME MIRO, LA ALDEA y LO IMPORTANTE ES QUE NOS MIRAMOS. MELISA Y EL YO. En ellas, la escritora hace uso también de la simultaneidad de los estados de conciencia y el fluir ininterrumpido del tiempo acorde a teorías bergsonianas. Sin embargo, los homenajes póstumos en los medios de comunicación realzan no solo a la creadora sino a su presencia placida y calida, su sonrisa acogedora y transparente, su mirada azul y su expresión lucida, su asombro ante cada instante de la vida. Los que tuvimos la suerte de conocerla y los que recibimos su apoyo anchuroso -ya que nos abrió la puerta de su afecto, de su “Quinta Ely” y de Venezuela - nos sentimos afectados de raíz con su desaparición.
Susana D. Castillo
San Diego State University
Latin American Theatre Review
Fall 2007