la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Hace 70 años llegó el Caribia al Puerto, por Laura González Loaiza


Foto Kevys Aponte


Espacio Anna Frank los recordará con una plaza

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-->El Espacio Anna Frank desea que
la historia se conozca y se recuerde


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Miembros de la asociación civil sin fines de lucro “Espacio Anna Frank” visitaron la Ciudad Cordial de Venezuela para conseguir a través de la Alcaldía un espacio frente al mar para erigir una plaza que recuerde que hace 70 años fue recibido un barco cargado de judíos condenados a muerte durante la Segunda Guerra Mundial.

Así lo informó Ilana Becker, directora del Espacio Ana Frank, “nosotros venimos a Puerto Cabello buscando un espacio cerca del puerto o frente al mar para llevar a cabo un proyecto de edificar una plaza estilo monumento que pueda ser recorrido por la gente y donde se cuente la historia que hace 70 años se vivió en esta ciudad cuando se recibió un barco llamado Caribia de bandera alemana y que había recorrido varias islas del Caribe buscando asilo para aquellos refugiados que sabían que si volvían a Alemania encontrarían la muerte”.

Becker recordó que” esa era justamente la época exactamente antes de ser iniciada la Segunda Guerra Mundial y Hitler ya era un dictador sumamente poderoso que a nivel internacional la gente le tenía mucho miedo y por esa razón no eran recibidos en ninguna parte aunque ellos no habían cometido ningún delito sino, simplemente por haber nacido judíos o con tendencias políticas distintas iban a ser enviados a los campos de concentración”.

Durante la época aquí en Venezuela se organizó todo un movimiento primeramente social y luego político, porque sin la firma de Eleazar López Contreras que en ese momento era el presidente de la república hubiese sido imposible permitir la entrada de esos refugiados a Venezuela, reseñó la directora del Espacio Ana Frank.

“Nosotros traemos un documental que se realizó cuando este evento cumplió 60 años que cuenta la historia a través de entrevistas de algunos muchachos que llegaron en esos barcos y de historiadores de la época y que cuentan la historia, pero lo más bonito que ellos hablan es que después de haber venido de lo que ellos sentían como el infierno, no solamente tocaron el piso del paraíso, sino que se consiguieron con unas personas que jamás imaginaron que podían existir”.
Destacó Becker, que “por eso es que nosotros, aunque yo no soy descendiente de ninguno de ellos, sentimos agradecimiento a Venezuela y a Puerto Cabello por haber sido tan cordial y con esta plaza queremos destacar el gentilicio venezolano, más que recordar la historia”.
Becker apunó que el Espacio Anna Frank tiene una agenda bastante apretada porque este es el año en que se cumplen los setenta años y quieren lograr que la construcción de la plaza se realice este mismo año, para lo que quiere realizar un concurso público a nivel nacional, para que realmente tengamos opción de hacer el mejor proyecto y que en todo el país se conozca esta historia.

De igual forma Rebeca Lustgarten, miembro del espacio Anna Frank destacó que “yo creo que es un evento sin precedentes porque hubo otros barcos que trataron de entrar en otras islas, como el Saint Louis que regresó a Europa y la mayoría de los tripulantes fueron asesinados en los campos de concentración, porque no los dejaron entrar, y si bien uno puede decir que aunque fue el gobierno y quien les dio la oportunidad de ingresar al país, todos sabemos que el gobierno es producto del pueblo y los venezolanos han tratado a sus inmigrantes de una manera muy especial, cosa que no ocurre en la mayoría de los otros países”.

Así mismo, “Kiko” García manifestó que “con este acto agradecemos que se esté rememorando este hecho, es importante resaltar la calidad del pueblo porteño y que no es casuísticamente que se le haya nombrado la Ciudad Cordial de Venezuela. Yo creo que tenemos que poner todo nuestro entusiasmo y cariño y llamar la atención de la empresa navieras de la ciudad porque con eso se exalta a los barcos del ayer, así como también a la Cámara de Comercio y por supuesto al burgomaestre quien tiene la última palabra para aceptar algunas proposiciones”
La historia
Dos barcos de bandera alemana emergieron del horizonte en febrero de 1939 con una inesperada carga de condenados a muerte, venían de una desesperada ronda sin que ningún gobierno aceptara otorgarles refugio y con ello la única oportunidad de salvación.
Los barcos Caribia y Koenigstein habían salido del puerto Hamburgo con intenciones de atracar en Trinidad y Barbados, sin imaginar que el destino los llevaría a orillas venezolanas.

El barco Koenigstein, según cuenta la historia partió de Hamburgo en enero de 1939, cargando en su vientre un nutrido grupo de judíos. Llegaron a Barbados y después de tres días de esfuerzos del capitán y los representantes de la comunidad de la isla caribeña, fueron echados de nuevo a las aguas. Lo mismo ocurrió en la Guyana Inglesa. El capitán, junto al representante de la Gestapo que acompaño la travesía, anunció que debían regresar a Alemania, sin embargo sugirieron comunicarse con New York, desde donde los dirigieron al puerto venezolano de La Guaira. Era marzo, la comunidad judía local agilizó los trámites y gracias al humanitarismo del general López Contreras, fue otorgada una visa general a todos los viajeros

Sin embargo, la historia del Caribia llegó a ser mucho más dramática, subrayada por el hecho de que los pasajeros cruzaron el océano sobre la cubierta del vapor, sometidos a las inclemencias del clima y la falta de alimentos. Tras recorrer Brasil y la Guyana en busca de refugio, el Caribia no pudo atracar en La Guaira y por razones técnicas fue movilizado a Puerto Cabello, donde los pobladores de la zona, en un gesto solidario con aquellos viajeros famélicos, lanzaban frutas tropicales a la cubierta. El buque tenía autorización de permanecer en puerto sólo hasta las ocho de la noche, hora que el reloj marcó tajante sin que el permiso del presidente hubiera sido recibido.

El Caribia partió entonces de regreso a Hamburgo, bajo la mirada atónita de los carabobeños y sosteniendo la desesperanza de quienes se sabían condenados a muerte. Sin embargo, dos horas después de surcar alta mar, la autorización de López Contreras llegó a Puerto Cabello y una señal de radio comunicó las buenas nuevas. Los pasajeros debieron suplicar al capitán del barco que regresara a puerto, a sabiendas de que un expediente le esperaba allende los mares, tal como ocurrió.

Había una madrugada profunda cuando el Caribia se acercó de nuevo a las costas venezolanas. Cuentan que en Puerto Cabello no había luz suficiente para que un barco de esa magnitud atracara, por lo que fueran encendidas las bombillas de cada una de las casas del pueblo y de cuanto camión y automóvil fue posible. Esa noche los agotados y resurrectos viajeros fueron cobijados por casas del pueblo. Dicen que hasta fiesta con cuatro y maracas hubo.

La primera embarcación logró fondear en Puerto Cabello el tres de febrero de 1939 y la segunda tras un peregrinaje más angustioso lo hizo en el puerto de La Guaira el ocho de marzo del mismo año.
Bienvenidos
El 28 de marzo la prensa publicó una lista con los nombres, edades, estado civil, ocupación, leguas de todos los refugiados en Mampote, propiedad del Dr. Aza Sánchez, a fin que la obra humanitaria verificada por la nación días antes, se completara mediante la contratación de esa gente.

Como citó el diario “La Esfera”: “Es la voluntad de la Nación, es el sentir del pueblo, de ese pueblo que los recibió entusiasmadamente en La Guaira y que los visita continuamente en su refugio de Mampote. Venezuela necesita gente laboriosa y honrada (…). Pues que se queden, en buena hora compartiendo nuestra tierra y nuestro cielo, comiendo nuestro pan y disfrutando del afecto nacional. Ellos devolverán todo eso con creces en el producto de su trabajo y en sus hijos, futuros defensores de la nacionalidad”

Publicado en: www.diariolacosta.com/?conte=informacion&id=32077