la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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¿Para qué escribir?, por Estefanía Cabrera, Traslasierra, 14 de junio de 2024

Estefanía Cabrera. Foto: ©Luigi


 

¿Qué decir que no haya sido dicho ya? ¿a quienes les hablamos en las redes sociales? ¿no hay acaso ya suficiente dando vueltas?
No sé, hay un pulso dentro mío que me empuja a expresarme, atravesando mis propios juicios y miedos, acá voy.
A mis 21 años entré en otra consciencia sobre la vida. Los desafíos que se me presentaron, intensos, dolorosos y extremos, me llevaron a cambiar mi mirada sobre todas, todas las cosas. En definitiva, creo que todo se trata de los vínculos... conmigo, con los otros, con la madre tierra, con el alimento, con las labores, con todo lo que implica estar encarnada en este cuerpo físico. Cuerpo que se cansa, se agota, duele y quiere dejar de existir en muchos momentos. Más tambien goza, disfruta y ama.
Quizás sea mi sol en geminis que me mantiene constantemente consciente de las polaridades, y me lleva a sentir todo tanto y a danzar entre un estado y otro (muchas veces en un corto período de tiempo, a veces es sólo cuestión de horas). Sea por lo que sea, así vengo viviendo esta vida, como la mayoría supongo... Recorriendo el mundo de sensaciones, emociones, pensamientos, certezas y claridades. En constante movimiento interno.
Los últimos años se han puesto particularmente intensos, veloces y desafiantes y pareciera que esto va en aumento... Entonces, no me sirve de nada resistirme a los cambios, a las transformaciones y... al movimiento, porque aunque no querramos, hay más!
Como escribí antes, esto no es sólo en mí, lo veo y siento en mi entorno, estamos en la misma, es algo colectivo y está buenísimo que así sea... toca. Toca salir del automatismo y las repeticiones inconscientes que nos llevan al sufrimiento, porque el dolor es parte de estar encarnados, pero el sufrimiento es una elección y yo, ya no quiero más sufrimiento en mí, ni en nadie.
Y entendí con el tiempo que no hay nadie a quien pueda salvar (ya lo intenté), sólo puedo salvarme a mí misma, de mis propios pensamientos destructivos, persistentes, aguerridos que buscan anclarse en mí y que ya sé que me dañan, que me limitan y que me llevan a lugares de sufrimiento cuando me quedo alimetándolos.
Hoy agradezco mi recorrido y esas vivencias de muerte, locura y carencia, que me llevaron a mirarme más profundo y a vislumbrar que lo único que está en mis posibilidades es transformarme a mí misma desde adentro, y acá sigo como pelando una cebolla, descubriendo más y más capas por sanar, limpiar y mejorar en mi mundo. Me canso, sí, muchas veces. Confío, sí, muchas otras veces, en ese sostén de algo más grande que me contiene y nos contiene a todos en esta bendita y maravillosa tierra en la que vamos aprendiendo a vivir mejor, paso a paso. Teniéndome paciencia, teniéndonos paciencia como humanidad dañada durante tantiiiisimo tiempo. Confío en la importancia de seguir laburando adentro mío y en mi entorno más cercano para construir ése mundo más armonioso y amoroso que sé que es posible. Y para eso me toca expresarme, y convidarme desde lo que vengo transitando y desde lo que me ha ayudado y me ayuda a ir creando una realidad diferente a la conocida o experimentada hasta ahora...
En estos días cercanos a mi natalicio ando bastante reflexiva, observándome mucho y encontrándome con muchos aspectos de mi ser. Siempre es una oportunidad para renacer, acercándome a una mejor versión de mi misma, más conectada a mi esencia y más libre de mambos y tutes mentales. Hoy me abrazo y me valido, con todo lo que soy. Te deseo lo mismo. Cada día es una oportunidad para vernos, elegirnos y hacernos responsables de nosotras mismas, para transformar lo que nos daña y potenciar lo que nos hace bien.
Nos abrazo en estos tiempos donde siento que el amor es el único camino.



©Estefanía Cabrera

Terapeuta Holística 
Profesora de Hatha Yoga
Acompañante en procesos de transformación