Aunque
ya son como de la familia, pero de la parte de los miembros que joden…
Desde
que me enteré que existían, me han estado haciendo acoso psicológico, sobre
todo cuando se instalan cómodamente en mi habitación y se toman su tiempo haciendo
una especie de danza contemporánea para desubicarte y, después que seleccionan
el lugar más apetecible, que siempre son las peores partes léase, los pies,
manos, el cuello, la parte de la espalda que se salió de la sabana, adonde por
supuesto no llego para rascarme, los zancudos me pican exactamente cuando ya
estoy colocado en pose para dormir, y al sentir la picazón viene la arrech… que
va seguida inmediatamente de un intento —por lo general fallido— de acabar con
ellos a manotazos y entonces comienza mi danza mata zancudos, hasta que me
convierto en bailarín de plamenco (palmero con flamenco).
Me
da la sensación que se burlan de mí y comienzo a planificar la gran venganza
-como buen escorpión. Vienen a mi mente los muchísimos insecticidas que cada
día son menos efectivos y por consejos de los amigos ya picados, me unto
menjurjes que me regalan o me dan la receta. He llegado a incendiar cartones de
huevos como si estuviera esparciendo incienso por todos lados y he terminado
totalmente ahogado y tosiendo como carro sin tubo de escape; he probado con las
pastillas anti zancudos llamadas plagatox, raid, etc… son muchísimas. Me he
inyectado y tomado pastillas de vitamina B… según dicen los ahuyentan porque
-ique- detestan el olor de la vitamina: me imagino a los zancudos escupiendo la
vitamina B, sacándome la lengua mientras
continúan alimentándose de mí, de mi sangre… pero igual creo que instalaré una
ducha con vitamina B diluida en agua para ver si logro ahuyentarlos y que me
dejen en paz.
Menos
mal que hay algo a favor de mis zancudos visitantes, ninguno está infectado,
gracias a Dios son zancudos sanos.
Detalle asqueroso: los muy cochinos nos inyectan saliva
con agentes anticoagulantes mientras se alimentan, te inyectan saliva en la piel porque les
facilita la succión de la sangre y pueden bebérsela como refresco y no como
atol, y para joder aún más, la saliva es la que ocasiona la comezón. Además,
a medida que van succionando la
sangre, eliminan el exceso de sangre por detrás y cuando te escogen, ¡los
hijos de la gran zancuda!, te rondan y te cantan algo
conocido como zumbido, lanzándose una serenata desesperante
completa y exactamente en el oído. Como si fuera poco, no zumban para
avisar a sus víctimas sino para llamar la atención de otros
compañeros dispuestos a aparearse, ósea, toda una gran rumba alrededor de tu
cabeza y la música montada en tu oído, porque están eufóricos reunidos en
el hotel seleccionado y en su restaurant favorito con la comida servida. Pienso
que están siempre celebrando que existen cerca de 3500 especies de estos
pequeños vampiros, picando a todo el mundo, y que cuando hay luna
llena pueden incrementar su actividad en un 500 por ciento.
Son unos insectos clasistas, porque no todos los pertenecientes a esta
plaga voladora nos ven como a una comida deliciosa. Ellos son selectivos, nos
escogen, son atraídos más por la química corporal de unas personas que por las
de otras. Ciertas sustancias químicas como el dióxido de carbono, que se emite
al exhalar, y el ácido láctico, un elemento presente en el sudor, nos hace muy
apetitosos, y nuestro problema comienza cuando el animalito te
elige como objetivo prioritario de su alimentación.
Tu vida se
complica después de que te pican porque las
recomendaciones son: ponerte hielo en la
picada, muy difícil porque lo simpáticos animalitos no cenan en el mismo lugar,
debe ser que tenemos distribuidos nuestros sabores y les gusta hacer un tour
por todo tu cuerpo (quedó muy sexy este comentario) o sea, pegarnos el hielo en
donde te llame la picazón; también puedes untarte con aloe vera, miel o alguna
crema, pomada o medicamento, distribuirte el menjurje, aquí sí, aquí no, aquí
también o tal vez optar por la recomendación -tipo regaño- ¡la próxima
vez evitar vestirnos de negro,
porque a los mosquitos les encanta ese color, vístase con ropa clara porque los chupasangre enanos detestan la
ropa oscura! (sabio consejo).
Los muy asquerosos hacen la diferencia en la cantidad de picadas porque les apetecen
más las personas sudadas, hedionditas, que contienen una mayor diversidad de
microbios y de olores en la piel, que las que tiene la costumbre de oler bien.
Esta especie de engendros tiene sus trapos sucios, sólo las hembras pican y
se alimentan de sangre porque necesitan inmunoglobulina para terminar la
fecundación de sus huevos; los machos, por su lado, degustan flores y sacan
néctar para tener energía y así reproducirse con la mayor cantidad posible de
hembras.
Son unos indeseables, pero aman nuestro olor, nuestra transpiración,
nuestra respiración y llevan nuestra sangre… “son mi familia”.
Ilustración Lisardo Rico Rattia