la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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¡Bravo, Carlos Giménez! Rodolfo Molina, director teatral y pedagogo: “Parecía un ser de otro mundo con un espíritu indomable” / entrevista de viviana marcela iriart, Mérida, 18 de octubre de 2018





Rodolfo Molina y su hija Robby



Su más grande poder radicaba esencialmente
 en su identidad como artista auténtico”





¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela, México, Perú, España y Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico productor Joseph Papp, y creó  -entre otras - nueve instituciones culturales de gran importancia en Venezuela y Argentina.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro de Caracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo;  el Instituto Universitario de Teatro  (IUDET), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud, Capítulo Venezuela)  y, en Córdoba,  el Festival Latinoamericano de Teatro y el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares: Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina BauschNorma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJoseph Papp,  Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias,  Bolívar y La Muerte de García Lorca de José Antonio RialMartí, La Palabra de Ethel DahbarLa Honesta Persona de Sechuan de BrechtTu país está feliz de Antonio MirandaEl Campo de Griselda GambaroLa señorita Julia de StrindbergPeer Gynt de IbsenEl Coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el 
Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque fue un genio.
Y me haces mucha falta.









Rodolfo
, ¿en qué año, en qué ciudad y en qué circunstancias conociste a Carlos Giménez?
Conocí a Carlos Giménez en un afortunado día de 1975, en una de las casas del casco viejo de Petare en donde yo hacía teatro.  Una noche llegó Carlos invitado y acompañado por la dramaturga Mariela Romero, quien ya conocía nuestro trabajo.  El lugar no era nada cómodo, por lo reducido del espacio cedido al grupo en una de las casas coloniales y estaba iluminado por un simple bombillo casero. Mariela y Carlos se sentaron en el piso y observaron con detenimiento el ensayo de la obra Tiránicus de Rodolfo Santana. Intercambiamos impresiones en torno al trabajo y a la trayectoria del grupo en una amena conversación, en la que él mostró gran interés, esa misma noche, y me invitó al  Ateneo de Caracas para formalizar nuestra participación en el  Festival Internacional de Teatro de Caracas  con la obra en cuestión.

¿Cómo era Carlos entonces?
Que oportuna esta entrevista, me agrada de sobremanera. Me permite hablar de uno de los hombres más extraordinarios que he conocido en mi vida. Cuando Carlos aparecía en los ambientes en donde yo me encontraba, aun sin hablar, era de un impacto impresionante. Su personalidad era avasallante. Tenía una firmeza en todo lo que hacía. Al hablar, su estatura humana crecía aún más poderosamente. Su léxico rápido pero diáfano, era absolutamente comprensible. No le sobraban las palabras, era justo y preciso con sus ideas.

¿Crees que Carlos cambió cuando se hizo famoso y se convirtió casi en el hombre más poderoso de la cultura venezolana?
Carlos no se transformó en nada que no fuera Carlos Giménez, era un ser especialísimo, único. Parecía un ser de otro mundo con un espíritu indomable. No sé quién lo dijo alguna vez, me parece… mejor no me aventuro a decir quien lo dijo: “Con el Rajatabla la historia del teatro venezolano se dividió en dos partes, el antes y el después”.  Yo corrijo la expresión, aunque es buena en gran parte: No fue el Rajatabla quien merecía este calificativo, fue Carlos Giménez y su incuestionable proceso creador, que le dio una dimensión distinta al fenómeno teatral nacional. En los grupos y/o compañías teatrales, los que marcan su destino, su estilo y su desarrollo, son sus directores o conductores con su personalidad artística.
Ciertamente, Carlos se convirtió en el hombre más poderoso de la cultura y en lo particular, en el mundo teatral nacional e internacional. Su más grande poder radicaba esencialmente en su identidad como artista auténtico. Veía al teatro en su más estricto sentido de cómo es: un arte.

Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo.  En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
A Carlos no lo conocí en una jornada grande de trabajo, fueron momentos, instantes, en  que presencié algunos ensayos con su grupo. Supe de algunas subidas de tono, que son naturales en un director que valora el tiempo. Por cierto, creo que él entendía muy bien aquello, que lo único que no se debe perder en la vida es el tiempo, es irrecuperable. Yo mismo ensayando he sacudido con gran energía el irrespeto por la creación y el valor del teatro como arte. 

Como director de teatro, ¿qué era lo que más te impactaba de su trabajo como director?
Pienso que Carlos fue más un director de escena, del diseño del espectáculo que director de actores. Tengo entendido que él le concedía particular importancia al trabajo personal de sus actores al asumir sus respectivos personajes y luego, en la dimensión de la escena, emprendía la creación de la obra con inusitada pasión. Yo he visto muy pocos directores, en mi vida en el teatro, que lleven con tanto rigor las puestas en escenas como él. De Carlos aprendí llevar el Cuaderno de Dirección, los planos, los dibujos, las líneas de acción de los actores.  Recibí un buen día y de sus manos el Cuaderno de Dirección de la obra  Bolívar de Antonio Rial.

¡Qué maravilla! Cuéntame cómo fue que te lo entregó, ¿dónde estaban?
Él siempre tenía un gesto amable conmigo, me llamaba por un diminutivo o apodo muy singular que no reproduciré ((risas). Yo creo que le recordaba a alguien en particular de Argentina o en sus comienzos de sí mismo a través de mi persona, no sé (risas). El día que me entregó el Cuaderno de Dirección estábamos en su oficina, en el edificio del Rajatabla, me dijo (por el apodo): “Este trabajo de dirección lo voy a reproducir muy pronto, pero llévate estos apuntes, te pueden ayudar en tu trabajo”. Después, publicó una especie de revistas con el Cuaderno de Dirección.

¿Cuál de sus obras te impactó más? 
Casi todas me impactaron de sobremanera, me refiero a las que tuve ocasión de ver.  El Señor Presidente fue determinante en su brillante carrera. Otras tantas como El candidatoEl coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez El Héroe NacionalAgua lindaDivinas PalabrasMacbeth y la inolvidable y su primera producción en Venezuela: Tu país está feliz.
En su larga producción teatral, algunos críticos consideraron que el montaje de la obra Las Lanzas Coloradas de Arturo Uslar Pietri fue un desacierto. Yo la vi en el Teatro Municipal de Caracas y de verdad, para mí fue una propuesta digna de un diagnóstico más cuidadoso de la crítica local. Fue un momento difícil en su asentamiento en el teatro venezolano. Los celos y la mezquindad en el medio teatral caraqueño de entonces, prevalecieron al evaluar la valía de la puesta en escena. Yo creo que la incorporación de actores del medio televisivo y su modismo al actuar, no alcanzaron al nivel teatral exigido y la propuesta declinó un tanto, solo eso.

¿Qué crees que generaba esos celos? Muchas veces escuché decir que Carlos acaparaba todos los recursos económicos del Estado y por eso los demás grupos no podían producir grandes obras. La muerte de Carlos demostró que esa aseveración era falsa: todos los grupos siguieron haciendo el mismo teatro de siempre.
Carlos era un gerente cultural muy calificado, si bien es cierto que recibió recursos institucionales, estos no iban más allá de lo que otros se adjudicaban. Ejemplo claro de esto fue lo ocurrido en AVEPROTE (Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro). Esta institución gremial cometió, a mi entender, un grave error al recibir recursos económicos del estado para distribuirlos entre los grupos miembros e implementaron un desagradable tabulador de mediciones discriminatorias.
Lo que sí es claro que, con  lo que recibía Carlos por este concepto no hubiera podido, en modo alguno, emprender las producciones de gran factura llevadas adelante por el Rajatabla. Por tanto, su mayor fuerza financiera provenía de las empresas privadas en donde él se movía con enorme facilidad. Era muy diligente y perseverante. Todo lo que pudo lograr en apoyo financiero fue bien retribuido con su trabajo teatral, profesionalidad, tenacidad y gran calidad artística demostrada tanto a nivel nacional como internacional, lo que permitió que se le abrieran muchas puertas. Seguramente fue su capacidad innata lo que muchos  envidiaron, provocando reacciones hostiles.

¿Crees que Carlos sufrió más que otros creadores los “celos y mezquindad” del medio artístico?
Sí, fue muy duro para él, terrible fueron las envestidas. La fiereza egoísta no tenía contemplaciones con su trabajo y gestión. Pero te diré algo, él nunca me refirió sobre estos asuntos, prefería avanzar sobre lo que había que hacer y no perder el tiempo en estos vergonzosos comportamientos.   
Nosotros, desde la distancia, en el interior del país, vivimos y sufrimos estos momentos críticos del medio teatral, al grado de ser desconocidos como hecho histórico. La historia del teatro venezolano sólo se ha escrito desde y en la capital y lo segundo, el financiamiento era tan exiguo que había que hacer grandes esfuerzos para acercarnos a la capital, mucho menos para mostrar nuestras producciones.   


¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
Su garra, su pasión, su capacidad de riesgo, su emprendimiento. No le temía a la equivocación y sí le molestaba la falta de decisión de sus allegados. Le escuché alguna vez decir: “Una de las cosas que padece nuestro teatro es la falta de asumir el riesgo, así se  equivoquen”.
Carlos daba la sensación que manejaba el futuro en sus manos y lidiaba con él, en nuestro tiempo presente. Este hombre parecía saber que su tiempo le era corto. Todo era para ahora, ya, sin pérdida de tiempo y bien pensado.



Izquierda a derecha:  José Simón Escalona, Carlos Giménez de frente
a la cámara, Juan Pagés y de espaldas Rodolfo Molina, en la Extensión
Universitaria de la ULA, Tovar, Mérida. Fuente: Rodolfo Molina

Carlos Giménez , a la izquierda, en un encuentro teatral en Mérida, 1978.
.Fuente: Rodolfo Molina





En tu artículo Los diversos caminos de Carlos cuentas que Carlos organizó la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes. ¿Fue idea de él? ¿Cuáles eran los objetivos?
Efectivamente, la idea fue de Carlos, con el  que compartí en Tovar a finales del año 1977, aproximadamente. Veníamos, en cada encuentro, examinando los procesos de trabajo de los grupos en Latinoamérica y la viabilidad de estrechar los vínculos de forma organizada con todos ellos. Miramos el Festival de Manizales y su forma de presentar el evento. Era un gran acto de comunión, como una gran mesa de trabajo en donde los grupos participantes se reunían a mostrar sus hallazgos artísticos y lo más singular de todo, era que en la discusión de las obras participaba el público con los actores y realizadores en general. Era fantástico. Esta era la finalidad central de la Asamblea en gestación.
En Tovar, finalmente suscribimos un documento que llamamos: La declaración de TovarEn este acto estuvieron presentes un significativo grupo de directores entre ellos: Juan Pagés, José Simón Escalona, Lientur Carranza, Ciro Medina, Félix Salazar, Juan Carlos de Petre, Jacinto Cruz, Winston Rosales, Rómulo Rivas y otros tantos creadores solidarios que no pudieron llegar a tiempo y por supuesto, Carlos Giménez y mi persona.  
A continuación Carlos organiza en Caracas la Muestra Nacional de Teatro de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes  en el marco de IV Sesión Mundial del Teatro de las Naciones (Caracas, 6 de Mayo de 1978). Los grupos presentes fueron: Teatro Universitario de Mérida, Altosf de Cumaná, Teatro Móvil Campesino de Mérida (mi grupo de entonces), Pequeño Teatro de Maracaibo, Pequeño Grupo de Mérida, La Barraca de Ciudad Guayana, Trenzas Teatro de San Felipe; Grupo Theja, Teatro El Triángulo, Los Comediantes y el Grupo Rajatabla de Caracas. Más tarde organiza, apropiadamente, la Primera Muestra Nacional de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes en el mes de junio del mismo año, 1978, en la Sala Rajatabla.


Fuente: Rodolfo Molina


Fuente: Rodolfo Molina


En el mismo artículo dices que esa Primera Muestra terminó siendo una especie de festival de cultura de provincia. ¿Por qué crees que Carlos la organizó?
En algún momento te dije que Carlos era un visionario y si no lo era, sabía muy bien el curso que debían tomar las cosas en nuestro teatro en el futuro.
Él  buscaba vincular el trabajo de los teatros independientes del país con los del teatro colombiano, había que seguir las pisadas de ellos y los del teatro latinoamericano. Hay necesidad de revisar cómo Carlos, junto a Fanny Mickey, Presidenta del Festival Iberoamericano de Bogotá, logran establecer un correaje de vínculos fraternos y operacional con el Festival Internacional de Teatro de Caracas. Esto es una gran historia pendiente por desarrollar en algún momento.
Carlos visualizó con claridad que el verdadero teatro venezolano estaba naciendo en el interior del país y mostraba las posibilidades de establecer un vínculo magnífico con el nuevo teatro y el movimiento teatral independiente del resto de Latinoamérica.
Sin embargo, a esta aurora de crecimiento del incipiente teatro nuevo venezolano, se le cruzó la desventura. La implementación de un símil de la experiencia de las Orquestas Juveniles Nacionales, promovidas por el maestro José Antonio Abreu desde el Ministerio de la Cultura, produjo un quiebre significativo. A alguien, desde la Dirección de Teatro del organismo de entonces, se le ocurrió, quizás con muy buenas intenciones, crear las Compañías Regionales de Teatro, una suerte de reproducción del plan de las Orquestas, las cuales o algunas de ellas, se convirtieron en pequeños feudos y centros de privilegios personales.
El efecto mayor y el más nocivo de esta iniciativa lo constituyó la separación de gran parte del personal artístico de los grupos independientes, que buscaban la  estabilidad económica ofrecida en las Compañías y con ello, desde luego, arrastró al desastre a ese gran movimiento teatral independiente en desarrollo. No así los grupos latinoamericanos, quienes siguieron su rumbo y hoy son los grandes centros de creación. Y Colombia, en particular, es el ejemplo de este fenómeno creador en donde se reúne, hoy día, el mejor teatro del mundo.
Todo esto reúne la gran idea de Carlos con la Muestra. La duración iba de acuerdo a una programación extendida y de acuerdo a las facilidades de los grupos, era más bien un trabajo de organización, de captación e integración a este gran movimiento. Deberá existir, en algún momento, un retorno al rumbo perdido.




Fuente: Rodolfo Molina


Fuente: Rodolfo Molina

Fuente: Rodolfo Molina



En tu artículo también dices que gracias a Carlos Giménez conseguiste que tu grupo recibiera subsidio. ¿Qué hizo Carlos para que eso sucediera?
Esto fue un verdadero acto de fe y devoción por el teatro. El comportamiento de la jefatura del CONAC en Tovar, para ese tiempo, se asentó tercamente en descalificar mi iniciativa de llevar a Caracas, con el patrocinio de Carlos y el CELCIT, de numerosos grupos de artistas plásticos, artesanales y ceramistas. Hoy día, algunos de ellos han trascendidos de manera notable en las más importantes galerías del mundo. El efecto consiguiente fue mi destitución como instructor de teatro.
Carlos motorizó rápidamente  la realización de un acto de desagravio en la Sala Rajatabla, con la presencia de directores, actores, profesores de teatro y otras tantas personalidades del mundo artístico y lo difundió de modo masivo. Solicitó personalmente una cita con el Presidente del CONAC, Dr. José Luis Alvarenga, quien la aceptó de inmediato. Yo no admití mi retorno al cargo, preferí el subsidio al grupo. Debí pedir ambas cosas, ¿no te parece? (risas). Opte por la atención al grupo.   

Deberías haber pedido las dos, claro (risas). ¿Sabes si Carlos ayudó a otros grupos a conseguir subsidio?
No estoy enterado, pero no lo dudaría que lo haya hecho con algún otro grupo, sé que era un gran devoto de la actividad teatral en el interior del país y de sus realizadores.

¿Crees que Carlos hizo algo a favor del teatro de provincia?
¡Muchísimo! Pero esto se queda corto para lo que realmente quería alcanzar. No era un asunto de dinero y egos inflados, era básicamente educación, solidaridad, hermandad, pasión, riesgo, entrega, vocación, compartir y el servicio por amor al arte teatral. A mi amigo y colega no le alcanzó el tiempo para el inmenso propósito que tenía. Hay historias que la miseria humana quiere ocultar, pero por alguna rendija fluirá al conocimiento del mundo y lo que hacen ustedes, justo ahora, sea en definitiva ese el camino.

Gracias, Rodolfo. ¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él? Puede ser más de una.
Hay una en particular. Se preparaba Carlos, en la Sala Rajatabla, con la obra Agua Linda, del autor venezolano Ricardo Acosta, para mostrarla durante el VI Festival Nacional de Teatro en el año 83, y en unos de los ensayos generales me invitó a verla. Al término del ensayo, en un recodo de la sala, me preguntó calladamente: “Rodolfo, ¿qué te pareció la obra?”. Yo le miré por un momento, crucé mis ojos por el piso buscando una respuesta acorde con la pregunta y le dije sin más ni más: “Me pereció empalagosa”“¿Cómo es eso?” me apuntó y le dije enseguida: “Tu obra está tan rica en hallazgos escénicos, hay tantos, muchísimos valores visuales, que la escena está saturada de belleza que llegó a empalagarme. Es como quien come gran cantidad de caramelos y llega al punto de la saturación que los rechazas”. Carlos lo recibió con mucho agrado mostrando su sonrisa y agradeció el comentario. No sé qué pasó con la obra después de esto. Me dijeron que tuvo gran éxito en el evento nacional. Yo regresé a Tovar, mi centro de trabajo y el de mi grupo para ese momento.



¿Hay  algo que no te haya preguntado que quieras contar?
Sí, su amor por el teatro de provincia, le gustaban las localidades apartadas de las grandes ciudades. Caminaba en silencio por las poblaciones del interior del país. En nuestro caso, eran muy frecuentes sus visitas a Tovar y Bailadores, en el estado Mérida, en donde platicábamos sobre el teatro nacional aprovechando de comer helados con fresas.   


¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
Un rudo y fuerte golpe personal. Me dolió mucho su desaparición. Nuestros vínculos fueron estrictamente artísticos. No conocí su familia y vida personal y él apenas logró conocer a mi esposa Leida y a mis hijas Roddy y Romy Molina, actrices las tres.
Han pasado muchos años de su partida y no ha surgido, aún, una sola figura de tan alta estatura como la de Carlos Giménez en nuestro teatro.

¿Y para la cultura venezolana?
Tremenda su ausencia. Nuestro teatro alternativo empezó a desquebrajarse severamente, al punto que se liquidó toda iniciativa de los teatros independientes y se desmembró el incipiente movimiento de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes. Doloroso. A nuestro teatro se lo tragó la oscuridad mientras otros, como el colombiano, creció en demasía.


Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Carlos, me hubiese gustado compartir más tiempo contigo y haber tenido la ocasión de realizar algunas experiencias artísticas conjuntas. Fue un enorme placer haber tenido la oportunidad de conocerte querido e inolvidable hermano, amigo y colega.


18 de octubre de 2018




Nació en Caracas, Venezuela en 1942.

Director, productor, actor, diseñador de vestuario y escenografía, docente, gerente cultural, pedagogo teatral, dramaturgo, guionista cine.

Fundador del Festival Internacional de Teatro de Los Andes, Teatro Móvil Campesino y El Theatrón Centro Dramático (Mérida). Ex Presidente del Consejo Regional de Teatro del Estado Mérida.

Algunos Premios:
Gran Medallón de Honor del Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Porto-Portugal);  Ciudadano Meritorio de la Ciudad de Mérida; Premio Juana Sujo; Subsidio Honor de la Casa del Artista.


Festivales en los que participó: Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (Portugal, seis veces entre 1978 y 2009); Festival de Teatro Popular (Nueva York, 1978); Festival Internacional de Teatro de Caracas (1975); Festival Chicano y Latinoamericano (México, 1974); Festival Mundial de Teatro en Nancy (Francia, 1973).

Trabajó con César Rengifo, Márquez Páez, Gilberto Pinto, Rodolfo Santana. Tomó talleres con Augusto Boal (Brasil), Enrique Buenaventura (Colombia) y Ruggiero Jacobi (Italia).

Ha dirigido más de 45 obras de teatro y realizado giras por varios países, entre ellos  España, Francia, Colombia, Portugal y México.

Contacto: Rodolfo Molina




Otras entrevistas sobre Carlos Giménez en el libro







El TIFF y su proyección por Luis Sedgwick Báez, 6 de octubre de 2018








El Festival Internacional de Toronto (TIFF) llegó a su 43 aniversario. Su presidente, Piers Handling anunció su retiro hace algún tiempo. Bajo su égida el TIFF se ha convertido en lo que es: uno de los mejores festivales, y para algunos, el mejor, por su programación, selección, proyección. También, repentinamente, Michéle Maheux, segunda a bordo y factótum sin discusión, anunció su retiro. Ambos fueron reemplazados por Joana Vicente (nacida en Portugal) que compartirá tareas con Cameron Bailey, antiguo Director artístico.



Joana Vicente 


Toronto fue escogida una vez más  por “The Economist” como una de las diez ciudades con mayor calidad de vida en el mundo. Al mencionar tal honor a sus ciudadanos me responden con un gesto de indiferencia. Al comentar tal actitud con Carmel Winters, una irlandesa cuyo film “Flota como una mariposa” ganó el premio Fipresci en la sección “Descubrimiento” me respondió: “Cuando en los países las cosas van bien, estos elogios no tienen importancia”.  Si lo sabremos nosotros.

En el camino a recoger mis credenciales me encuentro con un ‘indigente’ sentado en la acera con un cartel que rezaba “necesito dinero para cerveza y marihuana”.





 

Marcello (Marcello Fonte, ganador del premio al mejor actor en Cannes) cuida perros, vende cocaína y se reúne con amigos del bajo fondo. Ingenuo y de pocas luces, no moraliza sobre su entorno inmediato. “Dogman” (Italia) de Matteo Garrone (aquél de “Gomorrah”) logra en imágenes proyectar una atmósfera sórdida, impregnada de una violencia exacerbada (el signo de los tiempos) y realista en los gestos de los personajes. Sobresale a ultranza por su presencia Marcello Fonte en una actuación memorable, de preclara intensidad.

Como decía F.Scott Fitzgerald “Las películas tienen una gramática particular, como la política, la producción de automóviles, o la sociedad”.






H Kore-Eda ha sido siempre un puntal en los festivales. Esta vez “Ladrones de tiendas” (Japón) se llevó la Palma de Oro en Cannes. Su enfoque se concentra en las relaciones familiares, la autoridad paterna, la sicología de la mujer, el comportamiento de los hijos. Aquí la cámara se adentra en una casa donde viven 5 personas, arrimados en una pocilga, mientras que paulatinamente la historia se va aclarando en una “familia improvisada” pues los lazos de sangre son en realidad “adoptados”. Kore-Eda logra, brillantemente, plasmar en imágenes el hacinamiento cotidiano, salpimentado con observaciones sobre la muerte y la vida misma.





Michael Moore, un personaje por siempre controversial (me tropecé con él en uno de los corredores del TIFF) ha mantenido, a través de sus documentales, una línea firme, como así en su política e ideología, sin digresiones por el camino: a favor de los desposeídos, de los marginados por la sociedad, en contra de los grandes capitalistas, en contra de la injusticia.

“Farenheit 11/9” (EEUU) se aboca en analizar la llegada de Donald Trump al poder y las circunstancias que lo llevaron al poder y en el interin pone el dedo en la llaga sobre la contaminación del agua en Flint, Michigan (sitio donde nació) y que las autoridades negaron durante bastante tiempo, la matanza en un colegio en la Florida (donde los estudiantes llevaron luego la batuta organizando marchas contra la tenencia de las armas). El film es puro Michael Moore y su extraordinaria percepción del mundo que nos rodea.






La Fipresci escogió “Guerra Fría” (Polonia) de Pawel Pawlikowski como uno de los 4 mejores films de 2018 (estará en mi acostumbrada lista!!) En la Polonia de 1946, un grupo de jóvenes con prontuario criminal es enviado a un centro donde les inculcan cantos y danzas folclóricas para presentarse en los países del bloque  soviético. Una cantante, Zula (Joanna Kulig) se enamora de Wiktor (Tomasz Kot)  el director musical del centro, relación que los lleva,  a varios países  a través del tiempo, con sus respectivos bemoles emocionales y cambios de pareja. Con una fotografía en blanco y negro donde la atmósfera adquiere una poesía visual, única, y con actuaciones a la altura.






Basado en la vida de Gerhard Richter, su infancia y juventud en la Alemania del Este y su posterior traslado al otro lado del muro “Never look away” (Alemania) de Florian Henckel  von Donnersmarck (el de “La vida de los otros” de 2006), es ante todo una mirada y una postura de lo que representa el arte vis-á-vis con la política y con uno mismo. Kurt (el carismático Tom Schilling) queda impactado como párvulo cuando su tía lo lleva a un museo para ver “el arte decadente” de los artistas en la época nazi, sabiendo que su familia es opositora al régimen. Con el tiempo, Kurt comienza a pintar “el realismo socialista”, propulsado por el sistema comunista. Se enamora, su suegro (Sebastian Koch, de convincente actuación) fue un médico que colaboró con los nazis en la eliminación de aquellos enfermos considerados  “indeseables”, pero ahora acoplado, por oportunismo, al régimen soviético. Sólo,  cuando Kurt y su esposa se trasladan al Oeste, reconocerá cuál será el tipo de pintura al que se dedicará, pues podrá crear en libertad y sin cortapisa ideológica un arte auténtico sin engañarse a sí mismo. De 188 minutos de duración, es un film de primera línea.






Me recomendaron ir temprano. Hora y media de cola, pero la espera resultó fructífera. Fue uno de los films más anticipados del TIFF. “Nace una estrella” (EEUU) de Bradley Cooper invita comparación con los otros tres del mismo título y más aún con las actuaciones de Judy Garland y Barbra Streisand. Jack (Bradley Cooper) es un cantante popular,  alcohólico y drogadicto, que por arte del destino conoce a una aspirante a cantante (Lady Gaga)  y se enamoran. La química entre ambos es indiscutible, Bradley Cooper tiene buena voz, dirige muy bien las escenas de concierto y Lady Gaga es una verdadera revelación, su presencia acapara la pantalla: tierna, vulnerable, explosiva. Un film altamente comercial y que lleva el beneplácito de la crítica.





Qué decir del último Godard? “El libro de las imágenes” (Francia) es un collage de imágenes, extraídos de conocidos films, con sus respectivos comentarios, de textos de autores o de Godard mismo. Siempre a la vanguardia (estas imágenes el director las digitaliza y les pone como una suerte de cloro encima) es una excusa para mostrar que no se queda atrás en la tecnología cinematográfica. Mucha de la gente se salía de la sala.








Lara (Viktor Poister) es una adolescente en cuerpo masculino. Hace lo indecible para proseguir su carrera de bailarina clásica, hasta el punto que su cuerpo se resiente. Toma hormonas y sicológicamente se siente en condiciones para proseguir con la operación que la convertirá en mujer.  Recibe las burlas de sus colegas de ballet pero no se amilana. A su favor cuenta con un padre comprensivo, un taxista. Ganadora de la Cámara de Oro en Cannes como primer film,  “Girl” (Bélgica) de Lukas Dhont es un film magnífico, con un enfoque sobrio, sin estridencias, sobre la cotidianeidad de Lara, sus angustias, sus temores: la procesión va por dentro.





Gaspar Noé gusta de provocar, Recordemos el polémico “Irreversible”. Basado en hechos reales  en “Climax” (Francia), el espectador penetra en un salón después de una sesión de bailes frenéticos cuando  alguien del grupo  colocó, sin que nadie se diera cuenta,  LSD en la sangría con un resultado apocalíptico: un desenfreno total. De una morbosa violencia, muy bien dirigido, no en vano el film fue incluido en la sección ‘Locura de medianoche”.







Muy anticipada resultó “Si la calle Beale hablara”  (EEUU), el 2do largometraje de Barry Jenkins después que ‘Moonlight” ganara el Oscar como mejor film. La historia de una pareja, ella (Kiki Layne) espera un hijo mientras  él (Stephen James) cumple prisión por una violación que no cometió en los EEUU de 1960 de segregación racial e injusticia hacia la comunidad negra. Un film de amor impregnado de una inmensa tristeza a flor de piel y resignación.







También basado en hechos reales, sobre el robo perpetrado en el Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México, extrayendo piezas fáciles de transportar y de valor incalculable, es lo que vemos en “Museo” (México) de Alonso Ruizpalacios, ganador del mejor guión en el Festival de Berlín. 2 novatos (Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris) proceden sin dificultad al sortear sin problemas los mecanismos de seguridad para robar las piezas arqueológicas. La tarea ardua, después, es venderlas. Sin noción alguna de las reglas  de juego del mercado de arte internacional y más aún, de obras catalogadas, el film ilustra lo que significa defender el patrimonio cultural de un país, lo que representa el robo de piezas llevadas luego a los museos internacionales como resultado de guerras, excavaciones ilegales, etc. y que se justificaban como parapeto para “salvarlas de la destrucción”. Un film ameno, que no decae  e instructivo.






He seguido con fruición la trayectoria de Xavier Dolan,  el “wunderkind” del cine del Canadá. Sus films, originales, profundos y provocadores tienen la impronta de su sello personal, en la historia, en las imágenes, en los diálogos. En “La muerte y vida de John F. Donovan” (Canadá) un niño de 11 entabla correspondencia con un actor célebre (Kit Harington, el de la “Guerra de Tronos”) y a través de las cartas sabemos de su vida conflictiva, depresiva  y misteriosa.



Una decepción resultó “Nuestro tiempo” (México) de Carlos Raygada. Por respeto a su  respetable director (hace tiempo nos trajo su importante “Japón”) estuve sentado 3 horas. Tantas escenas innecesarias, prolongadas. Un poeta (el propio Raygada) se ocupa de su hacienda,  de sus caballos,  de sus toros, es además un  “voyeur”. En complicidad con un amigo norteamericano lo conmina a tener relaciones sexuales con su esposa  (Natalia López, su propia esposa), filmando las escenas. Al descubrir tal procedimiento  le sobreviene una catarsis  en un soliloquio donde desembucha todo lo que significa ser mujer en un matrimonio,  ser mujer en el día a día, mientras la cámara sobrevuela la ciudad de  México en la mejor escena del film.






Nos ubicamos en Argentina en 1975. Un golpe de estado se está gestando. “Rojo” (Argentina) de Benjamín Naishtat, con un estupendo guión de él mismo, se centra en una familia de la provincia. Un abogado (Darío Grandinetti), una ama de casa (Andrea Frigerio) y una hija (Laura Grandinetti) que estudia teatro. Se oyen rumores, personas desaparecen, otras se pasan a la clandestinidad. Subyace a cada instante una sensación de desconfianza, de paranoia, de angustia.  Aparece un detective chileno (Alfredo Castro), con delirios bíblicos, contratado para investigar una desaparición, tal vez un asesinato. Estupendamente bien dirigida y actuada, todos los personajes poseen un toque de locura, uno de los mejores films vistos en TIFF.





“La ceniza es del blanco más puro” (China) de Jia Zhang-Ke abarca el período 2001-2018 donde seguimos los pasos de Qiao (Zhao Tao, en una extraordinaria actuación) que vive en un pueblo de declive económico, con un novio gansteril que forma parte de la hermandad del delito. Ambos son conducidos a prisión y al salir, el país no es el mismo, ni ellos tampoco. Una mirada lúcida a  un país en continuos cambios (una constante del director) y una misma ideología.

China también estuvo representada por Chen Kaige “La leyenda del gato endemoniado” y Zhang Yimou “Sombra”, ambos films de corte épico, visualmente impactantes.






Filmada en su propio país, Alfonso Cuarón retorna a sus orígenes con  “Roma” (México), el mejor film que vi en TIFF.  El film asoma como una postura original, semi autobiográfica. Una familia, sabemos luego que es disfuncional, un esposo, médico,  que abandona el hogar y una esposa que comienza a sentir la soledad, una empleada (Yelitza Aparicio), preocupada en convertirse en madre soltera. Un film de múltiples lecturas, una recreación de México en 1970 (la masacre de Corpus Christi en 1971), y  de la forma de pensar y  actuar de las distintas clases sociales. Admirable desde cualquier ángulo que se vea y analice, su film más personal y León de Oro en Venecia. En blanco y negro que le otorga al film una pátina de trascendencia.


Vi 34 films, imposible escribir sobre todos. Vale!



Crítico de Cine. Escritor

Lee sus artículos en su libro "Toronto 7 años de cine: 2010-2016".



Premio Nobel de la Paz 2018 para Nadia Murad, de esclava sexual a heroína:"Comparto este Nobel con todas las supervivientes de la violencia sexual en el mundo" / Clarín, Europa Press, 5 octubre de 2018

En 2014 fue secuestrada, violada y torturada por la banda terrorista ISIS durante 3 meses  hasta que logró escaparse.   La activista tiene 25 años y lucha por las mujeres que todavía siguen secuestradas y torturadas por el grupo terrorista islámico ISIS.





Nadia Murad, galardonada este viernes con el Premio Nobel de la Paz junto con el médico congoleño Denis Mukwege, es la voz de la conciencia de los yazidíes y la joven heroína que transformó en dignidad la humillación y la esclavitud a la que el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) sometió a su milenario pueblo.   


Nadia Murad (a la izquierda) junto a su abogada Amal Clooney 
en un evento en las Naciones Unidas. / AFP

Todo cambió para Nadia Murad el 3 de agosto de 2014. Aquel día la comarca iraquí de Sinyar, donde nació y creció la joven que hoy tiene 25 años, vio como una columna de vehículos del ISIS llegaban para iniciar una operación salvaje de sometimiento y de exterminio.

Una operación de exterminio


Su objetivo era acabar con las personas yazidíes, una minoría religiosa de etnia kurda asentada en el norte de Irak, cuyas raíces se remontan a 4000 años en los que ha sufrido 74 genocidios, y a los que los yihadistas del ISIS consideran infieles.
La masacre del grupo terrorista supuso la muerte de unas 5.000 personas, según cálculos no oficiales, y la esclavitud de alrededor de 3.000 niñas y mujeres que fueron sometidas a ventas y reventas para su explotación sexual.
Una de ellas fue Nadia Murad. Aquel día estaba junto a su madre y sus 12 hermanos en su natal Kojo, un pueblo agrícola, del que los yihadistas se llevaron a todo el mundo.
Durante tres meses Murad  fue torturada y violada hasta que logró escapar, en noviembre de aquel mismo año, gracias a los vecinos que la ayudaron a salir de la zona controlada por los terroristas para llegar a un campo de refugiados en Irak y trasladarse posteriormente a Alemania.
Desde allí comenzó a alzar la voz para denunciar el suplicio de los yazidíes y el 16 de diciembre de 2015 contó su experiencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que la nombró embajadora de esta organización.
Su rostro comenzó a hacerse habitual en las conferencias de Naciones Unidas y organismos internacionales, en donde sin descanso narra una y otra vez el horror que aún vive su pueblo.
Murad "es el testigo que cuenta de los abusos perpetrados contra ella y contra otros", argumentó hoy el comité Nobel para conceder el galardón, compartido con el congoleño Denis Mukwege, un médico que lleva años trabajando en la recuperación física y psicológica de las mujeres violadas durante los conflictos armados.
Murad es "una de las cerca de 3.000 niñas y mujeres que han sufrido crímenes sexuales como parte de la estrategia militar del yihadista Estado Islámico que usaba ese tipo de violencia como un arma contra los yazidíes y otras minorías religiosas", agregó.
El reconocimiento de hoy se suma al que ya recibió en 2016 del Parlamento Europeo, que le otorgó el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, un premio que la Eurocámara concede desde 1988 a personas y organizaciones que defiendan los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Entonces, en una entrevista con EFE, subrayó: "Este premio va en contra de los objetivos que persigue el grupo Estado Islámico, ya que quieren erradicar a las y los yazidíes y cuando nos capturaron querían quitarnos nuestro honor, dignidad y orgullo".
"Este premio nos ha devuelto el orgullo y la dignidad, y por ese motivo se lo quiero dedicar a todas las víctimas en el mundo del ISIS u otros grupos" yihadistas, afirmó Murad.
Además, la joven yazidí ha venido insistiendo en la necesidad de que se cree un tribunal especializado que juzgue a los responsables de los crímenes cometidos por el ISIS en Siria e Irak, donde a finales de junio de 2014 proclamó un "califato" en los territorios que había conquistado hasta ese momento y que en julio de 2017 daba sus últimos coletazos.



Nadia Murad: "Comparto este Nobel con todas las supervivientes de la violencia sexual en el mundo"







"No solo debemos imaginarnos un futuro mejor para mujeres, niñas y minorías perseguidas, debemos trabajar acorde para hacer que ocurra, priorizando la humanidad, no la guerra"




La activista yazidí Nadia Murad, galardonada con el Nobel de la Paz junto al cirujano congoleño Denis Mukwege, ha compartido el premio "con todas las supervivientes de violencia sexual en el mundo" al tiempo que ha aprovechado para llamar la atención sobre el sufrimiento de la minoría a la que pertenece.




"Comparto este galardón con todas las yazidíes, con todas las iraquíes, con todas las kurdas y todas las minorías y con todas las supervivientes de la violencia sexual en el mundo", ha señalado en un comunicado, en el que se ha mostrado "honrada" por el premio y expresado su admiración por Mukwege.




"Como superviviente, estoy agradecida por esta oportunidad de llamar la atención internacional sobre el sufrimiento de los y las yazidíes que han sufrido crímenes inimaginables desde del genocidio por Estado Islámico, que comenzó en 2014", ha subrayado Murad, quien al igual que unas 3.000 mujeres y niñas fue raptada por este grupo terrorista en el norte de Irak y sometida a violencia sexual.




Según Murad, a much@s yazidíes el premio les hará pensar "en los familiares perdidos, que siguen sin aparecer o que siguen en cautiverio". "Como muchos grupos minoritarios, las y los yazidíes han cargado el peso de la persecución histórica", ha denunciado Murad, subrayando que mujeres y niñas han sufrido en mayor medida ya que "han sido y siguen siendo víctimas de violencia sexual", al tiempo que ha recordado a su madre "asesinada por Estado Islámico". "La persecución de las minorías debe acabar. La violencia sexual contra las mujeres nunca debe ser tolerada", ha reclamado, llamando a ser "comprometidos con reconstruir las comunidades arrasadas por el genocidio".


"Debemos mantenernos firmes en ayudar a las refugiadas y refugiados a volver a casa o a que se les dé un lugar seguro en otra parte", ha sostenido la activista, instando a trabajar "con determinación para que las campañas genocidas no sólo fracasen, sino que lleven a la rendición de cuentas de los perpetradores".


Murad ha insistido en que "las supervivientes merecen justicia y una vuelta a casa segura". "No solo debemos imaginarnos un futuro mejor para mujeres, niñas y minorías perseguidas, debemos trabajar acorde para hacer que ocurra, priorizando la humanidad, no la guerra", ha zanjado.



Fuente: Europa Press


Joan Baez on retiring from touring, Bob Dylan, and why we need a new ‘We Shall Overcome’ by Dan DeLuca, September 21, 2018 / The Inquirer