Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).

Armando Reverón en el documental de Margot Benacerraf (Venezuela, 1952).


la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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"Puerta Abierta al Mar" , obra de teatro de viviana marcela iriart (fragmento) / fotos Roland Streuli









Lee gratis el libro haciendo clik abajo:





 Fedra López y Rosalinda Serfaty. Foto Roland Streuli


Dedicada a: 
Sonia Murillo-Martin​, siempre, por todo; Doris Berlín​, por la vida que me regaló; Yamelis Figueredo ​y Elly Messmer​, porque creyeron en mí cuando ni siquiera yo creía en mí ​; Rubén Rega​, por sus críticas y acertadas sugerencias; ​Fanny Arjona​, por su amorosa comprensión.

 A Joan Baez y Oriana Fallaci​, por su inspiración.

 A las víctimas de las dictaduras y revoluciones de derecha, izquierda, centro…





Esta obra se estrenó por primera vez en el Homenaje a Esther Dita Kohn de Cohen​, creado y producido por Benjamìn Cohen el 14 de Abril de 2007 en el Ateneo de Caraca, en el ciclo “Tres dramaturgas del silencio al estallido​” que incluyó las obras “Casa en Orden” de Ana Teresa Sosa y "Las Tiendas del Sheik" de Carmen García Vilar​. 

Créditos
  Fedra López / Dunia
 Rosalinda Serfaty /Sandra

Canciones:  Eladia Blàzquez y María Elena Walsh
Realización escenografía: Ramón Pérez Pina
Telón: Jesús Barrios
Asistente dirección: Carlos Ramírez 
Musicalización:  Eduardo Bolívar
Iluminación: Carolina Puig
Dirección de Arte: Carmen Garcìa Vilar
Producción Artística: María Eugenia Romero-Carolina Puig 
Coreografìas: Luz Urdaneta
Director: Anìbal Grunn
Idea y Producciòn General: Benjamìn Cohen

Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas
Abril-Junio de 2007
En homenaje a Esther Dita Cohen








Argentina, aproximadamente 1990. La sala de una casa vieja. Es un lugar cálido, 
con pocos elementos. Un ventanal, una lámpara de pie, un perchero, un sofá.
Es el final de la tarde de un día de invierno.

Sandra, exiliada argentina de unos cuarenta años, llega a la casa de Dunia, 
amiga de la infancia de la misma edad, después de más de diez años de ausencia.

Las dos están vestidas informalmente, notándose por su forma de vestir que son dos
profesionales modernas y exitosas.

Sandra y Dunia mantendrán siempre un estricto control de sus emociones: temen 
desbordarse. Pueden alzar la voz pero no gritar reír con verdadera alegría 
pero no a carcajada suelta: emocionarse hasta las lágrimas pero no llorar 
con desespero. 

Nunca pierden la compostura.
Lo que ellas temen manifestar con palabras lo expresan a través de la danza: 
una danza moderna,  y a la vez antigua, como sus conflictos.

La tercera protagonista de esta obra son las canciones, que son parte fundamental del texto y no pueden ser cambiadas por ninguna otra. 









 El escenario está en penumbras.
Se escucha a Susana Rinaldi cantar “Porque vas a venir”, de Carmen Guzmán 
y Mandy,  hasta el momento en que los personajes hablan.
Dunia entra por el lateral derecho, emocionada, nerviosa. Se sienta, se para, 
va de un lado al otro. Está muy contenta. Apenas puede contener la risa.
Por el lateral izquierdo hace su aparición Sandra. Está nerviosa y emocionado, pero
sus movimientos son lentos y controlados. Se detiene al llegar al ventanal, 
que se ilumina tenuemente con una luz cálida. Mira hacia el interior pero no ve a nadie: 
Dunia ha salido de escena en ese momento. Avanza hacia el proscenio. 
Dunia entra y no la ve. Va hacia  el proscenio.
Hasta que se indique lo contrario, Sandra y Dunia actuarán como si estuvieran 
en un sueño. 
No se mirarán ni tocarán nunca. Cuando hablan, es como si hablaran consigo mismas.

SUSANA RINALDI
“Porque vas a venir, mi casa vieja / inaugura una flor en cada reja.
Porque vas a llegar, después de tanto, / se confunden en mí, risas y llantos.
Sé que vas a venir, no lo dijiste, / pero vas a llegar, una mañana.
Hay un canto en mi voz, ya no estoy triste, / y entra un rayo de sol por mi ventana.
Porque vas a llegar, de un largo viaje, / es distinto el color, otro el paisaje.
Todo tiene otra luz, tiene otro modo, / porque vas a llegar después de todo.
Porque vas a venir, desde tan lejos, / hoy he vuelto a mirarme en el espejo.
Y cómo me verán, me preguntaba, / los ojos de ese hoy que yo esperaba.
Porque vas a venir, mi casa vieja, / inaugura una flor en cada reja.
Porque vas a llegar, es que te espero / porque vos me querés y yo te quiero.
Porque vas a llegar, es que te espero, / porque vos lo querés, y yo lo quiero.”

SANDRA (Como si estuviera sola, sin reparar en Dunia)
Y entonces pensé, ¿habrá cambiado mucho? ¿habré cambiado tanto?

DUNIA (En la misma actitud de Sandra)
Yo esperaba impaciente. Me miraba en los espejos y me preguntaba con qué mirada 
verías a estas arrugas que tomaron mis ojos sin los tuyos. ¿Me reconocerías 
en estas canas que no te conté?

SANDRA
La calle de tu casa parecía la misma. El naranjo en la esquina del verdulero, las baldosas 
aún rotas en el almacén de Don Giuseppe, la magnolia que nunca quiso dar flor.
Pero sobre todo el olor del naranjo que siempre anunciaba la cercanía de tu casa. 
Todo parecía igual.

DUNIA
Tu voz en el teléfono, alegre y burlona, otra vez acá y no allá, la misma voz de siempre
 y te lo juro, tuve ganas de comerme el auricular para comerme tu voz 
para que nunca más te fueras.

SANDRA (Le da la espalda)
Lo confieso: tuve miedo. El timbre estaba ahí, chiquitito y lustroso. Parece un pezón, 
pensé, un pezón que invita al erotismo, pero no, ese timbre-pezoncito me invitaba al 
pasado y yo decía: lo toco, no lo toco. Alargaba un dedo y lo acariciaba lentamente,
sin presionarlo,  no vaya a ser que se excite y suene. 
Mi dedo te recobraba en mi memoria.

DUNIA (Le da la espalda)
Yo te miraba a través del ojo de la puerta, ¿a cuál de las dos veía? Los años pasaban 
por el ojo de vidrio, no me dejaban verte.

SANDRA (Avanza lentamente de espaldas hacia Dunia)
Mi dedo seguía en el timbre. Una puerta tosía débilmente y yo la escuchaba. El pezoncito 
que gime no iba a tener que ser tocado. Traspasé el umbral y apoyé mi pecho,
 mi cuerpo todo, sobre la puerta.

DUNIA (Avanza lentamente de espaldas hacia Sandra)
Yo te vi y pegué mi cuerpo en el exacto lugar en donde vos habías puesto el tuyo. 
Una puerta nos separaba y una puerta nos unía. Yo me estaba ahogando y pensé: 
no hay orilla cerca ni bañero en la cercanía.

SANDRA
Tu respiración en mi oreja me asfixiaba, no me dejaba pensar. 
Yo enloquecía, yo desvanecía.

DUNIA
El aire de tu boca me daba calor y yo me iba llenando de dulzuras viejas. 
El aire de tu boca me quemaba, yo era un bonzo.

SANDRA (Se para muy cerca de la espalda de Dunia, sin tocarla)
Tus dedos rasguñando la madera, rasguñando y gimiendo como una gata vagabunda
 a punto de parir recuerdos muertos.

DUNIA
Sentí que te deslizabas por la puerta hasta llegar al suelo y te alcancé para 
que no te golpearas.

SANDRA
Tu espalda se clavaba en la mía, me atravesaba. Yo sufría, yo gozaba.

DUNIA
Vos llorabas, vos que nunca llorabas, con un llanto que no te conocía.

SANDRA
Vos llorabas y tenían tus lágrimas el mismo dolor que recordaba siempre.

DUNIA
Te escuché decir: al fin has vuelto.

SANDRA
Y te escuché contestar: al fin he regresado.

  
Susana Rinaldi canta “El corazón al sur” de Eladia Blázquez. Sandra y Dunia se miran 
por primera vez, todavía extrañas, y bailan un tango mezcla de coreografía clásica
 con moderna. Al principio bailan manteniendo la distancia de dos personas que 
no se conocen; a medida que el tango avanza entran en confianza.

SUSANA RINALDI
“Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena, / las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó, / después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr, / por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi barrio fue una planta de jazmín, / la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas / y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está, / las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui / con la emoción y con la cruz
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!
La geografía de mi barrio llevo en mí, / será por eso que del todo no me fui,
la esquina, el almacén, el piberío / los reconozco...son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real / y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz, / teniendo siempre el corazón mirando al sur.”





SANDRA
Las veces que Miri lloró cantando esta canción. Claro, desde Venezuela “sur” significaba 
Argentina. (Pausa. Sonríe) Nos sentábamos en un café en Sabana Grande y nos 
poníamos a recordar. “¿Te acordás de tal calle?” ¡Por supuesto! Y vos, ¿te acordás 
de aquella esquina, de aquel aroma, de aquella luz esa mañana? (Pausa) Inevitablemente 
surgía el tema de las comidas... ¡los sandwichs de miga! ¿Vos podés creer que en 
Venezuela no hay sandwichs de miga? Ahora que el tiempo pasó, pienso que hay pocas 
cosas tan tontas como extrañar una comida, pero entonces... (Pausa) Y así, entre recuerdo y recuerdo, la mesa se nos iba llenando de gente, gente que sabía que Miri cantaba, 
aficionada no más,  y entonces... ¿qué le pedían?

DUNIA
Miri cantaba, los ojos se le iban llenando de lágrimas y al final, casi como si lo tuviera preparado, 
como si fuera una actuación, con la última frase... una lágrima caía.

SANDRA (Gratamente sorprendida)
Tenés buena memoria.

DUNIA
¡Las veces que me lo contaste por carta! Si parecía que los viernes por la noche, 
la única cosa que vos tenía para hacer era ir a Sabana Grande a escuchar a Miri cantar... 
(Tararea “El corazón al sur”)

SANDRA
Y a recordar. Y... yo también lloraba, ¿sabés? Porque cuando te arrancan de tu tierra 
y te dejan sin raíces en el aire en una tierra ajena, ¿qué otra cosa podés hacer sino llorar?

Quedan un instante en silencio.

DUNIA (Está emocionada pero trata de disimular)
¿Y qué fue de la vida de Miri?

SANDRA (Sonríe con ternura)
Se pasó todo el exilio llorando porque no soportaba la lejanía. Cuando todo acabó tuvo 
miedo de volver... como yo... y ahí está, todavía en Caracas, cantando el mismo tango, 
diciendo: “El próximo mes me regreso para siempre”. Y el próximo mes no llega nunca.

DUNIA
Extraña paradoja. Ustedes añorando un país que nosotros queríamos abandonar, cualquier 
país era mejor que este. No te imaginás la envidia, sana pero envidia al fin, que me daba 
cada vez que recibía una carta tuya y estabas en México, en Londres, en Nueva York... 
Porque nosotros estábamos... bueno, como estamos ahora, lejos del mundo.

SANDRA
Y yo te envidiaba cuando en tus cartas me hablabas de tus paseos por la ciudad... 
por mi ciudad. reducida a ser un mapa pegado en el corcho de mi cocina.
DUNIA
Pero cuando vivías acá... ¡qué feo te parecía todo! No hacías más que criticar 
¿te acordás?  No había país peor que este.

SANDRA (Burlándose con cariño)
Ni mejor. Porque nosotros o somos los peores o los mejores, pero iguales... ¡jamás! 
Porque eso de ser como los latinoamericanos... ¡por favor! Nosotros somos europeos... 
¿o éramos? Desde que era chiquita y como una letanía escuché esa frase, como si el ser 
europeos nos hiciera especiales y mejores.

DUNIA
Es verdad. Después puteábamos contra el tano, la gallega, el ruso, el franchute. ¡Pero 
cómo  nos gustaba ser europeos!

SANDRA
Hasta que llegó la guerra de las Malvinas. Debe haber sido duro despertar un día y de repente... ¡horror! ¡ser latinoamericanos!

DUNIA
Imaginate, si Victoria Ocampo decía que en París éramos exiliados argentinos y 
en Buenos Aires exiliados europeos. Pero la guerra nos puso en nuestro verdadero 
sitio geográfico.





SANDRA
Ojalá que no necesitemos de otra guerra para aprender lo que nos falta. (Pausa larga
Y bien, parece que voy a ser condenada ahora.

DUNIA
Vos siempre tan fantasiosa.

SANDRA
No, es verdad. Condenada porque no viví el horror completo. Porque vengo de un país 
que baila al compás de las olas y mientras baila ríe, ríe aunque haya problemas, 
pero ríe porque el invierno no llega nunca, el sol no se va jamás. ¿Y quién puede imaginar
que se sufre en un lugar así? ¡Alegría, alegría parecen gritar las palmeras mecidas 
por el viento!

DUNIA
¿Será alegría esto que siento al mirarte?

SANDRA
El dolor y la alegría a veces se parecen.

DUNIA
Tantas veces me pregunté por qué yo y no vos. También los familiares, supongo, 
se preguntaban lo mismo. La duda de si habíamos delatado o no, nos enterró para siempre.
Tanta tierra y ningún cadáver.

SANDRA
Yo nunca dudé de vos.

DUNIA
Nos querían vivos pero impolutos. (Pausa). Y acá estoy ahora, tan viva para el mundo 
pero tan muerta para mis entrañas.

SANDRA (Con mucha ternura)
¿Muerta? Dame tus manos, a ver... (Se las agarra y las huele delicadamente
Hummmm... huelen a pan recién hecho. (Las acaricia). Manos delicadas, suaves, calientes, 
demasiado calientes para una muerta diría yo. Manos de tierra, nunca de cal.
 (Dunia retira sus manos bruscamente). Y tus ojos brillan.

DUNIA
Brillan de tanto  ver lo que quieren olvidar.

SANDRA
Si yo fuera hada... (Pausa. Alegre). Y entonces serás como el Ave Fénix, 
pura pluma y fuego.

DUNIA (Conmovida, casi sin poder creer lo que escucha)
Fuego que crece sin llamas, pluma que vuela sin alas.
El fuego crece en la pluma, la pluma vuela en su llama.
Sueña que sueña la llama, que ya es pájaro y que vuela.
Sueña que vuela por ríos, vuela que sueña por mares.

SANDRA
Mece que se mece un niño amamantado con llamas.
El niño que es pura agua, el fuego que es pura lágrima.

DUNIA
Pura lágrima que ríe correteando entre las llamas.
La risa no tiene dientes, la llama no tiene alma.

SANDRA
Alma que corre tras la luna mientras las piedras persiguiendo  al río andan.
La luna no quiere alma y el alma que se desangra.

DUNIA
Desangrándose  está el alma en la punta de una estrella.
La luna le guiña un ojo, el alma le guiña un beso.

SANDRA
Le guiña un beso el alma y la luna se desploma.
El alma no ve en la noche, la luna no ve sin alma.

DUNIA
La luna se está escapando y el alma se va con ella.
La noche quedó sin luna, el mundo quedó sin alma.

SANDRA
Pero no vos.

DUNIA
Pensé que no lo recordarías.

SANDRA
Sería como haberme olvidado de mí.

Dunia, melancólica, se acerca al ventanal con pasos lentos, pesados. 
Todo se está poniendo oscuro. Una extraña calma parece haber paralizado 
la escena. Desde muy lejos se escucha un suave murmullo de pájaros acomodándose
en sus nidos. Dunia aspira profunda y lentamente, como si todo, cualquier gesto, 
le costara enormemente. Sandra parece haber perdido toda su vitalidad y 
su aplomo. El presente ha caído sobre ellas.

(...)


Puerta abierta al Mar
Caracas 1984-1992

Fotos de la obra: ©Roland Streuli

Descarga gratis el libro haciendo clik en este link: Puerta Abierta al Mar









Créditos
  Fedra López / Dunia
 Rosalinda Serfaty /Sandra

Canciones:  Eladia Blàzquez y María Elena Walsh
Realización escenografía: Ramón Pérez Pina
Asistente dirección: Carlos Ramírez 
Musicalización:  Eduardo Bolívar
Iluminación: Carolina Puig
Dirección de Arte: Carmen Garcìa Vilar
Producción Artística: María Eugenia Romero-Carolina Puig 
Coreografìas: Luz Urdaneta
Director: Anìbal Grunn
Producciòn General: Benjamìn Cohen

Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas
Abril-Junio de 2007
En homenaje a Esther Dita Cohen


Puerta Abierta al Mar: videos






















Puerta abierta al Mar de viviana marcela iriart/ Dra. Susana D. Castillo, San Diego State University / Latin American Theatre Review, Universidad de Texas / Otoño 2007





Como parte de la trilogía escogida por el productor Benjamín Cohen para configurar el espectáculo “Tres dramaturgas del silencio al estallido,” se estrenó exitosamente PUERTA ABIERTA AL MAR de la argentina-venezolana Viviana Marcela Iriart. Este proyecto, donde se presentaban los tres montajes simultáneamente, empezó el 13 de abril y se mantuvo en cartelera por dos meses consecutivos en la sala de conciertos del Ateneo de Caracas. Las otras obras escogidas fueron LAS TIENDAS DEL SHEIK de Carmen García Vilar y CASA EN ORDEN de Ana Teresa Sosa.









PUERTA ABIERTA…, cuyo texto inédito ha llegado hasta nosotros, explora el desarraigo de sus dos personajes en diferentes planos. En un primer nivel, la obra versa sobre el re-encuentro ansioso de dos mujeres separadas durante diez años. El tipo de relación de los personajes no se aclara pero es obvio que ha existido un pasado íntimamente compartido –casi simbiótico- desde la infancia y la adolescencia. Dunia y Sandra son ahora mujeres en sus cuarenta y de aspecto profesional. Acertadamente el encuentro inicial esta coreografiado en una danza lenta en la que las dos mujeres tratan de hallarse –como en una neblina – al mismo tiempo que reprimen la exteriorización de sus conflictivas emociones. Con reserva, y tratando de reconocer la huella dejada en ellas por el tiempo, las dos mujeres empezaran un dialogo, tirante a veces, que ira desplegando las reacciones contenidas. Axial ellas pasaran - con cautela y mesura - de la evocación a la risa, del canto a la nostalgia, de la distancia….al tango! El espectador se entera de esta manera que la brecha abierta en esta pareja radica en el motivo mismo del éxodo y en el rol que cada una ha asumido como razón vital: Sandra ha cortado sus raíces de un tajo al dejar el país y llevar con ella la denuncia vehemente de los abusos del poder; Dunia se ha quedado en un destierro interno, acosada por el clima de amenaza e incertidumbre cotidiano, usando mecanismos de defensa para sobrevivir los miedos. La nota álgida surge cuando ambas partes confrontan sus versiones y expresan, con dolor, sus dudas sobre la inutilidad del sacrificio vivido. Ambas, por otra parte, se sienten acusadas y enjuiciadas por su contraparte y esa sospecha detiene el flujo del afecto, del reencuentro y de la vida que ahora las reúne. El denominador común, de estas posturas antagónicas, sale a flote cuando Sandra y Dunia cobran consciencia de que la juventud nueva “no tiene memoria” y se ha olvidado ya de ese capitulo de la historia que a ellas –y a miles de compatriotas- los marco radicalmente. Ante esta realidad, la alienación aflora simultáneamente en las dos compañeras. Y es allí donde la obra alcanza otros niveles de significación mas amplios ya que traspasa la situación especifica de caracter político para llegar a un nivel existencial donde la soledad y los recuerdos habitan sin dar tregua.






De manera magistral la autora ha intercalado, a lo largo de la obra, la voz inconfundible de Susana Rinaldi al punto que la letra de las canciones parece entretejerse con los parlamentos de la obra, y, aun mas, parece crear un tercer personaje omnisciente. El recurso de la música actúa igualmente como soporte certero, como raigambre profunda de estos seres fragmentados. El final esperanzador, que se da a través de la voz de Rinaldi cantando apropiadamente “A pesar de todo” axial como en la aceptación conciliatoria de Sandra y Dunia, atenúa tiernamente la tensión emotiva mantenida en alto a lo largo de la pieza.

Es oportuno añadir que Viviana Marcela Iriart –novelista y periodista – estuvo refugiada en el consulado de Venezuela a los 21 años, etapa en la que empezó su exilio que la llevaría a varias latitudes hasta ubicarse en Venezuela. A juzgar por el interés manifestado con el estreno de PUERTA ABIERTA…es dable augurar a la escritora Iriart muchos éxitos en sus futuras obras.


Dra. Susana D. Castillo
Latin American Theatre Review
Fall 2007
 San Diego State University
Estados Unidos







A Transatlantic Love Affair: cartas de Simone de Beauvoir a Nelson Algren, Clarín 1997 / Otra historia de amor, Tomás Eloy Martínez, La Nación, 1998




 
Otra historia de amor,  Tomás Eloy Martínez, 
La Nación, 1998


HIGHLAND PARK, N. Jersey.- ESTA vez no se trata de la ya fatigosa aventura que unió para siempre a Bill Clinton con Mónica Lewinsky, sino de una historia de amor verdadero, sin escándalos de poder ni confidentes traidores.

El personaje central de este relato es Simone de Beauvoir. El otro personaje no es Jean-Paul Sartre (o, por lo menos, no él solo) sino el novelista norteamericano Nelson Algren, al que Beauvoir estuvo ligada, entre 1947 y 1951, por una pasión absorbente, sumisa, "una pasión de esclava", como la llamó ella misma. El lenguaje de la narración es epistolar, tal como en las fabulas morales del siglo XVIII: cartas cruzadas entre los dos amantes, en inglés -una lengua que Beauvoir manejaba con maestría-, entre París y Chicago.

La historia está contada en un libro que apareció a comienzos de este mes, A Transatlantic Love Affair, en el que se muestra sólo el anverso de la medalla: las cartas de Beauvoir, y no las de Algren. Eso importa poco. En el tercer volumen de su autobiografía, La fuerza de las cosas (1963), Beauvoir dio a conocer largos fragmentos de las cartas que él le había escrito, lo cual completa el cuadro.

Beauvoir está de moda en los Estados Unidos. Un largo artículo en The New York Times, a mediados de septiembre, cita la decena de libros y ensayos recientes que han intentado demostrar hasta qué punto muchas ideas de Sartre, y en especial las de su summa filosófica, El ser y la nada, derivan en línea recta de las reflexiones de su más devota discípula.

Siempre fue un misterio la aparente dependencia que Beauvoir sentía por Sartre. Las cartas a Nelson Algren permiten entender mejor lo que pasaba entre los dos.



El contrato con Sartre
Hasta hace pocos años, la mayor parte de los biógrafos coincidía en que era Sartre el que, entre 1929 y 1930 (cuando ella tenía veintiún años y él, veinticuatro), había impuesto unas leyes que permitían a la pareja compartir el sexo y las pasiones intelectuales, contándose todo lo que les pasaba con otros amores, sin que ninguno de los dos tuviera derecho a los celos. Ese modelo de pareja exigía, por supuesto, que vivieran en casas separadas.

Durante el lapso del primer contrato, que duró dos años, Simone de Beauvoir era la relación privilegiada de Sartre, y viceversa: ambos tenían derecho a entrar en la vida del otro a cualquier hora del día y de la noche, y a conocer antes que nadie todo lo que el otro hiciera.




Estaba prohibido mentir. "La sinceridad (o la transparencia) es algo a lo que no puedo renunciar", anotó Sartre por entonces. Pero, a la vez, tenían la obligación de no preguntar. Se sobrentendía que los amores "circunstanciales" eran también fugaces y que ninguna pasión imprevista podría destruir el férreo y verdadero "amor esencial". El pacto fue renovado muchas veces, aunque no hiciera falta.

Fue Beauvoir la que divulgó los placeres y tormentos de esa pareja. Sartre, el presunto responsable de la idea, sólo habló de ella sesgadamente y no publicó nada (o casi nada) sobre el tema. Era feo, miope, torpe, en tanto que ella era muy atractiva. En las cartas a Nelson Algren se descubre que el filósofo era también un pésimo amante. Con el novelista norteamericano (autor de El hombre del brazo de oro, entre otras obras menores), Beauvoir descubrió por primera vez las felicidades del cuerpo, y así lo declara: "Te pertenezco, Nelson. Soy tu pequeño fetiche". Todo lo que podía sentir como mujer lo sintió con Algren antes que con nadie. Las cartas lo dicen.


La libertad del Castor
Durante muchos años imaginé que Beauvoir actuaba con Sartre como una especie de parásito intelectual, que vivía a la sombra de su respiración para poder convertirla en palabras. Debí haber descubierto que me equivocaba cuando el propio Sartre, en sus Cartas al Castor (a Beauvoir la llamaban "el Castor" por su energía y laboriosidad), revela que el vasallo era él y no ella, como creíamos todos.

"Yo quería afirmar mi libertad ante las mujeres -escribe Sartre-, lo cual era cómico, porque era yo el que corría detrás de ellas. Un buen día quedé atrapado. El Castor aceptó esa libertad y se la quedo para sí."

El tema de la libertad o de la falta de libertad en las parejas desvelaba al mundo occidental en los años 60. Parte de la revolución hippie y de los ideales revolucionarios en la América Latina durante esa década y la siguiente tiene que ver, precisamente, con la búsqueda de una igualdad sexual que era también un acto de justicia. El pacto de la pareja Sartre-Beauvoir insinuaba una vía de escape a las convenciones que parecía ideal: lo compartían todo y no se debían nada. Al final resultó una desilusión.

Cuando estaba enamorada de Algren (mientras el mundo entero creía que estaba enamorada de Sartre), Beauvoir escribió uno de los tratados fundacionales del feminismo: El segundo sexo, su magistral ensayo en dos volúmenes. Hasta donde se sabe, no lo discutió en absoluto con Algren. Cada vez que hablaba con él de sus libros, lo hacía al pasar, sin darles importancia, como si la avergonzaran.



Nada sin narrar
Hay allí una extraña vuelta de su condición femenina: con Sartre, que era su igual, se mostraba arrogante, caprichosa, erudita; con Algren, que era hijo de una familia proletaria de Detroit, al que Beauvoir aventajaba de lejos en curiosidad intelectual, se mostraba cortés y hasta servil, como si quisiera ser perdonada por su inteligencia. "Querido, querido mío -le escribió cuando estaba por compartir con él una cabaña en el lago Michigan-: voy a lavar los pisos, voy a cocinar todas las comidas, voy a escribir no sólo mi libro sino también el tuyo." Tal como le sucedería con Sartre, fue Beauvoir la que sacó mejor partido narrativo de esa otra relación. En 1954 publicó una novela, Los mandarines, en la que Algren aparecía casi idéntico al de la realidad aunque con otro nombre, Lewis. En La fuerza de las cosas quiso ir más lejos y contó su aventura de amor con puntos y comas. Algren trató de replicarle, indignado, en artículos publicados por Harper´s y por Playboy. Pero en ese momento (1963), ella era ya demasiado famosa y él casi se había desvanecido en la nada.

Ya se sabe lo que Beauvoir hizo con Sartre: no dejó nada de él sin narrar. Amores, combates intelectuales, trabajos, defecaciones, decrepitud: todo lo que ella supo de Sartre fue transfigurado en palabras.

Siempre me pareció sorprendente -y también terrible- que esa curiosidad casi enfermiza por la intimidad de los otros (o del otro) ocultara toda la curiosidad que Beauvoir debió de sentir por sí misma. En sus memorias no refiere ni uno solo de sus fracasos amorosos ni sus desbocamientos de placer. Así como es impúdica hasta el escándalo con sus parejas, es extremadamente pudorosa con su propia intimidad.

En ninguna obra fue tan nítido ese exhibicionismo del otro como en La ceremonia de los adioses, donde refiere sus últimos diez años junto a Sartre. El libro pretende ser piadoso: es implacable.

Allí se ve a Sartre declinar, perder la voluntad aunque no la lucidez, caer bajo el dominio intelectual de un par de advenedizos, entusiasmarse con la adulación de las adolescentes, advertir con indiferencia que ya no es capaz de controlar sus esfínteres, sucumbir a la gangrena (y a sus olores de náusea), esperar la muerte con torpeza. En cada línea, Simone de Beauvoir acecha la ruina de ese fantasma al que alguna vez amó.





Grandeza y orgullo
 Si no se hubiera publicado A Transatlantic Love Affair, nada habría alterado esa imagen de supremo egoísmo. Las cartas a Nelson Algren cambian la historia, al descubrir una Beauvoir que era capaz de suplicar, sufrir, vivir el amor de manera irreflexiva y casi adolescente, con una ternura que casi inspira compasión.

Al menos en los cuatro años que van de 1947 a 1951 -los años en que escribió Los mandarines y El segundo sexo, sus dos obras maestras-, ella se mostró tan indefensa y torpe ante el amor como cualquier otro ser humano. En ese alarde de pequeñez está mucha de su grandeza. Lo demás es sólo amor propio herido, o tal vez orgullo.

Durante el verano de 1950, en la cabaña del lago Michigan, Algren le dijo sorpresivamente que ya no la quería más. Volvieron a encontrarse en el mismo sitio, al año siguiente, y casi no se tocaron.

"Sé feliz, mi querido -le escribió ella desde el aeropuerto de Nueva York, en la carta de despedida-. Sé feliz, y guárdame un lugarcito en el desván de tu corazón." Con esa frase, Beauvoir dejaba el reino de los sentimientos y entraba en el de la pura inteligencia, donde hay menos desdichas pero también mucha menos felicidad.


© Tomás Eloy Martínez
10/10/1998



Revelan cartas secretas de Simone de Beauvoir


Se publicaron en Francia · La escritora feminista, que murió en 1986, estuvo locamente enamorada de un escritor estadounidense entre 1947 y 1964

París. AFP y ANSA).- La escritora francesa Simone de Beauvoir, uno de los símbolos del feminismo, tuvo un enamorado secreto durante 17 años con el que mantuvo un fluido contacto por correspondencia.

En esas cartas, publicadas ayer en París, también confiesa que la relación con el filósofo Jean-Paul Sartre, que comenzó en 1930, "no fue un éxito desde el punto de vista sexual, esencialmente a causa de él, que no está apasionado por la sexualidad". La editorial Gallimard, de Francia, acaba de editar Un amor transatlántico. Cartas de Simone de Beauvoir a Nelson Algren 1947-1964. Algren era un escritor realista estadounidense que murió en 1981, cinco años antes que Simone.

Según las cartas, las dos figuras dominantes dentro de los intelectuales del París de la posguerra mantenían una relación de fraternidad.

"Sartre me necesita. Exteriormente está muy aislado, interiormente muy atormentado, muy perturbado y yo soy su única amiga verdadera, la única que lo comprende de verdad y lo ayuda, trabaja con él, le aporta paz y equilibrio. Desde hace casi veinte años, hizo todo por mí. Me ayudó a encontrarme", escribió Simone en una de las docenas de cartas que le escribió, en inglés, a Algren.


Flechazo recíproco
Simone de Beauvoir y Nelson Algren se conocieron en 1947, cuando ella fue invitada a los Estados Unidos por una universidad. Ahí se conocieron y, según parece, fue un flechazo inmediato y recíproco.

Los amantes solo se encontraban de tanto en tanto. Por eso mantuvieron una correspondencia a ritmo sostenido; incluso, en algunas épocas, fue diaria.

En las diferentes cartas, Simone llama a Algren de diferentes modos: "cocodrilo", "amado esposo", "muy querido marido-sin-casamiento" o "animal soleado".

Con el tiempo, la relación se fue debilitando. En 1952, Simone escribió que el amor se fue convirtiendo en "inútil y vano amor congelado, inofensivo".

Pero el punto de ruptura definitiva se dio en 1965 cuando Simone contó la historia de amor con Sartre en el libro La fuerza de las cosas, publicado en los Estados Unidos. Algren, previsiblemente, se puso furioso. Pero guardó las cartas, que ahora están en la Universidad de Columbus, Ohio. Las que escribió él, en cambio, sus agentes se niegan a publicarlas.

 
Sartre, su primer hombre
Sobre Sartre, Simone cuenta que fue el primer hombre con el que hizo el amor, "tenía 22 años" pero "poco a poco nos pareció inútil, incluso indecente, seguir acostándonos juntos", quizá porque él mantenía aventuras con otras mujeres.

Pero eso no es una novedad. Los dos promovieron la idea de "pareja abierta" y Simone, en varios de sus libros (por ejemplo en los tres tomos de sus memorias), contó que él tenía amantes y ella mantenía relaciones con mujeres.

Como una muestra de su amor por Algren, pero sin renegar nunca de su relación con Sartre, Simone de Beauvoir pidió antes de morir que la enterraran con un anillo que le había regalado el escritor norteamericano.


Clarín
23 de febrero de 1997




 
A Transatlantic Love Affair: cartas de 
Simone de Beauvoir a Nelson Algren



"Viernes.  Cariño, he recibido tu última carta esta misma mañana. ¿Sabes una cosa? No es que te eche en falta demasiado, pero sí te echo en falta. Te voy contar un secreto, que quede entre tú y yo: cuando me encontré el lunes con tus cartas, sobre todo con esa en la que dices que a veces, por las mañanas, sientes que una especie de muerte se va asentando en ti, una muerte entre tú y yo, por estar los dos lejos, lejísimos, y durante demasiado tiempo, tuve un verdadero dolor de corazón, no un simple latigazo, sino una verdadera crispación de angustia. Olga y Bost se marchaban a Roma a la mañana siguiente, así que fuimos a beber para celebrar la última noche de Bost en París, y yo bebí demasiado, y de repente, a las dos de la madrugada, la banda de jazz tocó una melodía norteamericana que habíamos oído juntos, y eso sí me causó tal dolor de corazón que a punto estuve de desmayarme por primera vez en mi vida.

(…)

No soporto la idea de que no  nos volvamos a ver nunca más. De todos modos, como deseas venir algún día, se que vendrás. Sigo esperándote y no dejaré de esperarte hasta el día en que vengas y bebas whisky conmigo. Tenemos que hacerlo. Combato contra los dolores de corazón, pero nunca combatiré contra la alegría y la felicidad que sentiré cuando aterrices aquí.

(…)

Cariño, ten la seguridad de que aquí todo el mundo te echa de menos como mínimo dos veces al año, y de que yo no paso un solo día sin pensar en ti con todo mi amor.

He conservado todos nuestros recuerdos, no los pierdo nunca, nunca te vas de mi corazón. No habrá muerte entre tú y yo.

Tu Simone, con el corazón fiel."
 

©Simone de Beauvoir 
Cartas a Nelson Algren



"Lunes 3 de octubre
Nelson, mi amor, el sábado recibí tu carta cuando volvía de dar un largo paseo en coche, y me sentí muy complacida con los recortes que adjuntabas. Lo malo, cariño. es que tengo un serio problema, y creo que debería escribir al consultorio sentimental de un semanario para mujeres: “Querido consultorio, hace un par de años me enamore de un simpático joven de Chicago, un pobre muchacho que no andaba muy bien de la cabeza. De la noche a la mañana se ha convertido en un hombre que tiene un gran éxito internacional, es millonario, lo comparan incluso con Dostoievski. ¿Qué debo hacer para no perder su amor? ¿Acaso tendré que olvidarlo?” Tengo un poco de miedo, ya lo ves, y tu última carta era bastante corta y se te notaba muy atareado; puede que te gane el orgullo y que ya no me escribas mas. De todos modos, de momento, mientras se supone que aun me quieres, has de saber que me alegra todo lo que a ti te alegre. Oh Nelson! Soy muy feliz cada vez que te pasa algo bueno; eres un encanto cuando estas contento, querido mío.

Veo una hermosa luna sobre el mar, una luna que poco a poco se acerca a ti: dentro de cinco horas estará en Chicago. ¡Como me gustaría viajar de  la mano de la luna por el cielo plateado! Esta noche estoy triste, estoy más triste que una rata. Me da miedo volver a la Bûcherie, me da miedo que tu fantasma me esté esperando allí. Todas las noches tengo pesadillas. Recuerdo que una vez, en aquellas charlas que a veces teníamos a oscuras, en la cama, te quedaste asombrado porque te dije que la vida no me resultaba llevadera. “Pues yo pensé que tu vida era bastante fácil”, dijiste. Y a mí me asombro oírte decir tal cosa. Bueno, pues debo decirte, la verdad, que no es nada fácil.

Te anhelo de día y te anhelo de noche, no es nada fácil estar tan lejos de ti, quererte tanto, y ni siquiera tiene sentido decírtelo una vez más.

(…)
¿Que le está pasando  a mi adorable saco de basura? No te vayas, quédate conmigo, háblame como cuando me hablabas a oscuras, como cuando me hablabas también a plena luz del día. Te sigo escuchando amorosamente, te amo mucho, muchísimo, mi amor."

©Simone de Beauvoir 
Cartas a Nelson Algren









 La foto del escándalo
 
Portada del diario francés de  2008, en ocasión del centenario del nacimiento de Simone de Beauvoir.  La foto fue sacada en 1950, cuando ella tenía 42 años,  por el fotógrafo Art Shay en Chicago . "Ese día, - contó Shay, amigo de Algren - Simone, que estaba en Chicago, necesitaba tomar un baño y la llevé al apartamento de otro amigo. Ella acababa de ducharse. Fue mientras se peinaba frente al espejo cuando me sobrecogió el impulso de captar la imagen - se justificaba Shay que era fotógrafo profesional . Ella supo que había tomado la fotografía porque escuchó el clic de mi Leica que utilicé durante la guerra". "Malvado", me dijo.


La portada produjo una gran controversia en Europa por mostrar desnuda a la gran escritora y feminista francesa.




Simone de Beauvoir: No se nace mujer (documental)



Simone de Beauvoir: Entrevista




Amistad y Optimismo / Friendship and Optimism: Eve Ensler por Jane Fonda, 20 de febrero 2012






“Debemos parar la violencia contra las mujeres y las niñas, 
y cuando lo logremos, todo cambiará” 


Eve Ensler acaba de venir a visitarme. Hacía muchos meses que no la veía. Demasiado tiempo para mí, porque con Eve mi corazón se abre  y mi espíritu se eleva. Conozco a Eve desde finales  de la década del 90 cuando nuestra  amiga en común, Pat Mitchell, la trajo al rancho de Ted en Montana donde yo había organizado un fin de semana de mujeres -7 u 8 amigas, la mayoría relacionadas con CNN. Todas dormimos en una gran carpa, cocinamos afuera, usamos el sauna (una cabaña construida por mis amigos de la tribu Lakota), nos lanzamos al río helado y hablamos hasta bien entrada la noche. Eva y yo nos conectamos inmediatamente. No es difícil relacionarse con Eva (…)

Eve, para aquellas personas que no  la conocen, es la autora del  ícono teatral “Monólogosde la Vagina (“The Vagina Monologues”) entre muchas otras obras. Ella fue víctima de incesto durante muchos años cuando era niña, y en lugar de quedarse en víctima, se convirtió en una guerrera, escribiendo acerca de las mujeres y las niñas y sus cuerpos, su sexualidad y sobre cómo recuperar el poder sobre sus cuerpos después de haber sido víctimas de violación. La organización sin fines de lucro que ella creó a partir de la obra de teatro se llama  V-Day: Until the Violence Stops… (“V” por Valentín- día del amor-, Vagina, Victoria). Los “Monólogos de la Vagina” se han representado en todo el mundo –literalmente- y el dinero recaudado por esas representaciones se usa para apoyar la lucha para parar la violencia contra las mujeres y las niñas –en Haití, Filipinas, Croacia, Grecia, Egipto, en todo Estados Unidos, en Europa, en todo el mundo.  ¡Este Día de Valentín (Valentines V-Day) se harán 5000 representaciones en 2000 ciudades!





 Mujeres que participaron en la construcción de La Ciudad de la Alegría,
 celebran en la ceremonia de apertura bailando con ladrillos en sus cabezas. 
Foto: Paula Allen



Trabajando con las mujeres del Congo (East Congo) que fueron víctimas de violación y tortura, V-Day fundó en ese país La Ciudad de la Alegría (The City of Joy), un lugar donde 90 mujeres pueden vivir, estudiar, sanarse, aprender, bailar, cantar. Ellas viven allí durante 6 meses y luego regresan a sus aldeas, en equipo,  llenas de coraje y con nuevos conocimientos, para ayudar a curar a otras víctimas de violación y tortura. Pronto van a poder comprarse una granja cerca de La Ciudad de la Alegría, lo suficientemente grande como para poder construir una fábrica,  y criar peces, cerdos, pollos, arroz y poder ser autosuficientes. 90 nuevas mujeres y niñas, la segunda “clase”,  acaban de ingresar a La Ciudad de la Alegría. Todas las personas que han estado allí y fueron testigos de la transformación de estas mujeres, salieron  con la renovada sensación de que un cambio profundo es posible, incluso en la peor, la más violenta de las circunstancias, y que La Ciudad de la Alegría puede convertirse en un modelo para el cambio. Les invito a que visiten la página web de V-Day (que aparece en mi página de inicio) para que vean todo lo que están haciendo.





Izquierda a derecha: Fundador@s de La Ciudad de la Alegría
Eve Ensler, Denis Mukwege y Christine Schuler-Deschryver.   
Foto: Paula Allen




 Jane Fonda,   Kerry Washington, EveEnsler, Glenn Close y  Brooke Shields
recaudando fondos para V Day to the Tenth


Hace casi 2 años, Eve fue diagnosticada con cáncer de ovario fistulado. Ella casi se muere. La noche antes de su cirugía me llamó y me dijo por teléfono, “ellos me van a abrir y se van a encontrar  con la historia  de todas las mujeres”. Ella estaba en lo cierto. Las mujeres en el Congo  con las que trabaja  sufren de fístula. A causa de la violación y la tortura la pared entre la vagina y el recto se rompió. Estuvimos a punto de perder a Eve.  Ella sufrió enormemente. Ella sobrevivió. Ella vivió  todo con un valor y una fuerza  que nunca habíamos visto antes. Ella permitió que el cáncer la cambiara, que "quemara la escoria", según sus propias palabras. Yo no creía que ella podría convertirse en una persona más profunda y más valiente de lo que ya era, pero lo hizo. Y nos enseñó a todos – a todos los que la conocemos y la amamos. Ella ha escrito acerca de su cáncer. Uno de sus artículos, "Congo Cáncer", fue publicado en  Huffington Post.  Te invito a que lo leas. Ahora ella está viajando de nuevo.  Alrededor del mundo, llevando su  mensaje: “Debemos parar la violencia contra las mujeres y las niñas, y cuando lo logremos, todo cambiará ". 1 billón de mujeres ha sido víctima de violación sexual y por eso Eve creó el movimiento “A Billion Women Rising.”  El próximo año, Valentines Day 2013, un billón de mujeres se levantarán de sus mesas, sus escritorios, sus coches, y saldrán a la calle a bailar y cantar – elevaremos nuestras  voces, nuestros espíritus, nuestra determinación de hacer las cosas diferentes  (..)

Mi amiga Eva aparece y yo vuelvo  a apreciar la importancia de tener amigas mujeres. Los lazos que compartimos con los demás son muy importantes para nuestra salud y bienestar general. Con Eva, inmediatamente me reconecto con mi espíritu esencialmente optimista. Hay muchas cosas por las cuales ser optimista. Somos optimistas porque (…) las pequeñas organizaciones no gubernamentales de todo el mundo están haciendo una diferencia; por todas las personas hermosas que las fundaron y trabajan en ellas (…)   The Occupy Wall Street es un ejemplo de esto. Al comienzo la gente decía: “Oh, pero ellos no tienen un líder, no tienen una estrategia (….)” . Bueno, ellos están haciendo la diferencia. Han cambiado el diálogo. Y esto no ha terminado. Hay cosas que están sucediendo en todo el mundo y  siento que un cambio que se avecina. En realidad, según el calendario Maya (y otras fuentes), el 21/12//12, el próximo Solsticio de Invierno al lado (que es el día que cumpliré 75 años), ocurrirá un cambio global (¿cósmico?)  de paradigma. Elijo creer que será un alejamiento de la dominación del ego hacia un paradigma femenino.

Eve se ha ido, dejándome revitalizada y comprometida nuevamente a hacer todo lo posible para acelerar este cambio de paradigma, segura de que éste es el camino correcto. Algunas personas podemos hacer grandes cosas y otras pequeñas cosas, pero todas podemos hacer la diferencia.

20 de Febrero 2012  
Fuente: Blog de Jane Fonda

Traducción (libre): Escritoras Unidas y Compañía




 Friendship and Optimism by Jane Fonda




 
Eve Ensler just came over to visit me. I haven’t seen her in many months. Too many months, because being with Eve opens my heart and lifts my spirit. I have known Eve since the end of the 1990s when our mutual friend, Pat Mitchell, brought her to Ted’s flagship ranch in Montana where I was having a women’s weekend sleepover—7 or 8 women friends, most involved with CNN in some capacity. We all slept in a big tent, cooked out, did a sweat lodge (built by friends of mine from the Lakota tribe), threw ourselves into the cold river and talked late into the night. Eve and I bonded right away. It’s hard not to bond with Eve –unless you’re bothered by fearless energy and grand vision

Eve, for those of you who don’t know it, is the author of the iconic play, “The Vagina Monologues,” among many others. She was incested for years as a young girl and, instead of being a victim, she became a warrior, writing about women and girls and their bodies, their sexuality and how to reclaim their power when it has been wrested from them. The non-profit organization which grew out of the play is called V-Day: Until the Violence Stops…(‘V’ for Valentine, Vagina, Victory.) The Vagina Monologues has been performed all over the world—literally—and the money raised from the productions supports local efforts to stop violence against women and girls—in Haiti, the Philippines, Croatia, Greece, Egypt, all over the U.S., Europe, you name it . This Valentines V-Day there will be 5000 productions in 2000 locations!

Working with women in East Congo who have been victims of rape and torture, V-Day has built The City of Joy—a place where 90 women can live, study, heal, learn skills, dance, sing, They live there for 6 months and then they return, in teams and with new skills and courage, to their villages to help heal others. They will soon buy a large farm near the City of Joy, big enough to build a factory, to farm fish, pigs, chicken, rice, and become self-sufficient. 90 new women and girls, the second “class,” have just come into the City of Joy. Everyone who has been there and witnessed the women’s transformation, come away with the renewed sense that deep change is possible, even in the worst, most violent of circumstances; that the City of Joy can become a template for change. I urge you to go onto the V-Day website (listed on my homepage) to see more of what they are doing.

Almost 2 years ago, Eve was diagnosed with fistulated ovarian cancer. She almost died. The night before she went into surgery, she said to me on the phone, they’re going to open me up and find the stories of all the women. She was right. The women in the Congo with whom she works suffer from fistula. Because of rape and torture the wall between the vagina and rectum is ruptured. We almost lost Eve. She suffered unbearably. She survived. She experienced all this with a courage and force that none of us had ever seen. She allowed the cancer to change her, to “burn away the dross,” as she put it. I didn’t think she could become a deeper, braver person but she did. And it taught us all—all of us who know and love her. She has written about her cancer. One article, “Congo Cancer,” was in the Huffington Post. Check it out.
But now she is traveling again. All over the world, delivering her message: “We must stop violence against women and girls and when we do, everything will change”. 1 billion women have been sexually violated so Eve has joined a growing movement called “A Billion Women Rising.” Next year, Valentines Day 2013, a billion women will get up from their tables, their desks, their cars, and go into the streets and dance and sing—raise our voices, our spirits, our determination to make a difference and to feel our numbers.
So why am I writing this now? Well for the last few days I’ve been feeling sad. In a funk. Maybe some of it has something to do with Whitney, even though I didn’t really know her, just enough to feel the loss of someone who seemed ready and wanting to turn things around for herself.

My friend Eve shows up and I begin to appreciate all over again the importance of my female friends. The bonds that we share with each other are so important to our overall health and well being. With Eve, I am immediately reconnected with my essentially optimistic spirit. There is much to be optimistic about. We are optimistic because of the 10s of 1000s of small organizations—non-governmental organizations—all around the world that are making a difference and all the beautiful individuals who founded them and run them and so have given their lives greater meaning beyond themselves. The Occupy Wall Street movement is but one example. In the beginning, people said, “Oh but they have no leader. They have no strategy. Just a rag tag bunch of ner-do-wells.” Well they’re making a difference. They’ve changed the dialogue. And it’s not over. There are things happening all over the globe and I feel a change coming. Actually, according to the Mayan calendar (and other sources), 12/21/12, the next Winter Solstice (which happens to be the day I will turn 75) is the day there will be a global (cosmic?) paradigm shift. I choose to believe it will a shift away from ego dominance to a feminine paradigm.

Eve has gone now, leaving me reenergized and recommitted to do all I can to speed up this paradigm shift and ensure it tilts the right way. Some of us can do it in big ways and some in small ways but we can all make a difference.


February 2012