la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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"Puerta Abierta al Mar" , obra de teatro de viviana marcela iriart (fragmento) / fotos Roland Streuli









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 Fedra López y Rosalinda Serfaty. Foto Roland Streuli


Dedicada a: 
Sonia Murillo-Martin​, siempre, por todo; Doris Berlín​, por la vida que me regaló; Yamelis Figueredo ​y Elly Messmer​, porque creyeron en mí cuando ni siquiera yo creía en mí ​; Rubén Rega​, por sus críticas y acertadas sugerencias; ​Fanny Arjona​, por su amorosa comprensión.

 A Joan Baez y Oriana Fallaci​, por su inspiración.

 A las víctimas de las dictaduras y revoluciones de derecha, izquierda, centro…





Esta obra se estrenó por primera vez en el Homenaje a Esther Dita Kohn de Cohen​, creado y producido por Benjamìn Cohen el 14 de Abril de 2007 en el Ateneo de Caraca, en el ciclo “Tres dramaturgas del silencio al estallido​” que incluyó las obras “Casa en Orden” de Ana Teresa Sosa y "Las Tiendas del Sheik" de Carmen García Vilar​. 

Créditos
  Fedra López / Dunia
 Rosalinda Serfaty /Sandra

Canciones:  Eladia Blàzquez y María Elena Walsh
Realización escenografía: Ramón Pérez Pina
Telón: Jesús Barrios
Asistente dirección: Carlos Ramírez 
Musicalización:  Eduardo Bolívar
Iluminación: Carolina Puig
Dirección de Arte: Carmen Garcìa Vilar
Producción Artística: María Eugenia Romero-Carolina Puig 
Coreografìas: Luz Urdaneta
Director: Anìbal Grunn
Idea y Producciòn General: Benjamìn Cohen

Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas
Abril-Junio de 2007
En homenaje a Esther Dita Cohen








Argentina, aproximadamente 1990. La sala de una casa vieja. Es un lugar cálido, 
con pocos elementos. Un ventanal, una lámpara de pie, un perchero, un sofá.
Es el final de la tarde de un día de invierno.

Sandra, exiliada argentina de unos cuarenta años, llega a la casa de Dunia, 
amiga de la infancia de la misma edad, después de más de diez años de ausencia.

Las dos están vestidas informalmente, notándose por su forma de vestir que son dos
profesionales modernas y exitosas.

Sandra y Dunia mantendrán siempre un estricto control de sus emociones: temen 
desbordarse. Pueden alzar la voz pero no gritar reír con verdadera alegría 
pero no a carcajada suelta: emocionarse hasta las lágrimas pero no llorar 
con desespero. 

Nunca pierden la compostura.
Lo que ellas temen manifestar con palabras lo expresan a través de la danza: 
una danza moderna,  y a la vez antigua, como sus conflictos.

La tercera protagonista de esta obra son las canciones, que son parte fundamental del texto y no pueden ser cambiadas por ninguna otra. 









 El escenario está en penumbras.
Se escucha a Susana Rinaldi cantar “Porque vas a venir”, de Carmen Guzmán 
y Mandy,  hasta el momento en que los personajes hablan.
Dunia entra por el lateral derecho, emocionada, nerviosa. Se sienta, se para, 
va de un lado al otro. Está muy contenta. Apenas puede contener la risa.
Por el lateral izquierdo hace su aparición Sandra. Está nerviosa y emocionado, pero
sus movimientos son lentos y controlados. Se detiene al llegar al ventanal, 
que se ilumina tenuemente con una luz cálida. Mira hacia el interior pero no ve a nadie: 
Dunia ha salido de escena en ese momento. Avanza hacia el proscenio. 
Dunia entra y no la ve. Va hacia  el proscenio.
Hasta que se indique lo contrario, Sandra y Dunia actuarán como si estuvieran 
en un sueño. 
No se mirarán ni tocarán nunca. Cuando hablan, es como si hablaran consigo mismas.

SUSANA RINALDI
“Porque vas a venir, mi casa vieja / inaugura una flor en cada reja.
Porque vas a llegar, después de tanto, / se confunden en mí, risas y llantos.
Sé que vas a venir, no lo dijiste, / pero vas a llegar, una mañana.
Hay un canto en mi voz, ya no estoy triste, / y entra un rayo de sol por mi ventana.
Porque vas a llegar, de un largo viaje, / es distinto el color, otro el paisaje.
Todo tiene otra luz, tiene otro modo, / porque vas a llegar después de todo.
Porque vas a venir, desde tan lejos, / hoy he vuelto a mirarme en el espejo.
Y cómo me verán, me preguntaba, / los ojos de ese hoy que yo esperaba.
Porque vas a venir, mi casa vieja, / inaugura una flor en cada reja.
Porque vas a llegar, es que te espero / porque vos me querés y yo te quiero.
Porque vas a llegar, es que te espero, / porque vos lo querés, y yo lo quiero.”

SANDRA (Como si estuviera sola, sin reparar en Dunia)
Y entonces pensé, ¿habrá cambiado mucho? ¿habré cambiado tanto?

DUNIA (En la misma actitud de Sandra)
Yo esperaba impaciente. Me miraba en los espejos y me preguntaba con qué mirada 
verías a estas arrugas que tomaron mis ojos sin los tuyos. ¿Me reconocerías 
en estas canas que no te conté?

SANDRA
La calle de tu casa parecía la misma. El naranjo en la esquina del verdulero, las baldosas 
aún rotas en el almacén de Don Giuseppe, la magnolia que nunca quiso dar flor.
Pero sobre todo el olor del naranjo que siempre anunciaba la cercanía de tu casa. 
Todo parecía igual.

DUNIA
Tu voz en el teléfono, alegre y burlona, otra vez acá y no allá, la misma voz de siempre
 y te lo juro, tuve ganas de comerme el auricular para comerme tu voz 
para que nunca más te fueras.

SANDRA (Le da la espalda)
Lo confieso: tuve miedo. El timbre estaba ahí, chiquitito y lustroso. Parece un pezón, 
pensé, un pezón que invita al erotismo, pero no, ese timbre-pezoncito me invitaba al 
pasado y yo decía: lo toco, no lo toco. Alargaba un dedo y lo acariciaba lentamente,
sin presionarlo,  no vaya a ser que se excite y suene. 
Mi dedo te recobraba en mi memoria.

DUNIA (Le da la espalda)
Yo te miraba a través del ojo de la puerta, ¿a cuál de las dos veía? Los años pasaban 
por el ojo de vidrio, no me dejaban verte.

SANDRA (Avanza lentamente de espaldas hacia Dunia)
Mi dedo seguía en el timbre. Una puerta tosía débilmente y yo la escuchaba. El pezoncito 
que gime no iba a tener que ser tocado. Traspasé el umbral y apoyé mi pecho,
 mi cuerpo todo, sobre la puerta.

DUNIA (Avanza lentamente de espaldas hacia Sandra)
Yo te vi y pegué mi cuerpo en el exacto lugar en donde vos habías puesto el tuyo. 
Una puerta nos separaba y una puerta nos unía. Yo me estaba ahogando y pensé: 
no hay orilla cerca ni bañero en la cercanía.

SANDRA
Tu respiración en mi oreja me asfixiaba, no me dejaba pensar. 
Yo enloquecía, yo desvanecía.

DUNIA
El aire de tu boca me daba calor y yo me iba llenando de dulzuras viejas. 
El aire de tu boca me quemaba, yo era un bonzo.

SANDRA (Se para muy cerca de la espalda de Dunia, sin tocarla)
Tus dedos rasguñando la madera, rasguñando y gimiendo como una gata vagabunda
 a punto de parir recuerdos muertos.

DUNIA
Sentí que te deslizabas por la puerta hasta llegar al suelo y te alcancé para 
que no te golpearas.

SANDRA
Tu espalda se clavaba en la mía, me atravesaba. Yo sufría, yo gozaba.

DUNIA
Vos llorabas, vos que nunca llorabas, con un llanto que no te conocía.

SANDRA
Vos llorabas y tenían tus lágrimas el mismo dolor que recordaba siempre.

DUNIA
Te escuché decir: al fin has vuelto.

SANDRA
Y te escuché contestar: al fin he regresado.

  
Susana Rinaldi canta “El corazón al sur” de Eladia Blázquez. Sandra y Dunia se miran 
por primera vez, todavía extrañas, y bailan un tango mezcla de coreografía clásica
 con moderna. Al principio bailan manteniendo la distancia de dos personas que 
no se conocen; a medida que el tango avanza entran en confianza.

SUSANA RINALDI
“Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena, / las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó, / después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr, / por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi barrio fue una planta de jazmín, / la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas / y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está, / las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui / con la emoción y con la cruz
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!
La geografía de mi barrio llevo en mí, / será por eso que del todo no me fui,
la esquina, el almacén, el piberío / los reconozco...son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real / y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz, / teniendo siempre el corazón mirando al sur.”





SANDRA
Las veces que Miri lloró cantando esta canción. Claro, desde Venezuela “sur” significaba 
Argentina. (Pausa. Sonríe) Nos sentábamos en un café en Sabana Grande y nos 
poníamos a recordar. “¿Te acordás de tal calle?” ¡Por supuesto! Y vos, ¿te acordás 
de aquella esquina, de aquel aroma, de aquella luz esa mañana? (Pausa) Inevitablemente 
surgía el tema de las comidas... ¡los sandwichs de miga! ¿Vos podés creer que en 
Venezuela no hay sandwichs de miga? Ahora que el tiempo pasó, pienso que hay pocas 
cosas tan tontas como extrañar una comida, pero entonces... (Pausa) Y así, entre recuerdo y recuerdo, la mesa se nos iba llenando de gente, gente que sabía que Miri cantaba, 
aficionada no más,  y entonces... ¿qué le pedían?

DUNIA
Miri cantaba, los ojos se le iban llenando de lágrimas y al final, casi como si lo tuviera preparado, 
como si fuera una actuación, con la última frase... una lágrima caía.

SANDRA (Gratamente sorprendida)
Tenés buena memoria.

DUNIA
¡Las veces que me lo contaste por carta! Si parecía que los viernes por la noche, 
la única cosa que vos tenía para hacer era ir a Sabana Grande a escuchar a Miri cantar... 
(Tararea “El corazón al sur”)

SANDRA
Y a recordar. Y... yo también lloraba, ¿sabés? Porque cuando te arrancan de tu tierra 
y te dejan sin raíces en el aire en una tierra ajena, ¿qué otra cosa podés hacer sino llorar?

Quedan un instante en silencio.

DUNIA (Está emocionada pero trata de disimular)
¿Y qué fue de la vida de Miri?

SANDRA (Sonríe con ternura)
Se pasó todo el exilio llorando porque no soportaba la lejanía. Cuando todo acabó tuvo 
miedo de volver... como yo... y ahí está, todavía en Caracas, cantando el mismo tango, 
diciendo: “El próximo mes me regreso para siempre”. Y el próximo mes no llega nunca.

DUNIA
Extraña paradoja. Ustedes añorando un país que nosotros queríamos abandonar, cualquier 
país era mejor que este. No te imaginás la envidia, sana pero envidia al fin, que me daba 
cada vez que recibía una carta tuya y estabas en México, en Londres, en Nueva York... 
Porque nosotros estábamos... bueno, como estamos ahora, lejos del mundo.

SANDRA
Y yo te envidiaba cuando en tus cartas me hablabas de tus paseos por la ciudad... 
por mi ciudad. reducida a ser un mapa pegado en el corcho de mi cocina.
DUNIA
Pero cuando vivías acá... ¡qué feo te parecía todo! No hacías más que criticar 
¿te acordás?  No había país peor que este.

SANDRA (Burlándose con cariño)
Ni mejor. Porque nosotros o somos los peores o los mejores, pero iguales... ¡jamás! 
Porque eso de ser como los latinoamericanos... ¡por favor! Nosotros somos europeos... 
¿o éramos? Desde que era chiquita y como una letanía escuché esa frase, como si el ser 
europeos nos hiciera especiales y mejores.

DUNIA
Es verdad. Después puteábamos contra el tano, la gallega, el ruso, el franchute. ¡Pero 
cómo  nos gustaba ser europeos!

SANDRA
Hasta que llegó la guerra de las Malvinas. Debe haber sido duro despertar un día y de repente... ¡horror! ¡ser latinoamericanos!

DUNIA
Imaginate, si Victoria Ocampo decía que en París éramos exiliados argentinos y 
en Buenos Aires exiliados europeos. Pero la guerra nos puso en nuestro verdadero 
sitio geográfico.





SANDRA
Ojalá que no necesitemos de otra guerra para aprender lo que nos falta. (Pausa larga
Y bien, parece que voy a ser condenada ahora.

DUNIA
Vos siempre tan fantasiosa.

SANDRA
No, es verdad. Condenada porque no viví el horror completo. Porque vengo de un país 
que baila al compás de las olas y mientras baila ríe, ríe aunque haya problemas, 
pero ríe porque el invierno no llega nunca, el sol no se va jamás. ¿Y quién puede imaginar
que se sufre en un lugar así? ¡Alegría, alegría parecen gritar las palmeras mecidas 
por el viento!

DUNIA
¿Será alegría esto que siento al mirarte?

SANDRA
El dolor y la alegría a veces se parecen.

DUNIA
Tantas veces me pregunté por qué yo y no vos. También los familiares, supongo, 
se preguntaban lo mismo. La duda de si habíamos delatado o no, nos enterró para siempre.
Tanta tierra y ningún cadáver.

SANDRA
Yo nunca dudé de vos.

DUNIA
Nos querían vivos pero impolutos. (Pausa). Y acá estoy ahora, tan viva para el mundo 
pero tan muerta para mis entrañas.

SANDRA (Con mucha ternura)
¿Muerta? Dame tus manos, a ver... (Se las agarra y las huele delicadamente
Hummmm... huelen a pan recién hecho. (Las acaricia). Manos delicadas, suaves, calientes, 
demasiado calientes para una muerta diría yo. Manos de tierra, nunca de cal.
 (Dunia retira sus manos bruscamente). Y tus ojos brillan.

DUNIA
Brillan de tanto  ver lo que quieren olvidar.

SANDRA
Si yo fuera hada... (Pausa. Alegre). Y entonces serás como el Ave Fénix, 
pura pluma y fuego.

DUNIA (Conmovida, casi sin poder creer lo que escucha)
Fuego que crece sin llamas, pluma que vuela sin alas.
El fuego crece en la pluma, la pluma vuela en su llama.
Sueña que sueña la llama, que ya es pájaro y que vuela.
Sueña que vuela por ríos, vuela que sueña por mares.

SANDRA
Mece que se mece un niño amamantado con llamas.
El niño que es pura agua, el fuego que es pura lágrima.

DUNIA
Pura lágrima que ríe correteando entre las llamas.
La risa no tiene dientes, la llama no tiene alma.

SANDRA
Alma que corre tras la luna mientras las piedras persiguiendo  al río andan.
La luna no quiere alma y el alma que se desangra.

DUNIA
Desangrándose  está el alma en la punta de una estrella.
La luna le guiña un ojo, el alma le guiña un beso.

SANDRA
Le guiña un beso el alma y la luna se desploma.
El alma no ve en la noche, la luna no ve sin alma.

DUNIA
La luna se está escapando y el alma se va con ella.
La noche quedó sin luna, el mundo quedó sin alma.

SANDRA
Pero no vos.

DUNIA
Pensé que no lo recordarías.

SANDRA
Sería como haberme olvidado de mí.

Dunia, melancólica, se acerca al ventanal con pasos lentos, pesados. 
Todo se está poniendo oscuro. Una extraña calma parece haber paralizado 
la escena. Desde muy lejos se escucha un suave murmullo de pájaros acomodándose
en sus nidos. Dunia aspira profunda y lentamente, como si todo, cualquier gesto, 
le costara enormemente. Sandra parece haber perdido toda su vitalidad y 
su aplomo. El presente ha caído sobre ellas.

(...)


Puerta abierta al Mar
Caracas 1984-1992

Fotos de la obra: ©Roland Streuli

Descarga gratis el libro haciendo clik en este link: Puerta Abierta al Mar









Créditos
  Fedra López / Dunia
 Rosalinda Serfaty /Sandra

Canciones:  Eladia Blàzquez y María Elena Walsh
Realización escenografía: Ramón Pérez Pina
Asistente dirección: Carlos Ramírez 
Musicalización:  Eduardo Bolívar
Iluminación: Carolina Puig
Dirección de Arte: Carmen Garcìa Vilar
Producción Artística: María Eugenia Romero-Carolina Puig 
Coreografìas: Luz Urdaneta
Director: Anìbal Grunn
Producciòn General: Benjamìn Cohen

Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas
Abril-Junio de 2007
En homenaje a Esther Dita Cohen


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