- El galardón está dotado con 42.000 euros
- Cadenas: "Estoy en contra de todos los nacionalismos, son como las creencias religiosas"
El poeta venezolano Rafael Cadenas, después de presentar su último libro de poemas en el Palacio Real de Madrid. JOSÉ AYMÁ |
"Un
profesor con su sueldo no puede vivir, tiene que trabajar fuera. Yo fui
profesor en segundo lugar y cobro cuatro dólares. Lo completo con el [retiro]
de la vejez, el premio nacional... Reuniendo todo no nos alcanza para lo que
necesitamos".
Lo
dijo ayer Rafael Cadenas, uno de los poetas indiscutibles de la lengua
española. Se refería a su vida en Caracas (Venezuela). Y tras sus palabras,
silencio en la sala del Palacio Real, donde se presentaba una antología de sus
versos (editada por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional) pues hoy
recibe el XXVII Reina Sofía de Poesía, dotado con 42.000 euros.
"El
totalitarismo ha vuelto, ha sobrevivido, no hay que descuidarse. Hay que
defender la democracia", dijo con una voz tenue, entre silencios, pero con
un mensaje muy nítido. "Es muy importante la amistad entre España y
Venezuela. Han desaparecido muchos periódicos, casi no hay espacio para la
oposición...". Rafael Cadenas lanzaba un SOS tras otro al escaso
auditorio. "La Universidad de Venezuela tiene casi 300 años y está en el
suelo por la situación que vivimos", detalla.
Además
de vivir (o malvivir) en Caracas, y de responder sobre ello, a Cadenas le
persigue un poema desde que lo escribió cuando tenía 32 años (y ahora
cuenta 88). Pasaba una época de depresión y surgió Derrota. No es que lo
rechace de plano pero ya no se reconoce en él. Da igual. Donde va le preguntan
por él. En América Latina es todo un himno:
"Yo
que no he tenido nunca un oficio
que
ante todo competidor me he sentido débil
que
perdí los mejores títulos para la vida
que
apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una
solución)...".
"No
es que me sienta triunfante sino que difiero, además menciono las guerrillas
favorablemente y es un gran error recurrir a ese medio. Y tampoco lo escribí
como un poema, sino uniendo frases que iban en la misma dirección". En la
antología no aparece el poema, pero sí Fracaso, que Cadenas lo considera el
contrapunto a Derrota, y donde se incluye este verso: "Me has hecho
humilde, silencioso y rebelde".
¿Y
se siente así? "Si hay alguien que dice que es humilde, no lo es; es como
darse un título. ¿Callado? Sí, un poco. ¿Rebelde? Más que rebelde trato de ser
consciente".
Los
dos primeros libros de Cadenas, Los cuadernos del destierro (1960)
y Una isla (1958), reflejaron y no sólo su estancia en la cárcel (tres
meses) y su exilio (cuatro años) en la isla de Trinidad. "Eran versos un
tanto exuberantes. Luego la poesía cambió, se acercó a la prosa, al
habla. Y eso ha seguido hasta ahora". O sea, de libros como Memorial (1977), Amante (1983)
y Gestiones (1992) a ese "ahora" que es En torno a
Basho y otros asuntos (2016). Basho y sus haikus, sobre todo el que
para Cadenas es el modelo: "Un viejo estanque:/ salta una rana,/
ruido de agua". Pues la poesía de Cadenas, como el haiku, intenta capturar
el presente, lo que existe, pero sin olvidar el pasado. "Es lo que trato
de escribir, presente y pasado. ¿El futuro? No lo conocemos, es una
fantasía".
No
lejos de los haikus están otras debilidades de Cadenas, como el Maestro
Eckhart, san Juan de la Cruz ("de quien escribí un pequeño libro") y
la corriente clásica de la India ("pero sólo como lector, no como practicante").
También leyó a la Generación del 98 y del 27 gracias a la Colección Austral
pero no a las posteriores, no han llegado a Venezuela. Y recuerda que
cuando era periodista de un diario deportivo un ciclista le confesó que se
sabía de memoria La voz a ti debida de Pedro Salinas. Y lo dice como
ejemplo de un país que ama la poesía y la música. Y luego calla.
La
democracia trasciende lo político
Rafael
Cadenas tiene un sentido del humor que saca a ráfagas, de vez en cuando, como
para suavizar el silencio tenso de la sala cuando habla de la situación
política en su país. "Estoy muy sordo. Los aparatos que uso
desafortunadamente se dañaron ayer, me bañé con ellos, fue un accidente, no es
que no quiera oír". Cadenas se ayuda de su hija Paula que le hace las
veces de traductora. Y pasa a hablar de la poesía: "Hoy cabe de todo en
ella, sobre todo desde la revolución de Walt Whitman, que amplió el
lenguaje, rompió con la poesía un tanto romántica. La revolucionó en forma y
contenido. Y escandalizó. Hoy Walt Whitman es símbolo de la democracia".
Y
ahí une política y poesía, sus preocupaciones: "En Venezuela hubo práctica
democrática durante 40 años, aunque hubo corrupción. Pero no hubo educación
democrática. La democracia trasciende lo político, es muy interior.
Demócrata no es sólo el que vota sino el que lo es en todas partes, en la casa,
en la calle, en el trabajo. Está más allá de la política".
Y
sigue: "Soy un cosmopolita. Estoy en contra de todos los
nacionalismos, son como las creencias religiosas".
-
¿Y escribe?
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Hace meses que no escribo. Pero reviso poemas antiguos, de otras épocas. Tengo
como para tres libros.
-
¿Y cómo fue el cambio de una poesía más narrativa a una más espiritual?
-
La poesía cambió, se acercó mucho a la prosa, el lenguaje fue más cercano al
habla -dice en tercera persona-. Llegó la poesía más breve. Pero no porque yo
lo decidiera sino que simplemente ocurrió.
-
¿Suscribe estas palabras de Czeslaw Mislosz, citadas por Octavio Paz, que
aparecen en el umbral de su libro Una isla: "Infeliz bajo la
tiranía,/ infeliz bajo la república,/ en una suspirábamos por la libertad,/ en
otra por el fin de la corrupción"?
-
Ahí parece que en la tiranía no hay corrupción, y también la hay.
Rafael
Cadenas, en su Ars poética, dice claramente: "Que cada palabra
lleve lo que dice (...) estamos aquí para decir verdad".
Y
parece que no se ha movido del primer texto que aparece en esta antología:
"Soy desmañado, camino lentamente y balanceándome por los hombros (...)
sobrevivo en la indecisión". Y en 2017, el pasado año, escribió este poema
que tituló Poesía y que también aparece en esta antología que él
mismo ha preparado junto a Juan Pablo Gómez Cova:
"Siempre
a la mano
para
ti,
disponible.
Soy
apenas
un
mandadero
que
disfruta
el
trayecto, día
tras
día
hasta
que tú
quieras
amiga
y
las palabras
lleguen".
Manuel
Llorente, El Mundo, 23 octubre 2018
Fuente: El
Mundo
LA POESÍA SIGILOSA DE RAFAEL CADENAS,
por Javier Rodríguez Marcos,
El País, 11 de mayo de 2018
LA POESÍA SIGILOSA DE RAFAEL CADENAS,
por Javier Rodríguez Marcos,
El País, 11 de mayo de 2018
El poeta venezolano sucede a Claribel Alegría en la XXVII edición del galardón
“Humilde, silencioso y rebelde”, así se autorretrató en un poema el venezolano Rafael Cadenas, que acaba de obtener el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Convocado por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, el galardón se ha convertido en el más prestigioso del género en los países de lengua española y portuguesa. Cadenas toma el relevo este año de la nicaragüense Claribel Alegría, que lo obtuvo el año pasado, meses antes de fallecer.
El jurado encargado de seleccionar a Cadenas como ganador del premio estuvo copresidido por Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, presidente del Patrimonio Nacional, y Ricardo Rivero Ortega, rector de la Universidad de Salamanca. Su composición la completaron Darío Villanueva Prieto, director de la Real Academia Española; Juan Manuel Bonet Planes, director del Instituto Cervantes; Ana Santos Aramburo, directora de la Biblioteca Nacional de España; y José Manuel Mendes, presidente de la Asociación Portuguesa de Escritores, entre otros poetas y personas vinculadas con el mundo de la poesía como Berna González Harbour, Luis Alberto de Cuenca, Pilar Martín-Laborda y Bergassa o Blanca Berasategui.
Nacido en Barquisimeto (Venezuela) en 1930 y vecino de la urbanización La Boyera, al sureste de Caracas, Cadenas es uno de los autores fundamentales de la lírica latinoamericana de los últimos años, papel ya reconocido por el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que otorga la Feria del Libro de Guadalajara (México) o el García Lorca que se concede en Granada. Sigiloso en el trato y lento en la conversación –piensa cada palabra como si formara parte de un futuro poema-, Cadenas ha ido ocupando poco a poco un lugar en el Olimpo de los poetas vivos sin abdicar ni de su humildad ni de su rebeldía ni de su silencio. Ni de un compromiso crítico al que se ha acercado también sin estridencias.
Era un jovencísimo militante comunista autor de un libro de poemas –Cantos iniciales (1946)- cuando tuvo que exiliarse a la isla de Trinidad, circunstancia a la que suele quitar hierro diciendo que se puede llegar a ella “en lancha” desde la costa venezolana: “está a 30 kilómetros”. Cuatro años tardó en recorrerlos de vuelta para instalarse en la capital en 1957, pocos meses antes de la caída del dictador. Un año más tarde publicó el poemario La isla y en 1960, uno de sus libros clave, titulado, no por casualidad, Los cuadernos del destierro. En 1966, en medio de una profunda depresión, dio a la imprenta Falsas maniobras (1966), que incluye su poema más famoso, un verdadero hito en América Latina: Derrota.
“Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme
(creyendo que mudarme es una solución…”
Cuando se le recuerdan esos versos Cadenas responde que los escribió con 32 años –en unos meses cumplirá 88-, que ya no se reconoce en ellos y que su éxito se debió a la situación política de los años sesenta en su país, volcado en la consolidación de la democracia con el presidente Rómulo Betancourt. Se reconoce, eso sí, en el verso que dice que es un hombre que apenas habla.
“¡Que cada palabras lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido”, dicen tres famosos versos suyos.
Su laconismo le ha llevado a cultivar una poesía cada vez más influyente y, a la vez, más esencial. Menos exuberante, matiza él. A la reunión en 2007 de su Obra entera (Pre-Textos) -700 páginas que contienen libros como los citados más Intemperie, Memorial (los dos de 1977), Amante (1983) o Gestiones (1992)- le siguieron títulos como Sobre abierto (2012) o En torno a Basho y otros asuntos, su último libro hasta la fecha. “Lo que salva de los escombros / es la mirada”, escribió en él. Aunque es difícil encontrar en su poesía rastro alguno de intención política, Cadenas mantiene una actitud muy crítica respecto al Gobierno de su país. Siempre se ha declaro a favor de la democracia, “por defectuosa que sea”, y alarmado por la ausencia de separación de poderes en Venezuela. Pese a los ataques que ha recibido por ello desde el flanco gubernamental, siempre ha quitado importancia a su propio papel. Rebelde y silencioso era su autorretrato.
Javier Rodríguez Marcos
El País
11 mayo 2018
Fuente: El País