la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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TORONTO 2013 por Luis Sedgwick Báez







Sorpresa mayor me causó saber que el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) mostraría dos filmes venezolanos: “El Libertador” de Alberto Arvelo y “Pelo malo”de Mariana Rondón ( que ganaría después la Concha de Oro en San Sebastián como mejor filme), evento inaudito pues en las décadas que vendo asistiendo al Festival, la cinematografía venezolana brilló siempre por su ausencia ( no así en la vecina Montreal!). un buen comienzo y un reconocimiento, aunque tardío.

Los filmes basados en historias de la vida real adquieren en la pantalla una mayor resonancia. Tal es el caso de “El hombre del tren”(Australia) de Jonathan Teplitzky, donde un veterano de la segunda guerra mundial (Colin Firth), experto en trenes conoce a su futura esposa (Nicole Kidman) en un tren. Con los días ella observa un extraño comportamiento, la presencia recurrente de pesadillas, lo siente alejado y ausente y al reclamarle por su actitud, inmediatamente se repliega en sí mismo. La razón, lo sabemos después, es que siendo prisionero de los japoneses fue torturado y sometido a vejámenes inhumanos. Su torturador sobrevivió la guerra y su victimario se encamina a Tailandia ( donde trabaja en un museo , y que antes fue el campamento de los prisioneros) para enfrentarlo y vengarse. Una historia que cautiva y que nos atrapa y que apunta hacia el no olvido, el perdón y la reconciliación.

Otro filmes bajo este mismo tenor de historias verdaderas es “Filomena”(Gran Bretaña) de Stephen Frears donde la avasallante y sentida actuación de Judi Dench ( ganadora en Venecia) nos mantiene en vilo como una madre soltera de 14 años, enviada a un convento en Irlanda, el niño es arrebatado y vendido a una familia en los Estados Unidos. Un periodista desempleado de la BBC ( Steve Coogan, también excelente y autor del guión) acepta el reto de averiguar el paradero del hijo que su madre ocultó por 50 años y no continuo con la historia para no revelar el contenido. Un filme muy aplaudido.

Salomon Northop (Chiwetel Ejiofor) obtuvo su libertad cuando se decretó la libertad de los esclavos, escribiendo años después “12 años como esclavo” que Steve Moqueen adoptó para la pantalla. Estamos en 1841 ,  Northup ganaba su vida como un músico respetable cuando unos comerciantes inescrupulosos lo secuestran y lo envían a trabajar como esclavo en una plantación al sur de los Estados Unidos donde la esclavitud continuaba siendo un modus vivendi ( y operandi) ignorando las leyes imperantes. Magistralmente dirigida, una soberbia recreación de la época y actuada acorde, en especial por Chiwetel Ejiofor, cuyo rostro y gestos reflejan toda una gama de sufrimientos acumulados por centurias por los afroamericanos. Sarah Paulson, como la esposa cruel y frustrada del dueño de la plantación (Michael Fassbender) merece u reconocimiento aparte. Brad Pitt es el canadiense que logra sacar a Northup de su segunda esclavitud. Ciertas escenas asoman con una crueldad exacerbada ( los castigos corporales hacia los esclavos) y parecería que la cámara se regodeara con estos maltratos inhumanos. El diálogo refleja el lengua propio de la época. Un filme con los Oscar en la mira.




Bajando las escaleras del cine me encuentro con Francisco Lombardi, el director peruano. “Lombardi”, le digo, “siempre te encuentro en este Festival pero nunca vemos tus películas”. “Es difícil”, me contesta, “pero el año que viene sale algo”. Al salir a la calle para dirigirme a otra sala veo una marcha con carteles donde se leía “Liberen a las Pussy Riots”, ese grupo rockero ruso encarceladas por Putin.

Hayao Miyazaki, el gran maestro del dibujo animado japonés anunció en el Festival de Venecia que “The wind rises”(Japón) sería su último filme. El título proviene de unas líneas de un poema de  Paul Valery  “Le vent s éléve, il faut tenter de vivre” y con este filme Miyazaki culmina una ilustre y genial filmografía. Aquí vemos a un joven ingeniero pre 2da. guerra mundial, un soñador que aspira con sus diseños de aeroplanos convertir al Japón en un pionero de la aviación mundial. Pero la guerra destruye sus ilusiones, su esposa muere de tuberculosis pero su espíritu sigue erguido. Un filme antibelicista y de una rara y sabia poesía.

Críptica, altamente metafórica, con más preguntas que respuestas, “Cortina cerrada”(Irán) de Jafar Panahi, confronta la problemática personal como  director vis- á-vis con su país y Panahi se convierte en un personaje más dentro del filme. Vemos a un escritor que se refugia en una casa frente al mar, acompañado de su perro pues pasear perros es considerado, ahora, como una práctica contraria al Islam. Paralelamente, una pareja que disfrutaba de un baile con bebidas alcohólicas es perseguida por la policía moral refugiándose en la casa del escritor. Un filme para ser analizado y discutido y una obra importante dentro de la trayectoria de Jafar Panahi.

3 horas de duración, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, “La vida de Adela, capítulos 1 y 2” (Francia) de Abdellatif Kechiche apunta hacia la relación amorosa entre dos lesbianas, sus encuentros y desencuentros dentro del contexto social-laboral del país. Si bien algunos personajes moralizan sobre esta relación sexual, Kechiche se muestra ajeno y presenta los hechos tal como son. La actuación de ambas ( Léa Seydoux, Adéle Exarchopoulos)  es quizás de lo mejor que podemos ver en el renglón de actuación este año, más que actuación es una manifestación de la espontaneidad a ultranza. Las escenas de sexo, explícitas y demasiado largas, son en estos tiempos un lugar común en el cine contemporáneo y uno las ve como pan comido y la cámara las enfoca con soberbios primeros planos.
La única razón para ver “Les Beaux tours”(Francia) de Marion Vernoux es la presencia, siempre magnífica de Fanny Ardant, como una dentista jubilada que tiene un romance con su instructor de informática que puede ser su hijo. Por lo demás el filme podría ser un facsímil de historias trilladas.
Me invitan a una recepción cuya dirección indicaba 77 Peter Street. Me acerco a la hora indicada y noto que en la puerta de entrada dice “Iglesia de la Cienciología”( Tom Cruise, John Travolta, entre otros, pertenecen a esta secta.) Pensé que se trataba de una broma. Después vi a un conocido entrar por la puerta contigua. Allí se encontraba el “Media Bar. Por una pared pasaban el filme “Casablanca”, sólo se veían las imágenes, ningún sonido. Me sentí parte de “Ricky’s Bar”en compañía de Bogart y Bergman.
Una gran decepción fue “Qué extraño llamarse Federico: Scola narra a Fellini”(Italia) del gran Ettore Scola. Un paneo subjetivo sobre la filmografía de su colega Federico Fellini, algunos segmentos larguísimos ( como cuando Fellini era dibujante de caricaturas) obviando momentos claves en su vida ( la de su relación con Giuletta Massina, su esposa) y para el espectador que desconoce a Fellini o sabe poco sobre él, viendo este filme ignora lo que está pasando.
Tampoco sé lo que le está pasando a Kim Ki Duk. “Moebius”(Corea del Sur) es un ejercicio en sadismo y masoquismo, violencia e incesto en un filme carente de diálogo aunque no silente, un tira y afloja de crueldad entre un padre, una madre y un hijo, a quién la madre lo castra para vengar los amoríos de su esposo con su amante ( La mayoría de las mujeres abandonaron la sala y es comprensible).
Emma Thompson y Pierce Brosnan son los ex esposos que tratan de obtener justicia para sus hijos cuando un crápula millonario arruina su empresa. “Love Punch”(Gran Bretaña) de Joel Hopkins pretende ser una comedia pero la historia ( tratar de robar un diamante gigantesco de un hotel en Cannes) es una afrenta a la inteligencia: nada de lo que ocurre en la pantalla es verosímil.
Con encuadres cuidadosamente estudiados en sus ángulos y en su arquitectura, con imágenes sobrias y austeras, “Ida”(Polonia) de Pawel Pawlikowski fue uno de los filmes más logrados del TIFF. Una joven judía se encuentra en los prolegómenos de entrar al noviciado pero antes desea saber el paradero de sus padres y hermano que fueron ejecutados por ser judíos. Un estudio sobre la culpa y la expiación ambientada en los años de 1960: la música, el vestuario, los automóviles y el entorno nos remontan a una época con aguda percepción y reflexión.
Hora y media haciendo cola para poder ver “Bastardos”(Francia) de Claire Denis y que no pude ver en la función reservada a la prensa. Tuve que asomarme a la función reservada al público. Ese día sólo entregaron 11 boletos, me correspondió el 10. Hace tiempo que sigo la filmografía de Claire Denis, presente en la sala. Recuerdo con fruición nuestras conversaciones distendidas en el ya fenecido Festival de Puerto Rico. Luego coincidimos en Toronto en un almuerzo ofrecido por Unifrance. Sus filmes no siguen la pauta de ninguna tendencia, es el reflejo de su arte independiente y valiente, individual e inteligente. “Bastardos”es un filme oscuro y mórbido por su temática (prácticas sexuales masoquistas). Con Chiara Mastroianni, como la esposa de un mafioso y Vincent Lindon, como el ex capitán de un barco que busca vengar a su familia depravada y disfuncional.

Lo mejor de “Joven y bella”(Francia) de Francois Ozon es la presencia vital, carismástica de Isabel (Marine Vacht), una joven de 17 años quién confía, sin tapujos, sus cuitas de amor y sexo  a su hermano menor. Pero Isabel lleva una doble vida, la de la prostitución. Consigue sus citas a través del celular. Cuando uno de sus clientes fallece estando con ella en el hotel el escándalo se destapa. (A estas alturas, la mitad de la sala se vació!) Charlotte Rampling, como la esposa del fallecido, ansiosa de conocer a su contraparte en las lides del amor y sexo, redime al filme en sus minutos finales.
Como trabajé muchos años en el departamento internacional de un Ministerio, que en muchas ocasiones los contactos con la Cancillería eran frecuentes, mucho me reí con “Quai d’Orsay”(Francia) de Bertrand Tavernier, que no es otro sitio que la cancillería francesa. Thierry L “Hermite se muestra espléndido como el hiperactivo e inepto canciller, pletórico en verborrea, como también los de su equipo de trabajo. El guión es tan actual que parecería que estamos viendo los intríngulis del momento.
Mientras escribo estas líneas  mi vista se dirige a Reitman Square, donde está ubicado el complejo del TIFF, en honor a la familia Reitman, de origen eslovaco que hizo fortuna en Canadá. Ivan Reitman es cineasta y su hijo Jason también lo es y estrenó “Labor Day”(EEUU). Kate Winslet es la madre divorciada con un hijo que acoje a un prisionero (Josh Brolin) que se escapa de un hospital y lo esconde en su casa. Reitman evita el melodrama en una historia que se presta para tal fin y nos depara actuaciones impecables. Una historia que no decae, un final que creía previsible, culminó distinto.
Vi 35 filmes. Imposible reseñarlos todos. Cada año, y algo que se ha convertido en recurrente, los encargados de programación del TIFF sitúan a los mejores filmes que uno anticipa ver a la misma hora y en el mismo día. Ya me cansé de insistir cuando me piden críticas y sugerencias pues los por qué de este exabrupto nunca me convencen. Así que me sumerjo dentro del aura de la resignación (palabra de moda) pues algunos de los títulos me los perderé irremediablemente.

Caracas
Octubre 2013