la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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"El Informe Hite sobre sexualidad femenina": Hace 40 años una mujer se atrevió a hacer preguntas sobre el orgasmo / por Raquel Piñeiro, Vanity Fair, 5 de enero de 2016


"A las mujeres no se les ha preguntado nunca qué piensan y sienten acerca del sexo”



Shere Hite


Con estas palabras comienza Shere Hite su Estudio de la sexualidad femenina, conocido más popularmente como El informe Hite en honor a su decidida impulsora. En 1976 parecía que factores como la revolución sexual, el movimiento feminista y la popularización de la píldora anticonceptiva habían cambiado para siempre el panorama de las relaciones entre géneros y que las mujeres en Estados Unidos habían alcanzado una libertad sexual absoluta. Pero la publicación de una obra que consistía en algo tan en apariencia sencillo como preguntarles a las mujeres mismas “qué sienten, qué es lo que les gusta, y qué opinan del sexo” demostró que esta creencia estaba muy lejos de la realidadEl informe Hite resultó tan revolucionario que sus ecos resuenan con fuerza cuatro décadas después de su aparición.
Tras publicar más libros de polémicas conclusiones (Informe sobre la sexualidad masculina le valió virulentas críticas por parte de la revista Time), sintiéndose acosada, denunciando que su trabajo había sido frivolizado y atacado por la prensa y temiendo por su seguridad –las amenazas físicas y boicots habían sido constantes–, Hite se trasladó a Europa en 1995, y en la actualidad reside en Londres.
Pocos estudios científicos han alcanzado la popularidad y el predicamento de la obra de Hite. El motivo es que no sólo incluye estadísticas, cuadros de valores y resultados cuantificables, sino que está plagado de los testimonios de las mujeres que ayudaron a componerlo. Incluso abstrayéndose de sus tesis, puede ser leído como un catálogo de comportamientos sexuales e historias de relaciones en el que mujeres de todo tipo describen sus experiencias con una sinceridad y unos detalles que rara vez se encuentran en una obra escrita y ni siquiera en una conversación real. Era la primera vez que ocurría, y en pocas ocasiones ha vuelto a ocurrir con esa fuerza.
En un mundo en el que, ni entre mujeres, no se habla lo suficiente de sexo ni de placer con sinceridad total, la lectura de El Informe Hite resulta extrañamente refrescante cuarenta años después. Las voces de las 3000 voluntarias con cuyas respuestas se construyó relatan un fresco de la vivencia del sexo por parte de las mujeres mucho más rica, variada y compleja de lo que la cultura, la ciencia y la sociedad no han dicho siempre. No sólo hay descripciones detalladas de prácticas, sino también de cómo se sienten ante ellas narradas de forma abierta no exenta de humor. Hablan de sentimientos, de sus ideas sobre qué supuso la revolución sexual, sobre las relaciones con hombres o con otras mujeres, de la importancia de la independencia económica, de trabajo, de qué les excita, de qué les desagrada, de qué es lo que deseanEl Informe Hite nació con vocación de ser un libro revolucionario, una de esas obras capaces de cambiar la sociedad. Y pocas cosas son tan revolucionarias como la verdad.

Raquel Piñeiro
Vanity Fair
5 de enero de 2016
Fuente: Vanity Fair


Shere Hite: Página web
Donde comprar El Informe Hite: Amazon








Naomi Alderman, la autora de The Power: "La gente no para de recordarme que escribí sobre Weinstein" / Ruth La Ferla, La Nación, 9 de febrero de 2018





"Me pregunté a mí misma: ¿cómo sería la versión femenina de Putin? También se me vino a la cabeza Berlusconi, o cualquier macho dictador un poco ridículo (...)"




Margaret Atwood y Naomi Alderman


Ahijada literaria de Margaret Atwood, la autora de The Power se pregunta qué pasaría si el rol del hombre y el de la mujer se invirtieran; la novela feminista de ciencia ficción que se anticipó a #MeToo
Ruth La Ferla 






El poder del que habla el título del libro está imbuido en las mujeres jóvenes. Ese poder emana de una franja de músculos situada junto a las clavículas y puede producir una descarga eléctrica letal, que permite a las mujeres fulminar a los hombres a voluntad para debilitarlos, liquidarlos o simplemente darles un sacudón que los motive sexualmente. Con esa clase de control, ¿qué harían las mujeres? ¿Aprovecharían para crear un mundo imaginado en libros como Herland, la fábula feminista de 1915 en la que un universo mezquino dominado por los hombres da paso a un matriarcado de paz, justicia y empatía? Probablemente no.
En la novela distópica The Power [publicada en la Argentina por Roca editorial], Naomi Alderman, de 42 años, conjura escenas dantescas en las que mujeres desaforadas asuelan los campos matando y mutilando a voluntad, "simplemente porque pueden", según escribe la autora.
El libro se publicó primero en Inglaterra y tuvo repercusión entre los lectores norteamericanos el año pasado, cuando fue elegido uno de los 10 mejores libros de 2017 por The New York Times Review. Además, fue señalado como El cuento de la criada para la generación de los millennials, teniendo en cuenta que justamente Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada, fue la mentora de Alderman.
No es de extrañar que Alderman se cuestione sobre las alarmas que sus obras y las de otros autores hacen sonar. Cuando reseñó la novela Red Clocks, de Leni Zuma, sobre un futuro cercano en el que el aborto es nuevamente ilegal [en los Estados Unidos], Alderman advertía: "Esta distopía imaginaria es terrible, pero la realidad podría ser mucho peor".
En una entrevista telefónica desde Londres, la escritora habla del poder y su espada de doble filo, de las fuentes de su propia energía creativa y de su facilidad casi sobrenatural para predecir el futuro.
-Su libro, que al principio puede leerse como una fantasía de venganza particularmente gratificante, parece profético. ¿La conmoción social y sexual que dio origen al movimiento #MeToo fue algo que usted se vio venir?
-Más que haberla visto venir pienso que probablemente soy parte de esa ola. Algunas de las noticias parecen coincidir de una manera extraña con el libro. En ambos casos, creo que tiene que ver con la creciente bronca que se vino juntando durante la última década y que está relacionada con la creciente visibilidad de cierta clase de misoginia. Cuando era una adolescente, en los 90, entre las jóvenes era común decir que las batallas del feminismo ya estaban ganadas. Es horrendamente obvio que no era así. También pienso que Internet tiene mucho que ver con esta toma de conciencia. Ahora una puede ingresar a los foros de chat de los hombres y leer cuánto odian a las mujeres, las ganas que tienen de violarlas, de someterlas. Podemos leer sus diatribas machistas. Es probable que yo haya respondido a lo mismo a lo que ahora responde el movimiento #MeToo. Hay muchas cosas que cobraron visibilidad y hay que resolver.
-La novela en su conjunto es una invitación a explorar el costado más oscuro y corrosivo del poder, el auge de dictadoras mujeres y de asesinas por gusto que imponen su autoridad en un universo sin ley. Pero en los primeros capítulos no hay ni un atisbo de eso: usted describe la inversión de roles como algo positivo, casi envidiable.
-Me parecía bueno que al menos al principio las mujeres pudieran imaginar lo que sería estar en una posición de control. Es lindo poder espiar cómo sería la sociedad desde el otro lado. Pero finalmente hay que hacerse la pregunta: ¿las mujeres son mejores que los hombres? Y la respuesta es que no. La gente es la gente. No es necesario pensar que todos los hombres son nefastos para saber que algunos hombres abusan de su fuerza. ¿Por qué no habría de ser igual de cierto sobre algunas mujeres? En el mundo hay una pequeña minoría de sádicos que nos terminan embarrando a todos.
-Algunos de sus personajes mujeres son amenazadas, violadas, esclavizadas sexualmente. ¿Escribe para vengarlas?
-No diría exactamente que para vengarlas. El libro fue una especie de experimento. Lo escribí entre 2014 y 2015 y al principio no sabía realmente cómo iba a terminar. Simplemente quería hacer toda esa reflexión yo misma. Pero sí creo que la venganza es un sentimiento perfectamente razonable en algunos de los personajes.
-Gran parte de la violencia ejercida por las mujeres en The Power parece gratuita. ¿Qué debe entender el lector a partir de eso?
-Soy judía. Es posible quedarse atascado imaginándose en una situación histórica particular que ha tenido que atravesar otra gente de su propio pueblo: en mi caso, podría imaginarme como víctima del Holocausto. Pero para mí, la gran pregunta sobre el Holocausto no es "cómo evito ser una víctima", sino "cómo evito convertirme en un nazi".
-¿O sea que todos somos agresores en potencia?
-¿Usted cree ser tan excepcional que piensa que de haber vivido en Alemania en la década de 1930 habría intentado asesinar a Hitler? ¿Se cree de una ética tan excepcional que piensa que se habría rebelado de inmediato? Si usted y yo viviéramos en un mundo dominado por las mujeres, ¿nos estaríamos diciendo "esto es muy injusto, voy a luchar por los derechos de los varones"? Si viviéramos en The Power, no creo que yo quedaría mágicamente al margen del modo en que funciona ese mundo. No creo poder decir que yo sería una persona iluminada. Con poder o sin poder, me comporto como el sistema me enseñó a comportarme.
-La historia de la novela es contada a través de los ojos de cuatro personajes: Allie, que se unge a sí misma en profeta; Margot, que representa al Estado; Roxy, hija de un capo delictivo de Londres y dotada de una fuerza sobrenatural, y Tunde, el único personaje masculino, que viaja por el mundo para documentar la evolución del poder y que aprende a temer sus abusos. ¿Quién es el verdadero protagonista? ¿Con quién se identifica más?
-Me identifico con Tunde. Cuando arranca la novela, Tunde está muy seguro de sí mismo, pero el mundo poco a poco le va enseñando que tal vez no deba tenerse tanta confianza. Su historia es la de un varón en un mundo gobernado por mujeres que aprende cómo se sentían las mujeres en un mundo gobernado por los varones, donde hay sádicos deambulando por todas partes, gente que se vuelve violenta porque puede. Tunde es escritor, como yo. Y también es el personaje más amable de la novela.
-Su retrato de la dictadora moldava Tatiana Moskalex resulta sorprendentemente familiar. Usted la presenta como una exgimnasta que "casi llegó a competir en los Juegos Olímpicos", una mujer tan reluciente como su palacio, "reflejos broncíneos en su pelo, purpurina en la línea de los pómulos". ¿Estaba pensando en alguien en particular?
-Me pregunté a mí misma: ¿cómo sería la versión femenina de Putin? También se me vino a la cabeza Berlusconi, o cualquier macho dictador un poco ridículo, de esos a los que tanto les gusta hacer alarde de su sexualidad. Por mi cabeza circularon todos esos personajes un poco desagradables.
-También aparece un personaje llamado Weinstein. ¿Fue pura casualidad?
-Sí, la gente no para de recordarme que escribí sobre Weinstein. En la novela, es un tipo odioso y escurridizo que traiciona al padre de Roxy. En retrospectiva, es cierto que es un poco inquietante que justo le haya puesto ese nombre. ¿Seré vidente? Quién sabe, tal vez. Margaret Atwood, a quien tuve la suerte de tener como mentora mientras escribía el libro, tiene esa especie de cualidad psíquica [ríe con picardía]. Tal vez ella me haya iniciado en las artes de la brujería.






Claves de una distopía de género


The Power

Autora: Naomi Alderman
Editorial: Roca editorial
Precio: $349
"The Power te dejará con la boca abierta. Después de leerla, lo pensarás todo dos veces"
Margaret Atwood
Escritora canadiense
Expresidente de los EE.UU.
Durante su presidencia, Barack Obama había inaugurado la tradición de compartir su lista de lecturas y canciones favoritas. Y luego de su mandato, continuó: en 2017 compartió en Twitter el hallazgo de esta novela de Alderman.
Traducción Jaime Arrambide
La Nación, 9 de febrero de 2018
Fuente: La Nación
Dónde comprar el libro: Roca editorial
Naomi Alderman: Página oficial


"Noche blanca" de Colette

 

Colette




No hay en nuestra casa más que un lecho, demasiado ancho para ti, un poco estrecho para nosotros dos. Es casto, blanco del todo, desnudo del todo; ningún cubrecama oculta, en pleno día, su honesto candor.

Los que vienen a vernos lo miran tranquilamente, y no vuelven los ojos con un aire cómplice, porque está marcado, en medio, por un solo valle, como el lecho de una muchacha que duerme sola.

Los que entran aquí no saben que cada noche el peso de nuestros cuerpos juntos ahonda un poco más, bajo su mortaja voluptuosa, ese valle no más amplio que una tumba:

¡Oh, nuestro lecho desnudo! Una lámpara deslumbrante, inclinada sobre él, lo desviste más todavía. No buscamos, en el crepúsculo, la sombra sabia, de un gris de araña, que filtra un dosel de encaje; ni la luz rosa de una lamparilla color de conchas marinas… Astro sin alba y sin ocaso, nuestro lecho no cesa de irradiar más que para hundirse en una noche profunda y aterciopelada.

Un halo de perfume lo nimba; respira fragancia, rígido y blanco como el cuerpo de una bienaventurada difunta. Es un perfume complicado que sorprende, que se respira con atención, con la preocupación de distinguir el alma rubia de tu tabaco preferido, el aroma más rubio de tu piel tan clara, y ese sándalo quemado que se exhala de mí; pero este agreste olor de hierbas aplastadas, ¿quién puede decir si es mío o tuyo?

¡Acógenos esta noche, oh nuestro lecho, y que tu fresco valle se ahonde un poco más bajo la somnolencia febril con que nos ha embriagado una jornada de primavera en los jardines y en los bosques!

Yazgo sin movimiento, la cabeza sobre tu dulce hombro. Voy a descender, seguramente hasta mañana, al fondo de un negro sueño, un sueño tan obstinado, tan cerrado, que las alas de los sueños vendrán en vano a golpearlo. Voy a dormir… Espera tan sólo que busque, para la planta de mis pies que hormiguea y arde, un sitio fresco del todo… Tú no te has movido. Respiras con largas aspiraciones, pero siento tu hombro todavía despierto, atento a ahuecarse bajo mi mejilla… Durmamos… Las noches de mayo son tan cortas… A pesar de la oscuridad azul que nos baña, mis párpados están todavía llenos de sol, de llamas rosas, de sombras que se mueven, balanceadas, y contemplo mi jornada con los ojos cerrados, como se inclina una detrás del abrigo de una persiana, sobre un jardín de verano deslumbrante.

¡Cómo palpita mi corazón! Oigo también el tuyo bajo mi oreja. ¿No duermes tú? ¿No duermes? Levanto un poco la cabeza, adivino la palidez de tu rostro caído hacia atrás, la sombra salvaje de tus cortos cabellos. Tus rodillas son frescas como dos naranjas… Vuélvete hacia mi lado, para que las mías les roben ese liso frescor.

¡Ah! ¡Durmamos…! Mil hormigas corren mil veces, con mi sangre, bajo mi piel. Los músculos de mis tobillos palpitan, mis orejas tiemblan, y nuestro dulce lecho, ¿está sembrado de agujas de pino, esta noche? ¡Durmamos! ¡Lo quiero!

No puedo dormir. Mi insomnio feliz palpita, alegre, y adivino, con tu inmovilidad, el mismo abatimiento tembloroso… Tú no te mueves. Tú esperas que yo me duerma. Tu brazo se aprieta, a veces, en torno de mí por tierna costumbre, y tus pies encantadores se entrelazan con los míos… El sueño se acerca, me roza y huye… ¡Lo veo! Es semejante a esa mariposa de pesado terciopelo que yo perseguía en el jardín inflamado de iris… ¿Recuerdas? ¡Qué luz, qué impaciente juventud exaltaba toda aquella jornada…! Una brisa ácida y apresurada lanzaba sobre el sol una humareda de nubes rápidas, ajaba al paso las hojas demasiado tiernas de los tilos, y las flores del nogal caían convertidas en orugas enrojecidas sobre nuestros cabellos, con las flores de las paulonias, de un morado lluvioso de cielo parisiense… Los brotes de las grosellas que tú magullabas, la acedera salvaje en forma de rosa en medio del césped, la menta tierna del todo, todavía morena, la salvia vellosa como una oreja de liebre, todo desbordaba un jugo fuerte y pimentado, del que mezclaba en mis labios el gusto de alcohol y de taronjil. Yo no sabía más que reír y gritar, pisoteando la larga hierba jugosa que manchaba mi vestido… Tu alegría tranquila velaba sobre mi locura, y cuando he tendido la mano para alcanzar aquellos agavanzos, ¿sabes? de un rosa tan conmovedor, la tuya ha roto la rama antes que yo, y has quitado, una por una, las espinitas curvadas, color de coral con forma de garras… Me has dado las flores desarmadas…

Me has dado flores desarmadas. Me has dado, para que descanse jadeante, el mejor sitio a la sombra, bajo el árbol de lilas de Persia con racimos maduros. Has recogido para mí las anchas azulinas de las canastillas, flores encantadas cuyo corazón velloso emana olor a albérchigo… Me has dado la nata del botecito de leche, en la hora de la merienda; cuando mi hambre feroz te hacía sonreír… Me has dado el más dorado pan, y veo todavía tu mano transparente al sol, alzada para arrojar la avispa que se ahogaba, cogida en los rizos de mis cabellos… Has colocado sobre mis espaldas una ligera capa cuando una nube más larga ha pasado lentamente, hacia el fin del día, y he temblado toda sudorosa, ebria del todo, de un placer sin nombre entre los hombres, el placer ingenuo de los animales, felices en la primavera… Me has dicho: «Vuelve… Párate… Regresemos.» Me has dicho…

¡Ah! Si pienso en ti se acabó mi descanso. ¿Qué hora acaba de sonar? He aquí que las ventanas azulean. Oigo palpitar mi sangre, o tal vez es el murmullo de los jardines, allá lejos… ¿Duermes? No. Si acercara mi mejilla a la tuya sentiría temblar tus cejas como el ala de una mosca cautiva… Tú no duermes. Espías mi fiebre. Me guareces contra los malos sueños; piensas en mí como pienso en ti, y fingimos, por un extraño pudor sentimental, un apacible sueño. Mi cuerpo entero se abandona distendido, y mi nuca pesa sobre tu dulce espalda pero nuestros pensamientos se aman, discretamente, a través de esta alba azul, tan presta a crecer.

Pronto la barra luminosa, entre las cortinas, va a avivarse, a tornarse rosa… Unos cuantos minutos más, y podré leer en tu hermosa frente, en tu mentón delicado, en tu boca triste y tus párpados cerrados, la voluntad de aparecer dormido… Es la hora en que mi cansancio, mi insomnio enervador no podrán ya callarse, en que sacaré los brazos fuera de este lecho febril y mis talones malvados preparan ya su andar astuto…

Entonces, fingirás que te despiertas. Entonces podré refugiarme en ti, con confusas quejas injustas, con suspiros exagerados, con crispaciones que maldecirán el día llegado ya, la noche tan tarde en terminar, el ruido de la calle… Porque sé que entonces apretarás tu abrazo, y que, si el acunamiento de tus brazos no es suficiente para calmarme, tu beso se hará más tenaz, tus manos más amorosas, y que me concederás la voluptuosidad como un socorro, como el exorcismo soberano que expulsa de mí a los demonios de la fiebre, de la ira, de la inquietud… Me darás la voluptuosidad, inclinado sobre mí, los ojos llenos de una ansiedad maternal, tú que buscas, a través de tu amiga apasionada, el hijo que no has tenido…




Texto enviado por la lectora María Vicente Soler








"Un nazi en la familia": la impactante historia del hombre que descubrió la vida secreta de su abuelo en los campos de concentración / por Andrew Bomford, 28 de enero de 2018, BBC Radio 4


Karl Niemann, abuelo del escritor británico Derek Niemann, fue funcionario de la SS en los
 campos de concentración nazi. (Foto: Derek Niemann)







"Su madre dijo: 'Están quemando a los judíos. 
Los están matando y luego 
están quemando los cuerpos'".
"Mi abuelo dijo: 'No, no harían eso'".
"Mi abuela dijo: 'Sí, lo harían. 
¿No puedes oler la carne?'




El día en que cada año se conmemora el Holocausto, el 27 de enero, es un homenaje a los seis millones de judíos que murieron durante la Segunda Guerra Mundial y las millones de personas que fallecieron por la persecución de los nazis y los subsiguientes genocidios.

Esta semana, acompañé al escritor británico Derek Niemann  a una reunión en Londres en la que le habló a una audiencia judía sobre su abuelo, un funcionario de la SS en los campos de concentración.

Descubrir el secreto que la familia había mantenido por más de 50 años se convirtió en el golpe más profundo que Derek ha sufrido en su vida.

La familia se había esforzado en que él nunca descubriera ese secreto.

Derek había acompañado a su esposa Sarah a una conferencia en Berlín y decidió visitar la casa en donde su padre creció durante la guerra para tomar algunas fotos.

Buscó la dirección por internet.
"Apareció una hoja que decía SS-Hauptsturmführer Karl Niemann [el nombre del abuelo de Derek]… crímenes de lesa humanidad, uso de mano de obra esclava", recordó Derek.

"Recuerdo recostarme de golpe sobre el respaldo de mi silla, ir al cuarto de al lado y decirle a Sarah: 'Acabo de encontrar a mi abuelo'".

Sarah recordó así aquel momento:
"Le dije: '¿Qué quieres decir con que acabas de encontrar a tu abuelo?' Y él me lo explicó. Puedo recordar la expresión de completo y absoluto shock en su rostro".

Ese fue el momento en el que la vida de Derek dio un giro completo.

"Soy un escritor, escribo sobre naturaleza. Escribo sobre abejas mariposas. No escribo sobre nazis", dijo.

Todo estaba a punto de cambiar.

Años de investigación y exploración de archivos, viajes a Alemania y conversaciones difíciles con miembros de la familia construyeron la compleja historia de un hombre ordinario que quedó capturado vívidamente en el libro de Derek titulado Un nazi en la familia.

Un burócrata de oficina. Así era como el padre de Derek, Rudi, describía a su abuelo. Pero descubrieron que, en realidad, tenía un rango equivalente al de un capitán de la SS y que organizaba la mano de obra esclava en los campos de concentración a una escala colosal.

A Derek y Sarah les ayudó en su investigación uno de los hobbies de Karl: la fotografía.
Descubrieron un tesoro de aproximadamente 500 negativos antiguos, los cuales habían sido dejados en la casa en Berlín cuando fue abandonada apresuradamente al final de la guerra.

Increíblemente, los negativos fueron salvados por la familia judía a la cual se le dio la casa en el proceso de reparaciones tras la guerra.

Los negativos revelaban la intimidad de la amorosa familia de un agente de la SS y un hombre que llevaba una contradictoria doble vida.



Karl y Minna Niemann eran los abuelos de Derek, cuya vida le fue mantenida en secreto por más de 50 años. (Foto: Derek Niemann)



El abuelo de Derek llevaba una doble vida como padre de familia y organizador del trabajo esclavo
 en los campos de concentración. (Foto: Derek Niemann)


Viajó a todos los campos de concentraciones, llevaba los libros financieros y dirigía una empresa comercial de la SS que fabricaba muebles y suministros de guerra, todo hecho por mano de obra esclava.

Pero en la noche, llegaba a casa, cuidaba el jardín y ayudaba a criar a sus cuatro hijos.
Su hijo mayor, Dieter, fue asesinado en los últimos días de la guerra mientras luchaba con la división nazi de tanques Panzer.

Hombres esqueléticos con uniformes a rayas llegaron a visitar su casa para hacer trabajos ocasionales. Su esposa Minna les daba comida, pese a que le decían que no lo hiciera.
El libro de cuentas de Karl incluso parecía lamentar los desafíos financieros de dirigir un negocio que seguía matando a sus trabajadores y la desafortunada necesidad de tener que comprar ataúdes para ellos.

"Mi abuelo tenía algo de fracasada mediocridad", dijo Derek, "Había sido despedido de su trabajo. Se sentía decepcionado con la vida. Y creo que la idea de usar este glamoroso uniforme y de ser alguien le pareció atractivo".

"Se sentía importante. Llegó al punto en que un chófer aparecía y lo llevaba al trabajo. Le obedecían. Era un hombre de poder. Creo que le gustaba".

Esta semana, Derek dio una charla sobre su abuelo a un público judío en el noroeste de Londres. Fue invitado allí por la organización de servicio judía B'nai B'rith. Se le pidió a la BBC que no reveláramos la ubicación.

Derek le habló a su público -en el que había muchos descendientes de víctimas de los campos de concentración- sobre un recuerdo infantil particularmente impactante que su padre le contó, a pesar de que sufría demencia.

"Él podía recordar a la familia en el cuartel de la SS [en el campo de concentración de Dachau] y sus padres en la ventana, mirando hacia un edificio bajo con humo que salía de una chimenea.

"Su madre le dijo a su marido: '¿Sabes lo que están haciendo allí?'".
"Y su padre respondió: 'No'".
"Su madre dijo: 'Están quemando a los judíos. Los están matando y luego están quemando los cuerpos'".
"Mi abuelo dijo: 'No, no harían eso'".
"Mi abuela dijo: 'Sí, lo harían. ¿No puedes oler la carne?'".


Durante su investigación, Derek preguntó a historiadores del Holocausto sobre la negativa de su abuelo a querer reconocer los asesinatos masivos.

"¿Es posible que mi abuelo no supiera lo que estaba pasando? ¿Es posible que pudiera ir a los campos y ver figuras esqueléticas, ver golpes, ver a gente siendo asesinada y no saber lo que estaba pasando?'", les preguntó.

"Es imposible", le respondieron.

Una persona del público le preguntó a Derek si el proceso de desnazificación después del final de la guerra había sido efectivo.

Derek respondió que no creía que hubiera tenido ningún efecto en absoluto.



Karl llevó a su hijo mayor Dieter para que se uniera a la división Panzer en 1944, 
quien murió en los últimos días de la guerra. (Foto: Derek Niemann)









Derek cree que llevar el uniforme nazi le hacía sentir a su abuelo como un hombre poderoso. 
(Foto: Derek Niemann)




"Mi abuelo, al igual que otros oficiales de la SS, fue sometido a un intenso ejercicio de lavado de cerebro. Si te fijas en unos 300 criminales nazis que estaban en la prisión de Landsberg esperando la pena de muerte, ninguno de ellos -ni  uno- mostró remordimientos por lo que había hecho".

"Se refugiaban felizmente en la religión. Encontraban sacerdotes que los absolverían de sus pecados, pero no mostraban arrepentimiento alguno. Les lavaron el cerebro".
Karl fue internado en campos de prisioneros durante unos tres años después del final de la guerra. Fue enviado a la comisión de desnazificación y se le acusó de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.

Pero tuvo la suerte de ser solo declarado culpable de ser el menor grado de criminal -el de ser un seguidor nazi-, en gran parte porque las pruebas más incriminatorias contra él habían sido enviadas a los Juicios de Crímenes de Guerra en Nuremberg para condenar a su superior inmediato, quien fue ejecutado .

Las personas del público judío estaban visiblemente conmocionadas por lo que estaban escuchando.

"Creo que es muy impactante escuchar que ninguno de ellos mostró remordimientos", dijo una mujer.

"Fue como un espejo. Él estaba describiendo un lado del espejo, el lado alemán. Y yo lo estaba mirando desde el otro lado, porque mi abuelo estaba en Dachau", dijo un hombre.
"La banalidad del mal es una expresión que todos hemos escuchado antes, pero es un ejemplo exacto de eso, ¿no? Un hombre común que hace cosas extraordinarias, cosas extraordinariamente malvadas", contó otro hombre.

Otra persona del público, Noemie Lopian, tradujo un libro que su padre había escrito titulado The Long Night sobre sus cuatro años en campos de concentración.

"Al final del día todos somos, entre comillas, seres humanos comunes. Y todos tenemos una opción. Todos tenemos la capacidad de hacer el mal", dijo.


Fuente: BBC















Joan Baez - Whistle Down The Wind / Joan Báez y el regreso de su voz de protesta, por David Rosas y Agencias, Crónica, México, 9 de enero de 2018








“Joan tiene esa actitud rockera hacia la vida, la libertad y el amor”, dice el cantautor Bob Neuwirth ante el regreso de Joan Baez con un nuevo material discográfico. Hasta la contienda presidencial de 2016, la cantautora no había escrito una canción en 25 años pero con Donald Trump en la Casa Blanca, ha dedicado cinco versos de una canción en su honor  al estilo de Woody Guthrie.



Whistle down the wind es el primer disco después de diez años de ausencia para la artista folk Joan Báez, en él hace una reflexión y un resumen de su vida como cantante, músico y activista. En este material que se lanzara el 2 de marzo bajo el sello de Bobolink / Razor & Tie Records,  Báez reunió covers y canciones originales escritas por ella por varios otros artistas como Tom Waits y Mary Chapin Carpenter. Disco que estará disponible en preventa este viernes 12 de enero.
La cantautora ha estado tocando unos 60 conciertos al año, pero no por razones financieras y, en este 2018, planea una última gira mundial, justo después de que termine su álbum en progreso, para el cual ya cuenta con las versiones de las canciones de Tom Waits, Richard Thompson, Josh Ritter y Anohni.
Existe la sensación de que las cosas se están acabando, y quería hacer un esfuerzo más en el estudio”, dijo Báez en entrevista para la revista Rolling Stone, quien incluso graba con la misma guitarra acústica que usó en su primer álbum y que ya ha sido restaurada varias veces.
Con la ayuda de un especialista vocal, Báez está aprendiendo a relajar la garganta: “Todos esos años que piensas, ‘quiero que suene como lo hice hace diez años’, no va a suceder. La voz superior tiene cada vez menos poder. Si el público tiene un problema, es su problema. Esto, soy yo”, expresó.
Estoy muy emocionada por este nuevo álbum, debo decir. No siempre me da esta descarga de adrenalina por un nuevo disco, pero debo reconocer que esto es totalmente distinto. Desde el último disco, mi voz ha cambiado muchísimo, y no necesariamente porque quiero. Es algo que pasa cuando te pones vieja. Las cuerdas vocales necesitan más y más trabajo, y nunca pueden volver a ser lo que eran”, explicó la cantautora en una entrevista con Rolling Stone.
Báez ha tenido la fama por casi seis décadas. Nacida un 9 de enero en Staten Island, Estados Unidos, es hija del matemático y físico de origen mexicano Albert Báez quien fuera coinventor de la máquina de Rayos X y que rechazara la invitación a participar en el Manhattan Project, donde se gestó la bomba atómica, lo cual afectó profundamente la forma de ver la vida de su hija Joan y sus hermanas Mimi Fariña (también cantante) y Pauline.
Báez creció en California, se mudó con su familia a un suburbio de Boston a fines de los años cincuenta y comenzó a cantar en cafeterías locales. En 1960, cuando tenía 19 años, lanzó su primer álbum, Joan Baez; una colección de baladas tradicionales cantadas en una voz soprano arcaico, se convirtió en uno de los álbumes menos probables en chocar con el Top 20.
Posteriormente, Báez se convirtió en un ícono e influyó toda una generación de cantantes emergentes. “Ese álbum fue la razón por la que recogí la guitarra y la razón por la que soy cantante”, dice Emmylou Harris. “Allí estaba, sola en el escenario, completamente compuesta y en control. Emergió completamente formada”, dijo la cantante de country.
Báez se mantuvo en el mismo camino folk-purista para su primera media docena de discos, tan pura que se negó a participar en una sesión de fotos para la portada de un álbum hasta 1965, en Farewell, Angelina. Para entonces, se había movido a las modernas canciones de protesta, presentando al mundo la música de Phil Ochs, su cuñado Richard Fariña y Bob Dylan, con quien tuvo una relación romántica a mediados de los años sesenta. 
“Las canciones de Dylan volaron las mentes de las personas, y cuando Joan comenzó a interpretarlas, pasó a otro nivel”, dice Bob Neuwirth, que conoce a Báez desde sus días en el Club 47 de Cambridge, Massachusetts, en los años sesenta.
La intérprete de “Farewell Angelina”, “Love is just a four-letter word”, “Joe Hill”, “Sweet Sir Galahad” y “We shall overcome” fue un referente en las marchas y protestas, especialmente en los años sesenta, predicando una filosofía de la no violencia: “Se necesitó mucho coraje para ser no violento”, dice Neuwirth,
El otoño pasado, la intérprete de “Blowin’ in the Wind”, de Bob Dylan, actuó en Standing Rock en Dakota del Norte como parte de la protesta contra el Ducto Dakota. En enero, participó en dos marchas femeninas en el mismo día, una en Redwood City y otra en San Francisco, y está ayudando a planificar un espectáculo para beneficiar a los inmigrantes ilegales.

David Rosas y Agencias  
Crónica, México
 9 de enero de 2018

Fuente: Crónica





Rolling Stone: Joan Baez on first album in a decade


Dónde comprar el cd: Joan Baez
Whistle Down The Wind, Joan's first original album in a decade, is set for release on March 2, 2018. Listen here to the title track, a tune written by Tom Waits and Kathleen Brennan.
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