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AMIA 28 años: "No tiene olvido el amor" de Víctor Heredia interpretada por Susana Rinaldi, Sandra Mihanovich, Teresa Parodi, León Gieco...



"A 28 años del atentado a la AMIA, familias de artistas se reunieron para interpretar esta hermosa canción compuesta especialmente por Víctor Heredia. A través de la música se transmite de generación en generación el legado de la memoria colectiva y el reclamo por justicia. #AMIA28años"

Fuente: AMIA




Susana Rinaldi recuerda a Julio Cortázar /entrevistas Alejandro Lingenti, La Nación, 3 noviembre 2013 y María Laura Avignolo y Nöel Smart, Clarín, París octubre 2014





Susana Rinaldi y un homenaje a Cortázar

La cantante presenta a partir de hoy su espectáculo dedicado al escritor
Por   | Para LA NACION






Susana Rinaldi recuerda vivamente esa tarde lluviosa en París que la volvió a reunir con Julio Cortázar. Fue este año, en la Casa Argentina de la Ciudad Universitaria de París, que la convocó especialmente para que participe en un homenaje al famoso escritor argentino y terminó impulsando un espectáculo dedicado a rememorar la relación entre la Tana y el autor de Rayuela , forjada en la capital francesa a fines de los 70.
Cortázar era sobre todo un amante del jazz así lo certifican su cuento "El perseguidor" y las referencias a Bix Beiderbecke, Louis Armstrong y Fats Waller que los amigos de El Club de la Serpiente escuchan en Rayuela , pero, dice la propia Rinaldi, fue su inalterable curiosidad lo que lo llevó a relacionarse con el tango.
La Tana atesora, además, un recuerdo imborrable, el de aquella noche de fines de 1976 en el teatro D'Orsay con Cortázar sentado en primera fila escuchádola cantar. "Ese hecho marcó mi vida de muchacha de barrio y militante a los tumbos en un terreno que se presentó sembrado de oportunidades a través de aquellos que quisieron acompañar con su impronta de sabios conquistadores mi destino de cantante convencida en favor del tango y su misterio", escribió Rinaldi en un texto de homenaje publicado hace unas semanas por la revista electrónica Ensemble.
Para reafirmar la memoria, el afecto y la admiración por Cortázar, Rinaldi armó un espectáculo que tendrá cuatro únicas funciones en Clásica y Moderna, hoy, mañana, pasado mañana y el próximo viernes, a las 21. Cantará clásicos de su repertorio y tangos que interpretaba en la época de su tour parisiense, todo condimentado con un puñado de anécdotas que vivió con ese hombre al que hoy ella describe como "amable pero distante". La acompañará al piano su sobrino, el pianista Juan Esteban Cuacci, que ha trabajado con Raúl Lavié, Rubén Juárez, Sandra Luna, Juan Carlos Copes y María Nieves.
¿Es verdad que a Cortázar no le gustaba tanto el tango?
Sí, es verdad. Se quedaba con las figuras primordiales: Carlos Gardel, Agustín Bardi, Horacio Salgán, Enrique Cadícamo. Era fundamentalmente un amante del jazz. Por eso me llamó mucho la atención cuando apareció en mi vida. El primer encuentro fue en la casa de Pepe Fernández, un escritor, pianista y fotógrafo argentino que vivía en París desde los 60 y era amigo de Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares y María Elena Walsh. Eso fue en el 76, pero yo supe que Cortázar ya me había querido conocer tres años antes. Pepe era amigo de muchos artistas argentinos que andaban por París, y en su casa también conocí a Héctor Bianciotti, otro escritor que me ayudó mucho en mis estadías allá.
¿Cortázar era tan huraño como dicen?
Sí, era un tipo seco, a pesar de esa cara de bebote que tenía. Su mirada era muy penetrante y cuando estuve por primera vez con él me intimidó un poco porque me miraba todo el tiempo. Él sabía de mí desde mucho antes de ese encuentro. Para muchos de nosotros, Rayuela era una lectura obligada. Yo estaba en la Escuela Nacional de Arte Dramático y ahí todos admirábamos muchísimo a Cortázar. Que ese mismo tipo me estuviera buscando era increíble para mí. Unos años antes me había pasado algo similar con Eduardo Mallea. En aquellos tiempos era común conocer a los grandes escritores y aprender de ellos. Esos encuentros me sirvieron para poder decir las mismas cosas que yo estaba diciendo en ese momento sin que sonaran banales. Cuando estudiaba teatro con Cunil Cabanellas, él nos alentaba a leer novelas, poesía, ensayos. Fueron años muy estimulantes para mí.
(...)
¿Qué cuenta pendiente tiene como legisladora?
Tenemos moratorias permanentes. Es difícil reunir quórum para tal o cual comisión, falta tiempo para dialogar en la Legislatura, pero me he sentido muy respetada ahí y no sólo por mis compañeros de bancada. El año que viene se va a inaugurar una escultura de homenaje a Cortázar en la plazoleta que lleva su nombre en Palermo, así como hemos impulsado homenajes similares a figuras como Roberto Goyeneche y Alfonsina Storni o la creación del Museo del Tango. Nuestro espacio político trabaja muchísimo y el respeto que me he ganado como artista me ha servido mucho para desarrollar mi tarea como legisladora. La educación, como dije antes, es un foco. Por eso lamento que Daniel Filmus haya quedado fuera del Senado. A él le debemos nada menos que la ley de educación federal.

LA TANA, SEGÚN LAS PALABRAS DEL ESCRITOR

Luego de conocer a Susana Rinaldi, Cortázar escribió un texto sobre la Tana que revelaba su fascinación por la cantante, que tenía por aquel entonces 40 años. 
"Susana sabe que el tango ha sido ante todo y sobre todo Buenos Aires, una música arrabalera como la java y el blues, un testamento urbano, su crónica de las noches de amor, de abandono y de muerte, su nostalgia de una felicidad imposible, su acta de pobreza sin esperanza de rescate. Con esa materia bastante primaria, esas palabras y esos aires limitados, Susana desviste el cuerpo a menudo vulgar del tango para mostrarlo en su más bella desnudez y, al hacerlo, muestra a los argentinos de Buenos Aires tal como son, vulnerables y reprimidos, tiernos y hoscos. En ella los tangos maltrechos por el desgaste del tiempo recuperan su esencia porque una gran artista los cambia", decía un fragmento de ese elogioso escrito.    También le dedicó un poema, que aquí transcribimos:

A la voz de Susana Rinaldi

No sé lo que hay detrás de tu voz.
Nunca te vi, vos sos los discos 
 que pueblan por las noches este departamento de París. 

Te busqué en Buenos Aires, pero sabés seguro 
cuántos espejos de mentira te hacen pifiar la esquina,
como después de andar de bache en bache 
acabás con ginebra en un boliche 
 murmurando la bronca del despiste.

No sé, ya ves, ni como sos, 
tengo las fotos de tus discos, gente 
que te conoce y te escribe, 
paredes de palabras con glicinas 
y vos detrás, inalcanzable siempre.

(Y esto que digo Susana 
es también la Argentina donde todo 
puede esconder la estafa si no sabemos ser 
como el farol del barrio, o como aquí sus tangos, 
 vigías de la noche y la esperanza).
Julio Cortázar, París  1973 o  1974

Alejandro Lingenti
La Nación, 3 noviembre 2013 / Fuente: La Nación


WebTV | Entrevista a Susana Rinaldi. Por María Laura Avignolo y Nöel Smart.


Susana Rinaldi:  "Julio Cortázar fue de una cálidez impresionante...(...) Un hombre serio, a veces extremadamente serio   pero con unos ojos y una mirada profunda (...)  Nunca fui ni seré peronista".


Fuente: Clarín



"A JULIO CORTÁZAR" por Susana Rinaldi

Leer aquí: Revista Ensemble

SUSANA RINALDI RECUERDA A JULIO CORTAZAR

Leer aquí: Revista Ensemble









Poema de Julio Cortázar a Susana Rinaldi: “Não sei o que há atrás de sua voz...”











Não sei o que há atrás de sua voz.
Nunca lhe vi, você é os discos
que  povoam pela noite este apartamento de Paris.

Procurei por você em Buenos Aires, mas sabe seguro
quantos espelhos de mentira lhe faz errar o canto,
como depois de andar de buraco em buraco
acaba com genebra num bar
murmurando a raiva do despiste.

Não sei, já vê, nem como você é,
tenho as fotos de seus discos, gente
quelhe conhece e lhe escreve,
paredes de palavras com glicinas
e você atrás inalcançável como sempre.

E isto que digo de Susana
é  também Argentina onde todo
pode esconder a calote, senão sabemos ser
como o farol do bairro, ou como cá  seus tangos,
vigias da noite e a esperança.





Tradução ao português:  




Susana Rinaldi: "Porque vas a venir"




Homenaje a 100 años de su nacimiento y 30 de su partida: 
26 Agosto 1914 - 12 Febrero 1984 / 
Homenagem aos 100 anos de seu nascimento e 30 de sua partida:
 26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984







Buenos Aires, Milonga de Manuel Flores y Alguien le dice al tango, tres poemas de Jorge Luis Borges / Fotos Sara Facio





Buenos Aires


Y la ciudad ahora es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esta puerta he visto los ocasos
Y ante este mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana, aquí mis pasos
Urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana

Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.


© Jorge Luis Borges








 


Milonga de Manuel Flores

Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

Y sin embargo me duele
decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre,
tan dulce y tan conocida.

Miro en el alba mis manos,
miro en las manos las venas;
con estrañeza las miro
como si fueran ajenas.

Vendrán los cuatro balazos
y con los cuatro el olvido;
lo dijo el sabio Merlín:
morir es haber nacido.

¡Cuánto cosa en su camino
estos ojos habrán visto!
Quién sabe lo que verán
después que me juzgue Cristo.

Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente:
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.



©Jorge Luis Borges



Susana Rinaldi interpreta
 "Milonga de Manuel Flores"
 Borges-Troilo





 

Alguien le dice al tango

Tango que he visto bailar
contra un ocaso amarillo
por quienes eran capaces
de otro baile, el del cuchillo.
Tango de aquel Maldonado
con menos agua que barro,

tango silbado al pasar
desde el pescante del carro.

Despreocupado y zafado,
siempre mirabas de frente.
Tango que fuiste la dicha
de ser hombre y ser valiente.
Tango que fuiste feliz,
como yo también lo he sido,
según me cuenta el recuerdo;
el recuerdo fue el olvido.

Desde ese ayer, ¡cuántas cosas
a los dos nos han pasado!
Las partidas y el pesar
de amar y no ser amado.
Yo habré muerto y seguirás
orillando nuestra vida.
Buenos Aires no te olvida,
tango que fuiste y serás.



©Jorge Luis Borges




Susana  Rinaldi interpreta
"Alguien le dice al tango"
 Borges-Piazzolla








Fotografías:Sara Facio




Fundación Internacional Jorge Luis Borges











Julio Cortázar: reflexiones sobre Susana Rinaldi, Buenos Aires y el tango/ Poema a Susana Rinaldi






Apenas llegué a Francia en 1951, descubrí el mercado de las pulgas y en uno de sus más extraños corredores, una tienda de viejos discos 78. Entre ellos, uno de nuestro gran cantor de tangos, Carlos Gardel, que compré de inmediato, sin tener siquiera un tocadiscos para escucharlo, tal era mi nostalgia. El vendedor, un viejo más bien jodón, miró el rótulo y meneó la cabeza. “Ah, sí, Gardel”, dijo con tono apreciativo. No pude contener mi alegría y le dije con orgullo que éramos compatriotas. Tras de lo cual, echando una mirada a mi pelo largo y despeinado, lanzó: “¿Argentino, usted? ¿Y la gomina?”.

Susana Rinaldi tampoco lleva pegoteado el pelo con esa especie de firma personal que nos ha dado una reputación entre halagadora y equívoca. Ha transcurrido medio siglo y nuestra manera de sentir y de interpretar el tango ha cambiado mucho. Pero si este cambio puede sorprender a los que siguen fieles a los orígenes de cualquier forma de arte (apoyados en la moda “retro” que remeda deliberadamente los aires 1920-1940), basta escuchar a Susana Rinaldi para descubrir que lo esencial permanece invariable y que el propio Gardel, muerto hace más de cuarenta años, sería el primero en admirar a la cantora más grande de nuestro tiempo.

Porque hay una especie de milagro en este arte de renovar un género anticuado haciendo resaltar aún más su esencia simple, popular, pobre como una calle de suburbio y profunda como el alma de la ciudad. Susana sabe que el tango ha sido ante todo y sobre todo Buenos Aires, una música arrabalera como la java y el blues, un testamento urbano, su crónica de las noches de amor, de abandono y de muerte, su nostalgia de una felicidad imposible, su acta de pobreza sin esperanza de rescate. Con esa materia bastante primaria, esas palabras y esos aires limitados, Susana desviste el cuerpo a menudo vulgar del tango para mostrarlo en su más bella desnudez y, al hacerlo, muestra a los argentinos de Buenos Aires tal como son, vulnerables y reprimidos, tiernos y hoscos. En ella los tangos maltrechos por el desgaste del tiempo recuperan su esencia porque una gran artista los cambia. Y cuando Susana se atreve a cantar uno de esos tangos cuyos derechos a perpetuidad parecían pertenecer a Gardel, se mide la distancia que va de la imitación a la recreación, de la rutina bien aceitada al brotar del manantial.








 


La voz de Susana Rinaldi es una voz de una perfección que debe mucho a las grandes exigencias de nuestro tiempo, y de la que ella se sirve como se sirve de la palabra entre canción y canción, sin apoyar jamás pero creando desde la primera nota o la primera palabra una tensión que el público siente como un sortilegio. Y además está la elección: Susana ha ido a buscar, en el pasado y en el presente, esos tangos donde anida la belleza, donde tiembla y murmura el alma arrabalera o el relumbrón de los cabarets de la ciudad. Jamás lo vulgar, tan frecuente, ay, en tangos a veces célebres, habrá formado parte de su repertorio. Sin privarse de los momentos más representativos de ese género tan difícil que se presta, como el flamenco, a la estafa y la insipidez, logra presentar el abanico más amplio, pasearnos a lo largo de una velada por las calles de la ciudad del tango, ese “Buenos Aires querido”, del que Gardel fue el cantor.

Seguramente encontrarán ustedes en la sala a muchos argentinos. No vacilen en hablarles, estarán encantados de traducirles las palabras de los tangos, e incluso de tararearles otros durante el entreacto, en eso somos inagotables. Y además, al tango le gusta dar paseos, hacerse mimar como esa “muñeca de lujo” cuyos prestigios uno de ellos cantó en otros tiempos. La voz de Susana Rinaldi penetrará en ustedes, se les enroscará en la memoria. Como siempre cuando algo sale del corazón de un pueblo.

© Julio Cortázar
1976
 





A la voz de Susana Rinaldi

No sé lo que hay detrás de tu voz.
Nunca te vi, vos sos los discos
que pueblan por las noches este departamento de París.

Te busqué en Buenos Aires, pero sabés seguro
cuántos espejos de mentira te hacen pifiar la esquina,
como después de andar de bache en bache
acabás con ginebra en un boliche
murmurando la bronca del despiste.

No sé, ya ves, ni como sos,
tengo las fotos de tus discos, gente
que te conoce y te escribe,
paredes de palabras con glicinas
y vos detrás, inalcanzable siempre.

(Y esto que digo Susana
es también la Argentina donde todo
puede esconder la estafa si no sabemos ser
como el farol del barrio, o como aquí sus tangos,
vigías de la noche y la esperanza).

© Julio Cortázar
1974







Homenaje a 100 años de su nacimiento y 30 de su partida: 
26 Agosto 1914 - 12 Febrero 1984 / 
Homenagem aos 100 anos de seu nascimento e 30 de sua partida:
 26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984






Susana Rinaldi: "Postal de Guerra" de María Elena Walsh










POSTAL DE GUERRA
Letra y música: María Elena Walsh
Interpretada por Susana Rinaldi



Un papel de seda
flota en la humareda.
Lleva la corriente
derramado el puente.
Lágrimas.

La tarde se inclina,
pólvora y neblina.
La ceniza llueve
silenciosamente.
Lágrimas.

Ay, cuándo volverán
la flor a la rama
y el olor al pan.
Lágrimas, lágrimas, lágrimas.

Árboles quemados,
pálidos harapos.
Naufraga en la charca
se hunde una sandalia.
Lágrimas.

Fantasmales pasos
huyen en pedazos.
Sombras y juncales.
Un montón de madres.
Lágrimas.





CARTOLINA DI GUERRA
traduzione:  Kara Hidden 

Un pezzo di carta velina
galleggia nella fumata.
Porta la corrente
versato il ponte.
Lacrime.

La sera s'inclina,
pólvere da sparo e foschía.
La cènere piove
silenziosamente.
Lacrime. 

Ahi, quando torneranno
il fiore al ramo
e l'odore al pane.
Lacrime, lacrime, lacrime. 

Alberi bruciati,
pallidi stracci.
Naufraga nella palude
affonda uno sàndalo.
Lacrime. 

Passi fantasma
fuggono a pezzi.
Ombre e giuncaie.
Un mucchione di madri.
Lacrime.