la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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EL VIEJO CANTO, poema de José Pulido, Caracas, 2014





Antes de que llegara la antigüedad
los pájaros que morían
se convertían en turmalina y cornalina
Juan aseguró en el apocalipsis que la cara de dios era de jaspe y cornalina
en ese rostro habrán hecho las aves uno de sus mejores cementerios

Todas las montañas se formaron con los antepasados de los pájaros

A partir de un pájaro amarillo, azul y verde
que si lo enjaulan muere y en bella furia canta
nació el cerro de Caracas ondeando aguas y ramas

el Ávila de piedras y raíces, escupido de Pléyades
es nuestra montaña más concreta

Con una escoba de sueños quisiera barrer sus caminos
limpiarlos de miserias

Es tan grande que cupo en el universo una sola vez
cuando se dilataron los cielos
para que pudieran florecer los mangos

los tucusitos del Ávila parecen inventados por Borges:
vuelan hacia atrás porque les interesa más el principio que el final

El Ávila es enorme pero no es tan difícil cargarlo en la maleta
es completamente transportable en forma de sentimiento
especialmente si has mirado sus curvaturas de sirena,
sus crestas de animal acostado
O si alguna vez has escuchado las aguas hablando en Quebrada Quintero
sobre los modos de bajar hacia el Mar Caribe sin tener que preguntar la
dirección en el valle

En la tarde la montaña abre un ojo hecho de sol
Un ojo que se adormece en la cabeza voraz de los árboles resecos
de noche se agazapa con su aliento de ardores vegetales
lista para saltar de nuevo sobre el valle asustadizo con su corazón de conejo
he ahí la montaña que se alimenta de miradas
que del lado de la playa es el Ávila de Reverón
enloquecida de luz
y del lado de Caracas es el Ávila de Cabré
con el tornasol prestado por el colibrí rutilante
y todas las Pléyades estornudan de amor al agitarse el Capin Melao,
la hierba deliciosa
y por encima y por abajo es el Ávila de todos y de nadie
una montaña igual a la Virgen de Coromoto y a la Virgen del Valle
igual a La Chinita y a la Divina Pastora
porque no tienes que conocer en persona sus senderos
para creer que representa nuestros hábitos

La montaña era dormitorio de nubes hace un millón de años
y todavía lo es.
La montaña estaba ahí elaborando guacharacas
antes que surgiera la idea de confeccionar una muralla
que llamaríamos ciudad;
ese antiguo aire es lo que me reconforta.
El Ávila es un pájaro con mastranto en las alas,
es un dolor de incendios guardados en un cofre de raíces.
El Ávila es como decir amén cuando se reza por Caracas.


Caracas, 2014




Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. 

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores



Dónde seguir leyéndolo:
 Página oficial  



Alda Merini: "Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color” / poesías en español e italiano / textos de Roberto Martínez Bachrich (Venezuela), Beatriz Iriart (Argentina) y Miguel Mora (España)








Alda Merini (Milán, 21 de marzo de 1931 - Milán, 1 de noviembre de 2009).
Poeta italiana. En 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa de Letras. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Librex-Guggenheim“Eugenio Montale”; en 1996 ganó el Premio Viareggio; en  1997 el Premio Procida-Elsa Morante y en 1999 el Premio de la Presidencia del Consejo de Ministros-Sección Poesía.  

Fue amiga de  Salvatore Quasimodo, Pier Paolo Pasolini, CarloBatocchi, Maria Corti, Giovanni Raboni, Oreste Macrì, David Maria Turoldo, quienes apoyaron su trabajo.

Algunos de sus libros: La presenza di Orfeo (1953), Paura di Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1962), Destinati a morire (1980), La Terra Santa (1983), Le satire della Ripa (1983), Le rime petrose (1983), Fogli bianchi (1987), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La vita facile (1992), Aforismi (1996), Un’anima indocile (1996). 

En Venezuela, Angria Ediciones publicó una valiosa selección de sus Poemas (2000) en versión al español de Gina Saraceni.

En 2004 la cantante italiana  Milva editó un disco titulado “Milva canta Merini.  La poeta asistió el día de su 73 cumpleaños al recital de Milva en el Teatro Strehler de Milán.
El 21 de julio de 2004 se interpretaron en el Teatro Romano seis cantatas de Federico Gozzellino basadas en poemas de Merini.

En 2009 se estrenó el documental “Alda Merini, una donna sul palcoscenico”, dirigido por Cosimo Damiano Damato, que se  presentó en el  Festival de Venecia. En la película participó Mariangela Melato.





 




Poemas de Alda Merini 
El Cautivo, Venezuela



Tu sei Pietro [Tú eres Pedro](1962)


Nelle fervide unghie del dolore
Se il dolore m’assale e mi trattiene
nelle fervide unghie
e spossata mi sento devastare
da un orribile passo
che mi trascina e mi rovina al tutto,
gemo perché son debole, d’argilla
ma nel premere il labbro già mi cresce
dentro non so che orgoglio smisurato
per la morte apparente, di una fibra
di demonio o di angelo son fatta…



En las fervientes uñas del dolor
Si el dolor me embiste y me retiene
en sus fervientes uñas
y agotada siento que me asola
por una horrible zancada
que me arrastra y me derrumba toda,
gimo porque soy débil, de arcilla
mas presionando el labio ya me crece
dentro no sé qué orgullo sin mesura
por la muerte aparente, de una fibra
de demonio o de ángel estoy hecha...





I poeti lavorano di notte

I poeti lavorano di notte
quando il tempo non urge su di loro
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore.

I poeti lavorano nel buio
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto.
E TEMONO DI OFFENDERE IDDIO
.

Ma i poeti, nel loro silenzio,
fanno ben più rumore
          di una dorata cupola di stelle.





Los poetas trabajan de noche

Los poetas trabajan de noche
cuando el tiempo no les urge,
cuando se calla el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.

Los poetas trabajan en la oscuridad
como halcones nocturnos o ruiseñores
de canto dulcísimo
Y TEMEN OFENDER A DIOS.

Pero los poetas, en su silencio,
hacen mucho más ruido
            que una dorada cúpula de estrellas.




Canto di risposta

L’essere stata in certi tristi luoghi
coltivare fantasmi,
come tu dici, attento amico mio,
non dà diritto a credere che dentro
dentro di me continui la follia.
Son rimasta poeta anche all’inferno
solo che io cercavo di Euridice
la casta ombra e non ho piú parole…
Ecco, Franco, la tenera risposta
al tuo dilemma: io sono poeta
e poeta rimasi tra le sbarre;
solo che fuori, senza casa e persa
ho continuato mio malgrado il canto
della tristezza, e dentro ad ogni fiore
della mia voce é ancora la speranza
che nulla sia accaduto a devastare
il mio solco di luce ed abbia perso
la vera chiave che mi chiude al vero.





Canto de respuesta

Haber estado en ciertos lugares tristes,
cultivar fantasmas,
como dices tú, atento amigo mío,
no da derecho a creer que dentro
dentro de mí continúe la locura.
He seguido siendo poeta hasta en el infierno
sólo que yo buscaba de Eurídice
la casta sombra y no tengo más palabras...
Ésta, Franco, la tierna respuesta
a tu dilema: yo soy poeta
y poeta seguí siendo tras los barrotes;
sólo que afuera, sin casa y perdida
he continuado a mi pesar el canto
de la tristeza, y dentro de cada flor
de mi voz existe aún la esperanza
de que nada haya sucedido que devaste
mi surco de luz y haya perdido
la verdadera llave que me cierra a la verdad.





Io mi sono una donna

Io mi sono una donna che dispera
che non ha pace in nessun luogo mai,
che la gente disprezza, che i passanti
guardano con dispetto e con furore;
sono un’anima appesa ad una croce
calpestata, derisa, sputacchiata:
mi sono rimaste solo gli occhi ormai
che io levo nel cielo a Te gridando:
Toglimi dal mio grembo ogni sospiro!




Soy una mujer
           (a Salvatore Quasimodo)

Soy una mujer que desespera
que no encuentra paz nunca en ningún lugar,
a la que la gente desprecia, a la que los paseantes
miran con despecho y con furor;
soy un alma colgando de una cruz
pisoteada, burlada, escupida:
me han quedado sólo los ojos
que yo elevo al cielo a Ti gritando:
¡quítame del regazo cada suspiro!



Ad Ettore

Ho avuto paura della morte,
paura dei tuoi paradisi.
Tu eri la mia ape,
poggiavi sopra di me
con la tua benevolenza
e suggevi il fiore delle mie rime
tutto il mite coraggio.
Tu mi eri fratello
ed eri anche poeta…
Ma perderti così,
per banale allegria,
per la morte irridente,
o compagno di sogni
che cosa avrei io fatto!
Non son donna da piangere le stele
né i silenzi dei cimiteri;
io sono donna di amore,
e tu lo sai bene
che cosa avrei fatto io.
Ti avrei rincorso nei sogni,
lo so, e poi lentamente
sarei scivolata nel sonno,
nel sonno della follia
e lì, amandoti sempre,
io sarei morta di amore.





A Héctor

He sentido miedo de la muerte,
miedo de tus paraísos.
Tú eras mi abeja,
te apoyabas sobre mí
con tu benevolencia
y chupabas la flor de mis rimas
todo el tibio coraje.
Tú eras mi hermano
y eras también poeta...
Pero perderte así,
por banal alegría,
por la muerte burlona,
oh compañero de sueños,
¡qué no habría hecho!
No soy mujer de llorar las estelas
ni los silencios de los cementerios;
yo soy mujer de amor,
y tú lo sabes bien
qué no habría hecho.
Te habría perseguido en los sueños,
lo sé, y luego lentamente
habría resbalado en el sueño,
en el sueño de la locura
y allí, amándote siempre,
yo habría muerto de amor.







3
Al cancello si aggrumano le vittime
volti nudi e perfetti
chiusi nell’ignoranza,
paradossali mani
avvinghiate ad un ferro
e fuori il treno che passa
assolato leggero,
uno schianto di luce propria
sopra il mio margine offeso.




3
En la reja se coagulan las víctimas
rostros desnudos y perfectos
cerrados en la ignorancia,
manos paradojales
asidas a un barrote
y fuera el tren que pasa
soleado ligero,
un estallido de luz propia
sobre mi margen ofendido.



10
Io ero un uccello
dal bianco ventre gentile,
qualcuno mi ha tagliato la gola
          per riderci sopra
          non so.
Io ero un albatro grande
e volteggiavo sui mari.
Qualcuno ha fermato il mio viaggio,
senza nessuna caritá di suono.
Ma anche distesa per terra
io canto ora per te
le mie canzoni d’amore.



10
Yo era un pájaro
de vientre blanco y gentil,
alguien me cortó la garganta
             para reírse
             no sé.
Yo era un gran albatros
y volaba sobre los mares.
Alguien detuvo mi viaje,
sin ninguna caridad de sonido.
Pero también echada por tierra
yo canto ahora para ti
mis canciones de amor.





11
Sono caduta in un profondo tranello
come dentro ad un pozzo acquitrinoso.
O chi potrá salvarmi da questa immagine scaltra
che adombra un mobile amore?
In fondo al pozzo stanno giunchiglie di ombre
e il mio urlo sovrasta le acque.
Il camaleone gagliardo guarda dalle orride piante
questo mio precipizio segreto.




11
He caído en una trampa profunda
como dentro de un pozo empantanado.
Oh ¿quién podrá salvarme de esta imagen sagaz
que ensombrece un móvil amor?
En el fondo del pozo hay juncos de sombra
y mi grito domina las aguas.
El robusto camaleón mira desde las hórridas plantas
este secreto precipicio mío.



16
Forse bisogna essere morsi
aaaaaada un’ape velenosa
aaaaa per mandare messaggi
aaaaaae pregare le pietre
aaaaaaaaaaaache ti mandino luce;
aaaaaaaaaaaaper questo io sono scesa
aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio,
aaaaaaaaaaaaper questo di notte saltavo
aaaaaaaaaaaai recinti vietati
aaaaaaaaaaaae rubavo tutte le rose
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaae poi…
aaaaaaaaaaaaprima di morire al mio giorno
aaaaaaaaaaaa o notte, o lunga notte
aaaaaaaaaaaadi solitudine assente,
aaaaaaaaaaaao devastati giardini
aaaaaaaaaaaadove io sola vivevo
aaaaaaaaaaaaperchè l’indomani sarei
aaaaaaaaaaaamorta ancora di orrore
aaaaaaaaaaaama la sera, oh la sera
aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio
aaaaaaaaaaaaa volte io facevo all’amore
aaaaaaaaaaaacon uno disperato come me
aaaaaaaaaaaa in una grotta di orrore.



16
Quizás se necesita ser mordidos
aaaaaapor una abeja venenosa
aaaaaapara mandar mensajes
aaaaaay rogarle a las piedras
aaaaaaaaaaaaque te manden luz;
aaaaaaaaaaaapor esto yo descendí
aaaaaaaaaaaaa los jardines del manicomio,
aaaaaaaaaaaapor esto de noche saltaba
aaaaaaaaaaaalos recintos prohibidos
aaaaaaaaaaaay robaba todas las rosas
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay después...
aaaaaaaaaaaaantes de morir a mi día
aaaaaaaaaaaao noche, o larga noche
aaaaaaaaaaaade soledad ausente,
aaaaaaaaaaaao devastados jardines
aaaaaaaaaaaadonde yo sola vivía
aaaaaaaaaaaaporque mañana estaría
aaaaaaaaaaaamuerta todavía de horror
aaaaaaaaaaaapero la noche, oh la noche
aaaaaaaaaaaaen los jardines del manicomio
aaaaaaaaaaaaa veces yo hacía el amor
aaaaaaaaaaaacon un desesperado como yo
aaaaaaaaaaaaen una gruta de horror.





17
Quando sono entrata
aaaaaatre occhi mi hanno raccolto
aaaaaadentro le loro sfere,
aaaaaatre occhi duri impazziti
aaaaaaadi malate dementi:
allora io ho perso i sensi
ho capito che quel lago
azzurro era uno stagno
melmoso di triti rifiuti
in cui sarei affogata.





17
Cuando entré
aaaaaatres ojos me recogieron
aaaaaadentro de sus esferas,
aaaaaatres ojos duros enloquecidos
aaaaaade enfermas dementes:
entonces yo perdí los sentidos
entendí que aquel lago
azul era un pantano
cenagoso de desperdicios triturados
en el que me ahogaría.





26
La Terra Santa
Ho conosciuto Gerico
aaaaaaaaaaaaho avuto anch’io la mia Palestina,
le mura del manicomio
aaaaaaaaaaaaerano le mura di Gerico
aaaaaae una pozza di acqua infettata
aaaaaaci ha battezzati tutti.
aaaaaaLì dentro eravamo ebrei
aaaaaae i Farisei erano in alto
aaaaaae c’era anche il Messia
aaaaaaaaaaaaconfuso dentro la folla:
aaaaaaun pazzo che urlava al Cielo
aaaaaaaaaaaatutto il suo amore in Dio.

aaaaaaNoi tutti, branco di asceti
aaaaaaeravamo come gli uccelli
aaaaaaaaaaaae ogni tanto una rete
aaaaaaoscura ci imprigionava
aaaaaama andavamo verso la messe,
aaaaaala messe di nostro Signore
aaaaaae Cristo il Salvatore.

aaaaaaFummo lavati e sepolti,
aaaaaaodoravamo di incenso.
aaaaaaE dopo, quando amavamo,
ci facevano gli elettrochoc
perchè, dicevano, un pazzo
non può amare nessuno.

aaaaaaMa un giorno da dentro l’avello
aaaaaaanch’io mi sono ridestata
aaaaaae anch’io come Gesù
aaaaaaho avuto la mia resurrezione,
aaaaaama non sono salita ai cieli
aaaaaasono discesa all’inferno
aaaaaada dove riguardo stupita
aaaaaaaaaaaale mura di Gerico antica.





26
La Tierra Santa


He conocido Jericó,
aaaaaaaaaaaahe tenido también yo mi propia Palestina
los muros del manicomio
aaaaaaaaaaaaeran los muros de Jericó
aaaaaay un pozo de agua infecta
aaaaaanos ha bautizado a todos.
aaaaaaAllí dentro éramos hebreos
aaaaaay los Fariseos estaban en lo alto
aaaaaay estaba también el Mesías
aaaaaaaaaaaaconfundido entre el gentío:
aaaaaaun loco que gritaba al Cielo
aaaaaaaaaaaatodo su amor a Dios.

aaaaaaTodos nosotros, manada de ascetas
aaaaaaéramos como los pájaros
aaaaaaaaaaaay de vez en cuando una red
aaaaaaoscura nos aprisionaba
aaaaaapero íbamos hacia la misa,
aaaaaala misa de nuestro Señor
aaaaaay Cristo el Salvador.

aaaaaaFuimos lavados y sepultados,
aaaaaaolíamos a incienso.
aaaaaaY después, cuando amábamos,
nos hacían el electroshock
porque, decían, un loco
no puede amar a nadie.

aaaaaaPero un día desde dentro del sepulcro
aaaaaatambién yo me volví a despertar
aaaaaay también yo como Jesús
aaaaaatuve mi propia resurrección,
aaaaaapero no subí a los cielos
aaaaaadescendí al infierno
aaaaaadesde donde vigilo asombrada
aaaaaaaaaaaalos muros de la antigua Jericó.





27

Le dune del canto si sono chiuse,
aaaaaaaaaaaao dannata magia dell’universo,
aaaaaache tutto può sopra una molle sfera.
aaaaaaaaaaaaNon venire tu quindi al mio passato,
aaaaaanon aprirai dei delta vorticosi,
aaaaaaaaaaaadelle piaghe latenti, degli accessi
aaaaaaalle scale che mobili si danno
aaaaaaaaaaaasopra la balaustra del declino;
aaaaaaaaaaaaresta, potresti anche essere Orfeo
aaaaaache mi viene a ritogliere dal nulla,
aaaaaaaaaaaaresta o mio ardito e sommo cavaliere,
aaaaaaaaaaaaio patisco la luce, nelle ombre
aaaaaasono regina ma fuori nel mondo
aaaaaaaaaaaapotrei essere morta e tu lo sai
aaaaaalo smarrimento che mi prende pieno
aaaaaaquando io vedo un albero sicuro.






27

Las dunas del canto se han cerrado,
aaaaaaaaaaaaoh maldita magia del universo,
aaaaaaque todo lo puede sobre una blanda esfera.
aaaaaaaaaaaaNo vengas entonces a mi pasado,
aaaaaano abrirás los delta vortiginosos,
aaaaaaaaaaaade las llagas latentes, de los accesos
aaaaaaa las escaleras que móviles se ofrecen
aaaaaaaaaaaasobre la baranda de la decadencia;
aaaaaaaaaaaaquédate, hasta podrías ser Orfeo
aaaaaaque viene a arrancarme una vez más de la nada,
aaaaaaquédate oh mi ardiente y sumo caballero,
aaaaaayo padezco la luz, en las sombras
aaaaaasoy reina pero fuera en el mundo
aaaaaaaaaaaapodría estar muerta y tú conoces
aaaaaael extravío pleno que me toma
aaaaaacuando yo veo un árbol seguro.







29
Toeletta


La triste toeletta del mattino,
corpi delusi, carni deludenti,
attorno al lavabo
il nero puzzo delle cose infami.
Oh, questo tremolar di oscene carni,
e questo freddo oscuro
e il cadere piú inumano
d’una malata sopra il pavimento.
Questo l’ingorgo che la stratosfera
mai conoscerá, questa l’infamia
dei corpi nudi messi a divampare
sotto la luce atavica dell’uomo.





29
Baño


El triste baño de la mañana,
cuerpos desilusionados, carnes que decepcionan,
alrededor del lavabo
la negra peste de las cosas infames.
Oh, este temblor de carnes obscenas,
y este frío oscuro
y el caer más inhumano
de una enferma sobre el pavimento.
Éste el tráfico que la estratosfera
nunca conocerá, ésta la infamia
de los cuerpos desnudos puestos a arder
bajo la luz atávica del hombre.






37

Ho acceso un falò
nelle mie notti di luna
per richiamare gli ospiti
come fanno le prostitute
ai bordi di certe strade,
ma nessuno si é fermato a guardare
e il mio falò si è spento.





37
Encendí una fogata
en mis noches de luna
para llamar a los huéspedes
como hacen las prostitutas
en la orilla de ciertas carreteras,
pero nadie se detuvo a mirar
y mi fogata se apagó.





Fuente: El Cautivo








 


Roberto Martínez Bachrich, El Cautivo, Venezuela


Alda Merini nació en Milán en 1931 y ya a los 16 años nadaba a brazo vivo en las aguas de la poesía. Su primer libro, La presencia de Orfeo (1953), lo publicó a los 23 años, abriendo así la primera etapa de una obra de la que, en principio, pocos intelectuales italianos se ocuparían (entre esos pocos, sin embargo, grandes figuras como Salvatore Quasimodo y Pier Paolo Pasolini). Es en los años 80, después de casi 20 años de silencio (o de ejercicio inconsciente de “creación interior”), producto del aislamiento por la enfermedad, que el retorno de Alda Merini al ruedo poético comienza a ser valorado, lentamente, en toda Italia y, luego, más allá de sus fronteras.


La última etapa de su poesía registra los rincones oscuros de la noche y la locura, hecho que, como en el caso de Anne Sexton en Estados Unidos, la ha llevado a ser una poeta marginal en el panorama de la literatura italiana, a pesar de su evidente grandeza: “En mí el alma de la meretriz/ de la santa de la sanguinaria y de la hipócrita./ Muchos dieron a mi modo de vivir un nombre/ y fui sólo una histérica.” Esa exploración casi mística de la locura y del manicomio como espacio sagrado por excelencia alcanza, quizás, uno de sus puntos más altos en La Tierra Santa (1983), un libro sobre el cual aún queda mucho por decir.

La voz de Alda Merini, a partir de ese libro, se cimentará en una franqueza temeraria para expresar el dolor, ente vivo y “sin mañana”, de formas bien delineadas, donde la sangre se hace palabra y la herida intenta salvar (acaso éste sea el fin último de la verdadera poesía) a sus semejantes, consciente, sin embargo, de la imposibilidad de su propia salvación. Una suerte de lúcido y sereno martirio, casi feliz, se diría, la escritura. Un sacrificio necesario, inevitable.

El verso de Merini es firme, lleno de coraje, no tiembla ni se amedrenta ante su propia tragedia íntima, por el contrario, la siente como una suerte de gracia, dadora de vida y lucidez: “también la enfermedad tiene un sentido,/ una desmedida, un paso,/ también la enfermedad es matriz de vida.” Retrata, así, un ir hacia la muerte con los ojos valientemente abiertos y se ampara en el poder único de la palabra y en una visión de Dios muy humana que otorga a la voz poética, entre tanta sombra y a pesar de ella, la paciencia infinita de la luz y una ternura extrema de la mirada ante las cosas y los seres, un tono que ya en la primera etapa de su poesía parecía dictar el modo de fundar el universo, desde la palabra; pero que en su segunda etapa es ya sólido, admirable, definitivo: “Ah si al menos pudiera,/ suscitar el amor (...)/ y violar los más cerrados paraísos/ sólo con la sustancia del afecto.” Eso que en algunos de los primeros poemas parece ingenuidad y que es sólo una precoz y absoluta desnudez del ser, su corazón y sus entrañas: “La sencillez/ es desnudarse/ delante de los otros”.


No se lee la poesía de Alda Merini, se la deja latir en el lector, se la deja respirar, se le permite, en el mejor de los casos, arrastrarnos vivamente en su descenso hacia la raíz de la noche y el dolor: el hueso vivo y luminoso de la verdad, la vida (que es también la muerte) y la palabra. Ya lo escribió ella misma: “en el fondo, habitar con la muerte es también vivir y tocar la semilla del alma”.



Fuente: El Cautivo

 





POEMA TARDÍO  / Beatriz Iriart (Argentina)


                                         A la memoria de Alda Merini


Nos encontraremos
una tarde sombría.
Y poemando sin mesura
desterraremos el dolor.
Me convertiré en la guardiana
de tu fogata eterna.
Mi carissima Alda
atenta observo
las murallas de tu Jericó.





  





Alda Merini, poetisa italiana y candidata al Nobel/ 

                    Pasó veinte años en un manicomio y murió pobre


"Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida". La poetisa Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página web. Nacida en Milán, en 1931, de familia modesta, la poetisa murió en esa misma ciudad el pasado domingo, 1 de noviembre, a causa de un tumor óseo. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió en la indigencia por elección personal.

Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Quienes la conocieron han escrito estos días que era simpática y nostálgica, y que su personaje vital recordaba al eco de sus versos, de apariencia simple y burguesa, pero a la vez transgresores, intensos y dolorosos.

Con lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. "Me inquieto mucho cuando me atan al espacio", escribió.

Loca de dolor
En una entrevista reciente, contaba que se volvió loca de dolor: "Murieron mis padres a la vez, cuando yo era muy joven. Y luego me separaron de mis hijas, no me dejaron estar con ellas. Fueron criadas por tres familias. No sé cómo encontré el tiempo para tenerlas. Se llaman Emanuela, Barbara, Flavia y Simonetta. Siempre les digo que no digan que son hijas de la poetisa Alda Merini. Esa loca. Ellas responden que soy su madre y basta, que no se avergüenzan de mí. Me conmueven".

Se casó con Ettore Carniti, un hombre celoso y muy infiel. Una noche que volvió a casa oliendo a perfume de otra mujer, ella cogió una silla y se la rompió en la cabeza. Él sobrevivió al golpe y llamó a la ambulancia. A ella la llevaron al Paolo Pini, el viejo manicomio de Milán.

El lugar era "terror, odio, sombra y muerte, el infierno de Dante, pero hice amigos allí", contaba. "Ése fue mi Premio Nobel". Le dieron 37 electrochoques. "Salir viva fue un milagro, allí se entraba para morir".

En 1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. "Una vez me lo crucé por la calle y le dije: 'Yo tengo hambre'. Él contestó: 'Buena señal'. Y tiró derecho".

"La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan", contaba.

Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville, Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: "Quasimodo, Manganelli, Montale, Raboni, la Spaziani. A algunos los amé y los tuve".

Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d'amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L'anima innamorata, Corpo d'amore, La carne degli Angeli, Più bella della poesia è stata la mia vita o Clinica dell'abbandono.

Era una persona religiosa y muy pagana. "Me he portado siempre como una gran pecadora y no me he arrepentido de nada", dijo al diario La Repubblica en 2006. "No voy a la Iglesia a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos".

En sus últimos años, puso letra a canciones de artistas como Milva, Lucio Dalla, Roberto Vecchioni o Giovanni Nuti. Y dejó estos versos:

"Navego como una sombra
en el sueño del día
y sin saber
 me reconozco como tantos
 inclinada sobre un altar
 para ser comida quién sabe por quién".


 El País
3 de noviembre de 2009.















Con temperancia, por Dinapiera Di Donato, Nueva York, junio 2009







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Buenos días, Viviana. Hoy, con "temperancia", recorrí solamente los fragmentos de novelas y tu entrada defendiendo la palabra puta...tratando de desemantizarla. Tal vez no te quede otra que hacerlo a través del relato o la poesía o es que tienes todavía la energía para sostener el activismo, la creación y la lucha por la locha. Disculpa, no conociste la locha, cuando llegaste frente al Ávila ya la monedita gris sin la gracia de la plata era un dicho; ah, es que cuando era niña en Venezuela las monedas eran de plata salvo la locha y el centavo, no sé si llegaste a manejar bolívares de plata.

Tú me preguntas pero a mí me gustaría preguntarte, pero no hay tiempo, lo sé.
Me gusta tu blog que es como los cuadernos del libro que fue una de mis biblias, por unos días, en mi vida de veinteañera: El carnet dorado, de Doris Lessing. Las otras biblias de esa misma época, como te imaginarás, fueron Rayuela, El bosque de la Noche y La pasión según GH, descubierta Lispector a través de Cixous. De los días en que ya no iba a las marchas, en París. Tu blog funciona como los distintos cuadernos de la escritora de la novela de Lessing. (…)

Dinapiera Di Donato
Nueva York, junio 2009

Poeta venezolana en New York: Dinapiera Di Donato gana el premio The Paz Poetry Prize 2012: "La imaginación hace versiones de la vida pero la vida no la puedo entender sin una versión" / entrevista de viviana marcela iriart, City Bell, 3 de noviembre de 2012









-       ¿Cómo te sientes con el premio que acabas de ganar por tu libro “2001-2011 Colaterales”.?

-       Me resulta una valiosa inyección de presente. Es muy significativo el hecho de que en Estados Unidos aparezca un nuevo galardón para un libro de poemas escrito en español por un residente, no únicamente por ciudadanos. Me refiero al The Paz Poetry Prize. Significa que la vida en español en este país y en el mundo sigue creciendo, es muy fuerte. Le contaba a un amigo que el mandar mi libro a concurso  fue la búsqueda de alguna señal de que puede decir algo esta poesía de persona mayor periférica en la que involuntariamente me convertí  sin perder por ello mi alegría, solamente que eso de engavetar manuscritos ya parecía cosa de grafómana y esa idea me resultaba incómoda.

-       Ganaste varios premios en tu vida, ¿éste tiene alguna significación especial para ti?

-       No he sabido ser una administradora de mis libros. Por ello pasar la primera criba de un concurso, llegar a manos de un jurado y que se tomen la molestia de leerte fue importante. No suficiente, ni siempre ha sido bueno, pero en principio los premios me han dado un cable a tierra y me han proporcionado amigos y momentos felices.

-       ¿Qué es “2001-2011 Colaterales”? ¿Un libro de poesía, cuentos….?

  
-       Los “textos” del libro  2001-2011 Colaterales son poemas que empezaron a salir en los márgenes de monografías y notas de estudio del doctorado de estudios hispánicos  que estaba cursando desde el año 2000 en la universidad de la City University (CUNY) de New York. Presionada para poder mantener la legalidad de mi estadía en los Estados Unidos llevaba una vida de estudiante. Al principio, mientras estuve en los cursos de  inglés en Texas, en lugar de aplicarme, también de sus orillas salió un libro que era como un almacén de escombros. Cada jornada después de las clases del idioma me encerraba en una gigantesca biblioteca texana donde nunca había estudiantes leyendo porque se suponía que un alumno serio tenía sus propios libros. En esa soledad y riqueza fue asombroso descubrir las últimas novedades literarias de todas partes del mundo y leí lo que no había podido leer en Venezuela en mucho tiempo. Pero había que hacer tareas de inglés y solamente podía tomar notas que fueron armando un libro de “poemas” que en realidad reunió mi  despedida de una vida en Venezuela y la entrada en un nuevo mutismo ya que desde hacía rato que en mi entorno inmediato nadie se escuchaba. Ese libro de catarsis quedó archivado y ya en el doctorado propiamente pasé a lo que sería 10 años después 2001-2011 Colaterales; el conjunto de varios libros de poemas reunidos. El primero del conjunto, La Sorda, lo desprendí para un amigo que lo editó en Venezuela en el 2011.

-        En ese libro está tu impactante poema Sargento Jossana Jeffrey. ¿Cómo surgió este poema? ¿Tardaste mucho en escribirlo?

-       Jossana Jeffrey surgió de una sola vez, a medida que escuchaba un relato escalofriante de una chica soldado que había regresado enferma, del frente de Irak. Tenía los riñones destrozados, parecía una anciana.  Reveló en clases que lo peor de todo fue su lucha por sobrevivir entre compañeros de tropa quienes quisieron violarla y matarla en varias ocasiones.

-       En la publicación del poema en Escritoras Unidas tú dices: “Este texto…”. ¿Por qué para ti es un texto y no un poema?

-       Tuve al principio algunas dificultades con mi materia de escritura, siempre obsesionada por la forma, por el soporte para cada texto que iba escribiendo. Había como una masa que buscaba alojarse y en mi ambiente literario eso se entendía sencillamente como falta de pericia. Y lo era. Pero necesitaba cierta recepción que obviamente no podía ser más clara que yo, que captara mi búsqueda. Eso lo comprendo ahora. Pero experimenté que entre poetas no me consideraran poeta y entre narradores tampoco me consideraron “completamente” narradora. Es importante cuando comienzas, sentirte que calzas, que estás en alguna parte del campo literario. No era que me dedicara a experimentar, nada de eso, era un mundo de voces en mí que buscaban su forma. Para sentirme libre dejé de pensar ya en las opiniones, no por despreciarlas sino porque necesitaba soltarme y empecé a llamar todo lo que escribía, textos, son textos y punto. Los seguí llamando “textos” por costumbre.   

-       Este parece un buen año para ti, porque también se presentó en Buenos Aires la antología lésbica “Voces para Lilith” en la que participas junto con Cristina Peri Rossi y el diario Página 12 hizo una reseña muy buena de tu texto.

-       El milagro del mundo digital me empieza a tocar. Gracias a las redes he llegado hasta Escritoras Unidas  y por el mismo medio han ido a parar diversos textos de mi autoría a varias antologías en papel  y en blogs literarios  que los han acogido, incluso a veces sin enterarme. Lo más interesante para mí con Voces para Lilith ha sido salir a la vista, en vecindad con escritoras de mayor o menor notoriedad cuyos textos dan una gama de experiencias femeninas de las que se ha hablado siempre en voz baja, en nuestro continente. Es un privilegio estar allí con todas estas autoras porque además son textos muy buenos.  

-        A partir del premio y de esta antología que está siendo muy bien recibida, ¿cómo vislumbras tu futuro inmediato a nivel literario?

-       Tú sabes que una está tratando como todo el mundo de llevar una vida con un mínimo de control. A nivel literario lo único que está en mis manos es procurar ese momento de escritura, y sobre todo seguir ese deseo de poder escribir todo lo que me he prometido.

-       ¿Estás escribiendo?

-       Siempre. Notas. Líneas. Meditaciones.

-       ¿Qué es para ti escribir?

-       -Escribir me permite sentirme conectada. Escribo por muchas razones pero sobre todo para ordenarme. Cada escritor logra mayores o menores conexiones, hacer puentes entre seres de un tiempo con seres de otro tiempo. Es una ilusión que tengo, porque a fin de cuentas la imaginación hace versiones de la vida pero la vida no la puedo entender sin una versión, sin un relato literario, ficticio y profundamente arraigado en una manera particular de haber estado en el mundo.

-       ¿Por qué escribes?

-       Por necesidad, por diversión, por desesperación. Porque me calma pero también me sacude, escribir no permite que me duerma.

-       ¿Vale la pena escribir?

-       Vale la pena querer estar consciente.

-        Si pudieras cambiar tu pasado, ¿elegirías volver a ser escritora?

-       No sé si elegí. Creo que me ocurrió. Era algo muy físico. De niña estaba siempre oyendo y viendo como si mi cuerpo fuera una cámara de cine con audio. Volvería tal vez a desear salir de mí, entrar en la vida del otro, acompañar, no morirme. Me han gustado tanto, la gente y el mundo.

-       ¿Te consideras poeta, ensayista, narradora, qué?

-       -Me considero escritora, aunque eso se confunda con la profesión escritora que también me hubiera encantado para mí. Solamente que como no sabía cómo no pude encausarme hacia ello. Me refiero a que me hubiera gustado ganarme la vida escribiendo textos por encargo de una máquina editorial, por ejemplo, y leyendo la escritura de otros. Le debo todo a los libros de otros.  

-       ¿Cuándo comenzaste a escribir? ¿Por qué?

-       Comencé primero a oír voces. Oía palabras que me deslumbraban, me hipnotizaban. Luego empecé a contar cuentos y a dibujar. Escribir propiamente fue más tarde, a los ocho años. No me volví completamente esquizofrénica gracias al arte.

-        Eres una mujer que va dejando ciudades como si tu puerto siempre estuviera en otro lado: Ciudad Bolívar, Caracas, París... ¿Por qué te fuiste de cada una de esas ciudades? ¿Qué hacías en ellas?

-       Siempre me iba porque imaginaba que podría encontrar más libertad y sosiego en otros lugares. Nací en un pueblo que para el momento de mi nacimiento había perdido brillo y prácticas artísticas. Para entonces dedicarse al arte era algo muy arriesgado y ser sexualmente libre equivalía a ser considerado un enfermo. Yo no  tuve la valentía suficiente como para quedarme en el estado Bolívar y hacer de mí una mujer y una artista independiente o lo suficientemente hábil como para aprender a negociar con la sociedad donde crecía. De Paris me fui porque me enamoré de una persona que no quiso quedarse en París porque “había que volver a Venezuela a ayudar en la evolución de una cultura, retribuyéndole al estado a la esmerada educación que le facilitó”. Yo entendía su fe y la tradición revolucionaria en la que crecían los intelectuales. De Caracas me fui también, porque no sabía sobrevivir al día-día transcurrido entre mi trabajo y el  tráfico. Del paraíso  cumanés, porque me enfermé y pensé que aquí sería más fácil curarme y la universidad donde trabajaba me facilitó la salida. He sido muy afortunada de ir a donde he querido.   

-        El escritor uruguayo Onetti decía que para él la escritura no era una esposa sino una amante: no escribía todos los días sino cuando tenía ganas. ¿Qué es para ti?

-       Un pasajero constante. Un pasajero y su equipaje y su suspensión. Pero más exacto sería  definirla como el espacio donde transitar.

-       ¿Cuánto hace que vives en New York? ¿Qué haces allí?

-       Estoy aquí desde diciembre de 1999. Por lo general llevo una vida que me resulta idílica: caminatas por mi vecindario cerca del Hudson, leer, escribir, museos, oír música, cartearme con los amigos,  dar clases de español y francés para pagar las cuentas. No vivo en una casa flotante en Seattle o en Venecia, pero me siento así porque desde niña quería agua y quietud en movimiento.

-       Tus poemas y textos son irreverentes pero tú dices que eres tímida, ¿cómo hace una mujer tímida para escribir de sexo y participar de una antología de escritoras lésbicas?

-       Bueno, eso de  las “escritoras lésbicas”, propiamente, no creo que la mayoría de las autoras de la antología acepten las etiquetas hoy por hoy. Estamos de acuerdo en que las identificaciones esencialistas dicen muy poco de las personas y más de la época que las percibe o define. Sí se trata de escritos de tema lésbico para el que nunca he tenido auto-censuras, aunque me haya tocado trabajar mucho para superar mis limitaciones mentales. Cuando he tenido que llamarme lesbiana, como definición política, lo he hecho. Pero eso me resultaba más fácil que superar todos los restos de homofobia internalizada. Cuando he tenido que tomar partido he estado ahí, abiertamente. Mi timidez es algo más de mi personalidad. No soy una persona pública con deudas de imagen, por suerte. Acepté participar en esta y en otras antologías de tema lésbico porque la mayoría de mis textos giran en torno al amor y desamor entre mujeres pero sobre todo porque ahora comprendo que los textos deben circular y en buena compañía.

-        ¿Qué proyectos tienes a mediano plazo?

-       Tengo investigaciones pendientes, otro libro de poemas y nuevos relatos. Sé que debo ocuparme también de tratar de publicar mis textos dispersos y hacer nuevas ediciones de los desaparecidos por no haber circulado.

-       ¿Qué te gustaría que te sucediera como escritora?

-       Poder escribir unos libros que imagino.

-       ¿Añoras Venezuela? ¿Piensas volver algún día?

-       Espero con el mismo entusiasmo los libros que se van publicando allá, de nuevos y viejos autores venezolanos. Volver a vivir en Venezuela no sabría cómo, por mis problemas de salud. Extraño a la familia y a los amigos. Ya es un lugar común citar la nostalgia de los verdes y las noches guayanesas.



3 de noviembre de 2012
City Bell, Argentina








Un poema de Dinapiera Di Donato





Hoy amo a esta mujer

que en las mañanas me presta sus sandalias


y en las noches

se transfigura

De Julieta León, fragmento de  Paradiso



Por amor a Diótima  va a Tubinga  

a consumir el pan de los germanistas



anotada y dócil en los intercambios con  objetivos

principal: discutir lo abierto

secundarios, terciarios y otros: exportar el producto alemán

que cura


en la torre de Hölderlin firman los acuerdos


no olviden la fotografía con el río  

y con las cartas de la demencia que su carpintero

puso en un loco la viga maestra

para que Rilke y Celan sostuvieran

el tallo de la rosa

la puerta de la orquesta 



subiendo los peldaños

en alemán la sombra helada

de dioses

te parte las piernas



él te lleva a pulir los bosques



El guía catedrático una noche alterada

asoma la hipótesis del gran tentado:

el demonio de sus días es un niño con su arco

Tadsio impronunciable corta la lengua de Eco

Kinder Küche Kirche

Kleider Kaiser Krieg

Kanonen

suena una banda al fondo

que poco a poco baja la intensidad 

el germanista  borracho traduce Pallaksch
 
y lo deja en manos fuertes altísimas


monstruos debidamente hechizados

tan alejado de mi cuerpo


graznas 

picoteas las notas lágrimas de Danae raspas el oro de sus huesos

testiga accidental 

salgo sin ser notada



Diótima que conoce a los pequeños

a los grandes contrariados

partera de un buen hombre

sabe que no hay que extirpar de sus cerebros

a Psiqué

cuando has venido conmigo a Alemania

con tu piel mejor afilada para cortar la luz de un tajo



en invierno subo por las trenzas  de la nieve

la torre amarilla donde me esperas

de regreso del campo deshojando el lirio del Zohar

voy a vestirte  con su pájaro blanco

fuego de los papeles de Hölderlin

el coro de voladoras oigo



a Diótima



cuando nada en el Neckar limpiando las aguas




tiene los ojos del dulce ebanista

mira Diótima con ojos de viejo guardián

pupila constelada de Juan de la Cruz 

es una Virgen planeando  la fuga de Toledo



la noche de amor


la amiga que se queda







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