Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.
Vive en Génova, Italia.
En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.
(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)
Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.
Publicaciones más recientes:
El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.
Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.
Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.
Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores
Fue
amiga de Salvatore Quasimodo, Pier Paolo
Pasolini, CarloBatocchi,
Maria Corti, Giovanni Raboni, Oreste Macrì, David Maria Turoldo, quienes
apoyaron su trabajo.
Algunos de sus libros: La presenza di Orfeo (1953), Paura di
Dio (1955), Nozze romane (1955), Tu sei Pietro (1962), Destinati a morire
(1980), La Terra Santa
(1983), Le satire della Ripa (1983), Le rime petrose (1983), Fogli bianchi
(1987), Testamento (1988), Vuoto d’amore (1991), La vita facile (1992),
Aforismi (1996), Un’anima indocile (1996).
En
Venezuela, Angria Ediciones publicó una valiosa selección de sus Poemas (2000)
en versión al español de Gina Saraceni.
En
2004 la cantante italiana Milva editó un disco
titulado “Milva canta Merini”.
La poeta asistió el día de su 73 cumpleaños al recital de Milva en el Teatro Strehler de Milán.
El
21 de julio de 2004 se interpretaron en el Teatro Romano seis cantatas de Federico Gozzellino basadas
en poemas de Merini.
Nelle fervide unghie del dolore
Se il dolore m’assale e mi trattiene
nelle fervide unghie
e spossata mi sento devastare
da un orribile passo
che mi trascina e mi rovina al tutto,
gemo perché son debole, d’argilla
ma nel premere il labbro già mi cresce
dentro non so che orgoglio smisurato
per la morte apparente, di una fibra
di demonio o di angelo son fatta…
En las fervientes uñas del
dolor
Si el dolor me embiste y me retiene
en sus fervientes uñas
y agotada siento que me asola
por una horrible zancada
que me arrastra y me derrumba toda,
gimo porque soy débil, de arcilla
mas presionando el labio ya me crece
dentro no sé qué orgullo sin mesura
por la muerte aparente, de una fibra
de demonio o de ángel estoy hecha...
I poeti lavorano di notte
quando il tempo non urge su di loro
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore.
I poeti lavorano nel buio
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto.
E TEMONO DI OFFENDERE IDDIO.
Ma i poeti, nel loro
silenzio,
fanno ben più rumore
di una dorata cupola di stelle.
Los poetas trabajan de noche
Los poetas trabajan de noche
cuando el tiempo no les urge,
cuando se calla el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.
Los poetas trabajan en la
oscuridad
como halcones nocturnos o ruiseñores
de canto dulcísimo
Y TEMEN OFENDER A DIOS.
Pero los poetas, en su
silencio,
hacen mucho más ruido
que una dorada cúpula de estrellas.
Canto di risposta
L’essere stata in certi tristi luoghi
coltivare fantasmi,
come tu dici, attento amico mio,
non dà diritto a credere che dentro
dentro di me continui la follia.
Son rimasta poeta anche all’inferno
solo che io cercavo di Euridice
la casta ombra e non ho piú parole…
Ecco, Franco, la tenera risposta
al tuo dilemma: io sono poeta
e poeta rimasi tra le sbarre;
solo che fuori, senza casa e persa
ho continuato mio malgrado il canto
della tristezza, e dentro ad ogni fiore
della mia voce é ancora la speranza
che nulla sia accaduto a devastare
il mio solco di luce ed abbia perso
la vera chiave che mi chiude al vero.
Canto de respuesta
Haber estado en ciertos lugares tristes,
cultivar fantasmas,
como dices tú, atento amigo mío,
no da derecho a creer que dentro
dentro de mí continúe la locura.
He seguido siendo poeta hasta en el infierno
sólo que yo buscaba de Eurídice
la casta sombra y no tengo más palabras...
Ésta, Franco, la tierna respuesta
a tu dilema: yo soy poeta
y poeta seguí siendo tras los barrotes;
sólo que afuera, sin casa y perdida
he continuado a mi pesar el canto
de la tristeza, y dentro de cada flor
de mi voz existe aún la esperanza
de que nada haya sucedido que devaste
mi surco de luz y haya perdido
la verdadera llave que me cierra a la verdad.
Io mi sono una donna che dispera
che non ha pace in nessun luogo mai,
che la gente disprezza, che i passanti
guardano con dispetto e con furore;
sono un’anima appesa ad una croce
calpestata, derisa, sputacchiata:
mi sono rimaste solo gli occhi ormai
che io levo nel cielo a Te gridando:
Toglimi dal mio grembo ogni sospiro!
Soy una mujer que desespera
que no encuentra paz nunca en ningún lugar,
a la que la gente desprecia, a la que los paseantes
miran con despecho y con furor;
soy un alma colgando de una cruz
pisoteada, burlada, escupida:
me han quedado sólo los ojos
que yo elevo al cielo a Ti gritando:
¡quítame del regazo cada suspiro!
Ad Ettore
Ho avuto paura della morte,
paura dei tuoi paradisi.
Tu eri la mia ape,
poggiavi sopra di me
con la tua benevolenza
e suggevi il fiore delle mie rime
tutto il mite coraggio.
Tu mi eri fratello
ed eri anche poeta…
Ma perderti così,
per banale allegria,
per la morte irridente,
o compagno di sogni
che cosa avrei io fatto!
Non son donna da piangere le stele
né i silenzi dei cimiteri;
io sono donna di amore,
e tu lo sai bene
che cosa avrei fatto io.
Ti avrei rincorso nei sogni,
lo so, e poi lentamente
sarei scivolata nel sonno,
nel sonno della follia
e lì, amandoti sempre,
io sarei morta di amore.
A Héctor
He sentido miedo de la muerte,
miedo de tus paraísos.
Tú eras mi abeja,
te apoyabas sobre mí
con tu benevolencia
y chupabas la flor de mis rimas
todo el tibio coraje.
Tú eras mi hermano
y eras también poeta...
Pero perderte así,
por banal alegría,
por la muerte burlona,
oh compañero de sueños,
¡qué no habría hecho!
No soy mujer de llorar las estelas
ni los silencios de los cementerios;
yo soy mujer de amor,
y tú lo sabes bien
qué no habría hecho.
Te habría perseguido en los sueños,
lo sé, y luego lentamente
habría resbalado en el sueño,
en el sueño de la locura
y allí, amándote siempre,
yo habría muerto de amor.
Al cancello si aggrumano le vittime
volti nudi e perfetti
chiusi nell’ignoranza,
paradossali mani
avvinghiate ad un ferro
e fuori il treno che passa
assolato leggero,
uno schianto di luce propria
sopra il mio margine offeso.
3
En la reja se coagulan las víctimas
rostros desnudos y perfectos
cerrados en la ignorancia,
manos paradojales
asidas a un barrote
y fuera el tren que pasa
soleado ligero,
un estallido de luz propia
sobre mi margen ofendido.
10
Io ero un uccello
dal bianco ventre gentile,
qualcuno mi ha tagliato la gola
per riderci sopra
non so.
Io ero un albatro grande
e volteggiavo sui mari.
Qualcuno ha fermato il mio viaggio,
senza nessuna caritá di suono.
Ma anche distesa per terra
io canto ora per te
le mie canzoni d’amore.
10
Yo era un pájaro
de vientre blanco y gentil,
alguien me cortó la garganta para reírse no sé.
Yo era un gran albatros
y volaba sobre los mares.
Alguien detuvo mi viaje,
sin ninguna caridad de sonido.
Pero también echada por tierra
yo canto ahora para ti
mis canciones de amor.
11
Sono caduta in un profondo tranello
come dentro ad un pozzo acquitrinoso.
O chi potrá salvarmi da questa immagine scaltra
che adombra un mobile amore?
In fondo al pozzo stanno giunchiglie di ombre
e il mio urlo sovrasta le acque.
Il camaleone gagliardo guarda dalle orride piante
questo mio precipizio segreto.
11
He caído en una trampa profunda
como dentro de un pozo empantanado.
Oh ¿quién podrá salvarme de esta imagen sagaz
que ensombrece un móvil amor?
En el fondo del pozo hay juncos de sombra
y mi grito domina las aguas.
El robusto camaleón mira desde las hórridas plantas
este secreto precipicio mío.
16
Forse bisogna essere morsi aaaaaada un’ape velenosa aaaaa per mandare messaggi aaaaaae pregare le pietre aaaaaaaaaaaache ti mandino luce; aaaaaaaaaaaaper questo io sono scesa aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio, aaaaaaaaaaaaper questo di notte saltavo aaaaaaaaaaaai recinti vietati aaaaaaaaaaaae rubavo tutte le rose aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaae poi… aaaaaaaaaaaaprima di morire al mio giorno aaaaaaaaaaaa o notte, o lunga notte aaaaaaaaaaaadi solitudine assente, aaaaaaaaaaaao devastati giardini aaaaaaaaaaaadove io sola vivevo aaaaaaaaaaaaperchè l’indomani sarei aaaaaaaaaaaamorta ancora di orrore aaaaaaaaaaaama la sera, oh la sera aaaaaaaaaaaanei giardini del manicomio aaaaaaaaaaaaa volte
io facevo all’amore aaaaaaaaaaaacon uno disperato come me aaaaaaaaaaaa in una grotta di orrore.
16
Quizás se necesita ser mordidos aaaaaapor una abeja venenosa aaaaaapara mandar mensajes aaaaaay rogarle a las piedras aaaaaaaaaaaaque te manden luz; aaaaaaaaaaaapor esto yo descendí aaaaaaaaaaaaa los jardines del manicomio, aaaaaaaaaaaapor esto de noche saltaba aaaaaaaaaaaalos recintos prohibidos aaaaaaaaaaaay robaba todas las rosas aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay después... aaaaaaaaaaaaantes de morir a mi día aaaaaaaaaaaao noche, o larga noche aaaaaaaaaaaade soledad ausente, aaaaaaaaaaaao devastados jardines aaaaaaaaaaaadonde yo sola vivía aaaaaaaaaaaaporque mañana estaría aaaaaaaaaaaamuerta todavía de horror aaaaaaaaaaaapero la noche, oh la noche aaaaaaaaaaaaen los jardines del manicomio aaaaaaaaaaaaa veces yo hacía el amor aaaaaaaaaaaacon un desesperado como yo aaaaaaaaaaaaen una gruta de horror.
17
Quando sono entrata aaaaaatre occhi mi hanno raccolto aaaaaadentro le loro sfere, aaaaaatre occhi duri impazziti aaaaaaadi malate dementi:
allora io ho perso i sensi
ho capito che quel lago
azzurro era uno stagno
melmoso di triti rifiuti
in cui sarei affogata.
17
Cuando entré aaaaaatres ojos me recogieron aaaaaadentro de sus esferas, aaaaaatres ojos duros enloquecidos aaaaaade enfermas dementes:
entonces yo perdí los sentidos
entendí que aquel lago
azul era un pantano
cenagoso de desperdicios triturados
en el que me ahogaría.
26 La Terra Santa
Ho conosciuto Gerico aaaaaaaaaaaaho avuto anch’io la mia Palestina,
le mura del manicomio aaaaaaaaaaaaerano le mura di Gerico aaaaaae una pozza di acqua infettata aaaaaaci ha battezzati tutti. aaaaaaLì dentro eravamo ebrei aaaaaae i Farisei erano in alto aaaaaae c’era anche il Messia aaaaaaaaaaaaconfuso dentro la folla: aaaaaaun pazzo che urlava al Cielo aaaaaaaaaaaatutto il suo amore in Dio. aaaaaaNoi tutti, branco di asceti aaaaaaeravamo come gli uccelli aaaaaaaaaaaae ogni tanto una rete aaaaaaoscura ci imprigionava aaaaaama andavamo verso la messe, aaaaaala messe di nostro Signore aaaaaae Cristo il Salvatore. aaaaaaFummo lavati e sepolti, aaaaaaodoravamo di incenso. aaaaaaE dopo, quando amavamo,
ci facevano gli elettrochoc
perchè, dicevano, un pazzo
non può amare nessuno.
aaaaaaMa un giorno da dentro l’avello aaaaaaanch’io mi sono ridestata aaaaaae anch’io come Gesù aaaaaaho avuto la mia resurrezione, aaaaaama non sono salita ai cieli aaaaaasono discesa all’inferno aaaaaada dove riguardo stupita aaaaaaaaaaaale mura di Gerico antica.
26 La Tierra Santa
He conocido Jericó, aaaaaaaaaaaahe tenido también yo mi propia
Palestina
los muros del manicomio aaaaaaaaaaaaeran los muros de Jericó aaaaaay un pozo de agua infecta aaaaaanos ha bautizado a todos. aaaaaaAllí dentro éramos hebreos aaaaaay los Fariseos estaban en lo alto aaaaaay estaba también el Mesías aaaaaaaaaaaaconfundido entre el gentío: aaaaaaun loco que gritaba al Cielo aaaaaaaaaaaatodo su amor a Dios. aaaaaaTodos nosotros, manada de ascetas aaaaaaéramos como los pájaros aaaaaaaaaaaay de vez en cuando una red aaaaaaoscura nos aprisionaba aaaaaapero íbamos hacia la misa, aaaaaala misa de nuestro Señor aaaaaay Cristo el Salvador. aaaaaaFuimos lavados y sepultados, aaaaaaolíamos a incienso. aaaaaaY después, cuando amábamos,
nos hacían el electroshock
porque, decían, un loco
no puede amar a nadie.
aaaaaaPero un día desde dentro del sepulcro aaaaaatambién yo me volví a despertar aaaaaay también yo como Jesús aaaaaatuve mi propia resurrección, aaaaaapero no subí a los cielos aaaaaadescendí al infierno aaaaaadesde donde vigilo asombrada aaaaaaaaaaaalos muros de la antigua Jericó.
27 Le dune del canto si sono chiuse, aaaaaaaaaaaao dannata magia dell’universo, aaaaaache tutto può sopra una molle sfera. aaaaaaaaaaaaNon venire tu quindi al mio
passato, aaaaaanon aprirai dei delta vorticosi, aaaaaaaaaaaadelle piaghe latenti, degli
accessi aaaaaaalle scale che mobili si danno aaaaaaaaaaaasopra la balaustra del declino; aaaaaaaaaaaaresta, potresti anche essere Orfeo aaaaaache mi viene a ritogliere dal nulla, aaaaaaaaaaaaresta o mio ardito e sommo
cavaliere, aaaaaaaaaaaaio patisco la luce, nelle ombre aaaaaasono regina ma fuori nel mondo aaaaaaaaaaaapotrei essere morta e tu lo sai aaaaaalo smarrimento che mi prende pieno aaaaaaquando io vedo un albero sicuro.
27 Las dunas del canto se han cerrado, aaaaaaaaaaaaoh maldita magia del universo, aaaaaaque todo lo puede sobre una blanda
esfera. aaaaaaaaaaaaNo vengas entonces a mi pasado, aaaaaano abrirás los delta vortiginosos, aaaaaaaaaaaade las llagas latentes, de los
accesos aaaaaaa las escaleras que móviles se ofrecen aaaaaaaaaaaasobre la baranda de la decadencia; aaaaaaaaaaaaquédate, hasta podrías ser Orfeo aaaaaaque viene a arrancarme una vez más de la
nada, aaaaaaquédate oh mi ardiente y sumo caballero, aaaaaayo padezco la luz, en las sombras aaaaaasoy reina pero fuera en el mundo aaaaaaaaaaaapodría estar muerta y tú conoces aaaaaael extravío pleno que me toma aaaaaacuando yo veo un árbol seguro.
29 Toeletta
La triste toeletta del mattino,
corpi delusi, carni deludenti,
attorno al lavabo
il nero puzzo delle cose infami.
Oh, questo tremolar di oscene carni,
e questo freddo oscuro
e il cadere piú inumano
d’una malata sopra il pavimento.
Questo l’ingorgo che la stratosfera
mai conoscerá, questa l’infamia
dei corpi nudi messi a divampare
sotto la luce atavica dell’uomo.
29 Baño
El triste baño de la mañana,
cuerpos desilusionados, carnes que decepcionan,
alrededor del lavabo
la negra peste de las cosas infames.
Oh, este temblor de carnes obscenas,
y este frío oscuro
y el caer más inhumano
de una enferma sobre el pavimento.
Éste el tráfico que la estratosfera
nunca conocerá, ésta la infamia
de los cuerpos desnudos puestos a arder
bajo la luz atávica del hombre.
37 Ho acceso un falò
nelle mie notti di luna
per richiamare gli ospiti
come fanno le prostitute
ai bordi di certe strade,
ma nessuno si é fermato a guardare
e il mio falò si è spento.
37 Encendí una fogata
en mis noches de luna
para llamar a los huéspedes
como hacen las prostitutas
en la orilla de ciertas carreteras,
pero nadie se detuvo a mirar
y mi fogata se apagó.
Alda
Merini nació en Milán en 1931 y ya a los 16 años nadaba a brazo vivo en las
aguas de la poesía. Su primer libro, La presencia de Orfeo (1953), lo publicó a
los 23 años, abriendo así la primera etapa de una obra de la que, en principio,
pocos intelectuales italianos se ocuparían (entre esos pocos, sin embargo,
grandes figuras como Salvatore Quasimodo y Pier Paolo Pasolini). Es en los años
80, después de casi 20 años de silencio (o de ejercicio inconsciente de
“creación interior”), producto del aislamiento por la enfermedad, que el
retorno de Alda Merini al ruedo poético comienza a ser valorado, lentamente, en
toda Italia y, luego, más allá de sus fronteras.
La
última etapa de su poesía registra los rincones oscuros de la noche y la
locura, hecho que, como en el caso de Anne Sexton en Estados Unidos, la ha
llevado a ser una poeta marginal en el panorama de la literatura italiana, a
pesar de su evidente grandeza: “En mí el alma de la meretriz/ de la santa de la
sanguinaria y de la hipócrita./ Muchos dieron a mi modo de vivir un nombre/ y
fui sólo una histérica.” Esa exploración casi mística de la locura y del manicomio
como espacio sagrado por excelencia alcanza, quizás, uno de sus puntos más
altos en La Tierra Santa
(1983), un libro sobre el cual aún queda mucho por decir.
La voz de Alda Merini, a
partir de ese libro, se cimentará en una franqueza temeraria para expresar el
dolor, ente vivo y “sin mañana”, de formas bien delineadas, donde la sangre se
hace palabra y la herida intenta salvar (acaso éste sea el fin último de la
verdadera poesía) a sus semejantes, consciente, sin embargo, de la
imposibilidad de su propia salvación. Una suerte de lúcido y sereno martirio,
casi feliz, se diría, la escritura. Un sacrificio necesario, inevitable.
El verso de Merini es firme,
lleno de coraje, no tiembla ni se amedrenta ante su propia tragedia íntima, por
el contrario, la siente como una suerte de gracia, dadora de vida y lucidez:
“también la enfermedad tiene un sentido,/ una desmedida, un paso,/ también la
enfermedad es matriz de vida.” Retrata, así, un ir hacia la muerte con los ojos
valientemente abiertos y se ampara en el poder único de la palabra y en una
visión de Dios muy humana que otorga a la voz poética, entre tanta sombra y a
pesar de ella, la paciencia infinita de la luz y una ternura extrema de la
mirada ante las cosas y los seres, un tono que ya en la primera etapa de su
poesía parecía dictar el modo de fundar el universo, desde la palabra; pero que
en su segunda etapa es ya sólido, admirable, definitivo: “Ah si al menos
pudiera,/ suscitar el amor (...)/ y violar los más cerrados paraísos/ sólo con
la sustancia del afecto.” Eso que en algunos de los primeros poemas parece
ingenuidad y que es sólo una precoz y absoluta desnudez del ser, su corazón y
sus entrañas: “La sencillez/ es desnudarse/ delante de los otros”.
No se lee la poesía de Alda
Merini, se la deja latir en el lector, se la deja respirar, se le permite, en
el mejor de los casos, arrastrarnos vivamente en su descenso hacia la raíz de
la noche y el dolor: el hueso vivo y luminoso de la verdad, la vida (que es
también la muerte) y la palabra. Ya lo escribió ella misma: “en el fondo,
habitar con la muerte es también vivir y tocar la semilla del alma”.
"Soy
una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de
medida". La poetisa Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página
web. Nacida en Milán, en 1931, de familia modesta, la poetisa murió en esa
misma ciudad el pasado domingo, 1 de noviembre, a causa de un tumor óseo.
Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le
había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió
en la indigencia por elección personal.
Se
la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del
siglo XX. Quienes la conocieron han escrito estos días que era simpática y
nostálgica, y que su personaje vital recordaba al eco de sus versos, de
apariencia simple y burguesa, pero a la vez transgresores, intensos y
dolorosos.
Con
lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió
casi 20 años en manicomios, de 1961
a 1978) y de la estrechez física y económica. "Me
inquieto mucho cuando me atan al espacio", escribió.
Loca de dolor
En
una entrevista reciente, contaba que se volvió loca de dolor: "Murieron
mis padres a la vez, cuando yo era muy joven. Y luego me separaron de mis
hijas, no me dejaron estar con ellas. Fueron criadas por tres familias. No sé
cómo encontré el tiempo para tenerlas. Se llaman Emanuela, Barbara, Flavia y
Simonetta. Siempre les digo que no digan que son hijas de la poetisa Alda
Merini. Esa loca. Ellas responden que soy su madre y basta, que no se
avergüenzan de mí. Me conmueven".
Se
casó con Ettore Carniti, un hombre celoso y muy infiel. Una noche que volvió a
casa oliendo a perfume de otra mujer, ella cogió una silla y se la rompió en la
cabeza. Él sobrevivió al golpe y llamó a la ambulancia. A ella la llevaron al
Paolo Pini, el viejo manicomio de Milán.
El
lugar era "terror, odio, sombra y muerte, el infierno de Dante, pero hice
amigos allí", contaba. "Ése fue mi Premio Nobel". Le dieron 37
electrochoques. "Salir viva fue un milagro, allí se entraba para
morir".
En
1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una
niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico
Cuccia. "Una vez me lo crucé por la calle y le dije: 'Yo tengo hambre'. Él
contestó: 'Buena señal'. Y tiró derecho".
"La
poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los
sueños, los muertos me visitan", contaba.
Escribió
también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de
Literatura por la Academia
francesa. Su gran obra, La
Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se
declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville,
Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: "Quasimodo, Manganelli,
Montale, Raboni, la
Spaziani. A algunos los amé y los tuve".
Otros
de sus libros son Testamento, Vuoto d'amore, Ballate non pagate, Superba è la
notte, L'anima innamorata, Corpo d'amore, La carne degli Angeli, Più bella
della poesia è stata la mia vita o Clinica dell'abbandono.
Era
una persona religiosa y muy pagana. "Me he portado siempre como una gran
pecadora y no me he arrepentido de nada", dijo al diario La Repubblica en 2006.
"No voy a la Iglesia
a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me
convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el
océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos".
En
sus últimos años, puso letra a canciones de artistas como Milva, Lucio Dalla,
Roberto Vecchioni o Giovanni Nuti. Y dejó estos versos:
Buenos días, Viviana. Hoy, con "temperancia", recorrí solamente los fragmentos de novelas y tu entrada defendiendo la palabra puta...tratando de desemantizarla. Tal vez no te quede otra que hacerlo a través del relato o la poesía o es que tienes todavía la energía para sostener el activismo, la creación y la lucha por la locha. Disculpa, no conociste la locha, cuando llegaste frente al Ávila ya la monedita gris sin la gracia de la plata era un dicho; ah, es que cuando era niña en Venezuela las monedas eran de plata salvo la locha y el centavo, no sé si llegaste a manejar bolívares de plata. Tú me preguntas pero a mí me gustaría preguntarte, pero no hay tiempo, lo sé. Me gusta tu blog que es como los cuadernos del libro que fue una de mis biblias, por unos días, en mi vida de veinteañera: El carnet dorado, de Doris Lessing. Las otras biblias de esa misma época, como te imaginarás, fueron Rayuela, El bosque de la Noche y La pasión según GH, descubierta Lispector a través de Cixous. De los días en que ya no iba a las marchas, en París. Tu blog funciona como los distintos cuadernos de la escritora de la novela de Lessing. (…) Dinapiera Di Donato Nueva York, junio 2009
-¿Cómo te sientes con el premio que acabas de ganar por tu
libro “2001-2011 Colaterales”.?
-Me resulta una valiosa inyección de presente.
Es muy significativo el hecho de que en Estados Unidos aparezca un nuevo galardón
para un libro de poemas escrito en español por un residente, no únicamente por
ciudadanos. Me refiero al The Paz Poetry Prize. Significa que la vida en español en este país y en el mundo sigue
creciendo, es muy fuerte. Le contaba a un amigo que el mandar mi libro a
concurso fue la búsqueda de alguna señal
de que puede decir algo esta poesía de persona mayor periférica en la que
involuntariamente me convertí sin perder
por ello mi alegría, solamente que eso de engavetar manuscritos ya parecía cosa
de grafómana y esa idea me resultaba incómoda.
-Ganaste varios premios en tu vida, ¿éste tiene alguna
significación especial para ti?
-No he sabido ser una administradora de mis libros. Por
ello pasar la primera criba de un concurso, llegar a manos de un jurado y que
se tomen la molestia de leerte fue importante. No suficiente, ni siempre ha
sido bueno, pero en principio los premios me han dado un cable a tierra y me
han proporcionado amigos y momentos felices.
-¿Qué es “2001-2011 Colaterales”? ¿Un libro de poesía,
cuentos….?
-Los “textos” del libro2001-2011 Colaterales son
poemas que empezaron a salir en los márgenes de monografías y notas de estudio
del doctorado de estudios hispánicos que
estaba cursando desde el año 2000 en la universidad de la City University
(CUNY) de New York. Presionada para poder mantener la legalidad de mi estadía
en los Estados Unidos llevaba una vida de estudiante. Al principio, mientras
estuve en los cursos deinglés en Texas,
en lugar de aplicarme, también de sus orillas salió un libro que era como un
almacén de escombros. Cada jornada después de las clases del idioma me
encerraba en una gigantesca biblioteca texana donde nunca había estudiantes
leyendo porque se suponía que un alumno serio tenía sus propios libros. En esa
soledad y riqueza fue asombroso descubrir las últimas novedades literarias de
todas partes del mundo y leí lo que no había podido leer en Venezuela en mucho
tiempo. Pero había que hacer tareas de inglés y solamente podía tomar notas que
fueron armando un libro de “poemas” que en realidad reunió mi despedida de una vida en Venezuela y la
entrada en un nuevo mutismo ya que desde hacía rato que en mi entorno inmediato
nadie se escuchaba. Ese libro de catarsis quedó archivado y ya en el doctorado
propiamente pasé a lo que sería 10 años después 2001-2011 Colaterales; el conjunto de varios libros de poemas
reunidos. El primero del conjunto, La
Sorda, lo desprendí para un amigo que lo editó en Venezuela en el 2011.
-En ese libro está
tu impactante poema Sargento Jossana Jeffrey. ¿Cómo surgió este poema? ¿Tardaste mucho en
escribirlo?
-Jossana Jeffrey surgió de una sola vez, a medida que
escuchaba un relato escalofriante de una chica soldado que había regresado
enferma, del frente de Irak. Tenía los riñones destrozados, parecía una anciana.
Reveló en clases que lo peor de todo fue
su lucha por sobrevivir entre compañeros de tropa quienes quisieron violarla y matarla
en varias ocasiones.
-En la publicación del poema en Escritoras Unidas tú dices: “Este
texto…”. ¿Por qué para ti es un texto y no un poema?
-Tuve al principio
algunas dificultades con mi materia de escritura, siempre obsesionada por la
forma, por el soporte para cada texto que iba escribiendo. Había como una masa
que buscaba alojarse y en mi ambiente literario eso se entendía sencillamente
como falta de pericia. Y lo era. Pero necesitaba cierta recepción que
obviamente no podía ser más clara que yo, que captara mi búsqueda. Eso lo
comprendo ahora. Pero experimenté que entre poetas no me consideraran poeta y
entre narradores tampoco me consideraron “completamente” narradora. Es
importante cuando comienzas, sentirte que calzas, que estás en alguna parte del
campo literario. No era que me dedicara a experimentar, nada de eso, era un
mundo de voces en mí que buscaban su forma. Para sentirme libre dejé de pensar
ya en las opiniones, no por despreciarlas sino porque necesitaba soltarme y
empecé a llamar todo lo que escribía, textos, son textos y punto. Los seguí
llamando “textos” por costumbre.
-Este parece un buen año para ti, porque también se
presentó en Buenos Aires la antología lésbica “Voces para Lilith” en la que
participas junto con Cristina Peri Rossi y el diario Página 12 hizo una reseña
muy buena de tu texto.
-El milagro del mundo digital me empieza a tocar. Gracias
a las redes he llegado hasta Escritoras Unidasy por el mismo medio han ido
a parar diversos textos de mi autoría a varias antologías en papel y en blogs literarios que los han acogido, incluso a veces sin
enterarme. Lo más interesante para mí con Voces para Lilith ha sido salir a la
vista, en vecindad con escritoras de mayor o menor notoriedad cuyos textos dan
una gama de experiencias femeninas de las que se ha hablado siempre en voz baja,
en nuestro continente. Es un privilegio estar allí con todas estas autoras
porque además son textos muy buenos.
-A partir del
premio y de esta antología que está siendo muy bien recibida, ¿cómo vislumbras
tu futuro inmediato a nivel literario?
-Tú sabes que una está tratando como todo el mundo de
llevar una vida con un mínimo de control. A nivel literario lo único que está
en mis manos es procurar ese momento de escritura, y sobre todo seguir ese
deseo de poder escribir todo lo que me he prometido.
-¿Estás escribiendo?
-Siempre. Notas. Líneas. Meditaciones.
-¿Qué es para ti escribir?
--Escribir me permite sentirme conectada. Escribo por
muchas razones pero sobre todo para ordenarme. Cada escritor logra mayores o
menores conexiones, hacer puentes entre seres de un tiempo con seres de otro
tiempo. Es una ilusión que tengo, porque a fin de cuentas la imaginación hace
versiones de la vida pero la vida no la puedo entender sin una versión, sin un
relato literario, ficticio y profundamente arraigado en una manera particular
de haber estado en el mundo.
-¿Por qué escribes?
-Por necesidad, por diversión, por desesperación. Porque
me calma pero también me sacude, escribir no permite que me duerma.
-¿Vale la pena escribir?
-Vale la pena querer estar consciente.
-Si pudieras
cambiar tu pasado, ¿elegirías volver a ser escritora?
-No sé si elegí. Creo que me ocurrió. Era algo muy físico.
De niña estaba siempre oyendo y viendo como si mi cuerpo fuera una cámara de
cine con audio. Volvería tal vez a desear salir de mí, entrar en la vida del
otro, acompañar, no morirme. Me han gustado tanto, la gente y el mundo.
-¿Te consideras poeta, ensayista, narradora, qué?
--Me considero escritora, aunque eso se confunda con la
profesión escritora que también me hubiera encantado para mí. Solamente que
como no sabía cómo no pude encausarme hacia ello. Me refiero a que me hubiera
gustado ganarme la vida escribiendo textos por encargo de una máquina
editorial, por ejemplo, y leyendo la escritura de otros. Le debo todo a los
libros de otros.
-¿Cuándo comenzaste a escribir? ¿Por qué?
-Comencé primero a oír voces. Oía palabras que me
deslumbraban, me hipnotizaban. Luego empecé a contar cuentos y a dibujar.
Escribir propiamente fue más tarde, a los ocho años. No me volví completamente
esquizofrénica gracias al arte.
-Eres una mujer que
va dejando ciudades como si tu puerto siempre estuviera en otro lado: Ciudad
Bolívar, Caracas, París... ¿Por qué te fuiste de cada una de esas ciudades?
¿Qué hacías en ellas?
-Siempre me iba porque imaginaba que podría encontrar más
libertad y sosiego en otros lugares. Nací en un pueblo que para el momento de
mi nacimiento había perdido brillo y prácticas artísticas. Para entonces dedicarse
al arte era algo muy arriesgado y ser sexualmente libre equivalía a ser
considerado un enfermo. Yo notuve la
valentía suficiente como para quedarme en el estado Bolívar y hacer de mí una
mujer y una artista independiente o lo suficientemente hábil como para aprender
a negociar con la sociedad donde crecía. De Paris me fui porque me enamoré de
una persona que no quiso quedarse en París porque “había que volver a Venezuela
a ayudar en la evolución de una cultura, retribuyéndole al estado a la esmerada
educación que le facilitó”. Yo entendía su fe y la tradición revolucionaria en
la que crecían los intelectuales. De Caracas me fui también, porque no sabía
sobrevivir al día-día transcurrido entre mi trabajo y el tráfico. Del paraísocumanés, porque me enfermé y pensé que aquí
sería más fácil curarme y la universidad donde trabajaba me facilitó la salida.
He sido muy afortunada de ir a donde he querido.
-El escritor
uruguayo Onetti decía que para él la escritura no era una esposa sino una
amante: no escribía todos los días sino cuando tenía ganas. ¿Qué es para ti?
-Un pasajero constante. Un pasajero y su equipaje y su
suspensión. Pero más exacto sería definirla
como el espacio donde transitar.
-¿Cuánto hace que vives en New York? ¿Qué haces allí?
-Estoy aquí desde diciembre de 1999. Por lo general llevo
una vida que me resulta idílica: caminatas por mi vecindario cerca del Hudson, leer,
escribir, museos, oír música, cartearme con los amigos, dar clases de español y francés para pagar las
cuentas. No vivo en una casa flotante en Seattle o en Venecia, pero me siento
así porque desde niña quería agua y quietud en movimiento.
-Tus poemas y textos son irreverentes pero tú dices que
eres tímida, ¿cómo hace una mujer tímida para escribir de sexo y participar de
una antología de escritoras lésbicas?
-Bueno, eso de las “escritoras
lésbicas”, propiamente, no creo que la mayoría de las autoras de la antología acepten
las etiquetas hoy por hoy. Estamos de acuerdo en que las identificaciones esencialistas
dicen muy poco de las personas y más de la época que las percibe o define. Sí
se trata de escritos de tema lésbico para el que nunca he tenido auto-censuras,
aunque me haya tocado trabajar mucho para superar mis limitaciones mentales. Cuando
he tenido que llamarme lesbiana, como definición política, lo he hecho. Pero
eso me resultaba más fácil que superar todos los restos de homofobia
internalizada. Cuando he tenido que tomar partido he estado ahí, abiertamente.
Mi timidez es algo más de mi personalidad. No soy una persona pública con
deudas de imagen, por suerte. Acepté participar en esta y en otras antologías
de tema lésbico porque la mayoría de mis textos giran en torno al amor y
desamor entre mujeres pero sobre todo porque ahora comprendo que los textos
deben circular y en buena compañía.
-¿Qué proyectos
tienes a mediano plazo?
-Tengo investigaciones pendientes, otro libro de poemas y
nuevos relatos. Sé que debo ocuparme también de tratar de publicar mis textos
dispersos y hacer nuevas ediciones de los desaparecidos por no haber circulado.
-¿Qué te gustaría que te sucediera como escritora?
-Poder escribir unos libros que imagino.
-¿Añoras Venezuela? ¿Piensas volver algún día?
-Espero con el mismo entusiasmo los libros que se van
publicando allá, de nuevos y viejos autores venezolanos. Volver a vivir en
Venezuela no sabría cómo, por mis problemas de salud. Extraño a la familia y a
los amigos. Ya es un lugar común citar la nostalgia de los verdes y las noches
guayanesas.