Famosa en casi todo el mundo gracias a su participación estelar en las telenovelas venezolanas, la actriz argentina que no puede caminar por las calles de Madrid, Miami, Moscú, Caracas o México sin que sus fans la detengan a cada paso, es desconocida en Argentina porque aquí sus telenovelas no se han transmitido. De visita en el país, dice que le gustaría ser profeta en su tierra.
FEDRA LOPEZ: “ME GUSTARÍA TRIUNFAR EN ARGENTINA”
Es invierno. Fedra y yo caminamos por la peatonal calle Florida. Ella, sin maquillaje, con el cabello lacio al viento, vestida con sencillez y elegancia, no puede evitar que la fuerza de su belleza y su gran magnetismo llamen la atención en una ciudad, Buenos Aires, donde poco llama la atención.
Caminé con Fedra en Caracas, años atrás, cuando co-protagonizaba una obra de teatro mía, y hombres y mujeres no dejaban de pararla, pedirle autógrafos, fotos, saludarla, desearle suerte. Fedra, entonces también sin maquillaje, también vestida sencillamente, dedicaba una sonrisa y un poco de su tiempo a cada persona. Me sorprendió. Porque Fedra es una estrella. Y conozco pocas que deseen ese contacto con su público.
Pero aquí a Fedra no la conocen. Y sin embargo no dejan de mirarla. Y un muchacho de unos 30 años nos para y con respeto y admiración le dice:
- Tenés los ojos más hermosos que he visto en mi vida.
Fedra agradece amablemente el piropo sin dejar de caminar. Si hubiera sido un admirador de su trabajo, se hubiera detenido; pero éste es un admirador de su belleza. Y Fedra marca muy bien los límites.
Ahora estamos en el café del Centro Cultural Borges y la mesonera que nos atiende la mira admirada cuando ve que prendo el grabador y comienzo a entrevistarla.
“El único sentimiento que me provoca la fama es el de agradecimiento.”
¿Viniste de vacaciones o hacer contactos profesionales?
Vine a hacer diligencias personales que no tienen que ver con mi trabajo y también aproveché para hacer un poco de turismo con mi hija Betsy y mi hijo Eros. Pero estoy ansiosa por trabajar acá y en el futuro cercano voy a venir a quedarme unos meses para dedicarme exclusivamente a hacer contactos profesionales, porque uno de mis mayores sueños es trabajar y que me reconozcan en mi país.
A la única que tengo es a mi hermana y a dos sobrinos encantadores que me preguntan porque ellos no aparecen en ninguna entrevista y yo les digo: “porque no me han hecho ninguna entrevista aquí” (y pone el acento en el “aquí” y se ríe). Entonces mi sobrina me dice: “Yo me meto en Google y pongo tu nombre y salen tus hijos pero yo no salgo.” Entonces yo le digo que cuando venga a trabajar aquí la voy a llevar conmigo a todas las entrevistas para que aparezca en todas partes.
Dime como se llaman para nombrarlos y que se sientan contentos.
Ah, bueno, genial. Mi sobrina se llama Mabi Riera, tiene 10 años pero parece que tuviera 50 por lo inteligente y mi sobrino se llama Joan y tiene 6 años y es enorme. Son preciosos e inteligentes
Tú triunfaste aquí cuando eras adolescente y viniste a bailar flamenco en un teatro de la calle Corrientes. ¿No contactaste a aquellos empresarios?
No, porque nunca tuve necesidad, porque trabajé 20 años sin parar en las telenovelas venezolanas. Y sí, cuando estuve aquí con el “Show de Juan Carlos y la Rumba Flamenca” de verdad se cerró la calle Corrientes, fue impresionante, tengo unos recuerdos preciosos de aquel momento, hubo una especie de delirio colectivo. Nos contrató Sofovich y la preproducción que hizo fue impresionante. Jamás imaginé que la respuesta de la gente iba a ser tan grande.
Tú has hecho televisión, cine, teatro, ¿en qué ámbito te gustaría trabajar aquí?
¡En todos! (se ríe). Me encanta el cine argentino, tiene unas tramas muy interesantes, que te ayudan a crecer como persona y como artista. Tanto las películas como las series y las telenovelas que se están haciendo, me parecen fabulosas. Me encantaría formar parte de cualquier elenco. Y teatro también. He visto unas obras increíbles.… Yo creo que aquí en Buenos Aires es rico participar en cualquier cosa que se haga.
¿Te gustaría trabajar una temporada o quieres radicarte?
Me gustaría hacer una temporada. Porque yo tengo a mis hijos viviendo en Puerto Rico; mi hijo se irá en unas semanas a estudiar a Nueva York y mi hija estudia en San Juan, por eso no puedo radicarme definitivamente acá, pero me sí puedo pasar un temporada larga, me encantaría.
Fedra, para una persona famosa como tú, ¿es difícil tocar puertas aquí como si fueras una principiante? ¿Por qué no tienes manager?
No, no es difícil. Y sí, creo que aquí es necesario tener un manager y por eso fui a ver a dos y me atendieron sus secretarias. Una fue muy cordial y la otra ni siquiera me dejó pasar, me dijo que al manager no le interesaba más nadie y me cerró la puerta en la cara (se ríe incrédula). Y eso duele porque como vos decís, bien o mal, yo tengo una trayectoria de más de 20 años, tengo un nombre en Venezuela (y en muchísimos países, agrego yo, porque me consta) y que te cierren la puerta en la cara en tu país es feo, es doloroso, duele, porque es tu casa aunque como dicen, nadie es profeta en su tierra.
Me imagino que el ser famosa en otros países hace que no sientas la pérdida de que aquí, en tu país natal, no te reconozcan, ¿o sí?
A una le da como cierta cosita, porque al fin y al cabo soy de aquí, y sí, me gustaría ser reconocida aquí como lo soy en Venezuela. Pero no me puedo quejar. Mi trabajo me ha dado grandes satisfacciones y gracias a Dios las telenovelas venezolanas se venden en gran parte del mundo y a mí me ha pasado de ser reconocida en lugares que no imaginaba. Hace dos años, por ejemplo, estuve en Madrid y la gente me paraba para pedirme autógrafos en el subte, en la calle, los taxistas, en los restaurantes… no me lo esperaba y fue muy gratificante.
¿Cómo te fue protagonizando El Graduado en Santo Domingo el año pasado?
Espectacular. Jamás imaginé que el público de ese país me quería tanto. Desde que llegué no recibí sino atenciones. Tuvimos un éxito arrollador y la obra no pudo continuar más tiempo en cartelera porque Alexander Pimentel tenía compromisos en Nueva York. Además tuve la dicha de trabajar con Juanjo, que había trabajado en la producción de la obra en Buenos Aires, y Juanjo me llevó toda la ropa que utilizó Nacha Guevara. Así que yo estaba feliz de usar su misma ropa y cuando me la ponía me sentía como diciendo (cambia la voz, actuando): “Nacha, aquí estoy, ven”. (Ambas reímos). Vi la actuación de Nacha en video y la verdad es que estuvo espectacular, me gustó muchísimo. Yo hice el personaje a mi manera, pero pude asimilar mucho de ella también.
Fedra, si tuvieras que elegir: teatro, televisión, cine. ¿En qué orden lo harías?
Primero el teatro. Creo que no hay nada como tener una obra de teatro en las manos y representarla de principio a fin y tener el calor del público allí, creo que es lo más hermoso que le pude pasar a una actriz, un actor. Después el cine, me encanta. Y por último la televisión… (se ríe), en donde trabajé ya no recuerdo en cuántas telenovelas, como protagonista, coprotagonista, participaciones especiales. La telenovela es mi principal fuente de trabajo pero el teatro es lo que amo.
Fedra, ¿por qué te interesa trabajar en Buenos Aires y no en Madrid, donde ya tienes un público?
Porque trabajar en Buenos Aires sería reencontrarme con mis raíces. Por otro lado yo siento que tengo una materia pendiente, es como cuando vas a la universidad, te gradúas y quieres hacer la maestría. Bueno, la maestría para mí sería ser reconocida acá. Yo ya he hecho mi carrera, me he graduado, casi que quiero retirarme, pero necesito hacer una maestría y me gustaría que fuera aquí, en mi país. Y también me gustaría para que mi hija y mi hijo, que son venezolanos, disfruten viendo a su mamá actuar en su país y se lleven algo de lo que es realmente su mamá que tiene (actúa otra vez, sonriendo pícara) “sangre de las pampas”.
¿Por qué no tienes página web?
Porque nunca la he necesitado. Los últimos 20 años yo no he dejado de trabajar tanto en Venezuela como en Miami y sentía que la página web era para buscar trabajo, para que los productores me vieran. Igual que el manager. Pero yo nunca necesité ninguna de las dos cosas. Tampoco me hizo falta la promoción, nunca tuve un publicista. Mi teléfono nunca dejó de repicar: siempre me estaban llamando para trabajar. Yo estuve 12 años en un canal (Venevisión) y 8 años en otro canal (RCTV) hasta que el gobierno lo cerró. Pero ahorita, he descubierto que la web es una forma de estar en contacto con la gente que me quiere, que me sigue, así que pronto haré una.
Todo el mundo cree, y aquí también, que por tu acento eres venezolana.
Tengo una gran facilidad para los acentos, enseguida los aprendo. Pero yo soy lo que soy: una actriz muy trabajadora, muy famosa depende de quién lo diga y en qué país, y te digo que a mi la fama no me importa, si quiero trabajar aquí es porque nací y me críe en Argentina. Trabajar aquí sería devolver a este país un poco de lo que me dio. Yo desde que comencé en esta carrera me propuse crecer como actriz y como persona, y trabajar acá me ayudaría a seguir creciendo, porque el nivel actoral aquí es realmente impresionante. Aquí hay actores, hay actrices. En muy pocos lugares sucede algo así.
¿No te cansas de trabajar 18 horas diarias en una telenovela?
A mí me gusta mi profesión, la disfruto, y entiendo que si no trabajas esa cantidad de horas, no hay productora que sobreviva, porque los costos de hacer una telenovela son muy altos. Yo recuerdo mi primera telenovela, “Rosangélica”, donde era amiga de la protagonista, y ella se quejaba porque todos los días le daban 50, 60 escenas y yo iba cada día y preguntaba: ¿grabo mañana? Y el que repartía las pautas me decía que no y yo siempre me preguntaba: ¿cuándo tendré 60 escenas? Y el día llegó, e incluso grabé muchas más escenas y me encantó, porque tener una trama importante, tener un rol protagónico y que los guionistas siempre te quieran escribir y que tu trama siempre pegue, que a la gente le guste verte, es una bendición, entonces no te puedes quejar. Y el equipo de trabajo, desde tus compañeros de elenco hasta las maquilladoras y técnicos, se convierten en tu familia y es muy rico.
¿Cuándo dejaste de bailar en Juan Carlos y la Rumba Flamenca y te dedicaste a la actuación?
La primera novela la hice cuando tenía 17 años, en Venezuela, en Venevisión. No me acuerdo el nombre.
¿Tienes alguna telenovela favorita?
¿Una? Todas. Es que me enamoro de todos los personajes. Me encantan, por eso es que disfruto haciendo telenovelas, porque siempre me han tocado personajes que me han gustado muchísimo. Quizá la que están pasando aquí ahorita por cable, La Mujer de Judas, es la novela en la que más me divertí, porque me tocó hacer comedia. En las otras era la protagonista y lloraba, o era la maluca y hacía maldades. En esta me divertía. Y trabajé con un gran elenco.
“La emoción que se siente antes de salir a escena es como
cuando vas a dar a luz y la alegría que tienes con el aplauso
es como cuando te entregan a tu hijo.”
Fedra en "Puerta Abierta al Mar" de V.M.Iriart.
Fotogafía: Roland Streuli
¿Cuál fue tu primera obra de teatro?
El Amante de Harold Pinter, con Julio Alcazar, que en Venezuela es un actor de la talla de Federico Luppi y me dio mucho miedo. El director fue César Bolívar. Al principio yo rechacé el texto, porque es muy fuerte, y el director me dijo que él podía cambiar todo menos a mí. Tuvimos un gran éxito. Yo le tenía un gran miedo a la crítica, y por suerte fueron todas fabulosas. De hecho, las mejores críticas en teatro las tuve con esa obra.
¿Cómo te sentiste con el público viniendo de la televisión?
Los primeros días tenía pavor, antes de salir a escena siempre buscaba una excusa para no hacerlo y Julio me agarraba para que no me fuera. Ese sentimiento se convirtió en algo maravilloso, en el mismo sentimiento que he tenido en los partos. La emoción que se siente antes de salir a escena es como cuando vas a dar a luz y la alegría que tienes con el aplauso es como cuando te entregan a tu hijo. Es espectacular. Lo que siente es incomparable. No hay palabras para describir ese sentimiento.
¿Todas las noches sientes lo mismo?
Todas las noches y con todas las obras. Ahorita estuve en Caracas haciendo dos obras a la vez, terminaba una y arrancaba la otra y el sentimiento era el mismo. Las obras eran “Casa en Orden” de Ana Teresa Sosa y “Angustias de la mediana edad” de Indira Páez.
¿Cómo hacías para salirte de un personaje y meterte en el otro?
Porque cuando cae el telón el personaje se acabó para mí. Cuando llego al camerino la que llega soy yo, el personaje nunca se queda conmigo. Hay cosas de los personajes que se te quedan, es lógico, le estás prestando tu cuerpo, pero su sicología no. Yo no me llevo los personajes a mi casa.
¿Te gusta más la comedia o el drama?
Las dos, pero es más fácil sacarle al público una lágrima que una sonrisa. Por eso es mucho más difícil hacer comedia que drama. Porque además hay una raya muy delgada entre lo que es la comedia y lo que es el ridículo.
Fedra, ahorita voy a ser egocéntrica y te voy a preguntar sobre mi obra, “Puerta Abierta al Mar”. ¿Qué te motivó a actuar en ella?
Para mí fue un reto muy grande porque eran sólo dos personajes y tu obra es puro texto, tienes que decir muy bien cada palabra, darle la intención adecuada para que la gente entienda. Además tu obra trata de un tema delicadísimo, la dictadura argentina. Yo viví aquí en esa época y aunque era pequeña vi muchas cosas, escuché muchas otras, y verlas reflejadas en tu obra y tener la oportunidad de decirlas, y de decirlas no en mi país sino afuera, que la gente sepa lo que sucedió, me pareció que era muy importante. Me dio mucha satisfacción hacerla, porque además el equipo era muy bueno: el director Aníbal Grunn, el productor Benjamín Cohen, tú que fuiste la escritora (nos reímos)…. La obra me dio la oportunidad de conocer gente muy linda y crecer como persona, porque toca temas muy fuertes y cuando representas un papel lo que dices no es algo que te sale de la boca para afuera, lo estás viviendo. Y revivir todas las noches esas emociones tan fuertes, tan dolorosas, te obliga a crecer.
¿Quedabas destruida al bajar el telón? Porque yo que te veía y pensaba: pobrecita, ¿cómo hace ahora para irse a su casa? Pero por lo que me dijiste antes no, ibas al camerino, te sacabas el vestuario y chau, adiós Dunia (nombre del personaje).
Chau, adiós y me voy, pero sí, quedas agotada. Porque una cosa es que te lleves el personaje a tu casa, y yo no me lo llevaba, pero sí te llevas el cansancio por supuesto. Los personajes que son muy emotivos como Dunia te agotan físicamente mucho más que los que tienen movimiento físico. Cuando yo hacía la obra de Indira me la pasaba corriendo en el escenario de un lado para el otro, quedaba agotada pero me sentaba, descansaba diez minutos y ya estaba perfecta. En cambio con Dunia no, ese personaje me dejaba muerta, agotada, porque movía muchas emociones. Era muy fuerte.
Tengo varias propuestas, en diferentes países, pero hasta que no se concrete no cuento nada. Cuando firme contrato te juro que te doy la exclusiva. (Risas)
Te tomo la palabra. Mira Fedra, ¿cómo viviste siendo tan joven el éxito con Juan Carlos y la Rumba Flamenca?
No fue difícil porque yo estaba con mi mamá, que es la coreógrafa del grupo y Juan Carlos es mi padrastro, así que para mí fue como viajar con mi familia. No lo viví como algo excepcional. Era un trabajo.
¿Y ser famosa tan joven? ¿O no te dabas cuenta que eras famosa?
(Duda) Sí…. pero nunca le di importancia. Ser famosa nunca me hizo sentir especial, ni más mi mejor que otras personas, el único sentimiento que me provoca la fama es el de agradecimiento. Porque pienso que cualquier artista se debe a su público, nosotros dependemos del público. Yo no creo en la fama. Hoy la tienes, mañana no la tienes. Hoy eres muy famosa y mañana te vas a otro país y no te conoce nadie. Entonces la fama es muy relativa. El estrellato… tampoco creo en las estrellas, porque al actor lo pone y lo saca el público. Y todos somos seres humanos y somos iguales. Un actor es igual que un carnicero, que un verdulero, que una ama casa, que una ejecutiva, es un trabajador. Claro, es un trabajo donde trabajas con las emociones, tienes que ser más sensible reunir ciertas características, pero es un trabajo, sólo un trabajo.
¿Te molesta algo de la fama?
Yo siempre digo que cuando un actor, una actriz, se siente mal; no tiene ganas de que le reconozcan; no quiere firmar autógrafos, entonces que no salga, que se quede en su casa. Porque sino vas a salir a amargarte y el público no tiene la culpa. Porque el público te da de comer al fin y al cabo, y si haces televisión, el público decide si cambia o no de canal. Así que no puedes salir con mala cara. Al contrario, tienes que acordarte siempre que gracias a esas personas estás ahí, que si no fuera por esas personas no estuvieras. Y respecto a la falta de privacidad que pierdes con la fama, yo pienso que si tú quieres hacer algo y no quieres que los medios te veas, pues hazlo donde nadie te vea. Siempre hay algún lugar. Si los medios exponen tu vida, muchas veces es porque tú permites que ellos tengan acceso a la misma. Yo, gracias a Dios, he tenido una vida tranquila, sin escándalos, y la prensa siempre me ha tratado muy bien.
“No soy consciente si causo o no impacto en los hombres
y tampoco me interesa saberlo.”
¿Te sientes argentina después de tantos años fuera de tu país?
Yo me siento internacional, me siento un poquito de cada sitio. Pero nunca cambié mi nacionalidad y nunca la cambiaría. Yo me siento argentina y me siento un poquito venezolana también, porque es el país que me ha dado un lugar y me ha querido y me ha querido muy bonito todos estos años. No tengo quejas, yo tengo puro agradecimiento para toda la gente de Venezuela.
Fedra, tú reúnes condiciones particulares: eres bella, sexy, espiritual, profunda y sencilla. ¿Cómo lo lograste?
Siempre he sido así. Pero no sé si soy lo que tú dices que soy, aunque otras personas me lo han dicho.
No sé…. En todo caso no es algo que trate de ser. Yo no me pongo en la cabeza “voy a ser sexy, voy a ser sensual”, no. Lo que tú ves es lo que yo soy. Si lo que tú dices es lo que reflejo, yo no lo sé, porque yo no me veo. Son los demás los que me ven así.
¿Tú no percibes el impacto que causas en los hombres cuando vas a una fiesta?
Sí, pero cuando yo voy a una fiesta es por trabajo, es porque es la premier de algo que estoy haciendo en ese momento y es parte de la promoción de mi trabajo, así que soy simpática, amena, amable, pero no doy pie para más nada. Pero yo no voy a discotecas, fiestas, no salgo, salvo por trabajo, entonces… no sé… no, no soy consciente si causo o no impacto en los hombres y tampoco me interesa saberlo.
A pesar de que cualquier hombre dejaría a su esposa por ti, sus esposas te adoran tanto como ellos.
Sí, y me encanta. A mí me pasa algo que siempre le agradezco a Dios, porque a mí me piden autógrafos las abuelas, los abuelos, las esposas me piden autógrafos para los esposos, las novias para sus novios, los niños, las niñas… es riquísimo. Hay artistas que tienen un público determinado: hombres, mujeres, jóvenes. Mi público es general. No tiene edad ni sexo. Lo que despierto en la gente es algo de lo que estoy agradecida, de verdad.
¿Nunca pensaste en hacer publicidad?
La verdad que no, nunca he hecho ningún casting para nada, pero ¿por qué no? No sé, nunca se me ocurrió hacer publicidad hasta ahorita que tú me lo dices. Mira, tú me has lanzado muchas ideas en esta entrevista, ¿no me quieres representar? (risas)
Fedra, ¿cómo te gustaría vivir dentro de diez años?
A mí me encanta la montaña y tengo mi casita en la montaña donde me refugio, me cuido, me consiento. Dentro de diez años me gustaría hacer alguna obra de vez en cuando y estar en la montaña ayudando a mis hijos a cuidar a sus hijos, mis nietos; haciéndoles tortas, cocinándoles, consintiéndoles, ayudándoles. Porque yo críe sola a mis hijos y fue muy duro, y no quiero que mis hijos pasen por eso. Entonces el día que formen una familia me gustaría estar allí, si Dios me lo permite, para apoyarlos y ayudarlos.
Fedra, muchas gracias por la entrevista y espero que el año que viene tengas aquí o en el país que sea, un gran éxito porque te lo mereces porque eres una gran persona.
Gracias. Yo espero que sea en Buenos Aires porque sé que no defraudaría a nadie. Soy una persona muy comprometida y exigente conmigo misma, jamás me comprometo con algo que sé que no puedo hacer y hace ya un par de años que tengo la ilusión de trabajar aquí, de poder montarme en las tablas en Buenos Aires, de encontrarme con ese público que no sabe que es mío y que yo soy de él. Y por eso el año que viene vendré 6 meses para que las puertas se abran.
Entonces, Fedra, hazlo por la puerta grande, no permitas más que te cierren la puerta en la cara, porque tú te mereces que te traten como lo que eres: una estrella que únicamente no brilla en el cielo del país que la vio nacer.
Buenos Aires, agosto 2010