la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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José Pulido entrevista a Josef Szajna: “Vienen tiempos de barbarie y los artistas serán los primeros en perecer”, El Nacional, Caracas, 8 de mayo de 1983

 


Josef Szajna ama el mañana, pero le teme al porvenir


Mónica traduce. En sus ojos se han metido como dentro de un estanque las hojas flotantes de los árboles, la columna de concreto que ahora es oblicua, y un hombre blanco, desarreglado, que habla y se va convirtiendo en un joven vestido con uniforme gris.

Se llama Josef Szajna, unos soldados nazis lo empujan a lo largo de los tenebrosos pasillos de Auschwitz, como si quisieran limpiar con él las paredes. Mónica traduce. En sus ojos oceánicos Josef Szajna tiene una cifra tatuada en el antebrazo izquierdo y le encierran aparte como "peligroso representante de la resistencia polaca". Es el número 19729, tatuado con tinta azul desvaída.

 Así se escenificaba Réplika, de Szajna, en el Teatro José Félix Ribas, del Complejo Cultural Teresa Carreño. Es una de las dos obras que la representación polaca ha traído al VI Festival.

Réplika es teatro que avisa sobre una situación, es la presencia de una mentalidad que ha conocido los terrores de la guerra y de la injusticia del hombre contra el hombre.

"Me gusta cargar la llave de mi casa en el bolsillo", dice Szajna, refiriéndose a la intromisión de otros países en la vida de Polonia. Él habla, encerrado como un genio en una botella, dentro de los ojos de la traductora, quien suaviza las k y atenúa las doble v, "por la libertad sólo se puede morir. Independencia puede ser sólo una palabra".

— ¿Usted cree en el resurgimiento del fascismo? —le preguntamos, porque antes había dicho, con mucho énfasis, "soy antifascista".

—Sí creo, pero tiene otros nombres —dijo.

 Su voz es un rumor. En primer plano siempre está la voz de su traductora, Szajna dice que los militares gobiernan, y salen caros: son los trabajos mejor pagados y los papeles más importantes, aparentemente.

— ¿Qué es Solidaridad para usted?

—Significa todo, pero no se oye hoy en día esa palabra… puede ser sólo eso: una palabra. Hay que recordar que en la Revolución Francesa sonaba mucho y ¿qué pasó con esa revolución?

 

Josef Szajna se queda un instante en silencio y luego comenta que nunca haría nada que le impidiera regresar a su país. Ama Polonia más que a su existencia.

"Emigrar es muy fácil, pero trabajar en el hogar es otra cuestión", apunta. Otra vez regresa el recuerdo del campo de concentración. Alrededor de un iris, de dos iris, unos soldados le pegan con una cachiporra. Un oficial de la Gestapo entra a los ojos y levanta la cara golpeada de Szajna. "Es peligroso, enciérrenlo", dice el oficial nazi.

La traductora parpadea y sonríe. El reflejo de su sonrisa se esfuma en la camisa blanca del director teatral, quien ha dicho algo evidentemente gracioso.

— ¿Qué ha dicho?

Szajna responde: "En el mundo hay muchas groserías como política y burdel… la palabra burdel es más bonita. Creo que la política no es lo suficientemente digna para hablar de ella. Mandar es una debilidad de los hombres, la más grande barbarie que existe. El hombre crece y aprende cómo ganarse el pan para mantener a la familia, pero después se siente insaciable y no sólo quiere mandar a su familia sino también a los demás, ir más allá, mandar a otros. El poder está en manos, la mayoría de las veces, de personas que no tienen una interioridad grande, ni nada qué decir…".

Mónica traduce. Ha tomado aliento. El hombre de teatro sigue hablando, cada vez con más apasionamiento.

 "Estas personas establecen una oligarquía, y pueden ser de izquierda o de derecha. Después empiezan a querer ser mitos y dicen cosas tontas como aquello de que Mao nadó aquel río a los ochenta años de edad, y descubren milagros en las cosas que hacen los mitos. Mao, tal vez, en realidad sólo ensució un poco de agua, se hizo pipí en el río y el equilibrio volvió a China después de eso…".

— ¿Qué dice ahora Szajna, señorita Mónica?

—Ya ve usted, señor, que tengo rabia. Vivimos en un mundo de tecnocracia y todos los elementos humanistas se están alejando de nosotros. No hablo de mi arte: primero soy hombre y después un artista y no al revés.

— ¿Cuándo comenzó verdaderamente a ser artista?

—Yo creí que en el campo de concentración acabaron con la inteligencia que tenía, con la creatividad, y allí mismo traté de reconstruirme, de enseñarme a mí mismo. Creí que nunca podría ser un artista plástico o escenógrafo, o que no podría pasar de allí, pero pude seguir después mis estudios. Era que me sentía sólo un número en el campo de concentración. Yo sabía que a las muchachas bonitas les gustan los muchachos inteligentes y a mí me agradan las muchachas bonitas… así es que aprendí mucho y jamás veo hacia el pasado, sólo hacia el mañana, pero creo que mi primera escuela fue aquel campo de concentración. Hoy yo vivo y el oficial que dirigía Auschwitz no existe.

 Después añade:

 — ¿Sabe una cosa? Tengo miedo de acordarme de las situaciones que pasé en mi vida, por eso sólo vivo para el mañana. Hoy termino en una protesta y llamando a los artistas del mundo a unirse, porque está a punto de regresar el tiempo de las barbaries y son los artistas quienes primero perecen. La violencia, el terror, son los disfraces del fascismo. Yo pertenezco a la izquierda en Polonia, donde "izquierda" es una palabra vergonzante (como ser de izquierda marxista) pero esa no es la cuestión, no soy pro—gobierno: el arte debe estar aparte de la política, el arte es mucho más que eso. Yo estoy alertando (porque lo experimento) contra la Tercera Guerra Mundial… quizás, Réplika es algo de todo eso…

Josef Szajna se calla. Va desapareciendo de los ojos de Mónica. Ahora aparece afuera, y es de tamaño normal.

En sus ojos castaños la muchacha espera por otras palabras para traducir. Ella cruza los brazos por encima de los iris de Szajna.

 El director y autor de Polonia dice:

 —Animating Réplika I introduced actors into the already existing plastic composition… —esta vez en inglés. Quiere decir "Al aminar Réplika ha introducido a los actores en la ya existente composición plástica…".

 Mónica no traduce. Le dice: "¿Por qué no le regala un folleto?

 Entonces Szajna alarga un folleto que tiene en sus manos, el cual utilizaba como abanico. Es un catálogo del grupo Teatr Studio, de Warsaw, Polonia.

Cuando mueve su brazo, allí está, bien visible, el número 19729, en tinta azul.

 —Sí…ese era mi número —dice y continúa trabajando en la preparación de Réplika.

 Lástima. No hubo ocasión de contarle que hace unos meses, en una lujosa biblioteca, estaba un libro pequeño, colocado cuidadosamente sobre un atril. Era un libro inocente, de historia o algo así. El propietario lo había mostrado como una curiosidad: mostraba en la portada una cifra parecida a la del antebrazo de Szajna.

 —Este libro lo hallaron en Auschwitz —comentó aquel hombre.

 

   ©José Pulido

El Nacional, 8 de mayo de 1983



Fuente: José Pulido



Foto de Gabriela Pulido



Nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.Vive en Génova, Italia.

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. 
Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com


Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.

Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.

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