Carolina Orloff es una investigadora y traductora argentina radicada en Edimburgo que hace cuatro años fundó el sello Charco Press para difundir la literatura latinoamericana y ya recibió varios reconocimientos con la traducción..
Por Julieta Grosso
Detrás del espaldarazo que acaba de obtener la escritora Gabriela Cabezón Cámara al quedar entre los seis finalistas al International Booker Prize con su novela "The Adventures Of China Iron" está el ojo clínico de Carolina Orloff, una investigadora y traductora argentina radicada en Edimburgo que hace cuatro años fundó el sello Charco Press para difundir la literatura latinoamericana y ya recibió varios reconocimientos con la traducción de títulos como "Matate, amor" de Ariana Harwicz y "El viento que arrasa" de Selva Almada.
Si en la relación con los libros hay un componente transitivo o genético, no hace falta husmear demasiado para saber de dónde le viene a Orloff el amor por la literatura. La librería de su padre emplazada a pocos metros del Obelisco porteño fue el principio de una afición que la acercó a los libros al tiempo que la alejaba de su territorio natal: a los 17 años ganó una beca para terminar el secundario en una escuela de Vancouver (Canadá) y de ahí se mudó a Inglaterra para hacer una licenciatura en literatura y filosofía.
"Luego, quise regresar al país a hacer mi doctorado sobre literatura argentina y la obra de Julio Cortázar. Pero después de tocar puertas durante un año, sin suerte y con gente diciéndome que tenía que empezar por el CBC, obtuve una beca en la Universidad de Edimburgo (Escocia), donde hice mi doctorado y enseñé literatura latinoamericana. Aquí nació Charco Press y mi hija Alba, al mismo tiempo. Una locura", resume a Télam la editora con el vértigo que contagia todo intento por sintetizar veinte años en unas pocas oraciones.
La vida académica consagrada a la investigación y a la docencia no disciplinó la llama aventurera que parece mandar en la biografía de Orloff: cansada de que los libros en español fueron una rareza, en 2016 decidió fundar junto a su marido una editorial dedicada a difundir esas voces latinoamericanas con las que entraba en contacto durante sus viajes a la Argentina. Y así surgió Charco Press, el sello que le da ahora a Cabezón Cámara la chance de ser la primera escritora nacional en ganar el International Booker Prize, uno de los premios más importantes de las letras anglosajonas.
"Habiendo notado la gran ausencia de voces contemporáneas en traducciones serias al inglés, a Sam y a mí, sin ninguna experiencia editorial pero con mucho conocimiento empírico de la producción latinoamericana y de la poca llegada a los lectores en el mundo anglosajón, se nos ocurrió intentar algo al respecto", evoca la editora, que acaba de ser nominada al Premio al Mejor Libro Traducido (BTBA, por su sigla en inglés) por su traslación de "Matate, amor", labor compartida con Sara Moses.
La misión desde el vamos fue hacer temblar un poco las estanterías,
renovar la conversación no solo en torno a la literatura
latinoamericana, los estereotipos del imaginario o los (pocos) nombres
de siempre, sino también reformular el debate en torno a lo que en
inglés se denomina 'literatura en traducción', que llega apenas al 3 por
ciento de todos los libros publicados para el mercado anglosajón
Se podría decir que Orloff tiene una intuición implacable: Charco Press lleva editados hasta la fecha unos 17 títulos, a razón de entre cinco y seis por año. A pesar de esa cifra escueta -si se la compara con un sello mainstream- dos las obras que integran el catálogo fueron elegidas para competir por galardones literarios como el Man Booker Prize y el International Booker Prize -en el primero fue finalista Ariana Harwicz y ahora Cabezón Cámara- pero además otras de sus autoras, Selva Almada, ganó el First Book Award en la Feria Internacional del Libro de Edimburgo. "No sé si tengo una habilidad para reconocer obras de calidad. Creo que más bien tengo un buen conocimiento de lo que, por varias razones, algunas incomprensibles, no se ha traducido al inglés –cuenta Orloff -.Tiene que ver con mis propias elecciones como lectora, querer compartir, incluso enseñar o estudiar voces interesantísimas de la literatura latinoamericana, y no tener la posibilidad porque los libros, hasta ahora, no habían sido traducidos". Y amplía: "Tiene que ver con tomar riesgos, por supuesto, y también con apostar a que el lector tiene curiosidad para correrse de la literatura estereotipada que ha estado consumiendo durante décadas. Si en lo que hago hay habilidad, esa habilidad está en apostar a los que apuestan, tanto escritores como lectores".
-Télam: ¿Cuáles son los atributos de "Aventuras de la China Iron" para haberse colocado entre los seis finalistas del International Booker Prize?
– Carolina Orloff: Es un libro revolucionario en más de un aspecto. No solo en términos de reformulación de las figuras mitológicas nacionales y de la construcción de la idea de nación, sino también en relación al estilo lírico, a la literatura de viaje, a la popularización de las relaciones homosexuales, la resignificación de la dialéctica entre víctima y victimario, la reformulación de la historia desde el feminismo, definiciones de libertad, revaloración de los pueblos originarios, sus lenguas, su cosmovisión, y la lista continúa... - T: En el catálogo de Charco Press hay mucha literatura escrita por mujeres como Harwicz, Almada o Cabezón Cámara que plantean muchas veces la deconstrucción del amor o la maternidad y el peso de los mandatos ¿Estas temáticas son centrales para dar cuenta del signo que traza hoy la agencia social?
- CO: Impera una idea: publicar buena literatura, literatura que corre límites, que incursiona, que sabe narrar buenas historias. Cuantificar el género de los autores, o publicar escritoras por el hecho de ser mujeres, es ir en contra, boicotear incluso, la idea central del feminismo en términos generales, y en la cultura en particular. No es que haya mucha literatura escrita por mujeres ni que eso sea consecuencia del signo de estos tiempos. Si hay muchos hombres o muchas mujeres, es secundario. Lo importante es que en las librerías y bibliotecas del mundo anglosajón exista la posibilidad de la variedad de voces a la hora de elegir un libro. Por décadas, siglos incluso, este ambiente –no solo el literario, sino más bien el de la industria editorial – estuvo dominado por hombres. Sigue estando dominado por hombres. Mi aporte como editora es tener la oportunidad (que no debe confundirse con poder) de poder reformular una idea de balance, al menos de apertura a que haya un balance. Pero, insisto, el balance tiene que ver con el talento, y no con el género. Fuente: Telam