la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


ETIQUETAS

Alice Herz-Sommer: A los 110 años, murió la sobreviviente más anciana del Holocausto



La pianista checa Alice Herz-Sommer, la superviviente al Holocausto de más edad,  falleció este domingo en Londres a los 110 años. (AP)



El documental basado en su vida "The Lady in number 6: Music saved my life" está nominado al Oscar 



"No tengo espacio ni tiempo para el pesimismo y el odio"




Vivir cada nuevo momento, disfrutar la música y sonreír. Parece simple, parece trillado, pero es la fórmula que le sirvió a Alice Herz-Sommer para seguir siempre adelante. Era la pianista más vieja del mundo y también la sobreviviente del holocausto más longeva. Ayer murió a los 110 años de edad, después de una vida tan intensa que mereció varios libros y hasta un documental que el próximo domingo competirá por llevarse un Oscar.
Alice Herz-Sommer fue una reconocida música y pianista judía que pasó dos años en un campo de concentración en lo que hoy es República Checa. Allí perdió a su madre y a su esposo, pero pudo sobrevivir junto a su hijo, quién murió hace algunos años. Su pasión por la música es lo que le permitió sobrevivir el horror del nazismo, y su historia de vida fue recogida por el documental "The Lady in number 6: Music saved my life", del director Malcom Clark, que está nominada al Oscar por mejor corto documental.
Su nieto, Ariel Sommer, fue quién confirmó la noticia de su muerte ayer en Londres. "Alice Sommer falleció en paz esta mañana rodada por su familia. Ella nos quería, se reía con nosotros y amaba la música con nosotros. Era nuestra inspiración. Mucho se ha escrito sobre ella, pero para aquellos que la conocíamos mejor, era nuestra querida 'Gigi"
Alice nació en 1903 en Praga, que en ese momento era parte del Imperio Austo-Húngaro. Su familia estaba relacionada con la cultura, la música y las letras, por lo que desde chica se nutrió de variadas influencias, e incluso llegó a ser amiga del escritor Frank Kafka, quién solía frecuentar su casa. Alice aprendió a tocar el piano y rápidamente se convirtió en una concertista reconocida en toda Europa; estaba casada con un músico llamado Leopold y tenía un pequeño hijo, Raphael, cuando el horror Nazi descendió sobre Praga. Alice, al igual que su familia, eran judíos.
Mientras que el resto de los Herz Sommer escaparon a Palestina, Alice se quedó en Praga para cuidar de su madre Sofía, que estaba muy enferma y anciana. Sin embargo, Sofia fue arrestada y asesinada en 1942 por los alemanes. Un año mas tarde, Alice, su marido e hijo también serían detenidos y enviados a Terezin-Theresienstadt, un campo de concentración ubicado en la actual República Checa, aunque Leopold luego fue trasladado a Auschwitz. Ella nunca más volvió a verlo.
Aunque los años fueron muy duros, Alice siente que la música fue lo que la mantuvo viva. En aquel campo de concentración, les permitieron formar una pequeña banda para dar conciertos ante la Cruz Roja, que se acercaba periódicamente a inspeccionar los horrores que denunciaban. Para los Nazis, era un artilugio para mantener las apariencias; para Alice, una chance de hacer lo que más amaba aún en el lugar más espantoso: tocar música. Finalmente fueron liberados en 1945, cuando el ejercito rojo soviético avanzó sobre República Checa.
"He vivido muchas guerras y perdido todo muchas veces- incluyendo a mi esposo, mi madre y a mi querido hijo. Pero la vida es bonita y todavía tengo tanto que aprender y disfrutar. No tengo espacio ni tiempo para el pesimismo y el odio", comentó Alice poco antes de morir, según un texto que publicó el director del documental en su sitio web. Su rutina diaria incluía tocar el piano "puntualmente a las 10 de la mañana" y durante tres horas. "Temperamento, disciplina y templanza", cree que fueron sus claves.

Consciente de su avanzada edad, Alice nunca dejó de sonreír. "Creo que estoy en mis últimos días, pero no importa realmente porque he tenido una vida muy hermosa. El amor es hermoso, la naturaleza y la música son hermosas. Todo lo que experimentamos es un regalo, un presente que debemos disfrutar y regalar a aquellos que amamos”.



Clarín
Buenos Aires 24 de febrero de 2014
Fuente: Clarín