“Esta participación tuvo una enorme importancia si pensamos que se trató de la ida al Festival Mundial de Nancy y a los Festivales de Varsovia y Cracovia, en Polonia, en el año 1965, de un grupo teatral de provincia que no salía de Córdoba para llegar a Buenos Aires, sino que salía de Córdoba para participar en estos eventos tan importantes.” Carlos Giménez (entrevista)
Foto: gentileza José Pulido |
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela y en Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico Joseph Papp y creó ocho instituciones culturales de gran importancia.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó el Festival Internacional de Teatro deCaracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el IUDET (Instituto Universitario de Teatro), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud), Rajatabla Danza y, en Córdoba, el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”
¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares:Tadeusz Kantor, Berliner Ensemble, Peter Brook, Giorgio Strehler, Peter Stein, Lindsay Kemp, Pina Bausch,Norma Aleandro, Vanessa Redgrave, Kazuo Ohno, Tomaz Pandur, Eva Bergman, Eugenio Barba, Yves Lebreton, Peter Schumann, Antunes Filho, Gilles Maheu, Santiago García, Darío Fo, Els Joglars, Franca Rame, Ellen Stewart, Josehp Papp, Andrezj Wajda, Dacia Mariani…
¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como “Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias, “Bolívar” y “La Muerte de García Lorca” de José Antonio Rial, “Martí, La Palabra” de Ethel Dahbar, “La Honesta Persona de Sechuan” de Brecht, “Tu país está feliz” de Antonio Miranda, “El Campo” deGriselda Gambaro, “La señorita Julia” de Strindberg, “Peer Gynt” de Ibsen, “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez… Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina. Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI) y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.
¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.
¡Bravo, Carlos Giménez!
Porque fue un genio.
Y nos hace mucha falta.
“Un día le dije “me gustaría entrevistar a Vanessa Redgrave” y Carlitos tomó el teléfono, marcó un número y dijo “¿Vanessa? Es Carlos Giménez, te voy a pasar a un amigo que quiere entrevistarte”.”
Foto: gentileza José Pulido |
La primera vez que lo vi fue en el año 1971 cuando montó Tu país está feliz, pero yo sólo tenía acceso a él como público en ese momento. Creo que los dos estábamos recién llegados a Caracas. Él desde Argentina y yo desde la provincia de Venezuela. Vi un escenario lleno de soñadores dirigidos por un soñador con los pies bien colocados en tierra: era Carlos Giménez, un joven de intensidad arrolladora, que se integró al liderazgo teatral del país en un parpadeo. En 1980, nos conocimos formalmente. Eso fue en el Ateneo de Caracas. Yo escribía en las páginas de El Nacional. Comenzamos una amistad que nunca termina.
¿Cómo era Carlos entonces?
Asombraba a los teatreros de varios continentes, constituía un verdadero fenómeno, porque siendo el teatro un universo complejo, él lo conocía a fondo, en toda su hondura y potencialidad. Se notaba que si alguien podía seguir transformando la escena ese era Carlos.
¿Crees que Carlos cambió cuando se hizo famoso y se convirtió casi en el hombre más poderoso de la cultura venezolana?
Sólo cambió su capacidad para lidiar con el poder y su manera de ejercerlo. Pero en sus principios, en su ética como artista, era una espada que se afilaba con el tiempo y la experiencia.
Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo. En general tenía un carácter muy apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Nunca le he gritado a nadie y si alguien me grita dejo de relacionarme con esa persona. Aunque la verdadera amistad perdona y comprende tales conductas. Carlos y yo sólo hablábamos de arte, de cultura, de teatro y poesía. Sé que era drástico en su ejercicio de director pero eso se anulaba ante su enorme talento y el mar de aplausos que compartía generosamente con todo su grupo.
Como periodista, ¿viajaste con Carlos y su grupo en algunas de sus giras mundiales?
Una sola vez. Fui a una actuación en Cuba. Carlos era muy responsable y se preocupaba por los invitados a sus giras. Siempre fue muy respetuoso con la gente que por una razón o por otra invitó a esas giras mundiales.
¿Cuál de sus obras te impactó más?
Cada una de sus puestas en escena me impresionaron, pero El Coronel no tiene quien le escriba y una pieza que montó sobre César Vallejo fueron mis preferidas.
¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
La pérdida de un pedazo muy real de mi juventud. Fue como un hermano de mi espíritu.
¿Y para la cultura venezolana?
La ausencia de una fuerza libre que emergía del conocimiento, la desaparición de una conciencia creadora.
¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
La calidad con que trató de hacer todo lo que hacía y saber que todo ese empeño perfeccionista y contundente lo realizaba en función de los demás. Puso a la juventud venezolana al frente de la pasión y el pensamiento teatral.
¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él? Puede ser más de una.
Yo admiraba el trabajo de Vanessa Redgrave, la actriz inglesa. Alguien del grupo me había comentado que Carlos la conocía. Yo no lo creía. Un día le dije “me gustaría entrevistar a Vanessa Redgrave” y Carlitos tomó el teléfono, marcó un número y dijo “¿Vanessa? Es Carlos Giménez, te voy a pasar a un amigo que quiere entrevistarte”. Siempre me sorprendía. Él trajo a Caracas a un actor desconocido para entonces llamado Gary Oldman.
Otra anécdota que no debería llamar así, fue más inolvidable aún. Estaba muy enfermo y al parecer perdía la memoria de vez en cuando. Eso es lo que me decían. Pero sin embargo, un día sonó mi teléfono y era él. Me dijo “te llamo porque me estoy despidiendo de los amigos”. Así, de golpe. No sabía qué decirle. Era tan valiente, tan noble. Lamenté no haber estado más cerca cuando murió. La verdad es que su amistad fue una de las que más me enseñó. Era muy culto. Me encantaba hablar de poesía con él.
Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Si pudiera escucharme sabría que lo admiro y lo respeto. Pero de decir algo sería más o menos “trata de nacer otra vez y mejora lo que has hecho”.
Caracas
9 de septiembre de 2013
Poeta, narrador, periodista. Nació en 1945, en Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela. Dirigió las páginas de arte de El Nacional (1981-1988), El Diario de Caracas (1991-1995) y El Universal (1996-98).
Miembro fundador de los suplementos Bajo Palabra (1995) y El otro cuerpo (1997-1998). Jefe de redacción, bajo la dirección de Salvador Garmendia, de la revista cultural Imagen (1994-1996).
Le fue otorgado el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, año 2000, por su poemario Los Poseídos.
Ha publicado los poemarios: Esto, García Hijos, editores. (1971). Paralelo Lelo, García Hijos, editores. (1971). Peregrino de vidrieras (2001) Duermevela (2004). Es coautor de los poemarios: Linajes (1994).Vecindario (1994). Cortejos (1995). Invocaciones, 1996, Ediciones Pavilo.
Fue editado en la Antología del Círculo Metropolitano de Poesía de Caracas, publicada por el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca “Federico de Onís-Miguel Torga” en 2005.
Los Poseídos, (poemario, ediciones Pavilo) (1999).
La Academia de la Historia publicó el libro de entrevistas: Muro de confesiones (1985).
Ha publicado en narrativa: Pelo Blanco (novela), Editorial Planeta.(1987). Una mazurkita en La Mayor (novela premio Otero Silva, de Planeta, 1989). Vuelve al lugar que se te ha señalado (cuentos). Ediciones Contraloría General de la República. (Un cuento de este libro fue publicado en Narrativa venezolana attuale, Bulzoni Editore, Roma) (1995). Los Mágicos (novela, Monte Avila) (1999). La canción del ciempiés (novela, Alfadil) (2004). La sal de la tierra (entrevistas, Banco Central de Venezuela, 2004). El bululú de las Ninfas (Novela, Editorial Alfa, Colección Orinoco, 2007) Dudamel, la sinfonía del barrio, Libros de El Nacional. Caracas. 2011. El requetemuerto (novela, Ediciones B, Caracas 2012). Los héroes son villanos tímidos (cuentos. Otero Ediciones, Caracas 2013). Forma parte de la Antología en homenaje a Miguel de Unamuno, XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca 2012
Carlos Giménez: Web
Libro homenaje, prólogo de José Pulido,
textos de Carlos Giménez, entrevistas de viviana marcela iriart