la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Ida Vitale, premio Cervantes 2018, por Jesús Ruiz Mantilla, foto Marina Guillén (EFE), El País, Madrid, 15 de noviembre de 2018

Ida Vitale, en una lectura de poemas en junio en Buenos Aires.  Foto:   (EFE)




La poeta uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 1923) ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2018. El considerado como Nobel de literatura en castellano está dotado con 125.000 euros. Inscrita en la tradición de las vanguardias latinoamericanas, Vitale, cuya obra está caracterizada por poemas cortos, una búsqueda del sentido de las palabras y un carácter metaliterario, es representante de la poesía esencialista. El premio valora "su lenguaje, uno de los más reconocidos en español".

Se rompe una regla no escrita. Desde 1996, el Premio Cervantes solía alternar un galardón español con uno latinoamericano. Pero si el año pasado lo recibió el nicaragüense Sergio Ramírez —que este año ha formado parte del jurado— esta edición ha sido para Vitale. 
Lo recogerá en abril en Alcalá de Henares (Madrid). Y, según Carme Riera, representante de la Real Academia Española (RAE) en el jurado, espera que acuda a la entrega en las mejores condiciones pese a sus 95 años. No lo decía porque la fuerza de Ida Vitale esté en duda, sino porque las pocas mujeres que hasta ahora han sido premiadas —solo cinco, incluida la poeta uruguaya—, apenas pudieron subir las complicadas escaleras de la cátedra. No lo hicieron María Zambrano ni Dulce María Loynaz, por citar dos ejemplos.
“Los españoles están igual de locos que en la época de la conquista”. Es lo que le dijo Vitale a José Guirao, ministro de Cultura, cuando le comunicó esta mañana el fallo. No hay duda de que lo recogerá, ha afirmado el ministro. “Es una mujer que responde como pocas a su apellido”. Fue la Fue la reacción de una autora verdaderamente abrumada por los premios que ha conseguido últimamente en España: aparte del Cervantes, en España ha recibido el García Lorca en 2015 y el Reina Sofía en 2016, dos reconocimientos prestigiosos para la literatura en español. Además, la semana que viene recogerá en Guadalajara (México) el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.
Sergio Ramírez celebró la decisión del jurado y cree que es justo con Uruguay, un país de gran tradición y calidad en la poesía femenina. El escritor nicaragüense también subrayó que no se otorga el premio por ser hombre o mujer, “sino por la calidad de una obra que queda fuera de toda duda”. Y por las siguientes razones esgrimidas en conjunto: “Por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo. Convertida desde hace un tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español”.
Vitale es la quinta mujer reconocida por este premio que ha sido concedido a 40 hombres. Hasta ahora lo habían recibido las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013). Además, teniendo en cuenta que este año no ha habido Premio Nobel de Literatura, el reconocimiento cobra especial relevancia para el mundo de las letras.

Compañeros de generación


Considerada miembro de la llamada Generación del 45, junto con Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, estudió Humanidades y se dedicó a la enseñanza. Fue profesora de Literatura hasta 1973, cuando la dictadura la obligó a exiliarse en México durante una década (1974-1984).
En México, formó parte del consejo asesor de la revista Vuelta, impulsada por Octavio Paz, y fue una de los cofundadores del semanario Uno-Más-Uno, en 1982. En 1984 regresó a Uruguay, donde dirigió la página cultural del semanario Jaque, y en 1989 trasladó su residencia a Austin (Texas, EE UU), desde donde ha vuelto recientemente a su país.
En su larga carrera literaria ha escrito: La luz de esta memoria (1949), primer poemario al que le siguieron Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a paso (1963), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), la antología Fieles(1976-1982), Elegías en otoño (1982), Entresaca (1984), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Serie del sinsonte (1992), Procura de lo imposible (1998), Reducción del infinito (2002), Plantas y animales (2003), o El Abc de Byobu (2005).
En septiembre de 2010, publicó en España Mella y criba (poemario). Entre sus ensayos, destacan Arte simple (1937), El ejemplo de Antonio Machado (1940), Cervantes en nuestro tiempo (1947), La poesía de Basso Maglio (1959), M. Bandeira, C. Meirles y C. Drummond de Andrade: Tres edades en la poesía brasileña actual (1963), La poesía de Jorge de Lima (1963), La poesía de Cecilia Meireles (1965).
En su visita a Madrid en junio de 2017, manifestó que "es muy importante que en una cultura haya una figura de referencia, no para acatarla; pero sí para tenerla como referencia con posibilidad de acuerdo o de discusión a buen nivel". Eso es lo que hizo Octavio Paz, explicó a Efe esta poeta, narradora, ensayista y traductora en una entrevista en la Residencia de Estudiantes, el templo de la poesía, de la Generación del 27, a cuyos autores tanto admira.


Jesús Ruiz Mantilla
El País, Madrid, 15 de noviembre de 2018


Fuente: El País

EL JURADO

Aparte de los citados, el jurado estaba integrado por el escritor Eduardo Mendoza, premio Cervantes 2016; Rafael Ángel Rivas, de la Academia Venezolana de la Lengua; Aurora Egido, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Francisco Pérez-Arce, por la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL); Martín López-Vega, por el Instituto Cervantes; José Manuel Blecua, a propuesta del ministro de Cultura y Deporte; Concha Barrigós, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); por la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), Norma Valle y por la Asociación Internacional de Hispanistas, Christoph Strosetzki. Con voz, pero sin voto, ha concurrido Olvido García Valdés, directora general del Libro y Fomento de la Lectura.

Jean Genet: "Quizá la emancipación de la mujer moderna impulse al hombre a abandonar viejas actitudes para dirigirse a otras nuevas", Playboy, abril 1964 y Jornada, México / La bomba Genet por Jean Cocteau







"(...) me habría gustado que la editorial sacara 
el libro con una portada muy inocente, en un tiraje 
muy pequeño de trescientos o cuatrocientos 
ejemplares, y asegurarme de que cayera en
 manos de los banqueros católicos y gente por el estilo" 



En su número de abril de 1964, la revista Playboy conversó con Jean Genet. Ésta es una de las pocas entrevistas que concedió el autor de El balcón, que entonces tenía 53 años y se interesaba cada vez más por los movimientos de protesta en los Estados Unidos. La entrevista, que la revista Playboy decidió no atribuir a ningún colaborador, tuvo lugar en París, en uno de los escenarios favoritos de Genet, un barato cuarto de hotel, donde no tenía otras pertenencias que unas hojas de papel y un paquete de tabaco oscuro.






- Usted se ha referido a su identidad de homosexual, traidor, bandido y cobarde. No puede decirse que haya ocultado su personalidad. De hecho, se le ha acusado de convertir esa confesión en un alardeo con fines publicitarios. ¿Qué hay de cierto en ello? 

Es cierto que en mis escritos autobiográficos he resaltado estas cualidades, aunque hay que tomar en cuenta que los escribí hace veinte años y por razones que no siempre fueron muy puras. Me refiero a que no siempre fueron de una naturaleza poética. Así es que supongo que había un elemento publicitario en eso. Pero elegí maneras peligrosas de llevar a cabo esa publicidad; me refiero a que eran formas que me ponían en peligro. El acto de revelarme como homosexual, bandido, traidor y cobarde me colocó en una situación que no era lo que podríamos llamar "segura". Esto hizo que me fuera imposible escribir obras que la sociedad pudiera digerir con facilidad. En resumen, ese aparente alardeo de inmediato me puso fuera de alcance. Me excluí de la buena sociedad.
¿Se propuso convertirse en homosexual, traidor, bandido y cobarde, del mismo modo en que decidió publicitarse como tal? 

No me lo "propuse". No tomé ninguna decisión. Si empecé a robar fue porque tenía hambre. Después tuve que justificar ese acto, tuve que aceptarlo. En cuanto a ser homosexual, no podría decirle por qué lo soy. No sé nada acerca de ello. ¿Acaso uno sabe por qué es homosexual? ¿Acaso alguien sabe por qué alguien más elige una cierta posición para hacer el amor en la cama? La homosexualidad, por decirlo de alguna manera, es algo que me fue dado, como el color de mis ojos, o el tamaño de pies que tengo. En mi infancia estaba consciente de que me atraían los niños. Sólo después de experimentar esa atracción "decidí", elegí libremente mi homosexualidad, en el sentido sartreano de la palabra "elegir". Para decirlo de un modo más sencillo: tuve que soportarlo, aceptarlo, aunque sabía que estaba condenado por la sociedad. 

¿Alguna vez ha sentido interés por las mujeres? 

- Sí, me han interesado cuatro: la Virgen María, Juana de Arco, María Antonieta y Madame Curie. 

Nos referimos a un interés sexual. 

No, jamás. 

¿Le importaría ahondar en esto? 

No, estoy completamente dispuesto. Me gusta el tema. Estoy consciente de que ahora la homosexualidad es algo que se ve de manera favorable en los círculos seudo artísticos. Pero todavía es algo que la burguesía reprueba. Yo le debo mucho al hecho de ser homosexual. Si quiere considerarlo como una maldición es asunto suyo, pero yo lo considero una bendición. 

¿Qué papel juega la homosexualidad en su vida presente? 

Quisiera decir algo acerca de su aspecto pedagógico. No necesito contarle que me he acostado con todos los muchachos a quienes he procurado. Pero no es sólo el sexo lo que me importa. He tratado de revivir con ellos la aventura que he vivido solo y cuyos símbolos son la degeneración, la traición, el rechazo de la sociedad y, por último, la escritura. Es decir, un retorno a la sociedad pero por otros medios. La homosexualidad excluye al homosexual de la buena sociedad y por esa razón lo obliga a enfrentarse a los valores sociales. Si uno decide cuidar a un joven, no lo hace de una manera trivial. Uno le hace ver la incoherencia de la razón y la sensibilidad inherentes a la sociedad normal. El elemento femenino contenido en la homosexualidad envuelve al muchacho y quizás esto se traduce en una mayor bondad. Cuando el Consejo Ecuménico se reunió en Roma, vi un programa de televisión del Vaticano. Presentaron a unos cuantos cardenales. Dos o tres eran asexuados e insignificantes. Aquellos a quienes les gustaban las mujeres eran aburridos y codiciosos. Sólo el que se veía homosexual me pareció amable e inteligente. 

¿Considera que la homosexualidad contribuye al tan publicitado "direccionamiento" hacia una sociedad asexual? 

Aun si la virilidad estuviera en crisis, eso no me preocuparía mucho. La virilidad es siempre un juego. Los actores norteamericanos juegan a ser viriles. También pienso en Camus, quien adoptó poses viriles. Desde mi punto de vista, la hombría es una cualidad que sirve para proteger lo femenino y no para desflorarlo. Pero evidentemente no estoy en la mejor posición para juzgar. Al oponerse a una actitud convencional, el hombre rompe una concha que le permite revelar una delicadeza que de otra manera no sería evidente. Quizá la emancipación de la mujer moderna impulse al hombre a abandonar viejas actitudes para dirigirse a otras nuevas, más acordes con mujeres menos sumisas. 

En los dieciséis años que han transcurrido desde que se le absolvió de la cadena perpetua por reincidencia criminal y obtuvo su libertad, ¿sigue robando o ya se reformó? 

¿Y usted? 

Preferiríamos hacer las preguntas, si no le importa. 

Está bien. No robo de la manera en que una persona común lo hace. En todo caso, ya no robo como antes. Ahora recibo grandes regalías por mis libros, a mí me parecen grandes. Las regalías son producto de mis antiguos robos. Sigo robando en el sentido de que, en lo que respecta a la sociedad, sigo siendo deshonesto, pero la comunidad pretende que no lo soy. 

Pasó siete años tras las rejas por sus crímenes. ¿Se consideraba hábil en su oficio? 

No era inhábil. Hay un elemento de hipocresía en la operación de robar Pero me molesta su micrófono. Interfiere con mi pensamiento. Veo cómo se mueven los carretes y siento que debería ser cortés con la grabadora que se desenrolla silenciosamente, sin ayuda de nadie. Pero como le decía: el acto de robar lo obliga a uno a esconderse. Si uno se esconde, oculta parte de su acción y uno no la puede reconocer. Resulta aún más peligroso reconocerla ante los jueces. Ante ellos hay que negarlo todo. Uno tiene que negar ocultando. Cuando uno oculta lo que hace es siempre con ineptitud. Me refiero a que uno no utiliza todas sus habilidades. Por fuerza, algunas de ellas están encaminadas a negar el acto que uno emprende. 

¿Siente alguna afinidad hacia sus colegas del crimen? 

No, de ningún tipo, por la sencillísima razón de que eso me encaminaría hacia la moralidad y, por lo tanto, hacia el bien. Si, por ejemplo, existiera una lealtad entre dos o tres criminales, eso significaría el inicio de una convención moral y, por lo tanto, de inicio del bien. 

Cuando empezó a escribir en prisión, ¿la soledad de la creatividad era preferible al aislamiento del criminal? 

No, porque lo que escribí me hizo sentir aún más solo. 

¿Qué fue entonces lo que lo hizo escribir? 

No lo sé. No sé cuáles fueron las razones profundas. La primera vez que advertí el poder de la escritura fue cuando le envié una postal a una amiga alemana que vivía en Norteamérica. El lado de la postal en que yo debía escribir era blanco, con pequeñas arrugas, como la nieve. Esa superficie me hizo evocar la nieve y la Navidad. En vez de escribir un pensamiento convencional, escribí acerca de la calidad del papel. Eso fue lo que me inició. Esto no explica mi motivo, pero sí me dio mi primera probada de libertad.
Escribió su primera novela, Nuestra señora de las flores, en prisión. ¿Qué actitud tenían las autoridades hacia los esfuerzos literarios de los internos? ¿Lo apoyaron con materiales para escribir? 

Ciertamente no. Nos daban papel para hacer bolsas. Fue en ese papel café que escribí el inicio del libro. No creí que fuera a ser leído. Pensé que yo nunca iba a salir de la cárcel. Escribí con sinceridad, con fuego y furia, y con mucha más libertad porque estaba seguro de que el libro jamás sería leído. Un día fuimos de la prisión a la corte. Cuando volví a mi celda el manuscrito había desaparecido. El director de la prisión me mandó llamar. Me castigó: tres días en confinamiento solitario a pan y agua por haber utilizado un papel que "no estaba destinado a obras maestras de la literatura". El despojo del director me hizo sentir menospreciado. Ordené unos cuadernos en la cafetería, me metí a la cama, me sumergí bajo las mantas y traté de recordar, palabra por palabra, las cincuenta cuartillas que había escrito. Creo que lo logré. 

Aunque hay quienes la han aclamado como una obra maestra del erotismo, muchos críticos se han rehusado a concederle a este libro un reconocimiento literario. ¿Le gratificó el que su publicación haya causado una verdadera tormenta de elogios y protestas? 

Sí, pero me habría gustado que la editorial sacara el libro con una portada muy inocente, en un tiraje muy pequeño de trescientos o cuatrocientos ejemplares, y asegurarme de que cayera en manos de los banqueros católicos y gente por el estilo. 

¿Es usted tan indiferente a la aceptación de los intelectuales, como parece serlo ante la aprobación de la crítica y del público? 

Jamás traté de formar parte de la literatura francesa, por no mencionar el hecho de que la literatura francesa difícilmente me habría dado la bienvenida. 

Dice que no es "uno de ellos". Entonces, ¿departe en sociedad con sus ex compañeros de celda y con sus socios del crimen? 

Desde luego que no. Considere la situación. Obtengo regalías de todo el mundo. Usted viene a entrevistarme de Playboy. Mientras tanto, ellos siguen presos. ¿Cómo espera que mantengamos una amistad? Para ellos no soy más que un hombre que ha traicionado. Tuve que traicionar al robo, que es un acto individual, en beneficio de una operación más universal, es decir, la poesía. Tuve que traicionar al ladrón que era para convertirme en el poeta en el que espero haberme convertido. Pero esta "legalidad" no me ha hecho más feliz. 

Parece sentir que se le considera un paria tanto en la sociedad como en el submundo. ¿Qué piensa de esta reprobación generalizada? 

No me importa, pero es cuestión de temperamento. Me gusta ser un proscrito tal y como, con todo respeto, a Lucifer le gustaba ser proscrito por Dios. Pero es por orgullo, y ése no es mi lado bueno. 

Algunos críticos han tachado a Sartre de blasfemo por llamarlo "San Genet" en la evaluación de seiscientas páginas que escribió sobre su obra. ¿Qué opina de esta canonización intelectual? 

Mis detractores no protestarían por un San Camus. ¿Por qué objetan un San Genet? Cuando era niño me resultaba difícil imaginarme presidente de la República, general o cualquier otra cosa por el estilo, a menos, claro, que hubiera un elemento de voluntad o de determinación. Fui hijo ilegítimo. Estaba fuera del orden de la sociedad. ¿Qué podía anhelar sino un destino especial? Si quería utilizar al máximo mi libertad, mis posibilidades, mis facultades - aún no me percataba de mi talento literario ­ lo único que me quedaba era convertirme en santo, sólo eso; en otras palabras, en una negación del hombre. 

Usted ha escrito sobre la "eterna pareja" que forman el santo y el criminal. ¿Cuál es la relación que existe entre ellos? 

Ambos viven en soledad. Si examina el asunto con detenimiento, ¿no tiene la impresión de que los grandes santos parecen criminales? No existe un lazo visible entre sociedad y santidad. La santidad asusta. 

Algunos críticos lo han increpado, no sólo por ver la santidad como lo hace sino por atreverse a usar la palabra. 

Mis detractores se estremecen de que utilice cualquier palabra, hasta una coma. François Mauriac escribió una vez un artículo sobre mí en el que me pedía que abandonara la escritura. Los buenos cristianos, y particularmente mis detractores, son propietarios de la palabra "santidad": no me permiten usarla. 

Usted escribió una vez que la poesía es "el arte de usar excremento y hacer que el lector se lo coma". ¿Con esta definición quería justificar su celebrada tendencia a valerse de un lenguaje socialmente inaceptable en su obra? 

Las palabras obscenas existen. Si existen, tienen que utilizarse, si no, no se habrían inventado. Si no las utilizara, esas palabras existirían en un estado de apatía. El papel del artista es impartirle valor a las palabras. Usted se refirió a la definición que hice alguna vez de la poesía. Ahora no la definiría así. Si uno quiere tener aunque sea una mínima comprensión del mundo, tiene que deshacerse del resentimiento. Todavía estoy resentido con la sociedad, pero cada vez menos, y espero que no transcurra mucho tiempo antes de que ese sentimiento desaparezca por completo. En el fondo, me importa un carajo. Pero cuando escribí esas palabras estaba resentido; la poesía era una transformación, a través del lenguaje, de lo que se considera materia base en lo que se considera materia noble. Ahora, el problema es muy distinto. Ustedes ­ es decir, la sociedad ­ ya no me interesan como enemigo. Hace diez o quince años estaba en su contra. En este momento no estoy ni a favor ni en contra. Ambos existimos al mismo tiempo. Mi problema ya no es oponerme a ustedes sino hacer algo en lo que estemos involucrados, la sociedad y yo, al mismo tiempo. Ahora creo que si mis libros estimulan a los lectores sexualmente es porque están mal escritos: la emoción poética debería ser tan fuerte que ningún lector sintiera un estímulo sexual. En cuanto a que mis libros son pornográficos, no los rechazo por ello. Sólo respondo que me faltó gracia. 

¿Cómo evaluaría a Sartre? 

Sartre se repite. Tiene unas cuantas ideas principales que ha explotado en varias formas. Cuando lo leo voy más aprisa que él. Pero su autobiografía me sorprendió. En ella muestra su voluntad de liberarse del mundo burgués. En un mundo en el que todos tratan de ser prostitutas respetuosas, resulta agradable encontrarse con alguien que sabe que está un poco prostituido pero no quiere ser respetuoso. Personalmente, Sartre me cae bien. Su compañía es entretenida. Comprende todo sin juzgar, con risa. Él no acepta todo de mí pero disfruta cuando discutimos. Es un hombre en extremo sensible. 

¿Le complació el inigualable análisis psicológico que hizo de usted? 

Me llenó de una especie de repugnancia porque me vi desnudado: desnudado por alguien que no era yo. Me desnudo en todos mis libros, pero al mismo tiempo me disfrazo con palabras, con actitudes, con ciertas elecciones mediante cierto tipo de magia. Me las ingenio para no salir muy dañado. Pero Sartre me desnudó sin ceremonia. Mi primer impulso fue quemar el libro; Sartre me había dado el manuscrito para que lo leyera. Dejé que lo publicara porque mi preocupación fundamental ha sido siempre la de ser responsable de mis actos. Me llevó algún tiempo sobreponerme a la lectura del libro. Me fue casi imposible retomar la escritura. Podría haber producido cierto tipo de novela mecánicamente. Pude haber escrito libros pornográficos de una manera automática. El libro de Sartre creó un vacío que me produjo una especie de deterioro psicológico.
¿Cuánto tiempo duró este vacío? 

Seis años permanecí en ese abominable estado; seis años de imbecilidad, que es la materia básica de la vida: abrir una puerta, prender un cigarro. En la vida del hombre sólo existen algunos destellos. Todo lo demás es grisura. Pero ese deterioro me condujo a una meditación que finalmente me llevó al teatro. 

Pero Velatorio y Las criadas fueron escritas y producidas antes de que se publicara el libro de Sartre. 

Así es. Pero el libro de Sartre hizo que explotara algo que ya me era familiar. 

En opinión de algunos reseñistas, ese "algo familiar" es la condición de los grupos minoritarios acerca de los que escribe y con cuya marginalidad se identifica. ¿Están en lo correcto? 

Escribo teatro para cristalizar una emoción teatral, dramática. No me interesa si, por ejemplo, Los negros le sirve a los negros. Además, no creo que lo haga. Creo que la acción directa, la lucha contra el colonialismo, hace más por ellos que cualquier obra de teatro. En esas obras traté de dar voz a algo profundamente enterrado, algo que los negros y otros pueblos marginados eran incapaces de expresar. Hablando de Las criadas, un crítico dijo que "no hablan así". Bueno, sí lo hacen: pero sólo a mí, cuando estoy solo, a medianoche. Si alguien me dijera que los negros no hablan así, les contestaría que si pusieran su oído contra el corazón de uno de ellos, escucharían lo que escribí. Uno tiene que ser capaz de escuchar lo no dicho. 

¿Entonces, en sus obras, su afinidad está con las clases oprimidas y necesitadas? 

Puede ser que haya escrito estas obras contra mí mismo. Puede ser que yo sea Los Blancos, El Patrón, El Empleado, y trato de aislar los elementos de idiotez que hay en esas cualidades. 

Bueno, aquí, en esta exigua habitación, aparte de unos cuantos muebles de segunda mano, sólo vemos siete libros, un despertador, una maleta, un traje y tres camisas, además de la ropa que lleva puesta. ¿Es todo lo que posee? 

Sí. ¿Por qué habría de tener más? La mía es la pobreza de los ángeles. Las posesiones y todo lo que las acompaña no me interesan en lo más mínimo. A veces, cuando voy a Londres, mi agente me hace una reservación en el Ritz. Pero ¿qué necesidad tengo de poseer lujos y objetos? Escribo: eso es suficiente. 


Playboy, abril de 1964
Traducción de Laura Emilia Pacheco






La bomba Genet


por 
Jean Cocteau

Seis días después de recibir el manuscrito de Nuestra señora de las flores, de Genet, Jean Cocteau escribía en su Diario.



"La bomba Genet. El libro está aquí­, en el departamento, extraordinario, oscuro, impublicable, inevitable. Uno no sabe desde qué ángulo acercarse a él. Es. Será. ¿Obligará  al mundo a convertirse en lo que describe en sus páginas? Para mí­ es el gran evento de la época. 

Me disgusta, me repele, me asombra, plantea mil problemas. Llega con ligeros pies de escándalo, con pies aterciopelados. Es puro de una pureza autocontenida, una pureza entera en el sentido en el que Maritain dijo que el demonio es puro porque no puede hacer más que el mal. El ojo de Jean Genet averguenza y perturba. Él está en lo correcto y el resto del mundo está equivocado.

¿Pero qué debe hacerse? Esperar. ¿Esperar qué? ¿Qué las prisiones dejen de existir junto con las leyes, los jueces, un sentido de deshonra? ¿Acaso la verdadera grandeza consiste en hacer lo que hizo Miguel Ángel? ¿Engañar al Papa y a Dios? ¿Atestar las cúpulas de las iglesias y de los lugares públicos con sus secretos? ¿Acaso Proust sería más vasto y sólido si no mintiera? ¿Acaso su prestigio proviene de sus mentiras? 

Yo me entrego a una especie de sueño que reemplaza la inteligencia. He releí­do Nuestra señora de las flores línea por lí­nea. Todo es abominable y digno de respeto. Genet perturba, lo vuelvo a decir, y no hay nada que él pueda hacer al respecto.

Subrayo que en este libro no existe el deseo de escandalizar. La mano que lo escribe es inocente, libre de toda moderación. El poema "El hombre condenado a muerte" estaba relacionado con otros poemas. Este libro posee la soledad y la trémula luz de una estrella negra".

Jean Cocteau


Fuente: Jornada, México



Enlace relacionado:  Patti Smith busca a Jean Genet en Guyana



Canelita Medina: “El domingo se me olvidarán los dolores” / entrevista de Humberto Sánchez Amaya, El Nacional, 4 de octubre de 2018


La cantante celebrará 65 años de carrera con un concierto en el Aula Magna de la 
UCV, 11 de noviembre, en el que cantará junto a la Orquesta Sinfónica 
Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas. Estarán varios de sus
 amigos, lo que agradece y disfruta. La música, hoy, es su mejor medicina









Es mentira que nadie es profeta en su tierra. Lo sabe Canelita Medina.  65 años de carrera le han valido inmensas satisfacciones sobre el escenario, así como muchas amistades.









“Ha sido acá, en mi país, donde he podido ser. Un artista puede tener toda la promoción del mundo, pero sin el público, es nadie”, afirma la cantante.

El domingo 11 de noviembre “La dama del son” celebrará más de seis décadas de trayectoria en el Aula Magna de la UCV, un lugar en el que se reunirá con músicos de distintas generaciones con las que ha compartido durante años, así como con la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas.

—Ha dicho que en situaciones como estas se da cuenta de quiénes son sus amigos.

—Chico, fueron muchos los artistas que no fueron invitados, sino que llamaron para decir que querían estar acá por Canelita. Eso no lo hace todo el mundo. Me siento feliz y privilegiada por Dios y la Virgen.

—Usted comenzó a los 14 años…

—Ya vas a sacar cuentas. Por eso no me gusta que estén diciendo los años (risas).

—…una muchacha que a esa edad empezaba a cantar.


—Fueron años duros. Comencé como cantante de orquesta, una labor bastante difícil. En aquella época no se viajaba en avión, sino por tierra; el artista ganaba tres lochas. En el escalafón, el que menos ganaba era el cantante. Muchas veces me cambié en el autobús o tuve que dormir dos horas para seguir a otra presentación.

—Pero había voluntad, tanto así que lleva 65 años.


—Bueno mi amor, porque eso se lleva acá (se señala el corazón). Uno no siente el cansancio. Hoy estoy un poco golpeada porque tengo una rodilla mal, pero el domingo se me olvidarán los dolores.

—La música, la mejor medicina

—Claro que sí.

—¿Alguna anécdota de esos primeros años?
—Yo era muy tímida cuando comencé en la Sonora Caracas, que era la orquesta de planta de Radio Continente. Era una época en la que iba el público a las radios a ver a las actuaciones. Entonces, anunciaron que yo iba a estar allí, pero cuando comenzaron a tocar los músicos, se me fue la voz. Nunca me imaginé que eso podía pasar. Dije: "Trágame tierra". Eso me marcó mucho, pero he perdido la timidez. Ahora que venga lo que sea.

—¿Y qué la llevó al camino de los solistas?
—Yo era cantante de Federico y su Combo Latino, que estaba con Foca Records. Ellos quisieron irse antes de que se terminara el contrato, y las disqueras no se negaron, pero pidieron que yo me quedara.

— ¿Hubo algún tipo de obstáculos por el hecho de ser mujer?
—En ese aspecto, le doy las gracias a los músicos venezolanos, que son mi segunda familia. Siempre me han brindado su respeto y admiración. No hubo problemas por eso.

—Veo que algunas de sus canciones están en plataformas como Spotify.
—Bueno, de eso no te puedo hablar. Eso es asunto del manager, que lo dejé encargado de eso. Me he rodeado de gente que se mueve.

—¿Y cómo vislumbra el futuro de la salsa en momentos en los que predominan otros estilos?
—Siempre ha habido épocas en las que la salsa ha estado arrinconada. Pasó con el merengue. Me retiré ocho años a trabajar en la empresa privada, sin saber de la música. La salsa siempre tiene sus seguidores, así que llegará el momento y reinará otra vez.

—¿Qué hizo durante los años de retiro?
—Bueno, cuando llegó el merengue y el guachi-guachi, me retiré. Tenía a mi hija pequeña, fui padre y madre. Empecé a trabajar en Farvenca, una distribuidora de medicinas. Una tarde me llamaron por teléfono para preguntarme si quería formar parte de Federico y su Combo Latino. Como uno siempre tiene ese gusanito por dentro, no esperé que me lo dijeran dos veces. Con ese grupo pegué mi primer éxito: “Besos brujos”.

—Y esa hija se convirtió en cantante.
—Una gran cantante, compositora, música y arreglista.

—¿Y qué tanto influyó usted para que ella también eligiera la música?
—Siempre traté de mantenerla alejada. Ser cantante de salsa no es fácil. Uno se come tres verdes y dos maduras. Yo quería que tuviera una profesión y, si luego quería cantar, que lo hiciera. Hay gente que vio mal eso. Me decían que yo era egoísta, que no quería competencia. ¿Qué sería de mi hija si no hubiera hecho su carrera de esa forma? Estoy orgullosa de ella, y ahora está a cargo de la Dirección de Cultura de la UCV. Ella no me decía que quería ser cantante. Te voy a contar esto. Un día un músico me dijo que había visto a una negrita cantando en la pizzería La Delia, y que creía era mi hija.. Dije que no podía ser porque ella trabajaba todos los días. Pero, por curiosidad, una noche fui, me senté de última y la vi salir a cantar. Ese día dije que no podía hacer más nada, pero le pedí que terminara la carrera. Estudiaba Administración de noche y trabajaba de día.

—Una noche caraqueña que brindaba tanto.
—En aquel tiempo sí. De esa noche extraño la época de ser cantante de orquestas. Uno viajaba tanto, tuve el privilegio de alternar con tantas orquestas puertorriqueñas, cubanas, que venían. Recuerdo con nostalgia porque ya no se dará otra vez.

—¿Qué tiene de especial la salsa?
—¡Ay, mi amor! El que no baila con un tambor no tiene sangre en el cuerpo.

—¿Y ha conocido a gente sin sangre en el cuerpo?
—¡Claro que los he conocido! Es más, he conocido a salseros que no saben bailar.

—¿Cómo se siente cantar por primera vez junto a una sinfónica?
—Asustada, aunque no es la primera vez. Estuve otras veces con Oscar D' León, la Gran Mariscal de Ayacucho, en programas. Pero no es lo mismo estar uno o dos números, que tener la responsabilidad de que el espectáculo sea de uno. Pero adelante.

—Hay músicos que no pudieron estar por tener otros compromisos, como Oscar D' León. ¿Qué otros le hubiese gustado que la acompañaran?
—Muchos que se han ido, como el conguero Francisco Rojas, Luisito Quintero, tantos otros. Hay una cantante, Estelita del Llano, pero está fuera del país. Ella concursó conmigo en un programa de aficionados llamado Buscando estrellas por Ondas Populares. Ella cantó un bolero precioso, pero llegó la rumbera y le quitó el premio.

—¿Qué hará después del concierto?
—Hay una propuesta para ir a Medellín.

—¿Qué es la música?
—Todo. Yo no voy a dar la cómica en un escenario. Cuando no pueda hacerlo más, tendré que decir hasta acá llegué.


Con orquesta

El concierto por los 65 años de carrera de Canelita Medina será el domingo 11 de noviembre en el Aula Magna de la UCV, a las 11:00 am. Habrá son cubano, guajiras, guarachas y son montuno. Además de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas, también estarán Verónica Rey, Dimas Pedroza, Alfredo Naranjo, Trina Medina, Floria Márquez, Naty Martínez, Wilmer Lozano, Betsayda Machado, El Sonero Clásico del Caribe, Goyo Reyna, Ramón "Pecheche" Mijares, Juan José Hernández “el Indio”, Katherine Coll, Ana Isabel Domínguez, Delia Dorta, Edgar Sibadas, Trío Hermanos Rodríguez y Williams Mora.

En el concierto serán interpretados los temas “Que vuelvas” y “Cenizas”, que serán grabados para subirlos luego a plataformas digitales.



Humberto Sánchez Amaya  @HUMBERTOSANCHEZ
El Nacional, 4 de octubre de 2018
Fuente: El Nacional


Rafael Cadenas, premio Reina Sofía, profesor por cuatro dólares en Caracas, Manuel Llorente, El Mundo, 23 octubre 2018 / La poesía sigilosa de Rafael Cadenas, por Javier Rodríguez Marcos, El País, 11 mayo 2018 /

 

  • El galardón está dotado con 42.000 euros
  • Cadenas: "Estoy en contra de todos los nacionalismos, son como las creencias religiosas"


El poeta venezolano Rafael Cadenas, después de presentar su último libro
 de poemas en el Palacio Real de Madrid. JOSÉ AYMÁ


"Un profesor con su sueldo no puede vivir, tiene que trabajar fuera. Yo fui profesor en segundo lugar y cobro cuatro dólares. Lo completo con el [retiro] de la vejez, el premio nacional... Reuniendo todo no nos alcanza para lo que necesitamos".

Lo dijo ayer Rafael Cadenas, uno de los poetas indiscutibles de la lengua española. Se refería a su vida en Caracas (Venezuela). Y tras sus palabras, silencio en la sala del Palacio Real, donde se presentaba una antología de sus versos (editada por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional) pues hoy recibe el XXVII Reina Sofía de Poesía, dotado con 42.000 euros.

"El totalitarismo ha vuelto, ha sobrevivido, no hay que descuidarse. Hay que defender la democracia", dijo con una voz tenue, entre silencios, pero con un mensaje muy nítido. "Es muy importante la amistad entre España y Venezuela. Han desaparecido muchos periódicos, casi no hay espacio para la oposición...". Rafael Cadenas lanzaba un SOS tras otro al escaso auditorio. "La Universidad de Venezuela tiene casi 300 años y está en el suelo por la situación que vivimos", detalla.

Además de vivir (o malvivir) en Caracas, y de responder sobre ello, a Cadenas le persigue un poema desde que lo escribió cuando tenía 32 años (y ahora cuenta 88). Pasaba una época de depresión y surgió Derrota. No es que lo rechace de plano pero ya no se reconoce en él. Da igual. Donde va le preguntan por él. En América Latina es todo un himno:

"Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)...".

"No es que me sienta triunfante sino que difiero, además menciono las guerrillas favorablemente y es un gran error recurrir a ese medio. Y tampoco lo escribí como un poema, sino uniendo frases que iban en la misma dirección". En la antología no aparece el poema, pero sí Fracaso, que Cadenas lo considera el contrapunto a Derrota, y donde se incluye este verso: "Me has hecho humilde, silencioso y rebelde".

¿Y se siente así? "Si hay alguien que dice que es humilde, no lo es; es como darse un título. ¿Callado? Sí, un poco. ¿Rebelde? Más que rebelde trato de ser consciente".

Los dos primeros libros de Cadenas, Los cuadernos del destierro (1960) y Una isla (1958), reflejaron y no sólo su estancia en la cárcel (tres meses) y su exilio (cuatro años) en la isla de Trinidad. "Eran versos un tanto exuberantes. Luego la poesía cambió, se acercó a la prosa, al habla. Y eso ha seguido hasta ahora". O sea, de libros como Memorial (1977), Amante (1983) y Gestiones (1992) a ese "ahora" que es En torno a Basho y otros asuntos (2016). Basho y sus haikus, sobre todo el que para Cadenas es el modelo: "Un viejo estanque:/ salta una rana,/ ruido de agua". Pues la poesía de Cadenas, como el haiku, intenta capturar el presente, lo que existe, pero sin olvidar el pasado. "Es lo que trato de escribir, presente y pasado. ¿El futuro? No lo conocemos, es una fantasía".

No lejos de los haikus están otras debilidades de Cadenas, como el Maestro Eckhart, san Juan de la Cruz ("de quien escribí un pequeño libro") y la corriente clásica de la India ("pero sólo como lector, no como practicante"). También leyó a la Generación del 98 y del 27 gracias a la Colección Austral pero no a las posteriores, no han llegado a Venezuela. Y recuerda que cuando era periodista de un diario deportivo un ciclista le confesó que se sabía de memoria La voz a ti debida de Pedro Salinas. Y lo dice como ejemplo de un país que ama la poesía y la música. Y luego calla.

La democracia trasciende lo político

Rafael Cadenas tiene un sentido del humor que saca a ráfagas, de vez en cuando, como para suavizar el silencio tenso de la sala cuando habla de la situación política en su país. "Estoy muy sordo. Los aparatos que uso desafortunadamente se dañaron ayer, me bañé con ellos, fue un accidente, no es que no quiera oír". Cadenas se ayuda de su hija Paula que le hace las veces de traductora. Y pasa a hablar de la poesía: "Hoy cabe de todo en ella, sobre todo desde la revolución de Walt Whitman, que amplió el lenguaje, rompió con la poesía un tanto romántica. La revolucionó en forma y contenido. Y escandalizó. Hoy Walt Whitman es símbolo de la democracia".

Y ahí une política y poesía, sus preocupaciones: "En Venezuela hubo práctica democrática durante 40 años, aunque hubo corrupción. Pero no hubo educación democrática. La democracia trasciende lo político, es muy interior. Demócrata no es sólo el que vota sino el que lo es en todas partes, en la casa, en la calle, en el trabajo. Está más allá de la política".

Y sigue: "Soy un cosmopolita. Estoy en contra de todos los nacionalismos, son como las creencias religiosas".

- ¿Y escribe?

- Hace meses que no escribo. Pero reviso poemas antiguos, de otras épocas. Tengo como para tres libros.

- ¿Y cómo fue el cambio de una poesía más narrativa a una más espiritual?

- La poesía cambió, se acercó mucho a la prosa, el lenguaje fue más cercano al habla -dice en tercera persona-. Llegó la poesía más breve. Pero no porque yo lo decidiera sino que simplemente ocurrió.

- ¿Suscribe estas palabras de Czeslaw Mislosz, citadas por Octavio Paz, que aparecen en el umbral de su libro Una isla: "Infeliz bajo la tiranía,/ infeliz bajo la república,/ en una suspirábamos por la libertad,/ en otra por el fin de la corrupción"?

- Ahí parece que en la tiranía no hay corrupción, y también la hay.

Rafael Cadenas, en su Ars poética, dice claramente: "Que cada palabra lleve lo que dice (...) estamos aquí para decir verdad".

Y parece que no se ha movido del primer texto que aparece en esta antología: "Soy desmañado, camino lentamente y balanceándome por los hombros (...) sobrevivo en la indecisión". Y en 2017, el pasado año, escribió este poema que tituló Poesía y que también aparece en esta antología que él mismo ha preparado junto a Juan Pablo Gómez Cova:

"Siempre a la mano
para ti, 
disponible.
Soy apenas
 un mandadero
 que disfruta
el trayecto, día
tras día
hasta que tú
quieras
 amiga
y las palabras
lleguen".

Manuel  Llorente, El Mundo, 23 octubre 2018 
Fuente: El Mundo



LA POESÍA SIGILOSA DE RAFAEL CADENAS,
 por Javier Rodríguez Marcos, 
El País, 11 de mayo de 2018





El poeta venezolano sucede a Claribel Alegría en la XXVII edición del galardón



“Humilde, silencioso y rebelde”, así se autorretrató en un poema el venezolano Rafael Cadenas, que acaba de obtener el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Convocado por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, el galardón se ha convertido en el más prestigioso del género en los países de lengua española y portuguesa. Cadenas toma el relevo este año de la nicaragüense Claribel Alegría, que lo obtuvo el año pasado, meses antes de fallecer.
El jurado encargado de seleccionar a Cadenas como ganador del premio estuvo copresidido por Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, presidente del Patrimonio Nacional, y Ricardo Rivero Ortega, rector de la Universidad de Salamanca. Su composición la completaron Darío Villanueva Prieto, director de la Real Academia Española; Juan Manuel Bonet Planes, director del Instituto Cervantes; Ana Santos Aramburo, directora de la Biblioteca Nacional de España; y José Manuel Mendes, presidente de la Asociación Portuguesa de Escritores, entre otros poetas y personas vinculadas con el mundo de la poesía como Berna González Harbour, Luis Alberto de Cuenca, Pilar Martín-Laborda y Bergassa o Blanca Berasategui.
Nacido en Barquisimeto (Venezuela) en 1930 y vecino de la urbanización La Boyera, al sureste de Caracas, Cadenas es uno de los autores fundamentales de la lírica latinoamericana de los últimos años, papel ya reconocido por el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que otorga la Feria del Libro de Guadalajara (México) o el García Lorca que se concede en Granada. Sigiloso en el trato y lento en la conversación –piensa cada palabra como si formara parte de un futuro poema-, Cadenas ha ido ocupando poco a poco un lugar en el Olimpo de los poetas vivos sin abdicar ni de su humildad ni de su rebeldía ni de su silencio. Ni de un compromiso crítico al que se ha acercado también sin estridencias.
Era un jovencísimo militante comunista autor de un libro de poemas –Cantos iniciales (1946)- cuando tuvo que exiliarse a la isla de Trinidad, circunstancia a la que suele quitar hierro diciendo que se puede llegar a ella “en lancha” desde la costa venezolana: “está a 30 kilómetros”. Cuatro años tardó en recorrerlos de vuelta para instalarse en la capital en 1957, pocos meses antes de la caída del dictador. Un año más tarde publicó el poemario La isla y en 1960, uno de sus libros clave, titulado, no por casualidad, Los cuadernos del destierro. En 1966, en medio de una profunda depresión, dio a la imprenta Falsas maniobras (1966), que incluye su poema más famoso, un verdadero hito en América Latina: Derrota
“Yo que no he tenido nunca un oficio 
que ante todo competidor me he sentido débil 
 que perdí los mejores títulos para la vida 
que apenas llego a un sitio ya quiero irme 
(creyendo que mudarme es una solución…” 
Cuando se le recuerdan esos versos Cadenas responde que los escribió con 32 años –en unos meses cumplirá 88-, que ya no se reconoce en ellos y que su éxito se debió a la situación política de los años sesenta en su país, volcado en la consolidación de la democracia con el presidente Rómulo Betancourt. Se reconoce, eso sí, en el verso que dice que es un hombre que apenas habla. 
“¡Que cada palabras lleve lo que dice. 
 Que sea como el temblor que la sostiene. 
Que se mantenga como un latido”, dicen tres famosos versos suyos.
Su laconismo le ha llevado a cultivar una poesía cada vez más influyente y, a la vez, más esencial. Menos exuberante, matiza él. A la reunión en 2007 de su Obra entera (Pre-Textos) -700 páginas que contienen libros como los citados más IntemperieMemorial (los dos de 1977), Amante (1983) o Gestiones (1992)- le siguieron títulos como Sobre abierto (2012) o En torno a Basho y otros asuntos, su último libro hasta la fecha. “Lo que salva de los escombros / es la mirada”, escribió en él. Aunque es difícil encontrar en su poesía rastro alguno de intención política, Cadenas mantiene una actitud muy crítica respecto al Gobierno de su país. Siempre se ha declaro a favor de la democracia, “por defectuosa que sea”, y alarmado por la ausencia de separación de poderes en Venezuela. Pese a los ataques que ha recibido por ello desde el flanco gubernamental, siempre ha quitado importancia a su propio papel. Rebelde y silencioso era su autorretrato.
Javier Rodríguez Marcos
El País
 11 mayo 2018
Fuente: El País