Ayala, Mario (2014) “Explorando las redes transnacionales de derechos humanos en América Latina: los orígenes de la Federación de Latinoamericana de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Una entrevista con Patrick Rice” / Revista Cantariera, Universidade Federal Fluminense, Brasil.


DOSSIÊ  OS  LEGADOS DAS DITADURAS  CIVIS - MILITARES

ENTREVISTA con PATRICK RICE
por Mario Ayala*



Introducción

En 1978 sólo tres países latinoamericanos no estaban bajo gobiernos autoritarios: Colombia, Venezuela y Costa Rica1. Ese mismo año en Caracas, un grupo religiosos y de exiliados chilenos y argentinos que trabajaban en la solidaridad con los refugiados y en la denuncia internacional de los gobiernos autoritarios de la región, decidieron crear la Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos y el Desarrollo Social (FundaLatin), una organización ecuménica de Derechos Humanos con perspectiva regional. Los miembros de FundaLatin compartían la visión estratégica que desde Venezuela se podía realizar un trabajo de solidaridad humanitaria hacia la región y el ámbito internacional, aprovechando la situación excepcional de este país durante la década de 1970, definida por la existencia de libertades democráticas plenas, receptividad política para realizar la denuncia y el trabajo humanitario, y por su no participación en la coordinación represiva de las Dictaduras de Seguridad Nacional (DSN), lo que la transformaba en un país seguro para realizar encuentros y gestiones públicas. Uno de los proyectos de FundaLatin fue reforzar su vinculación con la activa red regional-transnacional de defensa de los Derechos Humanos e impulsar organizaciones regionales de carácter humanitario, como el plan de una federación latinoamericana de familiares de víctimas de desaparición forzada.

De modo que la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM), constituida en Caracas en noviembre 1981, fue el resultado del trabajo coordinado de redes transnacionales religiosas, de exiliados, de organismos de derechos humanos y de organizaciones de familiares víctimas locales y en el exilio, que se trazaron como meta la construcción de una organización regional de Derechos Humanos centrada en la denuncia de las desapariciones forzadas como política común de las DSN y gobiernos autoritarios de la región. Desde su creación, la FEDEFAM llevó a cabo un trabajo jurídico, político y perfomático regional e internacional centrado en tres objetivos: 1) garantizar la coordinación de organismos de familiares de desaparecidos de la región; 2) sistematización de información y organización de campañas internacionales de denuncia y concientización pública de la política de desapariciones forzadas; 3) gestiones ante instituciones intergubernamentales de Derechos Humanos para lograr la sanción de una Convención Contra las Desapariciones Forzadas en el sistema Interamericano y de Naciones Unidas, frente a la necesidad de tipificar una convención específica para una práctica violatoria no incluida en los tratados internacionales hasta ese momento y que se masificó como política de algunos Estados del Tercer Mundo a partir de la décadas de 1960 y 1970. En la actualidad FEDEFAM está integrada por 20 Asociaciones de Familiares de Desaparecidos de doce países latinoamericanos, y comparte su experiencia y coordina sus acciones con la Federación Asiática Contra la Desaparición Forzada (AFAD) y la Red Africana contra las desapariciones Forzadas. Su trabajo fue reconocido luego de 29 años con la aprobación en la ONU de la Convención Internacional que protege a todas las personas contra las desapariciones forzadas, la cual entró en vigencia en diciembre de 20102.

En este texto presento y analizo parte de una entrevista a Patrick Rice, primer Secretario Ejecutivo de la FEDEFAM y activista clave en la coordinación del proyecto hasta mediados de la década de 1980. Rice era irlandés y llegó a la Argentina en 1970 como religioso de la congregación del Verbo Divino para trabajar en un colegio de Esperanza, provincia de Santa Fe. En 1972 se incorporó a la congregación de la Fraternidad de los Hermanos de Foucault como sacerdote obrero trabajando en la industria de la construcción y viviendo en el popular barrio porteño de Villa Soldati. Fue detenido por las fuerzas de seguridad y estuvo desaparecido desde fines 1976 hasta inicios de 1977. Su caso se hizo conocido internacionalmente y la dictadura militar argentina lo liberó expulsándolo del país gracias a la presión de Irlanda y organizaciones de todo el mundo. A principios de 1977 Rice tomó la decisión de encarar una lucha contra el tipo de abusos que había sufrido y comenzó a participar de actividades de denuncia de la dictadura. También ese mismo año formó parte de la organización del Comité Argentino de Derechos Humanos en Londres, y entre 1977 y 1980 trabajó en actividades de denuncia en Nueva York y Washington. Se radicó en Caracas en 1979, e integró al equipo de trabajo de FundaLatin, coordinando el proyecto de organización de los congresos fundacionales de la FEDEFAM, entre enero y noviembre de 1981, llegando a ser su primer secretario ejecutivo. En 1987, ya casado y con hijos, retornó a la Argentina donde se radicó con su familia, debiendo rearmar su vida. Desde entonces y hasta su fallecimiento en 2010 continuó siendo activista de derechos humanos y asesor de FEDEFAM.

Nuestra entrevista con Patrick Rice se concentró en su participación en la FundaLatin y posteriormente como coordinador y Secretario Ejecutivo de FEDEFAM hasta mediados de la década de 1980, momento en el cual la organización se había consolidado y adquirido el perfil que mantiene hasta la actualidad. Su condición de protagonista clave en los orígenes de la federación y su visión del proceso en retrospectiva, nos permiten visualizar diferentestemas y problemas de la organización y también líneas de investigación para abordar la reconstrucción histórica de la experiencia de la FEDEFAM. El primer tema que salta a la vista es el rol de los activistas transnacionales de de derechos humanos y la existencia de una arena pública internacional pro derechos humanos que permitió desarrollar estrategias colectivas para denunciar la política de desapariciones forzadas en América Latina ante la opinión pública mundial, los gobiernos y organismos multilaterales. La trayectoria de Rice es un ejemplo del aprovechamiento de este campo político internacional por una red de activistas emprendedores, organismos locales, organizaciones regionales e internacionales de derechos humanos y de la incorporación de los repertorios de acción y protesta del campo de los derechos humanos en ámbito internacional y local. A esto deben agregarse du condición de sacerdote-víctima y sus vinculaciones con las redes humanitarias y religiosas en Estados Unidos y Europa, además del manejo del idioma inglés y su conocimiento de la política estadounidense.

El segundo tema que destaca es la importancia de las redes religiosas y de exiliados para apoyar a los familiares locales y en el exilio en la formación de la FEDEFAM. Lo cual permite observar que la lucha contra las violaciones de los derechos humanos reunió a organizaciones locales, en el exilio y en terceros países en planes de acción transnacionales, destinados a afectar las políticas internas de sus Estados y la legislación internacional sobre el tema, borrando los fronteras y jerarquías entre los activistas “de adentro” y “los de afuera” de las fronteras nacionales. Y además destaca la importancia de la lucha humanitaria y la solidaridad internacional para el desarrollo, mantenimiento y protección de las organizaciones locales que trabajaban en distintos contextos represivos.

Un tercer tema que se aborda en la entrevista es el la dinámica interna y externa de FEDEFAM, que según Rice tuvo cuestiones a favor y en contra: como por ejemplo la pocacapacidad de la Presidencia y Secretaria Ejecutiva para desarrollar iniciativas y el férreo control de base de las organizaciones locales. Asunto que tuvo como resultado que el equipo directivo en Caracas se concentrara más en el trabajo para lograr la sanción de una Convención contra las Desapariciones en Naciones Unidas y en la coordinación de campañas internacionales y la organización de los Congresos de la Federación. Por otra parte, al mismo tiempo el testimonio de Rice deja entrever que la creación de FEDEFAM también planteó debates y tensiones al interior (y entre) de las organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada, tales como: a) la afirmación del criterio de vinculo sanguíneo con la víctima como elemento excluyente de pertenencia y como representación legítima (la mayoría de las veces silenciando su identidad política y relación con otras víctimas de la represión, incluidos los sobrevivientes de desaparición forzada); b) las resistencias de algunas organizaciones locales para incluir en la Federación a las agrupaciones y familiares que actuaban en el exilio; c) las tensiones por unificar en acciones comunes a organizaciones que operaban en diferentes contextos represivos y cuyos componentes sociales eran distintos.

Trascribo a continuación un fragmento de una primera entrevista que realizamos con Patrick Rice en la Ciudad de Buenos Aires el 12 de diciembre de 2008.

Entrevistador: ¿Podría explicarme cómo surgió el proyecto de la Federación de Latinoamericana de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEFEFAM) a inicios de la década de 1980?

Patrick Rice: No sé por dónde comenzar… Voy a empezar hablando de la Federación Latinoamericana para el Desarrollo Social (FundaLatin). FundaLatin se nuclea alrededor de la figura del padre Juan Vives Suriá, un sacerdote español que fue presidente de Cáritas Venezuela por muchos años y así obtuvo contactos internacionales con todos los países en función de eso. Además, él tenía un talento muy particular como artista y como comunicador. Era un gran comunicador social. Yo aprendí mucho con él. Vives se comunicaba a los diarios, saludaba, comunicaba, llamaba a las cinco de la mañana. Siempre estaba llamando, sino salía la nota, si salía o no salía, era un obsesivo de ese tema.

Vives tuvo conflictos con su obispo, que lo cuestionaba, pero él era una institución en si mismo. Entonces en 1973 se da el golpe militar de Pinochet en Chile. Este hecho sacudió mucho el mundo político en Venezuela. Vives se hace eco de eso y comienza su trabajo de apoyo a los refugiados políticos que llegaban a Venezuela. Entonces Vives se encarga de este tema desde Cáritas y finalmente creó una organización para apoyar a los refugiados que se llamó Programa Venezolano Pro Refugiados latinoamericanos. En ese momento Venezuela estaba en un boom económico a raíz del aumento del precio del petróleo, entonces había muchas oportunidades para la instalación de los refugiados. Es decir, entonces enseguida los ubicaban y les conseguían trabajo. Bueno, entonces, Vives decide comenzar a trabajar con un grupo de exiliados en esta tarea de ayudar a los refugiados. Uno de estos exiliados fue el chileno Joaquín Undurraga, vinculado a los sectores de la izquierda cristiana de Chile. Vives y Undurraga tenían  la visión estratégica que desde Venezuela se podía hacer un trabajo sobre América Latina en su conjunto. Entonces Vives decidió crear la FundaLatin, con él como presidente, Guido Zuleta, que es un venezolano, como secretario, Joaquín Undurraga como vicepresidente, y una comisión integrada por exiliados argentinos y chilenos.

Yo comencé a trabajar en la FundaLatin en el año 1978-1979. Vives como que se sentía solo, yo era cura, entonces bueno, si bien estaba en la Fraternidad de los Hermanos de Foucauld, y trabajaba en la solidaridad, iba y venía bastante a Estados Unidos. En Caracas estaba el local de Maryknoll, que es una congregación misionera norteamericana, de la cual era miembro el padre Miguel D’Escoto, de Nicaragua. Además, yo en el año´78 trabajaba bastante en un proyecto de otro argentino de la Fraternidad, que estaba como yo en una situación especial, y que estaba haciendo un trabajo de apoyo a Cristianos para la Liberación en Argentina, cuyo grupo principal ese año fue casi todo diezmado. Pero sucedió la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla, México, y entonces se decidió sacar una publicación que se llamó Puebla 79. Este amigo y otros la redactaban, yo colaboraba consiguiendo financiamiento y lo publicábamos. En Venezuela la revista se publicaba con la gente de Vives y de FundaLatin, se puede decir que ambos proyectos corrían juntos. Este era un poco el trabajo concreto que yo estaba haciendo en esos años.

FundaLatin poseía muchos contactos y relaciones con el exterior. Pero su fuerte fue primero en Chile y después se extendió a Centroamérica, sobre todo a partir del contacto con Monseñor Arnulfo Romero y otros. Al producirse el asesinato del Monseñor Romero Vives fue al entierro y es fotografiado dando la extrema unción a una de las personas asesinadas en la masacre que ocurrió durante el sepelio. Publicamos un número de la revista Puebla 79 dedicado al tema con la foto de Vives en la portada. Y después de eso FundaLatin comienza a trabajar en un proyecto que se llamaba la “Fundación Latinoamericana Oscar Arnulfo Romero de Derechos Humanos”, donde participaban las Asambleas Permanentes de Derechos Humanos de Bolivia, Chile y varios otros lugares. Pero este proyecto empezó a tener problemas porque un sector del Consejo Mundial de Iglesias que estaban en Brasil, como el del pastor Jaime Wrigths, no lo veía con tan buenos ojos. En esos momentos estaba el CELADEC (Centro Latinoamericano de Desarrollo y Comunicación) en Perú, FundaLatin en Venezuela y el Comité Ecuménico por Derechos Humanos en San José de Costa Rica, coordinado por el pastor García, un anglicano episcopal. Entonces estos fueron un poco los nexos. También estaba la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, con la doctora María Elena García Dillas, que fue asesinada también en el año ochenta. El año 1980 fue muy fuerte por lo que se vivió. Porque ese año fueron asesinados Luís Espinal en Bolivia, un jesuita, un amigo, digo amigo del grupo; María Elena García Dillas en El Salvador y después el Monseñor Romero.

Bueno, entonces, como verás, FundaLatin tenía ese plan estratégico [sonríe]: quería nuclear a la gente campesina, a los familiares de desaparecidos y no sé que otro proyecto. Y entonces lo que sí concretó fue este último. Cuando yo llego a Venezuela de vuelta en 1979-1980, el grupo de FundaLatin estaba preparando el congreso, que iba a ser el Primer Congreso Latinoamericano de Familiares de Desaparecidos, que se realizaría en San José de Costa Rica en enero de 1981. En ese proyecto había gente de Chile, de Argentina, de distintas organizaciones, estaban todos trabajando ahí y bueno fuimos al congreso, y ahí se quedó la idea de crear FEDEFAM y a mí me nombraron como coordinador del proyecto. Entonces todo el año 1981 me dediqué a coordinar ese proyecto, tuvimos otra conferencia fundacional con los estatutos, después incluso se consiguió el reconocimiento de FEDEFAM por el gobierno de Venezuela.

Entrevistador: ¿Este segundo congreso donde se oficializa la FEDEFAM fue en Caracas?

Patrick Rice: Si, y fue un acontecimiento la solidaridad. Imagínese que organizamos este congreso casi sin apoyo económico del exterior, pero fuimos sorprendidos por el apoyo que
recibimos y de lo recaudado con el estreno de la película Missing de Costa Gavras. Creo que juntamos tres, cuatro mil dólares. Y después hicimos el congreso en un Convento toda la gente quedó hospedada de forma solidaria. Lo que pasaba era que como en Venezuela había tantos exilios y exiliados, la gente llegaba y se la hospedaba en las casas. Eran otros tiempos, ahora es todo hoteles. Pero había exiliados que se sentían bien haciendo eso y de verdad yo creo que si FEDEFAM pudo nacer fue gracias al exiliado y los exilios. Se sentían, digamos, parte de este proyecto y esta fue una etapa muy, muy linda…

Entrevistador: ¿Quiénes y qué organizaciones participaron de la reunión de donde se acordó la creación de la FEDEFAM?

Patrick Rice: Bueno, se pueden decir muchas cosas. FEDEFAM se crea en Costa Rica a inicios de 1981. Participaron organismos de desaparecidos de varios países. Eso fue un poco original. Y también participaron familiares que se encontraban en el exilio. Y fue ese juntarse, ese entrometerse, por primera vez, porque antes… antes los dirigentes políticos al salir de Argentina no querían saber nada con el exilio porque como acá seguía “la campaña antiargentina” y entonces eso influía mucho. En mi opinión las Madres de Plaza de Mayo fueron las primeras que empezaron a romper eso y lo rompían porque fulano, mengano, el hermano de mengano tenía familiares desaparecidos. Y creo que ese sentimiento de madres las llevo a romper esa imagen negativa que estaba muy instalada. Pero fue en Costa Rica que se hizo esa juntada.

En el Segundo Congreso, en Caracas, en noviembre de 1981, se decidió en primer lugar que los familiares en el exilio tenían derecho a existir y a ser reconocidos por la FEDEFAM. Por ejemplo, había una cosa en los estatutos sobre los ocho votos por país y esto fue hecho para que los exiliados pudieran tener su propio voto en el Congreso. En este punto me acuerdo que Susana Migues –que falleció hace varios años y en que ese momento estaba en México—era una gran defensora de los exiliados. Y de verdad yo me alegré mucho porque –sé que tal vez lo que voy a decir no lo va a creer mucha gente— ser familiar de desaparecido y ser exiliado lo hace aún más complicado. En el exilio se está lejos, no se sabe qué pasa en el país de origen, se vive en cierta sensación de aislamiento. Y yo no quiero entrar en esto de que es más o menos, porque cada uno sufre, pero creo que el reconocer a los familiares en el exilio dio mucha fuerza de participación. Después estaba el gran debate: ¿dónde vamos a colocar la sede de FEDEFAM? Al final se decidió por establecerla en Venezuela. Algunos insistían, pero “¿Qué va a pasar si la situación con derechos humano cambiaba?”. Pero muchos pensábamos que debíamos ser consecuentes. Por ejemplo, Isabel Letelier decía “bueno, si vamos a ser puristas entonces vamos a tener todos los organismos de derechos humanos en Suecia. Pero tenemos que tratar de sobrevivir en América Latina”. Ese fue el criterio.

Presidía el congreso, el embajador sandinista Leonte Herdocia, también con un hijo que había sido asesinado. Hubo conflicto porque [se ríe] en ese congreso se había elegido a la delegación de México para la parte internacional. Pero quién representaba a México era Rosario Ibarra de Piedra, que era opositora acérrima del PRI [Partido Revolucionario Institucional]. Entonces al final tuve que informarle que se retirarían todos si ella quedaba en ese puesto. Entonces Rosario muy noblemente renunció al cargo, ella era una mujer sensata, una gran persona de verdad. Porque su enemigo era el PRI y personas como los sandinistas o Isabel Letelier no deseaban una situación crítica con el PRI. Y así nació FEDEFAM y yo fui nombrado Secretario Ejecutivo por el Congreso y los demás cargos los tenía que nombrar cada país. En Chile la agrupación de Chile organizó una elección nacional. Y de ahí salió la primera presidenta de FEDEFAM, la chilena Pamela Pereyra, elegida en 1982. Y bueno, en este contexto, una de las primeras cosas que planteó Pamela es que ya habían pasados dos años desde el comienzo fundacional con la comisión, y que teníamos que dejar de funcionar en las oficinas de FundaLatin y crear la propia sede de FEDEFAM en Caracas.

Ella consideraba esto por varias razones, que no solamente tenían que ver con la autonomía de FundaLatin. Al principio fue conflictivo. La decisión fue tomada en el Congreso que hicimos en Perú en 1982 y a partir de eso buscamos una oficina. Luego Vives, presidente de FundaLatin, quedó como presidente honorario si iba a los congresos.

Entrevistador: ¿Este cambio en la relación con FundaLatin fue resultado de tensiones o un producto del proceso de desarrollo del espacio de FEDEFAM?

Patrick Rice: Se detuvo. Alguna gente se fue conmigo a trabajar a la oficina de FEDEFAM. Lo que pasa es que el fenómeno de FEDEFAM tenía puntos de fortaleza y de debilidad. Su fortaleza era que los familiares de los países participaban y controlaban fuertemente la actividad de la federación. Y su debilidad se relacionaba con lo mismo: no dejaban mucho espacio para el trabajo de la Secretaría, digamos, uno no podía desarrollar muchas publicaciones porque ellos sentían que tenían que controlar, no es la palabra, pero era el modo en como estaban acostumbrados a manejarse en sus países.

Por ejemplo, luego de regresar, observé que aquí en Argentina se sacaba una declaración y capaz que pasaban un mes discutiendo los términos de la declaración. No iban a dejar a una oficina en Caracas realizar las declaraciones. Por eso digo que fue la misma fortaleza del movimiento de los familiares que participaban de la FEDEFAM, lo que no permitió otros proyectos. Uno de los proyectos más importantes que nunca se pudo concretar (y que había avanzado bastante) era hacer un listado de desaparecidos de América Latina. Porque en cada país los familiares de desaparecidos se apoyaban en alguna institución jurídica: en Argentina, la Asamblea permanente por los Derechos Humanos (APDH) y el Centro de Estudios legales y Sociales (CELS); en Chile en la Vicaría de la Solidaridad y los juristas; y la organización de Derechos Humanos Centroamérica. Entonces, en nuestro trabajo internacional notamos que, después de tres años denunciando a los veinte mil desaparecidos de América Latina, nos decían “¿Dónde está la lista?” Y bueno…

Entrevistador: Pero ustedes tenían un trabajo en ese sentido ¿No se logró sistematizar y/o coordinar toda la información?

Patrick Rice: ¡No se podía! Hasta el día de hoy es muy difícil, por los criterios…todo eso. Esta es una cuestión que creo que a lo largo de tiempo demostró ser una debilidad de FEDEFAM. Pero se logró otra cosa. Se logró trabajar mucho la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Es decir, la fortaleza fue trabajar más centrados en la Comisión de Protección de Desaparición Forzada, se organizaban campañas internacionales, campañas por los países, etc.

Entrevistador: ¿Estas campañas y acciones en organismos multilaterales los visualizó mucho en esos años?

Patrick Rice: Si, si, claro porque a raíz de la experiencia de desaparición forzada que viví (y también otros habían vivido eso), yo había participado bastante en el ´77 en Naciones Unidas, con los argentinos, yo di mi testimonio en la Comisión de Derechos Humanos creo que en febrero de 1977. Y ahí conocí el drama que se vivía, y del que no se podía escapar: los denunciantes teníamos que andar buscando una Organización No Gubernamental reconocida por la ONU para que te preste el lugar para hablar ante esa institución. Entonces una de las primeras cosas que hicimos con FEDEFAM fue solicitar el reconocimiento como organismo de consulta ante la ONU y fue finalmente en el año 1984-1985 que obtuvimos este reconocimiento.

FEDEFAM fue la primera organización del sur en lograr este reconocimiento y esto le dio mucha fortaleza. Hasta el día de hoy tenemos una representación en Naciones Unidas. Y entonces esta fue una de las actividades más importantes de la Federación en la búsqueda de la creación de una Convención contra las Desapariciones Forzadas, junto con las campañas y acciones, y la convocatoria mundial durante la semana del detenido-desaparecido.

Estas fueron todas actividades que organizamos. Además, para 1980 las dictaduras militares y el sistema de desaparición forzada se había extendido bastante en América Latina, con bastante influencia del modelo represivo argentino. Yo me acuerdo que visité Honduras en 1982 y allí habían implementado el modelo argentino mediante un militar que había estado aquí, creo que se llamaba Álvarez. Entonces, después en Perú, en Colombia. Realizamos visitas a países como FEDEFAM, sobre todo cuando estuvo en la presidencia la boliviana Lara Loyola Guzmán, que era muy buena para realizar visitas. Sucedía que para estos gobiernos el hecho de que la visita venga de una organización con sede en Venezuela no le parecía demasiado, no era que los visitaba Human Rights Watch, su idea era que no teníamos influencia en el ámbito internacional y consideraban que no le representaba tanto peligro. Y a partir de estas experiencias de visitas empezamos a trabajar mucho en la organización de los familiares de desaparecidos de esos países. En Honduras había una organización que era controvertida, que había ayudado mucho en la reunión de Costa Rica…

Porque otra fuente de conflicto fue que siempre había intentos de tratar de encuadrar a los centroamericanos con los sureños. Y esto es complicado, no es nada fácil porque las realidades son diferentes. Y además estaban en distintos momentos. Y bueno, esto fue parte del debate. También creo que es justo reconocer a otras entidades latinoamericanas de de derechos humanos de esos momentos. Por ejemplo en Ecuador estaba la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU)3, que fue el otro país de la región que tuvo un perfil parecido, con un presidente como Jaime Roldós al que mataron o que supuestamente murió en un accidente. Y mientras tanto FundaLatin seguía su trabajo. Pero yo ya no tenía tanto contacto con ellos como antes.

Entrevistador: ¿O sea que entre 1979 y 1982, usted estuvo muy vinculado a FundaLatin y después pasó a formar parte de FEDEFAM?

Patrick Rice: Sí. Así fue después. Yo estaba trabajando con FEDEFAM. Y luego a raíz de toda una serie de temas, y después de seis o siete años de trabajo y residencia en Venezuela, te digo que yo quería también volver a la Argentina. Y entonces decidimos hacer el retorno a Argentina hacia 1987 y Lara Loyola Guzmán quedó como Secretaria Ejecutiva de FEDEFAM en Caracas. Y después ingresó otra gente. Luego yo me alejé del trabajo de la Federación. Y fue recién hace más o menos diez años que volví a un papel más activo en FEDEFAM, pero con relación a la campaña internacional, con Asia, con Europa, por el tema de que manejo el idioma inglés.

En este contexto que le vengo describiendo participe del trabajo con los exiliados argentinos en Venezuela, como un exiliado más. Como dije al principio, después de casarme, tener hijos, me acerqué mucho más a la comunidad argentinos. Por ejemplo, nosotros conseguimos vivienda gracias a los exiliados uruguayos. En aquel tiempo se trabajaba muy cerca de los exiliados. Como dije, los exiliados participaban de forma mayoritaria en las actividades que se organizaban por el día del desaparecido, en las manifestaciones. No había una participación importante de venezolanos. Venezuela y el exilio eran dos realidades diferentes.


* Instituto Interdisciplinario de Estudios e Investigaciones sobre América Latina, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Becario doctoral SeCyT-UBA. E-mail: marioayala@filo.uba.ar
1 ROUQUIÉ, Alain. A la sombra de las dictaduras. La democracia en América Latina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011, p. 113.
2 Desarrollo estos temas de forma más detallada en: AYALA, Mario. Redes religiosas y de exiliados en la creación de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (1979-1981). Ponencia presentada en el II Ciclo de Palestras Ditaduras Segurança Nacional. Campo Grande: Universidad Federal de Mato Grosso Do Sul, 12 al 16 de mayo de 2014.
3 Fundada en 1980 en Quito, Ecuador, como un organismo internacional no gubernamental dedicado a la defensa, promoción y protección de los derechos humanos entendidos desde su perspectiva integral.








Patrick Rice. Foto  agregada por nuestro blog.