Fragmento
Sátira cuasi musical en 13 escenas, un acto y ningún apagón
.
La acción parece que transcurre en 1492 pero, como esta
no es una obra realista, nadie puede asegurarlo. Lo que sí se afirma es que el
vestuario es actual; la escenografía, sencilla y ambigua. Tan sencilla y
ambigua como esta historia que parece que comienza ahora y que termina con la
palabra "telón" y que en realidad comenzó hace mucho tiempo atrás y
nadie sabe cuándo va a terminar.
Escrita para cuatro actrices y cuatro actores que
representarán, sin querer parecerse al estereotipo de nadie, a los siguientes
PERSONAJES:
Los Principales: FERNANDO, CARLOS, AMÉRICO, JUAN,
AMÉRICA, LUNA, ISABEL Y MARÍA.
Los No Menos Principales: CURA, ÁNGELA, SAN PUERTAS,
MARINE, GURKA, CONQUISTADOR ESPAÑOL, CONQUISTADOR FRANCÉS, CONQUISTADOR
PORTUGUÉS, UNA INDIA, UN INDIO, OTRA INDIA, OTRO INDIO.
Música:
Give
peace a chance” John Lennon
Bravo Celia Cruz
Usted abusó
Celia Cruz
Ojalá
que llueva café Juan Luis Guerra
Ropa
blanca Susana Rinaldi
We are the champions
Queen
Réquiem
de Madre María Elena Walsh
Coca-Cola
música del jingle del año 1960
"Tú me acostumbraste" Soledad Bravo
Visa
para un sueño Juan Luis Guerra y el 4:40
Sólo
soy una persona Mecano
Libertango"
Piazzolla.
ESCENA I: TIBURÓN
El escenario está vacío. Son las primeras horas de la tarde de un maravilloso día de sol en la mitad del Océano Atlántico. Fernando y Carlos, conquistadores españoles de mediana edad, de aspecto agradable y simpático, están en el lateral izquierdo simulando estar en una carabela. Carlos está remando.
FERNANDO (Cantando al tiempo que mira el horizonte con
unos prismáticos)
"La mar astaba sarana, sarana astaba la mar..."
[1]
CARLOS
"La mar astaba sarana, sarana astaba la mar. ¡Con
e!"
FERNANDO (Con más ímpetu, como si fuera un cantante de
ópera.)
"Le mer estebe serene, serene estebe le mer, le mer
estebe serene..." (Se interrumpe abruptamente)... "serene... estebe..." estaba... porque... (Enmudece
por la impresión)
CARLOS (Dejando de remar)
Deje el suspenso y
hable de una buena vez. Que esta es una obra histórica no de misterio.
FERNANDO (Algo nervioso)
¡Remad! ¡Remad con más fuerza!
CARLOS (Remando con visible esfuerzo. Al público)
Este se cree que yo soy un motor de diez caballos de
fuerza. (A Fernando, hablando con acento italiano). ¡Remo, Remo!
¡Siempre Remo! ¡Ma Rómulo, ¿dónde está?!
FERNANDO
(Lo mira, alarmado)
Mira, que te estás confundiendo de historia, Rómulo y
Remo no tienen nada que ver en esta obra.
CARLOS (Avergonzado).
¿Ah, no?
FERNANDO
No, así que rema, que para eso te traje. ¿O tú te creíste
el cuento ese de "Vacaciones gratis en las Indias"?
CARLOS
Eso decía el folleto que nos entregaron en la agencia de
viajes. No veo por qué no tiene que ser verdad.
FERNANDO
¿Y qué agencia era esa?
CARLOS
La "Expedición a Las Indias S.R.L".
FERNANDO
¡Ah! Claro, es la agencia que creó la reina para
encontrar voluntarios. Pero dime una cosa, tú, que imagino te conoces muy bien
a tú mismo, ¿crees que te mereces un viaje gratis? ¿gratis por qué? ¿como
premio a qué? No, señor, no. Y déjame decirte una cosa, por si no lo sabes y
que no se te olvide: lo único gratis en la vida es la muerte. ¡La muerte! Más
no así el entierro. Así que rema, que
para eso te trajimos, que quiero ver qué es eso que se acerca.
"Eso" son Américo y Juan, dos "futuros
conquistados" de mediana edad, también de aspecto agradable y simpático,
quienes se acercan a la carabela simulando estar en una canoa.
JUAN (Mirando por unos prismáticos)
Oh, sorpresa: visitas.
AMÉRICO (Aburrido)
¿Otra vez? ¿Pero será que esos piratas ingleses no tienen
otra cosa que hacer? ¡Vaya grandeza la del reino que no produce nada y que todo
lo que consume es producto del robo!
JUAN
No son ingleses.
AMÉRICO
¿Cómo lo sabes?
JUAN
Elemental, mi querido cacique. No están tomando té ni
whisky. Caminan como hombres, no como señoritos. No clavan su bandera en cuanta
ola o pájaro se les atraviesa, pretendiendo adueñarse de lo que es de todos.
No, ingleses no son. Y como dice el dicho, mejor malo conocido que bueno por
conocer. (Hablando por un moderno transmisor) ¡Atención, atención!
¡Ponerse en sus puestos de combate! ¡Objeto nadador no identificado a la vista!
Mientras, en la carabela, los ánimos no están muy
tranquilos que digamos.
FERNANDO (A Carlos, que apunta a la canoa con una
ametralladora muy moderna).
Tranquilo, Carlos, tranquilo. Recuerda que, si bien el
sonido de las armas es mejor que el de las palabras y la invasión mejor que la
colonización, no está demás darle una chance a... (Canta en inglés algunas
estrofas de "Denle un chance a la paz" de John Lennon)....
démosle un chance a la paz. No olvides que los buenos modales de la diplomacia
no se contradicen con los de las armas.
CARLOS
Completamente de acuerdo con usted, capitán. Pero a veces
la diplomacia necesita uno que otro refuercito... Porque no existe paz si no ha
existido primero guerra. Paz y guerra no existen por separado. Sin la una, la
otra desaparece.
En la canoa, mientras tanto, Juan recela de los nuevos
visitantes y los apunta con arco y flecha. Carabela y canoa quedan una frente a
la otra.
FERNANDO (A Américo y Juan, mirándolos con curiosidad
y recelo)
¡Buenas tardes, gentiles caballeros! ¡Qué sorpresa
encontrar gente por acá!
AMÉRICO (En la misma actitud de Fernando)
¡Buenas tardes, queridos amigos! La sorpresa es nuestra.
No esperábamos encontrar a nadie en nuestras aguas territoriales.
FERNANDO (Absolutamente sorprendido)
¿Sus aguas territoriales?
AMÉRICO (Amable)
¿Tienen ustedes permiso de navegación?
FERNANDO
¿Permiso de navegación? (Encogiéndose de hombros).
No, claro que no.
AMÉRICO (Amable)
Entonces, lamentándolo mucho, no podrán continuar.
Supongo que sabrá que las leyes internacionales sobre navegación nos amparan.
FERNANDO (Amablemente amenazante)
No me dejó terminar. Permiso no tenemos, no, pero tenemos
armas. Y, por lo que estoy viendo, mucho más modernas y poderosas que las
suyas.
AMÉRICO (Sopesando la situación y viéndose en
desventaja)
En ese caso... (Exageradamente amable, haciendo una
reverencia)... nuestras aguas... son sus aguas. (A Juan) Sobre todo,
el agua de la olla en donde los vamos a cocinar. (A Fernando). ¿Andan
perdidos? ¿Podemos ayudarlos en algo?
FERNANDO
¿Ayuda? ¡Faltaba más! ¿Cuándo los poderosos de la Tierra han necesitado ayuda
de los débiles? No lo vi ni lo veré jamás.
AMÉRICO
Disculpe usted, yo sólo decía. Es que es raro encontrar
gente por estos lugares.
FERNANDO (Simpáticamente pedante).
No me sorprende. Ningún pueblo tiene el valor del
nuestro. Sólo nosotros nos atrevemos a realizar una expedición a... ¿a dónde? A
ver, trate de adivinar usted, buen hombre.
AMÉRICO
Bueno...
FERNANDO (Interrumpiéndolo)
¡Ya ve usted! No puede adivinar. Es lógico, no se sienta
usted acomplejado por eso. Porque no se adivina lo que no se sabe, lo que no se
conoce. Y nosotros, ¡nosotros! ¡el pueblo más bravo y más valiente de la Tierra! ¡pueblo de hombres
tan machos como el más macho de todos los toros! Nosotros, decía, vamos hacia
las... ¡sí! ¡Las Indias!
AMÉRICO
Pues verá usted, si es para las Indias que van, déjeme
decirle que mal enrumbados van.
FERNANDO
¿Mal enrumbados? ¿Y se puede saber cómo usted se atreve a
decirme eso? (A Carlos) Pobrecito, con esa pinta de subdesarrollado
que tiene y pretende darnos lecciones de geografía a nosotros... ¡a nosotros!
que hemos dibujado la geografía del planeta.
AMÉRICO (Exageradamente amable)
Con toda humildad, gentil caballero, tenemos un tratado
de asistencia recíproca con las Indias: intercambio comercial, cultural,
deportivo.... En fin, ¿no ha oído hablar del tratado Sur-Sur? Últimamente ha
salido muchísimo en los diarios.
FERNANDO (Burlándose)
¡Oh, sí, claro! ¡Cómo no! Ayer justamente vi algo sobre
eso en la televisión por cable. Y, seguramente, ustedes son los descubridores
de las Indias, ¿verdad?
AMÉRICO
¿Descubridores? ¿Acaso se descubre la estatua cuando se
la muestra por primera vez al público y se deja caer la tela que la cubre? Se
destapa, se hace visible a nuevos ojos, pero descubrir, no se descubre, porque
la estatua ya existía debajo de la tela.
FERNANDO (Irónico).
¿No me diga? No me había dado cuenta... Yo siempre dije
que viajar cultiva el espíritu. (Pausita). ¿Y se puede saber hacia donde
van los "señores"?
AMÉRICO
¡A Europa!
FERNANDO Y CARLOS (Al
unísono)
¡¿A Europa?!
AMÉRICO
Más precisamente, a España.
FERNANDO
¿A España? ¿Ha dicho usted España? Dígame una cosa, ¿no
pretenderán, por casualidad, quedarse a vivir allá, verdad? Porque en España ya
somos demasiada gente, y de inmigrantes estamos hasta los... hasta los...
¡hasta los Pirineos!
AMÉRICO
¡Oh, no, faltaba más! Vacaciones de agosto simplemente.
FERNANDO
¡Ah, bueno! Haberlo dicho antes, hombre. En ese caso
puedo regalarle una guía turística. De España y de las futuras colonias que
pensamos conquistar.
CARLOS (Para sí)
El capitán está muy amable, ¿qué se traerá entre manos? (Pausa). Porque
desarrollados y subdesarrollados nunca se han amado. ¿O será que tantos meses
de navegación le han hecho perder la chaveta? Si sigue así, tendré que mandarle un e-mail a la reina Isabel.
ESCENA 2: TED, CAROL & FRED Y ALICE.
Américo y Juan, en la canoa, arreglándose para partir.
Américo se pone un colgante de oro en el cuello y agarra una flor. América, su
esposa, una mujer de fuerte personalidad, de 40 años aproximadamente y Luna,
esposa de Juan, una muchacha de no más de 30 años, algo tímida, divertidas y
curiosas, no pierden detalle de la actividad de los hombres.
AMÉRICO (Deshojando la flor)
Voy, no voy, voy, no voy...
JUAN (Emocionado)
Llevaré mi grabador y le haré un reportaje a ese catirote
espectacular. ¡La bomba que me daré en la tribu cuando me lo publiquen en
"Crónicas de las Europas, volumen III"!
AMÉRICA (Imitando a Américo, sarcástica)
Voy, no voy, voy, no voy. ¡Vamos mijito! ¡Vamos! Porque
nosotras también vamos.
AMÉRICO (Saca un pétalo)
En primer lugar, no fueron invitadas. (Lo arroja. Saca
otro). En segundo lugar, ¿se puede saber desde cuando las mujeres
participan en actividades propias de los hombres? (Arroja el pétalo).
AMÉRICA
¡Cosas de hombres! ¿Y se puede saber quién ha dicho que
ir a conocer gente de otros lugares es cosa de hombres?
AMÉRICO
¡Ay, niña! ¡Qué mal educada eres! (Pausa) ¡No vas y no vas! ¿Acaso no ves quién lleva el
guayuco en esta canoa?
AMÉRICA (Haciendo que no entiende)
¿Y qué importa que
lo lleves tú?
AMÉRICO (Solemne)
Soy la autoridad.
AMÉRICA
¿Únicamente porque usas guayuco? Es más fácil de lo que
pensaba entonces: usaré guayuco desde ahora. Ni mandas tú ni mando yo,
mandaremos ambos.
AMÉRICO
Bueno... no solamente por el guayuco.
AMÉRICA
¿En qué quedamos?
AMÉRICO
Bueno... también por... por lo que hay dentro... dentro
de... (Señala el interior del guayuco).
AMÉRICA
Bueno, yo también tengo algo (Imitándolo)... algo
dentro... dentro de...
AMÉRICO
¡Tú eres una mujer!
AMÉRICA
Y tú un hombre ¿y?
AMÉRICO
¿Tú no sabes que vas a sufrir mucho por no aceptar las
limitaciones que la naturaleza te impuso por ser mujer?
AMÉRICA
¿Y tú no sabes que las limitaciones, la mayoría de las
veces, no las impone la naturaleza sino la propia gente? ¿Y no recuerdas además
lo que dijo Bolívar, que si la naturaleza se opone...? ¡La venceremos! No hay
naturaleza que pueda obligarme a ser la espectadora, y no la protagonista, de
mi propia vida, ¡toda la vida!
AMÉRICO
Se me hace tarde, amor mío. Cuando regrese seguimos
hablando ¿sí? ¡Lo juro! Y por favor... ¡no se olviden de preparar la cena! (A
Juan) ¡Vamos! No hagamos esperar a la Historia.
AMÉRICA Y LUNA
¡Machistas! ¡Ya verán cuando llegue el Siglo XX!
Celia
Cruz canta "Bravo".
América y Luna hacen mímica con mucho humor, simpatía y ternura.
CELIA CRUZ
“Bravo,
permíteme aplaudir
por
la forma de herir mis sentimientos.
Todo
aquello que sentí en nuestra intimidad,
tan
bello, quién diría que lo ibas a convertir en sufrimiento.
Bravo
te vuelvo a repetir
por
tus falsos e infames juramentos.
Te
odio tanto que yo misma me espanto
de
mi forma de odiar, deseo que después que te mueras
no
haya para ti un lugar.
El infierno resulta un cielo
comparado con tu alma y que Dios me perdone
por
desear que ni muerto tengas calma.
Bravo,
permíteme aplaudir.”
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