Sorpresa mayor me causó saber que el Festival
Internacional de Cine de Toronto (TIFF) mostraría dos filmes venezolanos: “El Libertador” de Alberto Arvelo y “Pelo malo”de Mariana Rondón ( que ganaría
después la Concha de Oro en San Sebastián como mejor filme), evento inaudito
pues en las décadas que vendo asistiendo al Festival, la cinematografía
venezolana brilló siempre por su ausencia ( no así en la vecina Montreal!). un
buen comienzo y un reconocimiento, aunque tardío.
Los filmes basados en historias de la vida real
adquieren en la pantalla una mayor resonancia. Tal es el caso de “El hombre del
tren”(Australia) de Jonathan Teplitzky, donde un veterano de la segunda guerra
mundial (Colin Firth), experto en trenes conoce a su futura esposa (Nicole
Kidman) en un tren. Con los días ella observa un extraño comportamiento, la
presencia recurrente de pesadillas, lo siente alejado y ausente y al reclamarle
por su actitud, inmediatamente se repliega en sí mismo. La razón, lo sabemos
después, es que siendo prisionero de los japoneses fue torturado y sometido a
vejámenes inhumanos. Su torturador sobrevivió la guerra y su victimario se
encamina a Tailandia ( donde trabaja en un museo , y que antes fue el
campamento de los prisioneros) para enfrentarlo y vengarse. Una historia que
cautiva y que nos atrapa y que apunta hacia el no olvido, el perdón y la
reconciliación.
Otro filmes bajo este mismo tenor de historias
verdaderas es “Filomena”(Gran Bretaña) de Stephen Frears donde la avasallante y
sentida actuación de Judi Dench ( ganadora en Venecia) nos mantiene en vilo
como una madre soltera de 14 años, enviada a un convento en Irlanda, el niño es
arrebatado y vendido a una familia en los Estados Unidos. Un periodista
desempleado de la BBC ( Steve Coogan, también excelente y autor del guión)
acepta el reto de averiguar el paradero del hijo que su madre ocultó por 50
años y no continuo con la historia para no revelar el contenido. Un filme muy
aplaudido.
Salomon Northop (Chiwetel Ejiofor) obtuvo su libertad
cuando se decretó la libertad de los esclavos, escribiendo años después “12
años como esclavo” que Steve Moqueen adoptó para la pantalla. Estamos en 1841
, Northup ganaba su vida como un músico
respetable cuando unos comerciantes inescrupulosos lo secuestran y lo envían a
trabajar como esclavo en una plantación al sur de los Estados Unidos donde la
esclavitud continuaba siendo un modus vivendi ( y operandi) ignorando las leyes
imperantes. Magistralmente dirigida, una soberbia recreación de la época y
actuada acorde, en especial por Chiwetel Ejiofor, cuyo rostro y gestos reflejan
toda una gama de sufrimientos acumulados por centurias por los afroamericanos.
Sarah Paulson, como la esposa cruel y frustrada del dueño de la plantación (Michael
Fassbender) merece u reconocimiento aparte. Brad Pitt es el canadiense que
logra sacar a Northup de su segunda esclavitud. Ciertas escenas asoman con una
crueldad exacerbada ( los castigos corporales hacia los esclavos) y parecería
que la cámara se regodeara con estos maltratos inhumanos. El diálogo refleja el
lengua propio de la época. Un filme con los Oscar en la mira.
Bajando las escaleras del cine me encuentro con
Francisco Lombardi, el director peruano. “Lombardi”, le digo, “siempre te
encuentro en este Festival pero nunca vemos tus películas”. “Es difícil”, me
contesta, “pero el año que viene sale algo”. Al salir a la calle para dirigirme
a otra sala veo una marcha con carteles donde se leía “Liberen a las Pussy
Riots”, ese grupo rockero ruso encarceladas por Putin.
Hayao Miyazaki, el gran maestro del dibujo animado
japonés anunció en el Festival de Venecia que “The wind rises”(Japón) sería su
último filme. El título proviene de unas líneas de un poema de Paul Valery “Le
vent s éléve, il faut tenter de vivre” y con este filme Miyazaki culmina una
ilustre y genial filmografía. Aquí vemos a un joven ingeniero pre 2da. guerra
mundial, un soñador que aspira con sus diseños de aeroplanos convertir al Japón
en un pionero de la aviación mundial. Pero la guerra destruye sus ilusiones, su
esposa muere de tuberculosis pero su espíritu sigue erguido. Un filme
antibelicista y de una rara y sabia poesía.
Críptica, altamente metafórica, con más preguntas que
respuestas, “Cortina cerrada”(Irán) de Jafar Panahi, confronta la problemática
personal como director vis- á-vis con su
país y Panahi se convierte en un personaje más dentro del filme. Vemos a un
escritor que se refugia en una casa frente al mar, acompañado de su perro pues
pasear perros es considerado, ahora, como una práctica contraria al Islam.
Paralelamente, una pareja que disfrutaba de un baile con bebidas alcohólicas es
perseguida por la policía moral refugiándose en la casa del escritor. Un filme
para ser analizado y discutido y una obra importante dentro de la trayectoria
de Jafar Panahi.
3 horas de duración, ganadora de
la Palma de Oro en Cannes, “La vida de Adela, capítulos 1 y 2” (Francia) de Abdellatif
Kechiche apunta hacia la relación amorosa entre dos lesbianas, sus encuentros y
desencuentros dentro del contexto social-laboral del país. Si bien algunos
personajes moralizan sobre esta relación sexual, Kechiche se muestra ajeno y
presenta los hechos tal como son. La actuación de ambas ( Léa Seydoux, Adéle
Exarchopoulos) es quizás de lo mejor que
podemos ver en el renglón de actuación este año, más que actuación es una
manifestación de la espontaneidad a ultranza. Las escenas de sexo, explícitas y
demasiado largas, son en estos tiempos un lugar común en el cine contemporáneo
y uno las ve como pan comido y la cámara las enfoca con soberbios primeros
planos.
La única razón para ver “Les
Beaux tours”(Francia) de Marion Vernoux es la presencia, siempre magnífica de
Fanny Ardant, como una dentista jubilada que tiene un romance con su instructor
de informática que puede ser su hijo. Por lo demás el filme podría ser un
facsímil de historias trilladas.
Me invitan a una recepción cuya
dirección indicaba 77 Peter Street. Me acerco a la hora indicada y noto que en
la puerta de entrada dice “Iglesia de la Cienciología”( Tom Cruise, John
Travolta, entre otros, pertenecen a esta secta.) Pensé que se trataba de una
broma. Después vi a un conocido entrar por la puerta contigua. Allí se
encontraba el “Media Bar. Por una pared pasaban el filme “Casablanca”, sólo se
veían las imágenes, ningún sonido. Me sentí parte de “Ricky’s Bar”en compañía
de Bogart y Bergman.
Una gran decepción fue “Qué
extraño llamarse Federico: Scola narra a Fellini”(Italia) del gran Ettore
Scola. Un paneo subjetivo sobre la filmografía de su colega Federico Fellini,
algunos segmentos larguísimos ( como cuando Fellini era dibujante de
caricaturas) obviando momentos claves en su vida ( la de su relación con
Giuletta Massina, su esposa) y para el espectador que desconoce a Fellini o
sabe poco sobre él, viendo este filme ignora lo que está pasando.
Tampoco sé lo que le está pasando
a Kim Ki Duk. “Moebius”(Corea del Sur) es un ejercicio en sadismo y masoquismo,
violencia e incesto en un filme carente de diálogo aunque no silente, un tira y
afloja de crueldad entre un padre, una madre y un hijo, a quién la madre lo
castra para vengar los amoríos de su esposo con su amante ( La mayoría de las
mujeres abandonaron la sala y es comprensible).
Emma Thompson y Pierce Brosnan
son los ex esposos que tratan de obtener justicia para sus hijos cuando un
crápula millonario arruina su empresa. “Love Punch”(Gran Bretaña) de Joel
Hopkins pretende ser una comedia pero la historia ( tratar de robar un diamante
gigantesco de un hotel en Cannes) es una afrenta a la inteligencia: nada de lo
que ocurre en la pantalla es verosímil.
Con encuadres cuidadosamente
estudiados en sus ángulos y en su arquitectura, con imágenes sobrias y
austeras, “Ida”(Polonia) de Pawel Pawlikowski fue uno de los filmes más
logrados del TIFF. Una joven judía se encuentra en los prolegómenos de entrar
al noviciado pero antes desea saber el paradero de sus padres y hermano que
fueron ejecutados por ser judíos. Un estudio sobre la culpa y la expiación
ambientada en los años de 1960: la música, el vestuario, los automóviles y el
entorno nos remontan a una época con aguda percepción y reflexión.
Hora y media haciendo cola para
poder ver “Bastardos”(Francia) de Claire Denis y que no pude ver en la función
reservada a la prensa. Tuve que asomarme a la función reservada al público. Ese
día sólo entregaron 11 boletos, me correspondió el 10. Hace tiempo que sigo la
filmografía de Claire Denis, presente en la sala. Recuerdo con fruición
nuestras conversaciones distendidas en el ya fenecido Festival de Puerto Rico.
Luego coincidimos en Toronto en un almuerzo ofrecido por Unifrance. Sus filmes
no siguen la pauta de ninguna tendencia, es el reflejo de su arte independiente
y valiente, individual e inteligente. “Bastardos”es un filme oscuro y mórbido
por su temática (prácticas sexuales masoquistas). Con Chiara Mastroianni, como
la esposa de un mafioso y Vincent Lindon, como el ex capitán de un barco que
busca vengar a su familia depravada y disfuncional.
Lo mejor de “Joven y
bella”(Francia) de Francois Ozon es la presencia vital, carismástica de Isabel
(Marine Vacht), una joven de 17 años quién confía, sin tapujos, sus cuitas de
amor y sexo a su hermano menor. Pero
Isabel lleva una doble vida, la de la prostitución. Consigue sus citas a través
del celular. Cuando uno de sus clientes fallece estando con ella en el hotel el
escándalo se destapa. (A estas alturas, la mitad de la sala se vació!)
Charlotte Rampling, como la esposa del fallecido, ansiosa de conocer a su
contraparte en las lides del amor y sexo, redime al filme en sus minutos
finales.
Como trabajé muchos años en el
departamento internacional de un Ministerio, que en muchas ocasiones los
contactos con la Cancillería eran frecuentes, mucho me reí con “Quai
d’Orsay”(Francia) de Bertrand Tavernier, que no es otro sitio que la
cancillería francesa. Thierry L “Hermite se muestra espléndido como el
hiperactivo e inepto canciller, pletórico en verborrea, como también los de su
equipo de trabajo. El guión es tan actual que parecería que estamos viendo los
intríngulis del momento.
Mientras escribo estas
líneas mi vista se dirige a Reitman
Square, donde está ubicado el complejo del TIFF, en honor a la familia Reitman,
de origen eslovaco que hizo fortuna en Canadá. Ivan Reitman es cineasta y su
hijo Jason también lo es y estrenó “Labor Day”(EEUU). Kate Winslet es la madre
divorciada con un hijo que acoje a un prisionero (Josh Brolin) que se escapa de
un hospital y lo esconde en su casa. Reitman evita el melodrama en una historia
que se presta para tal fin y nos depara actuaciones impecables. Una historia
que no decae, un final que creía previsible, culminó distinto.
Vi 35 filmes. Imposible
reseñarlos todos. Cada año, y algo que se ha convertido en recurrente, los
encargados de programación del TIFF sitúan a los mejores filmes que uno
anticipa ver a la misma hora y en el mismo día. Ya me cansé de insistir cuando
me piden críticas y sugerencias pues los por qué de este exabrupto nunca me
convencen. Así que me sumerjo dentro del aura de la resignación (palabra de
moda) pues algunos de los títulos me los perderé irremediablemente.
Caracas
Octubre 2013