Habitaciones Privadas, Sputnik y La Lengua no es inocente/ Cristina Peri Rossi, marzo-mayo 2012



Premio internacional Mario Vargas Llosa de narrativa

"Si un extraño aterrizara en una de nuestras grandes ciudades y quisiera saber cómo viven 
y qué sienten los urbanitas, este libro le daría una visión sutil e irónica de los deseos, 
los conflictos y las ilusiones del ser humano de hoy. Todos los relatos comparten ese escenario urbano y su desarrollo en espacios cerrados: un after hours, un cuarto de hotel, 
un plató de televisión o una oficina. Los pequeños dramas cotidianos y la búsqueda de amistad, amor o sexo muestran los aspectos más conflictivos del capitalismo tardío. 
Disfruten, padezcan, gocen y regocíjense con Cristina Peri Rossi y sus  
Habitaciones privadas
nuestro mundo, con sus ilusiones y sus frustraciones."


Texto de la editorial MenosCuarto 








Entrevista a Cristina Peri Rossi






Sputnik, poema de Cristina Peri Rossi

   Hoy he decidido enviarte a la Nube 
definitivamente

   Hoy he comprado un trozo de Nube
 etérea invisible
   impoluta inconsútil incólume
   adonde enviar tus fotografías 
tus sujetadores tus emails
   tus te quiero tus no me dejes
   tus te amo no me olvides tus bragas y 
cuadernos
  

   He comprado un trozo de nube
   y con un solo clic de la tecla
   disparé sobre tu rostro sobre tu boca 
sobre tu estómago
   sobre tu vientre sobre tu recuerdo sobre
 tus amígdalas
   los osos de peluche de tu cuarto sobre
 tus amados dedos    largos
   sobre tus nalgas y tus senos

   te envié al espacio virtual

   como un sputnik

   El sputnik de mi amor
   de los fetiches adorados
   de los códigos sagrados
   de los abecedarios secretos
   de las íntimas complicidades

   El sputnik voló contigo 

   y me ha sorprendido que tanto amor
   ocupara sólo un pequeño espacio en la
 Nube

   sólo unos milímetros de aire

   cuando ocupaba todo mi tiempo toda mi 
energía
   toda mi dedicación

    Ahora que te he enviado a las nubes

    como una muerta
    una desaparecida

    siento euforia
    la alegría de la liberación

    pero no me la creo

    al anochecer miraré el cielo oscuro
    añorando el sputnik
    buscando entre el monóxido de carbono
    y  las partículas de plomo de los autos

    las huellas de aquello que fue amor.

22 de mayo de 2012








La lengua no es inocente/ Cristina Peri Rossi, marzo 2012





El lenguaje nunca es inocente. No sólo dice aquello que dice, sino mucho más, implícito. Y no puede ser inocente porque siempre es enjuiciador. El lenguaje tiene varios niveles, el literal o explícito y los implícitos. Por eso puede ser sexista, machista, encubridor. Los hablantes (desde el portero al político o al escritor) sabemos muy bien que tenemos que contar con esos significados implícitos que están en el inconsciente, donde todo está dicho de antemano, aquellos plus de significados que no vienen en el diccionario. Voy a dar un ejemplo sencillo. La palabra mar puede ser femenino o masculino indistintamente. Sin embargo, si comparamos la poesía acerca del mar que se ha escrito en España en femenino o en América Latina, en masculino, advertiremos las diferencias.  La mar en femenino suele provocar textos elegíacos, juguetones, seductores, como si fuera una mujer, madre o amante a la que seducir. En cambio, cuando se habla de “el mar” en masculino los textos suelen ser amenazadores, menos líricos: el mar con artículo masculino inspira respeto, temor. Es la diferencia que hay entre la mar de Alberti y el mar de Stevenson.

Jaques Lacan estableció: el inconsciente se organiza como el lenguaje, es decir, utiliza símbolos que son ese trasfondo de la lengua que responde a los arquetipos sociales e institucionales.

Cuando yo era chica en Uruguay, los conferenciantes empezaban los discursos siempre de la misma manera: “Señoras y señores”. Era un reconocimiento. Porque una de las funciones más importantes de la lengua es el reconocimiento social,  aquello que no se nombra no existe, de ahí el frenesí de las dictaduras por suprimir discursos, palabras, información; si no puedo hablar de algo, lo estoy matando. Decía George Steiner que no hay castigo mayor que el silencio.

Si la función más importante del lenguaje es la representación, de ninguna manera puede ser inocente decir: “señores” y pretender que las mujeres nos sintamos aludidas. No. Señores son señores y señoras son señoras. ¿La inversa es posible? Si un texto comienza: “señoras” ¿los hombres se sienten representados? Lo universal ha sido hasta ahora masculino; es hora de que empiece a dejar de serlo. Recordemos a Humpty Dupty cuando le dice a Alicia “las palabras significan lo  que yo quiero que signifiquen porque yo soy el que manda”. Sencillo e insoportable: el lenguaje es el reflejo del poder. Las mujeres maltratadas dicen que sus parejas no las dejaban hablar; el lenguaje era propiedad de ellos y si no respondían a sus preguntas con sumisión, golpe y patada.

Cuando se asegura que el lenguaje surge del pueblo y por eso es sabio, o es una tomadura de pelo o una ingenuidad. Hasta ahora nadie ha podido demostrar que el ente abstracto “pueblo” sea esencialmente sabio, ni más ni menos que cualquiera de sus habitantes, hombres o mujeres. Y la espontaneidad del lenguaje nos conduciría otra vez a la caverna: el lenguaje es una creación social y artificial que refleja las estructuras de poder en cualquier sociedad.

Una prueba de ello es el escaso interés que el tema del sexismo en el lenguaje ha suscitado en la RAE compuesta en su inmensa mayoría por hombres. Y para rizar el rizo los hombres suelen decir que no están de acuerdo con las cuotas porque las mujeres debemos desempeñar los cargos por méritos propios. Este es el mensaje literal. El implícito: entonces si no hay cargos en las instituciones es porque las mujeres no valen. Refinada manera del machismo.


©Cristina Peri Rossi
España
29 de marzo de 2012