UN PASEO ENCANTADÓ/ NINÍ MARSHALL
¡As
noches!... Seré curiosa: ¿me empresta el teléfono, si no le es molestia?
Permiso. Viá llamar a mi novio (Marca), a ver si desde aquí tengo más suerte,
porque hace una semana que no consigo comunicarme.¡¡¡Hola!!!¿Con quién
hablo?... El señor Benedito Provolone, si me hace el osequio... De parte de
Catalina Pizzafrola a sus pieses… desde hoy una amiga más... ¡Se cortó! (Cuelga)
¡Como andan estos artefatos!... (Marca) A ver si lo pesco en el garage...
(Tararea una cancioncita) ¡Hola! ¿El senior Provolone?... La novia le habla...
¿Qué se fué al estranjero?... ¿Pero a cuál estranjero? ¿A uno cerca o al más estranjero
de todos? ¿Ande se fue? ¿Lo qué? ¡Allí va usté, grosero!... (Cuelga) ¡Hay cada
uno má de cuatro! ¡Es enútil! ... no me puedo comunicar con él. Desde el
domingo, que me envitó a estrenar la camioneta que acaba de comprar, inoro su
esistencia!
Me
invitó a dar un paseo, y lo pasamos ragio, porque me se coló toda la familia
así que en lugar de cargar sólo conmigo, tuvo que cargar con el cuerpo humano
de mi amá, los cuerpo humano de los chicos y el cuerpo humano del perro. Y, sí,
no lo íbamos a dejar, porque tenemo un perro guardián que cuando se queda solo,
se muere de miedo, ¡pobrecito! ¡Total que contando el perro y la gallina,
éramos diecisiete pasajeros en la camioneta!...
Sí, a la batarasa también la llevamo, pa que se distrajiera, porque anda tan triste con la muerte de Gardel... ¡Sa, con la muerte del gallo, que le pusimo Gardel, porque cantaba que era la locura!... ¡Y claro, la batarasa lo estrania!... ¡Cuando el gallo falleció, ella se enfermó con una fiebre, que hasta ponía los güevos fritos, de la fiebre que tenía! Buá, siguiendo con el paseo... La primera que subió fue mi amá.Pa entrarla hubo que sacarle la puerta a la camioneta, porque mi amá pesa ciento ochenta kilo, y de los kilos más pesados. Sa, no puede adergazar, a pesar de la indicación del dotor de que coma bife con ensalada p´adergazar... ¡Y eso que la sigue con una costancia!... A la maniana, se toma su jugo de cirgüela, su café con leche, pan y manteca, su fatura con marmelada, y encima su bife con ensalada p´adergazar... Al almuerzo, se come su cacho de bondiola, sus ravioles al tuco, su estofado con papas, su queso, su fruta y encima, su bife con ensalada p´adergazar. A la tarde, se manda su chocolate con crema, sus pasteles de durce, sus masitas surtidas y encima, su bife con ensalada p´adergazar... Y a la noche ¡a la noche está que revienta!... ¡Pero no adergaza!... ¡Así que entró a los rempujones en la camioneta, y al sentarse, le dejó un ujero en el asiento, que parecía una palangana!...
©Nini
Marshall
La muerte del Cisne
de la película
Yo quiero ser
bataclana (1941)
EL ASQUELETO/ NINÍ MARSHALL
El
asqueleto de la persona viena ser el ser de gueso que tiene adentro del ser de
carne todo ser humano pa sostenerlo y empedir su derrumbamiento, porque si
seriamo de solo carne, sin armazón interna, pareceríamo gusanos, lo cual
quedaríamos muy repugnantes. El asqueleto está compuesto por un montón de
guesos, que según ande estean, toman el nombre del órgano que rellenan, como
ser los guesos de la cabeza, que son los que arman el claneo, pa que uno pueda
ponerse el sombrero o la peluca y que se denominan calavera . En las calaveras
fallecidas se oservan unos guesitos sueltos liamados dientes, muelas y
colmillos, que cuando se caen, son reemplazados por los dientes postizos,
liamados prótesis, que son de sacar y poner o sea de lavar y planchar o como le
dicen en ingle, de wos an guere.
Del
claneo parte la columna vertebral o sea el espinazo, que empieza en el pescuezo
y termina donde uno se sienta. Está formado a las especie de un coliar de
carreteles enebrados por la médula o caracus, liamados también osso buco o tuétano,
como la enfermadá producida cuando penetra tierra con porquería en un rajunión,
y que después hay que cortar rajunión con miembro y todo pa que no suba la
cangrena al corazón y el tipo reviente, todo por culpa del tuétano. En el pecho
de bajo de los petorales tenemos un costillar que forma una specie de jaula,
con garrotes de gueso pa proteger las entranias liamadas tambien henchuras, las
cuales varían en su aspeto pues hay personas que tienen malas entranias
endemientras que otras poseen lindas henchuras.
A
los costados del pecho esisten las extremidades superiores o sean los brazos
que contienen el omoplato, el húmedo y la radio, y otros guesos que no se me
acuerdan… En vez, las extremidades inferiores se encuentran debajo de la
barriga, vulgarmente liamada adomen y sirven pa rellenar las piernas y cual su
nombre lo endica, pa caminar y correr, así como los guesos de las caderas
sirven cual su nombre lo endica pa bailar rocanroll.
Las
piernas rematan en los pieses, el pie costa del tarso, el metatarso y los dedos
de los cuales el mayor es el dedo gordo, que posee un juanete y una unia encarnada.
Algunos
órganos poseen dobles esqueletos, como ser el antebrazo, que a su vez tiene el
cubito y la radio, y la antepierna, que
tambien tiene dos: la tibia y el peroné. En cambio otros órganos no poseen ningún
esqueleto en su interior, como ser la lengua, por lo cual es liamada “la sin
gueso”.
Y
al propósito, dejando de darle a la sin gueso, corto aquí mi disertación, chas
gracias y hasta la prosima, si dios quiere y los da salu.
©Niní
Marshall
Y...se nos fue redepente
MINAS FIELES DE GRAN CORAZÓN: NINÍ MARSHALL
Alfredo Serra, Revista Gente, febrero 2012
“Sólo
fui una señora de su casa que se hizo la graciosa”
Actriz,
cantante, guionista, dibujante, escritora, periodista, pintora, fue en sus más
de sesenta años de carrera –desarrollada en todos los medios- la mayor
humorista argentina; Chaplin con polleras, la definieron. Tuvo tres maridos,
una hija, sufrió censura y exilio y
triunfo fuera de su patria, probando aquello de “pinta tu aldea y serás
universal”. Gran tímida en la vida cotidiana, explotaba de energía y desenfado
ante micrófonos y cámaras de cine y tevé. Muerta hace dieciséis años, a los 92,
no tuvo imitadoras ni sucesoras: misión imposible.
“A
mí poderán convencerme por la fuerza, pero con razones… ¡jamás!”
“Fui
a un concierto. Sacando la música, que arruina todo, ¡estuvo regio!
Un melenudo
empezó a aporrear el piano: ¡cómo se conoce que no es suyo!
¡Si lo agarra
Jacobo Fisher, el dueño! Sí, porque el piano tenía el
monograma de él… Y pa´
rematarla tocó un escuerzo:
¡con el asco que me dan esos insectos!”
“Este
pescado huele mal”, me suelta. ¿Cómo va a oler mal un animal
que se ha pasao la
vida en el agua? Pero no puedo cambiarlo…
es como pedirle peras al horno”.
“¡Ay!
Si un rayo me hobiera partido el día que nací, hoy viviría feliz”
Esta
nota podría continuar así hasta el infinito, pero su lectura sería casi
imposible: las lágrimas de risa nos nublarían los ojos, porque Cándida
(Loureiro Ramallada), esa mucama gallega que –como a tantos otros personajes –
inmortalizó Niní Marshall, fue real: se llamaba Francisca Pérez y Niní la
recordaba así:
“Chiquita
y fea como era, entró en mi corazón para siempre. Llegó de España en busca de
una casa, un sueldo, comida, y los domingos libres”.
“Nuestra
Cervanta”… como la llamó María Elena Walsh, nació casi con el siglo: 1903,
primer día de junio, en Caballito, hija de asturianos (…) La bautizaron Marina
Esther: el Marshall sucedió mucho después inspirado por el nombre de su segundo
marido, Marcelo Salgado (“Mar-Sal, y le agregué una h y un ele para que sonara
más original, más exótico”).
(…)
Curiosa y sabelotodo, estudia danzas españolas, canto, francés, inglés, alemán,
y crea el grupo infantil Los Arribeños del Norte, pandilla ensaya y hace teatro
en un sótano. Adolescente y viviendo en Barrio Norte, entra al Liceo Nacional
de Señoritas. Tímida y “no muy buena alumna”, se desata en los recreos,
imitando a la perfección a los profesores y sus tics. Bachiller al fin, empieza
a estudiar Filosofía, pero abandona Descartes y a Kant para casarse con Felipe
Edelman, ruso, ingeniero educado en Alemania, que la dobla en edad. Nace su
única hija, Ángeles, y de golpe le embargan la casa: Felipe, ludópata (jugador
compulsivo), pierde hasta la camisa. Se separan. Niní recala en una modesta
pensión, busca trabajo, y en 1933 logra entrar como redactora y dibujante a la
revista “La Novela Semanal”,
y más tarde a otras líderes de esos años: Sintonía, Antena y Maribel. Inventa
una columna –alfilerazos- con el seudónimo de Mitzy, y se torna popular. “Mi
especialidad era tomarle el pelo a la gente de la radio. Iba, miraba, oía, y
después escribía y dibujaba mis propios monitos”. La génesis de lo que vendría.
RADIO,
CINE Y FAMA
Y
todo es muy rápido. Canta en las radios
Cultura, París, Porteña, Nacional, Félix, Belgrano y en Municipal hace renacer
a la gallega Francisca Pérez como Cándida, escribiendo –como toda su vida- sus
propios libretos. Es, acaso sin saberlo,
una aguda investigadora y socióloga de tipos nativos y de arquetipos de la
inmigración. Con humor, pero sin burla. Con respeto y piedad. Sin que sus
sátiras se rebajen a la crueldad, a los golpes bajos, a la grosería: jamás,
durante el más de medio siglo de carrera, se permitió una palabrota. Así
nacieron (…) Pero sobre todo, Catita.
Porteña, chismosa, ordinaria, reina de las metidas de pata. (…)
DIOS LOS CRIA
EL
CINE Y LA CENSURA
Como
bien suele recordar Pacho O´Donnell, “el país se paraba para escucharla”.
Fenómeno que no tardó en tentar al negocio del cine. Tanto, que entre Buenos
Aires, México D.F. y Madrid, desde 1938 (“Mujeres que trabajan”) hasta 1980
(“¡Qué linda es mi familia!”) fue estrella absoluta de 37 películas: de ellas,
28 con sus propios guiones. Además, doce programas de tevé con Gasalla, Mónica
y Andrés Percivale, Pipo Mancera… Precursora, además, del café-concert desde el
inolvidable sótano El Gallo Cojo (1970) con su memorable sketch “Y se nos fue
redepente”, gloriosa sátira de un velorio porteño.
Pero
la ceguera y la calumnia –clara forma de la envidia- la golpearon dos veces. En
1943, un absurdo general gobernante –Pedro Pablo Ramírez- decidió que los
tangos y Niní “deformaban el idioma de los argentinos”, y no contento con
cambiar “percanta que me amuraste” por “muchacha que me dejaste” (¡!) y otras
tropelías, amordazó a Niní y a todos su personajes; sobre todo, a Catita… Pero
no fue lo peor. En 1950, Ángel Mentasti, dueño de Argentina Sono Films, fue
obligado a cancelar todos los proyectos que incluían a Niní, “por orden expresa
de Eva Perón”, disparó. (…) El infundió
la obligó a exiliarse en México, donde actuó en 8 películas. (…)
Una gallega en México
México 1954
Mosquita Muerta
UN
LENTO Y LARGO FINAL
Sus
37 películas, sus 14 obras de teatro, sus 12 programas de tevé, sus discos, sus
libretos, sus guiones, sus giras (media América Latina, España y Estados
Unidos), no sólo le valieron el apodo de Chaplin con polleras y el juicio de
altos intelectuales que elogiaron su
percepción, su infinito sentido del humor, su plasticidad. Recibió, en
vida desde 1937 hasta 1994 ¡50 grandes premios! Incluido el de Ciudadana Ilustre.
“No caben en dos vitrinas; tengo que hacer construir una tercera”, dijo, sin
soberbia y hasta con asombro, “porque nunca me propuse tanto: sólo fui una
señora de su casa que se atrevió a hacerse la graciosa. Todo se redujo a
caminar, mirar, oír, a veces con anteojos negros para que no me reconocieran, y
captar el habla y los sentimientos de la gente, que van de lo sublime a lo
ridículo”, definió. Ella, “la artista más querida” según una encuesta del
diario Clarín, llegó a escribir sus memorias (1985) y una década después, casi
desaparecida, sus pulmones empezaron a rendirse. Internada el 22 de enero del
96 en la clínica Bazterrica, se recuperó a medias (…) Dada de alta, el octavo
día de marzo volvieron a internarla (…) Se fue diez días después, a las 11 y 5
de la mañana (…) Tenía 92 años. (…) Hoy, un teatro en el Tigre y una calle de Puerto Madero llevan su
nombre.
©Alfredo
Serra
Febrero
2012
ENTREVISTA A NINÍ MARSHALL
Blanca
Rebori, La Razón
9 octubre 1986
-¿Se preguntó alguna vez en sus comienzos profesionales acerca de la condición femenina?
-No, no.
-¿Los movimientos feministas coincidieron en algo con su estilo de vida?
-No, no. Al principio de mi carrera había una especie de resistencia. Tan es así que cuando empecé, en la década del 40, Valle -que era el director de Radio El Mundo- me dijo que mis libretos eran muy graciosos pero que yo no era una escritora conocida, por tanto iba a actuar con los que hacían los escritores de la casa. Empecé así y no me aprovechaban. Me hacían hacer cosas tan estúpidas... Como aquello de 'la mesa está servida' y cosas así. Yo me cansé y no quise hacerlo más. ¡Mire que pretenciosa! Pero realmente me sentía capaz de hacer mejor los libretos. Como no me conocían, los libretistas se apoyaban más en las figuras. Fue entonces cuando le dije a Valle: 'Mire, yo no quiero hacer esto porque no me luzco nada, ni tengo papel. Lo que me hace decir es cosa de nada. Yo me voy de El Mundo y seguiré cantando'. Le pareció bien. Sin embargo, insistí en escribir los libretos. Me escuchó y dijo que me daba cinco minutos para que hablara por radio. Era en un programa que hacía Canaro. Ya el primer día se tuvo un gran éxito. Al día siguiente me dijo que hablara cuanto quisiera. Y así empecé. Aunque sí, al principio me resistían. En ese tiempo no había ninguna mujer que escribiera libretos humorísticos.
-¿Desde los inicios existía la preocupación de Niní Marshall por reflejar personajes típicos de la sociedad argentina?
-Sí, sí. Justamente en ellos me apoyo. Soy muy observadora.
-¿Improvisaba en aquel entonces?
-Cuando alguna cosa me gustaba, pero siempre pedía permiso al director.
-Aparte de divertir a la gente, de practicar su oficio, ¿el humor era para usted una buena defensa personal?
-Sí. Cuando era más alegre, cuando era más joven, en casa se reían mucho conmigo. “Y se nos fue derepente” lo tenía arrumbado para hacer reír en casa. Ni pensaba hacer humor negro, y menos en aquella época en que estaba casi prohibido. Era un poco peligroso hacer chistes con los muertos. Yo los escribía y los guardaba para mi casa. Todavía guardo programas que hacía en la casa de la calle Guido.
-Esos momentos fueron felices, parece. Hacía reír al otro cercano.
-Ah, sí. Eso sí. Me llenaba de satisfacción, de alegría. Sobre todo ver reía a la gente con las cosas que decía o hacía. A veces estaba en el escenario y me tentaba. Se reía la gente y me reía yo. No era pedantería reírse de los chistes propios. El escenario permite más el 'morcilleo'. Con Jorge Luz me tiento de risa porque los dos macaneamos.
-¿Son realmente caricaturas sus personajes?
-Lo son. Yo les cargo las tintas. Y les pongo de mi cosecha un montón de disparates, pero siempre dentro de lo que harían o dirían esas personas. Tengo muchísimo cuidado en eso. Me molesta mucho cuando dicen 'mirá que lindo chiste para Catita'. Generalmente contesto 'muy bueno el chiste pero no le va a Catita. Ella no sería capaz de reaccionar así'. También cuido muchísimo los acentos. Por eso son auténticos los personajes, no inventados. Creo que Catita sigue siendo el más querido de todos.
-¿Tiene usted buen humor, lo que se llama buen carácter?
-Muy buen carácter. No me enojo. Y si me enojo, callo. Aun me levanto con ganas de hacer cosas.
©Blanca
Rebori
La Razón
9 octubre 1986
Fuente:
Blogs de Tea y Deportea
NINÍ MARSHALL: CAPOCÓMICA PIONERA EN ARGENTINA
Andrea Fernández Schlam
Noviembre 2010
Niní
fue la primera cómica en lograr la masividad en cine con personajes
caricaturescos como Cándida, Catita y la niña Jovita, escritos por ella misma.
Niní
Mashall es prácticamente la única actriz cómica argentina que logró una
fama masiva como protagonista en el cine argentino, principalmente en la década el 40,
considerada la época dorada de la industria.
La ausencia de mujeres
humoristas
A
principio del siglo XX el cine como espectáculo estaba en sus inicios y en los
países como USA ya se comenzaban a producir cintas silentes con las primeras actrices de la industria.
Si a fines de la década del 30 las costumbres sociales imponían a las mujeres
roles exclusivamente domésticos, menos frecuente era que incursionaran en el
mundo del espectáculo y menos del humor.
Niní
tenía conciencia de esto y al respecto dijo: "Casi no hay mujeres
humoristas, debe ser porque no tienen humor. Sobre el humor no se me ocurre
ningún discurso. Yo vine con humor y eso es todo... Para mí el chiste vale
cuando nace desde un personaje... Prefiero lo más cómodo: recordar. Uno
recuerda lo que está hecho. Quietita como suelo estar, recordar me agita
menos... Ay, en la calle me gritan cada cosa. Hay gente que me grita «¡ídola!».
¿Idola yo, tan chiquita como estoy?»".
La clave del humor
Níní
se valía de distintos estereotipos femeninos sociales de la época, la mayoría
inmigrantes gallegos, italianos y judíos polacos, y los caricaturizaba a partir
de la exageración de sus características inherentes. Básicamente hacía una
exageración de sus registros de habla, llevándolos en algunos casos a la
deformación y la hibridación total.
También
recurría a los monológos que ella misma escribía. No obstante se ha dicho que
sus personajes estaban demasiado ligados a la idiosincracia del país de origen,
razón por la cual este cine no era vendible en el exterior, salvo otros países
de América Latina que hubieran tenido algunas de las mismas corrientes inmigratorias.
Los personajes de Niní
Mashall
Entre los más famosos están:
Las que son familia:
"Catita"-
Catalina Pizzafrola Langanuzzo: la típica "chusma de barrio"
hipercrítica, vestía el clásico look de ama de casa como batón y ruleros. Sus
diálogos a veces se transformaban en monólogos.
Doña
Caterina Gambastorta de Langanuzzo: abuela de noventa años de Catita que
conserva su acento italiano de orígen
NINI MARSHALL VISITA A SUSANA GIMENEZ
Las
empleadas domésticas:
Cándida
Loureiro Raballada: mucama gallega un poco exagerada que se enrolaba en causas
justas y morales.
Belarmina
Cueio: mucama provinciana de la
Niña Jovita quien a veces la castigaba físicamente. Torpe y
un poco mentirosa, el cuidado de su loro era todo su tema de dedicación.
Las
oligárquicas:
Mónica
Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón: mujer de elevada posición
económica y aspirante a aristócrata. Habla de un modo artificioso y rebuscado,
asumiendo comportamientos y modismos de la clase alta porteña de aquel entonces
("podéme", "tarúpido", "depre",
"porsu".
Miss
Mc Adam (también Bárbara Mc Adam): inglesa muy fina, una lady que extravagante
y "fashion". Su expresión característica era:
"¡Beautilful!".
Los
personajes masculinos:
Don
Cosme: inmigrante italiano de voz ronca.
Mingo:
hermano de Catita y el revoltoso del barrio.
Las
artistas:
La Bella
Loli: artista de
varieté que se le pasó la edad de oro.
Giovannina
Regadiera: parodia de soprano italiana.
La Loli: cupletista española obesa.
Las
que tienen problemas sentimentales:
La
niña Jovita y su loro Romeo: solterona que vive ilusionada con casarse y con un
caballero que enamore "su corazón ingenuo de dama antigua".
Lupe:
joven mexicana enamorada, es víctima de su marido Margarito, alcohólico y vago
que la presiona para que trabaje.
La
alumna
Gladys
Minerva Pedantoni: la más estudiosa de la clase, les hace regalos a las
maestras. Arrogante y desinhibida, sufre las bromas de sus compañeros.
Las
ancianas:
Fruelain
Frida: alemana dueña de un perro raza Dachshund.
Doña
Pola: comerciante anciana judía que aprovechaba cualquier ocasión para
publicitar su tienda "Los 3 hemisferios".
Una precursora
Sin
duda Niní Marshall fue una precursora capocómica como todavía hoy no se ha
vuelto a ver en el género, más aún considerando que ella era su propia
guionista. Sus orígenes estuvieron en el teatro y en la radio pero su
consagración sería en el cine y luego en la televisión.
©Andrea Fernández Schlam
Licenciada
en Letras (Universidad de Buenos Aires, Argentina). Se desempeña como editora
al frente de iROJO Editores, editorial especializada en textos de salud mental
y literatura. Su actividad se centra en el área de crítica literaria. Ha
escrito para distintos medios argentinos. Cursó también parte de la carrera de
Ciencias de la
Comunicación (UBA) y completó la carrera de Realización
Cinematográfica en la
Escuela Municipal de Avellaneda (Bs. As.). Fue Responsable
del Área de Comunicación Interna del Hospital Italiano de Bs. As. y editora de
su house organ "Entre Nosotros". Actualmente es además editora
científica para distintas publicaciones de laboratorios internacionales by Content
Medicine.
Fuente: Andrea Fernández Schlam
CREADORA DE SUS PROPIOS PERSONAJES, HIZO
REIR A VARIAS GENERACIONES
Clarín, 19 de marzo de 1996
A los 92 años, murió Niní
Marshall, la dama del humor
Fue un talento único que descolló en la radio, el cine, la TV y el teatro. Autora de sus propios libretos, inmortalizó personajes cotidianos como Catita, Cándida o Doña Jovita. En 1943 tuvo que exiliarse en México porque el lenguaje de sus personajes fue considerado "una deformación del idioma". En 1989 la consagraron Ciudadana Ilustre.
Fue un talento único que descolló en la radio, el cine, la TV y el teatro. Autora de sus propios libretos, inmortalizó personajes cotidianos como Catita, Cándida o Doña Jovita. En 1943 tuvo que exiliarse en México porque el lenguaje de sus personajes fue considerado "una deformación del idioma". En 1989 la consagraron Ciudadana Ilustre.
Desde
ayer, la risa de los argentinos tiene un nuevo motivo (y van...) para
congelarse en rictus. Murió Niní Marshall, la gran payasa del siglo. La que
cultivó una comicidad basada en la observación y la sátira de personajes
cotidianos sobre los que no descargó jamás la crueldad o la crítica. Como,
entre otros, la torpe Catita, como Cándida, la mucama gallega; como la tilinga
Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardo Unzué Crostón o como la italiana Doña
Caterina, todos dibujos exagerados de seres queribles en su ridiculez. Nacida
Marina Esther Traveso el 1 de junio de 1903, Niní usó la caricatura más para la
ternura que para la mordacidad.
Hija
menor de los asturianos Pedro Traveso y María Angélica Pérez, desde muy chica
mostró sus dotes para la imitación. En la casa natal del barrio de Caballito lideró
una pandilla de chicos con los que hacía teatro casero, en el sótano de un tío
tapicero. Después estudió danzas españolas y terminó el bachillerato. Se casó
tres veces (Felipe Edelmann, Marcelo Salcedo y Carmelo Santiago) y de su primer
matrimonio nació su única hija y compañera, Angelita. En Mis memorias (Ed.
Moreno, Buenos Aires, 1985) recuerda que, para criarla, tuvo que ganarse la
vida escribiendo para una revista femenina. Luego llegaría su trabajo en
Sintonía (1933-34), una revista radial en la que usó el seudónimo de
"Mitzi" para firmar la sección Alfilerazo.
Después, y con otro seudónimo ("Ivonne D'Arcy"), debutó en Radio Municipal como "cancionista internacional", en varios idiomas que sabía o sospechaba. Pronto llegaría Cándida, inspirada en una empleada doméstica de la casa familiar, y donde adoptó por primera vez el nombre de Niní Marshall. Compartió cartel con Marcos Kaplan, Pepe Iglesias, Tito Lusiardo o Juan Carlos Thorry, entre muchos otros. Precisamente, de tanto observar a las muchachas que iban a la radio a pedirle autógrafos a Thorry, descubrió a Catita, la chica de barrio que se transformaría en un éxito fabuloso. Escribió siempre sus propios libretos, incluso la mayoría de los diálogos de sus personajes en las 37 películas que filmó (Mujeres que trabajan, Divorcio en Montevideo, Casamiento en Buenos Aires, Luna de miel en Río, Hay que educar a Niní o Cándida, entre otras). Su talento para reproducir los rasgos del habla de distintos sectores sociales o de colectividades fue un aporte no solo para la risa sino también para la investigación filológica, y la Universidad de La Plata registró el lenguaje de sus personajes con esos fines. Pero aquellos valores fueron juzgados "una deformación del idioma" que ponía en riesgo la pureza de la lengua "para el pueblo, que no tiene capacidad de discernir", según enunciaron funcionarios del golpe del 4 de junio de 1943. Se refugió entonces en la pintura y se exilió en México.
Regreso
con gloria
En 1955 volvió al país. Fueron los años de gloria y reconocimiento unánime. Sin asomo de resentimiento, en un ambiente naturalmente competitivo, se hizo usual su apoyo a otros colegas, llamando la atención de productores y directores sobre Zully Moreno, Antonio Gasalla, Enrique Pinti o Juan Carlos Altavista. Alcanzó especial repercusión en espectáculos como Coqueluche, con Thelma Biral, en ciclos de televisión y en el café concert, donde con Y se nos fue redepente (1972) resultó una intérprete de lujo para un género que nacía. Este título sería después llevado al disco en un registro hoy invalorable. Su retiro de la actividad, en 1982, fue solo fugazmente interrumpido en 1988, cuando reapareció en el ciclo de Gasalla. Ya más acá, empezarían a sucederse los homenajes. En 1989 recibía el diploma de Ciudadana Ilustre otorgado por la Municipalidad de Buenos Aires, en una tácita compensación por la censura con que cuatro décadas atrás había sido agraviada por otro gobierno del Partido Justicialista. En 1992, sus pares de la Asociación Argentina de Actores premiaron su "trayectoria honorable" con el Premio Podestá. En el 92, a iniciativa del productor Lino Patalano, la actriz argentina Marilú Marini y el también argentino director Alfredo Rodríguez Arias eligieron sus textos para montar en París Mortadela, que se estrenó aquí al año siguiente. Esa suerte de revival alentó al mismo equipo a montar en 1995 el espectáculo Niní, igualmente presentado en París y en Buenos Aires. Esta forma de regreso permitió a las nuevas generaciones el redescubrimiento de una artista genial, pudorosamente escondida tras la frágil delicadeza de su estatura mínima y su timidez. Dos señales con las que ya no va a ocultar la verdadera medida de su arte. Un arte que, a pesar de la tristeza de hoy, tiene, lo sabemos, el tamaño de la risa. O el de la felicidad. ¿No te parece bastante, Niní?
Producción y textos:
©Olga Cosentino, Ricardo García Oliveri,
Fernanda Iglesias, Néstor Tirri
y Silvina Lamazares
©Olga Cosentino, Ricardo García Oliveri,
Fernanda Iglesias, Néstor Tirri
y Silvina Lamazares
Martes
19 de marzo de 1996