la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Joan Baez y Bob Dylan por Marianne Faithfull: “Bob Dylan no compartía el escenario con nadie, ni, por supuesto, con su antigua amante y principal proselitista, Joan Baez, la Lady Madonna del folk " / "Faithfull, An Autobiography”, 1994






“Pero en 1965 Bob no compartía el escenario con nadie (…) ni, por supuesto, con su antigua amante y principal proselitista,  Joan Baez,  la Lady Madonna del folk.  (…) 
Normalmente se mostraba cortés con ella (...) 
Su manzana de la discordia era la negativa de Dylan a que Joan subiera al escenario para cantar con él. 
Todo eso le resultaba muy duro.  
Pero, por más preocupada que estuviera, su aspecto era absolutamente hermoso,  con su radiante bronceado y sus penetrantes ojos. 
Comparada con la pálida tez sepulcral del resto del séquito de Dylan,  Baez irradiaba salud (...).





Cantar era su manera de abordar esa delicada situación. Una especie de lamento fúnebre. (…) En un momento dado, Báez, a quien yo adoraba, agarró una guitarra y empezó a cantar "As Tears Go By". 
Nunca había sonado mejor, ni siquiera por fulana de tal.  Me dejó sin aliento. ¡Tan distinta a mi versión!. (...). 
Cuando se canta así, cae su significado; en vez de ser un pensamiento subjetivo, las palabras se convierten en hermosos artefactos".


1994






Mimi Fariña, Joan madre, Joan y Dylan

BOB DYLAN SOBRE JOAN BAEZ: CRONICAS VOL. 1



"Yo no podía dejar de mirarla. Ni siquiera me atrevía a parpadearElla tenía un aspecto espectacular, con su lustrosa cabellera negra que caía hasta la curva de unas caderas estrechas, y sus pestañas lánguidas, ligeramente curvadas hacia arriba" 



"En cuanto a la reina, ésa era Joan Baez. Joan nació el mismo año que yo, y nuestros caminos acabarían cruzándose, pero habría sido ridículo pensar en ello por entonces. El sello Vanguard había sacado un disco suyo llamado Joan Baez, y la había visto en la tele. Había aparecido en un programa de música folk que emitía la CBS desde Nueva York para todo el país. Por allí también pasaron Cisco Houston, Josh White y Lightnin' Hopkins. Joan interpretó algunas baladas por su cuenta y luego se sentó con Lightnin' y cantaron algo a dúo. Yo no podía dejar de mirarla. Ni siquiera me atrevía a parpadearElla tenía un aspecto espectacular, con su lustrosa cabellera negra que caía hasta la curva de unas caderas estrechas, y sus pestañas lánguidas, ligeramente curvadas hacia arriba. Era lo más alejado posible de una muñequita de trapo. Me quedé embobado frente a la pantalla. Además, estaba su voz. Una voz que ahuyentaba los malos espíritus. Parecía de otro planeta.



Sus discos se vendían muy bien, y era comprensible. Hasta ese momento, las cantantes folk más emblemáticas eran Peggy Seeger, Jean Ritchie y Barbara Dane, intérpretes que no acababan de encajar en el mundo actual. Joan no se les parecía en nada. Faltaban algunos años para que Judy Collins o Joni Mitchell aparecieran en escena. Me gustaban las viejas cantantes como Aunt Molly Jackson y Jeanie Robinson, pero no poseían aquella cualidad incisiva de Joan. También había escuchado a algunas de las antiguas cantantes de blues como Memphis Minnie y Ma Rainey y, en cierto modo, Joan se asemejaba más a ellas. No adolecían de aquel aire aniñado, y Joan tampoco. Tan escocesa como mexicana, ella se me figuraba un icono religioso, alguien por quien te ofrecerías en sacrificio, y cantaba con una voz dirigida directamente a Dios...  Además,   era   una   instrumentista  consumada.

El disco de Vanguard no era ninguna chorrada. Casi asustaba: un repertorio impecable de marcado corte tradicional. Parecía muy madura, seductora, intensa, mágica. Todo lo que hacía funcionabaEl hecho de que tuviera la misma edad que yo casi me hacía sentir inútil. Por ilógico que parezca, algo me dijo que era mi alma gemela, que era la cantante con la que mi voz podía armonizar perfectamente. Sin embargo, en esa época mediaba un abismo entre nosotros. Yo seguía atascado en el patio de atrás. Pero tenía la extraña corazonada de que tarde o temprano nos conoceríamos. No sabía mucho de ella. No sospechaba que siempre había sido un ave solitaria, un poco como yo, aunque había dado muchas vueltas y vivido en todas partes, desde Bagdad hasta San José. Tenía mucho más mundo que yo. Aun así, pensar que  era  quizá   más   como   yo   que   yo  mismo  habría parecido algo excesivo.

Nada en sus discos inducía a pensar que estuviese interesada en cambios sociales o cosas así. La consideraba muy afortunada por haber elegido el estilo justo de música folk hacía tiempo y haberse empapado de él; se había convertido en una intérprete experta, por encima de toda crítica o intento de catalogación. No había nadie más como ella en su promoción. Era remota e inalcanzable, como Cleopatra en un palacio italiano. Cuando cantaba, te quedabas boquiabierto. Al igual que John Jacob Niles,  era extremamente rara. Pensaba que me sentiría intimidado ante su presencia, como si fuese a clavarme los colmillos en el cuello. No quería conocerla, pero sabía que estaba escrito. Iba en la misma dirección que ella, aunque muy por detrás, todavía. Yo estaba convencido de que el fuego que ardía en su interior era igual que el mío. Para empezar, yo podía interpretar las mismas canciones que ella: Mary HamiltonSilver DaggerJohn RileyHenry Martín. Podía tocarlas de forma que todas las piezas encajaran, como ella, pero de manera distinta. No todo el mundo puede cantar esas canciones de modo convincente. El cantante tiene que conseguir que el público se crea lo que está oyendo, y Joan sabía hacerlo. Creía que la madre de Joan mataría a alguien a quien amaba. Lo creía. Estaba convencido de que se había criado en el seno de una familia de ese tipo. Tienes que creer. La música folk, ante todo, debe convertir a sus oyentes en seres crédulos. También me creía a Dave Guard de The Kingston Trio. Me creía que mataría o había matado ya a la pobre Laura Foster. También creía que mataría alguien más. No pensaba que estuviera fanfarroneando.

(…)
Poco después, recorría en un coche  las llanuras nevadas de Wisconsin, con las sombras de Báez y Elliott a mis espaldas, pero cerca. En realidad, el mundo al que me dirigía, aunque iba a experimentar muchos cambios, era el de Jack Elliott y Joan Baez (…)"


Crónicas, Volumen 1, 2004
Fuente:  Scribd:

Bob Dylan, CRÓNICAS VOL.1 /TRADUCCIÓN MIQUEL IZQUIERDO / ESCANEADO POR GUIT@ MARZO 2005
GLOBALrhythm / COPYRIGHT @ 2005 GLOBAL RHYTHM PRESS S.L. / TÍTULO ORIGINAL CHRONICLES Vol. 1 / Publicado por: GLOBAL RHYTHM PRESS S.L.



BOB DYLAN SOBRE JOAN BAEZ: “Ella era una hechicera”


Baez casi con certeza fue musa de Dylan, y los dos compartieron el tipo de romance sobre el que los tabloides como el Daily Mail  aún escriben. "Me siento muy mal por ello", dijo Dylan una vez, según el Toronto Star. "Lamento ver la forma en que nuestra relación terminó". Parece que parte de su atracción por ella era su voz. Como explicó en la entrevista:

“Ella era otra cosa, casi demasiado. Su voz era como la de una sirena de una isla griega. Su mero sonido nos podía hechizar. Era una hechicera. Uno se tenía que hacer atar al mástil como Ulises y taparse los oídos para no escucharla. Ella podía hacer que uno se olvidara de sí mismo".

March 23, 2017









Bob Dylan sobre Joan Baez: "Yo aprendí muchas cosas de ella"


"Ah, y sería negligente si no mencionara a Joan Baez.
Ella era la reina de la música folk entonces y ahora.  Ella agarró las canciones mías que le gustaban  y me llevó con ella a dar conciertos, donde  ella tenía una multitud de miles de personas cautivadas con su belleza y voz. La gente le decía: "¿Qué estás haciendo con ese andrajoso con aspecto de niño abandonado?"  Y ella le respondía  a todo el mundo en términos muy claros, "Ahora es mejor que se queden tranquilos y escuchen las canciones". Nosotros incluso tocamos algunas canciones juntos.

Joan Baez es una mente fuerte. Leal, de espíritu libre y ferozmente independiente. Nadie puede decirle lo que tiene que hacer si ella no quiere hacerlo. Yo aprendí muchas cosas de ella. Ella es una mujer de una honestidad devastadora. Y por su clase de amor y devoción, yo nunca podré pagarle ni devolverle lo que me dio".

7 de febrero de 2015
Grammy













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At the Viking Hotel before performing at the Newport Folk Festival on July 26, 1964 in Newport, Rhode Island, with Bob Dylan. (Photo by David Gahr/Getty Images)



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Joan Baez, Peter, Paul and Mary y Bob Dylan, Newport 1964




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Joan Baez & Bob Dylan, London 1965


Dylan sentado en las piernas de Joan


















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Joan Baez como Dylan






















 

 



 






















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